"De acuerdo Robin, sé que puedes hacerlo..." El líder de los titanes caminaba por su habitación mientras buscaba en su interior el valor para atreverse a sacar un sentimiento que lleva enterrado en su pecho por vario tiempo ya. "No es tan difícil. Lo único que tienes que haces es llegar y decirle: 'Star, ¿puede hablar contigo un momento?'" Robin se dijo a si mismo al mirarse el espejo. La expresión de su rostro dejaba muy en claro que esa no era la mejor idea que había tenido y todavía no estaba muy convencido de lo que quería hacer.

Un fuerte golpeteo en su puerta lo sacó del trance en el que estaba y acudió a ver quién era. Se encontró a Cyborg del otro lado, el chico se veía confundido y sorprendido por algo.

"¿Qué sucede Cyborg?"

"Eh...creo que tienes que subir a la azotea. Algo bastante raro está sucediendo..." Robin levantó las cejas en forma de pregunta, pero decidió hacerle caso a su amigo.

Cyborg lo guió hasta la azotea de la torre, a la pista de aterrizaje para ser precisos. El resto del equipo ya estaba ahí, y los cinco se encontraban observando con interés el cielo.

"Cy, ¿qué sucede? Yo no veo nada." Cyborg le indicó que mirara hacia arriba, y alzando los ojos Robin se dio cuenta que sobre ellos una nave enorme en forma de un boomerang color cobre se acercaba con intenciones de aterrizar.

La nave descendió lentamente. Una puerta se abrió y una rampa emergió desde dentro para conectar la nave con la pista. Cyborg y Robin se acercaron al grupo, esperando lo que saldría de ahí, listos para atacar si fuere necesario.

Una mujer bajó de la nave, una mujer tamaraniana. Era muy alta, pero no demasiado curvilínea. Su piel era del mismo tono del de Starfire, al igual que su cabello era del mismo color, solo que mucho más coto, apenas y le llegaba a la nuca; sus ojos eran cafés y parecían llenos de sabiduría. Llevaba puesto un uniforme similar al de la joven titán, y tenía una lanza enorme entre las manos.

Starfire dio un paso al frente, sorprendiendo a los titanes.

"¿Lirand'r? ¿Eres tú?" La tamaraniana preguntó, dudando un poco de quien veía ante ella.

La mujer asintió e hizo una reverencia.

"Princesa Koriand'r." Dijo seriamente. "Me temo que traigo malas noticias..." Starfire se consternó ante sus palabras, y se acercó más para poderla escuchar mejor.

Nadie se dio cuenta que por sobre ellos una paloma blanca revoloteaba, llevando en su pata una pequeña cámara de video que le transmitía a su dueña una imagen en vivo de todo lo que sucedía.

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Capítulo seis: La sangre es más espesa que el jrasdlkjl.

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Al parecer, la joven Lirand'r era líder de una de las líneas de defensa de la armada tamaraniana y tenía una relación de amistad con Starfire desde hacía vario tiempo atrás.

"¿Qué es lo que sucede Lirand'r?" Star preguntó impaciente. La mirada en los ojos de su amiga le indicaban que las cosas no estaban nada bien.

"Star, tu hermano, el príncipe Ryand'r es prisionero de los Psions, y exigen el trono de Tamaran a cambio de su liberación. El gran emperador Galigfore me envió a mi y a mis hombres para buscarte, necesitamos tu ayuda o jamás vamos a poder sacar a Ryand'r de la fortaleza Psion, tú conoces ese lugar mejor que nadie..."

Starfire se llevó las manos a la boca horrorizada al escuchar eso. ¿Su hermano? Pero si es apenas un niño...

"¿Star?" Robin le tocó el hombre preocupado, Starfire no mostraba reacción alguna.

"¿Cuánto tiempo lleva prisionero?" Finalmente preguntó.

"Un par de días. No sabemos en que condiciones está, solamente que sigue con vida." Starfire retrocedió y cerró los ojos. Un dolor agudo se sintió en su pecho al recordar todo lo que había pasado ella misma en manos de los Psions. Apenas y logró sobrevivir y escapar, un niño pequeño como Ryand'r no tendría la más mínima oportunidad.

"Llévame inmediatamente." Starfire ordenó, la naturaleza guerrera de los tamaranianos comenzando a apoderarse de ella. "No permitiré que mi hermano pase por las mismas penurias que yo tuve que soportar por causa de esa raza." Dijo firmemente, pero Lirand'r le indicó con la mirada que eso no se podía.

"Tenemos que esperar hasta mañana. La flota Psion nos interceptó en nuestro camino a la Tierra, tomará varias horas reparar los daños. Debes considerar también que necesitamos pensar en un plan de ataque, no podemos simplemente llegar y abordarlos, no saldríamos vivos de ahí."

"¿Pues qué están esperando! ¡Comiencen con las reparaciones! ¡No hay tiempo que perder!" Daniela le gritó furiosa por la impotencia de la situación en la que se encontraban. Ella podía comprender exactamente lo que Starfire estaba sintiendo en esos momentos.

"Llévame donde está tu equipo reparando los daños, yo les ayudaré en lo que pueda." Cyborg le dijo y Lirand'r asintió.

"Nosotros iremos con ustedes cuando la nave esté lista." Robin le indicó y los demás asintieron. "No permitiremos que Star se arriesgue de ninguna manera, sus problemas también son nuestros." Star lo miró fijamente sin poder contener el dolor que sentía. Robin se dio cuenta y la abrazó para consolarla.

"Agradecemos su apoyo. Tamaran está en deuda con ustedes." Lirand'r dijo firmemente, y volteando hacia la nave, gritó algo que ninguno de los titanes más que Starfire pudo entender. Varios soldados tamaranianos salieron de la nave y se formaron en una fila, saludando a su líder y después haciendo una reverencia a su princesa. "Sarand'r, Kshi'on." Llamó a dos de los soldados que dieron un paso al frente. "Este grupo de terrícolas son amigos de nuestra princesa. El mayor de ellos se ha ofrecido para ayudar a reparar los daños causados a nuestra nave en el ataque Psion. Llévenlo al cuarto de controles y obedézcanlo en todo lo que les indique."

Los soldados asintieron y guiaron a Cyborg dentro de la nave.

