Un pequeño remolque transitaba sigilosamente por el bosque a las afueras de Jump City. La leyenda "Biohazard" era legible a ambos lados del vagón de carga.
El chofer bostezó, y por un breve instante su mirada se apartó del camino, después de todo, llevaba ya más de 15 horas al volante sin haber descansado nada. Revisó su reloj; a éste ritmo su entrega estaría hecha a tiempo, y él finalmente podría dormir. Se extrañó un poco al ver por el espejo retrovisor dos automóviles deportivos que se acercaban a él; a esa hora y por ese tramo de carretera solamente transitaban camiones con carga, sin embargo decidió no preocuparse, por el escándalo que traían sus conductores y pasajeros seguramente eran un grupo de jóvenes que decidieron ir a acampar en el bosque, nada fuera de lo común.
No se dio cuenta de lo equivocado que estaba hasta que los dos autos se acercaron a una distancia peligrosa tanto para ellos como para él.
"¡¿Qué demonios!" El chofer se encontró acorralado por los automóviles. El de la derecha comenzó a golpear el vagón intencionalmente mientras que el los pasajeros del de la izquierda se burlaban de él. "Fenómenos..." Gruñó para sus adentros. Convencido de que esa no era más que una estúpida broma infantil decidió ignorarlos y concentrarse en lo suyo, pera esa opción de nulificó cuando el auto que lo golpeaba arremetió con tal fuerza que le hizo perder el control.
Las llantas del remolque derraparon, y el chofer intentó todas las maniobras para recuperar el control del auto, pero fue inútil. El peso de su carga y los constantes ataques del auto que lo seguía golpeando lo sacaron del camino y lo hicieron que se estrellara contra un árbol enorme. La fuerza del impacto lo hizo rebotar contra el volante, abriendo una herida que no tardó mucho en empezar a sangrar.
Furioso, el hombre bajó del auto más que dispuestos a reclamarles lo que habían hecho; claro, si los muy cobardes seguían ahí, claro está.
"¡Imbéciles! ¡Qué no saben leer! ¡Peligro bioquímico!" El chofer gritaba histérico mientras se acercaba a revisar que su carga estuviera a salvo. Quedó petrificado al encontrarse con un rifle que le apuntaba directamente a la garganta.
"Lo siento amigo." El atracador sonrió burlonamente. Los ojos del pobre chofer se debatían entre la cara de satisfacción de su atacante, el tatuaje de una pantera negro en su brazo, y obviamente, el arma que sostenía en contra suya con ese brazo.
"Por favor, no me mates..." Aterrorizado, el chofer cerró los ojos con fuerza a la vez que susurraba sus oraciones. Sus piernas perdían lentamente la fuerza, estaba seguro de que de esta solamente iba a salir de dos formas: inconsciente o muerto.
"¡Hey! ¡Tranquilo viejo!" El hombre sosteniendo la pistola rió. Mirando por sobre su hombro vio como sus compañeros se llevaban lo último que le quedaba de cargamento. "A nosotros solo nos importaba el xenotium. Tu puedes irte." Bajó el arma y el chofer suspiró aliviado. "¡Oh! Espera..." Soltó una carcajada un tanto maníaca. El hombre sonrió y golpeó al chofer en la nuca con el mango de su arma, dejando al chofer inconsciente. "No, creo que no puedes irte." Regresó con sus compañeros, todos tenían el mismo diseño tatuado. "Larguémonos de aquí." El hombre le dio una palmada a uno de sus colegas en la espalda, y como éste no se lo esperaba, dejó caer uno de los contenedores que protegían el tan peligroso material. La caja se abrió, dejando salir varios cilindros de xenotium que rodaron cuesta abajo.
"Eh...Rodney..."
El hombre arqueó una ceja.
"Neh, déjalo así. Ya tenemos bastante con lo que restó del cargamento."
"Pero Rodney, ¿qué no se supone que es un material radioactivo?¿No es algo peligroso dejarlo así nada más?"
"Te preocupas demasiado, ¿qué es lo peor que podría pasar?" Le dio un leve golpe en la cabeza y continuó su camino.
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Capítulo cuatro: Atrapados
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Los jóvenes titanes habían sido llamados por la policía a la escena del crimen para ayudar a resolver el robo. En ese momento, Robin y Raven se encontraban interrogando al chofer mientras los demás inspeccionaban el lugar.
"¿Es todo lo que recuerda?" El hombre asintió la cabeza y le dio un sorbo al vaso de café que le habían dado para que se tranquilizara.
"Hn...Raven, quédate con él, iré a dar una vuelta por el lugar para ver si no encontramos más pistas." Raven asintió y el chico se adentró en el bosque. Había algo que Robin sabía que estaba faltando. Simplemente no tenía sentido. Por lo que el chofer había declarado, aquellos ladrones no habían tratado al elemento químico diferente a un cargamento de televisores, lo que significaba que eran ladrones comunes. Alguien que conociera bien el valor y la peligrosidad del xenotium no se hubiese animado a cometer un golpe así por su propia cuenta, lo que significaba que esos ladrones habían sido contratados por una tercera persona. Un par de nombres aparecieron inmediatamente en la mente del chico maravilla, pero para estar seguro, era mejor que él mismo inspeccionara el lugar antes de sacar conclusiones equivocadas.
Starfire y Chico Bestia se acercaron poco después. Las expresiones de sus rostros indicaban que no habían encontrado nada. Raven se cruzó de brazos y se recargó en una de las patrullas que se encontraban ahí.
"¿Nada bueno?" Chico Bestia preguntó.
"Aún nada. El Equipo de Control de Sustancias Peligrosas se encuentra revisando el perímetro, pero aún no tienen nada."
"Eso es de esperarse." Starfire suspiró. "La composición química del xenotium es tan inestable que el contacto inmediato con el ambiente fuera de un medio debidamente protegido resulta en la oxidación de los átomos eliminando cualquier espectro restante de su presencia en la zona."
Chica Bestia la observó fijamente con los ojos en blanco. ¡Cómo odiaba que usaran palabras tan raras que él no podía entender."
"¿¡Alguien que me explique?" El chico verde gritó.
"El contacto directo del xenotium con el aire elimina los rastros." Raven le respondió fríamente. "Si los contenedores están intactos, es cosa de una búsqueda exhaustiva; pero si se rompieron, va a ser difícil evaluar la cantidad de radiación de lugar. Eso es peligroso."
"Oh." Chico Bestia exclamó. "¿Y eso que tiene que ver con que atrapemos a los malos?"
