He aquí un capítulo nuevo =D

Kathy: ¡Fudge apesta! ¿Sería otro obstáculo?...pero bueno... ese **Censurado** va a aparecer...ups lo dije ...que le vamos a hacer...(=D tengo unas cuantas ideas de que hacerle a Fudge pero...no van con el fic..) bueno sobre la magia, de todas maneras ^-^

Hermione 73: muchas gracias por el review =P

Joyce Granger: ¿te lo comerías? xD... ¿en todo sentido de la palabra? xD...en fin...Gracias por el review ^-^

Bunny1986: estás muy confiada...¿quién dice que será así? * risa macabra * sigue leyendo =P

Norm: gracias por el review ^-^ ...adoro tu fic, y no te preocupes por lo del retraso...total, el suspenso me mantendrá viva... xP

Ahora, sin más preámbulos....

Estaban apunto de salir de la casa cuando Dumbledore se volteó y dijo:

- Creo que lo mejor será que tanto el joven Black, como el joven Potter sean invisibles desde aquí. No queremos problemas con los del autobús ¿verdad?

Sirius ante solo el pensamiento de ello se puso pálido. Dumbledore le sonrió, tratando de tranquilizarlo un poco. Sacó su varita, la apuntó hacia Sirius y Harry, murmuró unas palabras y después de un leve "pop!" desaparecieron de la vista.

- Les rogaré que por favor no se separen, podría ser algo arriesgado.

Harry se sentía algo extrañado. Él no sentía ningún cambio, pero al parecer ni Remus ni Dumbledore podían verlo. Harry se dio vuelta para ver a Sirius y él aún estaba ahí.

- ¿ Porqué yo te puedo ver a ti y ellos no?- preguntó mientras se dirigían hacia la vereda.

- Quizás sea porque los dos somos invisibles, así nos vemos entre nosotros.- Dijo Sirius- No lo sé muy bien.

Harry hubiera querido agregar algo más pero ya se habían detenido. Dumbledore alzó su varita e inmediatamente la bajó. Harry se hallaba extrañado ¿Qué se supone que debería haber pasado?

Su respuesta la supo cuando un segundo después sintió una ráfaga de viento seguida por un pequeño pito. Levantó la mirada y frente a él se hallaba un autobús muy similar a los corrientes, pero con leves cambios, comenzando por el color y la cantidad de pisos. De repente, salió un joven que no debería haber tenido más de veinte años. Tenía el cabello castaño claro, casi rubio; sus ojos eran castaños y tenía una sonrisa en su rostro.

- Buenas tardes, bienvenido al autobús Noctámbulo. Mi nombre es Steve Martin ¿en qué puedo ayudarles?- Los observó cuidadosamente, sin dejar de ser cordial. Al parecer pudo reconocer a Dumbledore, pero no hizo ningún comentario al respecto.

- Buenas tardes joven Martin. Si mal no recuerdo usted estudiaba en Hufflepuff ¿me equivoco? Por favor, nos gustaría ir hacia el Ministerio de Magia.

- De acuerdo, serían veintidós sickles.- Dumbledore pagó - Muchas gracias, disfruten de su viaje.

Remus, les había hecho una seña a Sirius y Harry, para que ellos subieran mientras Dumbledore hablaba con Steve. Una vez arriba, el autobús comenzó a andar rápidamente, mientras que todo parecía hacerse a un lado, para evitar a la máquina. De no ser por la velocidad a que viajaban a Harry le hubiera agradado mucho más. Tenía varias sillas, que se tambaleaban debido al movimiento. Dumbledore y Remus se sentaron atrás y Harry y Sirius hicieron lo mismo. Este último se encontraba muy nervioso y constantemente chequeaba la hora en el reloj de Remus. Harry al notar esto, le dio un pequeño abrazo, que logró que sus músculos se relajaran.

Cuarenta minutos después se detuvieron. Ellos se bajaron junto con otras dos personas, las cuales estaban verdes y muy felices de bajarse de ahí. Se dirigieron hacia una cabina telefónica que aparentemente se encontraba en mal estado. Los cuatro entraron ahí y Dumbledore marcó unos números que Harry no alcanzó a apreciar, debido a que su baja estatura se lo impedía. Unos segundos más tarde una voz dijo

- Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor indiquen su nombre y ocupación.

- Albus Dumbledore, Director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, vengo por el juicio de hoy, Junto con el acusado y dos testigos... - Dijo, con la mayor calma del mundo.