"El resto de ustedes se queda en guardia. Estense atentos a cualquier indicio de actividad Psion y repórtenmelo inmediatamente. ¡Es una orden!" Los demás soldados saludaron y rompieron filas, cada uno tomando una posición de guardia alrededor de la nave.

Lirand'r suspiró y se acercó a Starfire.

"Tranquila Star..." Le dijo dulcemente. "Lo vamos a sacar, tienes mi palabra." Starfire asintió, un tanto reconfortada al escucharla. "Por favor descansen todo lo que puedan." Luego se dirigió al resto de los titanes. "Necesitarán sus energías para el día de mañana." Después se dirigió a Robin. "Cuídala mucho por favor."

El chico asintió. No era necesario que se lo pidiera... Luego guió a Starfire dentro para que terminara de calmarse.

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"¿Hola? ¿Hay alguien aquí?" Red X preguntó al vacío al entrar a la bodega abandonada. Llevaba una bolsa de papel en los brazos y una paloma blanca posada sobre su hombro. El chico se adentró en el lugar, encontrándolo acondicionado para la estadía de una persona, pero no había rastros de quien lo había citado.

"Ya te habías tardado." Red X se sobresaltó al sentir a Mirage tras él.

"¡Dios! ¡Casi me matas del susto! ¿Qué no conoces la palabra sutileza?" Red X se calló al ver a la chica en nada más que una bata de baño amarilla y su cabello envuelto en una toalla. Obviamente seguía con el antifaz puesto, la identidad secreta debe permanecer secreta. "No tenías que arreglarte solo para mí." El chico sonrió con picardía, y ella le dio un golpecito en el techo. La paloma en el hombro de X voló y se posó en la mano de la chica.

"Buen trabajo Cornellius." Felicitó al ave acariciándola. "¿Trajiste lo que te mandé pedir con él?"

"Si." El chico le respondió. "Pero no entiendo para que quieres estas cosas..." Dijo al vaciar el contenido en una mesa cercana: ropa de color morado, algunos collares y pulseras de plata, un par de cajas pequeñas y varias botellas de spray.

"Eso es asunto mío. ¿Tuviste problemas?"

"Me ofendes. ¿En tan bajo concepto me tienes?" La chica no respondió. Solo sonrió y se acercó a él. "Mejor ni me contestes."

Mirage se quitó la toalla de la cabeza y su largo cabello cayó por sobre sus hombros. La chica se dio la vuelta recogiendo algunas cosas que iba a necesitar.

"Pero que bonito cabello." X le dijo juguetonamente, recibiendo una mirada de 'no empieces' por parte de ella. "Nunca pensé que fueras pelirroja." X exclamó al observar el color del cabello de la chica.

"No lo soy." Mirage le respondió cortantemente y le lanzó una caja. El chico la tomó y leyó lo que decía.

"¡¿Te tiñes el cabello! Yo que pensé que eras toda natural..." El chico rió y continuó leyendo. "Fuego caoba... ¿quién le pone nombre a estas cosas?"

"No lo sé. No me importa." Mirage le dijo tomando las cosas de la mesa. "No toques nada." Le ordenó y X se sentó en la cama de la chica.

"Vamos, dime que es lo que tienes en mente. Se supone que como tu aliado me debes tener confianza." X preguntó cuando Mirage se escondió tras varias cajas de madera llevando el contenido de la bolsa que el chico había traído con ella.

"Muéstrame el código en el que eso está escrito y entonces te diré."

"Amargada. No entiendo para que necesitas todo eso... Ropa color lila, zapatos que hagan juego, joyería rústica de plata, lentes de contacto verdes y 5 latas de bronceado en spray. Por un momento me sentí travestido buscando todo eso . ¿Por qué demonios me enviaste a buscar esas cosas?"

"Por que no tengo tiempo de irlas a buscar yo misma." Respondió desde su posición y el chico se tiró de espaldas en el colchón. El sonido del spray saliendo de la lata se escuchó y Red X tosió un poco por el penetrante olor.

Al poco tiempo Mirage salió de su escondite, revelando su nuevo cambio de imagen: Su cabello ahora seco era brillante y lacio y le llegaba hasta media espalda, había cambiado su uniforme por unos pequeños pantaloncillos de cuero lila y un top corto del mismo material y color, en sus pies unas botas largas del mismo tono, en su cuello un enorme collar y en sus muñecas unos brazaletes enormes de plata, su piel se había tornado naranja por el exceso de bronceador. Lo que más llamaba la atención era que, finalmente, se había quitado el antifaz para revelar un par de hermosos ojos verdes, que Red X sabía eran falsos al recordar que el había robado los pupilentes.

Por un instante el chico se quedo sin habla cuando ella se acercó.

"Hey, despierta."

"Te ves muy parecida a..."

"¿Starfire?" Mirage sonrió victoriosa. "Entonces el disfraz si es convincente. ¿Me veo lo suficientemente alienígena?" Dijo colocando sus manos en sus caderas. Red X asintió sin quitarle los ojos de encima. "Perfecto."

"¿Por qué estas disfrazada así?"

"Eso es asunto mío."

Red X gruñó y se estiró en la cama. Su mano chocó con algo y revisó lo que era. Se encontró con el pequeño calendario oculto entre las sábanas y le dio una mirada. "¿Y esto? Las chicas que conozco que tienen calendarios bajo sus almohadas generalmente están contando otra cosa..." X sonrió con malicia.

"¡Dame eso!" La chica se lo arrebató sumamente molesta. "Lo que yo haga o deje de hacer es cosa mía. Ahora lárgate."

"Si que sabes hacer sentir a un hombre usado." Red X se levantó. "Pero no importa, me gustan las mujeres que toman el control de la situación." Le sonrió y ella le volvió a exigir que saliera del lugar.

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Ya era de noche y los soldados tamaranianos seguían en guardia. Por fortuna para Mirage, el planeta Tierra era un lugar tan impresionante para ellos, que no se necesitaba mucho para distraerlos. Todo era tan vivo, tan cálido, tan diferente a Tamaran...

Mirage había logrado escalar hasta la cima de la torre, llevando con ella un par de sus palomas en sus jaulas. Se escondió lo mejor que pudo y soltó a las aves.