"Nada." La hechicera respondió con aburrimiento en su voz. "El hombre no recuerda mucho. Encontrarlos va a requerir de una exploración bastante profunda. No podemos permitir que un grupo de maleantes anden por ahí jugando con 29 cajas de un material tan peligroso." Raven miró hacia los adentros del bosque. "Falta ver que encontraron Robin y los otros."
Acercándose lentamente venían Daniela y Cyborg, y por lo visto venían bastante divertidos. La chica no dejaba de reír y prácticamente tenía que ir prendada del brazo de Cyborg para poder seguir caminando o de lo contrario se iba a desplomar. Por su parte, el tenerla tan cerca no resultaba del nada desagradable para el chico...
"Es idea mía, o esos dos se están llevando demasiado bien." Chico Bestia dijo con una sonrisa un tanto pícara y haciendo énfasis en el 'demasiado'. Desde el incidente con Sillias, aquellos dos se habían vuelto muy cercanos. Nadie más parecía darle importancia al asunto, pero Chico Bestia veía un enorme potencial para hacer bromas si sus sospechas respecto a aquel par eran ciertas. Aunque por el momento, si no quería arruinar sus futuras posibilidades de diversión, lo mejor sería cerrar la boca hasta que tuviera más pruebas que respaldaran su teoría.
"¿Han sido capaces de encontrar alguna pista?" Starfire les preguntó, pero ambos chicos mecieron la cabeza en forma de negativa.
"Esto no me agrada nada." Raven murmuró, convencida de que antes de empezar algo lo mejor sería esperara a Robin.
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Robin se había adentrado ya un par de kilómetros dentro del bosque en búsqueda de cualquier pista que los ayudara a dar contra los asaltantes.
Entonces, como caído del cielo, un pequeño brillo un par de metros frente a él llamó su atención. Corrió a ver de lo que se trataba y sonrió victorioso al encontrarse con uno de los cilindros contenedores.
"Uno. Faltan 24." Con cuidado lo tomó entre sus manos. Sabía que no corría peligro pues el contenedor no mostraba fisura alguna.
Alzando la vista divisó a lo lejos la mina de carbón de la ciudad, y varios destellos cristalinos. Robin sonrió, parecía que acababa de encontrar la olla de oro al final del arcoiris. Siguió su camino, recolectando un par más de contenedores, 5 en total hasta que llegó a la mina. Inspeccionó sus alrededores. No había nada, parecía que era hora de regresar.
"¡Alto ahí!" Robin recibió una fuerte patada en la espalda que lo hizo caer al suelo. Protegió los contenedores con su brazo para que no se rompieran al caer y dio media vuelta para enfrentar a su atacante.
"No...no tú." Robin alzó los ojos al cielo suplicando que un rayo lo partiera al ver quién lo había golpeado. Frente a él un muy bien conocido antiguo adversario estaba parado altaneramente con un morral colgando de sus hombros y algunos contenedores de xenotium dentro.
"Si, también me da gusto verte." Red X rió burlonamente y pasó su brazo por sobre los hombros de Robin. "Hace tiempo que no te veía. Dime Robin, ¿nada nuevo en tu vida? ¿La belleza pelirroja con la que vives sigue disponible? Por que créeme que si lo está no pienso perder mi tiempo."
"X, ¿qué estas haciendo aquí?" Robin se llevó una mano a la frente, intentando ocultar su fastidio ante el último comentario.
"¡Pues tú que crees! ¡Se supone que tú eres el listo!" Red X rió y le mostró el morral con los contenedores. "Soy un ladrón, ¿recuerdas?" Red X se burló de él, irritando más a Robin.
"Si, lo recuerdo. Y yo mando ladrones a la cárcel, ¿recuerdas?" Robin le contestó sarcásticamente y Red X se hizo el herido.
"Pero Robin, pensé que tu y yo ya estábamos bien. Digo, después de que salvé tu trasero de las garras del Dr. Chang, me debes una. Así que hagamos como que esta conmovedora reunión nunca ocurrió. ¿Por qué no me das esos contenedores que llevas ahí y olvidamos todo este asunto?..." Red X estiró la mano para tomar los contenedores, pero Robin lo pateó en el abdomen obligándolo a retroceder.
"No creo que sea buena idea." Le contestó desafiantemente. "Además, para que quieres xenotium. Ya no tienes el cinturón."
"Ah, sí. Respecto a eso..." Red X le señaló que viera su cintura. La quijada de Robin tocó el suelo al ver que el chico vestido de negro portaba con orgullo su cinturón.
"¡¿Pero cómo!"
"Robin, piensa un poco. Si pude entrar una vez para robar el traje, ¿por qué no iba a entrar otra vez a robar el cinturón? ¿Todo esta bien contigo? Obviamente estás un poco distraído si no pudiste encontrar una respuesta tan obvia a una pregunta tan sencilla."
Red X se empezó a carcajear. Robin no iba a tolerar una humillación como esa. El líder de los titanes le lanzó a Red X uno de sus discos que lo cubrieron en humo. Mientras X intentaba aclarar su visión, Robin apareció frente a él y le dio un golpe directo en la mejilla, tirando a su adversario al suelo. Cuando Robin saltó sobre él con su Vara Bo en las manos, Red X juntó sus piernas y le dio una poderosa patada en el pecho que lanzó a Robin lejos de él, dándole el tiempo suficiente para escapar.
"¡A donde crees que vas!" Robin fue tras él.
"¡Lejos de ti! ¿A dónde más?" Red X volteó por sobre su brazo y le hizo un gesto de burla.
"¡Titanes!" Robin tomó su intercomunicador. "¡Estoy persiguiendo a Red X cerca de las minas! ¡Intercéptenlo! ¡No permitan que esca..."
Robin no pudo terminar su solicitud de refuerzos. El suelo cercano de la mina estaba tan debilitado por las excavaciones que cuando ambos chicos pasaron por un llano inestable, la tierra a sus pies se desplomó, haciendo caer a los dos jóvenes varios metros bajo tierra.
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"Robin ya ha demorado demasiado." Starfire estaba notablemente preocupada por su compañero.
"Solamente estamos perdiendo tiempo."
"Eh... ¿chicos?" El chofer intentó hacerse escuchar.
"¿Qué sucede?"
"Acabo de recordar algo, no se si les pueda ayudar pero..."
"No, adelante, cualquier información es valiosa." Cyborg animó al hombre a que continuara.
