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Capitulo 6: Explicaciones.
El hechicero se apartó del sacerdote en cuanto vio al Faraón. El rostro de éste mostrando nada más que seriedad, pero el mago sabía que estaba molesto. Con él. Vio a Seth recoger sus prendas esparcidas en la habitación y escabullirse hasta la salida.
"Me retiro, su Alteza." Dijo el sacerdote, haciendo reverencia. Al levantarse, su mirada y la del mago se cruzaron; tuvo que hacer uso de su autocontrol para contener una sonrisa de victoria.
El Faraón mantuvo su posición, examinando al Mago Oscuro, quien tampoco se atrevió a moverse o hablar. Sabía muy bien que lanzarse a dar explicaciones sólo empeoraría las cosas, así que volvió a su actitud serena y esperó.
El soberano se extrañó por la actitud del hechicero. Ser sumiso no era cualidad propia de él. Toda la maldita situación resultaba extraña, y no le agradó en lo mínimo.
"¿Y bien?" preguntó, cruzando los brazos, usando un tono de voz neutro. "Esperaba verte en el antiguo observatorio, cómo acordamos."
La mente del Mago Oscuro apreció las posibles explicaciones. ¿Debía decirle sobre su discusión con la sacerdotisa? No tendría caso, Isis negaría cada palabra. Demonios. Ese era sin duda de los peores días de su vida. Derrotado, habló.
"La junta con la Guardia Real no fue buena." La mirada escrutadora del Faraón le hizo querer girar la cabeza a otro punto, pero eso indicaría debilidad, algo que no permitiría. Se obligó a mantener los ojos en los del Faraón. "No pido a los miembros de la junta abnegada obediencia, sino un poco de respeto, en lo que sin embargo no parecen ser muy buenos." Al no recibir respuesta del otro hombre, prosiguió a explicarse. "Ciertas personas dicen que te manipulo a tomar ciertas decisiones."
"¿Qué?" El rostro del Faraón pasó por distintos estados en segundos. Molestia, incredulidad, indignación. "¿Quién?"
El hechicero oscuro no podía nombrar a Isis y Seth. Ambos jurarían ante el Faraón que él mentía, y seguro llenarían su cabeza con ideas en contra del mago. Tampoco podía dar nombres al azar. Eso es deshonesto, y sería una mentira contra gentes indiferentes al conflicto.
"Ya he aclarado el asunto con esas personas, no te preocupes." Respondió el Mago Oscuro, tranquilo. "No me pareció conveniente ir a nuestra cita. Por lo menos no hoy…"
"¿Y qué hacía Seth aquí?"
"Discutimos." Respondió el mago. Molestia filtrándose en su voz.
Al Faraón le sorprendió esto. ¿Discutiendo? Repasó mentalmente la escena que interrumpió con su entrada. En efecto, ambos parecían bastante… enfurecidos. A primera vista le molestó ver a su mago en posición tan íntima con otra persona, en especial siendo Seth, a quién incluso él aceptaba apuesto. El Mago Oscuro lo miraba con tanta intensidad, con tanto arrebato, que no pudo evitar sentir celos. Jamás los había experimentado antes, y era espantoso.
"¿Qué ocurrió?" preguntó, dejando de lado la postura neutral que mantenía.
"…Asuntos personales." No quería mentir más al Faraón. Si era posible mantener las cosas ocultas, mejor. "No me preguntes más al respecto, por favor."
El joven soberano inspeccionó los ojos azules de su querido hechicero. Lo conocía demasiado bien para saber que no estaba mintiendo, aunque quizá tampoco decía toda la verdad. ¿Qué clase de problemas existían entre él y Seth para pelear tan acalorados? Quería saberlo… empero, el mago le pidió que no insistiera. Se lo pidió por favor. Si el rebelde Mago Negro pronunció palabras tan suplicantes era imposible ignorar su petición. Se tragaría las dudas y confiaría en él. Asintió con la cabeza. Sin embargo, tampoco iba a lanzarse a brazos del hechicero cómo si nada. Necesitaba pensar. En silencio, se marchó.
Yami decidió mantenerse junto al Faraón, así que recorrió de nuevo el camino a los aposentos reales. Durante el trayecto vio distintas expresiones en el rostro del soberano, sobre todo incertidumbre y preocupación. El paso acelerado que llevó hasta alcanzar su cuarto, junto la frialdad con que ignoró la gente alrededor, demostraba el deseo del Faraón por estar sólo. Cerró la puerta y fue directo a la ventana por la cual observaba su reino a diario.
