Cap. 3: Una actitud extraña.
¡Al fin te dan de alta!- exclamó un feliz Ronald Weasley al ver a su hermana caminando a través de los terrenos para encontrarse frente a él. Arqueó una ceja y lo miró con una expresión que les hizo recordar mucho a cierto rubio.
Lástima que la primera persona que vea seas tú... - luego del pequeño comentario fuera de lugar, Ron frunció el ceño junto con sus otros dos amigos extrañados por la reacción de la pelirroja. -¡Era un chiste! No me pongan esa cara, no quiero pelear ahora.- todos estaban extrañados. Luego de una intercambio de miradas hicieron de cuenta que nada pasaba y siguieron con su pequeña conversación.
Y...¿Cómo te sientes?
Mejor... sí, mejor, mejor... – dijo con cara de no estar totalmente convencida.
Woooow, si es la pobretona... – ya había llegado "el alma de la fiesta" con sus dos gorilas detrás.
Y tenías que venir y arruinarlo.- musitó Harry con cara de pocos amigos.
¡Draco! ¡Al fin nos vemos!- saltó Ginny con una sonrisa sarcástica. Hermione la miró arrugando su frente, expresión que adoptaba cada vez que estudiaba.
La pelirroja está de buen humor. Ahora sí me da gusto hablarte, Weasley.
No te metas con mi hermana, hurón, está bromeando contigo.- dijo Ron dirigiéndole una mirada de odio.
¿Quién dijo que estaba bromeando, Ronniekins? Me da gusto ver al caballero.- rió entre dientes devolviendo su vista a Malfoy.- ¿Cómo está mi sly favorito?
¡¿Perdón! ¡Ginny! ¿Qué te está pasando? Estás muy rara.- intervino Granger. La pelirroja por un segundo la miró como si quisiera matarla de un momento a otro, pero enseguida cambió a una mirada dulce e inocente.
Discúlpame, yo también me siento un poco extraña hoy.- Ginevra se dio la vuelta y caminó hacia el castillo. Anduvo por los pasillos hasta llegar a la sala común con el fin de tomar su mochila e ir a clases. Pero, luego de entrar en su habitación, un profundo sueño la invadió. Cayó sobre la cama y se durmió inmediatamente.
Abrió sus ojos. ¿Qué hora era? ¡Se había quedado dormida! ¡Las clases! Tomó su mochila rápidamente y bajó al comedor. Cuál fue su sorpresa al encontrar a todo el mundo cenando. De pronto se quedó parada en el medio de la sala. Todo el mundo estaba murmurando mientras la observaba. Harry y sus amigos la llamaban a gritos, pero ella no los escuchaba. De un momento a otro volteó su cara hacia ellos. Su mirada era fría y su cara pálida. Se dirigió a ellos muy lentamente con la mirada perdida en el vacío. Se sentó al lado de su hermano. Ron le pasaba la mano por la mirada hasta que pensó en la mejor opción.
¡Ginny!- le gritó en el oído mientras le tiraba de un mechón. Tuvo el resultado que todos querían.
¡¿Pero qué te pasa!- exclamó la pelirroja sorprendida y ofendida.
A ti qué te pasa. Estás distante. ¿Has ido a clases?- le dijo el gryffindor. La Weasley frunció el ceño y la nariz. Lo miró con odio, pero nadie supo por que, porque en seguida cambió su expresión a una dulce cara de ángel.
Creo que me quedé dormida, no te preocupes hermanito.- la joven se internó en el mundo de los gustos cuando comenzó a comer. El trío de oro se miró seriamente, pensando en Ginevra. Estaba muy rara desde que se había despertado de su largo sueño... o tal vez desde antes. Recordaron los murmullos. Recordaron lo que ella decía en sueños. Pero luego sin dar más importancia al asunto comenzaron a cenar.
Estoy muy cansada.- comentó Hermione bostezando.- Es mejor que nos vayamos a dormir.
