Hola
Perdón por la tardanza, pero andaba en crisis. Sabía como continuar la historia, pero las ideas no pasaban a palabras... T_T
Pero en fin, ya ha pasado me he recuperado y escribiré hasta que me tenga que ir a leer esos malditos capítulos de la constitución ¬____¬
En fin...me llegan menos reviews de lo normal...¿no les gusta mi fic T.T? en fin, agradezco a las personas que me mandan reviews:
Nymphadora Tonks : Harry ES una monada xD ...¿qué es tope cuco?
Txiri: muchas gracias ^^ y no importan las expresiones, se libre! xD
Stiby: te tenía desesperada? OO waaa que emoción ^^ causo suspenso...
Y les informo en seguida que, teniendo o no inspiración, no subiré por lo menos en dos semanas ya que se vienen los exámenes de final de año y los profesores tienen la brillante idea de estresarme con tareas ¬¬
Harry se encontraba en casa de los Weasley ese día ya que era noche de luna llena, y a pesar de ya poder transformarse en animago, era muy arriesgado que se quedase en casa. Sirius había ido a comprar algunas medicinas para Remus, ya que normalmente este se hacía muchas heridas la noches de su transformación.
Por lo cual el licántropo se encontraba solo en casa y sin nada que hacer.
Deambulaba por la casa somnoliento. Se encontraba muy débil y cansado, era igual todos los meses en esa fecha. Subió las escaleras hasta llegar al ático. Siempre había creído que en ese lugar, sea quien sea el dueño de la casa, se podían encontrar cosas muy interesantes.
Se sentó junto a la pequeña ventana, la cual iluminaba toda la habitación. Estaba todo cubierto de polvo y muchos de los objetos se hallaban envueltos en sabanas blancas. Encontró un baúl hecho de madera, con dos palabras grabadas en plata en una esquina de su tapa.
Sirius Black.
Decidió abrirlo. Se hallaba sin llave por lo que creía que no habría nada importante adentro. Encontró varias fotos sueltas, algunas puestas en un álbum. Muchas de ellas eran de los Merodeadores, y para su alegría de todas había desaparecido Peter Pettigrew. Y el resto eran fotos de Sirius y Harry.
- Se nota que quiere a su ahijado- Dijo Remus en voz alta.
Admiró las fotos durante un largo rato, hasta que terminó de verlas todas. Siguió viendo el baúl donde encontró varios libros de Hogwarts, unas plumas viejas y unos frascos de tinta vacíos.
Había visto todo. Estaba recogiendo los frascos de tinta que había dejado en el suelo, para devolverlos a su lugar. Sin embargo, unos de ellos se le soltó, cayendo dentro del baúl. Y para su sorpresa sonó hueco. Miró extrañado el baúl, cuyo fondo estaba siendo manchado por la poca tinta que quedaba en aquel frasco.
Dejó los frascos nuevamente en el suelo y observó con atención el baúl. Tocó el fondo y lo golpeó suavemente.
- Está hueco.- Dijo- Eso significa que debe haber algo debajo de este fondo falso.
Estuvo intentando varias formas de abrirlo, sin éxito alguno. Algo cansado se apoyó en el baúl y suspiró.
- Me rindo. Padfoot, si que eres astuto.
Para su sorpresa el fondo falso desapareció.
- ¿Tenía una contraseña?- Se preguntó a sí mismo, desconcertado. Luego analizando las palabras que había dicho sonrío.- Padfoot eres un egocéntrico.
Pudo observar varias cosas. Había un montón de cartas atadas con una liga; otro álbum de fotos y por último un recipiente , que contenía una extraña sustancia de color plateado en su interior.
- ¿Qué es esto?- Le parecía conocido, pero no se acordaba que era.
Una imagen apareció en la superficie. Era él mismo cuando tenía doce años. Con una mano nerviosa tocó la superficie.
Y el mundo comenzó a dar vueltas, mientras se sentía absorbido por el recipiente.
Finalmente sus pies tocaron suelo, mientras su cabeza aún daba vueltas, haciéndolo sentir mareado y cansado. Cuando logró sentirse algo mejor se fijó en su alrededor. Y ya no estaba en el ático de la casa. Sino en las afueras del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, en el cual estaba lloviendo.
