Hola! No, no me volvi adicta a los songfics, pero estas dos las tenia en mente desde que las escuché hace unos años. Volví a escucharlas mientras escribía y lo obvio se hizo presente, éstos dos personajes en cajan más con estas canciones que cualesquiera que haya pensado. Así que aquí esta.
Este fic se lo dedico a mis amiguis del alma Ceci, por soportarme tooodas mis rabietas, Lou, Mary, Eli, Syren, Kagi35 (SÍ, YO TAMBIÉN!) y última pero no en importancia, Aki (te prometo que pronto subo el otro).
Espero que lo disfruten! R&R
Casi Un Bolero
Canción: Casi un bolero
Intérprete: Ricky Martin
El cielo se teñía de anaranjado, el sol se asomaba dando anuncio a un nuevo día. Al poderoso Youkai, príncipe de las tierras del oeste no le interesaba si era de día o se era de noche. Muchos menos cuántos días habían pasado sin probar bocado. Varias veces había intentado quitarse la vida sin éxito alguno. Sus espadas se negaban a abandonarlo, matarlo o dejarlo morir, sea cual sea el caso. Así que decidió morir de hambre, de soledad. Infestado de recuerdos. Recuerdos que le aseguraban que por más luz que hubiera en aquel lugar, aún permanecía entre penumbras. Y no era el lugar, era su corazón.
Suenan las campanas de mi mente
Que tristemente suenan por mí
En esta casa sin gente
Que me recuerda tanto, tanto a ti
Esta maldita soledad
Viene conmigo y conmigo va
Con tu foto sobre mi piel
Suena en mi corazón
Casi un bolero
Había perdido la batalla más importante de su vida y lo peor era que había perdido ante un mortal. Ante un simple humano. Realmente, de no ser por Rin, lo hubiese destazado en el justo momento en que lo escuchó declarándole su amor a Rin. Ahora ella se había marchado con ese hombre que sí la amaba. Eso le gritó entre insultos por haberlo herido.
Levantó la vista La luz del sol bañaba el valle y las montañas que colindaban con su castillo.
-Hermoso… pero nada se compara con la sonrisa de mi pequeña…
Y ojalá estuvieras junto a mí
Esta vez, y muchas más
Y ojala te viera junto a mi
Otra vez y muchas más
La tristeza que te canto
Se la va llevando el viento
El viento le jugó una broma. No sabía porqué pero, Rin no se había ido muy lejos del castillo, alegando que todos sus amigos estaban allí se quedó en una de las aldeas aledañas. Sentía su aroma a sakura y hierbas frescas. Ella misma preparaba los aceites que luego utilizaba para sus baños y dejaban ese olor a frescura y un sabor a vainilla en su piel. Cerró los ojos y evocó nuevamente el sabor de su piel, de sus labios, el olor de su pelo y la suavidad de su tersa piel.
Ahora que te busco me arrepiento
No se porque te deje marchar
Nunca te dije te quiero
No lo podías adivinar
Lo único que lo mantenía con vida, era el mero recuerdo de haberla hecho suya. Haber sido el primero en probar su piel, en tocarla, en hacerla suspirar y gemir llena de placer. En amarla hasta que su cuerpo convulsionara al momento de mayor éxtasis. En escuchar su voz corrompida por el deseo. Y verla despertar entre sus brazos con una amplia sonrisa. Cada es quina que doblaba, cada puerta que abría, esperaba verla sonriéndole. Diciéndole que todo era una broma y que nunca se apartaría de su lado.
Con tu recuerdo siempre
Como un fantasma que no se va
Pongo tu foto sobre mi piel
Suena en mi corazón
Casi un bolero
-Flashback-
Sesshoumaru descansaba en su habitación, acababa de despedir a Rin en la suya, y aún quedaba el dulce sabor de sus labios en los suyos. Escuchó unos pasos y de inmediato supo que era su pequeña. A pesar de su decisión, sus movimientos eran lentos y torpes y guardaba un poco de duda.
-Si no estás segura, vete a tu habitación.
-S-Sesshoumaru-sama…
-Cuántas veces te voy a decir que sólo me llames por mi nombre?
