Hola ^-^

Bueno antes de continuar con el fic quiero darle las gracias a aquellas maravillosas personas que dejan reviews(y también aquellas que se han tomado la molestia de leer mi fic, aunque no dejen reviews =P):

Angie Weasley: trataré de hacerlos más largos, aunque el problema es que los dejó ahí ya que es en el momento del clímax ^-^ Pero, eso no es problema. Bueno, por esta semana sí, ya que estoy en exámenes de mitad de año(No sé cómo les dirán en otras partes por eso lo dejé en términos que todos entiendan xD. Aunque como se les diga yo personalmente encuentro que apestan ¬¬) y por cierto, yo también adoro a Harry de peque, y a Sirius (por algo creo en "Él" *_*) y a Remus(*_*).

Norm: bueno, tu review lo respondí en uno que le dejé a tu historia, así que sólo me queda decirte gracias ^-^.

Hermione 73: muchas gracias =D.

Kathy: no sé si Sirius volverá a ése lugar o no, ni tampoco si Harry volverá con ellos, ya que aún no hay nada decidido =D...ok, aunque no los quiero hacer sufrir mucho. Y en los próximos capítulos verás algo más sobre la relación entre Moony y Harry, pero deberás esperar. Y mira sobre la magia, es obvio(pero no le enseñarán lo que tú quieres ¬¬, de partida es un niño y además, no le enseñarán a menos que deba enfrentarse con Voldie- Pooh).

Joyce Granger: es genial que te haya encantado. A mí también me gustó esa parte, pobrecito de ellos ...pero ya verás lo que sucede ;)

ok, de vuelta al fic....

Sirius despertó por un repentino movimiento. Vio hacia la ventana y notó como los rayos solares caían sobre el resto de las casas vecinas, que estaban bastante lejanas a la de Remus. Dedujo que eran las ocho de la mañana. Luego sintió otra vez el movimiento y dio vuelta su cabeza para averiguar que era lo que lo estaba provocando. Era Harry, que ya estaba vestido con una túnica color verde, que le quedaba bastante bien, y hubiera sido muy elegante, de no ser por que con el paso de los años se encontraba algo desgastada. Sin duda pertenecía a Remus, quien la debe haber encogido.

- Hola Sirius ¿dormiste bien?-

Sirius se desperezó, bostezó un poco y luego abrazó a Harry, con algo de cautela, recordando los golpes que tenía el niño.

- Claro mi niño- Dijo con una sonrisa, cuando recibía un abrazo de Harry.- Pero dime cómo dormiste tú.

- Ya...ya no tuve más pesadillas- respondió ruborizándose.- Tío Moony dijo que debía hacer algo y que iba a volver en media hora. También me dejó dicho que tenía una túnica para ti en la pieza de invitados y que te la pusieras, ya que hoy...- Pero Harry se detuvo.

- ¿ Hoy qué? Vamos Harry, dime.- Sirius le sonrió, tratando de tranquilizarlo, ya que lo notó algo tenso.

- Pues...no debería ser yo quien te lo diga pero...El señor de ayer...el profesor Dumbledore...dijo que logró hablar con el Ministro y que le dijo que a menos que no te diera un juicio, no dejaría que te entregaras. Logró hacerlo, así que al parecer vendrá alrededor del mediodía para acompañarte hasta tu juicio. Tío Moony y yo tenemos que acompañarte para ser "tesigos".

- Testigos- le corrigió Sirius mecánicamente. Tenía una gran sonrisa en el rostro, que no podía evitar. Aunque en su interior también estaba aterrorizado ¿Qué sucedía si a pesar de todas las pruebas decidían mandarlo a Azkaban? O peor aún...¿Qué pasaría si le daban el Beso del Dementor? ¿Qué le sucedería a Harry? Decidió no preocuparse por el momento, debía ser fuerte para Harry, por Harry.

- Sirius ¿ Por qué no te vistes y de ahí bajas y desayunamos?- Sugirió Harry, tímidamente, al ver que Sirius se había quedado pensativo.

- ¿Eh? Ah, sí. Tienes razón.

Harry salió de la habitación para luego bajar las escaleras. Sirius asegurándose de que Harry no lo sintiera, se puso a llorar. Realmente eran muchas emociones para él. El juicio, por fin podría demostrar que era inocente, debería estar contento.

Pero había una voz en su interior, una voz siniestra y fría que le decía que él no era inocente, qué James y Lily Potter sí habían muerto por su culpa, y que él merecía Azkaban y más. Después de todo, fue él quien les recomendó que utilizaran a Peter Pettigrew cómo Guardián. Un gran error, que le hacía dudar realmente si él era o no el culpable.