- Gracias.- Dijo la voz- Visitante, por favor tome su insignia y colóquesela. - Así lo hicieron- Visitante al ministerio, se le solicita que se someta a un reconocimiento y que presente su varita para registrarla en el mostrador de seguridad, que está situado al final del patio.

El suelo de la cabina se estremeció y poco a poco fueron hundiéndose. Pronto la luz se acabó y sólo podían escuchar el ruido que emitía la cabina al descender. De pronto apareció una luz dorada que fue ensanchándose y subiendo poco a poco hasta que dejó a los presentes(exceptuando a Dumbledore) con los ojos vidriosos.

- El Ministerio de la Magia les desea un día agradable.- Dijo la voz.

La cabina les abrió la puerta y estaban a punto de salir cuando Dumbledore los detuvo:

- Creo que desde aquí las cosas serán algo más complicadas. En primer lugar, Sirius, a ti te vendrán a escoltar dos aurores hasta el lugar de juicio. Tendré que quitarte el hechizo de Invisibilidad.

Sirius perdió el escaso color que tenía. Dumbledore les quitó el hechizo y él y Remus pudieron notar que se hallaba muy nervioso.

- ¿Por qué no puedes venir con nosotros?- Preguntó Harry que lo miraba con esos brillantes ojos verdes.

Sirius se puso a la altura de Harry, le sonrió y lo abrazó. Después lo separo de él, sosteniéndolo suavemente por los hombros, para poder mirarlo mejor.

- Pues debo ir con ellos para poder irnos más rápido de aquí ¿De acuerdo?- Dijo, tratando de que su voz no se quebrara.

- De acuerdo- Respondió Harry, algo decepcionado.- Pero nos vamos a ver luego ¿Verdad?

Sirius tan sólo asintió, ya que si trataba de hablar, lo más probable es que estallara en llanto y desesperación.

Una vez hubieron puesto un pie afuera de la cabina, llegaron dos sujetos, con serias expresiones en su rostro, mientras le lazaban una mirada de odio a Sirius. Le colocaron cadenas en manos y pies, mientras él trataba de no mirar a Harry. Con un pequeño movimiento de varitas, ellos se habían esfumado.

Harry se encontraba muy triste. Era injusto lo que le estaban haciendo a Sirius, él no se merecía eso. Silenciosamente, deseó que eso acabara luego, para lograr ir a casa de Remus, y estar felices de nuevo.

Remus, notando la cara de Harry, le ofreció llevarlo de la mano a lo que éste aceptó, con una media sonrisa.

- Gracias tío Moony.-

- No hay problema Harry.- Dijo - Ya verás que vamos a irnos pronto de aquí. Ya lo verás.- Estaba claro que Remus decía eso para tranquilizar a Harry y a él mismo.

Si Harry hubiera estado pendiente de su alrededor hubiera quedado boquiabierto. Sólo levantó su vista del suelo cuando logró divisar una fuente en donde se podía apreciar a un mago, a una bruja y a otras dos criaturas que no reconocía, luego volvió a bajar la vista.

En un momento Harry y el resto se detuvieron, para la revisión de las varitas y luego cuando entraron en el ascensor. Cada vez que se detenían, una voz indicaba a que piso correspondía y que se encontraba en él. Sin embargo, Harry no prestaba atención, sólo se limitaba a mirar la punta de sus zapatos. En un momento sintió algo en su mano y vio que era Remus, que lo miraba preocupado.

- Vamos Harry, a Sirius no le va a gustar que estés así.

- Es que... no quiero que lo manden a ese lugar horrendo otra vez.- Harry dijo rápidamente.- Se va a sentir muy mal. Va a ponerse triste de nuevo.

Remus se sorprendió. Al principio pensaba que Harry temía quedarse solo, pero a él le importaba únicamente que le pasaría a Sirius, sin preocuparse por si mismo.

- No te preocupes Harry. Todo va a salir bien. Y si no...pues, digamos que hay un truco dentro del bolsillo de Sirius.- Le dijo.

- ¿Qué no es un truco debajo de la manga?- preguntó inocentemente Harry.

Remus soltó una pequeña risa:

- En este caso Harry, el truco va en el bolsillo.- Remus tan sólo pidió que las cosas resultaran bien y que Sirius no necesitara utilizar el traslador que había colocado en el bolsillo de la túnica que le había regalado.

