Hola a todos x3
No es que sea malagradecida ni nada pero... ¿un review? ¿Sólo uno? T_T en fin lo agradezco;_; gracias Joyce Granger
Disclaimer: Si hay algo que les suene textualmente familiar *cough,cough, Rowling, cough, cough *. Ya lo saben.
Sirius golpeó la mesa con rabia ¿Cómo esa alimaña de Skeeter había logrado enterarse de eso? Y eso no era lo que más le preocupaba, sino el bienestar de Harry. Esa cucaracha era capaz de meterse en lo más profundo de la vida de una persona. Y sus comentarios solían ser los más inoportunos. Cuestión de preguntárselo a los Longbottom.
- Sirius, debes relajarte.- Remus tomó un poco de su taza de té.- Rita Skeeter debe haber encontrado una forma de averiguarlo todo. No te preocupes, Harry no caerá en sus manos. Y ya verás como descubrimos cuál es el truco que tiene debajo de la manga.
Pero Remus también estaba inquieto. Probablemente las historias alrededor de la muerte de los Dursley, y en especial de Harry, continuarían por una semana al menos, hasta que la gente se cansara de lo mismo.
En esos momentos Harry entró a la cocina. Lo cual fue una suerte ya que el animago estaba a punto de comenzar a destruir los muebles.
- Buenos días Padfoot, Moony.- Los saludó como de costumbre. Su padrino logró relajarse bastante al verlo, tranquilizando a Remus.
- Muy buenos días Harry- Respondieron al unísono.
Harry sonrió, tomó asiento y comenzó a desayunar tranquilamente, mientras los dos adultos lo observaban, cada uno en sus propios pensamientos.
- ¿Sabes Harry?- Dijo Sirius al cabo de un rato.- Moony y yo pensábamos en comenzar tus clases.
- ¿De veras?
* * *
Harry suspiró. Realmente las clases eran agotadoras. No podía entender cómo Percy podía estar todo el día estudiando si es que terminaba él con dolor de cabeza, después de estar cerca de dos horas con los adultos hablando acerca de criaturas mágicas. Cómo sería con historia, era lo que no quería llegar a saber.
Tocaron el timbre y Harry, desde su pieza, pudo escuchar las voces de los gemelos y de Ron. Seguramente Fred y George querían consejos de los expertos.
Harry se levantó de la cama y comenzó a bajar las escaleras. En el pasillo los vio, hablando animadamente.
- Hola Fred, G... - Se detuvo en seco, pálido. No eran ni Sirius ni Remus, ni los hermanos Weasley. Eran cinco hombres, cubiertos por una capa negra y una máscara espectral. Comenzaron a caminar hacia él lentamente, como si disfrutaran cada uno de los pasos que daban con elegancia sobre el suelo alfombrado. Harry para su horror descubrió que no podía moverse, estaba completamente paralizado. Se sentía como si le hubieran pegado los pies al suelo. Trató de gritar por ayuda pero había perdido la voz. Cada uno de los hombres, con una coordinación increíble, sacó su varita. La fina madera de la cual estaban hechas brillaba en el sombrío pasillo.
Uno de los hombres llegó hasta donde estaba Harry. Este cerró los ojos preparándose para lo peor, pero nada llegó. Harry, aún temeroso vio que el hombre seguía de largo, murmuraba unas extrañas palabras, mientras se escuchaban los gritos de un hombre, y de su varita salía un rayo de luz verde. Se escuchó un golpe seco, como si algo hubiera caído al suelo. Los hombres rieron fríamente. Luego volvió a repetir las palabras, esta vez acompañadas por el eco de los gritos de una mujer. Nuevamente hubo un rayo de color verde y más risas. Rodearon a Harry que estaba temblando de pies a cabeza, desesperado por escapar.
Comenzaron a recitar palabras lenta y gravemente, con sus voces frías como el acero, y sus ojos brillando con locura y obsesión. Una locura, apasionada y desbordante, por la muerte. Una obsesión que le ponía la piel de gallina a Harry.
