He publicado este capítulo demasiado tarde a pesar de que ya lo tenía terminado hace tiempo, pero gracias a un par de personas que no se quienes son, fanfiction me bloqueó la cuenta y me borró dos fics: "Todos a la Universidad" de Digimon, y "Yugi en Ingesulandia" de Yugioh. He de decir que podría volverlos a subir pero me sería muy difícil, ya que el respaldo de esos fics los tenía en mi anterior computadora (que en paz descanse) y solo he podido rescatar varios capítulos gracias a una gran amiga (Feliz 1 año 1 mes de conocernos! P), pero aun así no podría volverlos a poner porque faltan capítulos del medio de la historia. En fin, si alguien de pura casualidad tiene esos capítulos por ahí en algun lugar remoto de su computadora y/o disket por favor mándenmelos a mi e-mail. Es inconcebible que se pierdan meses de trabajo solo por una persona que yo pienso hizo eso de mala fe, ya que en fanfiction hay muchísimos fics en ese formato y que aun siguen en linea (unos muy divertidos por cierto).

En fin, ese tiempo fue aprovechado en darle unos últimos detalles al capítulo, así que espero que les guste.

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Capítulo 12: Decisione.

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Las mazmorras estaban un poco oscuras esa mañana, solo la tenue luz de una que otra antorcha iluminaba los pasillos y las celdas llenas de suciedad. Distinguió una figura suelta dentro de la única celda ocupada, dirigiéndose hacia ella, levantándose un poco su vestido azul celeste para no llenarlo de tierra.

- Capitana... esta ahí?

- Quieres dejar de gritar y dejarme dormir? Si serás...

Ruki Makino e Izumi Orimoto se quedaron frente a frente, solo separadas por los barrotes de la celda de la pelirroja. Mirada azul sincera y mirada violeta indiferente se encontraron, la primera de pie y la segunda sentada en el suelo frío de la mazmorra. La rubia vió como la otra joven se miraba cansada, tanto que estaba recargada en una pared, medio somnolienta.

- Pero que es lo que te pasó! – exclamó la rubia al verla tan cansada - Como te sientes?

- Como quieres que me sienta? – respondió la pelirroja, mirándola indiferentemente, acercándose a los barrotes de la celda, respondiéndole de manera sarcástica - condenada a morir eternamente, alejada de mis compañeros y de lo que quiero!

- Me siento responsable, nosotros los metimos en todo esto... aunque en parte fue tu culpa por haberme dejado en tu barco...

- Eso no viene al caso, era mi destino encontrarlos... no hubieran llegado a donde están ahora sin mi...

- Eres una egocéntrica! Solo piensas en ti misma!

- Y? Si yo estuviera pensando en mi misma, ya hubiera roto esos barrotes, te hubiera asesinado y yo estaría navegando tranquilamente en mi barco...

- Y por qué no lo haces si tan mal te caigo?

- Porque ese no es mi destino... el destino lo forma uno con sus acciones, con las malas y las buenas, se forma por decisiones que se toman, ya sea que tardemos mucho en decidirlas o precipitadamente, al fin y al cabo la reacción es causa de esas decisiones...

La capitana retrocedió, sentándose recargada en la pared, bajando la cabeza para descansar.

- A pesar de todo debo agradecerte - mencionó la rubia, inclinándose levemente y tocando los barrotes de la celda - ya que si no hubiera sido por ti ellos no hubieran encontrado el cetro tan rápidamente...

- Y todo por el cetro ese... sin mi no saben como funciona... - la rubia abrió los ojos a mas no poder, sin creer las palabras de la pelirroja - el secreto se irá conmigo a la tumba... a menos que el trato que hice con Akiyama tenga éxito...

Izumi sonrió al ver la expresión de la pelirroja, tal vez fuera fuerte y con mucha fortaleza en si misma, tal vez algo dura, pero por primera vez en lo que la conocía le miró un extraño brillo en los ojos, indicándole que tal vez hubiera alguna esperanza.

- Sea cual sea ese trato, esperemos que funcione...

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- Ya desayunaste?

- Si, todo estuvo muy rico...