El ascensor se detuvo y Harry alzó la vista. Se hallaban en un corredor oscuro y sombrío, que le causó a Harry escalofríos. No tenía ventanas, y sólo se iluminaba mediante frías antorchas, que no daban ninguna sensación de calor.

- Este lugar me pone nervioso- Admitió Remus, después de un rato.- ¿Te sientes bien Harry?

- Sí- Dijo Harry, sintiéndose más tranquilo, ahora que sabía que no era el único que estaba nervioso- Gracias Tío Moony.

Remus sonrió para si. Se alegraba de que Harry se hubiera tranquilizado un poco. "Una mentira blanca no hace daño" pensó.

Se detuvieron al llegar frente a una puerta de color negro, que de no ser por su manilla plateada, se hubiera confundido con las rocas de las cuales estaba hecha la muralla. Se encontraba abierta así que ingresaron al extraño lugar.

Harry había visto una vez una noticia en la televisión, cuyo tema central era un juicio, y en los tribunales, y sencillamente no eran nada similares. Este era muy parecido a cualquier mazmorra(y Harry no dudaba que no lo fuera), con asientos colocados de tal manera de que todos tuvieran la vista fijada en los dos asientos con grilletes y uno sin que se encontraban al frente de ellos.

Él, Dumbledore y Remus se sentaron en una fila que decía "Testigos". Junto a ellos, había cuatro personas con cara de horror, mirando hacia su alrededor, probablemente eran muggles, después de todo, parecía que les tenían miedo a ellos.

Remus estuvo hablando con Harry tratando de calmarlo, aunque para su desgracia, no tenía mucho efecto. Harry jugueteaba con la túnica de Remus cuando entró el Ministro de la Magia. Rápidamente Harry se detuvo y junto a los demás se paró para saludar.

- El Ministro de Magia, Cornelius Oswald Fudge.- Dijo aquél que tomaba notas.- Hoy, 30 de julio del Año 1984 ha sido el día previamente elegido para el Juicio del mago, señor Sirius William Black, ex- auror, convicto fugado de la prisión de Azkaban. Cargos presentes en su contra: Traición a James y Lillian Potter delatando su lugar de escondite, en calidad de su Guardián Secreto. Asesinato de 12 muggles y presuntamente un mago, en una calle altamente transitada.

- Sin embargo se han dado pruebas concretas de que Sirius William Black no sería el verdadero responsable por estos crímenes, sino que sería el presunto mago muerto en esa ocasión, Peter Dick Pettigrew. Estos hechos han dado como resolución celebrar un juicio, considerando lo anteriormente señalado.

En ese momento abrieron la puerta y el corazón de Harry comenzó a latir más fuerte que antes. Ahí estaba Sirius, con los ojos opacos y la mirada en el vacío. Sin embargo cuando divisó a Harry, hubo un pequeño destello, que murió inmediatamente después de haber quitado la vista del niño.

- La encargada de interrogar a los testigos será Helena McGonagall, subdirectora del Departamento de Seguridad Mágica.

- Muy bien- Dijo una bruja de aproximadamente 40 años. Tenía el pelo rubio, y unos ojos grises, muy cálidos, aunque severos.- El primer testigo llamado a declarar será el señor Remus James Lupin.

Remus le dio un pequeño abrazo a Harry, se paró y se dirigió a una silla cercana al jurado.

- El testigo recibirá una dosis normal de Veritaserum para comprobar la verdad de su relato.- Remus se sentó, luciendo bastante incómodo, sin embargo, sin dejar de lado su cortesía y sus modales. Junto a la silla había una pequeña mesa, y sobre ella había un jarrón con agua, un vaso, y un extraño frasquito con un líquido incoloro. Sirvieron en el vaso algo de agua, le agregaron tres gotas del extraño líquido y se lo entregaron a Remus, quien se lo tomó enseguida.

- Empecemos- Dijo Helena McGonagall- ¿Cuál es su nombre completo?

- Remus James Lupin- Contestó éste, sin ninguna emoción en su voz o rostro.

- ¿Usted conoció a James y Lillian Potter?- Continuó ella.

- Sí.

-¿ Cómo?

- Nos conocimos en el colegio

- ¿Podría decirnos cómo era su relación con ellos?

- Eramos muy buenos amigos.

- ¿Usted conoce a Sirius William Black?

- Sí

- ¿ También era amigo del Señor Black?

- Pertenecíamos al mismo grupo. Y no era amigo mío- Sirius lo miró extrañado- Lo seguimos siendo.