"Vamos preciosas..." Susurró mientras sus palomas planeaban cerca de los soldados haciendo hermosas figuras en el aire. Mirage sonrió orgullosa, las había entrenado bien.

Impulsados por la curiosidad, los soldados se acercaron. Hasta el momento no había señales fuera de lo común, y estos animales nativos les resultaban terriblemente fascinantes, descansar un poco no les haría daño.

Mirage aprovechó la distracción y sigilosamente subió por la rampa, infiltrándose en la nave silenciosamente. Caminó por los pasillos naturalmente, ninguno de los soldados parecía notar nada fuera de lo común, aunque comparada con ellos se podía ver a simple viste que ella era la más joven del lugar...

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Robin entró a la nave, y preguntando donde estaban Cyborg y Lirand'r los soldados lo guiaron hasta ahí.

"¿Cómo va todo?" Robin le preguntó a Lirand'r mientras observaba a Cyborg trabajar bajo un tablero de control soldando algunos cables.

"Con buen ritmo." Ella respondió.

"Pronto terminaré y esta preciosura estará lista para salir." Cyborg le dijo aún bajo la consola.

"Me alegra escuchar eso." Robin guardo silencio, y Lirand'r pudo leer en su rostro que algo le ocurría.

"¿Te sientes bien?"

"Si. No es nada." Robin mintió.

"Lirand'r, necesito una mano extra aquí."

"Permíteme." Lirand'r salió al pasillo buscando a alguien. Complacida vio a una 'soldado en entrenamiento'. "¡Recluta!"

Mirage se sobresaltó un poco al ver a la mujer llamándola. Sabiendo que se vería sospechosa si no acudía, se acercó y saludó de la misma manera que había visto por la transmisión que le enviaron sus aves saludaban a la mujer.

"¿Recluta?" Robin preguntó acercándose. Mirage sintió su corazón paralizarse. Si el chico supiera quien era ella en realidad, su vida corría grave peligro...

"Si, tenemos un grupo de soldados jóvenes en entrenamiento en la nave." Le respondió. "Identifícate." Le ordenó a Mirage, y la chica tragó saliva pensando en un nombre que sonara convincente. Si de por sí el tamaraniano era casi imposible de pronunciar, si se equivocaba y decía algo incorrecto se iba a meter en problemas.

"Luand'r." Fue lo primero que se le vino a la mente. Sostuvo el aliento esperando a ver si la reacción de la mujer era buena. Lirand'r la miró conmovida.

"Tienes un nombre hermoso, el de nuestra fallecida emperatriz." Lirand'r le sonrió y le indicó que entrara. Mirage volvió a respirar. Su suerte era buena esta noche. "Asístelo." Lirand'r señaló a Cyborg. Mirage asintió y entró a la habitación, ayudándolo en lo que necesitara.

"Lirand'r..." Robin se dirigió a ella. "Lo que dijiste más temprano acerca de que Starfire conocía la fortaleza de los Psions mejor que nadie... ella se puso muy mal al recordarlo... ¿sucedió algo que debamos saber?"

El interior de Mirage se estremecía victorioso. Conseguir información de la titán tamaraniana iba a ser bastante difícil, y toda esta situación no pudo haber venido en un momento más oportuno.

"Bueno..." Lirand'r dudó un poco. Mirage se movió para acomodarse y sin querer se golpeó con la consola. Suprimió una queja y se dispuso a escuchar mientras Cyborg le pedía que le pasara unas herramientas.

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"Lo que pasó es lo siguiente." Starfire estaba sentada en el sillón del living. Abrazó sus rodillas y miró a sus compañeros. "Es de su conocimiento que pertenezco a la familia real de Tamaran. Mis padres, los emperadores Myand'r y Luand'r eran buenas personas..." La chica dijo con tristeza. "Poco después de que mi hermano menor Ryand'r nació, los Psions atacaron Tamaran. Su tecnología y su entrenamiento militar eran superiores y nuestra gente sufrió mucho por su culpa. Mi padre tomó la decisión de que por el bien de Tamaran, entregaría a uno de sus hijos a cambio de la libertad de su pueblo. Blackfire no era una opción viable por ser la primera en la línea de sucesión al trono, y Ryand'r era apenas un bebé. Yo decidí sacrificarme, hacer lo que era mejor para Tamaran..." La chica se detuvo al recordar su doloroso pasado. Daniela se acercó a ella, y sentándose a su lado, la abrazó. "...como esclava fui sometida a cosas horribles, pero todo valió la pena puesto que mi gente dejó de sufrir. Al cabo de un largo tiempo fui capaz de escapar...fue así como llegué a la Tierra... no pensé que los Psions quisieran insistir en apoderarse de Tamaran. Ahora Ryand'r está bajo su poder, y no puedo ni siquiera pensar en las cosas terribles que le deben estar haciendo para presionarnos a ceder..."

"No te preocupes Star. Nosotros salvaremos a tu hermano." Chico Bestia le dijo decidido.

"Esos Psions lo pagaran caro. Se están metiendo con una de mis amigas. Nadie se mete con mis amigos..." Raven le dijo. No pudo contener la furia que sentía en ese momento, y el resultado de que sus emociones se apoderaran de ella fueron algunos platos y vasos rotos, pero ninguno le dio importancia.

"Debería ir a descansar Star." Chico Bestia le dijo.

"B tiene razón Star, ve a dormir un poco..." Daniela le dijo con suavidad.

"Supongo que están en lo correcto..." Starfire se bajó del sillón y flotó hacia la salida. El resto la observó mientras se alejaba. "Muchas gracias por su apoyo amigos." Starfire les dijo antes de salir.

Los tres se miraron preocupados. Esa no era la Starfire que conocían...

"Espero que todo salga bien." Daniela suspiró.

"Lo hará." Raven le respondió. "Iré a meditar un poco." La hechicera dijo, y usando sus poderes abrió un portal en el piso que la llevó directamente a su habitación.

"Oye Dani...me estaba preguntando algo. Tú le temes a las alturas, ¿cierto?" Chico Bestia le preguntó.

"Si... ¿a que viene al caso?"

"¿Entonces como te vas a subir a la nave espacial?"

La chica se petrificó.