El mas joven de los Ishida no sabía que decir al estar al lado de la chica que amaba. No la vio desayunando en el comedor, entonces al buscarla supo que había desayunado en la habitación que compartía con Izumi. Pero ese mismo día la chica regresaría a su país, y eso lo entristecía. Incluso ya estaba listo el coche donde él la llevaría con su gente, aunque tuviera que aguantarse el impulso de evitar dicha salida.

- Y ya tienen todo listo?

- Takuya e Izumi lo arreglaron, junto contigo, claro esta... - la chica agachó la cabeza para no mostrarle el nerviosismo que tenía - partiremos en unas horas...

De tanto platicar, llegaron a las afueras del castillo, en uno de los caminos que iban hacia la playa. Takeru la sentía tan cerca, a la vez tan lejos, y pensar que al principio se habían peleado, dándose el rumor de que fue secuestrada, pero no pudo evitar la atracción, como las ganas que tenía de besarla ahí mismo y abandonarlo todo por ella.

- Hikari, si algún día todo se acaba... Que harás?

- No lo se, me gustaría recorrer el mundo...

Lo notó cabizbajo, algo triste y eso realmente le dolió por haberle dicho eso ultimo. Lo que realmente quería era acabar con todo y quedarse con el rubio para siempre, ser feliz a su lado y olvidar todo lo sufrido. A su regreso, Takuya e Izumi ya habían terminado de arreglar todo, y como lo prometió, solo faltaba que la rubia hiciera las paces con la pelirroja para poder partir.

No encontró a su hermano, así que a la hora de partir le dejó recado con el consejero Joe. Takeru iba al lado del cochero para no enfrentar a Hikari, que iba adentro junto con Takuya e Izumi, capaz que si la miraba los nervios lo iban a traicionar.

- Y como fue todo- preguntó Izumi a su princesa, a la cual miraba muy triste.

- Pues bien, supongo...

- No debería ponerse así, princesa - interrumpió Takuya - ya vamos hacia nuestro país...

- Y estoy feliz, solo que se me hace muy raro... - le respondió ella - no pensé que todo se acabaría así...

- Y a fin de cuentas el cetro no sirvió de nada - mencionó el castaño, mirando fijamente a la rubia con algo de tristeza - no le veo ninguna utilidad.

La joven princesa suspiró, resignada a sus problemas, mientras Izumi y Takuya intercambiaban miradas de soledad. El carruaje paró de repente, haciendo que se llenaran de confusión. Takuya abrió la puerta para ayudar en caso de algún ataque y proteger a las damas, pero lo que se encontró fue algo muy distinto: un coche con el escudo de la familia Yagami frente a ellos, del cual emergió el rey Taichi, que miró directamente al castaño.

- Su... Alteza... – alcanzo Takuya a decir cuando articuló las palabras - Qué hace aquí?

- Busco a mi hermana... pero que pasa aquí?

- Hermano!

Hikari había escuchado la voz de Taichi, y al reconocerla había bajado del coche para correr a abrazarlo. Tanto Izumi como Mimi habían bajado del coche también, y Takeru se limitó a observar la escena sin bajar del coche, triste por la partida de su princesa.

- Hermano, tienes que conocer a alguien que me protegió - Hikari se acercaba peligrosamente al rubio, jalando a su hermano del brazo - el nos ayudo mucho, y también es un gran amigo...

- Mucho gusto chico - Taichi lo saludo de mano, aunque el rubio no bajo del coche - y gracias por cuidar a mi hermana...

- No hay de que, alteza...

El joven rey lo miró de manera extraña, como si lo analizara de pies a cabeza para descubrir su identidad. Takuya e Izumi se trasladaron al carruaje de su reino de origen, mientras Mimi miraba con tristeza la expresión que tenía el rubio. Ella había descifrado esa mirada y estaba dispuesta a hacer algo, pero al ver a su prometido un poco absorto en su conversación decidió no decirlo.

- Agradezco que hayas ayudado a mi gente y protegido a mi hermana - mencionó Taichi, refiriéndose primero a Takuya e Izumi primero - pero comprenderás que tenemos que irnos...

El rubio asintió y no dijo palabra. Taichi hizo que su gente se moviera con una señal, pero Hikari permaneció un poco mas de tiempo.

