Bajo la luz del mediodía una batalla se está llevando a cabo en el centro de la ciudad. Los titanes se encuentran peleando contra un grupo de los robots de Slade, quienes habían tratado de colocar algunas bombas en el área. La contienda no era nada fuera de lo común, los titanes estaban ya acostumbrados a lidiar con ellos; derrotarlos era cosa fácil, pero terriblemente tediosa.

Starfire voló por sobre encima de ellos para lanzarles una serie de rayos estelares. La tamaraniana se encontraba tan concentrada en su tarea que pasó por alto una sombra ocultándose entre las azoteas de los edificios.

Mirage se agachó a tiempo antes de ser descubierta, y esperó hasta que Starfire se retiró para levantarse.

"¿Cuánto tiempo más te vas a tardar?" Mirage le dijo un tanto aburrida a un pequeño intercomunicador. Recibiendo la señal del otro lado se encontraba Red X dentro de la Torre T con una cámara de video husmeando por todo el lugar.

"No mucho." El chico respondió. "Solamente me hace falta una habitación..." Red X sonrió traviesamente al llegar frente a una puerta con el nombre 'Raven' escrito sobre ella. Abrió la puerta y sintió un escalofrío al entrar al dormitorio más tétrico que había visto en toda su vida "Esta chica necesita ayuda profesional y con urgencia..." Dijo mientras filmaba lentamente todo su alrededor.

"Lo que tu digas, solo date prisa." Mirage asomó la cabeza parra observar el progreso de la pelea: un par de autos destrozados, grietas en el pavimento, varios robots hechos trizas... "Menos mal que esto no sale de mi salario." Alzó ambas cejas al contemplar los daños.

Una peculiar vibración en su cinturón y un ruidoso timbre la asustaron. Se dio cuenta de que se trataba de su teléfono celular, y con temblorosas manos lo tomó. El teléfono se le resbaló de las manos y casi cae a la calle, pero ella logró estirarse y detenerlo antes. Por un segundo dudó en contestar. Solamente una persona tenía el número, y si la llamada pertenecía a ella, la información que estaba por obtener podía resultar en una gran dicha o una profunda amargura.

"¿Diga?" Contestó con voz seria. Sus ojos permanecieron fijos en el suelo sin mirar nada en especial mientras la voz proveniente del auricular hablaba. Algunos minutos pasaron, y ella no pronunció palabra alguna. No fue hasta el final que agachó la cabeza y cerró los ojos. "Entiendo...yo me encargo." Dijo y colgó.

Volvió a observar la pelea. Ya todo estaba por terminar y los titanes pronto regresarían a su hogar.

"X, retírate ahora." Le dijo por medio del radio con una voz triste y apagada. El joven se percató de eso y lo invadió un poco de curiosidad.

"¿Sucede algo?" Mirage tardó en responderle.

"No." Contestó, y miró hacia abajo una vez más. "Vete Ya."

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Capítulo siete: Una imagen vale más que mil palabras

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Raven caminaba por los pasillos de la torre, absorta en el poco común silencio que inundaba el lugar. Técnicamente este era su más grande sueño hecho realidad: una torre libre de bullicio y malos chistes. Pero había algo en la mente de la hechicera que no le dejaba tranquila. Tanta tranquilidad era tan poco normal, considerando que eran seis adolescentes los que habitaban ahí.

Revisó el gimnasio, y no había nada. Fue al taller en busca de Cyborg, y no había ni rastro del chico; se dio una vuelta por la pista de entrenamiento, y ni las sombras de los demás se dejaron ver.

Finalmente llegó a una habitación que había sido olvidada un poco últimamente. Considerando ese último facto, el haber encontrado a uno de sus compañeros ahí, pero de cierta manera a ella le extrañaba que aquel cuarto no tuviera uso después de todo lo que les había sucedido últimamente.

"¿Robin?" Raven llamó al chico, quien se encontraba de pie pensativo frente a una pizarra. En ella se encontraban todas las fotografías, artículos de periódico, toda la información referente a su más grande dolor de cabeza en las últimas semanas. Raven se acercó silenciosamente y arqueó una ceja al observar toda aquella superficie tapizada de rojo vino.

"¿Sucede algo?" Robin le preguntó, sin dejar de observar el panel. Raven no tardó mucho en deducir que por su apariencia, el joven no había descansado ni probado alimento alguno por varias horas.

"¿Cuánto tiempo tienes encerrado aquí?"

"Un poco." Respondió, de nuevo sin mirarla a los ojos. Raven resopló, aparentemente su líder acababa de entrar en lo que el resto del equipo llamaba 'el bloqueo'. Eso consistía en que Robin se adentraba tanto en su labor detectivesca, que se convertía en una obsesión; no comía, no bebía, no dormía, no hablaba, no entrenaba, solo se quedaba encerrado horas y horas analizando fotografía por fotografía, píxel por píxel, en busca de algo que se le hubiera escapado, y después de tres diez veces de repetir el procedimiento, comenzaba a recopilar más información con la excusa de la que tenía no era suficiente. Justo cuando habían logrado que dejara a su 'bloqueo' con Slade, al hombre enmascarado se le ocurre regresar. Ahora Robin no solo tenía la pizarra repleta de información de Slade, sino que había añadido una más a su colección.

Como una buena amiga, Raven debió de haberle insistido al chico maravilla que por su bien saliera de ahí, tomara algo de aire fresco, comiera un poco, descansar y luego si deseaba, continuara con su investigación. Pero admitámoslo, Raven no era la niñera de nadie, y Robin era tan terco como se podía ser, así que, mejor ahorrarse la molestia. Entre ellos habían clasificado el 'bloqueo' en tres etapas, siendo la tercera la peor de ellas, y bueno, por lo que podía ver Robin había entrado de lleno a la tercera. Si algo había aprendido, era que cuando estaba ahí, cualquier medio de persuasión era totalmente absoluto, ¿entonces para que molestarse? Algún día el oxígeno del cuarto iba a acabarse, e iba a verse forzado a salir de ahí, aunque conociéndolo, las posibilidades de que cuando eso sucediera entraran a la habitación y se encontraran con Robin inconsciente en el piso eran demasiadas.