"No había pensado en eso..." Dijo mirando al vacío. "... ¡ROBIN!..."

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"No sabía que Star había pasado por todo eso..." Robin miró el cielo a través de la ventana cuando Lirand'r terminó de contarles todo lo que había tenido que pasar su querida princesa Koriand'r. La militar no había dejado pasar el más mínimo detalle desde que Starfire nació, hasta que escapó al planeta Tierra, incluidos los detalles sangrientos de la guerra, claro está...

"No voy a poder dormir en una semana..." Mirage murmuró, incapaz de parpadear. En momentos como ese era cuando agradecía haber tenido una infancia normal, o relativamente normal, considerando los factores que la pusieron donde está ahora: ayudando a reparar una nave espacial mientras trabaja como detective privado para un psicópata con delirios de poder. ¿Qué niña no crece con la ilusión de hacer eso algún día?

"La princesa Koriand'r siempre ha sido un ejemplo a seguir para los tamaranianos. No le importa sacrificarse a si misma si eso significa garantizar el bienestar de su gente. Ojalá su hermana Komad'r fuera así..." Lirand'r se cruzó de brazos.

"Listo. Terminé." Cyborg se quitó de debajo de la consola y se puso de pie. "Quedó como nuevo y listo para acabar con algunos marcianos."

"Bien hecho. Recluta, puedes retirarte. Ve a descansar. Nos espera un largo día mañana." Mirage se puso de pie, saludó y se retiró.

La chica sonrió para sus adentros. Tenía ahora en su memoria la vida completa de uno de los titanes más difíciles de descifrar, y lo único que le había costado era soportar a Cyborg por unos minutos. Vio la puerta a lo lejos y corrió para largarse de ahí de una vez.

"¡Lkashoir!" Un soldado le sonrió y la tomó del brazo. "Alkeuan lknasdoie gjhuohroajsndl" Le dijo. Mirage lo miró con la boca abierta sin entender una sola palabra. El soldado le sonrió y la jaló con él.

"¡Oye! ¡Suéltame!" Mirage intentó liberarse, pero la fuerza superior del tamaraniano se lo impedía. Podía sentir como le estaba cortando la circulación de la muñeca. "¡Déjame ir!"

El hombre la llevó hasta una habitación donde había un pequeño catre, un espejo y lo que parecía un armario. La soltó y le indicó gentilmente que entrara. Mirage solo sacudió la cabeza en forma de negativa y lo miró a los ojos. El soldado, pensando que era solamente la actitud juguetona típica de la edad rió abiertamente. ¡Oh, aquellos días de su infancia en los que el mismo fue un recluta! La empujó levemente dentro del cuarto, pero considerando la diferencia de fuerzas, Mirage fue impulsada tan fuerte que se estrelló contra la pared, cayendo en la cama inconsciente. El soldado sonrió pensando que Mirage estaba jugando y cerró la puerta.

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El amanecer llegó pronto, y los titanes estaban ya listos para ir en rescate del pequeño Ryand'r. Frente a la nave espacial se encontraban Raven, Starfire y Robin esperando al resto de sus compañeros.

"¡Suéltame Cyborg! ¡No me voy a subir! ¡Suéltame!" Cyborg venía con Daniela sobre su hombro mientras la chica pataleaba frenéticamente. Chico Bestia se había convertido en pulpo y la había aprisionado con sus tentáculos, pero aún así contenerla era algo sumamente difícil. "¡Esto es abuso! ¡Protesto! ¡No puedes obligarme a que me suba!"

"Obsérvame." Fue la respuesta de Cyborg.

"¡Por favor suéltame!" Cyborg se detuvo cuando llegó con los demás, que los observaban con gotas de sudor en la cabeza. "¡Star! ¡Sabes que haría lo que fuera por ti...PERO NO ME OBLIGUES A SUBIRME!" La chica lloriqueó suplicante. Chico Bestia finalmente usó uno de sus tentáculos para taparle la boca y Cyborg suspiró aliviado.

"Estamos listos." Cy dijo mientras Daniela seguía retorciéndose. Robin asintió y todos entraron a la nave.

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"Mi cabeza..." Mirage gimió abriendo lentamente los ojos. Se llevó la mano a la sien adolorida, sentía como las venas es su frente palpitaban. Se estiró un poco y se bajó de su 'cama'. "Tuve el sueño más extraño de todos...tengo que dejar de entrenar tanto antes de irme a dormir..."

Se estiró un poco más, y tranquilamente pasó por frente del espejo que reflejaba su nuevo look y una ventana que mostraba la noche más hermosa que había visto en su vida. Mirage se paralizó al ver su reflejo y más estrellas de las que jamás había visto. "No puede ser..." La chica rió asustada. Por lo visto lo ocurrido no había sido un sueño. "¡Ahhhhhhh!" Gritó con todas sus fuerzas, buscando una manera de salir de ahí. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Seguir con la farsa? Esto no era como en las películas de ciencia ficción, ¡esto era un guerra! No importaba que tan comprometida estuviera con su trabajo, esto ya era demasiado.

El mismo soldado que la había llevado en la noche anterior a esa habitación abrió la puerta del cuarto, viendo extrañado el peculiar comportamiento de su 'colega' mientras caminaba en círculos por toda la habitación maldiciendo en un idioma que él no podía entender.

"Lkashoir. ¿Lsoaojng oihoquebmn okashdoih?"

"Hermano, mírame a los ojos." Mirage le dijo con una mirada un tanto neurótica. "¡NO-TE-ENTIENDO-NADA!" Dijo tirándose en el piso y pataleando como histérica.

El soldado solamente rió, y de nuevo, la tomó del brazo y la arrastró por los pasillos. Mirage no opuso resistencia esta vez, estaba como ida...

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En el cuarto de controles, los titanes y Liland'r se encontraban esperando llegar a su destino.

"No mires por la ventana, no mires por la ventan, no mires por la ventana..." Daniela repetía una y otra vez sentada en un rincón oscuro, abrazando sus rodillas y meciéndose en una forma paranoica.

"Por lo menos lograron subirla..." Robin arqueó ambas cejas al verla en un estado tan deplorable. Sin embargo, su mayor preocupación en este momento era otra. Se acercó lentamente a Starfire quien le estaba dando la espalda y viendo a través de una ventana, inmersa en sus pensamientos. "¿Te encuentras bien Star?"