- No te despedirás de mi?

Takeru no pudo resistir la petición de la princesa, le dejo las riendas al cochero y fue hacia ella, abrazándola fuertemente y siendo correspondido. Taichi los miraba con recelo, frunciendo el seño.

- Voy a extrañarte después de todo...

- Te quiero mucho Hikari...

Un ligero viento comenzó a soplar, como si fuese la señal para que la chica se fuera con su hermano. Takuya se despidió del rubio con un movimiento de mano, e Izumi con una leve inclinación, al igual que Mimi; Taichi solo se despidió por cortesía ya que no quería otro disgusto.

- Adiós, Hikari Yagami...

El carruaje comenzó a avanzar, dejando al otro a la mitad del camino. Takeru solo pudo ver como el otro carruaje se alejaba cada vez mas.

- Pero es mejor así...

Las palabras de su hermano comenzaban a sonar en su cabeza y no se iban, sino que cada vez resonaban más.

Dio la orden de regresar, aprovecharía para pensar claramente en el camino, a ver si su cerebro por fin hacía conexión y no se secaba.

- "Por qué no puedo ser tan valiente como mi hermano? Enfrentar mis problemas y salir adelante, sin dejarme derrotar..."

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Pero Matt no podía creer lo que su Sora le decía, claro si es que era su Sora. La había interrogado con preguntas de su infancia y a todas ellas las había respondido bien, aunque seguía dudando de que ella fuera aquella niña con la cual estaba comprometido. Pero era su mirada la que lo hacía tranquilizarse, sentirse seguro y la que hacía que confiara en ella.

- No me importa que no me creas - ella lo miró directamente - pero quisiera creer que no quieres una guerra, piensa en los que sufrirían por ello.

- No quiero una guerra.

- Entonces por qué estas colaborando con ella?

- Solo respondo a la agresión, ellos atacaron primero, yo solamente protejo a mi gente...

- Sin importar que dañes a los demás?

- No tienes porque reclamarme nada- el rey se desesperó, mirándola con furia e intentándola hacerla sentirse mal, sin lograrlo - No sabes lo mucho que sufrí por tu culpa!

- Si claro... tanto que hasta colaboras en una guerra sin sentido...

- Es por eso que culpo a Yagami! Porque de no ser por el, no te hubiera perdido, no me sentiría tal mal del remordimiento y...

- Pero eso ya no importa- interrumpió ella de golpe - porque ya estoy aquí y no habrá ninguna guerra! Verdad?

El se dio media vuelta y fijo su vista en la ventana, evitando a la chica. No quería darse cuenta de la realidad, de que la joven que tenía frente a si era su Sora, de que podría evitar una guerra y que por fin podría sentirse dichoso en la vida.

- No me importa que no me quieras Matt, solo no impidas la felicidad de la demás gente...

El no respondió, solo la volvió a mirar y salió de la habitación azotando la puerta. Sora fue tras el, siguiéndolo por los pasillos del palacio hasta llegar al salón del trono; estaba dispuesta a enfrentarlo. Matt llamó a su consejero.

- Que piensas hacer Matt- preguntó ella, sentada en uno de los escalones que llevaba a la silla real.

- Poner mis ideas en orden...

Joe apareció por la puerta principal unos momentos después, vio al rubio dando vueltas por el salón y luego a una muchachita pelirroja sentada en el escalón inferior de la escalera del trono.

- Pasa algo Alteza? Quiere que saque a la gitana?

- Al contrario, llévala a una de las habitaciones del ala norte, que la atiendan bien y que se sepa que Sora ha regresado...

- No entiendo Alteza...

- Haz lo que te digo! Y llama a mi hermano por favor, necesito hablar con el.

- El príncipe no está, fue a llevar a sus amigos a su ciudad.

- Pues bien, en cuanto llegue le dices que quiero hablar con él...

Joe no entendía nada de lo que estaba pasando, ni sabía quien era la joven, pero tenía que seguir ordenes si no quería ser castigado. Aun tenía que hablar con el rey sobre la ejecución de la pirata, si sería ejecutada con horca, guillotina u otra forma; de hecho había pensado que le hablaba para ver eso, no para encontrarse a una gitana.

