Primero que nada, lamento no haber actualizado antes T_T pero no pude,
gomen ^^U
Stiby: pues si soy de Sudamérica , vivo en Chile *saca una bandera de Chile * mi país bello *-* y se nos viene Navidad ¡Regalos! XD linda época ¿no?
Nymphadora Tonks: bueno que Ron y Harry no sean tan amigos tiene una explicación, estoy tratando de cambiar lo historia bastante, y bueno, imagínate a los gemelos peleando por la piedra filosofal? X3 oh, no sé, mi mente loca me controla, yo solo obedezco.
Norm_loves_Kamui : O_O tanta emoción tienes? Gracias ^//^U
Y solo tengo una petición: cuando aparezca esto: (1) ,significa que debe haber un grito de las fans x3
Harry bajó las escaleras emocionado, con Amaterasu en el hombro. Vio que Remus y Sirius se encontraban en la cocina, el primero cocinando, el segundo, leyendo el diario.
- ¿ Por qué no me dijeron?- Preguntó, con una gran sonrisa en el rostro.
- ¿Decirte qué?- Preguntaron a su vez los dos adultos, aunque las sonrisas en sus caras los delataban por completo.
- Lo de Amaterasu.
- ¿Quién es Amaterasu?- Dijo Sirius, aunque de repente comprendió.- ¿Ah tu fénix? Bueno, era sorpresa ¿No te gustó?
- ¡La adoro! Es la mejor mascota que podría tener.- La acaricia un poco, mientras esta lanza una breve nota, demostrando que le agradaba.- ¿Por eso me hicieron hacer ese trabajo, verdad?
* * *
- Fred.
- Dime George.
- ¿Qué hace un fénix en nuestra ventana?
Fred levanta la cabeza y ve aquel ave de gloriosa apariencia, golpear con cuidado el cristal de la ventana. Observó que tenía una carta atada con cuidado a su pata izquierda.
- ¿de quién será?- Preguntó George.
- Veamos.- Fred se acercó a la ventana y la abrió, dejando entrar al fénix.
Ambos lo miraron con curiosidad, mientras se posaba con elegancia sobre su mesa. George con cuidado le quitó la carta.
- Es...es de... ¡ Es de Harry!- Su hermano lo ve incrédulo.
- No bromees George.- Dijo su copia.
- Mira.- Le muestra la carta, que está sellada con forma de pluma, la cual era el signo de aquel grupo de jóvenes bromistas.
Ambos hermanos abrieron la carta y comenzaron a leerla:
Estimados compañeros:
Me han regalado un fénix ¿No es hermosa? Se llama Amaterasu.
¿ No les gustaría venir a mi casa? Pueden quedarse esta noche. Inviten a Ron también. Manden una respuesta con mi fénix.
Harry .
PS: si quieren inviten a Ginny también.
Ambos hermanos se vieron con idénticas sonrisas. Bajaron las escaleras ruidosamente.
- ¡Mamá! ¿Podemos ir a casa de Harry?
* * *
- Hola, Fred, George.
- Lamentamos no haber traído a Ron y a Ginny, pero mamá castigó a Ron y dijo que nuestra hermanita era muy pequeña.
- Oh, de acuerdo. Pasen.
Los tres se dirigieron a la habitación de Harry, donde acostumbraban a idear nuevas cosas para sus bromas, y donde Harry, a menudo, les contaba sobre sus clases. Serían bastante útiles.
- ¿ Cómo llegó este fénix a tus manos?- Preguntó Fred, mientras su hermano asentía vigorosamente, mirando a su amigo con la misma curiosidad que su copia.
- Oh, verán, me lo dio Dumbledore.- Respondió, encogiéndose de hombros, y mirando a sus dos mejores amigos con una sonrisa, para nada inocente.
George silbó.
- No cualquiera te da un ave como esta para tu cumpleaños. Es muy linda ¿De dónde sacaste ese nombre?
- Lo encontré en un libro. Es el nombre de una diosa del sol que tenían los japoneses.
- Sabes amigo.- Dijo Fred.- Tu cultura me asusta. Te pareces a Percy.
- ¡Fred! - Exclamaron los otros dos, con expresiones horrorizadas. George comprobó que no tuviera fiebre mientras Harry mantenía una mano en su pecho, mientras hacía una mueca de dolor.
- ¡Casi me das un infarto!- Dijo, una vez que Fred se dejó de reír. Y una vez que él mismo había detenido su propia risa.