- Maldición. Por eso me parecía conocido. Era un pensadero. Y ahora estaré atrapado en él hasta que algo de mi mundo, con lo que esté realmente ligado este pensadero y yo, me saque del mundo de los recuerdos. Tan solo espero que lo que me lleve de vuelta no sea Sirius.
Caminó dos pasos y se encontró con tres niños, cuyos negros uniformes se hallaban cubiertos de barro. Uno de ellos estaba arrinconado en la pared, mirando el suelo. Tenía el pelo castaño claro lleno de lodo, y pequeñas gotas de agua caían desde algunos mechones. Tenía la cara algo sonrojada, mientras tenía algunas lágrimas en los ojos, que no querían caer.
Otro de los niños lo tenía sujeto del cuello de su túnica, mientras que el otro miraba la escena algo incómodo. El primero tenía el pelo enmarañado y los ojos castaños ocultos tras unos lentes redondos, mientras que el otro tenía el pelo negro y unos brillantes ojos azules.
- Qué extraño- Dijo Moony.- Ese soy yo y los otros dos son James y Sirius y sin embargo no recuerdo esto.
Se acercó un poco más para escuchar mejor.
- ¡Por qué no nos dijiste Lupin!- Espetó James mientras zarandeaba a un asustado Remus. Sirius miraba a James con ojos preocupados, mientras le decía que se calmara.
- Lo...lo siento...Ja... James...Sirius...no quise engañarlos durante todo este tiempo pero...tenía miedo que se alejaran de mí...por...por...por lo que soy...
- ¡Y estabas en lo correcto1 ¡Pensé que éramos tus amigos y tu nos mentiste, sucio licántropo!- James lo golpeó en la mejilla y luego lo empujó contra la pared.- No me hables más monstruo... - Después de esto James se marchó.
Sirius lo vio irse y se acercó a Remus, quien estaba en el suelo.
- ¿Estás bien Remus?
- Si...Sirius...tú...¿tú no te vas con James?- Le preguntó, sin mirarlo
- Claro que no ¿por qué habría de hacerlo? Él es un tonto que necesita darse cuenta de la idiotez que hizo.
- Pero ¿Tú no estás molesto conmigo?- La respuesta a esta pregunta era la que más temía Remus. Y Moony, quien veía esto como espectador, notó un dolor en el pecho, ya que al parecer estaba recordando los sentimientos de esa vez.
- Claro que estoy molesto contigo.- Remus bajó la cabeza y Moony miró con dolor a Sirius.- Pero no por que seas licántropo. Tú no tuviste la culpa. Lo que me molesta es que no hayas confiado en nosotros. Nos hubieras dicho desde un principio.
Miró a Sirius a los ojos y este le sonrió, pero aún así, Remus se encontraba algo angustiado.
- Pero James... ¿por qué reaccionó así?
- Él se ha criado con una familia muy gentil, y de gran renombre y fama por todo el mundo mágico. Pero el problemas es que algunos de sus amigos de la infancia, que también venían de familias poderosas le metieron en la cabeza ideas sobre la pureza de la sangre. Además...su hermana Katherine fue atacada por un...- se tapó la boca y lo miró nervioso.- Olvida eso último... Como decía... He tratado que se le olviden esas ideas, pero no he logrado mucho.- Sirius mientras decía esto, ayudó a Remus a ponerse de pie. A lo lejos se pudo escuchar un trueno, mientras que el viento soplaba con más fuerza.
- Sirius tú también vienes de una familia adinerada pero no piensas así...
La expresión de Sirius se volvió algo sombría.
- Lo único que me une con mi familia es la sangre, el apellido. Pero yo soy diferente a ellos, yo se confiar en la gente por como son. No me importa si es que son hijos de muggle o si fueron mordidos por alguna criatura. Todos somos lo mismo. Personas, seres humanos. Y si son amables y buenos como tú no debería importar.
- Gracias Sirius...- Sonrió, ahora más seguro.- Y perdón por no habérselos dicho. Me hubiera gustado que no se hubieran enterado de la forma en que lo hicieron...
- No importa Remus...Y sobre James, ya verás que lo aceptará pronto...pero me tendrás que perdonar Remus...
- ¿Por qué?
- Porque no te debí haber dicho lo de Katherine...- Sacó su varita y dijo: ¡obliviate!