- Sé que no entiende nada - le dijo la chica a Joe una vez que el la dejo en la puerta de una de las habitaciones - pero pronto serán reveladas muchas verdades y habrá que ser fuertes...

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- Y cuéntenme, que ha pasado en tanto tiempo?

En el carruaje de los Yagami se hacía un semi-interrogatorio, donde el rey estaba haciéndoles preguntas tanto a su hermana como a sus subordinados. La miraba curioso, pero a la vez furioso, como si cualquier palabra mal pensada que dijera fuese una sentencia de muerte.

- Pues logre librarme de mi captor - mintió ella, mirando a Izumi y Takuya con complicidad - Pero luego nos atraparon los piratas, aunque con ayuda de T.K. y los demás pudimos escapar, además de que nos ayudaron a buscar el cetro...

La princesa sacó el objeto que ocultaba entre sus ropas, mostrándolo a su hermano y a la prometida de este. Taichi no podía creer que lo que tenía al frente era el legendario cetro, aquel que según los sabios tenía el poder para hacer que naciones enteras sucumbieran. Hikari lo volvió a guardar.

- Estaba custodiado por los guardianes legendarios, pero lo conseguimos con tal de acabar con esta guerra...

- Kari, eso esta fuera de mi alcance...

- Claro que no hermano, si encontramos a las princesas perdidas con el cetro...

- Lamento regresarte a la realidad, pero ellas ya no están en este mundo.

- Si no hay cuerpos entonces están vivas - respondió ella con mucha seguridad.

- No discutas Hikari- exclamó el, sin mirarla para no discutir mas - están muertas y se acabó!

- El mar siempre devuelve lo que se lleva- reclamó ella, fuera de si - Ya sea vivo o muerto!

- Cálmese princesa... - Izumi intentó tranquilizarla - No deben de pelear apenas que se encontraron...

- Es obvio que mi hermano perdió su esperanza.

La princesa guardó silencio, con el seño fruncido y cambiando su vista hacia la ventana del carruaje. Su dama de compañía supo que era inútil intentar tranquilizarla así que no le dijo nada. El rey Yagami ignoraba todo, no le gustaba discutir con su hermana, aunque a veces le hubiese gustado tener un poco de lo que ella llamaba "Esperanza" para seguir buscando.

La que se miraba peor era Mimi, que desde que encontraron a Hikari no había pronunciado ni una sola palabra. Su mirada se había vuelto algo triste; además pareciera que un aura igual se extendiera a su alrededor. Era de esperarse, ya que la princesa Sora había sido su mejor amiga, y a ella le gustaba pensar que estuviese con vida.

- En que piensas Mimi- la sacó Tai de sus pensamientos - Estas muy callada...

Mimi no dijo nada, solo cerro los ojos y se recargó en su prometido.

- "A veces es bueno tener un poco de esperanza..."

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Daisuke corría por los sombríos pasillos de su palacio, buscando a cierta persona para preguntarle algo. No lo encontraba por ninguna parte, y tampoco encontraba a la dama que siempre acompañaba al sujeto de piel cetrina, era como si se los hubiera tragado la tierra; bueno, solo al sujeto, ya que la dama atravesó el umbral de la puerta tranquilamente.

- Hey! Dónde está tu señor!

- Salió desde madrugada a ver lo de un encargo.

- Ya veo...

Daisuke agachó la cabeza y la dama estuvo a punto de irse, de no ser porque el la detuvo del brazo. A la mujer se le erizó la piel de la pura sorpresa, pero miró al príncipe de manera intimidante.

- En cuanto lo veas, dile que necesito hablar con él.

- No se preocupe, tenga por seguro que mi señor hablara con usted...

- No se te olvide Jun... que Oikawa venga a verme en cuanto llegue...

La chica asintió y el se retiró, un poco enojado por no tener a una persona de confianza al lado, a quien contarle un pequeño sueño que tuvo en la noche, en que soñó a sus dos hermanas saliendo del agua.