- Vamos Harry, no te preocupes. Los infartos a esta edad no son peligrosos. Además no tenemos tiempo para llevarte a San Mungo. Tenemos que trabajar.
- ¿Qué?- Preguntó este, anonadado.- ¿Trabajar qué?
- ¡Harry!- La voz de George salió algo escandalizada y chillona, lo que causó que los otros dos tuvieran grandes muecas socarronas en sus caras, mientras el otro se sonrojaba furiosamente.- Bueno, a lo que iba. Dijiste que nos mostrarías tu transformación. Y que nos enseñarías.
- Pe...pero- Balbuceó Harry, mientras una gota de sudor caía por su sien.- Ya les he dicho que aún no logro transformarme, falta.
- Tonterías Harry, lo que pasa es que Sirius y Remus te dicen eso porque no quieren que te les unas en la luna llena, seguramente creen que "el lindo Harry Potts es muy pequeño para cosas tan peligrosas.
Este se molestó por lo dicho ¿A quién le decían pequeño? Él estaba ya bastante grandecito, podía cuidarse solo perfectamente. Las noches de luna llena no debían ser nada peligrosas.
Sus amigos tenían razón. Ya lo podía hacer, y lo sabía. Si lo hubiera intentado con suficiente anhelo hace un año, igualmente lo hubiera conseguido.
Les sonrió a los Weasley, mostrando unos colmillos algo más marcados que los normales, pero ninguno de los tres lo notó. Tampoco notaron el resto de la cambiada dentadura del joven mago.
Y entonces fue cuando Harry notó un dolor agudo. Sus huesos ardían, sentía como si fueran a derretirse. Su corazón latía con una fuerza rabiosa, dolorosa. Sentía como pasaba todo el cambio. Sus amigos observaron asustados el cambio. Sus huesos tomaron lentamente la posición cuadrúpeda, haciéndole, morderse los labios, los cuales iban transformarse en parte de su hocico, poco a poco. Sintió como cada uno de los pelos iba creciendo lentamente, aplicándole un sufrimiento increíble. Notó el cambio de sus manos y pies a patas, con garras agudas. Sus orejas comenzaron a cambiar volviéndose puntiagudas y muy sensitivas. Sus ojos cambiaron, al igual que su rostro, el cual se volvió alargado y fino. Finalmente apareció la cola, la cual dio por terminada su transformación.
Sus sentidos estaban aturdidos. Podía oír muchos más sonidos que lo normal, muchos de los cuales eran muy agudos para poder soportarlos. Su campo de visión era bastante amplio, y para su sorpresa veía en colores, siendo que había creído que vería en blanco y negro. Su tacto era diferente pero no sabía con exactitud si había aumentado o disminuido. También sentía más aromas. Por ejemplo el olor a adrenalina que tenían sus amigos.
Por una extraña casualidad del destino, había un espejo frente a él donde pudo observarse con claridad. Su pelaje era brillante, de un color negro profundo. Pudo notar que era un joven cachorro. Seguramente cuando fuera mayor sería un lobo adulto. Clavó su mirada en sus ojos, brillantes y de un color verde esmeralda intenso. Por último vio lo que sería su frente, viendo un pequeño mechón color plata. Seguramente eso sería su cicatriz.
- ¿ Harry?- Dijo lentamente Fred.- ¿ Cómo hiciste eso?
Quiso decirle que juraba que había oído antes que el podía hacerlo. Pero no pudo ya que se dio cuenta que no podía hablar con ellos. Esto sucedió algo tarde, ya que en vez de palabras le salió un suave gruñido. Lo que hizo que los gemelos retrocedieran un paso. A pesar de que era un cachorro y no podía hacerles daño alguno-
En esos momentos se abrió la puerta, mientras que un alegre Sirius entraba.
- ¿Ustedes dos no sal...? - Su pregunta nunca terminó de ser formulada ya que había quedado petrificado al ver a su ahijado como un lobo de peluche en el suelo. - ¿Harry?
Este, trató de asentir con la cabeza, pero sólo consiguió que un dolor de cabeza apareciera. Y ahora que se fijaba su cuerpo le dolía bastante.
Sintió una mano cálida en su cabeza.
- ¡Pero mira que lindo cachorro eres! - Dijo riendo Sirius, mientras lo acariciaba en la cabeza.- Ahora me hubiera gustado que hubieras esperado un poco más, así te hubiéramos dicho como tenías que volver a ser humano.