Comenzó a observarlos a cada uno. Podía ver el mismo brillo en los ojos en cada uno de sus rostros. Esperando, emocionados a que apareciera algo. Harry veía unos ojos fríos, monstruosos, grises, que le parecían familiares. En ese momento le dolió la cicatriz y entendió que esos ojos pertenecían a aquel hombre rubio que había estado en el juicio.
Al parecer él era el que estaba a cargo de aquel grupo, ya que murmuraba palabras que Harry no entendía, pero los demás hombres sí. Cada vez que él dirigía las palabras hacia uno de ellos, estos asentían y comenzaban a moverse, para detenerse de inmediato.
Empezaron a caminar alrededor de Harry, mientras seguían recitando las palabras. Harry dirigió su vista al techo y vio una calavera, horrenda, de color verde. De su boca salía una serpiente como si fuera su lengua.
Harry sintió como le tomaban el mentón. Era una mano muy fría. Uno de los hombres se había detenido y le había obligado a dejar de mirar la calavera.
- Realmente es interesante- Su voz era inexpresiva, pero sus ojos continuaban con el brillo maníaco.- Morsmordre, nuestro Señor fue su creador. Tenlo presente niño. No siempre estarás tranquilo. Debo decir que muy pronto lamentarás haber quedado vivo aquella noche de Halloween.- Harry incluso logró sentir cómo el hombre sonreía, con una ilusión, llena de fanatismo.
Y Harry entonces logró comprender unas palabras:
... Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo...
... Carne del vasallo, voluntariamente ofrecida, revivirás a tu Señor...
... Sangre del enemigo, tomada por la fuerza, resucitarás al que odias...
Mientras decían las últimas palabras el hombre a su lado pasó una daga por su mejilla, la cual comenzó a sangrar lentamente, causándole un dolor agudo al niño. Aquello le provocó a Harry escalofríos que recorrían toda su espalda, todo su cuerpo. Luego de esas frases terroríficas, que él no entendía su significado, las palabras volvieron a ser extrañas para Harry, en un idioma que no se hablaba en ningún lugar del mundo, que sólo esos hombres entendían su significado.
El hombre aún se hallaba junto a él. Aún tenía su mano en el mentón de Harry. Pero algo había cambiado. Sus ojos ya no tenían el brillo de locura, de obsesión. Ahora estaban llenos del más puro odio. Y eran de un color diferente. Ahora eran de color escarlata, parecidos a los ojos de una serpiente.
Y a Harry le dolía tanto la cabeza...
- Prepárate Harry Potter- Dijo él. Su voz también era distinta. Era cruel y fría, cargada de desprecio.- Porque la próxima vez que escuches esas palabras será la última. Será pronto, no te preocupes. Esto fue tanto para diversión mía, como para el entretenimiento de mis mortífagos. Fue solo un aviso, queremos que sepas lo que vendrá en tu futuro.- Los mortífagos se detuvieron y callaron, a pesar de que con las últimas palabras habían lanzado una risa socarrona, que el aire silenció lentamente, permitiéndole retumbar por toda la casa. Aquel que estaba junto a Harry se levantó de pronto, sacándose la capa, para quedar en un elegante traje negro, que acentuaba el color blanco de su piel, y que lo hacía verse aún más delgado. Acercó una mano huesuda a la máscara y dio media vuelta, comenzando a caminar con gracia y superioridad, mientras se sacaba aquella máscara blanca, lentamente, como si disfrutara cada movimiento que hacía. Cuando estaba al final del pasillo, permitió que Harry, que aún estaba petrificado, viera su cara.
- Pronto me serás útil, niño...
No pudo seguir viendo por que despertó asustado, en su habitación. Por la ventana se mostraban los cálidos rayos de la tarde, que le habían causado el sopor. Respiraba agitadamente y sudaba por cada uno de sus poros. También notó que estaba llorando, probablemente por el miedo que le causó el sueño.
Había sido tan real. Y aún así, Harry se alegró de que fuera solo una pesadilla, a pesar de que aún seguía aterrado. Se llevó una mano a una de las mejillas y notó un dolor agudo. Miró la palma de su mano y vio sangre en ella. Lanzó un leve grito de terror que le hizo refugiarse en el rincón de su pieza.