Quien sabe si Oikawa supiera algo, Daisuke lo idolatraba por haber sido amigo de su padre y lo hacía muy sabio y experimentado; no así a la chica que le servía. Pero que equivocado estaba Daisuke. Si algo lo caracterizaba era su inocencia, y la capacidad que tenía para gobernar. A veces era demasiado noble, por mas que quisiera aparentar que era un soberano duro y reacio; Oikawa lo regañaba muchas veces por lo mismo, porque tenía que ser fuerte para darle valor a su pueblo.

- Que el pueblo sea feliz... por sobre todas las cosas, incluso de la felicidad propia... - pensaba el joven príncipe, que como no tenía la edad suficiente aun no podía subir al trono por completo - con tanta guerra hay muchas personas tristes, sin hogar, llenos de angustia. Pero no mi reino! Mi reino será feliz a pesar de todo!

Daisuke tenía muy buenas intenciones para con su pueblo, aunque Oikawa tenía otros planes.

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En cuanto llegó T.K. al castillo, Joe le dio el recado de Matt, haciendo que el joven rubio corriera rápidamente hacia el salón del trono, donde encontró a su hermano sentado y con el ceño fruncido, pero con un extraño brillo en sus ojos..

- Pero que paso?

- Lo que tu querías que pasara, Sora apareció.

El mas joven de los rubios se quedó estático, sin creer en las palabras que había dicho su hermano. No pudo siquiera formar una frase coherente.

- Algo me dice que es ella.

- Pero Matt... Como? Donde? Cuando?

- No lo sabía, pero algo me decía el corazón cuando le vi en el bosque, y realmente quisiera creer que si es ella.

El menor se acercó a su hermano para apoyarlo. No le importaba nada mas que la felicidad de su hermano, incluso antes que la suya propia, por eso se le había hecho extraño el extraño brillo que tenía Matt en sus ojos, el cual le atribuyó a la aparición de Sora.

- Y que piensas hacer con respecto a ella?

- Aun no lo sé...

- Y la guerra?

- Ya no hay motivo. O si?

- Pues no lo hay, solo espera que Yagami no sea rencoroso y quiera cobrarse lo de la guerra.

El rey se quedó callado, sin decir nada. Por su cabeza pasaban muchas cosas sobre la guerra, sobre Yagami, sobre Sora, era esta ultima la que ocupaba la mayoría de esos pensamientos, que incluso se olvidó del juicio contra los piratas.

- A veces me gustaría dejar de pensar por 5 minutos, solo pido 5 minutos!

- Entonces déjame manejar las cosas durante un tiempo, solo en lo que te repones.

- Bien, entonces te dejo a cargo, voy a descansar un poco, no quiero pensar en nada en lo que resta del dia.

Salió disparado del lugar, hacia otro lado donde no le dieran dolores de cabeza. Tan absorto iba que no reparó cuando Ryo le hizo una reverencia. Ryo oculto su sonrisa y fue hacia Takeru.

- Se levantó del otro lado de la cama?

- Digamos que el pasado lo condena - el rubio sonrió - y tu?

- Yo? Estoy de maravilla- exclamó el castaño, irradiando felicidad por todo el lugar - la pregunta es... se arregló tu hermano con la gitanilla?

- Lo sabia! Algo había encerrado en todo esto! – exclamó el príncipe. Ya sabía que la aparición de Sora no era pura casualidad - No me imaginaba que tu tenías algo que ver!

- Pues mi querido amigo, no tiene que darme las gracias. Ella sola apareció en el castillo.

- A todo esto, mi hermano me dejo encargado por un tiempo, en lo que se repone... así que pensé en usar a los piratas a nuestro favor - Ryo puso una sonrisa que al parecer no se le quitaría en mucho tiempo - Has de estar contento, verdad?

- Puedes confirmarlo. De hecho yo venía a proponerle lo mismo a tu hermano – estiró los brazos, un poco aliviado de que la ira de Yamato no recaería en él si no funcionaba el plan - Y como quedaron las cosas con la princesa- el rubio se encogió de hombros tristemente - Ya me callo pues, pero dime sobre los piratas...