La chica asintió.

"Si Robin. Agradezco tu preocupación..." Sonrió tristemente. "Es solo que no puedo dejar de pensar en el pobre de Ryand'r sufriendo bajo el incansable y cruel puño de los Psions mientras pide ayuda... y mientras él sufría yo estaba divirtiéndome en la Tierra...no puedo dejar de pensar que en cierta forma esto es mi culpa...si yo no hubiera escapado entonces-" Robin la calló poniendo su dedo sobre los labios de Starfire.

"Star, nada de esto es tu culpa. Tú no podías sacrificarte de esa manera, era lógico que escaparas."

"No Robin, debí de haber permanecido ahí. Todo Tamaran contaba conmigo, mi deber era cumplir con mi destino y liberar a mi pueblo del sufrimiento ocasionado por la guerra..."

"Star." Robin le dijo, tomando las manos de la chica entre las propias. " Tú hiciste lo que debías hacer. Tomaste la decisión correcta, no puedes culparte por lo que está pasando. Las guerras ocurren, no siempre por razones válidas, pero uno tiene que encontrar la manera de ser más fuerte que eso. No puedes culparte por siempre de lo ocurrido."

"Oh Robin..." Starfire suspiró. "Si tan solo lo que dices fuese tan fácil de llevar a cabo como lo haces parecer...pero no puedo renunciar a mi pasado." Starfire miró a través de la ventana como se acercaban lentamente a la fortaleza de los Psions. "No puedo huir de mis responsabilidades..."

Las puertas de la habitación se abrieron, dejando entrar al soldado que traía a Mirage a rastras. La llevó ante Lirand'r, y la chica tardó un momento en reaccionar.

"Recluta, tu dominas el idioma de los terrícolas, ¿no es así?" Mirage asintió dudosa. ¿Qué iban a hacer con ella? "En ese caso tu serás mi contacto con ellos. Te adentrarás en la fortaleza junto con nuestra princesa y sus amigos, y me mantendrás informada de lo ocurrido en todo momento. ¿Queda claro?" Lirand'r preguntó, y de nuevo Mirage tardó un poco en contestar. ¿Adentrarse en la fortaleza en una misión de rescate?

Slade iba a tener que aumentar otro cero a la derecha de la cantidad que habían acordado como pago después de esto.

"¡Si señora!" Mirage asintió. Entonces Lirand'r le indicó al soldado que se acercara, y le dio un arma a la joven. Mirage la observó extrañada. ¿Cómo debía de usar esa cosa?"

"Señora, estamos a punto de aterrizar." El piloto se dirigió a Lirand'r, y ella le indicó que continuara.

"Nosotros iniciaremos el ataque. Entonces ustedes aprovecharán la distracción de las fuerzas de defensa enemigas para entrar y sacar al príncipe de ahí." Lirand'r les indicó, y los titanes y Mirage asintieron.

"Dani, levántate..." Cyborg la ayudó a ponerse de pie, pero ella seguía mirando al vacío y repitiendo su mantra.

"Pensé que ibas a ayudarle con su miedo." Chico Bestia le dijo a Raven.

"Lo intenté. Es un caso perdido." Fue su corta respuesta.

La fortaleza se percató de la presencia de la nave y comenzó a disparar en contra de la nave. Los tamaranianos estaban concientes de que usarían esa táctica en su contra y estaban preparados para responder el ataque. Usando sus propios cañones, la nave se defendió hasta que aterrizaron. Las rampas se abrieron, revelando a los soldados y a los titanes listos para salir y atacar. La fortaleza Psion se encontraba lista para atacar, con cientos de hombres formados protegiendo la entrada y con sus armas preparadas para enfrentarse contra el ejército de Tamaran.

"Dani, ya aterrizamos. Ya estamos en tierra firme." Cyborg le dio un leve codazo, haciéndola reaccionar finalmente.

"¡Vamos a patear unos cuantos traseros!" Chico Bestia gritó al sentir la adrenalina corriendo por todo su cuerpo.

"¿Lista?" Robin le preguntó a Starfire. La princesa tamaraniana asintió, y apretando sus puños sus ojos brillaron con el máximo de su resplandor. Los soldados imitaron el gesto, indicando que estaban listos para la batalla. Mirage, que estaba parada junto a Raven miró a todo su alrededor buscando una manera de salir de esta. Viendo que no había opción, tomo aire y apretó el arma que le habían dado contra su pecho. Más le valía descubrir como se usaba esa cosa y rápido.

Al grito de guerra de Lirand'r, todo el cuerpo militar voló en contra de los enemigos, maniobrando entre disparar sus armas y esquivar los ataques que les lanzaban.

Robin esperaba el momento indicado en que el camino se despejara un poco para poder actuar ellos. Viendo la señal que Lirand'r le hizo, el líder de los titanes volteó a ver a Raven.

"Ahora." A la orden de Robin, Raven los envolvió a ellos y la 'recluta tamaraniana' en un campo de fuerza creado por sus poderes, y abriendo un portal, los teletransportó dentro de la fortaleza.

"Titanes..." Las paredes creadas por Raven se disiparon. "¡Al ataque!"

Los siete adolescentes corrieron por los pasillos, Starfire iba volando a la cabeza indicándoles el camino. La tarea del resto era asegurarse de dejar fuera del juego a cuanto Psion se le pusiera enfrente, cosa que no fue nada fácil teniendo en cuenta que eran ellos siete contra un ejército entero.

Un pelotón los interceptó a mitad del camino y comenzaron a disparar a quemarropa en contra de los titanes. Por un momento Mirage pensó en utilizar sus campos de fuerza para protegerse, pero si lo hacía quedaría al descubierto, y los alienígenas disparándole serían lo menos de que preocuparse para ella. Raven utilizó sus poderes para entretener a algunos de ellos, Chico Bestia se transformó en un Tiranosuario y de un fuerte coletazo se encargo de dos o tres. Mientras Cyborg y Daniela trabajaban en contra del resto: el cañón sónico del chico y las vibraciones emitidas por ella parecían ser bastante efectivas.

