Cap. 1: El conjuro

Las gotas de sudor bajaban por la frente de su amiga. Murmuraba palabras incomprensibles. La joven la miraba con tristeza y preocupación preguntándose que había provocado dejarla en ese estado y hasta cuando duraría. Lo recordaba muy bien. Había sido hacia dos semanas. Una tarde lluviosa. Tenían un partido de quidditch contra Hufflepuff. Recordaba la fiereza de la tormenta eléctrica. También el viento, el frío y las inmensas gotas que se aventuraban deslizándose en sus caras. Luego, a la mitad del partido, todo paso muy rápido. Un rayo surcó el cielo, cegando a todos los espectadores. Segundos mas tarde, otro y otro y otro rayo bajaba a la tierra queriendo partirla en dos. El alumnado comenzaba a inquietarse, salir de ahí y hasta gritar. Pero el partido no se detenía. Los jugadores hacían sus esfuerzos combatiendo el temporal, tan solo para ganar el juego. La gryffindor gritaba para que lo paren. Nadie le hacia caso. Seguían jugando a pesar del peligro que los rodeaba. Repentinamente uno de los rayos cayó muy cerca del campo como una advertencia. La castaña se estaba poniendo muy nerviosa. Una nueva descarga fue la gota que derramó el vaso. Una mancha color escarlata caía a sorprendente velocidad. Se le escapó un grito de terror. Bajó las escaleras y llegó hasta el bulto que también lo rodeaba un cierto número de gente. Veía como los jugadores bajaban de sus escobas para observar. La gryffindor se horrorizó al ver quien era. Escuchó una voz masculina gritar su nombre con dolor en su tono. Rápidamente se arrodilló al lado del chico y lo abrazó para brindarle apoyo. Desde ese día hasta entonces, Ginny Weasley permanecía en la enfermería. Nadie sabía como se había salvado de semejante choque. La enfermera Pomfrey decía que era un milagro que haya sobrevivido. Este acontecimiento la había dejado delirante de fiebre durante las siguientes semanas. Ni si quiera había abierto los ojos. Todo el mundo venía a verla. Queda claro que ningún slytherin. En ese momento escuchó unas voces en el pasillo. Se abrieron las puertas y divisó a un pelirrojo.

Hola, Herms- saludó ausente, acercándose a la camilla donde reposaba su hermana.

Ron, estoy segura de que se recuperara pronto.- le murmuro posándole una mano en la espalda.

Maldición, Hermione- dijo alterado pero sin levantar la voz, dándose la vuelta para mirar a su amiga levemente sorprendida- Tiene más de 40 grados de fiebre y me dices que se va a recuperar. Normalmente la gente esta muerta en ese estado. No hay esperanzas.

Escúchame- dijo suave pero firmemente- si pudo llegar a este punto, podrá recuperarse. Para eso nos necesita. Y tu, Ron, no la estás ayudando.- la chica lo miraba seria. Ronald se sentó en una silla a su lado y puso su cara entre sus manos, apoyando los codos en las rodillas. Su amiga lo acariciaba de forma cariñosa, brindándole apoyo. Minutos después la enfermera se acerco para avisarles que debían retirarse.

Llegaron al comedor para reunirse con Harry quien los esperaba para cenar.

¿Alguna noticia?- preguntó el morocho.

Sigue igual- respondió el pelirrojo dolido- ¿qué hay de la orden?

Hubo un ataque en un poblado muggle pero solo fue distracción, ya que no hubo ningún muerto.

¿Que tramara esta vez?- cuestionó Hermione, sirviéndose carne asada.

No se, pero pienso que no es nada bueno. Dicen que dejó un rastro, pero aún no nos dieron la información, la están analizando.

¿Que vas a hacer, Ron?- pronunció la castaña observando como su amigo se levantaba de la mesa.

Voy a ver a Ginny, me queda poco tiempo.- diciendo esto salió del comedor.

Todos habían acabado de comer y los dos gryffindors se dirigían a la enfermería a buscar a su amigo. Al entrar oyeron unas voces. Rápidamente caminaron hacia donde se sentaba el joven, con la esperanza de ver a la chica despierta, pero no era así. Ella estaba como siempre, murmurando cosas, mas esta vez se podía entender como formaba frases en un idioma que ellos desconocían.

Griego- susurro la más inteligente.

¿Sabes traducir?- pregunto su acompañante.

Me temo que no, pero puedo buscar algo. Los signos los se, son parte de la base de las runas, un tema realmente... - paró de hablar repentinamente, mirando a la enferma. Esta empezaba a temblar y levantar un poco más la voz, tensando su cuerpo. Se volvía cada vez más pálida de lo que estaba, lo que hacía que su hermano se desesperara y tratara de tranquilizarla. Las venas se le marcaban a lo largo del cuerpo. Ella seguía murmurando las palabras, pero ya no eran un murmullo, las pronunciaba cada vez mas alto. Abrió los ojos, pero estos, antes marrones, estaban casi blancos. Harry corrió a avisarle a Pomfrey quien tuvo un tremendo susto viendo el estado de la alumna. Les indicó que salieran de la habitación, aunque tuvo que lidiar un poco mas con cierto pelirrojo que gritaba el nombre de su familiar. Todos se dirigieron a su sala común, tratando de tranquilizarse. Al llegar intercambiaron un par de palabras y se fueron a sus respectivos dormitorios.