"Bueno, todos tenían el mismo tatuaje en el brazo, era un gato muy grande...creo que negro..."
Daniela se sobresaltó al escucharlo.
"¿Un gato grande negro? ¿Una pantera?"
"¡Si! ¡Una pantera!" El hombre exclamó.
Daniela tomó una ramita y comenzó a dibujar en el suelo el diseño.
"¿Una pantera así?" La chica le preguntó.
"¡Si! ¡Esa exactamente!" La chica sonrió confiada, se puso de pie y se sacudió el polvo de las manos.
"¿Sabes quienes son?" Raven le preguntó.
"Efectivamente. Pan comido." La chica sonrió. "El líder de pura casualidad no era como de la estatura de Cyborg, un poco más delgado pero musculoso, rubio, bastante atractivo..." Una sonrisa un tanto pícara se formó en sus labios mientras parecía recordar algo, gesto que no le causó la más mínima gracia a cierto chico de cuerpo de metal...
"Si."
"¿Risa psicópata?"
"Oh si." El chofer asintió.
"Se trata de los Garras Negra." Daniela dijo sonando por un instante como una sabelotodo. "Dominan el mercado negro de armas en toda la costa oeste. Manejan mercancía de la mayor calidad: desde navajas suizas hasta armas de fuego reservadas solo para las fuerzas militares. Jamás tuve una automática tan buena como la que les compré..." Todos la miraron sorprendidos por el repentino brillo en sus ojos. "¿¡Qué? Como sea, el líder parece ser Rodney, es un viejo...amigo mío." Daniela rió un tanto nerviosa. Chico Bestia casi no pudo contenerse al ver el disgusto en el rostro del titán metálico. Si eso no era prueba de sus sospechas, no sabía que lo sería entonces. "Encontrarlos no va a ser problema, conozco perfectamente su forma de trabajo. Lo último que supe es que iban a ingresar al mercado de las armas biológicas, pero por lo visto cambiaron de opinión al final."
"En ese caso..."
"¡Titanes! ¡Estoy persiguiendo a Red X cerca de las minas! ¡Intercéptenlo! ¡No permitan que esca..." La voz de Robin emergió de sus comunicadores, seguida por el sonido de rocas cayendo y un par de gritos tanto suyos como de su presa.
"Bueno, eso contesta la otra pregunta." Raven arqueó una ceja.
"Tu, Star y B vayan a buscar a Robin." Daniela le dijo con seriedad a Raven. La chica había comenzado a ganar confianza y ya no temía participar activamente en lugar de solo recibir órdenes. "Los Garras Negras no serán problema, solo necesito un poco de fuerza bruta." Le dio un palmada en el hombro a Cyborg.
"¿Necesitarán refuerzos?" Uno de los policías le preguntó.
"No creo." Ella rió. "Además, después de todos los lunáticos con los que he peleado desde que llegué aquí, un enfrentamiento a la antigua me emociona como no tiene idea. Puedes sacar al ladrón de las calles, por no las calles del ladrón. ¿Listo Cy?"
"¿Necesitas preguntar?" El chico sonrió altivamente y ambos emprendieron camino, mientras los otros tres titanes se disponían a investigar que había pasado con Robin.
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Robin gimió un poco, finalmente poniéndose de pie. Se encontraba todo cubierto de tierra, y el cuerpo le dolía horriblemente. Por lo visto habían caído muy profundo...
Red X se encontraba a su lado aún en el suelo. Robin inspeccionó el lugar con la mirada: era una túnel oscuro y frío, apenas y podía ver con claridad un par de metros frente a él. Revisó su traje en busca de los contenedores de xenotium, y se dio cuenta de que no los tenía más.
"¡X! ¡Levántate!" Robin sacudió un poco a Red X, logrando que este se levantara.
"Mmm..." Red X gimió. "¿Dónde estamos?" Robin esperó a que el chico se reincorporara para golpearlo en la cara. "¡Hey!"
"¡Qué hiciste con los contenedores de xenotium!"
"¡Yo! ¡Por qué tuve que haber sido yo!"
"¿¡Ves a alguien más aquí?" Robin lo tomó del traje y lo jaló hacia él.
"De hecho si." Red X señaló frente a él un tanto sorprendido. Robin no daba crédito a lo que veía.
"Boo." Una silueta se acercó a ellos y se recargó en las rocas. "Me da gusto saber que no soy la única idiota que terminó aquí." La chica resopló, obviamente avergonzada de si misma al encontrarse en una situación como esa. "Hola Robin. ¿Buscabas esto?" Mirage hizo levitar hasta ella una caja de madera que contenía varios cilindros con xenotium, 16 en total.
"¿Qué estas haciendo aquí Mirage?" Robin le preguntó con una mezcla de fastidio y frialdad.
"¿Qué no es obvio? ¿No sabes cuanto valen estas cosas en el mercado negro? Cuando me enteré de lo que había pasado vine a buscar el xenotium que se les había perdido y ganar un par de dólares extra. Llegué cerca de las minas y de la nada todo se vino abajo. Terminé aquí, justo como ustedes." La chica suspiró.
"Wou... ¿quién es la belleza?" Red X le preguntó a Robin, y este lo dejó ir.
"¿Amigo tuyo?"
"No precisamente." Robin lo miró cansado de lidiar con él.
Los tres chicos se separaron uno del otro y asumieron poses defensivas, esperando a que uno diera el primer ataque.
"Mira, no es que me agrade la idea de jugar limpio contigo, pero el quedarme aquí me agrada menos. Si queremos salir de aquí, vamos a necesitar trabajar los tres juntos."
"Claro." Robin le respondió con cinismo. "¿Por qué mejor no atacas de una vez y terminamos con todo esto?"
"Si hubiera podido salir de aquí ya lo habría hecho." Dijo ella sonando bastante obvia. "Estos son lo túneles de excavación de las minas de la ciudad. Todo está conectado. Sin un mapa o algo para guiarme, tengo ya más de una hora caminando en círculos tratando de encontrar la salida.
"Significa que estamos perdidos." Red X se relajó y cruzó de brazos.
"El cinturón de Robin debe tener un radar y una linterna integrada. Con su ayuda, vamos a poder salir de aquí." Mirage lo miró a los ojos.
"¿Por qué debo de ayudarte?" Robin le regresó una mirada desconfiada.
"Porque yo tengo algo que ustedes dos están buscando." Mirage tomó la caja entre sus brazos.
"Dime preciosa, ¿cómo sabemos que no nos vas a engañar?"