Robin pasó una mano por la pizarra, deslizando sus dedos por las letras de sus apuntes. Raven le miró aburrida.

"Definitivamente etapa tres." Murmuró.

"¿Dijiste algo?"

"No." Respondió con monotonía. '¿Debería traer a Star? Por lo general ella es la única que lo hace entrar en razón.'

"Raven." Robin le llamó. "¿Cómo ves tú toda esta situación?" La chica se sorprendió un poco de que saliera de su propio mundo e intentara entablar una conversación, conversación que le llevaba de regreso al mismo punto, pero al menos interactuaba con otra sombra aparte de la propia.

"Slade es el villano. Mirage trabaja para él. Por ende es una mala persona. Nosotros peleamos contra malas personas, ¿es tan difícil de entender?" Respondió con sarcasmo.

"En serio Raven." Robin le contestó. "Intentó encontrarle relación a todo esto, pero no puedo. Cuando trabajé para Slade el me estuvo manipulando con amenazas de destruirlos a ustedes. La situación de Terra no fue muy diferente... Raven..." Robin llamó, pero no recibió respuesta. "¿Raven?" El chico maravilla parpadeó confundido al encontrarse solo en la habitación, con la puerta abierta, señalando que su compañera lo había dejado hablándole al aire

Con su actitud tan característica, Raven llegó a la cocina para prepararse un té de hierbas, encontrándose con el resto de los titanes. Necesitaba el té para relajarse después de haber absorbido todas las malas vibraciones en aquella habitación.

"Empatía." Refunfuñó. El percibir los sentimientos de otras personas podía de ser de gran utilidad, pero la mayoría de las veces era una verdadera tortura, sin mencionar fastidio, sumándole a eso el grupo tan especial con quien vivía...

"Raven, vero que decidiste unirte a nosotros." Starfire se acercó a ella alegremente y tomó asiento junto a su amiga.

"Si." Respondió la hechicera con brevedad. "Era esto o ahogarme entre la obsesión y frustración de Robin." En eso Chico Bestia y Cyborg gritaron con todas sus fuerzas, concentrados en el videojuego que jugaban, la expresión en el rostro de Raven no era del todo agradable. "Comienzo a pensar que me hubiera convenido más quedarme con él." Gruñó mientras las venas de su frente comenzaban a hincharse.

"¿Acaso sucede algo con nuestro perseverante amigo?" Starfire preguntó preocupada.

"Perseverante, si, claro." La hechicera hizo uso una vez más de su característica facilidad de expresión. "No creo que esa sea la palabra para describirlo." Le dio un sorbo a su té. "No cuando está en la 'etapa tres'..."

Un silencio incómodo se esparció por el cuarto, y pronto todas las miradas estuvieron fijas en Raven.

"Bromeas, ¿cierto?" Cyborg le preguntó. Raven le dirigió una mirada llena de fastidio.

"Yo nunca bromeo." Dijo cortantemente.

"Amigos, tenemos que hacer algo, no podemos permitir que Robin pase por ese proceso una vez más." Starfire suplicó, pero los cuatro chicos no se veían muy convencidos.

"¡Hoy! ¿No puede ser otro día?" Chico Bestia preguntó, mirando un poco consternado a Cyborg.

"Verás Star, Bestita y yo teníamos planes..."

"Vaya, pero que lástima, su cita se acaba de arruinar." Daniela se burló, recibiendo un par de miradas asesinas. "¿Qué? ¿Dije algo malo?"

"Ja." Chico Bestia replicó. "¿De todos los días tuvo que escoger HOY para ponerse así? ¡No es justo!"

"Pero Chico Bestia, es de la paz mental de nuestro amigo de la que estamos hablando."

"Si, pero hoy es..."

"El Mega Torneo de Villa del Terror XII..." Daniela y Raven lo interrumpieron desinteresadas.

"No han hablado de otra cosa en toda la semana."

"¡Exacto!" Chico Bestia continuó. "¡Estamos hablando del torneo más importante del videojuego más escalofriante de los últimos cinco años! ¡HOY! ¡EN NUESTRA CIUDAD! ¡No me van a hacer perdérmelo! ¡Llevamos practicando MESES! ¡Anda Cyborg! ¡DILES!"

"Bueno... ellas tienen un buen punto B, ya sabes que Robin se pone muy mal..."

"¡PERO CYBORG!"

"En realidad que les gusta complicarse las cosas." Daniela los interrumpió. "Llévenlo con ustedes. A él también le gustan los videojuegos, lo he visto jugando con ustedes."

"¡Esa es una magnífica idea!" Starfire la respaldó.

"¿Y si se niega?" Cyborg preguntó dudoso.

"¿Y si comienzan a llover cerdos?" Daniela le reprochó. "¡Hola! ¿Hace cuanto que no ves tu propio reflejo? Debes de pesar el doble que él, no creo que le quede mucha opción si entre tú y un oso verde lo lanzan al asiento trasero del auto, además estoy segura de que Sara puede mantenerlo dentro todo el camino. De esa manera él se distrae, ustedes van al torneo, Star deja de preocuparse, yo veo la película que quería pero no podía ya que ustedes se adueñaron del televisor y..."

"Y yo no tengo que soportar su escándalo." Raven concluyó.

"Eso." Daniela la señaló. "¿Ven? Todos ganamos."

"Por favor." Starfire se unió a la petición. Chico Bestia miró de nuevo a Cyborg, ¿lidiar con Robin en ese estado? Deberían perdonarlo, pero una visita al dentista sonaba más tentadora, y estamos hablando de un chico con caninos de 4 centímetros de largo. Por otro lado, su amigo estaba pasando por un momento difícil, y los necesitaba. Además de que no podía decirle que no a las chicas.

"De acuerdo." Chico Bestia suspiró. "Pero si me da problemas, te juro Daniela, que me transformaré en ratón y me comeré el cableado de tu amplificador." Star y Dani sonrieron, seguidas por Cyborg.

"Bueno, creo que iré preparando a Sara para el pasajero extra." Dijo el titán metálico riendo mientras se retiraba.