Maldición. Sirius tenía razón.
* * *
- ¡Por fin!- exclamó Harry, agotado.- ¡Sirius porque siempre te enredas tanto para explicar, al final terminé averiguándolo yo mismo!
- Cierto Padfoot.- Dijo Fred.- ¿Sabías que te demoraste dos horas en tratar de explicarle? Y al final lo supo solo.
Harry mientras oía la larga charla de Sirius sobre el aura mágica y la conexión de los sentidos y demás cosas, lo único que quiso fue querer volver a ser humano para que su adorado pero hablador padrino pudiera callarse. Y lo consiguió.
- Fue muy extraño, y doloroso.- Comentó Harry, mientras su padrino le sonreía inocentemente. No es que le crea esa sonrisa, claro.
- Bueno, lo que pasa es que tu cuerpo aún no se acostumbra a cambiar. Las primeras veces quizás no sean de las más agradables, pero ya verás como pronto tu cuerpo se adapta.
- ¿Y por qué duró tanto tiempo?- Preguntó intrigado. Debía haber pasado mínimo una hora para terminar de transformarse.
- Harry.- Dijo Fred.
- Te demoraste menos de cinco segundos.- Terminó George.
- ¿En serio?- Dijo incrédulo.- Sentí que hubiera pasado una eternidad antes de que terminara.
- No, lo que pasa es que gracias a todo el dolor que sufriste, pensaste que todo sucedía lento. Eso es todo.- Sirius sonrió.- Ahora si me disculpas iré a informarle a Remus, creo que querrá saber esto.- Terminada esta frase se levantó y se fue.
* * *
- Harry.- Murmuró George.
- ¿Qué?- Eran alrededor de las dos de la mañana y no entendía porqué su amigo lo molestaba si se encontraba agotado.
- Dijiste que nos dirías que animal seríamos.- Completó Fred.
- Mira tu serás un zorro y George será un lince. Y para cuando estén en segundo año se lograrán transformar y dejarán histérico a Filch. Y ahora no me molesten que quiero dormir.- Dicho esto Harry se dio media vuelta, dejando a los Weasley sorprendidos.
- ¿Lo habrá dicho en serio?- Susurró George.
- ¿Quién es ese Filch?
* * *
Era un lugar oscuro, tétrico, viejo, con las paredes roídas por los años. Variedades de artículos caros, fabricados con plata de la más pura, se hallaban tapados por sábanas blanquecinas, transparentes. De las paredes colgaban muchos retratos, en los cuales aparecían damas y caballeros de alta distinción, pintados con un arrogante aire de superioridad.
Las escaleras estaban tapizadas por una alfombra de terciopelo, con moho, debido al tiempo. El segundo piso, tenía piso de madera, bastante débil. En una mesa que se encontraba ahí se podía observar una flor marchita, hace ya mucho tiempo. Las ventanas estaban tapadas por tablones gruesos y podridos. Por una pequeña abertura se podía ver hacia abajo el patio. Este tenía el aspecto de estar muy bien cuidado, verde y suave. Los rosales estaban cubiertos por rosas blancas y rojas. Al parecer alguien había estado preocupado por el jardín.
Al final de aquel pasillo había una puerta la cual estaba abierta. De aquella habitación provenían murmullos, voces.
La habitación era bastante lúgubre. Había un sillón, frente a la chimenea. Junto a él había un hombre, de cabello rubio, ojos fríos y grises, con aire de elegancia y arrogancia. Y en él había una criatura extraña, monstruosa.
El hombre que se encontraba de pie habló.
- Mi señor, pronto verá que sus esfuerzos no habrán sido en vano. Pronto el chico Potter conocerá el poder de el Señor Oscuro y sus mortífagos. Y conocerá el odio. Y podremos lograr que usted vuelva a tener su cuerpo.
Aquella criatura, sentado cómodamente en aquel sillón, respondió, con una voz fría, llena de odio.
- Claro, no es que sea muy pronto Malfoy, sabes perfectamente que un mocoso no nos sirve. No entendería nada y sólo conseguiríamos asustarlo. Deja que viva uno o dos años más en paz. Será ahí cuando vea el verdadero poder de Lord Voldemort. Y comience el odio, que él no sabrá cuanto me beneficiará
- Si señor.
