He vuelto! X3 De partida quiero "agradecer" a mis profesores por los tan hermosos y lindos exámenes ¬¬ Sin ofender a los profesores, pero es que los míos son malignos ;_____;

Claro, me enteré de una de mis notas...física -_- me saqué un 6...*suspiro * no es tan mala nota, verdad? ^^U. Pero eso no les interesa mucho...x3

Y a ustedes les agradezco(si les agradezco de verdad, sin entrecomillas ^^) por leer mi historia hasta aquí, y a los que dejan reviews muchas gracias más x3

Stiby: sí, si llegaré a un final, pero jamás sabré cuando llegará hasta que lo escriba x3...creo que será en bastante tiempo más...espero que sea antes de que aparezca el otro libro, que si no me abandonan el fanfic x3

Hikaru in Azkaban : claro, mi historia es rebuscada...así soy yo...rebusco la historia más extravagante que tenga en mi cabeza x3 y sí, Harry peluchín deberá estar en acción alguna vez...el peluche de Harry se vende por separado x3

Zulma: quizá Malfoy aparezca en algún momento...aunque no se si será el padre, el hijo o ambos ^^

Lyo_sos: o_O U...eh...no qué?...

Norm: si es un rumbo inesperado, incluso para mí x3...y ya los hice esperar...así que sigue leyendo más abajo ^-^

Txiri: yo también espero eso x3...

* * *

Sirius corrió desesperado, buscando a Harry. Entró al bosque, con la esperanza de encontrarlo ahí. Y esperaba hacerlo pronto.

¿Porqué habría reaccionado así?

Luego de unos minutos, que le parecieron horas, comenzó a caminar, comenzando a angustiarse. ¿Y si le había pasado algo a Harry? ¿Si estaba herido o algo? Era su hijo...

Su hijo. Sirius recordó cuanto tiempo había tenido que actuar frente a las personas, haciéndose pasar por el buen padrino. Tanto tiempo, que incluso él mismo se había creído más de alguna vez . Tantas mentiras, incluso a sus mejores amigos, exceptuando a James...

Salió de sus pensamientos al escuchar una rama crujir.

Dio media vuelta y se fijó en un árbol cercano. Debajo de él estaba Harry, escondido entre las sombras que provocaban las hojas del árbol.

- Harry...- Sirius se acercó al niño, que no quiso mirarlo a la cara.

Se sentó junto a Harry, quien miraba sus manos. Un silencio incómodo se formó entre ellos. Sirius no sabía que decir, y Harry se negaba a hablar.

-...Harry...¿estás molesto conmigo?- Dijo suavemente Sirius. "Por favor, que no lo esté".

El niño negó con la cabeza.

- Tú...¿tú no me quieres?- Preguntó Harry.

- ¿por qué piensas eso?

- Es que...si hiciste tu eres mi padre, ¿por qué entonces pap...James...me cuidó? Acaso...¿no me querías y me dejaste con él? Si él estaba casado con mamá¿ por qué entonces eres tu mi padre? ¿Ella realmente era mi mamá, o acaso mi verdadera madre me abandonó?- Harry lo miraba ahora, con sus ojos verdes, brillando por las lágrimas que amenazaban con salir. Y Sirius estaba en el mismo estado que él.

- Harry, eres mi hijo, y te quiero mucho. Eso es lo primero que te debo decir. Ya te expliqué que sucedió Harry...porfavor trata de entenderme... Yo jamás te abandoné. Pero quería protegerlos a ustedes, eran mi familia. Nadie sospechaba que la familia Black tuviera algo que ver con Gryffindor. Y pensaron que era James.

- ¿Y qué es eso de el heredero de Gryffindor?- Preguntó Harry, mucho más tranquilo.

- Pues...bueno digamos que tenemos sangre de él, y que eso nos da algunos poderes que otras personas no tienen.

- ¿Cómo cuales?