- Tan solo acuérdate de los eventos...no de la charla...- Remus se desplomó en el suelo mientras Sirius lo cargó en su espalda y lo llevó a la enfermería.
Moony quedó paralizado. Así que eso había pasado. Ahora se acordaba perfectamente...James aceptó su condición y le pidió disculpas después de que Sirius le dejara de hablar durante dos meses.
El mundo volvió a dar vueltas, para detenerse, bajo la lluvia, pero esta vez no fue en Hogwarts. Era un pequeño pueblo, ubicado en un valle que Remus conocía demasiado bien.
- Godric's Hollow.- Murmuró.
Este lugar le traía demasiados recuerdos, incluyendo de cuando el mundo de todos se vino abajo. Cuando ni el padre, ni el amigo pudieron proteger a la familia, cuando la madre dio su vida a cambio de la de su hijo, y cuando este derrotó a Voldemort.
Y claro, sin olvidar, cuando él, Remus Lupin, se quedó solo.
Comenzó a caminar, recordando cosas con cada paso que daba. Finalmente se detuvo frente a una casa, a punto de desmoronarse. Vio una sombra en la puerta. Sabía de quien era.
- Sirius...
Estaba de rodillas, sus hombros se sacudían con violencia mientras lloraba.
- No pude ayudarlos, no pude ayudarlos... Ni a James, ni a Lily ni a Harry...mi amigo...mi familia...- Sollozó Sirius.
Remus sabía perfectamente como se sentía Sirius. James siempre había sido como un hermano para él, Lily una hermana y Harry era casi como su hijo. Y para Remus ellos también eran su familia.
Sintió unos ruidos. Y Sirius también, ya que había levantado la cabeza. De la casa salió una figura gigante e imponente.
- Hagrid.- Susurró Sirius, mientras se levantaba con dificultad.
Algo se movió en los brazos de Hagrid. En ellos, traía un bulto envuelto en sabanas blancas y que se movía. Sirius lo miró con curiosidad y luego su expresión fue una mezcla de esperanza, tristeza, frustración y alegría.
- ¿Ha...Harry?
Hagrid se lo entregó.
- Lamento decirte esto Sirius, pero Dumbledore me dijo que debía ir con sus tíos.- El gigante bajó la mirada, algo apenado por tener que haber dicho eso.
- Pe...pero...yo soy su padrino...yo debo hacerme cargo de él...- Las esperanzas de Sirius volvieron a caer y Remus observó con tristeza como los ojos de su mejor amigo se llenaban con nuevas lágrimas.
- Lo siento Sirius. Ordenes son ordenes...
Sirius abrazó a Harry con fuerza. Remus los miró. Sirius siempre había sido el hermano de James y por alguna suerte de casualidad eran bastante parecidos. Y ahora que lo veía junto a Harry se daba cuenta que realmente era cierto.
- Hagrid.- Dijo Sirius.- Llévate mi moto...no la necesito...será...más...más rápido y seguro si te vas en ella...
- De acuerdo Sirius.- Le dio un abrazo que casi le quebró los huesos, y luego con Harry, tapado con su chaqueta, se subió a la moto y desapareció en el cielo.
Sirius enseguida miró la casa. Comenzó a caminar, entrando en ella. Remus lo siguió.
Pero enseguida se había arrepentido.
Sirius estaba al lado de algo en el suelo. Ese algo era un hombre joven, de 23 o 24 años, cabello negro y ojos marrones. Tenía heridas por todo el cuerpo, las cuales aún no dejaban de sangrar. Sus lentes se hallaban en el suelo rotos y con algo de sangre. Su cara tenía una expresión de terror, y valentía al mismo tiempo. Remus observó como su amigo le cerraba los ojos a aquel que era como su hermano.
Sirius se limpió la cara con una de sus mangas y comenzó a registrar toda la casa, partiendo por el primer piso. Pero no encontró a nadie más allí, por lo cual subió las escaleras. Revisó todas las habitaciones, hallándolas vacías también. Le quedaba una que era la que se encontraba al final del pasillo. Era la habitación de Harry .
Tomó un largo respiro y entró, con Remus detrás.
Ahí estaba Lily, con marcas hechas por lágrimas en su rostro. Que había derramado, pero que ya habían secado. Sin embargo, ella no tenía herida alguna.