Yo no estoy cansada... – dijo Ginny.
Claro que no lo estás, esa siesta fue demasiado para un ser humano.- luego de decir esto se rió de su propio chiste malo.
¿Qué quieres decir con eso?- preguntó una confundida Weasley.
A que eres un pequeño demonio rojo.- pronunció con media sonrisa para luego darle un golpecito amistoso en la cabeza. Ella lo miró con odio pero siguió su camino. Al llegar a su habitación se tiró sobre la cama y se tapó hasta el cuello. Sus pensamientos se estaban mezclando. No se sentía como siempre. Había veces que no recordaba lo que había pasado en el día. ¿Qué le estaba pasando? Pasaron horas y no lograba dormirse...
La mañana empezó con un revuelo. Los cuatro amigos bajaron apurados. Los habían citado a todos los alumnos inmediatamente al comedor. Se sentaron en la mesa de Griffindor. Dumbledore se movía incómodo en su asiento, hablando con sus compañeros de trabajo. Tenía el gesto serio y los demás profesores, incluyendo a Snape, tenían caras preocupadas. Harry miró a sus compañeros y distinguió que Lavender Brown estaba llorando y sus amigos intentaban consolarla para saber lo que había sucedido. Hermione, que estaba más cerca, le puso una mano en el hombro.
¿Qué te sucede, Lav? ¿Pasó algo?- preguntó preocupada. La chica solo sollozaba.- Puedes decírmelo, podemos ayudarte. Vamos, te ayudará decírnoslo.- logrando hacer un espacio entre los sollozos logró pronunciar lo que santiguó a todos.
Encontré a Mc Kenzie... muerto... pero... no solo eso... su cara estaba quemada... fue horrible.- terminó diciendo luego para echarse a llorar en los brazos de una asustada Parvati Patil. Los gryffindors se miraron horrorizados. Mc Kenzie era un alumno de cuarto año. Se llevaba muy bien con todo el mundo. Los interrumpió un carraspeo. El director se había levantado y pensaba hablarle a su alumnado.
Por favor, chicos, esto es importante, hagan silencio. Perfecto. Hoy a tempranas horas de la mañana hemos encontrado el cuerpo de un compañero. Quiero que tengan cuidado, vamos a establecer nuevas reglas para estar más seguros.- se hizo un silencio incómodo en el cual se escuchaba claramente el sollozo de Lavender. De pronto todos comenzaron a murmurar sobre el asunto. La desesperación era increíble. Alguien andaba suelto en el colegio, matando cualquier adolescente que se le viniera encima. Todos iban de a grupos grandes así podrían defenderse unos a otros, pero no estaban totalmente convencidos de que eso los ayudara. Harry, Hermione y Ron hablaban inquietos. Detrás estaban Luna y Ginny. Luna susurraba cosas incomprensibles, tratando de unir las piezas que hicieran falta para descubrir al asesino. Ginny la miraba atenta tratando de escuchar para poder opinar.
¿Habrá sido Voldemort?- concluyó la rubia. Su amiga arrugó la nariz en un gesto de negación.
No me parece. Él no puede entrar aquí. Yo me pregunto si no habrá sido otra persona.
O cosa. ¿Quién sabe, Ginny? Tal vez es el mismísimo diablo.- luego de esa deducción emitió una corta carcajada. La pelirroja apresuró el paso.- ¡Hey! ¡Espérame!
Lo siento. Pensemos quién pudo haberlo hecho. Mmmm... ¿Malfoy?
¿Qué hay de mí?- preguntó una voz muy conocida detrás de ellas. Las dos se dieron vuelta.
¿Qué sucede, hurón? ¿Te crees el centro del mundo?- dijo Luna con una mirada de odio. La pelirroja miró a su amiga de la misma manera. Luego le dedicó un leve sonrisa a Draco y tomó del brazo a Lovegood, quién seguía sin quitarle la mirada de encima.