- Harry, los gemelos van a venir a visitarte.- Remus entró con una ligera sonrisa en el rostro, que se desvaneció cuando vio a Harry en la esquina junto a la ventana, llorando y temblando.- ¿Qué sucedió Harry?
Remus quedó boquiabierto cuando el niño lo abrazó con fuerza, como si temiera que lo alejaran de él. Comenzó a contarle lo que sucedió. Recordaba perfectamente cada cosa, cada palabra que dirigieron a él. Los músculos de Remus se tensaron cuando Harry recitó las palabras, y más aún cuando le contó acerca del corte. Harry podría haber jurado que escuchó como los músculos se ponían rígidos. Cómo el adulto se ponía pálido y una pequeña gota de sudor comenzaba a descender por su sien.
- Fue sólo un sueño Harry, nada más... - En esos momentos este miró a Remus, haciéndolo palidecer aún más. Tenía un profundo corte en una de las mejillas, que sangraba mucho.
¿Realmente había sido todo un sueño?
- Tengo miedo Remus.- Murmuró Harry, con la cara contra el pecho de Remus. Este, comenzó a acariciarle el cabello con una mano mientras lo abrazaba con fuerza. Después de quince minutos Harry logró tranquilizarse.
- ¿Estás mejor?- preguntó Remus. Harry asintió. Aún estaba pálido y tembloroso. Remus le tocó la frente, tenía fiebre.- Harry, parece que estás un poco enfermo. Iré a buscar a Sirius.- Se levantó pero Harry lo tiró de una manga.
- Déjame acompañarte, no quiero estar solo.- Remus asintió y lo tomó en brazos, apoyando la cabeza del niño en su hombro.
Su cabeza daba vueltas con tanto pensamientos. Era posible que Voldemort quisiera volver, siempre estaba esa chance. Pero ¿Justo ahora? Era difícil para los tres, pero sobre todo para Harry. "Es sólo un niño" pensó tristemente Remus.
Encontró a Sirius en su pieza. Estaba observando el techo, pensativo. Miró a Remus cuando entró y su cara mostró preocupación al ver a Harry en los brazos de su amigo.
- ¿Qué sucedió?- Preguntó con cierta calma, a pesar de que sus ojos mostraban angustia.
- De ahí te cuento. Tiene algo de fiebre y tiene un corte en su mejilla.
Sirius palideció y decidió repetir más tarde su pregunta. Cuando Harry se encontrara mejor. Volvieron a la habitación de Harry donde le curaron la herida y le dieron una poción para que le bajara la fiebre. Harry aún tenía miedo de dormir, por lo cual también le administraron una para dormir sin soñar.
Salieron de la habitación para que Harry descansara. Remus le contó todo lo que había pasado. Sirius reaccionó de igual forma que su amigo.
- ¿Tú crees que esto signifique que Voldemort regresará?- Inquirió Sirius.
- Espero que no Padfoot, espero que no.
* * *
Harry se despertó, sintiéndose mucho mejor. Miró por la ventana y vio que había amanecido nublado. Ya no le dolía la cabeza y no había rastro de ningún ser con capucha. Sin embargo no se sentía cómodo estando sólo, por lo cual se vistió y bajo a desayunar. Antes de entrar a la cocina se detuvo, al escuchar los gritos de Sirius.
- ¿Pero es que no nos puede dejar en paz esa maldita?
- Sirius, relájate, despertarás a Harry.
- No sé como estás tan tranquilo ¡Imagínate que decir que somos un peligro para Harry porque yo soy un ex convicto y tú un licántropo!
Harry decidió entrar en esos momentos para calmar el ambiente. Dio resultado. Sirius se sentó, aún algo molesto y Remus lo miraba pidiéndole que se calmase.
Y Harry pensaba en lo de Remus. No sabía qué era exactamente, pero la gente debía pensar que no era nada bueno. Supuso que este se lo diría en algún momento, por lo cual no preguntó nada. No quería que supieran que había escuchado su discusión.
- Harry- Dijo Remus de pronto.- Hoy iremos a ver al profesor Dumbledore.
- De acuerdo.