"Espera." Chico Bestia le pidió, transformándose en una anaconda de nueve metros.

"¿Y eso?" Daniela preguntó sorprendida.

"¿Tú crees que Robin va a acceder a poner un pie fuera de ese hoyo tan fácilmente?" Cyborg le contestó.

"Vamos, ¿en serio es tan malo todo esto del bloqueo?"

"Si." Los cuatro chicos respondieron a la vez, dejando muy en claro el terreno que pisaban.

"Bueno, si ustedes dicen." Daniela tomó asiento y agarró el control remoto, buscando el canal en que iban a pasar la película que había mencionado deseaba ver. "Buena suerte chicos, parece que la necesitarán."

"Ni que lo digas. Vamos B." Cyborg salió de la habitación seguido por una enorme serpiente verde. Raven sonrió levemente, al fin paz y tranquilidad, hacía mucho que no podía disfrutar de su té como se debía, y con los chicos fuera, su aura tendría oportunidad de limpiarse de tan malas vibras.

"No puedo evitar preocuparme por él." Starfire juntó sus manos. Daniela la miró, y con su mano le indicó que se sentara junto a ella.

"Anda, ven. Por lo visto también necesitas despejarte un poco, y la película está por empezar." Starfire asintió un poco dudosa, pero accedió.

"¿Cuál es el largometraje que esperas con tantas ansias?" La tamaraniana preguntó.

"Era la favorita de Mike." Daniela sonrió. "Se trata de un mafioso al que mandó asesinar su propio jefe, pero sobrevive. Entonces para vengarse, adopta otra identidad y regresa a trabajar para él."

"Ya veo, suena sumamente interesante." Starfire dijo. "Solamente respóndeme una duda, mi querida amiga de cabellos multicolores. ¿Qué es 'mafioso'?"

"Eh, lo descubrirás viendo la película." Daniela sonrió. "Que dices Raven, ¿te nos unes?" La hechicera usó sus poderes para traer uno de sus libros hacia ella.

"No gracias."

"Como quieras, tú te lo pierdes." Raven se dispuso a aprovechar la calma que se vivía en esa habitación para avanzar con su lectura, cuando el estrepitoso grito de '!SUÉLTENME!' proveniente de Robin se escuchó como un vibrante eco por todo el lugar.

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Slade se encontraba parado en medio de la habitación principal de sus cuarteles, dándole la espalda a la única puerta que permitía el acceso al lugar. En sus manos el hombre llevaba una fotografía obtenida de las cámaras de seguridad instaladas en los perímetros de las afueras de su guarida. La imagen mostraba un joven vistiendo de manera casual y simple: un par de pantalones azules y una sudadera con capucha negra, lo único que podía decirse llamaba la atención eran los diseños de graffiti impresos en la prenda. El rostro del chico se encontraba oculto bajo la capucha de la misma, y lo único que podía distinguirse de sus facciones era una sonrisa maléfica que se burlaba de la lente de la cámara. El joven hombre saludaba con su mano en una forma despreocupada, indicando que debían de ponerle más atención a las letras que se leían en su pecho.

'Hola Slade. ¿Me recuerdas?'

"Hn." Slade gruñó al recordar su primer encuentro con aquel extraño muchacho...

"Deberías sentirte orgulloso. No recibo a cualquiera a ante mi presencia." Slade caminaba lentamente en círculos alrededor del chico, quien permanecía inquebrantable a pesar de la amenazadora presencia del hombre que no dejaba de inspeccionarlo con la mirada. "Tu nombre es Salazar, ¿no es así?"

El chico permaneció en silencio, y asintió levemente. Acto seguido, Slade se sorprendió un poco al ver como los diseños de su vestimenta cobraban vida propia para formar oraciones completamente nuevas en su pecho. 'En efecto, dejémonos de las presentaciones y hablemos de negocios de una buena vez.' Slade rió divertido al ver el pequeño despliegue de sus habilidades.

"Veo que eres una persona que no se anda con rodeos, impresionante en realidad." Rió para sus adentros. "Mis hombres dicen que has venido aquí poseyendo información que me puede ser de utilidad, ¿estoy en lo correcto?" Salazar asintió de nuevo. "También me han informado tu precio, debo admitir que me parece una suma bastante alta, y para serte sincero, me encuentro renuente a cubrir tu cuota." Slade rió divertido al ver como la sonrisa desvanecía del rostro del chico ante él. "Relájate muchacho. A pesar de que considero la cantidad que solicitas exagerada, veo que tienes agallas, y eso no es fácil de encontrar. Se requiere mucho valor para venir y solicitar una audiencia conmigo, así que por lo menos escucharé lo que tienes que decir. Si lo que me muestras me agrada, consideraré el hacer negocios contigo. Por el contrario, si lo que vienes a ofrecer no cumple con mis expectativas, me veré en la penosa necesidad de eliminarte. No puedo permitir que la ubicación de mi centro de mande corra el riesgo de revelarse, ¿nos entendemos?"

Salazar asintió y juntó las manos. Entre ellas una luz brillante palpitaba y en el centro de la esfera luminosa una imagen comenzó a hacerse visible:

Era de noche, por lo visto en una ciudad grande. Una calle solitaria era mostrada, no se podía ver ni una sola alma humana en los alrededores, solamente los faroles encendidos, un par de autos y los sonidos de disparos que no cesaban de estremecer el lugar mostrado. Un par de sombras deslizándose entre la oscuridad se hicieron visibles y tomaron refugio en un pequeño callejón entre dos edificios. La primera sombra pertenecía a un joven hombre de piel bronceada y cabeza rasurada, la segunda a una chica de cabello castaño y grandes ojos verdes. El llevaba un revolver en las manos, pero aparentemente ella se encontraba desarmada. Ambos asomaron la cabeza levemente para ver a sus enemigos esconderse entre los automóviles. El hombre miró a la chica, dándole una señal de que era su hora de actuar.