- Muy bien- Dijo McGonagall- ¿ Y cómo era su relación con Peter Dick Pettigrew?

Eramos amigos.

- ¿ Y por qué lo dejaron de ser?

- Lo dejamos de ser cuando me enteré de que él había traicionado a James y Lily.

Murmullos se expandieron por toda la corte. Mucha gente miraba sorprendida, mientras otra observaba a Remus con recelo, o simplemente con aprehensión o comprensión. Harry fijó su vista en Sirius quien miraba a Remus con gratitud. Luego volteó para mirar a Pettigrew quien miraba a Remus con pánico y terror. Harry notó que era muy parecido a una rata. Con ojos pequeños y brillantes, y con una nariz puntiaguda. En un momento, incluso logró notar un aura de desconfianza alrededor de él, pero aquella desapareció después de que cerrara sus ojos un momento. Luego volvió a fijarse en Remus.

- Esas serían todas las preguntas para el señor Lupin. Muchas gracias.- Un sujeto que se estaba cerca de la silla de Remus, le ofreció un vaso el cual, al igual que el anterior, se tomó rápidamente. Dio una ligera sacudida a su cabeza. Al parecer el efecto de la poción se había acabado y se encontraba algo mareado. Volvió a su asiento, junto a Harry y ambos sonrieron.

- Como siguiente testigo, llamo al joven Harry James Potter.- Hubo expresiones de sorpresa y admiración por toda la sala ¿Realmente estaba hablando de Harry Potter? ¿*El* Harry Potter? El silencio se extendió cuando Harry, acompañado por Remus bajaron. Harry se sentó en la silla, que hacía que sus piernas quedaran flotando, mientras que Remus se sentó en un lugar vacío, al lado de aquel que le había dado el vaso con el antídoto para el Veritaserum.

- Al joven Potter se le dará una dosis menor que la normal, debido a su edad.- Continuó McGonagall. A Harry, a diferencia de Remus, le dieron un vaso de agua con sólo una gota de la poción transparente. Harry bebió el contenido del vaso y enseguida deseó no haberlo hecho. Le había surgido un mareo y un gran dolor de cabeza, que sin embargo, desapareció al segundo siguiente. Harry sintió su mente relajada, sin ninguna preocupación, sin ninguna emoción.

- ¿Cuál es tu nombre?- preguntó con un leve tono de calidez, a diferencia del profesional que estaba utilizando anteriormente.

- Harry James Potter- Dijo Harry, sin pensarlo. La información había bailado en su boca, con plena libertad.

- ¿Tus padres eran Lillian y James Potter, estoy en lo correcto?

- Sí

- ¿ Y tú sabes qué les sucedió?

- Los asesinó un mago malvado. Voldemort.

El impacto que causó esa palabra en la gente fue indescriptible. Mucho ahogaron un grito de horror. Otros miraron con sorpresa a Harry. Dumbledore, Remus y Sirius, simplemente lo miraban con una pequeña sonrisa. Sin embargo Harry se fijó en uno de los hombres de la segunda fila. Tenía el cabello rubio platinado, su piel era pálida y sus ojos eran grises, como los de Helena McGonagall, sin embargo estos eran fríos. Aquél sujeto lo miraba con odio, y con su mirada claramente estaba desafiando a Harry a que repitiera ese nombre de nuevo. Harry sintió un leve dolor en su cicatriz, pero debido a que estaba bajo el efecto de la poción este desapareció tan pronto como llegó.

- ¿ Y sabes cómo fue que Él logró llegar hasta ellos?

- Porque Peter Pettigrew le dijo donde ellos se estaban escondiendo.

- ¿Conoces a Sirius Black?

- Sí

- ¿En dónde lo conociste?

- En el bosque, hace dos o tres días.

McGonagall se sorprendió.

- ¿Qué hacías en el bosque?

- Cuando mis tíos me echaron de su casa, extrañamente llegué a ese lugar.

Helena decidió que era mejor dejar ese tema para después... ¿Cómo alguien puede echar de su casa a un niño de cuatro años?

- ¿Y cómo te trató?

- Bien. Siempre.

Sirius miró a Harry con un extraño brillo en los ojos. Gratitud y cariño se mezclaban en ellos.

- ¿Y qué más sucedió en aquel encuentro?