"¡Star! ¡Luandr'! ¡Tenemos que seguir!" Robin les indicó, y Starfire no perdió tiempo en hacerlo. Robin corrió tras ella, seguido por Mirage que había logrado hacer pasar su truco de levitación por las habilidades naturales de vuelo de los tamaranianos.

"¡Recluta! ¡Reporte de la situación!" Aparentemente el arma tenía un intercomunicador integrado, y como Mirage no se esperaba que una voz fuera emitida desde ahí la soltó, y esta rebotó en el suelo haciendo eco por todo el lugar. Robin volteó a verla reprochantemente, hasta ahí había llegado el elemento sorpresa. Mirage se encogió de hombros y tomó el arma una vez más.

"Bueno..." Los ojos de Mirage se abrieron a toda su capacidad al ver a todo el grupo de Psions que venían acercándose a ellos. Starfire voló en contra suya y comenzó a lanzarles rayos estelares con toda su furia. Robin fue tras ella, y haciendo uso de su entrenamiento en artes marciales pudo darle una buena batalla a un par.

Tres de ellos venían acercándose a Mirage, y por lo visto no tenían intenciones amistosas.

"¿Cómo termine metida en esta cosa?" La chica tragó saliva y cerró los ojos fuertemente, deseando que al abrirlos todo resultara ser una mala película. Sabiendo que si usaba sus poderes para defenderse estaba perdida, apretó fuertemente el arma contra su cuerpo mientras esperaba el ataque.

Un rayo se disparó del arma, alejando a sus atacantes de ella. Mirage parpadeó sorprendida al ver que estaba a salvo y volteó a ver su arma, completamente confundida. Un Psion se recuperó y se abalanzó en contra suya, y repitiendo el mismo movimiento de sus manos en el arma volvió a lanzar otro rayo en contra del alienígena.

"Así que así se usa esta cosa..." Sonrió con esa característica malicia suya. Ahora que podía defenderse, podía ayudar a los dos titanes a rescatar al mocoso y salir de ahí lo más humanamente rápido posible. Starfire estaba teniendo problemas con sus contrincantes, dándose Mirage cuenta de ello, se acercó a ella y disparó en contra de los enemigos, hiriéndolos de gravedad.

"Muchas gracias." Star le dijo.

"Ahórrate eso para después. ¡Ve por el niño!" Mirage le gritó. Starfire asintió y salió volando fuera de ahí. "¿Qué estas esperando? ¡Ve con ella!" Mirage le ordenó a Robin, disparándole a los hombres contra quienes el chico peleaba. "Yo me encargo de estos, tu mueve ese trasero y ve a ayudarla."

Robin la miró un tanto incrédulo.

"Eso de dominar el lenguaje terrícola..." El chico golpeó finalmente al último de sus contrincantes en la cara y fue tras Starfire. "Muy convincente." Fue lo último que dijo antes de dar vuelta en una esquina y perderse de vista.

Los Psions quisieron seguirlos, pero Mirage se interpuso en su camino, mostrando una enorme sonrisa confiada en su rostro. Ahora que los titanes más cercanos estaban a varios pasillos de distancia de ellas, podía hacer lo que placiese al momento de defenderse de los alienígenas.

Y si de algo estaba segura, es que no iba a tener consideración.

Escogieron un mal día para meterse con ella.

"¿Alguno de ustedes ha asistido a un espectáculo de magia alguna vez?"

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"Es aquí Robin." Starfire se acercó lentamente a un enorme portón frente a ellos. Tristes memorias venían a su mente, y por un momento retrocedió en el tiempo a aquellos días en que ella misma fue objeto de dolorosas humillaciones e inimaginables torturas.

"Lo sacaremos de ahí." Robin se acercó, dándole tiempo a su compañera de asimilar todo lo que estaba pasando. Casi inconscientemente, Starfire abrió la puerta haciendo uso de toda su fuerza física e emocional, hacerlo no fue nada fácil, pero sabía que tras el esfuerzo hecho solamente estaría un paso más cerca de salvar a su hermano.

Dentro la habitación se encontraban dos Psions vestidos de una manera ostentosa reunidos alrededor de una mesa quirúrgica, atada a ella se encontraba la frágil figura del pequeño Ryand'r.

"¡Koriand'r!" El niño gritó con la poca fuerza que le quedaba, y sus victimarios retrocedieron al reconocer a la mujer que los miraba con rabia pura reflejada en sus verdes ojos.

Los Psions intentaron huir, pero Starfire fue contra ellos antes de que pudieran hacerlo. Lanzando varios rayos en su contra, los dos hombres tomaron refugio tras una inmensa computadora que había en la habitación. Entonces tomaron las armas que tenían ocultas entre sus ropajes y abrieron fuego en contra de la tamaraniana.

Robin se acercó a Ryand'r, y sacando un pequeño laser de su cinturón comenzó a cortar las correas que tenían inmovilizado al pequeño.

"¿Quién eres?" Ryand'r preguntó débilmente, recibiendo una cálida sonrisa por parte del joven.

"Un amigo que va a sacarte de aquí más rápido de lo que imaginas." Robin respondió y siguió trabajando en las correas.

Starfire logró destruir el computador y dejar a los Psions sin refugió. La explosión los hizo separarse, pero eso resultó contraproducente ya que ahora la atacaban desde dos ángulos diferentes. Robin observó esto, pero decidió concentrarse en liberar a Ryand'r, Star nunca le perdonaría que permitiera que su hermano siguiera sufriendo un segundo más de los necesario.

Finalmente logró romper las correas, y tomó el golpeado cuerpo del niño en los brazos. Ryand'r se prendó de él casi instintivamente, apretándolo fuertemente como si quisiera disipar el miedo que sentía en ese momento.

"¡Hermana!" Ryand'r gritó al ver que uno de sus captores le disparó en la espalda y la hizo caer con fuerza, abriendo una grieta enorme en el piso. Starfire intentó levantarse, pero sus extremidades no respondieron. Su furia había sido tan grande que no midió las fuerzas con las que peleaba y ahora se había quedado sin energías. Los Psions se acercaron de manera amenazadora a ella, preparados para usar sus armas en su contra y acabar con la princesa tamaraniana que tantos problemas les había causado de una vez por todas.