Sirius sonrió. Así debía haber sido desde un principio. Él, explicándole cosas a su hijo, ambos felices de lo que sucediera.

- Bueno, esos se descubren a través del tiempo. Tienen diferentes dones cada heredero. Pero eso ya lo veremos- Sirius sonrió.- Ahora te quiero mostrar algunos recuerdos, para que veas más o menos las cosas que pasaron.

- ¿Y cómo...

- Te mostraré las maravillas de un pensadero.- Sirius sacó su varita y dijo: Accio Pensadero!

Harry trató de mirar el cielo, oculto por las copas de los árboles, para ver si aparecía algo por arte de la magia. Y fue así. Algo comenzó a dirigirse hacia ellos, parecía un recipiente.

Cuando estaba ya cerca de ellos, Sirius alzó la mano y lo tomó.

- ¿Eso es un pensadero?- preguntó Harry con curiosidad.

-Sí. Aquí uno puede poner algunos recuerdos y pensamientos.- El líquido del pensadero era de un color plateado, y comenzó a dar vueltas. Pronto se tranquilizó, dejando ver una pequeña imagen.- Vamos Harry, quiero que veas esto.- Sirius lo tomó de la mano y tocó con la punta de su varita el líquido.

Harry sintió entonces que el mundo comenzaba a dar vueltas. Apretó la mano de Sirius, ya que comenzaba a sentirse algo mareado, pero pronto tocó el suelo.

Y ya no estaban en el bosque.

Estaban dentro de una pequeña capilla, seguramente esta era parte de una iglesia más grande. Sólo se encontraban ahí cuatro personas. Harry reconoció a una de ellas como a Sirius. Su pelo negro estaba algo más corto de lo normal, como siempre cayendo con elegancia sobre su frente. Estaba vestido con una túnica negra, muy sencilla, pero elegante. Se fijó en su rostro sonriente y en sus ojos azules, que brillaban con fuerza.

Junto a él estaba alguien muy parecido, con el cabello negro alborotado y unos ojos color almendra detrás de unos anteojos redondos.

- ¿Ese es James?- Preguntó Harry a su padre.

- Sí, ese es James- Sirius sonrió.- Vamos, acerquémonos, no nos verán ni escucharán.

Ya más cerca Harry vio a una mujer sentada. Debía tener alrededor de cincuenta años. Su cabello era pelirrojo, con algunos cabellos de color blanco. Sus ojos eran de un color miel y estaban brillando, como si estuvieran tratando de contener las lágrimas. Y sus labios estaban curvados, mostrando una sonrisa genuina, pura y hermosa.

- Esa es tu abuela Harry, su nombre es Katherine Evans...era la madre de Lily.

Harry la miró con ojos asombrados. Era su abuela...Sonrió. Por fin comenzaba a conocer a su familia.

- ¿En dónde estamos?- preguntó, sin quitar los ojos de su abuela.

- Esto Harry, es cuando tu madre y yo nos casamos.- Respondió Sirius, con una sonrisa melancólica en su rostro.

Harry asintió y siguió mirando la escena. La otra persona que se encontraba ahí debía ser el padre que los iba a casar.

Entonces entraron dos personas por la puerta. Una de ellas era un señor, de unos cincuenta años. Debía ser su abuelo. Su cabello castaño también tenía algunos mechones blancos. Tenía una extraña expresión en el rostro. Sonreía, pero al parecer no estaba del todo contento. Pero sus ojos verde esmeralda, brillaban, como los del resto de las personas presentes.

- ¿Y que le pasa a mi abuelo?- Dijo Harry.