El sol asomaba por las ventanas llenando de luz la torre de Gryffindor. Los alumnos se preparaban para la primer clase del día. Cuidado de Criaturas Mágicas. Luego de desayunar se dirigieron a los terrenos junto con los slytherin.

¡Hey, Weasley! ¿Cómo anda tu hermana?- dijo un rubio, arrastrando las palabras.

Piérdete, Malfoy.- contestó de mala gana.

No hay que ser mal educado con la gente que se preocupa por tu pobre familia.- replicó burlándose.

¿Puedes dejarme en paz? No estoy para tus chiquilinadas, hurón.

¿Y tú, cara rajada? ¿No lloras por la enferma de tu novia?- Harry se acerco peligrosamente y le susurro:

Primero, no vuelvas a dirigirte hacia ella de esa manera, segundo, no soy su novio y tercero, si no quieres terminar lastimado aléjate de mis amigos.- diciendo esto el trío se fue a saludar a su profesor. La clase pasó volando mientras Hagrid hablaba sobre los gorros rojos. La mañana se fue, dando paso al mediodía. Después de almorzar, Harry y Ron se fueron a la enfermería mientras Hermione investigaba en la biblioteca. Nuevamente, Ginebra murmuraba palabras en griego por lo bajo. El pelirrojo cambió su gesto serio a uno de preocupación. La joven estaba igual de blanca que la otra vez. También se le marcaban las venas. En un instante dejo de hablar en sueños, giro su cabeza y apenas abrió los ojos como para poder ver por una rendija.

Ron... - susurró débilmente a su hermano distraído que enseguida miró a su hermana entre sorprendido y alegre.

¡Ginny! ¡Oh, Ginny! ¿Te sientes mejor?- la muchacha esbozó una débil sonrisa y lo miro con cariño.

Te quiero, Ronnie.- acercó su mano para acariciar la del Weasley, quien la tomó con amor, mientras se le escapaba un gemido de tristeza.

Dime que te sientes mejor, dime que ya no estas en un estado tan crítico como antes, quiero escucharlo de tus labios.- a toda respuesta la gryffindor mantuvo su sonrisa. Luego frunció el ceño y se quedo mirando a Harry. Este la miro alegre. Pero ella seguía frunciendo el ceño. Sus ojos se le cerraban poco a poco perdidos en la mirada verde de su amigo. Los cerró de repente volviendo a murmurar en griego. En eso llegó Hermione con un par de libros un anotador y una pluma.

Hola, chicos, veo que sigue igual.- dijo, pero vio a Ron que miraba extrañado a la pelirroja aun así percibió alegría en sus ojos.

Se despertó por unos minutos y se volvió a dormir.- contestó el morocho a una respuesta no formulada.

De acuerdo, total la necesito como esta, durmiendo.- la castaña hizo aparecer una mesa y una silla. Se sentó y apoyó los libros sobre la mesa. Se puso a anotar y escuchar. Se tardó bastante tiempo en traducirlo, a lo que se ganó expresiones de impaciencia de sus amigos. Al terminar, y revisarlo se santiguó con lo que leyó. Los miró con cara asustada, y muy pálida, alcanzándoles el anotador. Al tomarlo, lo primero que vieron era una serie de signos que no identificaban pero al bajar la mirada, abrieron los ojos como platos. Lo que decía en una letra prolija era lo siguiente:

"Que el calor del Infierno penetre mis venas. Que tu alma penetre mis huesos. La sangre de los inocentes será derramada. Soy tu enviada. Señor oscuro, dame tu poder."

Miraron temerosos a Ginny, esta abrió los ojos, casi blancos ahora, y seguía murmurando las palabras.

E-e-es un conjuro.- tartamudeó Granger. Ronald la miró atemorizado y preocupado.

De que trata.- dijo en un gemido desesperante, temiendo por su hermana. La gryffindor vaciló un momento y empezó a leer desesperadamente uno de los libros que tenia sobre la mesa. Después de un momento señaló un párrafo y comenzó a leer en voz alta.

Este conjuro brinda los poderes del infierno al que lo conjure...-Hermione terminó de leer dirigiendo sus ojos hacia sus amigos que la miraban con atención.

¿No dice como se revierte?- preguntó el pelirrojo impaciente.

Por lo menos en este libro, no.- respondió su amiga. En ese momento las campanas sonaron, haciendo que se sobresalten. -Vamos a clase.- murmuró tomando los libros.