- Él me contó lo que pasó cuando mis padres murieron. Me dijo lo que había hecho Pettigrew, que había traicionado a mis padres. Después me dijo que cuando fue a buscarlo, Peter Pettigrew comenzó a gritar que cómo había traicionado a mis padres, que después había hecho volar la calle, se había cortado un dedo, se transformó en rata y se escapó.

- ¿ Se transformó en rata?

- Sí, era un aminago... animago no registrado.

- ¿Qué mas sucedió?

Cuando me contó lo de la rata, a la cual le faltaba un dedo y dije que había visto una así en el bosque. Después, logramos capturarla.

Más murmullos.

- Mi última pregunta ¿ Qué representa para ti Sirius Black, confías en él?

A él le confiaría mi vida. Él representa a un papá.

Sirius casi llora por lo que acababa de decir Harry. Apenas se conocían unos días... ¿Tanto lo quería ese niño? La respuesta quedó más que clara para él en su cabeza: "Me quiere tanto cómo yo lo quiero a él".

Eso es todo- Dijo con voz quebrada Helena.

Esta vez Remus fue el que le entregó el antídoto a Harry. Este, sintió como si todo el mareo y el dolor de cabeza hubieran vuelto en su máxima intensidad. Remus le ofreció una barra de chocolate mientras subía, la cual Harry aceptó gustoso. Todos susurraban, la corte entera estaba sumida en murmullos y charlas. El silencio se impuso cuando Helena McGonagall dio muestras de que el juicio iba a continuar.

- Llamo a declarar a Sirius William Black.

Uno de los aurores que custodiaba la puerta, le sirvió y dio de beber el líquido a Sirius. Este, tenía la misma expresión que cuando Remus tomó la poción.

¿Su nombre?- McGonagall volvió a utilizar el tono profesional.

- Sirius William Black- Respondió este, carente de emoción.

- ¿Era amigo de James y Lillian Potter?

- Sí

- ¿Sabía que "Aquél- Que- No- debe- Ser- Nombrado" iba tras ellos ?

- Sí

-¿Sabía si se iban a ocultar?

- Sí, mediante el encantamiento Fidelius.

- ¿Usted fue el Guardián Secreto de los Potter?

- Al principio sí. Si embargo, en el último momento les dije que mejor eligieran a Peter Pettigrew como Guardián Secreto.

- ¿Y por qué?

- Voldemort- estremecimientos- y los Mortífagos sabían que yo era el mejor amigo de ellos, así como también sabían que harían el encantamiento Fidelius. Nosotros también teníamos información de que había un traidor entre nosotros, pero no sabíamos quien. Mi plan era que fueran tras de mí, cuando en realidad el secreto estaba a salvo con Peter. Sin embargo él resultó ser el traidor.

- ¿Y cuando se enteró de eso, salió en su búsqueda?

- Así es. Tenía tal ira que no sabía si lo golpearía hasta que me dolieran los puños, si sólo lo entregaría o si lo haría sufrir lo más que pudiera.

- ¿Pensó alguna vez en matarlo?

- Al igual que mucha gente quiso matarme a mí cuando creyeron que yo era el asesino.

- ¿Lo mataría en estos momentos?

- No

-¿Por qué?

- Porque iría a Azkaban y me separarían de Harry. Además ni a Harry, ni a Lily ni a James les gustaría que mis manos se mancharan con la sangre de Pettigrew.

- ¿Usted y Harry Potter capturaron a Peter Pettigrew en el bosque?

- Sí

- ¿Y cómo? Usted no tenía varita.

- Pues yo sé bastante sobre las plantas y encontré en el suelo una planta somnífera, bastante inofensiva. Gracias a Harry se la comió en un trozo de manzana. Luego lo logramos atrapar y lo encerramos en una jaula. Después de una horas logramos contactarnos con Albus Dumbledore y el resto sucedió acá.

- Muy bien- Dijo McGonagall. ¿Usted ha sido o es parte del grupo de las Artes Oscuras? ¿Las ha practicado alguna vez?

- No.

- Eso sería todo.- Rápidamente le dieron la poción y Sirius volvió a la normalidad. Sin embargo no todo era normal. Las miradas de odio y rencor ya no se dirigían a Sirius, sino a Pettigrew, que se veía como si le acabaran de dictar la sentencia de muerte.

Remus- susurró Harry a éste.- La gente le ha creído a Sirius ¿verdad?