"A diferencia de ustedes dos, yo SI tengo una vida. No puedo perder mi tiempo aquí." Mirage sonó sumamente decidida. Definitivamente estaba desesperada por salir. Robin suspiró, ella tenía un punto a su favor.
"Aclárenme algo, si los dos terminaron aquí, quiere seguir que ninguno está involucrado con el asalto al cargamento, solo vinieron a recoger las sobras." Robin no perdió su pose defensiva.
"Aja."
"Eso lo resume."
"¿Y cómo fue que se enteraron de lo sucedido?"
"Espiando la frecuencia de radio de la policía." X y Mirage respondieron al unísono. Ambos chicos se miraron fijamente y se sonrieron mutuamente.
"Uno se entera de cosas interesantes así."
"Eres nueva en la ciudad, ¿cierto?"
"Algo así."
"Red X. Ladrón profesional" Le tomó la mano y se la besó, haciendo que Mirage riera un poco apenada. Robin no podía creer lo que veía.
"Mirage. De todo un poco, pero principalmente segunda al mando de Slade."
"¡Uh! El gran chico malo de la ciudad. Eres importante, muñeca."
"Si, supongo."
"Lo que me faltaba, aparte de estar encerrado con el par más irritante de la historia, se están llevando de maravilla." Robin casi llora de frustración.
"Pues es tu problema Robin, si no vas a dejarme salir con la preciosura de falda morada, por lo menos permíteme expandir mis horizontes a tierras mejores. Digo, a menos de que la quieras a ella también." Red X se encogió de hombros. Robin lo miró de mala manera.
"Sabes, me agrada la forma de pensar de tu amigo." Mirage rió. "Entonces que, o nos ayudamos todos, o nos podrimos en lo profundo."
"Todos los que estén de acuerdo, levanten la mano." X dijo, levantando la mano seguido por Mirage. "Lo siento Robin, pero somos mayoría y este es un país democrático."
"Vaya, ahora resultaste ser patriota."
"Orgulloso de serlo."
"Entonces como verdadero patriota te entregarás cuando salgamos de aquí. Todo sea por el bien de la nación." Robin lo miró fijamente.
"Te propongo algo. Todos los que estén a favor de NO entregarse, levanten la mano." De nuevo, Robin perdió la democrática discusión. "Lo siento Robin, el pueblo ha hablado."
X y Mirage emprendieron camino por el túnel.
"¿Te vas a quedar ahí todo el día?" Mirage se detuvo y lo miró.
Robin permaneció inmóvil. Parecía que no tenía opción. Además dejar a aquellos dos solos no resultaría en nada bueno. Golpeó una pared de roca furioso. De su cinturón sacó una pequeña linterna y un radar, y refunfuñando se les unió.
"Me voy a arrepentir de esto."
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"Estas son las coordenadas da su última transmisión." Raven, Starfire y Chico Bestia habían llegado a las afueras de la mina.
"Pero no hay rastro de Robin, no responde su comunicador, es como si se lo hubiera..."
"¿Tragado la tierra?" La voz de Chico Bestia vino desde lejos. "¡Chicas! ¡Creo que tienen que ver esto!"
Ambas jovencitas se acercaron hasta donde estaba Chico Bestia. El joven verde estaba parado a un lado de lo que parecía una profunda excavación vertical. Los tres se acercaron para poder ver hacia abajo, pero era inútil, estaba completamente oscuro.
Chico Bestia sacó una moneda de su zapato y la lanzó al agujero, esperando que el sonido les indicara la profundidad del hoyo. Ningún sonido regresó a ellos.
"¿Guardas dinero en tus zapatos?" Raven lo miró.
"Así no se me pierde." El chico rió un tanto apenado.
"¿Alguna teoría?" Raven suspiró y decidió ignorarlo.
"¡Yo tengo una!" De la nada Chico Bestia sacó una pizarra portátil en la que aparecían ilustraciones un tanto infantiles de Robin y Red X en las fauces de gusanos gigantes genéticamente alterados. "¡Robin fue..."
"Ni siquiera lo intentes." Raven uso sus poderes para callar al chico antes de alguna incoherencia saliera de sus labios.
Starfire no podía esperar más. No cuando Robin podía estar en peligro y necesitando ayuda. Con cuidado flotó dentro del túnel, bajando lentamente.
"¡Star! ¡Qué haces! ¿No has visto suficientes películas? ¡Cuando la chica bonita entra a la cueva peligrosa el monstruo siempre aparece y se la traga entera!" Chico Bestia permaneció parado a un lado del túnel agitando sus brazos frenéticamente y gritándole a Star desde su posición.
Raven no estaba dispuesta a escucharlo más, así que sin que Chico Bestia se diera cuenta se paró tras él y lo lanzó dentro del agujero. Después ella misma entró, protegiéndose con sus poderes del sonoro eco del grito de Chico Bestia al caer.
Gracias a sus poderes, el aterrizaje fue suave. Tanto Raven como Starfire aterrizaron con gracia, mientras que Chico Bestia se había transformado en ave para evitar golpear el fondo.
"¡Observen!" Star chilló consternada al ver uno de los boomerangs de Robin frente a ellos. La tamaraniana se acercó y tomó el arma entre sus manos.
"Estuvo aquí."
"Gusanos gigantes radioactivos genéticamente alterados. Es todo lo que voy a decir." Chico Bestia se cruzó de brazos, poniendo una cara de 'Te lo dije'.
"Andando." Sin ponerle la más mínima atención Raven emprendió camino. Starfire asintió, y usando sus rayos ópticos alumbró el lugar. Chico Bestia alzó los ojos hacia la cima del túnel por donde habían entrado, divisando con dificultad la tenue luz del día.
"Debió de haber dolido." El chico murmuró al imaginarse el golpe que se debió haber dado su amigo al caer y se unió a las demás.
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"¿Entraste dos veces seguidas a la Torre T? ¿Qué no cambiaron el sistema de seguridad después de que entraste la primera?"
"Si. Pero no fue problema para mi." Red X le presumía orgulloso a Mirage sus logros tratando de impresionarla. Los dos chicos caminaban unos pasos delante de Robin. El chico maravilla lo había exigido para así poder vigilarlos, además de que no soportaba la idea de estar junto al par. Lo único que lo consolaba era que para evitar que cualquiera de ellos mientras intentaban salir de ahí, Mirage había hecho levitar el cargamento a su costado moviéndose con ella, así todos podían ver dónde estaba y qué estaba haciendo. Ya que salieran de ahí sería la hora de pelear por el químico, pero en ese momento sus prioridades eran otras.