- Eso...- Sirius se sonrojó y se puso algo incómodo.- Bueno, estaba molesto por algunas razones. Primero, él y tu abuela, junto con James, el cura y otra persona más que más adelante veremos, eran los únicos que sabían del plan. Y por supuesto no estaba muy de acuerdo con eso del matrimonio falso, sin embargo lo aceptó, por el bien de su hija. Y también estaba algo molesto porque...- Se sonrojó aún más.- Bueno, teníamos 22 años, éramos muy jóvenes para habernos casado y además al año siguiente ibas a nacer. A esa edad casada y esperando un hijo...creo que cualquier padre estaría algo molesto...¿no?

Harry sonrió y vio a su abuelo y a la otra persona. Y sabía quien era. Estaba en un vestido blanco, cuyas mangas eran hasta los codos y caían con gracia. Era muy sencillo. Lily no traía velo. Su cabello pelirrojo, iba adornado por unas pequeñas flores blancas, iguales a las que tenía el ramo que sujetaban las blancas manos de ella. Sonreía con alegría mientras se acercaba a ellos y sus ojos eran dos brillantes esmeraldas.

- ¿Y cómo se llama mi abuelo?

- El se llamaba Charles. Era un hombre muy bueno, que siempre buscó lo mejor para sus hijas.

Harry lo miró.

- ¿Porqué hablas en pasado?

- Bueno...- Fijó su mirada triste en aquel hombre, que ahora estaba abrazando a su hija- Él y tu abuela...fueron asesinados por Voldemort tres meses antes de que tú hubieras nacido...

Harry los miró. Y quiso que ese recuerdo durara mucho tiempo. Quería estar aunque sea un poco de tiempo con sus abuelos.

Charles dejó de abrazar a Lily y luego miró con seriedad a Sirius, quien sonrió con nerviosismo.

- Sirius Black.- Dijo. Tenía una voz grave, algo áspera, pero tenía calidez.- Cuida de mi hija. Más te vale no hacerla sufrir porque si no sabrás de la ira de Charles Evans.

Sirius sonrió y asintió.

La ceremonia fue corta y muy cálida. Sirius y Harry la miraron, desde uno de los asientos. El primero miraba nostálgico la escena, mientras el segundo lo hacía maravillado.

- Felicidades Padfoot.- Dijo James, abrazándolo.- Eres muy afortunado.

- Gracias James. Por todo.- Dijo Lily, abrazándolo también.- Agradecemos toda tu ayuda y apoyo.

El padre se acercó a ellos.

- Muchas gracias Patrick.- Dijo Sirius, estrechándole la mano.- Agradecemos que nos guardes el secreto.

Patrick era un cura joven, debía estar bordeando los treinta. Su pelo era castaño claro y sus ojos eran de color azul. Se veía muy jovial y gracioso.

- Descuida Sirius. El secreto siempre lo guardaré, no te preocupes. Espero que ustedes sean felices.

Dicho esto se despidió y desapareció tras una puerta.

-Ahora...- Dijo James.- Es el turno de mi "boda".

En esos momentos Sirius le dijo a Harry:

- Vamos a ir a ver eso también.

Cuando termino de decir eso, el mundo volvió a dar vueltas. Nuevamente tocaron suelo, pero no se encontraban en la iglesia, sino en un pequeño jardín.

Junto a ellos se encontraban cuatro personas. Eran Lily, James y Sirius. La cuarta era un hombre de unos 25 años, de cabello negro y de ojos pardos. Se parecía mucho a Lily. Estaba vestido formalmente. Con una camisa de color blanco, una corbata color gris oscuro y una chaqueta y pantalones de color negro. Bajo su brazo traía un archivo.

- Confiamos en ti Richard.- Dijo Lily.- Espero que esto salga bien.

- Lily, querida ¿no confías en mí? Soy un buen actor, descuida. Nadie sabrá que soy una farsa.- Sonrió.- Me alegro que hayan confiado en mí para ser parte de su secreto. Nadie se enterará. Soy tu primo y ya sabes que tienes mi palabra. Y lamento no haber ido a su matrimonio.- Dijo mirando a Sirius y a Lily.- Pero en fin... estoy aquí para hacer una ceremonia, no para charlar.- Les guiñó un ojo a los tres y se dirigió hacia su lugar correspondiente.