- Créeme, es necesario hacer la paz entre los reinos si quiero recuperar a Hikari. Y los piratas están incluidos en el plan... - Ryo le dio un par de palmadas en la espalda y sonrió, dándole ánimos – estás mas positivo que de costumbre...

- Tengo motivos para estarlo.

Ambos salieron del salón rumbo al barco pirata. Takeru tenía un plan y estaba seguro de que los piratas accederían, además cuando su hermano se entere ya sería demasiado tarde.

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- Mi señor! Que bueno que apareció! El príncipe Daisuke lo está buscando!

Oikawa gruñó en voz baja, realmente lo que menos quería en esos momentos era tener que lidiar con el príncipe Daisuke. La pelea con los guardianes había sido un poco agotadora, pero por fin pudo darse cuenta de que el cetro no estaba en su lugar, y eso solamente significaba que el estúpido de Mitsuo Yamaki no había hecho su trabajo como debía. Lo bueno es que se había deshecho de el hace mucho tiempo.

- Que noticias me tienes? Algo nuevo que se relacione con la guerra?

- No se si sepa, pero el S.S. Gladiador fue capturado por la tropa Valteriana del rey Ishida - mencionó la chica, arrodillada ante Oikawa y esperando la señal para levantarse – corre el rumor de que en la tarde del día de hoy ejecutarán al capitán...

- Ese estúpido de Yamaki ha de estar retorciéndose en su tumba... mira que dejarle su mando a cualquier estúpido...

- Lamento desilusionarlo señor, pero el problema es que el capitán del barco es... una chica.

El hombre sonrió de manera malévola, mientras sus ojos brillaban llenos de maldad. Si era lo que estaba pensando, entonces aun tenía oportunidad de obtener el poder que deseaba.

- Jun, ejecuta a "Omega" en uno de los límites entre Valteria y Milydrill, en la confusión atraparemos a la capitana, y si es quien creo que es... entonces pronto todo se acabará, y esta vez a nuestro favor...

- Como usted diga, le avisaré cuando todo esté listo.

- Y no le digas al príncipe que he llegado, no tengo tiempo para andarlo atendiendo...

La chica se retiró del lugar, pero Oikawa se preparó para salir. Solo tenía que soportar al príncipe Daisuke un poco mas, usarlo como títere y luego desecharlo como todo lo que ya no le servía.

- Estúpidos... si esa capitana es quien creo que es, entonces una vez que tenga el cetro el mundo será mío... pero por ahora... – Oikawa abrió un libro y recitó un hechizo en una lengua desconocida, una luz salió de dicho libro y luego desapareció – esos guardianes estúpidos no pudieron ocultarlo mas... la propia princesa Hikari me brindará lo que quiero...

Salió de su habitación con el libro, hacia otro rumbo, no para encontrarse con el príncipe. Una vez que "Omega" fuera ejecutado tenía que tener listo su ejército de dominación, y para ello utilizaría el libro que llevaba en sus manos.

El lugar perfecto para un hechizo de esa magnitud eran los calabozos, que jamás habían sido usados durante el gobierno del príncipe Daisuke, y aprovechando eso, Oikawa los estaba usando para sus trabajos y hechizos. Eran perfectos, estaban en lo más profundo del castillo, las paredes eran tan fuertes que las voces no salían de ahí, casi nadie sabía de ellos y lo mejor de todo era que el mismo príncipe Daisuke no sabía dónde se encontraban. Definitivamente el lugar perfecto.

Oikawa abrió el libro y lo hojeó, buscando el hechizo para tener todo listo a la señal de Jun. Las tropas de los reinos estaban débiles, además los guardianes no podrían hacer nada gracias a que los dejó demasiado débiles, pero lo que más le gustaba era la confusión; una confusión que se causaría una vez que su plan estuviera en marcha.

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No hay notas de la autora porque ese espacio fue tomado por lo de arriba, asi que los dejaré con unas pequeñas incógnitas.

Cual fue el trato entre Ryo y Ruki?

Hikari tendrá el valor de enfrentar a su hermano por Takeru?

Podrá Yamato despejar todas sus dudas?

Que plan tiene Takeru con los piratas?

Y que se supone que es "Omega"?

Whatever, nos vemos en el siguiente capítulo.

Nayru.