Ella abandonó su refugio para enfrentar a sus agresores. Los disparos en su contra no se hicieron esperar, pero una misteriosa barrera azul apareció entre las balas y su cuerpo, y estas cayeron al suelo al impactarse contra el muro de energía. Entonces la mujer sonrió altivamente, y al momento de que cerro los ojos, un horroroso silbido se escuchó. Este aumentaba cada vez más su fuerza, hiriendo los oídos de los presentes ahí, sin embargo ella parecía no perturbarse. Una vez que el ruido llego al punto de ser casi insoportable, apuntó sus manos contra ellos, y de ellas un par de ondas de energía nacieron, que al ser lanzadas en contra de los autos, estallaron, envolviendo todo en fuego mientras ella sonreía orgullosa.

El rostro de la chica se quedó congelado dentro de la esfera de luz para que Slade pudiera analizarla si le placía.

'Puedo traértela, si así lo deseas.' Se podía leer ahora en las ropas de Salazar.

"Ya veo." Slade respondió, mostrando interés en la oferta. Dio la media vuelta, dándole la espalda al chico. "Recibirás tu dinero después de que la chica esté aquí y trabajando para mí. Ahora, si me disculpas, tengo otros asuntos que atender. Mis robots te llevaran a la salida. Espero recibir noticias tuyas pronto, noticias buenas, claro está. Te advierto, mi joven amigo, que no me gusta que me decepcionen..."

Salazar asintió, y dos robots aparecieron para escoltarlo fuera de ahí.

Puesto que la joven se había negado a trabajar para él, y ahora estaba del lado de sus enemigos bajo el nombre de 'Siren', Salazar nunca vio ni un solo centavo de la cantidad que habían acordado. Sumado a eso, Slade se había hecho de un nuevo enemigo, lógicamente el chico no había tomado de buena manera la resolución de sus tratos de negocios, y de lo poco que conoció al joven hechicero, pudo darse cuenta que era un hombre del que tenía que cuidarse.

La puerta tras él se abrió, y su subordinada llegó caminando relajadamente ante él.

"Tus monigotes de hojalata me detuvieron en medio de mi hora de comer, me lanzaron al asiento trasero de una de tus camionetas y me trajeron arrastrando hasta aquí. Espero que tengas una buena razón, o vas a gastar mucho en reparaciones." La chica se quejó, poniéndose frente a él y cruzando los brazos impacientemente. "Y bien, ¿qué es lo que quieres?"

Slade le lanzó la fotografía, que ella atrapó aún en el aire.

"Quiero que lo aniquiles." Le dijo fríamente. "Deshazte de él lo más rápido que puedas."

"Claro..." Le respondió un tanto incrédula. "¿Recuérdame la parte del contrato en la que dice que soy tu asesina personal? Por que si mal no recuerdo, eso nunca estipuló en nuestras condiciones de trabajo." Slade chasqueó los dedos, y uno de los androides llegó ante Mirage con un maletín en manos, lo abrió, mostrándole a la chica una cantidad considerable. "Ahora si nos estamos entendiendo." La chica rió.

"Considéralo como el pago de tus horas extras. Lógicamente, lo recibirás..."

"Después que haga el trabajo. Si, entiendo." Lo interrumpió. "Tus deseos son ordenes." La chica hizo una reverencia en forma juguetona y salió de la habitación. Suspiró profundamente, y una vez que estuvo lejos de ahí, y del alcance de las cámaras de seguridad, tomó su teléfono celular. Un repentino cambio en su rostro mostró una preocupación poco común en ella. "Tenías razón." Le dijo al teléfono. "Fase 1, completa."

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"¡Anda Robin! ¡Vamos!" Cyborg y Chico Bestia forcejeaban con su líder para hacerlo salir del auto, pero parecía ser inútil.

"¡No! ¡Tengo que regresar! ¡Tengo que descubrir que es lo que Slade está planeando!" Robin oponía resistencia, parecía que no importaba lo que trataran, el chico simplemente se negaba a bajar. Cansado de luchar, Cyborg lo miró fijamente y le dio una pequeña palmada al techo del auto.

"Sara, hazme los honores por favor." A la orden dada, el auto comenzó a sacudirse da manera extraña. Robin parpadeó confundido al ver la sonrisa maléfica en el rostro del titán metálico, acto seguido, los tentáculos mecánicos de Sara lanzaron a Robin fuera del auto, estrellándolo contra el piso del estacionamiento.

"Eso tuvo que haber dolido." Chico Bestia se burló.

"Cyborg..." Robin llamó su nombre furioso, pero antes de que pudiera hacer nada, Cy lo tomó de la capa y lo hizo que los siguiera. "¡Pero que están haciendo! ¡Deberíamos de estar entrenando para derrotar a Slade y Mirage! ¡ No aquí!"

"Viejo, nos lo vas a agradecer, créeme."

"¡Cyborg! ¡TE ORDENO QUE ME DE..." Robin calló cuando entraron al edificio. El lugar estaba repleto de pantallas gigantes que mostraban escenas del videojuego, y había pasillos interminables con monitores más pequeños en los que los jugadores competían entre sí.

"Señores, les presento el paraíso." Chico Bestia dijo al borde de derramar lágrimas de felicidad.

"Y lo mejor de todo..." Cyborg le siguió.

"¡Es que aquí no existe ninguna Raven que nos quite los controles!" Ambos chicos gritaron al unísono felices. Robin finalmente se relajó, y al sentir esto, Cyborg lo dejó ir.

"Vamos Robin, necesitas relajarte un poco, ¿qué mejor lugar que este?"

"No deberíamos..." Robin murmuró indeciso. Lo más razonable era que continuara en su labor de investigación, tenían que descubrir todo lo que fuera posible del enemigo para poder enfrentarlo y salir victorioso. Sin embargo, podía escuchar los controles llamándolo por su nombre. "Supongo que si nos quedamos un par de horas no nos haría daño."

"¡Boo ya!"

"Pero solo un par de horas." Robin remarcó, aunque Cyborg no le puso atención. Sabía que una vez que Robin entrara en calor, toda la tarde se les iba a ir ahí.

"Claro, lo que tu digas, ¿escuchaste eso B?" Cyborg le llamó, pero para su sorpresa, su verde amigo se encontraba ya en una misión de suma importancia.