"Justo cuando creí que esto no podía ir peor…" dijo el joven soberano, suspirando. La luz nocturna, pálida y plateada de la luna, iluminó con languidez la piel bronceada del Faraón. "Se rumora que me manipulan… lo cual implica que piensan que soy lo suficiente débil para ser influenciado. No puedo permitir que ese tipo de habladurías se esparzan. Si mi postura decae, mi autoridad también." Apoyó ambas manos en el borde de la ventana, con la mirada baja. "¿Por qué no pude nacer hijo de un simple guardia real? Así todo sería mucho más fácil… Pero de nada sirve lamentarme. Lo que debo hacer es encontrar la manera para demostrar a todos que puedo manejar mi pueblo." La brisa fresca del desierto acarició sus cabellos con suavidad, cómo si intentara consolarle. "Y también está lo que vi hace un momento. ¿Qué discutías con Seth y por qué¿Y en verdad discutían?" fue hacia la cama, aquella que compartió con el hechicero. "No quiero dudar de ti… menos en estos momentos…" hundió la cabeza entre los muchos cojines que había en la cama.
Yami fue arrastrado por la ya bien conocida sensación acuosa hacia otra escena que tomaba lugar en el palacio. Lo primero que vino a su mente fue que sería llevado de regreso a la habitación del Mago Oscuro, a presenciar las resoluciones de éste sobre la conversación con el Faraón. Sin embargo, el lugar donde le colocaron no era los aposentos de la poderosa carta. El cuarto era pequeño, a comparación con otros que vio en el palacio. ¿Estaba dentro del palacio? Algo le decía que sí. Lo único que amueblaba el cuarto era una mesa con dos sillas. Sobre la mesa había papeles en desorden y una vela consumida hasta la mitad. Esa era la única iluminación ahí. Pasaron los minutos sin ocurrir nada, y Yami comenzaba a impacientarse. ¿Iba a pasar algo en realidad¿O era otro problema técnico de la persona que controlaba aquello? Cruzado de brazos, esperó, con la vista fija en la vela agonizante. Al fin, tras el ruido de una cerradura, la puerta se abrió dando paso a dos figuras familiares: Akunadin y Seth. No lucían muy alegres.
"¿Y bien?" siseó Akunadin, molesto. "¿Qué ocurre ahora¿Qué otra mala noticia me tienes hoy?"
Yami encontró esa actitud bastante fuera de personaje en Akunadin. Por lo que tuvo oportunidad de ver el hombre era tranquilo y cabal. Quizá sólo estaba de mal humor debido a los problemas en el reino. El semblante frío del Sumo Sacerdote no se vio afectado por las palabras de Akunadin, y tomó asiento en una de las silla, tras mirarla cómo la cosa más indigna del universo. A Yami la semejanza con Seto Kaiba le resultaba sorprendente.
"Cómo sospeché, el brujo ha estado aconsejando al príncipe." Dijo Seth, sin emoción visible. "Por culpa suya se suspendió la expedición armada."
"¡Maldita sea!" dijo Akunadin, golpeando la mesa con el puño. La vela se balanceó en su lugar. "¡Sabía que la relación con ese mago no traería nada bueno!" giró hacia Seth. "¿Ahora qué haremos?"
"¿En verdad piensan que el Mago Oscuro manipula al Faraón?" murmuró Yami, sorprendido. También posó la vista sobre el Sumo Sacerdote, esperando la resolución de éste.
"Necesitamos hacer algo sobre ese brujo ¿no?" dijo Seth, con frialdad.
"Desaparecerlo." Murmuró Akunadin, mientras una sonrisa perversa se formaba en su cara.
La sangre del cuerpo de Yami se congeló y su corazón pareció detenerse. ¿Cómo demonios podían ser tan drásticos¡Y sin estar seguros de las acusaciones contra el hechicero!
"No seas estúpido." Respondió el sacerdote, irritado. "Conoces lo necesario el poder del brujo para saber que no podemos dañarle físicamente. Y es lo bastante listo para cuidarse de ahora en delante." El otro hombre pareció decepcionado por la negativa del sacerdote.
"Sigo sin entender por qué no matar al Faraón y acabar con esto." Dijo Akunadin, cruzando los brazos. "Sería menos complicado."
"¿Matarme?" exclamó Yami, horrorizado. "¿Por qué diablos querrían matarme?"
"En verdad eres un estúpido." Replicó Seth. "No podemos matar al Faraón. Incluso si el idiota tropieza en la bañera y se mata yo sería el principal sospechoso. Debido al alto puesto que desempeño todo apuntaría hacia mí. ¿Crees que me tomo estas molestias por diversión?"
El asunto no se trataba del Mago Oscuro, sino de él, del Faraón. Dos de sus hombres de confianza conspiraban a sus espaldas. ¡Por los Dioses, incluso discutían su muerte!