- Mi querida Lily.- Dijo Sirius.- Te extrañaré tanto. No pude ayudarte, ni a ti, ni a James. Ni tampoco a Harry...que tendrá que ir con tu hermana. No te preocupes, vengare tu muerte. Mataré a Pettigrew...y luego estaré con Harry por siempre...te amo Lily...no me olvides...
Y luego hizo algo que hizo que Remus se pusiera algo pálido y sus ojos y boca se abrieran completamente. La abrazó y la dio un pequeño beso en los labios. Luego, dejó su cuerpo ahí, con los ojos cerrados también. Corriendo, salió de la casa, mientras lloraba y sus lágrimas se confundían con la lluvia.
Remus estaba paralizado ¿Sirius amaba a Lily? Pero ¿Cómo? ¡Era la esposa de su amigo!
Y escuchó una voz.
- Remus, ya llegué.
Esa voz era de Sirius. Algo que estaba ligado con el pensadero y con Remus.
Y el mundo dio vueltas y con él miles de recuerdos llegaron a la mente de Remus y se unieron, dándole a conocer algo que jamás había notado.
Había vuelto al ático. Justo en ese momento Sirius entró en él.
- ¿Qué haces aquí?- Traía una sonrisa ingenua en su rostro, que se borró algo al ver la cara de su amigo.
Remus no lo había escuchado, lo miraba enfurecido, con la cara roja por la ira y los puños apretados. Lo empujó y corrió escaleras abajo, saliendo de la casa. Sirius salió tras él, muy confundido.
- ¿Qué pasa Remus?
Remus se detuvo, dio media vuelta y se enfrentó con Sirius.
- ¡Por qué no lo dijiste! ¡Por qué nos engañaste a todos! ¡Incluyendo a James!
- Remus ¿de qué hablas?- Sirius lo miraba extrañado, no entendía que pasaba.
- ¡Por qué Sirius!- Gritó con furia.- ¡Por qué no nos dijiste que Harry era tu hijo!
Y mientras Remus terminaba de decir estas palabras, la luna llena, lentamente, apareció en el cielo nocturno.
Perdón por la tardanza, pero andaba en crisis. Sabía como continuar la historia, pero las ideas no pasaban a palabras... T_T
Pero en fin, ya ha pasado me he recuperado y escribiré hasta que me tenga que ir a leer esos malditos capítulos de la constitución ¬____¬
En fin...me llegan menos reviews de lo normal...¿no les gusta mi fic T.T? en fin, agradezco a las personas que me mandan reviews:
Nymphadora Tonks : Harry ES una monada xD ...¿qué es tope cuco?
Txiri: muchas gracias ^^ y no importan las expresiones, se libre! xD
Stiby: te tenía desesperada? OO waaa que emoción ^^ causo suspenso...
Y les informo en seguida que, teniendo o no inspiración, no subiré por lo menos en dos semanas ya que se vienen los exámenes de final de año y los profesores tienen la brillante idea de estresarme con tareas ¬¬
Harry se encontraba en casa de los Weasley ese día ya que era noche de luna llena, y a pesar de ya poder transformarse en animago, era muy arriesgado que se quedase en casa. Sirius había ido a comprar algunas medicinas para Remus, ya que normalmente este se hacía muchas heridas la noches de su transformación.
Por lo cual el licántropo se encontraba solo en casa y sin nada que hacer.
Deambulaba por la casa somnoliento. Se encontraba muy débil y cansado, era igual todos los meses en esa fecha. Subió las escaleras hasta llegar al ático. Siempre había creído que en ese lugar, sea quien sea el dueño de la casa, se podían encontrar cosas muy interesantes.
Se sentó junto a la pequeña ventana, la cual iluminaba toda la habitación. Estaba todo cubierto de polvo y muchos de los objetos se hallaban envueltos en sabanas blancas. Encontró un baúl hecho de madera, con dos palabras grabadas en plata en una esquina de su tapa.
Sirius Black.
Decidió abrirlo. Se hallaba sin llave por lo que creía que no habría nada importante adentro. Encontró varias fotos sueltas, algunas puestas en un álbum. Muchas de ellas eran de los Merodeadores, y para su alegría de todas había desaparecido Peter Pettigrew. Y el resto eran fotos de Sirius y Harry.