Sirius se encontraba algo extraño. La expresión de su rostro era algo oscura y triste.

- Vamos Sirius.- Dijo Lily.- Esto me gusta tan poco como a ti.

- Gracias Lily.- Dijo James, aparentando estar dolido.

- Sin ofender.- Respondió ella, sonriendo.- Sirius. Sabes muy bien porque hacemos esto. Debemos hacer unos pocos sacrificios más.

Este asintió y dio una débil sonrisa, que hizo que los otros dos se relajaran.

Todas las personas, incluidos los magos, vestían a lo muggle, ya que muchas de las personas presentes eran amigos y parientes de Lily, y muy pocos de ellos sabían que ella era una bruja.

Esta ceremonia también fue corta, y terminó cuando los "novios" firmaron el documento que los hacia "marido y mujer". Seis personas presentes sabían que aquel documento era falso.

Hubieron muchas felicitaciones y abrazos por parte de todos. Harry observó a la gente y pudo reconocer a algunos como a Remus, a sus abuelos, incluso a Dumbledore.

- Disculpen una foto de los novios.- Dijo una persona, que debía ser el fotógrafo.

- Harry, las fotografías mágicas las tengo yo, te las mostraré cuando volvamos a casa.- Comentó Sirius.

Sirius estuvo a punto de ir a sacarse la foto, sino hubiera sido por una mirada de Lily, que lo hizo quedarse en el lugar que estaba.

Sacaron varias fotos de ellos hasta que luego James dijo:

- Ahora una foto del padrino y la novia.- Miró a Sirius con una sonrisa traviesa, y este le respondió con una sonrisa equivalente.

Sirius abrazó a Lily y sonrió a la cámara.

- A la cuenta de tres.- Dijo el fotógrafo.- Uno, dos, tres...

En el momento que sacaba la foto Sirius abrazó aún más a Lily y la besó. La gente que vio eso los miró escandalizados y James estaba apunto de golpearse la cabeza. Lily se separó de él al instante y lo golpeó en el hombro. Lo miró sonrojada y enfadada, pero una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios.

-¡Black no vuelvas a hacer eso!- gritó ella, en conjunto con James, quien actuó como si estuviera molesto.

Ambos Sirius, tanto el golpeado, como el espectador, rieron un poco.

- Vamos Lily, no me digas que no te gustó.- Continuó riendo. La gente de alrededor comprendieron que había sido una broma para molestar, sobre todo al novio, y sonrieron ante la pequeña discusión que se estaba formando.

Sirius miró a Harry y abrazándolo le dijo:

- Vamos a hacer una última parada, antes de volver a casa.

Y volvieron a dar vueltas y a caer en otro lugar.

Estaban en un sala de espera. Sus paredes eran blancas y su suelo estaba alfombrado. Varios cuadros se hallaban en sus murallas, decorando con algo de calidez la sala. Habían algunos sillones de un color gris azulado en ambos extremos del lugar, y una mesa en medio de cada uno de ellos, sobre las cuales habían muchas revistas desordenadas y en una de ellas cuatro cafés sin tocar. Harry pudo ver a los cuatro merodeadores- sintió algo de molestia al ver también a Pettigrew- ahí, esperando. Wormtail, se hallaba leyendo una revista con sus pequeños ojos negros, de vez en cuando decía un "oh" o un "mmm" que sonaba con una voz débil y chillona. Remus estaba sentado, mirando su café con gran interés. Su pierna derecha se movía con rapidez, delatando su nerviosismo. A cada minuto miraba el reloj que se hallaba sobre el marco de la puerta, y luego miraba hacia otra de las puertas, como si esperara a que entrase alguien. James, estaba de pie, con una expresión intranquila y nerviosa. Miraba a su alrededor, y su vista se fijaba en alguno de sus amigos.