* * *
Harry cayó, algo mareado, en la oficina del director.
- Buenos días.- Hizo una pequeña reverencia.
- Buenos días Harry.- Sonrío, mientras sus ojos brillaban y lo miraban fijamente.- Al parecer tuviste un sueño extraño ¿podrías decirme exactamente que pasó?
Harry lo miró indeciso, pero Sirius y Remus, quienes habían llegado después de él, asintieron con la cabeza para que se lo contara. Entonces comenzó a relatar su sueño, mientras que el director escuchaba interesado. Su expresión era algo sombría cuando había terminado.
Mientras, Remus y Sirius murmuraban entre sí.
- Remus, seguramente va a querer explicarnos algo. Y no quiere que Harry lo escuche, aún es un niño.
- Tienes razón Padfoot. Mejor tú acompañas a Harry y yo me quedo.
- Sí, yo terminaría poniéndome histérico y gritando cualquier estupidez.
Interrumpieron su conversación porque escucharon que Dumbledore decía:
- ¿Harry no te gustaría conocer un poco más el colegio?
- Seguro.- Su cara expresaba felicidad y emoción.
- Yo te acompaño Harry- Se ofreció Sirius.- Te enseñaré algunas cosas, que de seguro encontrarás interesantes.
Entonces los dos salieron de la oficina.
Sirius caminaba tranquilamente por los pasillos, mientras Harry observaba las armaduras, las pinturas, todo, con ojos incrédulos.
- Venga, Harry, tengo una idea.
- ¿Cuál?
- Me acompañarás hasta las cocinas para buscar algún dulce y luego iremos a buscar algo que era de los Merodeadores. Creo que en el camino te explicaré qué es exactamente, el Mapa del Merodeador...
En la oficina de Dumbledore se había formado un silencio muy tenso. El director suspiró y el licántropo lo vio más viejo que nunca. Cada una de sus arrugas se acentuaba más y sus ojos, antes brillantes, ahora estaban opacos, sombríos.
- Remus, me temo que Voldemort volverá muy pronto. Y utilizará a Harry para lograrlo.
No es que sea malagradecida ni nada pero... ¿un review? ¿Sólo uno? T_T en fin lo agradezco;_; gracias Joyce Granger
Disclaimer: Si hay algo que les suene textualmente familiar *cough,cough, Rowling, cough, cough *. Ya lo saben.
Sirius golpeó la mesa con rabia ¿Cómo esa alimaña de Skeeter había logrado enterarse de eso? Y eso no era lo que más le preocupaba, sino el bienestar de Harry. Esa cucaracha era capaz de meterse en lo más profundo de la vida de una persona. Y sus comentarios solían ser los más inoportunos. Cuestión de preguntárselo a los Longbottom.
- Sirius, debes relajarte.- Remus tomó un poco de su taza de té.- Rita Skeeter debe haber encontrado una forma de averiguarlo todo. No te preocupes, Harry no caerá en sus manos. Y ya verás como descubrimos cuál es el truco que tiene debajo de la manga.
Pero Remus también estaba inquieto. Probablemente las historias alrededor de la muerte de los Dursley, y en especial de Harry, continuarían por una semana al menos, hasta que la gente se cansara de lo mismo.
En esos momentos Harry entró a la cocina. Lo cual fue una suerte ya que el animago estaba a punto de comenzar a destruir los muebles.
- Buenos días Padfoot, Moony.- Los saludó como de costumbre. Su padrino logró relajarse bastante al verlo, tranquilizando a Remus.
- Muy buenos días Harry- Respondieron al unísono.
Harry sonrió, tomó asiento y comenzó a desayunar tranquilamente, mientras los dos adultos lo observaban, cada uno en sus propios pensamientos.
- ¿Sabes Harry?- Dijo Sirius al cabo de un rato.- Moony y yo pensábamos en comenzar tus clases.
- ¿De veras?
* * *
Harry suspiró. Realmente las clases eran agotadoras. No podía entender cómo Percy podía estar todo el día estudiando si es que terminaba él con dolor de cabeza, después de estar cerca de dos horas con los adultos hablando acerca de criaturas mágicas. Cómo sería con historia, era lo que no quería llegar a saber.