- Se nota que quiere a su ahijado- Dijo Remus en voz alta.
Admiró las fotos durante un largo rato, hasta que terminó de verlas todas. Siguió viendo el baúl donde encontró varios libros de Hogwarts, unas plumas viejas y unos frascos de tinta vacíos.
Había visto todo. Estaba recogiendo los frascos de tinta que había dejado en el suelo, para devolverlos a su lugar. Sin embargo, unos de ellos se le soltó, cayendo dentro del baúl. Y para su sorpresa sonó hueco. Miró extrañado el baúl, cuyo fondo estaba siendo manchado por la poca tinta que quedaba en aquel frasco.
Dejó los frascos nuevamente en el suelo y observó con atención el baúl. Tocó el fondo y lo golpeó suavemente.
- Está hueco.- Dijo- Eso significa que debe haber algo debajo de este fondo falso.
Estuvo intentando varias formas de abrirlo, sin éxito alguno. Algo cansado se apoyó en el baúl y suspiró.
- Me rindo. Padfoot, si que eres astuto.
Para su sorpresa el fondo falso desapareció.
- ¿Tenía una contraseña?- Se preguntó a sí mismo, desconcertado. Luego analizando las palabras que había dicho sonrío.- Padfoot eres un egocéntrico.
Pudo observar varias cosas. Había un montón de cartas atadas con una liga; otro álbum de fotos y por último un recipiente , que contenía una extraña sustancia de color plateado en su interior.
- ¿Qué es esto?- Le parecía conocido, pero no se acordaba que era.
Una imagen apareció en la superficie. Era él mismo cuando tenía doce años. Con una mano nerviosa tocó la superficie.
Y el mundo comenzó a dar vueltas, mientras se sentía absorbido por el recipiente.
Finalmente sus pies tocaron suelo, mientras su cabeza aún daba vueltas, haciéndolo sentir mareado y cansado. Cuando logró sentirse algo mejor se fijó en su alrededor. Y ya no estaba en el ático de la casa. Sino en las afueras del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, en el cual estaba lloviendo.
- Maldición. Por eso me parecía conocido. Era un pensadero. Y ahora estaré atrapado en él hasta que algo de mi mundo, con lo que esté realmente ligado este pensadero y yo, me saque del mundo de los recuerdos. Tan solo espero que lo que me lleve de vuelta no sea Sirius.
Caminó dos pasos y se encontró con tres niños, cuyos negros uniformes se hallaban cubiertos de barro. Uno de ellos estaba arrinconado en la pared, mirando el suelo. Tenía el pelo castaño claro lleno de lodo, y pequeñas gotas de agua caían desde algunos mechones. Tenía la cara algo sonrojada, mientras tenía algunas lágrimas en los ojos, que no querían caer.
Otro de los niños lo tenía sujeto del cuello de su túnica, mientras que el otro miraba la escena algo incómodo. El primero tenía el pelo enmarañado y los ojos castaños ocultos tras unos lentes redondos, mientras que el otro tenía el pelo negro y unos brillantes ojos azules.
- Qué extraño- Dijo Moony.- Ese soy yo y los otros dos son James y Sirius y sin embargo no recuerdo esto.
Se acercó un poco más para escuchar mejor.
- ¡Por qué no nos dijiste Lupin!- Espetó James mientras zarandeaba a un asustado Remus. Sirius miraba a James con ojos preocupados, mientras le decía que se calmara.
- Lo...lo siento...Ja... James...Sirius...no quise engañarlos durante todo este tiempo pero...tenía miedo que se alejaran de mí...por...por...por lo que soy...
- ¡Y estabas en lo correcto1 ¡Pensé que éramos tus amigos y tu nos mentiste, sucio licántropo!- James lo golpeó en la mejilla y luego lo empujó contra la pared.- No me hables más monstruo... - Después de esto James se marchó.
Sirius lo vio irse y se acercó a Remus, quien estaba en el suelo.
- ¿Estás bien Remus?
- Si...Sirius...tú...¿tú no te vas con James?- Le preguntó, sin mirarlo
- Claro que no ¿por qué habría de hacerlo? Él es un tonto que necesita darse cuenta de la idiotez que hizo.