"Bueno señoritas, no es por presumir, pero soy realmente importante aquí, ¿sabían?" El chico verde intentaba coquetear con las edecanes, quienes reían tímidamente entre sí. Chico Bestia les dio su mejor sonrisa de rompecorazones, provocando que rieran una vez más.

"¿No es lo más lindo que hayas visto en tu vida?" Una de ellas dijo, inflando el ego del chico.

"Si, ¡este niño es tiernísimo!" Hasta ahí llegaron sus ilusiones. ¿Niño? ¡Niño! Las carcajadas de Robin y Cyborg llegaron inmediatamente a sus oídos, y Chico Bestia volteó para velos a ambos tirados en el piso rodando y sosteniéndose el abdomen que ya comenzaba a dolerles de tanto reír.

"Ni una sola palabra." Concluyó el chico molesto y se adentró entre la multitud.

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"Nota mental: Visitar a un psiquiatra con urgencia. Tiene que haber algo mal en mi para prestarme a hacer este tipo de cosas." Mirage se dijo a si misma mientras atravesaba las azoteas de los edificios de Jump City. Por fortuna para ella, en todo el día no había habido señal alguna de movimiento por parte de los titanes, lo que le facilitaba las cosas para llevar a cabo su objetivo. No estuviera tan presionada, sino fuera porque en las últimas horas se había encontrado con cinco diferentes robots. Slade la estaba vigilando, quería asegurarse de que iba a llevar a cabo su misión. ¿Qué no el hecho de que él estuviera reteniendo el dinero era garantía suficiente para asegurarle que se iba a hacer cargo de ello? "Hablando de ellos..." Mirage se detuvo al sentir que alguien la seguía. En efecto, ocultos en la azotea del edificio vecino, se encontraban otros dos robots. "Maravilloso." La chica gruñó, asomándose a la calle.

Una sonrisa de alivió se formó en sus labios al observar caminando disimuladamente entre la gente a su blanco. Sin previo aviso, la chica saltó de la azotea, seguida por los robots quienes le mandaban una transmisión en vivo de todo lo ocurrido a Slade. Haciendo uso de sus poderes de levitación, Mirage aterrizó delicadamente en medio de la calle, provocando un accidente automovilístico y ahuyentando a la gente que paseaba al reconocerla. Sin embargo, Salazar no mostró señal alguna de preocupación.

"Mucho gusto, mi nombre es Mirage." La chica sonrió. "Recuerda bien el nombre, es el último que vas a escuchar." Salazar sonrió de manera arrogante, irritando enormemente a la chica. "Ahórrate el viaje al doctor..." Se dijo a sí misma. "... te va a decir lo que ya sabes, estás loca." Rió levemente. "No es nada personal, pero me temo que voy a tener que aniquilarte." Mirage permaneció de pie inmóvil frente a él, respirando hondo, buscando la concentración que necesitaba para poder llevar la tarea a cabo.

Salazar parecía estar hecho de piedra. No mostraba sentimiento alguno, ni se movía ni un centímetro siquiera. Esa actitud le daba un aire tétrico y peligroso, casi fantasmal.

Finalmente, Mirage tomó una pose ofensiva, esperando el momento justo para atacar. Fijó sus ojos en el rostro del chico y sintió su corazón acelerarse por la adrenalina que corría por sus venas.

"Ahora o nunca."

Con esas palabras, Mirage fue rodeada por una cortina de humo, y al desvanecerse esta, la joven maga se había multiplicado a sí misma, siento ahora un total de cinco copias, y entre todas ellas formaron un círculo alrededor de Salazar intentando así impedirle huir.

El joven hechicero no se perturbó en lo más mínimo, continuó en su misma postura mientras ellas levitaban girando en círculos, tomándolo a él como eje.

Pronto el joven se comenzó a impacientar, y decidió hacer su jugada. Manifestó su poder en forma de una cúpula de energía gris que lo cubrió, y al momento de expandirse esta, lanzó a la mujer y a sus replicas lejos, impactándolas contra algunos edificios u automóviles.

Al momento de chocar las copias desvanecieron. La Mirage original, que había golpeado el aparador de un negocio rompió el cristal y terminó dentro de la tienda, yaciendo en el suelo. Los clientes y el cajero salieron asustados, dejándola ahí a su merced.

Mirage se puso de pie y se sacudió el polvo del traje. Sus rodillas falsearon un poco debido a los golpes que había recibido, y su traje se había rasgado un poco por los pedazos de cristal, incluso tenía un par de heridas que sangraban en los brazos y en el rostro. Frunció el ceño y miró a Salazar que permanecía de pie mirándola.

"Demasiado creíble." Murmuró. "Modérate chica, no se trata de que termines con los huesos rotos..." Gimió, y saltó por sobre el aparador roto hacia la acera, quedando frente a frente con él.

Salazar sonrió. Parecía que se iba a divertir por un buen rato con ella.

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"¡Toma eso!" Robin le gritó a la pantalla que mostraba a su personaje peleando ferozmente contra cinco zombis que pretendían arrancarle la cabeza y alimentarse con su sangre. El chico estaba disfrutando esto demasiado, en el fondo les agradecía a Cyborg y Chico Bestia el haberlo arrastrado hasta ahí.

Así que ahí se encontraban los tres, compitiendo por su pase a la pelea final. Cyborg había sido declarado ganador de su grupo, mientras que la batalla de Chico Bestia aún no comenzaba. Las ovaciones hacia Robin lo hacían esforzarse más y adentrarse en el jugo. Eso era lo que necesitaba, distraerse un poco. ¿Qué mejor manera de hacerlo que alimentando su espíritu de competencia? Además, ¿cuántas eran las posibilidades de que algo que ameritara su presencia pudiera pasar? Mejor no contestar, necesitaba mantener su mente alejada de eso.

Chico Bestia se acercó a la cafetería en busca de un refresco. Llegó hasta la barra y espero a que le tomaran su orden, pero ninguno de los encargados se presentó.