Estuvo internado en horribles y tristes recuerdos durante un rato. Recordó a su familia, la cual odiaba, y viceversa. Recordó a James y Lily, y a Pettigrew, él cuál gritaba por una calle llena de muggles que Sirius Black era el que había asesinado a los Potter. Y luego recordó Azkaban...

De repente, escuchó un voz, pero no era siniestra y fría, sino suave y cálida. Esta, le decía que él no debía sentirse culpable, que la culpa había sido de Voldemort, el destructor de tantas vidas, y Pettigrew, que fue muy débil para proteger a sus amigos, los cuales hubieran dado su vida por él. La voz le dijo que debía cuidar de Harry. Y ahora que Sirius se detenía a escucharla, notó que la voz era de una mujer. Una mujer que era como su hermana...

- Lily- Susurró. Se secó bruscamente las lágrimas con sus manos. Se levantó se dirigió a la habitación donde debía estar la túnica de la cual le había mencionado Harry. Antes de entrar dijo: Muchas gracias, pequeñita...

Encima de la cama encontró un paquete envuelto en un papel azul, con cientos de huellas de perro. Sonrió para sí mientras pensaba " Dios, hay cosas que nunca cambian. Cómo Moony." Abrió el paquete y dejó ahogar un grito. Pensó que Remus debe haber gastado toda el dinero que tenía en eso. Era una túnica sencilla del mismo color de los ojos de Sirius, con un pequeño bordado en plata en uno de los bolsillos que tenía la forma de las letras "S.B".

- No tenía porque... Monny no tiene trabajo y aún así...- Sirius estaba emocionado y sentía un pequeño nudo en la garganta. Se reprochó a si mismo y dijo: Te estás volviendo muy sensible Sirius Black.

Sirius se dirigió al baño donde se dio una ducha que le permitió relajarse. Una vez terminado se colocó una toalla alrededor de su cintura y comenzó a secarse el pelo. Se lo cortó así como también se afeitó. Luego se vistió para luego intentar peinarse, lo que resultó casi un completo fracaso.

- No lo intentes más. Donde está, se va a quedar.- le dijo el espejo, que era mágico por cierto.

Sirius le dirigió una mirada molesta y se dirigió hacia la cocina. Al llegar ahí no pudo evitar abrir la boca por la sorpresa. En la mesa había jugo de calabaza fresco, café, tostadas, huevos con tocino y algo de cereal.

- Dios, Remus se merece un regalo.- Se comentó a si mismo.

-¿Y por qué se merece un regalo?- Preguntó una voz detrás de él. Sirius se volteó para encontrarse con Harry, que tenía algo de harina en la cara. Sirius suprimió una risa y le dijo:

- ¿Qué te hiciste para quedar así?

- Pues cuando preparaba el desayuno, sin querer el paquete de harina me cayó encima.- Dijo Harry rápidamente, algo nervioso, mientras jugueteaba con sus dedos.

- ¿Tú...tú...tú preparaste el desayuno?- Dijo Sirius completamente sorprendido.

La cara de Harry se entristeció:

-¿No...no te gusta? Lo siento...- Harry agachó la cabeza y susurró más para él mismo que para nadie más, aunque Sirius sí logro oírlo: Tía Petunia tenía razón, soy un inútil.

El corazón de Sirius casi se destroza. Se acercó a Harry le levantó la cara suavemente y le sacudió un poco la harina que tenía en su pelo.

- Harry, no es que no me guste. En serio- Dijo al ver que Harry lo miraba no muy convencido.- Lo adoro, lo encuentro un hermoso gesto de tu parte. Es sólo que yo no quiero que tú me hagas el desayuno, yo debería preparártelo. Tú estás muy pequeño y no debes preocuparte por eso. Prométeme que tan sólo te preocuparás por ser feliz ¿De acuerdo?

Harry asintió levemente, pero eso le bastó a Sirius. Este, le terminó de quitar la harina del pelo y el rostro y luego lo abrazó.

- Muy bien. Vamos a desayunar. Y por cierto Harry...

- ¿Sí?

- Ahora el regalo no va a ser para Moony, sino para ti.

Harry abrió a boca y miró con ojos sorprendidos a Sirius:

- ¿Yo? ¿Un regalo? No... no, gracias Sirius, no he hecho nada para merecérmelo.

A Padfoot le pareció extraño que Harry rechazara el regalo ¿Qué niño dice que no se merece un regalo? Aunque tal vez... Tal vez, los Dursley jamás le habían dado un regalo...

- Sí te lo mereces y fin de la discusión- Sirius le sonrió a Harry.- Aunque sea va a ser por todos estos cumpleaños, en los que yo he estado ausente. Si mal no recuerdo son tres.