* * *
Harry se sentó en su cama. Alrededor estaba todo oscuro. Estaba sudando fríamente. Su cabeza le dolía mucho, como si alguien le hubiera golpeado la frente, y él estaba seguro que no tenía nada que ver con la transformación.
Vio a su alrededor y su pieza estaba vacía. Seguramente Fred y George habían ido a la pieza de invitados. Decidió levantarse a buscar un vaso de agua. A la salida de su pieza se encontró con Sirius.
- ¿Harry, qué haces fuera de la cama?
- Tuve un sueño, y quise tomar un poco de agua. Eso es todo.- Harry notó que el rostro de su padrino también estaba algo sudoroso.- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Extrañamente soñé que algo te pasaba, y quería asegurarme que estuvieras bien.
Harry sonrió, tranquilizándose completamente.
- Se nota. - Sirius estaba descalzo, su pelo estaba muy revuelto y tan sólo traía el pantalón del pijama puesto(1).- ¿Viniste enseguida no?
- Claro. Me preocupé que algo te estuviera pasando.- Su tono de voz era serio y Harry, a pesar de que no lo veía en la oscuridad, sabía que la expresión de su rostro acompañaba a su voz.
- Bueno algo me pasó. Soñé con una casa extraña, en la cual estaba Voldemort y un sujeto llamado... M...Malo...no... Malayo, menos... Malfoy ¡eso! Y decían algo sobre el odio y sobre que en dos años más yo sabría sobre el poder de él y no sé que más...
- Vamos Harry, vamos abajo y me cuentas todo tu sueño ¿de acuerdo?
* * *
-¡Ustedes dos despierten!
Sirius y Harry se despertaron, alarmados por el grito. Era Remus, quien los veía con una sonrisa, que era la típica que ponía antes de regañarlos. O mejor dicho, regañar a Sirius.
- ¿Se puede saber que hacían aquí? Sirius ¡Harry podría haberse resfriado!
- Gracias por preocuparte por mí Moony.- Dijo Sirius irónicamente.
- Claro que me preocupo por ti, pero explíquenme que estaban haciendo aquí anoche.
Sirius se encargó de explicarle a Remus el sueño de Harry y que después de un rato ambos se habían quedado dormidos. Harry por mientras fue a despertar a los gemelos.
- ¿tú crees que...?- Comenzó Remus.
- Espero que no...
Stiby: pues si soy de Sudamérica , vivo en Chile *saca una bandera de Chile * mi país bello *-* y se nos viene Navidad ¡Regalos! XD linda época ¿no?
Nymphadora Tonks: bueno que Ron y Harry no sean tan amigos tiene una explicación, estoy tratando de cambiar lo historia bastante, y bueno, imagínate a los gemelos peleando por la piedra filosofal? X3 oh, no sé, mi mente loca me controla, yo solo obedezco.
Norm_loves_Kamui : O_O tanta emoción tienes? Gracias ^//^U
Y solo tengo una petición: cuando aparezca esto: (1) ,significa que debe haber un grito de las fans x3
Harry bajó las escaleras emocionado, con Amaterasu en el hombro. Vio que Remus y Sirius se encontraban en la cocina, el primero cocinando, el segundo, leyendo el diario.
- ¿ Por qué no me dijeron?- Preguntó, con una gran sonrisa en el rostro.
- ¿Decirte qué?- Preguntaron a su vez los dos adultos, aunque las sonrisas en sus caras los delataban por completo.
- Lo de Amaterasu.
- ¿Quién es Amaterasu?- Dijo Sirius, aunque de repente comprendió.- ¿Ah tu fénix? Bueno, era sorpresa ¿No te gustó?
- ¡La adoro! Es la mejor mascota que podría tener.- La acaricia un poco, mientras esta lanza una breve nota, demostrando que le agradaba.- ¿Por eso me hicieron hacer ese trabajo, verdad?
* * *
- Fred.
- Dime George.
- ¿Qué hace un fénix en nuestra ventana?
Fred levanta la cabeza y ve aquel ave de gloriosa apariencia, golpear con cuidado el cristal de la ventana. Observó que tenía una carta atada con cuidado a su pata izquierda.
- ¿de quién será?- Preguntó George.
- Veamos.- Fred se acercó a la ventana y la abrió, dejando entrar al fénix.
Ambos lo miraron con curiosidad, mientras se posaba con elegancia sobre su mesa. George con cuidado le quitó la carta.
- Es...es de... ¡ Es de Harry!- Su hermano lo ve incrédulo.
