Hola, hola! xD

Devil patrix(sí lo continuaré pase lo que pase x3), pekenyita, Leo_P_le- fail(xD) muchas gracias ^^.

Joyce Granger: Ya sabrás que pasó con los Dursley n.ñ... ¿6 salchichas? o.O wow...ni idea como se llama la Jamaica ahora, no sabía que había cambiado de nombre...

Nymphadora Tonks: ¿tanto te alegra que esas cosas llamadas Dursley mueran? n_n la verdad es que se lo merecían ¬_¬. Y sí, Hogwarts tendrá que tener cuidado.

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Harry se despertó sintiendo dolor de cabeza. No quería abrir los ojos ya que le ardían y teniéndolos cerrados el ardor era menor. Lentamente se sentó en la cama, para que su cabeza no le doliera más.

Comenzó a recordar lo que había sucedido la noche anterior, el dolor que le dio su cicatriz, cuando vio a Remus y Sirius...Los Dursley habían muerto ...

Al recordar esto abrió rápidamente los ojos, lo que le causó que comenzara a ver motas de luz por todas partes.

Los Dursley. Muertos ¿Cómo?

- ¿Cómo?- Susurró lentamente.

Vio que estaba en su pieza ¿En que momento se fue de la casa de los Weasley? Fue ahí cuando notó que había alguien a su lado. Sirius.

- ¿Qué les pasó a los Dursley Sirius?

Este no lo miró. Por un lado no quería decirle que había sucedido, no sabía si era correcto decirle eso a un niño de cinco años tan directamente. Pero por el otro sabía que debía, ya que Harry se lo pediría todo el día si fuera necesario. En esos momentos deseaba que Remus estuviera en casa para ayudarlo. Pero Moony estaba con Dumbledore.

Suspiró. Esto sería difícil.

- Harry. Los Dursley fueron atacados por unos hombres malos.- Esperaba que no le preguntara quienes eran esos hombres malos.- Ellos no querían a los Dursley, por eso los... - Se detuvo. Era horroroso tener que decirle eso a su ahijado.

Harry asintió, dándole a entender que sabía que les había pasado. Durante varios minutos hubo un silencio muy tenso entre ellos dos. Sirius se preguntaba como reaccionaría. Harry se preguntaba lo mismo.

- Sirius.

- ¿Sí?- El nombrado miraba a su ahijado con sus cálidos y ahora serios ojos azules.

- ¿Tú crees que sea malo si es que no me da pena su muerte?- Harry bajó la cabeza y se sonrojó.

- ¿Que cosa?- Preguntó Sirius, bastante extrañado. Eso no se lo esperaba. Mucho.

- Es que... pienso en qué debo sentir por su muerte y no me da pena, en realidad, no siento nada. No les deseaba algo así, nadie merece morir, pero no lo lamento. Desde que llegué a ese bosque ellos solo fueron una cosa más de mi vida, que se quedará atrás. Yo viví con ellos durante mucho tiempo, pero jamás los conocí, jamás los quise, aunque me hubiera gustado quererlos y que ellos me quisieran. Durante todo ese tiempo viví con unos extraños. Por eso te pregunto ¿Tú crees que esté mal que no sienta nada por su muerte? - Harry miró a su padrino, con sus ojos verde esmeralda angustiados por saber la respuesta.

- Harry.- Sirius trató de elaborar bien su respuesta, para calmar al niño.- Todos los días muere gente. Gente que no conocemos, que no conoceremos. Y esas muertes no las notamos, no son parte de nuestras vidas. Lamentamos lo que tienen que sufrir sus seres queridos, pero no es un dolor propio. Seguiremos nuestras vidas diarias con normalidad. Eso es lo que te pasa a ti Harry. Los Dursley son otros más de aquellos desconocidos que se lamentan sus muertes, pero que no se sufre por ellos.

Este no respondió nada. Pensaba en lo que le había dicho Sirius. Tenía razón. Lo miro y lentamente comenzó a sonreír.

- ¿Entonces no tiene nada de malo?

Sirius negó con la cabeza, sonriendo también. Le dio un pequeño abrazo y le susurró en el oído:

- ¿Qué tal si vamos a desayunar?

* * *

Harry esa mañana fue donde los Weasley. Remus volvió un poco después de eso. Sirius estaba en la sala de estar, leyendo un libro cuando su amigo llegó por la chimenea. Dejó su libro de lado, mientras el recién llegado se sacudía las cenizas de su raída túnica.

- ¿Cómo te fue con Dumbledore Moony?

- El Ministerio encubrió todo. El informe oficial es que murieron por una emanación de gas.

Sirius hizo una mueca.

- Es increíble como todo se arregla con el gas.- Dijo, con un tono irritado.

- Así es amigo mío. Pero dime ¿Cómo está Harry?- La voz de Remus reflejaba la preocupación que tenía por el niño.

- Está bien. Al principio sentía que era malo ser indiferente a su muerte, pero ahora sabe que no fue así.