"Eh, ¡oigan! ¡Superhéroe sediento por aquí!" El chico llamó al cajero, pero él y los encargados veían con gran interés su pequeña pantalla de televisión. "¡OIGAN!" Chico Bestia llamó una vez más, captando su atención. "Ya era hora..." Dijo molesto.

"¿Qué estas haciendo aquí?" Uno de ellos preguntó sorprendido.

"Intentó comprar un refresco. ¿Tiene algo de malo?" Chico Bestia no comprendió el sentido de la pregunta.

"No, pero no deberías de estar aquí." El cajero volteó el televisor para que lo pudiera ver. "Deberías estar ahí."

"Oh oh..." Chico Bestia murmuró al ver en la pantalla a Mirage combatiendo con un chico encapuchado. El panorama no era muy lindo, y era obvio que la presencia de los héroes locales era necesaria. "Esto no es bueno, ¡CYBORG!"

El mayor de los titanes volteó al escuchar su nombre, y viendo que era su amigo quien lo llamaba un tanto desesperado haciendo señas con las manos se acercó rápidamente.

"¿Qué sucede B?"

"¡MIRA!" La expresión de Chico Bestia se pasó a Cyborg al comprender lo que ocurría. Pero tenían un pequeño problema... "¡POR QUE HOY! ¡NO PUEDEN ESPERAR A MAÑANA!"

"¡CALLATE!" Cyborg le tapó la boca rápidamente. "Te va a escuchar..." Le susurró. "Llama a las chicas y diles que vayan inmediatamente, sino es que están en camino. No podemos dejar que Robin se entere o de lo contrario..."

"¿Qué me entere de qué?" La voz de Robin les calló como balde de agua fría. Ambos chicos sintieron como sus músculos se tensaban al sentir la presencia de su líder tras ellos. Riendo nerviosamente voltearon sus caras hacia él, para descubrir que su compañero no se encontraba muy complacido con la situación.

"¿Pretendían ocultarme esto?" Robin preguntó, disimulando el disgusto en su voz. Los dos chicos sacudieron sus cabezas y sonrieron amplia y falsamente. "Tendremos una conversación muy seria después de esto. ANDANDO."

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"¡Ugh!" Mirage gruñó cuando Salazar la golpeó en el estómago, lanzándola contra una pared. "Te estás emocionando demasiado..." Le dijo furiosa al hombre, que solo se encogió de hombros.

Mirage frunció el ceño, y luego hizo aparecer un sable entre sus manos. Sus habilidades como espadachín no eran las más sobresalientes, pero servirían para sacarla del apuro. No estaba quedando muy bien en esta pelea, siendo el hombre quien llevaba la ventaja y ella la que recibía la paliza. Los robots dándole a Slade un informe de su penosa situación no eran precisamente las mejores animadoras para levantar el espíritu durante el transcurso de una amarga derrota.

Finalmente sus esfuerzos tuvieron éxito, y logró herir a Salazar con el filo del sable en el brazo. El chico se llevó la mano a la herida que no tardó en sangrar. Mirage sonrió victoriosa, parecía que el marcador estaba a punto de cambiar a su favor.

Salazar, molestó por el ataque, comenzó a lanzarle ferozmente esferas de energía, sin preocuparse por las personas que aún estaban en el lugar y podrían resultar heridas. Una de esas esferas parecía que le iba a dar directo a Mirage, pero la chica logró esquivarla, y la esfera fue a dar contra un automóvil que estalló inmediatamente.

"Uy." Parpadeó ella al ver el daño ocasionado. "Espero que tenga seguro." Una de las esferas la golpeó por la espalda, tirándola al suelo. "¿Qué la caballerosidad ya no existe?" Protestó al tiempo que se reincorporaba. "Esto ya es demasiado, me acabas de hacer enojar en verdad." Dijo de una manera que casi rayó en berrinche al ver la marca que el ataque había dejado en su capa.

Mirage tomó impulso y corrió hacia Salazar, para luego saltar y tratar de darle una patada alta. La chica se quedó sin palabras al ver a un enorme terodáctilo verde que se acercó a ella y la tomó del traje entre sus garras. Mirage pataleó con furia y golpeó los tobillos del ave prehistórica, pero esta no la soltaba.

"¡Escúchame bien mocoso! ¡Déjame ir! ¡Esto es asunto mío! ¡Chica mala VS villano! ¡Titanes no incluidos!" Le gritó, pero Chico Bestia hizo caso omiso. Giró de regreso hacia Salazar y emprendió vuelo en picada. Cyborg y Robin venían acercándose. Mirage resopló. "¿Qué no tienen vida social o algo por el estilo? ¿Solamente están sentados frente a la pantalla esperando a que los llamen? Patéticos perdedores..." Ese último comentario lo hizo enojar, y a propósito, Chico Bestia la soltó sin aviso. Como ella no se lo esperaba, no tuvo oportunidad de utilizar sus poderes. "¡No era para que te enojaras!"

Mirage gritó mientras caía, pero Cyborg estuvo atento para atraparla. La envolvió con sus enromes brazos contra su pecho para evitar que intentara nada, y por más que la chica luchó para liberarse, el titán le era superior en fuerza, y al tener sus manos inmovilizadas, no podía hacer uso de ningún truco.

"Olvídalo, eres tú contra 150 kilos de titanio reforzado." Cyborg se burló.

"Normalmente está es la parte en la que te contesto da manera astuta e hiriente, pero sinceramente no estoy de humor." La chica le sacó la lengua. "Las manos donde las pueda ver, no te quieras pasar de listo, calvito."

"Hmph." Cyborg gruñó.

"No se quien eres, ni lo que quieres. Pero obviamente no eres una buena persona." Robin sacó su vara bo, dispuesto a enfrentarse a Salazar. El hechicero permaneció inmóvil, como ya era costumbre suya.

"Robin, hazme un favor." Mirage le solicitó. "Ve al bosque y piérdete. Esta es mi pelea, no te metas en donde no te llaman."

"Llora lo que quieras, no estoy escuchando de cualquier forma." Robin sonrió. "Y bien, desconocido joven bajo la capucha, ¿jugamos un poco?"