Starfire chilló y cerró los ojos al ver el arma apuntando en su contra lo suficientemente cerca para volarle la cabeza. Robin lanzó algunos de sus discos para detenerlos de disparar, pero un Psion logró destruirlos al dispararles. Ryand'r enterró la cabeza en el pecho de Robin, negándose a ver lo que estaba por pasar...

"¡Starfire!" Robin gritó, seguido por un rayo que vino de detrás de él, dando directamente en la mano del Psion que apuntaba a la cabeza de Starfire. Mirage se encontraba en la puerta de la habitación, con el arma dada en manos apuntando hacia ellos.

"Mala idea." La chica sonrió malévolamente y se recargó en lo que quedaba de la puerta.

Agradeciendo la distracción, Starfire recobró un poco de fuerzas y le lanzó un golpe directo en la quijada, logrando tirarlo al piso. Flotó hasta ellos, lista a dispararle uno de sus rayos estelares directamente y acabar con su vida.

"¡Hermana!" Ryand'r lloró. El llanto de su pequeño hermano retornó a Starfire a la realidad. Si terminaba con la vida de aquel enemigo, ¿qué diferencia habría entre ellos dos? Se convertiría en lo mismo que odiaba y que tanto daño le habían hecho...

Aún así, si él seguía viviendo, representaría una amenaza para Tamaran... pero ella ya había renunciado a la corona...

El debate entre lo que sentía debía hacerse y lo que sabía debía hacerse comenzó en su corazón. Si había algo que detestaba era ver a personas sufriendo; más si se trataba de su pueblo sufriendo, pero si decidía acabar con todo eso, matando por fin a su rival, ¿el matar no la convertía en una mala persona? Ella peleaba contra personas malas para proteger a los necesitados, cometer ese acto sería traicionarse a si misma y a todo en lo que creía. Ella era una tamaraniana, y la naturaleza de los tamaranianos es pelear para sobrevivir, si eso implicaba matar para sobrevivir, entonces...

"Tómame a mí..." Bajó la cabeza y murmuró.

"¡Star! ¡¿Qué estás haciendo!" Robin le gritó desde su posición. No podía creer lo que ella acababa de decir.

"Ofrezco sacrificarme a cambio de la libertad de mi hermano." Dijo decidida, y tomando un último suspiro, bajó las manos, señal de que se rendía.

Star retrocedió sorprendida al ver como el rayo proveniente del arma de Mirage golpeaba fuertemente al Psion frente a ella. El hombre cayó al suelo, y por un momento ella quedó paralizada. Volteó a ver a la mujer que había disparado, y su rostro no mostraba la más mínima señal de remordimiento.

"Lo haces tú o lo hago yo." Le dijo fríamente. "No creo que sea conveniente dejarlo volver a abrir los ojos." Dijo con seriedad, dispuesta a presionar el gatillo una vez más.

Starfire dudó un poco. ¿Qué no había otra manera de solucionar todo esto? ¿Por qué todo tenía que terminar manchado de sangre?...

"Eso es un 'hazlo tú'" Dijo cortantemente y frunció el ceño. Hacía un par de segundos había recibido instrucciones por parte de Lirand'r haciéndole saber que el arma que le habían otorgado era un realidad una bomba.

"Destrúyelos..." Fueron las instrucciones. Si no obedecía, las posibilidades de regresar a la Tierra y morir ahí eran equitativas. Ella no tenía pensado arriesgarse a un 50-50, sus intenciones eran obviamente inclinar la balanza hacia un solo lado. Personalmente, ella prefería la opción que le permitía seguir respirando.

"¡Salgan de aquí!" Gritó y desprendió la parte superior del arma, lanzándola hacia ellos. Starfire no se movía, y Mirage se vio obligada a levitar hasta ella y sacarla del lugar.

Ellas volando, y Robin corriendo con Rryand'r en brazos se movieron por los pasillos a toda velocidad, el tiempo no estaba de su lado. Tenían que salir en menos de un minuto o todo el lugar volaba junto con ellos.

Afortunadamente, Raven los estaban esperando. Mirage sonrió eufórica para si misma, por lo visto Dios no quería que muriera esa noche. Envolviéndolos bajo el manto de sus poderes, Raven los sacó de ahí, transportándolos directamente dentro de la nave tamaraniana. Lirand'r y los demás soldados que gracias a la ayuda de los titanes habían logrado sobrevivir sin una sola baja esperaban su regreso para poder despegar. En cuanto Starfire y el resto del grupo aparecieron junto a ellos, encendieron los motores y salieron de ahí a toda prisa.

Mirage se acercó a una ventana, observando las explosiones que ella había ayudado a provocar. Curiosamente no sintió ningún remordimiento, ella sabía que eso era lo que debía hacer...

Sin embargo, la filosofía de 'una vida por otra' no parecía convencer del todo a Starfire, y no pudo evitar dejas escapar una lágrima mientras observaba la caída de uno de los enemigos más fuertes de Tamaran. La idea de que el dolor de un pueblo se acabara con el sufrimiento de otro no tenía sentido para ella, y tamranianana o no, princesa o no, jamás iba a aceptar el asesinato como una respuesta a los problemas. Por que de una u otra forma, lo que se acababa de cometer ese día, fue un asesinato, una masacre más que quedará escrita con sangre en la historia de Tamaran...

"¿Hermana?..." Ryand'r se acercó a ella, y levemente le jaló la falda. Starfire lo miró tiernamente a sus grandes ojos verdes, y velozmente se inclinó parar abrazarlo. El pequeño no pudo ocultar más lo que sentía y comenzó a llorar, inmerso en el consolador abrazo de su querida hermana.

"Parece que todo terminó." Raven mencionó.

"Si, creo que ya todo acabó." Robin sonrió con un toque de tristura al escucharla. Al haber vivido todo esto, algo le había sido aclarado:

Aunque el alma de Starfire pertenecía a la Tierra, su corazón siempre iba a estar con Tamaran, dispuesta a sacrificarlo todo si se lo pedían. De Tamaran, y de la Tierra, ella pertenecía a ambos lugares... y en ese momento no había lugar parra él en su corazón.

"Sentimiento correcto." Raven le dijo sin apartar su vista de Starfire. "Desafortunadamente el tiempo no es el adecuado para ti..."Robin la miró sorprendido cuando ella se dio la media vuelta y se retiró. ¿Cómo pudo saber lo que pasaba por su mente en ese momento?