"Impresionante. Pero dime, ¿qué fue lo que te hizo entrar? No creo que hubiera sido solamente el amor al peligro."
"¡Oh! Esta es la mejor parte." Red X estalló en risas. "El traje que llevo puesto fue un intento de Robin por atrapar a Slade. Creó todo este alter ego de Red X para acercarse a él, pero las cosas le salieron al revés. No solo perdió la confianza de sus compañeros, sino que se quedó con el traje. Así que yo aparecí y me lo robé. Honestamente, se me ve mejor a mí que a él."
"Pero que idiota..." Mirage rió levemente y miró a Robin por sobre su hombro.
"Como si fuera poco, el combustible de este traje es el xenotium, por eso cuando robé por segunda vez el cinturón, la noticia del pequeño asalto al cargamento para los laboratorios de la ciudad me cayeron como regalo divino. De hecho, los primeros cilindros que encontré sirvieron para darle poder a este bebé." Red X golpeteó el cinturón.
"¡No te creo! ¡Construiste esa cosa para funcionar con xenotium! ¡Y yo que pensé que no se podía ser más estúpido!" Mirage se detuvo en seco y volteó a ver al chico tras ella.
Robin se cruzó de brazos mientras sentía las venas de su frente a punto de estallar.
"Nena, déjalo en paz. Ya sabes que cuando se pone en ese plan es insoportable." X intentó rodearla con su brazo, pero ella se movió y siguió caminando. Red X perdió el equilibrio y cayó.
"Robin, contéstanos una pregunta que ha invadido nuestras mentes por buen tiempo." La chica siguió su camino. "Eres el compañero de Batman, el 'caballero de la oscuridad'. Batman se mueve en la noche, por lo que tiene que ser discreto, y tú peleas a su lado vestido de rojo y verde vibrante. Como que no concuerda con la imagen del hombre murciélago... ¿por qué usas esos colores?"
Red X se le quedó viendo fijo ante la pregunta sin sentido.
"¿Qué? Tengo curiosidad." Respondió la chica. En realidad intentaba sacarle información, en situaciones como esta la gente por lo general no piensa lo que dice, y cualquier dato, por más mínimo que fuera podía serle de utilidad en un futuro.
"Tienen valor sentimental." Fue la respuesta cortante de Robin. Pero si ella quería jugar al interrogatorio, entonces el también tenía derecho de preguntar, ¿no es así?. "Aquí tengo una pregunta para ti: ¿qué haces trabajando para Slade?"
"Oye, si nos vamos a poner tan personales, dime quién eres debajo de la máscara y así tu y yo nos ahorraremos varios problemas." La chica lo miró con cierta picardía, poniendo celoso a Red X por haber dejado de recibir atención por parte de Mirage.
"Hn." Fue todo lo que respondió Robin.
El piso comenzó a temblar y el techo se comenzó a desmoronar sobre ellos. Los chicos intentaron buscar refugio, pero el lugar estaba completamente desolado. Una roca golpeó a Robin en el hombro y lo hizo caer. El chico maravilla se encontró a salvo de haber sido aplastado por una estalactita gracias al campo de fuerza de Mirage y la velocidad de X al usar las herramientas del cinturón para destruir la piedra.
Robin se puso de pie, la expresión de su rostro revelando su dolor. Se llevó la mano al hombro herido para darse cuenta de que su traje había sido rasgado y la herida estaba sangrando.
"Este lugar se esta cayendo en pedazos, tenemos que salir pronto de aquí." Red X palpaba las paredes.
Mirage se acercó a Robin y revisó su herida. Haciendo uso de sus aditamentos más prácticos, sus mascadas, vendó el hombro de Robin, gestó que sorprendió enormemente al chico.
"¿Qué haces?"
"Muerto no me sirves de nada, y herido baja el valor de tu cabeza. De cualquier manera no me conviene." La chica le respondió con la misma frialdad con que él la miraba.
"¿Y el xenotium?" Red X preguntó. Mirage hizo levitar la caja hasta ella.
"Campos de fuerza. Bastante útiles. ¿Podemos seguir? No debemos estar muy lejos de la salida."
"¿Cómo lo sabes?"
"Las corrientes de aire." Robin dijo sintiendo la ligera brisa. "Estos son los túneles de la mina, la salida, o más bien la entrada está a la cima. Si seguimos las corrientes de aire no tardaremos en salir de aquí."
"Hasta que haces uso de ese cerebro." Red X se burló de él. Robin lo ignoró y comenzó a caminar frente a ellos.
"¿Qué? ¿No te da pendiente que te traicionemos mientras no nos ves?" Mirage parecía sorprendida de su repentino cambio de actitud.
"Nos preocuparemos de eso cuando salgamos de este agujero." Robin no volteó a verla, solo siguió caminando.
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"¿Segura que es aquí?" Cyborg y Daniela permanecían ocultos en el auto T. Habían llegado a una bodega abandonada en los muelles. Estaba oscureciendo y comenzaba a refrescar. Llevaban un par de horas allí, esperando una señal para actuar.
"Si, segura." Daniela bostezó. "El cuidador dice que vio a tres hombres con una pantera tatuada cargando barriles de cerveza entrar a la bodega." Daniela se recargó cómodamente en el asiento del co-piloto. "¿Qué más pruebas quieres?"
"¿Entonces por que no entramos?" Cyborg colocó su mano sobre la palanca de velocidades.
"Si entramos ahora lo más probable es que estén trabajando y alerta. Lo mejor es esperar que el licor se les suba un poco a la cabeza y se aturdan."
"¡Oh si! ¡Enfrentemos a un escuadrón entero de hombres armados y ebrios! Esa no ha sido tu mejor idea Dan..." Cyborg la miró un tanto incrédulo.
"Si lo dices de esa manera se oye peor que en mi cabeza." La chica lo miró un tanto apenada. "¿Quieres entrar de una vez?" Daniela preguntó mirando por la ventana la puerta de la bodega.
"Aguarda." Cyborg le indicó que se agachara. Una camioneta venía acercándose. Varios hombres abrieron la puerta de la bodega y le permitieron al vehículo entrar. "De acuerdo, esperemos un poco. Si esa camioneta traía más gente puede que las cosas se pongan un poco más interesantes."
"Admítelo, la idea de enfrentárteles te emociona." Daniela seguía mirando por la ventana.