-Sesshoumaru…
Su aroma cambió de repente. Su voz ya no tenía ese tono tímido ni lleno de respeto con el que ella siempre le hablaba. Su voz era suave y seductora, tal como el día en que la había besado por primera vez. Esta noche se robaría el último rastro de niña y de inocencia de Rin. Sesshoumaru se sentó en su futón y con la claridad de la luna pudo divisar a Rin acercarse a él y dejarse caer sobre sus piernas al borde del futón.
-Qué quieres?
-Podrías dejar de ladrarme por un momento? Estamos solos.
-Eso lo sé. Pero puedo oler tu miedo.
Rin se abalanzó sobre él y lo besó apasionadamente.
-Y ahora? Estoy aterrada, si. Pero es porque no sé qué hacer. No sé cómo…
Sesshoumaru acarició sus mejillas con ternura y la abrazó, haciéndola quedar por completo sobre él.
-Si quieres esperar…
-No! No quiero!
-Y qué es lo que quieres?
-Quiero ser tuya!
-Ya eres mía…
Sesshoumaru giró, dejándola de espaldas contra el futón y con sus garras despedazó la fina tela que lo separaba de su piel. Sentía como con cada beso su aroma cambiaba a uno que lo excitaba a sobre manera. Hacía todo lo posible por controlarse y seguir recordando que era una humana. Que no soportaría sus acciones como Youkai. Pasó de sus labios a su cuello y con su lengua lo recorrió y hasta su pecho, saboreando cada pezón, haciendo que ella suspirara llena de placer, con una voz corrompida por la pasión y el deseo. Encontró tan delicioso el sabor de sus senas que sólo se separó de ellos cuando ella le clamó por un beso. Sonrió para si mismo. Rin podía parecer débil e indefensa, pero sabía lo que quería y no andaba con rodeos. Ahora era una mujer de 25 años capaz de defenderse e incluso, mientras entrenaban, logró alcanzarle en más de una ocasión. Esto la colocaba en un nivel superior a cualquier humano. Bebió de sus labios como queriendo calmar la sed de mil desiertos en su garganta. De la de ella nacían suspiros y gemidos que morían devorados por la suya. Gruñía de placer y ella en lugar de temerle, se aferraba a él con más fuerzas.
Había algo que lo llamaba, era un aroma que no podía obviar y se preguntaba si su sabor era igual de dulce. Entre besos y caricias fue bajando por su cuello, pecho. Ella le reclamó y él prometió no quedarse allí por mucho tiempo. Y no lo hizo. Continuó su camino a través de su vientre y hasta aquella cavidad que guardaba con recelo su inocencia. Pasó sus garras con suavidad y la sintió temblar. Lentamente separó sus piernas, acariciándola en toda su extensión y contempló aquello que ella había guardado sólo para él.
-S-Sesshoumaru…
-Shhh! Eres preciosa…
Acercó su nariz y sin controlarse, su lengua, ella arqueó su espalda a la vez que sujetaba unos largos mechones de la platinada melena. Sesshoumaru sonrió a la vez que saboreaba el fruto de su trabajo. Quería continuar saboreando aquél delicioso néctar, pero algo lo llamaba a hacerla suya.
Se deslizó sobre ella como cazador sobre su presa y la besó a la vez que se hacía paso dentro de ella. Al encontrar aquella barrera que le hacía resistencia, profundizó el beso e intensificó las caricias. No quería que sintiera dolor. De repente un leve olor a sangre inundó el ambiente seguido por el de lágrimas. Rompió el beso pensando que le pudo haber hecho daño. Ella sonrió rodeando su cuello con sus brazos. Él no comprendía cómo ella podía sonreír si estaba sintiendo dolor. Besó sus ojos, bebiendo sus lágrimas y fijó su mirada en a suya.
-Estás bien?
-Sí.
Comenzó a embestir con suavidad y descubrió que de esa manera él mismo sentía más placer. Continuó así mientras ella sentía cómo él la llenaba por completo. Se aferró a su espalda mientras él le hizo el amor toda la noche. El cielo se teñía en un tenue anaranjado cuando Sesshoumaru, dejando escapar un rugido dejó correr su esencia dentro de ella. Continuó con los besos y las caricias hasta que ella se quedó dormida entre sus brazos víctima del cansancio. Y no era para menos. Habían hecho el amor toda la noche.