- Pero ¿Tú no estás molesto conmigo?- La respuesta a esta pregunta era la que más temía Remus. Y Moony, quien veía esto como espectador, notó un dolor en el pecho, ya que al parecer estaba recordando los sentimientos de esa vez.
- Claro que estoy molesto contigo.- Remus bajó la cabeza y Moony miró con dolor a Sirius.- Pero no por que seas licántropo. Tú no tuviste la culpa. Lo que me molesta es que no hayas confiado en nosotros. Nos hubieras dicho desde un principio.
Miró a Sirius a los ojos y este le sonrió, pero aún así, Remus se encontraba algo angustiado.
- Pero James... ¿por qué reaccionó así?
- Él se ha criado con una familia muy gentil, y de gran renombre y fama por todo el mundo mágico. Pero el problemas es que algunos de sus amigos de la infancia, que también venían de familias poderosas le metieron en la cabeza ideas sobre la pureza de la sangre. Además...su hermana Katherine fue atacada por un...- se tapó la boca y lo miró nervioso.- Olvida eso último... Como decía... He tratado que se le olviden esas ideas, pero no he logrado mucho.- Sirius mientras decía esto, ayudó a Remus a ponerse de pie. A lo lejos se pudo escuchar un trueno, mientras que el viento soplaba con más fuerza.
- Sirius tú también vienes de una familia adinerada pero no piensas así...
La expresión de Sirius se volvió algo sombría.
- Lo único que me une con mi familia es la sangre, el apellido. Pero yo soy diferente a ellos, yo se confiar en la gente por como son. No me importa si es que son hijos de muggle o si fueron mordidos por alguna criatura. Todos somos lo mismo. Personas, seres humanos. Y si son amables y buenos como tú no debería importar.
- Gracias Sirius...- Sonrió, ahora más seguro.- Y perdón por no habérselos dicho. Me hubiera gustado que no se hubieran enterado de la forma en que lo hicieron...
- No importa Remus...Y sobre James, ya verás que lo aceptará pronto...pero me tendrás que perdonar Remus...
- ¿Por qué?
- Porque no te debí haber dicho lo de Katherine...- Sacó su varita y dijo: ¡obliviate!
- Tan solo acuérdate de los eventos...no de la charla...- Remus se desplomó en el suelo mientras Sirius lo cargó en su espalda y lo llevó a la enfermería.
Moony quedó paralizado. Así que eso había pasado. Ahora se acordaba perfectamente...James aceptó su condición y le pidió disculpas después de que Sirius le dejara de hablar durante dos meses.
El mundo volvió a dar vueltas, para detenerse, bajo la lluvia, pero esta vez no fue en Hogwarts. Era un pequeño pueblo, ubicado en un valle que Remus conocía demasiado bien.
- Godric's Hollow.- Murmuró.
Este lugar le traía demasiados recuerdos, incluyendo de cuando el mundo de todos se vino abajo. Cuando ni el padre, ni el amigo pudieron proteger a la familia, cuando la madre dio su vida a cambio de la de su hijo, y cuando este derrotó a Voldemort.
Y claro, sin olvidar, cuando él, Remus Lupin, se quedó solo.
Comenzó a caminar, recordando cosas con cada paso que daba. Finalmente se detuvo frente a una casa, a punto de desmoronarse. Vio una sombra en la puerta. Sabía de quien era.
- Sirius...
Estaba de rodillas, sus hombros se sacudían con violencia mientras lloraba.
- No pude ayudarlos, no pude ayudarlos... Ni a James, ni a Lily ni a Harry...mi amigo...mi familia...- Sollozó Sirius.
Remus sabía perfectamente como se sentía Sirius. James siempre había sido como un hermano para él, Lily una hermana y Harry era casi como su hijo. Y para Remus ellos también eran su familia.
Sintió unos ruidos. Y Sirius también, ya que había levantado la cabeza. De la casa salió una figura gigante e imponente.
- Hagrid.- Susurró Sirius, mientras se levantaba con dificultad.
Algo se movió en los brazos de Hagrid. En ellos, traía un bulto envuelto en sabanas blancas y que se movía. Sirius lo miró con curiosidad y luego su expresión fue una mezcla de esperanza, tristeza, frustración y alegría.
- ¿Ha...Harry?
Hagrid se lo entregó.