Entonces Cyborg se dio cuenta de que la mano de la chica se encontraba sola en la orilla del asiento, considerablemente cerca de la palanca de velocidades, y por lo tanto, de su propia mano metálica. Cyborg dudó un poco. Ese no era el lugar indicado, ni mucho menos el momento indicado. Pero un impulso se apoderó de él y decidió hacer el avance. Además, si le salía mal, no era una situación del todo comprometedora. Lentamente acercó su mano a la de Daniela...
"¡Abajo!" La chica murmuró al ver que la puerta se abría otra vez y empujó a Cyborg. Un par de hombres salieron con los barriles aparentemente vacíos y los depositaron en el contenedor de basura a un lado de la bodega.
"Ahora o nunca." Cyborg se veía sumamente decidido, y Daniela asintió con la cabeza.
El plan era que ella se acercaría para crear una distracción y cuando estuviesen desprevenidos, Cyborg atacaría. Así que Daniela se acercó a la puerta y tocó el timbre.
"¿Contraseña?" Una voz de dentro de la bodega preguntó. Daniela se sobresaltó un poco. Ojalá y fuera la misma que ella recordaba. Tomó aire, revisó que su comunicador estuviera encendido y miró a Cyborg que estaba oculto tras los contenedores de basura en la esquina del edificio.
"Mejor toma." Cyborg se desprendió la mano que tenía cámara integrada y esta caminó hacia ella, ocultándose en uno de los bolsillos de sus holgados pantalones. "Así estaré más al pendiente."
"En otras circunstancias eso sería tétrico." Lo miró un tanto nerviosa al ver miembro ocultándose entre sus ropas. "526." Dijo ella firmemente a la puerta. Por unos instantes un incómodo silencio se apoderó del lugar y ella sudó frío. Si las cosas resultaban mal, iban a abrir la puerta con 6 hombres apuntándole y listos para disparar. "Debí haber hecho las cosas a tú manera..." Le susurró al comunicador.
La puerta se abrió lentamente, revelando la camioneta que habían visto hacia poco, unos 30 hombres dentro, los autos que habían atracado el cargamento de xenotium y el cargamento en sí.
"¿Dani?" El vigilante se vio sorprendido. "¿Eres tú?"
"No. Soy su gemela malvada, la verdadera fue secuestrada por alienígenas." La chica dijo sarcásticamente. "¡Tony! ¿Cómo has estado?" Daniela lo abrazó y entró. La puerta se cerró tras ella. Sin que nadie se diera cuenta, ella estaba cruzando los dedos para que las cosas funcionaran.
"¡Hey Rodney! ¡Adivina quién está aquí!" Tony llevó a Daniela hasta él. Claro, que en el recorrido la práctica mano multiusos de Cyborg le daba una visión bastante clara al titán metálico a las afueras del edificio de la operación que se estaba llevando a cabo.
"Hola Rod." Daniela sonrió ampliamente.
"¿Daniela? ¿Daniela Santos?" Rodney la vio fijamente. "¿Pero qué estas haciendo aquí?" La abrazó y le besó la mejilla.
"Tu sabes, quise cambiar de escenario. Cuando me enteré que estaban en la ciudad decidí venir a visitar." La chica rió.
"Que tierna...y ¿qué es lo que buscas ahora? ¿Navajas? ¿Armas de fuego? ¿Un romance de una sola noche?" Rodney le dijo bromeando en tono seductor.
"Si claro, y tu novia me atraviesa con 20 puñaladas. No gracias."
"Nah, ella y yo rompimos hace poco."
"¡Cómo! ¡Yo te dije que ella no era de confiar!"
Fuera del edificio Cyborg se golpeaba la cabeza contra la pared al observar la transmisión dala cámara. ¡Estaban en una misión! ¡No una visita social! Desesperado hizo que su mano pellizcara a Daniela fuertemente para que recordara lo que debía estar haciendo. Daniela reprimió el grito de dolor y rió fingidamente.
"¿Estás bien?" Rodney le preguntó y ella asintió con la cabeza.
"A todo esto, ¿qué es lo que vinieron a hacer en la ciudad?"
"El jefe nos mandó por un cargamento de xenotium, es un material muy peligroso. Parece que quiere 'expandir sus horizontes'. El viejo está loco, pero paga bien."
"Ya veo."
"¿Cómo te enteraste de qué estábamos aquí?"
"Oh, eso. Bueno, cuando te dije que quise cambiar de escenario..." La pared frente a ellos se desmoronó, y Cyborg entró disparando cargas de su rifle sónico. "...no fue lo único que cambié." Daniela sonrió inocentemente.
"¡BOO YA!" Cyborg gritó mientras seguía disparando.
"¡Traidora!" Rodney le gritó furioso. Escondido en su pantalón tenía una pistola y la sacó para disparar, pero antes de que pudiera hacerlo Daniela le pateó la mano y soltó el arma.
"Vaya, el entrenamiento de Robin si sirvió después de todo." Daniela parpadeó incrédula y esquivó un golpe.
"¡Siren! ¡Concéntrate, quieres!" Cyborg le gritó mientras usaba la camioneta para cubrirse de los disparos que no cesaban en contra suya.
Rodney se lanzó en contra de Daniela, pero ella hizo uso de una llave y lo tiró al suelo. Aprovechando su posición se sentó en la espalda del chico para inmovilizarlo, torciéndole el brazo para asegurarse de que no fuera a intentar nada.
Daniela se dio cuenta de que todos los hombres estaban contra Cyborg y el seguía usando su cañón sónico...
Sónico...
¡¿Por qué no se le ocurrió antes! Era una idea un tanto loca pero podía funcionar.
"¡Cyborg! ¡Dispara y cúbrete los oídos!"
"¿Qué?"
"¡Tú hazlo!" Cyborg hizo lo pedido, y haciendo uso de sus poderes, Daniela amplificó el poder del disparo para aturdir a todos los presentes. La magnitud el ruido fue tal que incluso la estructura del edificio comenzó a falsear.
"¿Todo bien?" Cyborg se acercó a ella y la ayudó a ponerse de pie cuando vio que todo estaba seguro.
"Si, todo bien." Dijo victoriosa. "Llama a la policía, parece que tienen mucho que recoger." Sonrió triunfante al ver a todos los Garra Negra inconscientes.
"Claro, oye D..." Cyborg le tocó algo dudoso el hombro.
"¿Si?"
"Crees que haya sido buena idea usar tus poderes?" El chico se veía algo pálido
"¿Por qué preguntas?" Daniela miró confundida la expresión de horror en el rostro de Cyborg.