Claro, empatía...

Definitivamente tenían que hacer algo al respecto.

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De regreso en la Torre –T, las despedidas estaban llevándose a cabo. Toda esta experiencia había sido algo que ninguno olvidaría en un muy buen tiempo, aunque algunas personas lo único que agradecían era haber vuelto a pisar tierra firme. Y después del no tan tierno re-encuentro entre los hermanos, ahora ambos no querían separarse.

"¡Pero Lirand'r! ¡Yo quiero quedarme aquí con mi hermana!" Lirand'r intentó separar al niño que abrazaba fuertemente a su hermana, mientras Robin y Cyborg hacían lo mismo en cuanto a su amiga.

"Entienda príncipe, que la princesa Koriand'r tiene cosas de suma importancia que hacer..." La mujer intentaba hacerlo entender, pero era imposible. Ahora que había recuperado su carácter, el niño era la criatura más terca que se pudieran imaginar.

"¡Vamos Star! El tiene que regresar a tu planeta..." Los chicos forcejeaban, pero ella no parecía mostrar ninguna señal de fatiga.

"Les propongo algo." Robin suspiró rendido. "Ryand'r puede venir a visitar a Starfire cuando quiera, siempre que prometa que nos avisará con tiempo, y si nosotros podemos recibirlo en ese momento. ¿Están de acuerdo los dos?"

Los príncipes tamranianos se miraron uno al otro y sonrieron ampliamente. Los dos gritaron alegremente, indicando que el trato les parecía bueno. Robin se sintió muy feliz al ver que Starfire había recuperado esa personalidad tan optimista suya.

Tal vez en otra ocasión, cuando ella no se estuviese debatiendo entre decidir si seguir a su sangre o a su felicidad entonces... un leve sonrojo apareció en las mejillas del chico ante la idea, pero lo disipó rápidamente para evitar cualquier incidente inapropiado en ese momento.

"De cualquier manera, nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de la cadete Luand'r." Lirand'r dijo orgullosa y volteó a ver a Mirage, que ya se encontraba escabulléndose sigilosamente del lugar.

"¿Mande?" La chica volteó y parpadeó. El soldado que se había encariñado con ella llegó, y le dio un fuerte abrazo que casi la asfixia. Al soltarla, le dio una amigable palmada en la espalda. Nuevamente la suerte hizo de las suyas, y además de casi sacarle los pulmones del cuerpo de un golpe, uno de los pupilentes verdes que llevaba salió disparado cayendo lejos, dejando al descubierto un solo ojo de un impresionante color malva... "Oh oh..."

"Star..." Chico Bestia se veía curioso. "¿Existen lentes de contacto en Tamaran?"

Mirage retrocedió al acercarse los titanes a ella de manera peligrosa, y no solo eso, si no que toda la armada tamaraniana la veía con ojos furiosos. Esto no podía terminar bien de ninguna manera...

"Ehh... ¿sorpresa?" Se encogió de hombros, mientras pensaba desesperadamente una manera de salir del apuro.

Fue cuando vio los ojos de Raven brillando que entiendo que de este problemita solo un milagro la salvaba. Retrocedió un poco, pero se tuvo que detener al encontrarse con la orilla de la azotea, un paso más y caía directamente al acantilado.

Aunque todas esas rocas comenzaban a verse terriblemente tentadoras al compararla con la ira de una flotilla entera armada y seis adolescentes con superpoderes.

"Hoy no es mi día..."

"¡Parece que me necesitas!" La voz de Red X emergió de la nada, y el chico apareció escalando una de las paredes a toda velocidad. Saltó a la azotea, y usando las x's inmobilizadoras de su cinturón para inmovilizar a todos los presentes, se encargo de sacar a Mirage de ahí. La tomo del brazo, y la chica no tuvo tiempo de comprender lo que ocurría cuando la jaló con él y saltaron de la azotea.

Robin gritó fuertemente en una mezcla de rabia, frustración y humillación mientras intentaban liberarse. La mujer se había burlado de él una vez más.

Definitivamente no le agradaba que las personas se rieran de él...

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"¿Cómo supiste que estaba ahí?" Mirage se encontraba tirada un su cama jadeando, recuperándose se todo lo que le acababa de pasar. Por un simple descuido todo su trabajo estuvo a punto de irse por la cañería. Y lo que más le daba coraje era que se había salvado gracias al hombre más irritante de todo el mundo. Cosas como esa solamente le pasaban a ella...

"Simplemente digamos que Cornellius se encariñó conmigo." Red X le contestó, dándole la espalda. "Espero que esto te enseñe que puedes confiar en mí..."

Mirage volteó la cara. Un día de estos le iba a dar una paliza que jamás olvidaría si la actitud altanera del chico no cambiaba.

"No creas que acabas de comprarme con eso."

"Eres una chica difícil." X suspiró y se cruzó de brazos. "Como quieras, nos estamos viendo." Se despidió, dejando a la chica tirada en el colchón. Aún recostada, Mirage hizo levitar un pequeño espejo hacia ella, y observó por un momento su reflejo en el espejo: el contraste entre el color natural de sus ojos y el falso verde que portaba la hicieron reflexionar.

"¿Por qué me metí en esto?" Murmuró aún viéndose. Al girar a un costado, vio su calendario junto a ella...

"Claro." Sonrió con tristeza, y tomando un marcador tachó uno más de los recuadros. "65 días..."

FIN DEL CAPITULO 6

Otra entrega. Lo hice! Escribí un capítulo centrado en Starfire! Andy, siéntete orgulloso de mí! Jajajaja!

Respondiendo a dos reviews muy peculiares:

Yasha, querida, no hay necesidad de ponernos tan agresivas...Ejejejejeje...XD

Y Souske, pues la verdad eres la primera persona aquí que me pide una colaboración. No tengo problema en hacerla, pero tendríamos que ponernos de acuerdo tu y yo para hacer eso. Si en realidad estas interesado en que co-escriba esa historia contigo, contáctame, mi correo esta en mi profile.

Esperando que esto les haya gustado, me despido de ustedes hasta la próxima entrega. Sayo!