Robin y Salazar iniciaron una intensa batalla. Esta era la oportunidad de Robin de canalizar toda la frustración que sentía de una manera útil, así que estaba peleando como hacia mucho no tenía la oportunidad, y en realidad lo estaba disfrutando. Curiosamente, Salazar solo se limitaba a esquivar sus golpes, como si estuviera esperando algo.

"Vamos..." Mirage murmuró y apretó sus puños con fuerza. "¿Por qué tienen que venir a arruinarlo todo?" Cerró sus ojos fuertemente.

"¿Qué dijiste?" Chico Bestia le preguntó al detectar la ira en su voz. Le estaban pateando el trasero, debería estar agradecida con ellos por haberla salvado, ¿entonces por qué ese rencor?

Las cosas empezaron a cambiar para Robin, y Salazar estaba comenzando a regresar los golpes. Uno de ellos le dio en la cara, sacando al titán de equilibrio. Salazar aprovechó esa oportunidad para lanzarle una esfera de energía, y Robin salió disparado lejos, chocando dolorosamente contra un poste de luz. Toda la espalda del chico se arqueó con el impacto, y Robin calló al suelo herido.

Salazar se acercó amenazantemente, con un ataque listo en cada una de sus manos. El chico buscó su vara bo, pero estaba muy lejos de su alcance. Entonces Salazar le lanzó las esferas, sin embargo Robin fue lo suficientemente ágil como para rodar en un costado y evadirlas.

"Bestia, ¿puedes hacerte cargo de ella?" Cyborg le preguntó. Chico Bestia se transformó en un oso gigantesco, y atrapó a Mirage de la misma manera que Cyborg lo había hecho.

"Te doy 10 dólares si me dejas ir." Mirage dijo con sarcasmo, mientras observaba a Cyborg dispararle a Salazar con su cañón sónico. "Esto no debió de haber pasado, ahora solo va a ser más difícil..."

Ahora el hechicero era atacado por ambos titanes. Teniendo ellos la ventaja numérica, las cosas empezaban a mejorar. Cyborg lo mantenía entretenido con sus disparos mientras Robin le lanzaba golpes y patadas de vez en cuando que parecían estar dando resultado.

Una vez que tuvo su vara a la mano, la tomó con firmeza, dispuesto a darle un certero golpe en el hombro. Robin empujó su arma con gran habilidad, esperando el impacto con el cuerpo de su oponente. Nada lo pudo haber preparado para lo que seguía, pudo haber sido algún truco usado por él, pudo haber sido la presión a la que estaba sometido, o incluso los efectos de jugar Villa del Terror XII por tantas horas, pero Robin pudo jurar que no solo sintió, sino que vio como la punta atravesaba el hombro de Salazar sin oponer fuerza alguna, como si fuera aire, como si se tratara de...una ilusión.

Volteó a ver fijamente a Mirage, quien permanecía atrapada entre los brazos de Chico Bestia. La mujer se veía exhausta, pero no podía ser por la pelea que había tenido contra Salazar. Robin mismo había peleado contra ella por más tiempo y con más intensidad con anterioridad. Algo no esta bien aquí.

Salazar se percató de que Robin estaba distraído, y le lanzó un rayo de energía tan concentrada que atravesó su hombro. Los papeles habían sido volteados, y el ataque que Robin había planeado contra el hechicero fue usado en su contra, solo que con más brutalidad.

"¡Robin!" Cyborg corrió en su ayuda. Chico Bestia sintió que debía ir, pero si lo hacía, Mirage iba a escapar.

"Déjame ayudarte a hacerte más fácil la decisión..." Doblando completamente su cuerpo, Mirage logró patear a Chico Bestia en la cara. El joven, aturdido, la dejó ir.

Ella corrió hacia Salazar. Puesto que Cyborg y Robin se encontraban ocupados, esta era su oportunidad de acabar con el trabajo. Salazar no tuvo oportunidad de defenderse antes de encontrarse a sí mismo dentro de un ataúd de madera.

"¡Chico Bestia, detenla!" Chico Bestia recuperó el control y se dirigió a atacar a Mirage, pero era demasiado tarde. La maga había llegado a Salazar primero, y al aplaudir, ambos se vieron rodeados por humo, desapareciendo del lugar. "¡Demonios! ¡Se me escapó!" Chico Bestia cayó al piso y lo golpeó con fuerza con sus puños.

"Tranquilo Chico Bestia." Robin le dijo al momento de que Cyborg le ayudaba a ponerse de pie, con cuidado de no lastimarle más el hombro.

"Esto apesta." Cyborg dijo.

"¿No notaron nada extraño en ese chico?" Robin les preguntó. Las caras de sus amigos indicaban que la respuesta era no.

"¿Por qué preguntas?"

"No estoy seguro de que haya sido real."

"¡¿Qué!"

"Estoy seguro de que mi vara bo lo atravesó como si hubiera sido un holograma."

"Viejo, ¿no sentiste los golpes que te dio?" Chico Bestia le preguntó.

"Claro que sí, pero..."

"Por eso te decimos que necesitas despejarte, toda esta presión esta comenzando a afectarte."

"Si, supongo que tienen razón." Robin asintió y alzó los ojos al cielo. El estaba seguro de lo que vio y sintió. Podía ser que Cyborg tenía razón y toda la presión a la que estaba sometido estaba empezando a tener sus efectos sobre él, sin embargo, Mirage había usado una ilusión contra él aquella vez que se llevó a Sillias... Bah, tonterías, aquel espejismo había sido descubierto con el primer toque que le dio. "Creo que necesito descansar un poco." Robin rió. "¿Nadie quiere ir a comer un poco de pizza?" Cyborg y Chico Bestia lo miraron confundido.

"¿No quieres regresar a la Torre para descubrir lo que pasó?"

"Créanme, he tenido suficiente de ese cuarto por un solo día."

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Mirage llegó a su casa con el maletín en manos. Lo colocó en la mesa a un lado de la computadora, y se sentó en la silla. Tomó su teléfono celular, y suspirando, marcó.