- No bromees George.- Dijo su copia.
- Mira.- Le muestra la carta, que está sellada con forma de pluma, la cual era el signo de aquel grupo de jóvenes bromistas.
Ambos hermanos abrieron la carta y comenzaron a leerla:
Estimados compañeros:
Me han regalado un fénix ¿No es hermosa? Se llama Amaterasu.
¿ No les gustaría venir a mi casa? Pueden quedarse esta noche. Inviten a Ron también. Manden una respuesta con mi fénix.
Harry .
PS: si quieren inviten a Ginny también.
Ambos hermanos se vieron con idénticas sonrisas. Bajaron las escaleras ruidosamente.
- ¡Mamá! ¿Podemos ir a casa de Harry?
* * *
- Hola, Fred, George.
- Lamentamos no haber traído a Ron y a Ginny, pero mamá castigó a Ron y dijo que nuestra hermanita era muy pequeña.
- Oh, de acuerdo. Pasen.
Los tres se dirigieron a la habitación de Harry, donde acostumbraban a idear nuevas cosas para sus bromas, y donde Harry, a menudo, les contaba sobre sus clases. Serían bastante útiles.
- ¿ Cómo llegó este fénix a tus manos?- Preguntó Fred, mientras su hermano asentía vigorosamente, mirando a su amigo con la misma curiosidad que su copia.
- Oh, verán, me lo dio Dumbledore.- Respondió, encogiéndose de hombros, y mirando a sus dos mejores amigos con una sonrisa, para nada inocente.
George silbó.
- No cualquiera te da un ave como esta para tu cumpleaños. Es muy linda ¿De dónde sacaste ese nombre?
- Lo encontré en un libro. Es el nombre de una diosa del sol que tenían los japoneses.
- Sabes amigo.- Dijo Fred.- Tu cultura me asusta. Te pareces a Percy.
- ¡Fred! - Exclamaron los otros dos, con expresiones horrorizadas. George comprobó que no tuviera fiebre mientras Harry mantenía una mano en su pecho, mientras hacía una mueca de dolor.
- ¡Casi me das un infarto!- Dijo, una vez que Fred se dejó de reír. Y una vez que él mismo había detenido su propia risa.
- Vamos Harry, no te preocupes. Los infartos a esta edad no son peligrosos. Además no tenemos tiempo para llevarte a San Mungo. Tenemos que trabajar.
- ¿Qué?- Preguntó este, anonadado.- ¿Trabajar qué?
- ¡Harry!- La voz de George salió algo escandalizada y chillona, lo que causó que los otros dos tuvieran grandes muecas socarronas en sus caras, mientras el otro se sonrojaba furiosamente.- Bueno, a lo que iba. Dijiste que nos mostrarías tu transformación. Y que nos enseñarías.
- Pe...pero- Balbuceó Harry, mientras una gota de sudor caía por su sien.- Ya les he dicho que aún no logro transformarme, falta.
- Tonterías Harry, lo que pasa es que Sirius y Remus te dicen eso porque no quieren que te les unas en la luna llena, seguramente creen que "el lindo Harry Potts es muy pequeño para cosas tan peligrosas.
Este se molestó por lo dicho ¿A quién le decían pequeño? Él estaba ya bastante grandecito, podía cuidarse solo perfectamente. Las noches de luna llena no debían ser nada peligrosas.
Sus amigos tenían razón. Ya lo podía hacer, y lo sabía. Si lo hubiera intentado con suficiente anhelo hace un año, igualmente lo hubiera conseguido.
Les sonrió a los Weasley, mostrando unos colmillos algo más marcados que los normales, pero ninguno de los tres lo notó. Tampoco notaron el resto de la cambiada dentadura del joven mago.
Y entonces fue cuando Harry notó un dolor agudo. Sus huesos ardían, sentía como si fueran a derretirse. Su corazón latía con una fuerza rabiosa, dolorosa. Sentía como pasaba todo el cambio. Sus amigos observaron asustados el cambio. Sus huesos tomaron lentamente la posición cuadrúpeda, haciéndole, morderse los labios, los cuales iban transformarse en parte de su hocico, poco a poco. Sintió como cada uno de los pelos iba creciendo lentamente, aplicándole un sufrimiento increíble. Notó el cambio de sus manos y pies a patas, con garras agudas. Sus orejas comenzaron a cambiar volviéndose puntiagudas y muy sensitivas. Sus ojos cambiaron, al igual que su rostro, el cual se volvió alargado y fino. Finalmente apareció la cola, la cual dio por terminada su transformación.