"Porque los contenedores de xenotium se acaban de romper..." Cyborg le contagió su expresión cuando vio los cilindros rotos y su contenido brillando de una forma extraña.
"Oh oh..."
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Robin, Red X y Mirage llevaban ya un par de horas caminando intentando encontrar una salida, pero aún nada. El cansancio, el hambre, y el fastidio de convivir con un grupo tan peculiar se empezaban a apoderar lentamente de los jóvenes.
"Con mis hermosos ojitos puedo ver algo... gris." X dijo bromeando intentando romper el silencio.
"Rocas." Robin y Mirage contestaron al unísono aburridos.
"Aja. ¿Alguien quiere seguir jugando?"
"Juguemos a que te estrangulo con tu capa si no te callas de una vez." Mirage murmuró furiosa lo suficientemente bajo como para que Robin apenas y la escuchase, haciendo que el titán riera entre dientes.
La chica se detuvo repentinamente.
"¿Qué sucede?"
"Se acabó." Contestó ella mirando al vacío.
"¿Qué dices?" Red X se acercó.
"Que se acabó. Ya no hay camino." La chica señaló la pared frente a ella y casi estalla en llanto. ¿Se iba a quedar atrapada con ellos dos de por vida? ¡NO!
"Eso solo puede significar una cosa..." Robin murmuró y alzo la vista. A lo lejos, muy por sobre encima de ellos, se encontraba el elevador que los llevaría de regreso a la libertad. Comenzó a buscar algo como desesperado hasta que encontró la llave a la libertad: la palanca que manejaba el elevador. Robin intentó jalarla, pero la herida en su hombro se lo impidió.
"Déjame ayudarte." Red X se le unió, pero la palanca estaba oxidada y ni la fuerza de los dos jóvenes juntos bastó para que cediera.
"Un poco de ayuda sería bien recibida." Robin le reprochó a Mirage.
"¿Y arruinarme la manicura? ¡En tus sueños!" La chica retrocedió.
" ¡¿Quieres salir de aquí o no!" La chica gruñó y se acercó renuentemente.
"Dame tu Vara Bo." Le dijo a Robin.
"¡¿Qué!"
"¿Quieres salir de aquí o no?" Mirage le volteó la palabras irónicamente. Robin dudó un poco, pero le dio el arma. Astutamente, Mirage la utilizó para hacer mancuerna con ella y entonces la palanca no tuvo más opción que ceder. Los chicos la miraron sorprendidos "Hombres. Siempre queriendo resolver todo con fuerza física." Mirage le lanzó de regreso la vara.
"Estoy impresionado." Robin dijo un tanto incrédulo.
"Estoy enamorado." Red X repitió con ese mismo tono de voz y Robin lo volteó a ver extrañado.
La plataforma descendió. El exterior estaba solo a unos metros de distancia. La gran pregunta era...
"¿Quién se queda con la caja?" Red X la tomó en sus brazos.
"Propongo que cada quien tome los cilindros que le pertenecen, y afuera peleemos para ver quien se queda con ellos." Robin dijo para sorpresa de todos. "Los que estén a favor levanten la mano."
Red X y Mirage se miraron dudosos. ¿Era este el mismo Robin con quién habían pasado las dos últimas horas?
Los chicos alzaron la mano junto con Robin, y cada uno tomó los contenedores con que habían empezado. Subieron a la plataforma, y los tres suspiraron aliviados al ver que su martirio estaba a punto de terminar.
"Caballeros." Mirage sonrió cuando estaban a punto de llegar a la cima. "Solo quiero decir que haber convivido con ustedes las últimas dos horas, me ha hecho ver con claridad la verdadera naturaleza de mis actos..." Robin la miró un tanto sorprendido. ¿Sería que se había arrepentido de todo lo que había hecho? "...por eso trabajo sola y sin escrúpulos. No quiero volver a ver a un hombre con máscara de aquí a Halloween." Una enorme gota de sudor corrió por la cabeza de Robin, ese no era precisamente el comentario que esperaba.
"Lo se muñeca, yo también te extrañaré."
"¡¿Se pueden callar los dos!" Robin gritó impaciente. El elevador subió completamente, la salida estaba justo frente a ellos. "La tregua termina en el momento en que ponemos un pie fuera de esta caverna, ¿de acuerdo?"
Los tres sonrieron de la misma manera desafiante. Quizá se negaban a aceptarlo, pero tenían muchísimo más en común de lo que querían aceptar...
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Starfire, Raven y un sabueso verde había llegado al fin del camino tras haber pasado casi dos horas siguiendo el rastro de Robin y 'dos seres no identificados'. Chico Bestia retomó su forma humana y volteó con sus dos compañeras.
"El rastro termina aquí."
"¿Te encuentras totalmente positivo al respecto, Chico Bestia? ¿No deseas darle otra olfateada al arma de Robin?" Starfire le acercó el Boomerang sin poder ocultar el temor que sentía de que aquellos dos hombres que iban con Robin le hubieran hecho algo. Chico Bestia meció la cabeza en forma de negativa, estaba seguro de que ese era el final del camino.
"¿Y esta palanca?" Raven preguntó al ver la palanca oxidada frente a ellos.
"¡Dame eso! ¡Es mío!" Varios gritos de batalla y sonidos de explosiones se podían escuchar por sobre ellos. Los titanes alzaron la vista para descubrir una tenue luz que entraba desde lo alto. Parecía que acababan de encontrar la salida.
La primera en volar a toda velocidad hacia la luz fue Starfire, seguida no muy lejos de Raven y Starfire. La alienígena no pudo contener su alivio al ver a Robin sano y salvo frente a ellos, curiosamente combatiendo con dos de sus enemigos.
"Bueno, por lo menos sabemos que está bien." Chico Bestia se rascó la cabeza. "¿Por qué están Mirage y Red X aquí?"
Los combatientes se encontraban exhaustos y jadeando, pero ninguno de ellos se negaba a permitirle al otro ganar.
Mirage usó un truco que involucraba naipes contra Red X. Las cartas rozaron la piel del chico provocando pequeñas cortadas en su cuerpo. Mientras tanto Robin le lanzó un boomerang unido a una soga a la guerrera, el arma dio vueltas alrededor de su cuerpo aprisionando a la mujer y obligándola a forcejear para recuperar la movilidad.