Así es.- Le respondió Remus. Había estado observando a las filas de atrás hacía un rato. Podía ver a los periodistas de diversos diarios, rasgando sus plumas contra el pergamino, tratando de obtener toda la información que sus manos alcanzaran a escribir.

Remus y Harry dejaron de hablar cuando vieron que Helena McGonagall iba a hablar de nuevo.

- Ahora declarará Peter Dick Pettigrew.

Este estaba petrificado. Lentamente le dieron a beber el vaso que contenía el Veritaserum. En la sala había tal silencio que se podía escuchar sus fuertes y asustados latidos, los que, cuando dejó de beber, fueron tranquilos y casi imperceptibles.

- Sólo necesitamos una información de usted, señor Pettigrew. - Espetó McGonagall tenía la voz profesional, cargada con odio e ira.- ¿Usted entregó a los Potter a Aquel- Que- No- Debe- Ser- Nombrado? ¿Por qué?

- Los entregué. Fue por miedo, y por poder...

Ya no pudo seguir hablando. Los abucheos e insultos que iban dirigidos hacia él eran tales que tuvieron que lanzar un hechizo silenciador hacia todos.

- Muy bien- Dijo el Ministro, visiblemente incómodo.- Habrá un receso de quince minutos. El jurado dirá su veredicto y sentencia después del receso.- Con eso se puso de pie y fue seguido por diez personas más, las cuales componían el jurado.

Harry, en cuanto hubo visto esto, se dirigió hacia Sirius. Este aún estaba algo nervioso, pero al ver a Harry se calmó un poco.

Ya vamos a irnos pronto pequeño. Ya verás.- Harry lo abrazó, y él hubiera respondido, de no ser porque aún se hallaba con los grilletes. Sintió una palmadita en la espalda. Era Remus quien le sonreía.-

¿Cómo te sientes Padfoot?- Le preguntó.

- Bastante mejor. Sólo algo mareado por el Veritaserum y por los dementores.

- ¿Qué son dementores?- Inquirió Harry.

Digamos que son unas cosas feas que guardan la prisión de los magos.- Dijo Sirius. Tratando de cambiar el tema agregó: ¿Harry estás bien?

Claro- Sonrió- Tío Moony me dio un chocolate, con el cual se me quitó el mareo.

Sirius sonrió traviesamente:

- ¿ Conque chocolate? ¿Sabías Harry que Moony es un chocoadicto?

Remus se sonrojó. Algo molesto respondió:

- Sirius sabes que no soy adicto al chocolate.

- ¿Cómo que no? Cada vez que te veo tienes al menos un chocolate contigo.

En ese momento se abrió la puerta, mientras comenzaban a ingresar de nuevo los miembros del jurado. Harry y Remus se despidieron de Sirius y volvieron a sus asientos.

El Ministro fue quien habló:

- El señor Peter Dick Pettigrew fue hallado culpable por la traición y asesinato de James y Lillian Potter, por ser miembro del círculo interno de Ustedes- Saben- Quién, y por haber matado a doce muggles en una calle transitada. Su sentencia es recibir el Beso del Dementor hoy mismo a las ocho de la noche. Así mismo, se quiere agregar, que el mundo Mágico jamás había visto tal acto de cobardía y de traición, y que el señor Peter Pettigrew le será dada la muerte, inmediatamente después de recibir el Beso.

Los aplausos estallaron. Y las últimas miradas de odio fueron dirigidas a Peter Pettigrew, antes de que dos hombres con capuchas, que trajeron un frío inimaginable al lugar, se lo llevaran.

- El señor Sirius William Black fue hallado- Silencio- Inocente de todos los cargos en su contra. Se le dará una indemnización de cien mil galleons, por los años pasados en Azkaban, al igual que se le entregará una casa. El Ministerio, así como todo el Mundo Mágico, se disculpa por todo los daños que se le han causado.

Los grilletes de Sirius se soltaron, mientras la gente aplaudía con alegría. Harry lo abrazó, mientras que Sirius lo abrazaba también. Estaba libre ¡Libre! Hubiera podido llorar ahí mismo de no ser por su orgullo de Gryffindor.

- Ahora podremos vivir juntos.- Le susurró en el oído a Harry.

Sirius soltó a Harry, para recibir un abrazo fraternal por parte de Moony. Ambos parecían hermanos que no se hubieran visto en muchos años, y tal vez ellos se sentían así.

Padfoot, ahora sólo debes conseguir los papeles de adopción de Harry.

- Por fin cumpliré mi palabra. Por fin.