"Entonces, de nuevo¿qué haremos?" preguntó Akunadin, amedrentado por el joven sacerdote.
"Quitar al brujo de la gracia del Faraón." Dijo Seth, sonriendo. "Y sé muy bien cómo hacer eso. Con los incentivos necesarios, perderá la confianza en él."
La puerta se abrió por segunda ocasión. La sacerdotisa Isis hacía aparición.
"¿Dónde estabas?" exigió saber el mayor de los hombres. "Mandé buscarte y no te encontraron en el palacio."
"¿Dónde crees que estaba?" respondió la mujer, fastidiada. "Hablando con la gente del pueblo. Esos malditos comunicados fueron bastante difíciles de difamar. ¿No se supone que mandarían un grupo armado en lugar de mensajeros de paz?"
Isis también contaba dentro de la conspiración en su contra. Los levantamientos del pueblo eran obra suya. No era sorpresa que la sacerdotisa no pudiera darles el nombre o información de los alborotadores.
"Cortesía de tu hechicero Real predilecto." Dijo Akunadin, con sarcasmo.
"¡Ese idiota…!" murmuró la mujer. "¿Qué rayos ve el Faraón en él?"
"Bueno, quizá Seth lo averigüe y te diga."
"¿De qué está hablando?" preguntó Isis, dirigiéndose al apuesto sacerdote. "¿Seth?"
El Alto Sacerdote no respondió. Nunca lo hacía. Isis era una simple sacerdotisa con rango inferior al suyo a quien no merecía la pena hablar. No confiaba en ella. Demasiado oportunista, demasiado dispuesta a cambiar de bando a conveniencia. Akunadin fue quien respondió la pregunta.
"Seth planea separar a esos dos. Acentuado en el hechicero. Así que si se presenta la oportunidad, debes crear dudas en el Faraón al respecto." La mujer asintió.
"Ya veremos si el brujo cae ante tus encantos, Seth…" Isis intentó tocar la piel al descubierto en hombros del Alto Sacerdote.
Con un movimiento rápido, Seth se apartó, evitando el degradante contacto con la mujer. Sin decir más, se marchó. Era una perdida de tiempo seguir hablando con esos dos inútiles.
"¿Cómo están las cosas en el reino?" preguntó Akunadin.
"Bien. Logré convencer a la gente de que el Faraón planea iniciar una guerra de conquista." Soltó una carcajada. "¡Y los muy crédulos se tragaron hasta la última palabra!" Akunadin se unió a la burla.
Yami tuvo el impulso de golpearlos. Quiso ser visible, sólido, y hacerlos callar. Se reían de él, de su autoridad, de su confianza. Todo comenzó a sacudirse de pronto, cómo si ocurriera un terremoto producido por su furia. Se vio arrastrado a la realidad, y no tuvo más remedio que ceder el control del cuerpo a Yugi. Los ojos de éste se abrieron, topando con la cara de Wheeler a centímetros de la suya.
"¡Joey!" gritó, apartándose asustado.
"¡Al fin despiertas!" dijo el rubio, sonriendo. "¡Mira!" le acercó el periódico tanto a la cara de Yugi que parecía iba a asfixiarlo con él.
"¿Qué¿Qué pasa?" preguntó Yugi, tomando el papel.
"¡Te vas de viaje, amigo!" dijo Wheeler, señalando un artículo del periódico. "El primer lugar del sorteo de Duelo de Monstruos no se presentó. Por lo tanto… ¡pasa a manos del segundo lugar¡Ese eres tu!"
"¿Qué?" arrebató el papel de manos de Joey, sin rastro de somnolencia. "¡No puedo creerlo!"
"Pero tienes hasta hoy al mediodía para presentarte, o el premio pasará al tercer lugar." Vio su reloj. "Son las 7:30 a.m., así que te queda suficiente tiempo de ir a buscar el comprobante a tu casa."
"¡Sí, eso haré!" estaba a punto de irse, cuando Joey lo detuvo.
"Entonces supongo que, si te vas ya, no necesitarás tu tarea de Biología ¿no es así?"
Con prisa, entregó la libreta al rubio. Tras esto, salió corriendo de la escuela, con dirección a su casa.
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NOTAS:
Ok, un capitulo corto… y no muy bueno. Espero, sin embargo, que no se enfaden conmigo por eso.
Se agradece, como siempre, el apoyo que me dan! Se esperan reviews! Se suplica por ellos!
Haré lo posible por actualizar pronto ¿si? Andaba hace tiempo un poco ocupada… (odiosas 4tas de Matemáticas…) pero ya estoy más o menos libre.
Nos vemos!