Tocaron el timbre y Harry, desde su pieza, pudo escuchar las voces de los gemelos y de Ron. Seguramente Fred y George querían consejos de los expertos.
Harry se levantó de la cama y comenzó a bajar las escaleras. En el pasillo los vio, hablando animadamente.
- Hola Fred, G... - Se detuvo en seco, pálido. No eran ni Sirius ni Remus, ni los hermanos Weasley. Eran cinco hombres, cubiertos por una capa negra y una máscara espectral. Comenzaron a caminar hacia él lentamente, como si disfrutaran cada uno de los pasos que daban con elegancia sobre el suelo alfombrado. Harry para su horror descubrió que no podía moverse, estaba completamente paralizado. Se sentía como si le hubieran pegado los pies al suelo. Trató de gritar por ayuda pero había perdido la voz. Cada uno de los hombres, con una coordinación increíble, sacó su varita. La fina madera de la cual estaban hechas brillaba en el sombrío pasillo.
Uno de los hombres llegó hasta donde estaba Harry. Este cerró los ojos preparándose para lo peor, pero nada llegó. Harry, aún temeroso vio que el hombre seguía de largo, murmuraba unas extrañas palabras, mientras se escuchaban los gritos de un hombre, y de su varita salía un rayo de luz verde. Se escuchó un golpe seco, como si algo hubiera caído al suelo. Los hombres rieron fríamente. Luego volvió a repetir las palabras, esta vez acompañadas por el eco de los gritos de una mujer. Nuevamente hubo un rayo de color verde y más risas. Rodearon a Harry que estaba temblando de pies a cabeza, desesperado por escapar.
Comenzaron a recitar palabras lenta y gravemente, con sus voces frías como el acero, y sus ojos brillando con locura y obsesión. Una locura, apasionada y desbordante, por la muerte. Una obsesión que le ponía la piel de gallina a Harry.
Comenzó a observarlos a cada uno. Podía ver el mismo brillo en los ojos en cada uno de sus rostros. Esperando, emocionados a que apareciera algo. Harry veía unos ojos fríos, monstruosos, grises, que le parecían familiares. En ese momento le dolió la cicatriz y entendió que esos ojos pertenecían a aquel hombre rubio que había estado en el juicio.
Al parecer él era el que estaba a cargo de aquel grupo, ya que murmuraba palabras que Harry no entendía, pero los demás hombres sí. Cada vez que él dirigía las palabras hacia uno de ellos, estos asentían y comenzaban a moverse, para detenerse de inmediato.
Empezaron a caminar alrededor de Harry, mientras seguían recitando las palabras. Harry dirigió su vista al techo y vio una calavera, horrenda, de color verde. De su boca salía una serpiente como si fuera su lengua.
Harry sintió como le tomaban el mentón. Era una mano muy fría. Uno de los hombres se había detenido y le había obligado a dejar de mirar la calavera.
- Realmente es interesante- Su voz era inexpresiva, pero sus ojos continuaban con el brillo maníaco.- Morsmordre, nuestro Señor fue su creador. Tenlo presente niño. No siempre estarás tranquilo. Debo decir que muy pronto lamentarás haber quedado vivo aquella noche de Halloween.- Harry incluso logró sentir cómo el hombre sonreía, con una ilusión, llena de fanatismo.
Y Harry entonces logró comprender unas palabras:
... Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo...
... Carne del vasallo, voluntariamente ofrecida, revivirás a tu Señor...
... Sangre del enemigo, tomada por la fuerza, resucitarás al que odias...
Mientras decían las últimas palabras el hombre a su lado pasó una daga por su mejilla, la cual comenzó a sangrar lentamente, causándole un dolor agudo al niño. Aquello le provocó a Harry escalofríos que recorrían toda su espalda, todo su cuerpo. Luego de esas frases terroríficas, que él no entendía su significado, las palabras volvieron a ser extrañas para Harry, en un idioma que no se hablaba en ningún lugar del mundo, que sólo esos hombres entendían su significado.