- Lamento decirte esto Sirius, pero Dumbledore me dijo que debía ir con sus tíos.- El gigante bajó la mirada, algo apenado por tener que haber dicho eso.
- Pe...pero...yo soy su padrino...yo debo hacerme cargo de él...- Las esperanzas de Sirius volvieron a caer y Remus observó con tristeza como los ojos de su mejor amigo se llenaban con nuevas lágrimas.
- Lo siento Sirius. Ordenes son ordenes...
Sirius abrazó a Harry con fuerza. Remus los miró. Sirius siempre había sido el hermano de James y por alguna suerte de casualidad eran bastante parecidos. Y ahora que lo veía junto a Harry se daba cuenta que realmente era cierto.
- Hagrid.- Dijo Sirius.- Llévate mi moto...no la necesito...será...más...más rápido y seguro si te vas en ella...
- De acuerdo Sirius.- Le dio un abrazo que casi le quebró los huesos, y luego con Harry, tapado con su chaqueta, se subió a la moto y desapareció en el cielo.
Sirius enseguida miró la casa. Comenzó a caminar, entrando en ella. Remus lo siguió.
Pero enseguida se había arrepentido.
Sirius estaba al lado de algo en el suelo. Ese algo era un hombre joven, de 23 o 24 años, cabello negro y ojos marrones. Tenía heridas por todo el cuerpo, las cuales aún no dejaban de sangrar. Sus lentes se hallaban en el suelo rotos y con algo de sangre. Su cara tenía una expresión de terror, y valentía al mismo tiempo. Remus observó como su amigo le cerraba los ojos a aquel que era como su hermano.
Sirius se limpió la cara con una de sus mangas y comenzó a registrar toda la casa, partiendo por el primer piso. Pero no encontró a nadie más allí, por lo cual subió las escaleras. Revisó todas las habitaciones, hallándolas vacías también. Le quedaba una que era la que se encontraba al final del pasillo. Era la habitación de Harry .
Tomó un largo respiro y entró, con Remus detrás.
Ahí estaba Lily, con marcas hechas por lágrimas en su rostro. Que había derramado, pero que ya habían secado. Sin embargo, ella no tenía herida alguna.
- Mi querida Lily.- Dijo Sirius.- Te extrañaré tanto. No pude ayudarte, ni a ti, ni a James. Ni tampoco a Harry...que tendrá que ir con tu hermana. No te preocupes, vengare tu muerte. Mataré a Pettigrew...y luego estaré con Harry por siempre...te amo Lily...no me olvides...
Y luego hizo algo que hizo que Remus se pusiera algo pálido y sus ojos y boca se abrieran completamente. La abrazó y la dio un pequeño beso en los labios. Luego, dejó su cuerpo ahí, con los ojos cerrados también. Corriendo, salió de la casa, mientras lloraba y sus lágrimas se confundían con la lluvia.
Remus estaba paralizado ¿Sirius amaba a Lily? Pero ¿Cómo? ¡Era la esposa de su amigo!
Y escuchó una voz.
- Remus, ya llegué.
Esa voz era de Sirius. Algo que estaba ligado con el pensadero y con Remus.
Y el mundo dio vueltas y con él miles de recuerdos llegaron a la mente de Remus y se unieron, dándole a conocer algo que jamás había notado.
Había vuelto al ático. Justo en ese momento Sirius entró en él.
- ¿Qué haces aquí?- Traía una sonrisa ingenua en su rostro, que se borró algo al ver la cara de su amigo.
Remus no lo había escuchado, lo miraba enfurecido, con la cara roja por la ira y los puños apretados. Lo empujó y corrió escaleras abajo, saliendo de la casa. Sirius salió tras él, muy confundido.
- ¿Qué pasa Remus?
Remus se detuvo, dio media vuelta y se enfrentó con Sirius.
- ¡Por qué no lo dijiste! ¡Por qué nos engañaste a todos! ¡Incluyendo a James!
- Remus ¿de qué hablas?- Sirius lo miraba extrañado, no entendía que pasaba.
- ¡Por qué Sirius!- Gritó con furia.- ¡Por qué no nos dijiste que Harry era tu hijo!
Y mientras Remus terminaba de decir estas palabras, la luna llena, lentamente, apareció en el cielo nocturno.