Sus sentidos estaban aturdidos. Podía oír muchos más sonidos que lo normal, muchos de los cuales eran muy agudos para poder soportarlos. Su campo de visión era bastante amplio, y para su sorpresa veía en colores, siendo que había creído que vería en blanco y negro. Su tacto era diferente pero no sabía con exactitud si había aumentado o disminuido. También sentía más aromas. Por ejemplo el olor a adrenalina que tenían sus amigos.
Por una extraña casualidad del destino, había un espejo frente a él donde pudo observarse con claridad. Su pelaje era brillante, de un color negro profundo. Pudo notar que era un joven cachorro. Seguramente cuando fuera mayor sería un lobo adulto. Clavó su mirada en sus ojos, brillantes y de un color verde esmeralda intenso. Por último vio lo que sería su frente, viendo un pequeño mechón color plata. Seguramente eso sería su cicatriz.
- ¿ Harry?- Dijo lentamente Fred.- ¿ Cómo hiciste eso?
Quiso decirle que juraba que había oído antes que el podía hacerlo. Pero no pudo ya que se dio cuenta que no podía hablar con ellos. Esto sucedió algo tarde, ya que en vez de palabras le salió un suave gruñido. Lo que hizo que los gemelos retrocedieran un paso. A pesar de que era un cachorro y no podía hacerles daño alguno-
En esos momentos se abrió la puerta, mientras que un alegre Sirius entraba.
- ¿Ustedes dos no sal...? - Su pregunta nunca terminó de ser formulada ya que había quedado petrificado al ver a su ahijado como un lobo de peluche en el suelo. - ¿Harry?
Este, trató de asentir con la cabeza, pero sólo consiguió que un dolor de cabeza apareciera. Y ahora que se fijaba su cuerpo le dolía bastante.
Sintió una mano cálida en su cabeza.
- ¡Pero mira que lindo cachorro eres! - Dijo riendo Sirius, mientras lo acariciaba en la cabeza.- Ahora me hubiera gustado que hubieras esperado un poco más, así te hubiéramos dicho como tenías que volver a ser humano.
Maldición. Sirius tenía razón.
* * *
- ¡Por fin!- exclamó Harry, agotado.- ¡Sirius porque siempre te enredas tanto para explicar, al final terminé averiguándolo yo mismo!
- Cierto Padfoot.- Dijo Fred.- ¿Sabías que te demoraste dos horas en tratar de explicarle? Y al final lo supo solo.
Harry mientras oía la larga charla de Sirius sobre el aura mágica y la conexión de los sentidos y demás cosas, lo único que quiso fue querer volver a ser humano para que su adorado pero hablador padrino pudiera callarse. Y lo consiguió.
- Fue muy extraño, y doloroso.- Comentó Harry, mientras su padrino le sonreía inocentemente. No es que le crea esa sonrisa, claro.
- Bueno, lo que pasa es que tu cuerpo aún no se acostumbra a cambiar. Las primeras veces quizás no sean de las más agradables, pero ya verás como pronto tu cuerpo se adapta.
- ¿Y por qué duró tanto tiempo?- Preguntó intrigado. Debía haber pasado mínimo una hora para terminar de transformarse.
- Harry.- Dijo Fred.
- Te demoraste menos de cinco segundos.- Terminó George.
- ¿En serio?- Dijo incrédulo.- Sentí que hubiera pasado una eternidad antes de que terminara.
- No, lo que pasa es que gracias a todo el dolor que sufriste, pensaste que todo sucedía lento. Eso es todo.- Sirius sonrió.- Ahora si me disculpas iré a informarle a Remus, creo que querrá saber esto.- Terminada esta frase se levantó y se fue.
* * *
- Harry.- Murmuró George.
- ¿Qué?- Eran alrededor de las dos de la mañana y no entendía porqué su amigo lo molestaba si se encontraba agotado.
- Dijiste que nos dirías que animal seríamos.- Completó Fred.
- Mira tu serás un zorro y George será un lince. Y para cuando estén en segundo año se lograrán transformar y dejarán histérico a Filch. Y ahora no me molesten que quiero dormir.- Dicho esto Harry se dio media vuelta, dejando a los Weasley sorprendidos.
- ¿Lo habrá dicho en serio?- Susurró George.