El hombre aún se hallaba junto a él. Aún tenía su mano en el mentón de Harry. Pero algo había cambiado. Sus ojos ya no tenían el brillo de locura, de obsesión. Ahora estaban llenos del más puro odio. Y eran de un color diferente. Ahora eran de color escarlata, parecidos a los ojos de una serpiente.
Y a Harry le dolía tanto la cabeza...
- Prepárate Harry Potter- Dijo él. Su voz también era distinta. Era cruel y fría, cargada de desprecio.- Porque la próxima vez que escuches esas palabras será la última. Será pronto, no te preocupes. Esto fue tanto para diversión mía, como para el entretenimiento de mis mortífagos. Fue solo un aviso, queremos que sepas lo que vendrá en tu futuro.- Los mortífagos se detuvieron y callaron, a pesar de que con las últimas palabras habían lanzado una risa socarrona, que el aire silenció lentamente, permitiéndole retumbar por toda la casa. Aquel que estaba junto a Harry se levantó de pronto, sacándose la capa, para quedar en un elegante traje negro, que acentuaba el color blanco de su piel, y que lo hacía verse aún más delgado. Acercó una mano huesuda a la máscara y dio media vuelta, comenzando a caminar con gracia y superioridad, mientras se sacaba aquella máscara blanca, lentamente, como si disfrutara cada movimiento que hacía. Cuando estaba al final del pasillo, permitió que Harry, que aún estaba petrificado, viera su cara.
- Pronto me serás útil, niño...
No pudo seguir viendo por que despertó asustado, en su habitación. Por la ventana se mostraban los cálidos rayos de la tarde, que le habían causado el sopor. Respiraba agitadamente y sudaba por cada uno de sus poros. También notó que estaba llorando, probablemente por el miedo que le causó el sueño.
Había sido tan real. Y aún así, Harry se alegró de que fuera solo una pesadilla, a pesar de que aún seguía aterrado. Se llevó una mano a una de las mejillas y notó un dolor agudo. Miró la palma de su mano y vio sangre en ella. Lanzó un leve grito de terror que le hizo refugiarse en el rincón de su pieza.
- Harry, los gemelos van a venir a visitarte.- Remus entró con una ligera sonrisa en el rostro, que se desvaneció cuando vio a Harry en la esquina junto a la ventana, llorando y temblando.- ¿Qué sucedió Harry?
Remus quedó boquiabierto cuando el niño lo abrazó con fuerza, como si temiera que lo alejaran de él. Comenzó a contarle lo que sucedió. Recordaba perfectamente cada cosa, cada palabra que dirigieron a él. Los músculos de Remus se tensaron cuando Harry recitó las palabras, y más aún cuando le contó acerca del corte. Harry podría haber jurado que escuchó como los músculos se ponían rígidos. Cómo el adulto se ponía pálido y una pequeña gota de sudor comenzaba a descender por su sien.
- Fue sólo un sueño Harry, nada más... - En esos momentos este miró a Remus, haciéndolo palidecer aún más. Tenía un profundo corte en una de las mejillas, que sangraba mucho.
¿Realmente había sido todo un sueño?
- Tengo miedo Remus.- Murmuró Harry, con la cara contra el pecho de Remus. Este, comenzó a acariciarle el cabello con una mano mientras lo abrazaba con fuerza. Después de quince minutos Harry logró tranquilizarse.
- ¿Estás mejor?- preguntó Remus. Harry asintió. Aún estaba pálido y tembloroso. Remus le tocó la frente, tenía fiebre.- Harry, parece que estás un poco enfermo. Iré a buscar a Sirius.- Se levantó pero Harry lo tiró de una manga.
- Déjame acompañarte, no quiero estar solo.- Remus asintió y lo tomó en brazos, apoyando la cabeza del niño en su hombro.
Su cabeza daba vueltas con tanto pensamientos. Era posible que Voldemort quisiera volver, siempre estaba esa chance. Pero ¿Justo ahora? Era difícil para los tres, pero sobre todo para Harry. "Es sólo un niño" pensó tristemente Remus.
Encontró a Sirius en su pieza. Estaba observando el techo, pensativo. Miró a Remus cuando entró y su cara mostró preocupación al ver a Harry en los brazos de su amigo.