Harry rió y Sirius se sintió mucho mejor. Sentía que todo el frío que le causó su estancia en Azkaban desaparecía, tan sólo con verlo feliz." Sí Padfoot, es definitivo. Te estás volviendo muy sentimental" pensó.

Los dos se sentaron y estaban apunto de desayunar cuando llegó Remus.

- Hola- dijeron Sirius y Harry al unísono.

- Hola Harry, hola tú. - Respondió Remus, quien al parecer, estaba bastante alegre y jovial.

- ¿Cómo que "hola tú"? ¿Qué clase de amigo eres?- Sirius trató de parecer ofendido.- De veras Moony...

Pero Sirius no pudo terminar porque Remus exclamó

- ¡Wow! Realmente te luciste con el desayuno Padfoot.

Sirius se puso algo rojo:

- Er... no fui yo Moony, fue Harry. Y porfavor, no vengas con pláticas aburridas, que yo y Harry ya tuvimos una ¿Verdad?- Sirius le guiñó un ojo a Harry mientras este soltaba una risita, a la vez que asentía.

Los tres estaban muy animados, una vez que terminaron el desayuno. Sirius y Remus jugaron un partido de ajedrez mágico, del cual Harry se mostraba bastante interesado. Después de que Remus le ganara por tercera vez a Sirius, este último dijo:

- De acuerdo, lo admito soy un asco para el Ajedrez.

- Lo sé Padfoot, viejo amigo, lo sé.

- Mira Remus, acepto que me digas que apesto en el Ajedrez, pero lo que no acepto ¡Es que me digas viejo! Tengo veintisiete años, al igual que tú.

Remus rió un poco y luego miró la hora.

- Son las doce menos diez. Sirius, Dumbledore debe estar por llegar.

Sirius se puso pálido, y comenzó a sudar y a temblar. Aferró sus manos sobre la silla, para tratar de calmarse, obviamente sin lograrlo. Comenzó a preguntar la hora a cada segundo:

- ¿Ya son las doce Remus?

- No. Cálmate.

- De acuerdo- Después de un momento dijo: ¿Y ahora, ya son las doce?

- No Sirius, son las doce menos nueve.

- Está bien... ¿Y ahora?

- Sirius, siguen siendo las doce menos nueve.

- Gracias Moony.- Silencio- ¿ Y que tal ahora?

- Las doce menos ocho, Sirius.

- Ah, vale ¿ qué hora es?

- Sirius, AÚN son las doce menos ocho.

Estuvieron así en un rato que tanto a Sirius como a Remus les pareció eterno, claro que con diferentes motivos. Harry miraba la escena muy divertido.

- Moony... - Dijo Sirius.

-¿ Qué?- Respondió el aludido muy irritado, haciendo notar en su voz lo molesto que estaba.

- Disculpa, pero... - Dijo sonrojado y tímidamente- ¿Qué hora es?

- Padfoot, cállate.

- De acuerdo.

Justo en ese momento sonó algo en la chimenea. lo que indicaba que Albus Dumbledore había llegado. Sirius perdió el escaso color que le quedaba en las mejillas, y comenzó a temblar incontrolablemente.

Se acercaron hacia la chimenea, donde del polvo, emergía la figura de Dumbledore, el cual tenía el brillo característico en sus ojos.

- Discúlpeme joven Lupin. Quizás le parezca imprudente de mi parte preguntarle esto, pero¿ hace cuanto no limpia la chimenea?

Remus se puso rojo y sonrió culpablemente. Era verdad, hace dos años no utilizaba la chimenea para los efectos de la Red Flú, la cual comunicaba a todas las chimeneas conectadas.

- Buenos días prof... Albus.-

- Hola- Dijo Harry sonriéndole.- Es un gusto volver a verlo señor Dumbledore.

- El gusto es mío Harry.- Luego Dumbledore se fijó en Sirius, que estaba petrificado.- ¿Cómo te encuentras Sirius?

- B.. Bi... Bien.- Logró decir, en medio de balbuceos y de una repentina tartamudez.

- ¿Listo?- inquirió Dumbledore, fijando su penetrante mirada en Sirius.-

- Sí- Respondió éste.

- Muy bien. Vámonos entonces. El juicio será a las dos de la tarde.

- ¿Cómo nos iremos Albus?- preguntó cortésmente Remus.

- Pues creo que lo mejor sería el Autobús Noctámbulo. Y no te preocupes por nuestra presencia. Ocuparemos un hechizo de Invisibilidad.

- Muy bien- Dijo Remus- creo que eso es todo. Vámonos Harry, Sirius.