"¡Eso es poco caballeroso de tu parte!" Red X tacleó a Robin y los dos terminaron rodando en el piso mientras se lanzaban golpes uno al otro. Red X logró aprisionarlo debajo de su cuerpo y justo cuando estaba a punto de darle un golpe en la cara, una descarga de energía verde le golpeó el costado, haciendo que ahora el chico vestido de negro estuviera en el suelo.
"Aléjate de él." Starfire flotaba sobre él, sus destellantes ojos verdes dejaban muy en claro que no le complacía el estado de su amigo.
"Dulzura, solo estamos jugando..." Red X se quejó al ponerse de pie, pero se encontró atrapado en una prisión de energía negra. "¡Oigan! ¡Esto es injusto!"
"¡X!" Mirage logró liberarse. La chica corrió hacia él con la intención de ayudarlo a liberarse, después de todo el enemigo de tu enemigo es tu amigo también. Sus deseos se vieron frustrados al tener un enorme tigre verde bloqueándole el paso. "¿Sabes?" Mirage se asustó un poco, pero recuperó rápidamente su postura. "Si te pintamos de blanco estoy segura de que serías sensacional en uno de mis shows. ¿No te interesa la idea?" Chico Bestia le dirigió un zarpazo que ella apenas y esquiva. "Supongo que eso significa que no." Mirage dio un salto hacia atrás para alejarse de él y lograr mantener una distancia considerable entre ellos dos; después corrió directamente hacia Chico Bestia, y usándolo para tomar impulso, saltó sobre él apoyándose en su lomo. La chica voló hacia donde estaban X y Raven. Atacó a la hechicera, haciendo que soltara a su prisionero. Entonces lo tomó por la mano, y haciendo uso de una da sus famosas cortinas de humo, aprovechó la distracción para escapar.
Los titanes tosieron un poco después de disipado el humo, disconformes al ver que aquellos dos habían logrado escapar.
"¿Vamos tras ellos?" Chico Bestia preguntó.
"No es necesario." Robin sonrió confiado y les mostró los contenedores de xenotium que tenía, 15 en total. "Tengo la mayoría. La intención de Mirage es venderlos y Red X necesita combustible para su traje." Robin sonrió con ironía. "Recuérdenme decirle a Cyborg que el sistema de seguridad de la Torre necesita actualizarse."
"Robin, estás herido..." Starfire se acercó a él y revisó su herida suavemente.
"Viejo, ese vendaje..." Chico Bestia se acercó un poco al reconocer la firma personal de Mirage cubriendo la herida de su líder.
"¿Vas a decirnos que fue lo que sucedió?" Raven preguntó.
"Es una larga historia..."
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"Entrometidos." Red X protestó al observar a los titanes desde su posición. Mirage lo había llevado a un risco cercano desde el cual ellos podían observarlos, pero los titanes no se daban cuenta de su presencia.
"¿Y me lo dices a mi?" Mirage se dio la media vuelta y comenzó a caminar lejos, sin embargo, antes hizo levitar sus cilindros de xenotium hasta donde X. "Tómalos."
"¿Qué?" El chico no comprendía su gesto. "No se supone que los ibas a vender. ¿No necesitabas dinero?"
"Créeme, los necesitas más que yo." La chica volteó su rostro para verlo a los ojos. "Si no te hubiera ayudado, en este momento estarías camino a la correccional. Además..." La chica sonrió con malicia. "Eso podría perjudicarme a mí. Necesitaré tus habilidades en un futuro. Considera mi regalo como el sello de una alianza."
"Por mi perfecto." X rió. "Y si me permites, considerare tu idea de 'utilizar mis habilidades' como una cita. ¿Te parece bien, hermosa?"
"Velo como quieras, me da igual." Hizo en gesto de despedida con la mano y se adentró en el bosque, dejando a Red X solo.
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"¡Atrapado con esos dos! ¡Viejo! ¡Ni yo te hago sufrir tanto!" Chico Bestia estalló en risas cuando Robin les explicó lo sucedido.
"Ni que lo digas. Lo único que quiero es llegar a casa y encerrarme en mi habitación por un largo tiempo. Necesito estar solo y con urgencia o me voy a volver loco...hablando de volverme loco, ¿qué pasó con los verdaderos ladrones, los atraparon?"
"Daniela y Cyborg estás tras ellos, pero no hemos recibido respuesta alguna desde que los vimos por última vez." Starfire tomó la palabra.
"Ehh, ¿chicos?" La voz de Cyborg salió de sus intercomunicadores.
"Precisamente hablábamos de ustedes." Robin sonrió. "Reporte de la situación." El líder ordenó.
"Encontramos el cargamento y a los ladrones." Respondió Daniela, pero había algo en su voz que le decía que no todo estaba bien. "...pero..."
"Pero..." Robin arqueó una ceja. "Pera ya van en camino a la cárcel, ¿cierto?"
"Ehh, me temo que eso no va a ser posible en algo de tiempo." Cyborg respondió.
"¿Qué quieres decir?"
"Bueno..."
En la bodega, tanto ellos como los ladrones se encontraban recluidos en una carpa de plástico transparente, rodeados por varios hombres en trajes herméticos que los estaban sometiendo a varias pruebas, y los letreros de "Cuarentena" Podían leerse por todo el lugar.
Daniela no pudo soportarlo más y comenzó a reír despreocupadamente. Cosas como estas solo le pasaban desde que se había unido al grupo, pero empezaban a gustarle. No podía decir que su vida era aburrida, por lo menos ahora tenía una anécdota más que contar. Cyborg comenzó a reír también, pensando en una manera de explicar las condiciones en las que se encontraban.
"Simplemente no nos esperan para cenar."
FIN DEL CAPITULO 4
¡Yey! Al fin terminé este capítulo. Lamento el retraso, por lo general subo cada capítulo con dos semanas de intervalo entre uno y otro, pero esta ves mi musa inspiradora no quiso cooperar. Se declaró en huelga por que desea trabajar en un fic de Yu Yu Hakusho, y como son demasiadas ideas a la vez no puedo escribir tanto. Así que decidió tomar un avión lejos, muy lejos y me amenazó con no regresar. Pero ya todo está arreglado, la drogué y la lancé dentro del compartimiento de carga en un avión de regreso, y estoy empezando ese fic de Yu Yu Hakusho. En fin, ¿qué le voy a hacer?
Repito una vez más: ¡Muchas gracias a mis lectores y reviewers! Un saludo muy especial a todos ustedes.
Nos vemos en la siguiente entrega. ¡Adiós y felices pascuas!