- ¿Qué sucedió?- Preguntó con cierta calma, a pesar de que sus ojos mostraban angustia.
- De ahí te cuento. Tiene algo de fiebre y tiene un corte en su mejilla.
Sirius palideció y decidió repetir más tarde su pregunta. Cuando Harry se encontrara mejor. Volvieron a la habitación de Harry donde le curaron la herida y le dieron una poción para que le bajara la fiebre. Harry aún tenía miedo de dormir, por lo cual también le administraron una para dormir sin soñar.
Salieron de la habitación para que Harry descansara. Remus le contó todo lo que había pasado. Sirius reaccionó de igual forma que su amigo.
- ¿Tú crees que esto signifique que Voldemort regresará?- Inquirió Sirius.
- Espero que no Padfoot, espero que no.
* * *
Harry se despertó, sintiéndose mucho mejor. Miró por la ventana y vio que había amanecido nublado. Ya no le dolía la cabeza y no había rastro de ningún ser con capucha. Sin embargo no se sentía cómodo estando sólo, por lo cual se vistió y bajo a desayunar. Antes de entrar a la cocina se detuvo, al escuchar los gritos de Sirius.
- ¿Pero es que no nos puede dejar en paz esa maldita?
- Sirius, relájate, despertarás a Harry.
- No sé como estás tan tranquilo ¡Imagínate que decir que somos un peligro para Harry porque yo soy un ex convicto y tú un licántropo!
Harry decidió entrar en esos momentos para calmar el ambiente. Dio resultado. Sirius se sentó, aún algo molesto y Remus lo miraba pidiéndole que se calmase.
Y Harry pensaba en lo de Remus. No sabía qué era exactamente, pero la gente debía pensar que no era nada bueno. Supuso que este se lo diría en algún momento, por lo cual no preguntó nada. No quería que supieran que había escuchado su discusión.
- Harry- Dijo Remus de pronto.- Hoy iremos a ver al profesor Dumbledore.
- De acuerdo.
* * *
Harry cayó, algo mareado, en la oficina del director.
- Buenos días.- Hizo una pequeña reverencia.
- Buenos días Harry.- Sonrío, mientras sus ojos brillaban y lo miraban fijamente.- Al parecer tuviste un sueño extraño ¿podrías decirme exactamente que pasó?
Harry lo miró indeciso, pero Sirius y Remus, quienes habían llegado después de él, asintieron con la cabeza para que se lo contara. Entonces comenzó a relatar su sueño, mientras que el director escuchaba interesado. Su expresión era algo sombría cuando había terminado.
Mientras, Remus y Sirius murmuraban entre sí.
- Remus, seguramente va a querer explicarnos algo. Y no quiere que Harry lo escuche, aún es un niño.
- Tienes razón Padfoot. Mejor tú acompañas a Harry y yo me quedo.
- Sí, yo terminaría poniéndome histérico y gritando cualquier estupidez.
Interrumpieron su conversación porque escucharon que Dumbledore decía:
- ¿Harry no te gustaría conocer un poco más el colegio?
- Seguro.- Su cara expresaba felicidad y emoción.
- Yo te acompaño Harry- Se ofreció Sirius.- Te enseñaré algunas cosas, que de seguro encontrarás interesantes.
Entonces los dos salieron de la oficina.
Sirius caminaba tranquilamente por los pasillos, mientras Harry observaba las armaduras, las pinturas, todo, con ojos incrédulos.
- Venga, Harry, tengo una idea.
- ¿Cuál?
- Me acompañarás hasta las cocinas para buscar algún dulce y luego iremos a buscar algo que era de los Merodeadores. Creo que en el camino te explicaré qué es exactamente, el Mapa del Merodeador...
En la oficina de Dumbledore se había formado un silencio muy tenso. El director suspiró y el licántropo lo vio más viejo que nunca. Cada una de sus arrugas se acentuaba más y sus ojos, antes brillantes, ahora estaban opacos, sombríos.
- Remus, me temo que Voldemort volverá muy pronto. Y utilizará a Harry para lograrlo.