Fin del Flashback-
Y ojalá estuvieras junto a mí
Esta vez, y muchas más
Y ojala te viera junto a mi
Otra vez y muchas más
La tristeza que te canto
Se la va llevando el viento
Ya era de día. Sesshoumaru se envolvió en su aura y voló hacia su habitación. No quería ver a nadie. En especial a Jaken que se atrevió a llamarlo tonto por haber dejado que la chiquilla se fuera. Pero no correría con suerte. Jaken lo esperaba en la habitación. Parado firmemente con su báculo de dos cabezas a un lado.
-Vete…
-Esta noche es luna llena… 36 lunas…
-Ya han pasado 3 años…
-Sí.
-No me importa. Vete.
-Si no le importara, hubiese desecho la habitación de esa chiquilla…
Sesshoumaru desenfundó a Tokyin y apuntó a Jaken de forma amenazante.
-Sal de aquí!
-Hoy es su última oportunidad!
-Acaso no entiendes, sapo estúpido! Ella eligió al humano! LARGATE! QUE SE CUMPLAN 60 LUNAS! ELLA NO VOLVERÁ! AHORA LARGATE ANTES DE QUE TE CORTE EL PESCUEZO!
Sesshoumaru blandió su espada de forma amenazante y Jaken decidió dejarlo solo. El poderoso Youkai estaba sufriendo. Por una humana, supuestamente los seres que más despreciaba. Fue a la antigua habitación de Rin y se sentó en un rincón. Realmente odiaba esa habitación, no había un rincón que no bañara el sol. Sin embargo, era el único lugar dónde quedaba su aroma. Que ya se había evaporado hasta de su piel.
Suena en mi corazón
Casi un bolero
Que me recuerda tanto a ti
Y ojala, y ojala, y ojala
Junto a mí otra vez
Casi un bolero
Y ojala, y ojala
Casi un bolero
Y muchas más
-Flashback-
Rin despertó entre los brazos de Sesshoumaru que la miraba ensimismado.
-Hola!
Dijo ella pegándose a su pecho con una amplia sonrisa y cerrando aún más el posesivo abrazo.
-Hola, preciosa…
-Hm! Me gusta que me digas así! Lo harás siempre?
-Como quiera mi princesa…
-Ya sí soy tuya, verdad?
-Sí. Y no sólo mía. También eres la princesa del castillo…
-Eeeh!
-Eres mi pareja…
-Y vamos a tener cachorros?
-Un paso a la vez…
Sesshoumaru pasó sus dedos por sus labios, aquellos propietarios de un carmín natural que simplemente lo volvían loco. Ella besó sus dedos en una forma sugestiva. El reemplazo sus dedos por sus labios.
Pasaban días y noches juntos. En el día, caminaban por amplio prados, buscando hierbas y flores. Rin no sólo había sido su aprendiz. Sino también de la Miko, de la mujer de su medio hermano. De vez en cuando los visitaban. La Miko le entregaba unos paquetes de un material extraño que ella llamaba plástico. Y otras cosas extrañas de su época, como unas que llamaba píldoras.
Nunca supo porqué, pero le gustaba visitar a su medio hermano. Porque una vez en el castillo, Rin le agradecía de diversas formas el dejarla todo el día con sus sobrinos.
-Fin del Flashback-
La tristeza que te canto
Se la va llevando el viento
Se echó en el rincón más oscuro de la habitación. No había ni un solo monstruo lo suficientemente poderoso como para matarlo. Inuyasha daba la talla. Pero no lo mataría. La única solución era matarse de hambre. De por sí la soledad estaba haciendo su trabajo a las mil maravillas.
………………
Rin despertó y de inmediato las lágrimas se apoderaron de sus ojos. Vivía sola. No se quedó con el humano. Si algo de verdad había aprendido de aquél poderoso Youkai, era el orgullo. Ella decidió irse al saber que él pretendía procrear con una Youkai y que ella fuera quien criara sus hijos. En otras palabras, seguía obsesionado con esa estupidez de la pureza de la sangre. El que apareciera aquél humano, sólo fue una ruta de escapatoria sin dar muchas explicaciones. De todo lo que le dijo a Sesshoumaru ese día, sólo una era real. Él nunca se molestó en decirle ni un te quiero. Prefería morir sola a vivir con un hombre sin amor.