"Si, ya tengo el dinero. No hubo problema, se lo creyó todo." Dijo sonando como si le acabaran de quitar un enorme peso de encima. "Nunca pensé que iba a tener que volver a hacer uso de 'Salazar', pero por lo menos sirvió para algo. Te enviaré el dinero a primera hora mañana."

"Perfecto." Una voz femenina, más madura se escuchó por el teléfono. "¿Estás segura que no hay problema con Slade? Ese hombre es de tener cuidado."

"¿Bromeas? El tipo no sospecha nada." Mirage rió levemente, tomando su calendario que ya tenía marcados 50 días. "Estoy preocupada, pensé que aún teníamos tiempo..." Mirage dijo con tristeza.

"Cosas como estas nunca están previstas." La mujer respondió. "Lo único que puedes hacer es darte prisa. ¿Cuántos titanes te faltan?"

"Tres." Respondió ella. "Tres titanes en menos de cincuenta días. No se si pueda lograrlo."

"Tienes que hacerlo." Fue su respuesta. "No puedes comenzar a dudar de ti misma ahora."

"Si, lo se." Mirage suspiró. Un sobre amarillo en su mesa llamó su atención, no lo había notado hasta ese momento. Sobre el sobre había una hoja de papel doblada, Mirage la tomó y leyó lo que tenía escrito:

'Vine a buscarte, pero no estabas. Me quedé esperando un par de horas, pero chica, no abuses de mi, aunque te parezca difícil creerlo, tengo una vida propia. Jeje. Espero que esto te sirva. Red X.'

Mirage abrió el sobre, y sonrió complacida al ver que contenía las fotografías que Red X había tomado de las habitaciones de los titanes. Las inspeccionó rápidamente sin ver nada en especial, hasta que dio con una que acababa de resolver uno de sus problemas.

"Corrección. Me faltan dos titanes, acabo de iniciar el proceso de investigación con otro." Mirage sonrió. "¿Todavía tienes ese libro viejo con bisagras doradas?"

"¿En el que vienen las descripciones de los objetos míticos y antiguos?"

"Exacto." La chica miró una vez más la fotografía, que mostraba un objeto bastante hermoso y raro, muy preciado para uno de los titanes. "Mándamelo, lo voy a necesitar."

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Slade se encontraba de nuevo en aquella habitación. Hacía no mucho que Mirage había llegado para reclamar su pago...

"Toma." Mirage le entregó la sudadera de Salazar. La prenda estaba rasgada, llena de polvo y tierra y con manchas de sangre.

"¿Eso es todo? ¿Una vieja prenda de vestir?" Slade preguntó con un poco de curiosidad.

"Bueno, no puedo decir que quedó mucho de donde escoger, no se si me entiendas..." Mirage sonrió. "Yo ya cumplí, quiero mi paga."

Slade mandó llamar al robot que guardaba el dinero y se lo entregó a la chica.

"Ahí tienes, tu recompensa después de un trabajo bien hecho."

"Gracias." Mirage sonrió, tomando el dinero. "Siempre es un placer hacer negocios contigo."

"Hmph." El hombre gruñó. Se volvió hacia su escritorio, y tomó asiento. Abrió uno de los cajones y sacó una fotografía. Uno de los robots llegó ante él, y Slade le miró fijamente.

"Vigílala." El robot asintió y se retiró.

Slade tomó la fotografía entre sus manos una vez más, observando con detenimiento el momento congelado en que la vara bo de Robin atravesó el cuerpo de Salazar como si fuese humo. Aquella imagen le daba a Slade un par de cosas que pensar respecto a la chica y la misión que le fue encargada: la primera de ellas, Salazar fue en realidad un oponente peligroso y sumamente poderoso quien fue difícil de derrotar. La segunda, Mirage estaba ocultando mucho más de lo que se imaginaba. Algo en su interior lo hacía inclinarse por la segunda opción...

FIN DEL CAPITULO 7

Ejejeje, al fin, capítulo siete (comienza a silbar disimuladamente). Perdón, ya se que me tarde, ¿pero qué le vamos a hacer? En realidad nunca pensé que iba a dejar que todo un mes pasara antes de actualizar, pero...jejejeje. El punto es que lamentarse ya no tiene caso, ¿cierto? Mis más sinceras disculpas, procuraré que esto no vuelva a pasar, pero una vez que mi musa se rebela... Como que ya me salí del tema. Me alegra decirles que ya vamos a la mitad de la historia, y poco a poco los verdaderos motivos de Mirage se van a empezar a revelar, pronto sabemos el porque de esa obsesión suya con el calendario, se los prometo.

Va un agradecimiento muy especial a los lectores que no le han perdido el interés a esta historia, y que estoy segura que ya me querían linchar por que ya van más de 30 días que no me aparezco por aquí, jijiji. Pero para que no digan, puesto que mi musa regresó de sus segundas vacaciones en menos del primer semestre del año, el siguiente capítulo va a estar bastante interesante, se los prometo.

Por último, quiero agradecer a las personas que me estuvieron aguantando todo este mes a mí y a mis quejas de "MI MUSA SE MARCHO OTRA VEZ!" Yasha, sabes que no hubiera regresado si no fuera por ti (lo que me recuerda, que dejamos a Gabriel y a Setsuna en una situación un poco... ¿comprometedora? Tenemos que hacer algo al respecto, le debo al chico que mi lapsus brutus haya desvanecido, jeje).

Una recomendación en fics: Categoría Teen Titans, El Cofre de Piedra, escrito por mi amigo Shougo Amakusa. Les juro que esta buenísimo, vale la pena leerse.

Y ya para acabar (ahora si), si alguno de ustedes es fan de Yu Yu Hakusho, dese una vuelta por mi fic de esta serie que a mi me encanta. Se llama "Lazos de Sangre". Si además de ser fan de YYH son fans de Hiei, estoy segura de que les va a gustar.

Y para aclarar dudas de gente que no deja de preguntarme: No voy a escribir ningún lemon en esta historia, ni mucho menos ningún yaoi o yuri en fics próximos. (Comprendido Tasu-chan? Necesito ser mas clara?) En fin, hasta la próxima! Adios!