- ¿Quién es ese Filch?
* * *
Era un lugar oscuro, tétrico, viejo, con las paredes roídas por los años. Variedades de artículos caros, fabricados con plata de la más pura, se hallaban tapados por sábanas blanquecinas, transparentes. De las paredes colgaban muchos retratos, en los cuales aparecían damas y caballeros de alta distinción, pintados con un arrogante aire de superioridad.
Las escaleras estaban tapizadas por una alfombra de terciopelo, con moho, debido al tiempo. El segundo piso, tenía piso de madera, bastante débil. En una mesa que se encontraba ahí se podía observar una flor marchita, hace ya mucho tiempo. Las ventanas estaban tapadas por tablones gruesos y podridos. Por una pequeña abertura se podía ver hacia abajo el patio. Este tenía el aspecto de estar muy bien cuidado, verde y suave. Los rosales estaban cubiertos por rosas blancas y rojas. Al parecer alguien había estado preocupado por el jardín.
Al final de aquel pasillo había una puerta la cual estaba abierta. De aquella habitación provenían murmullos, voces.
La habitación era bastante lúgubre. Había un sillón, frente a la chimenea. Junto a él había un hombre, de cabello rubio, ojos fríos y grises, con aire de elegancia y arrogancia. Y en él había una criatura extraña, monstruosa.
El hombre que se encontraba de pie habló.
- Mi señor, pronto verá que sus esfuerzos no habrán sido en vano. Pronto el chico Potter conocerá el poder de el Señor Oscuro y sus mortífagos. Y conocerá el odio. Y podremos lograr que usted vuelva a tener su cuerpo.
Aquella criatura, sentado cómodamente en aquel sillón, respondió, con una voz fría, llena de odio.
- Claro, no es que sea muy pronto Malfoy, sabes perfectamente que un mocoso no nos sirve. No entendería nada y sólo conseguiríamos asustarlo. Deja que viva uno o dos años más en paz. Será ahí cuando vea el verdadero poder de Lord Voldemort. Y comience el odio, que él no sabrá cuanto me beneficiará
- Si señor.
* * *
Harry se sentó en su cama. Alrededor estaba todo oscuro. Estaba sudando fríamente. Su cabeza le dolía mucho, como si alguien le hubiera golpeado la frente, y él estaba seguro que no tenía nada que ver con la transformación.
Vio a su alrededor y su pieza estaba vacía. Seguramente Fred y George habían ido a la pieza de invitados. Decidió levantarse a buscar un vaso de agua. A la salida de su pieza se encontró con Sirius.
- ¿Harry, qué haces fuera de la cama?
- Tuve un sueño, y quise tomar un poco de agua. Eso es todo.- Harry notó que el rostro de su padrino también estaba algo sudoroso.- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Extrañamente soñé que algo te pasaba, y quería asegurarme que estuvieras bien.
Harry sonrió, tranquilizándose completamente.
- Se nota. - Sirius estaba descalzo, su pelo estaba muy revuelto y tan sólo traía el pantalón del pijama puesto(1).- ¿Viniste enseguida no?
- Claro. Me preocupé que algo te estuviera pasando.- Su tono de voz era serio y Harry, a pesar de que no lo veía en la oscuridad, sabía que la expresión de su rostro acompañaba a su voz.
- Bueno algo me pasó. Soñé con una casa extraña, en la cual estaba Voldemort y un sujeto llamado... M...Malo...no... Malayo, menos... Malfoy ¡eso! Y decían algo sobre el odio y sobre que en dos años más yo sabría sobre el poder de él y no sé que más...
- Vamos Harry, vamos abajo y me cuentas todo tu sueño ¿de acuerdo?
* * *
-¡Ustedes dos despierten!
Sirius y Harry se despertaron, alarmados por el grito. Era Remus, quien los veía con una sonrisa, que era la típica que ponía antes de regañarlos. O mejor dicho, regañar a Sirius.
- ¿Se puede saber que hacían aquí? Sirius ¡Harry podría haberse resfriado!
- Gracias por preocuparte por mí Moony.- Dijo Sirius irónicamente.
- Claro que me preocupo por ti, pero explíquenme que estaban haciendo aquí anoche.
Sirius se encargó de explicarle a Remus el sueño de Harry y que después de un rato ambos se habían quedado dormidos. Harry por mientras fue a despertar a los gemelos.
- ¿tú crees que...?- Comenzó Remus.
- Espero que no...