- ¿Indiferente?- Ahora la voz de Remus sonaba algo desconcertada. Pensó por unos instantes y añadió: Sí, es lógico cuando uno lo piensa. Nadie se entristece cuando las personas que te maltrataron durante la mayor parte de tu vida mueren. Y es lógico que Harry piense que está mal no sentir pena, cuando vivía con ellos. Por cierto ¿Dónde está ahora?

- Donde los Weasley. Remus estaba pensando- Sirius lo miró seriamente- que deberemos empezar pronto con las clases de Harry. Su seguridad me preocupa, por lo que creo que debemos enseñarle cosas básicas en caso de que las necesite.

- Tienes razón, también a mí me preocupa. Pero espero que no las necesite.

- ¿Qué tal si estudiamos en las mañanas? Una asignatura por día. Tan sólo una hora. Sería un buen comienzo. A medida que vaya creciendo iremos aumentando el tiempo y la cantidad de cosas ¿Estás de acuerdo?

- Me parece bien ¿Empecemos mañana con las Criaturas Mágicas? Así Harry estará motivado.

- Excelente elección. - Hizo una pausa- Remus, me preocupa. No quiero que le pase algo malo. Después de lo que les pasó a esos...

- Sirius, de eso te quería hablar. Dumbledore nos pidió que le contemos lo que pasó. Le dije que te vendría a buscar.

- Está bien.- Se paró.- Vamos.

Remus asintió. Murmuró algo, apuntando su varita a la chimenea, haciendo que apareciera fuego. Tomo un tarro que había sobre la chimenea, tomó algo de su contenido y lo lanzó al fuego, el cual se tornó de un color verde.

- ¡ Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, oficina de Dumbledore!- Remus dio un pasó y desapareció.

Sirius hizo lo mismo, dejando la casa vacía.

Cuando llegó, Remus estaba saludando al director con una leve reverencia.

- Buenos días, joven Lupin, joven Black. Me alegra que hayan venido. Adelante, tomen asiento.

La habitación, tan conocida para los merodeadores por las innumerables veces que habían sido llamados por sus bromas, no había cambiado nada en esos años. Seguían estando los cuadros de los antiguos directores de Hogwarts, quienes estaban mirándolos con atención. Aún estaba Fawkes, el fénix del director, que los observaba con sus brillantes ojos.

- ¿Un dulce?- Dumbledore les señalo una pequeña caja que estaba en la mesa y que en su interior tenía caramelos. Remus negó con la cabeza murmurando un leve "gracias" , mientras que Sirius aceptó con gusto el ofrecimiento.

- Muy bien caballeros- Comenzó Dumbledore, mirándolos con esos ojos azules, que parecían traspasarlos, que miraban hasta el interior de las personas. Tenía el mentón apoyado en sus manos entrelazadas.- Me gustaría que me dijeran todo lo que ocurrió anoche.

Remus empezó a hablar.

- Verás, nosotros estabamos enfurecidos por la actitud que tuvieron los Dursley con Harry, por lo cual decidimos hacerles una pequeña visita. Claro que tras ella había una broma, como ya sabrás.

Dumbledore asintió, diciéndole que continuara.

- Nosotros teníamos planeado algo bastante inocente. Lo que hubieran hecho los Merodeadores.

- Eso no siempre era muy inocente, - Remus y Sirius se sonrojaron mientras un pequeño brillo había en los ojos de Dumbledore.- pero entiendo lo que quieres decir.

- Cuando nosotros llegamos allá todo estaba muy quieto.- Esta vez, fue Sirius el que habló.- No había nadie en las calles, todo se hallaba muy tranquilo. Inquietantemente tranquilo. Nos aparecimos en la calle Magnolia y de ahí caminamos hasta Privet Drive. Todo ese trayecto en el más absoluto silencio.

Cerca del número cuatro nos encontramos con dos extraños, cubiertos por una capa. Nos escucharon llegar y se dieron vuelta. Ahí vimos que llevaban máscaras. Lanzaron maldiciones que alcanzamos a esquivar. Uno de ellos lanzó un Avada Kedavra, pero sin una dirección clara. Nosotros tratamos detenerlos. Quisimos desmayarlos pero salieron corriendo. Remus les lanzó un Expelliarmus dejándolos desarmados. Después de eso desaparecieron.- Sirius hizo una pausa, indicándole a Remus que continuara con el relato.

- Los perseguimos alrededor de dos cuadras por lo cual dimos media vuelta y nos dirigimos a casa de los Dursley. Fue ahí cuando Sirius miró el cielo y vio la Marca Tenebrosa encima de la casa. Corrimos hacia allá, aún a sabiendas de que llegamos muy tarde.

Entramos y encontramos la casa echa un desastre. Los muebles estaban regados por todas partes, como si un huracán hubiera pasado por ahí. Revisamos primero el segundo piso. Entramos en una habitación, completamente destruida, y vimos una cuna. Nos acercamos y vimos al hijo de los Dursley botado en el suelo. Muerto.