El humano se había ido. Parte de las consecuencias de estar con un Youkai, es que no se puede estar con nadie más. El nivel de desagrado cada vez que el humano la besaba era tal que sentía náuseas. No se quiso imaginar cómo sería pasar una noche con él.
Pero no daría su brazo a torcer. Prefería quedarse sola a volver con ese monstruo sin sentimientos.
Estaba preparando unas frutas para desayunar cuando un pequeño de pelo negro y orejas de perro entró en el lugar abrazándola.
-Hola, tía.
-Hola, pequeño. Quieres fruta?
-Sí! Ah! Dice okasan que necesitan ir a buscar hierbas y que podemos ir con ustedes.
-Qué bueno.
-Dónde está Kei?
-Hace poco lo vi con tu papá. Deben estar cerca.
-Voy con ellos.
Rin y Kagome estaban en la pradera recogiendo hierbas. Dos niños y una niña corrían alegres entre ellas y les llevaban flores.
-Yatsuo, no te vallas lejos!
-Está bien, mamá!
Era el mayor de los tres, un niño de unos 6 años. Con el pelo negro y orejas de perros. En su rostro unas marcas púrpuras, idénticas a las de Inuyasha en su forma Youkai. Se les acercó un pequeño, de pelo plateado y ojos dorados. En sus mejillas dos marcas rojas. Y a su lado la niña, un poco mayor que el niño con pelo igual de plateado, pero con un pequeños mechones oscuros, los ojos dorados como el sol y una luna en cuarto menguante en su frente. Ambos extendieron sus brazos a las mujeres exigiendo que los cargaran. Una vez que lo hicieron les ofrecieron las flores que tenían en las manos.
Han pasado varias noches. Era luna nueva. Inuyasha odiaba aquella etapa del ciclo lunar. Su pelo negro caía sobre su espalda. Sus ojos castaños buscaban por algún peligro entre la oscuridad de la noche. Su mujer se acercó riendo y lo tomó de la mano.
-Vamos a cenar. No hay nada allí.
-Seré humano hoy, pero hay alguien cerca…
-Vamos, no seas tonto.
Pero Inuyasha no estaba equivocado. Sí había alguien allí. Entró en la casa y se sentó entre los niños. Tanto el mayor como el menor eran completamente humanos. Con el pelo negro y los ojos cafés, sin rastros de marcas Youkai en sus rostros. La niña por igual, pero conservaba su color de pelo y ojos.
El menor de los chicos se acomodó entre las piernas de Rin para que ella lo alimentara. Esa noche, Rin se quedaría con ellos. Inuyasha insistía que algo o alguien se acercaba en las noches de luna nueva. Los niños insistieron en dormir con ella y ella aceptó feliz de dormir con todos.
El amanecer se acercaba y Rin despertó al no sentir al pequeño abrazado a ella. Salió con cuidado de la habitación y lo encontró viendo al cielo. Se sentó abrazándolo y lo besó en la cabeza.
-Qué haces aquí afuera, mi amor? Te puedes resfriar.
-Él está aquí.
-Quién? Mejor entra. Yo veré quién está ahí.
El niño le obedeció. Rin no comprendía cómo a sus cortos dos años de edad, podía controlar tanto poder. No sólo como hanyou, sino como houshi. Era algo extraño, pero los poderes de las sacerdotisas se manifestaban en el niño. Rin se puso de pie.
-Muéstrate y di qué quieres!
Estaba preparada para todo excepto para esto. Un aura dorada brilló y se desvaneció en la oscuridad dejando ver la silueta de un imponente Youkai. Pero ya no era tan imponente, la soledad se marcaba en su rostro y unas infinitas ganas de morir se reflejaban en su mirada.
-Sesshoumaru!
-Te ves preciosa… igual que siempre….
-Qué buscas?
Controlándose lo mejor que pudo, Rin repitió la pregunta. Tenía unas ganas enormes de correr a sus brazos y besarlo.
-Vine a verte…
-Ya me viste. Ya te puedes ir…
-Mama…
-Kei, quédate adentro.
El niño se acercó a Rin y se abrazó de una de sus piernas.
-Es humano…
-Claro que es humano, yo sólo soy una miko…
-Entonces sí es hijo tuyo… y… ese aroma…
El sol comenzaba a mostrar su cara tras las colinas y tanto Sesshoumaru como Rin pudieron apreciar el cambio del niño a su apariencia Hanyou. Rin bajó la cabeza derrotada maldiciendo la hora a la que vino a aparecerse Sesshoumaru.
-Es mío…
-No! No es tuyo! Es mío! Tú eres tan estúpido que me dejaste ir! Nunca sentiste nada por mí y si tanto odias a los humanos y a los hanyous, así mismo te sentirás por él. ES UN HANYOU! Vete con tu maldita obsesión por la sangre pura al bosque prohibido! Quizás allí encuentres una Youkai con la suficiente pureza en la sangre que te complazca!
Sesshoumaru sentía el olor salado de las lágrimas que Rin se negaba a soltar.
-Tenemos que hablar…
-No tienes nada qué decirme! Ni yo a ti! No quiero verte cerca de mi hijo. Es un hanyou y a ti te repugnan!
Sesshoumaru sentía cómo cada palabra de Rin lo herían como mil rayos. El niño dio un paso al frente y tomó a Sesshoumaru desprevenido. Haciendo uso de su látigo de luz, logró herirlo en una mano. Rin cargó al niño aterrada de cómo Sesshoumaru podría reaccionar.
-Es mi hijo…
-No lo es! Es mí hijo!
-Tú me abandonaste para irte con un humano! Y ahora me niegas el derecho de conocer a mi hijo! Es un Youkai!
-Abre los ojos, Sesshoumaru. Es un hanyou! Poderoso para su edad, pero es un hanyou o como le dices tú. Un asqueroso hanyou!
-Eso no me importa! Es nuestro hijo!
Sesshoumaru se había acercado, pero Kei no sólo había heredado el látigo de luz de sus poderes, sino también el campo de fuerza. Inuyasha y Kagome salieron de la casa.
-Sesshoumaru!
-No se preocupen… Sesshoumaru ya se iba…
Kagome haló a Inuyasha a un lado, dejándolos solo.
-Qué te pasa mujer?
-Déjalos. Ellos tienen que hablar.
Sesshoumaru sabía que Rin no cedería. Así que al menos diría lo que le permitiría morir en paz.
-Cuando te fuiste… dijiste que al menos estarías con alguien que sí te amaba. Dónde esta él? Cuántas veces te amó?
-Eso a ti no te incumbe. Crees que puedes venir después de 3 años a reclamarme algo?
-No vine a reclamarte nada! Esperé 3 años porque pensé que el lazo se había roto.
-Qué lazo?
-Después de tres años, desaparece la marca que te hice en el cuello…
-No ha desaparecido.
-Es por que ya es eterna.
-Qué?
-La sangre de Kei, nuestro hijo, la selló permanentemente. El lazo es eterno.
-Pues prefiero quedarme sola para siempre a…
-Rin… yo te amo… sí, ya sé que tú no. Pero al menos sabes que sí te amo y te amé con toda mi alma…
El rostro de Rin estaba empapado en lágrimas. El pequeño pasó sus dedos por sus mejillas.
-Mama, doushite?
Rin lo abrazó con fuerza mientras veía cómo Sesshoumaru se marchaba.
-Sesshoumaru!
Sesshoumaru se detuvo y dio media vuelta. Kagome ahora tenía a su hijo en brazos. Rin corría hacia él. Como lo más natural del mundo abrió sus brazos y la recibió en su pecho, cerrando el abrazo y aprisionándola contra su pecho.
-Te amo… y amo a nuestro hijo…
Ella rió entre lágrimas. Él le llenó la cabeza de dulces besitos y removió sus lágrimas con sus manos. Se besaron con cariño, ternura, pero sobre todo, amor. El niño se acercó a ellos queriendo llamar la atención de su madre.
-Mama…
Sonrieron. Rin cargó a su pequeño y lo acercó a su padre.
-Kei… él es tu papá…
El hanyou utilizó su olfato y reconoció el aroma.
-Papa…
De repente, 3 años de sufrimiento continuo desaparecieron al escuchar a su pequeño llamarlo papá.
FIN
Ojalá les haya gustado, es una de mis canciones favoritas!
Besos
Mizuho