Sirius continuó:

- Bajamos al primer piso. En la cocina encontramos a los Dursley. Muertos también. Por la cantidad de heridas en sus cuerpos estaba claro que los torturaron con varios Cruciatus. Sus rostros tenían una cara de horror que solamente vi cuando L...- Sirius se detuvo, pálido. Esa expresión la había visto hace tres años, en los cuerpos sin vida de Lily y James. Cuando volvió a hablar su voz estaba ronca: En... enseguida llamamos a los del Ministerio y les dijimos lo que había sucedido. Al principio creyeron que nosotros habíamos causado las muertes, pero nos entrevistaron con Veritaserum para confirmarlo todo. Ordenaron la casa y comenzaron la labor de borrarles la memoria a los vecinos que habían comenzado a salir de sus casas.

- Sabemos que ellos van a dejar este asunto hasta aquí.- Dijo Remus.- Tras tres años de tranquilidad apareció la marca característica de los seguidores de Voldemort. No quieren causar pánico entre el mundo mágico. Pero nosotros vamos a investigar quienes fueron los responsables. Y tenemos una idea de qué hacer.

Dumbledore los escuchó con mas atención.

- Nosotros nos quedamos con las varitas.- Explicó Sirius, mientras sacaba una pequeña caja que luego agrandó y abrió, para revelar dos varitas.

El director las miró con sumo interés. Luego miró a los dos hombres.

- Creo que si vamos a visitar a cierta persona, sabremos exactamente quienes fueron.- Dijo.

- Eso fue exactamente lo que pensamos Albus- Dijo Remus.- Debemos ir a visitar al señor Ollivander.

* * *

- Me alegro de verlos caballeros.- Dijo un extraño señor desde atrás del mostrador.- ¿En qué puedo ayudarles?

- Señor Ollivander, debemos hacerle una consulta sobre los dueños de unas varitas. Si es tan amable por favor.- Respondió Remus.

- Será un placer. Si son tan amables de enseñármelas...

Sirius sacó las dos varitas. Ollivander las miró detalladamente.

- Sí, recuerdo perfectamente de quién es esta varita. Doce pulgadas, para zurdos, acebo, el pelo de la cola de un Unicornio. Excelente para hechizos de defensa. Sí. Esta varita pertenece al señor Avery. Recuerdo cada varita que he vendido en mi vida, estoy seguro. En cuanto a esta... veamos... nueve pulgadas y media, sauce, y la inusual mezcla entre fibras de corazón de dragón y pluma de fénix. Ante tan extraña combinación es lógico que recuerde de quien es. Es del joven Crouch.

-¿ Qué?- Exclamó Sirius, sorprendido- ¿De Barty Crouch hijo?

- Así es. Ahora si me disculpan- Dirigió su vista hacia la entrada, en donde había una niña esperando pacientemente.- debo atender a esta niña ¿Sería todo eso?

- Seguro. Muchas gracias.- Salieron de la tienda.

- ¿Qué sucede joven Black? ¿Porqué tanta sorpresa?- Albus lo miró con atención.

- Barty Crouch estaba en una celda cercana a la mía. Lo recuerdo bien. Hace más o menos dos años él... él murió. Supuestamente¡ Supuestamente estaba muerto! ¿Cómo es posible?

- Le haré una visita a su padre, creo que él es el que sabe que sucedió.- Dumbledore hizo una reverencia y con un leve sonido, desapareció.

Sirius quedó pensativo. Mientras caminaban una cosa venía tras otra. Sirius iba tan distraído que no notó que estuvo a punto de pisar un escarabajo. Toda idea, pensamiento o sensación que tenía en ese momento se unían, formando una pregunta, que Remus dijo en voz alta:

- ¿Qué está pasando?

* * *

Ataque causa conmoción y duda

Hace dos días una familia muggle murió de extraña manera. Los informes oficiales señalaban que había sido por inanición de gas. Pero nuestra bella corresponsal descubrió que había sido todo causado por dos mortífagos que estaban libres aún.

Dos hechos extraños se unen a este asesinato, que ha ocurrido tres años después de que Aquel- Que- No- Debe- Ser- Nombrado hubiera caído. El primero de ellos es que la familia muggle, era nada más y nada menos que aquella que cuidó durante tres años al Niño que Vivió, quien quedó huérfano tras esa fatídica noche del 31 de octubre de 1981. El segundo es que uno de los mortífagos que estuvo en el ataque es Barty Crouch hijo. Recordemos que este fue sentenciado a estar de por vida en Azkaban, tras ser uno de los involucrados en el ataque a los Longbottom, los cuales quedaron locos después de recibir innumerables Cruciatus. Esto último hace creer que hubo algo sucio tras el encierro de Crouch. Intentamos hablar con el padre, quien aclaró no verse involucrado en este insólito caso.

Las preguntas que todos nos hacemos es ¿Qué está pasando? ¿El Señor Oscuro volverá? ¿Esto habrá sido para matar al salvador del mundo mágico?

Pronto El Profeta les dará más información sobre este caso.

Rita Skeeter