Y Sirius. Estaba hecho un manojo de nervios. Se paseaba por todo el lugar, con pasos rápidos y torpes. En algún momento se detenía para mirar la hora o para sentarse, pero enseguida se levantaba y volvía a su paseo.

Se llevaba una de sus manos a la boca y comenzaba a morderse las uñas. Estaba de color pálido verdoso y cualquiera pensaría que estaba a punto de desmayarse o de vomitar. O de vomitar para luego desmayarse. Sudaba mucho y sus músculos estaban tensados. Cada vez que alguien decía algo, saltaba, asustado.

Remus lo miró y rió:

- Sirius, cálmate por favor. Me estás mareando. Cualquiera diría que el padre eres tú. Mira como está James, tranquilo. Ahora, compórtate como un buen padrino y nos dejas de poner histéricos a todos.

Sirius lo miró, respiró profundo y se sentó en un sillón, al lado de Remus. Este le sonrió amablemente.

- Harry ¿Sabes dónde estamos?- preguntó Sirius, mirando a su hijo.

- Supongo que yo estaré naciendo ¿no?- Sirius asintió y ambos sonrieron.

Remus continuó mirando aquella puerta. Y pronto, apareció aquella persona.

- ¿Quién es el esposo de Lily Potter?- Preguntó una enfermera baja y algo rolliza. Sus mejillas, ocultas por una mascara, eran sonrojadas.

James la miró con atención y luego miró a los otros tres, que se habían parado.

- Yo soy.- respondió él.

- Felicidades señor Potter. Es un niño.- Dijo la enfermera, sonriendo.

James miró a Sirius quien lo abrazó con fuerza.

- ¡Es un niño! ¡Es un niño!- gritó Sirius, eufórico. Luego se calmó un poco, y con una gran sonrisa agregó: Felicidades Prongs.

- Si gustan acompañarme...- Dijo la enfermera.

Los Merodeadores comenzaron a seguirla, con Harry y Sirius detrás.

Llegaron a una pieza con paredes color crema. Tenía una ventana, que tenía vista hacia el jardín del hospital. En una de las esquinas habían muchos regalos: peluches, globos, flores. En la cama, con aspecto de cansancio, pero con una gran sonrisa en su rostro, se encontraba Lily. En sus brazos tenía un bulto, envuelto en sábanas blancas

- Hola cariño- Dijo ella, mirando disimuladamente a Sirius.- Vengan ustedes cuatro les quiero presentar a mi hijo.

Los cuatro se acercaron. Entre las sábanas blancas dormía un niño, delgado, de piel blanca y mejillas sonrosadas. Tenía un poco de pelo en la cabeza, el cual era de color negro azabache.

- ¿No es lindo?- preguntó ella con sus ojos brillando. Miró un poco a Sirius y agregó: Su nombre es Harry.

- Harry James Potter.- Agregó Sirius, dándole unas palmadas en la espalda a James.- Felicidades Prongs.

Peter los miró algo nervioso y dijo:

- Felicidades James, Lily. Lamento no quedarme más pero debo...eh...ir a una reunión. Nos vemos.- Dicho esto se marchó, dejándolos confundidos.

- ¿No les parece que está muy extraño?- preguntó Remus.- Pero no importa ahora.- Sonrió.- Espero que Harry sea como su madre y no como su padre.

- Haré como que no escuché eso Moony.- Dijo James.

Los cuatro amigos sonrieron ampliamente, contagiándoles la alegría a Sirius y a Harry.

- Muy bien amigos, los dejo solos. Creo que quieren aprovechar a su hijo ¿verdad? Padrino del año, déjalos descansar ¿de acuerdo? Nos vemos Padfoot, Prongs, Lily...Harry...- Antes de salir, les dedicó una última sonrisa y se marchó.

James se dirigió hacia la puerta.

- Iré por un café ¿de acuerdo?

Sirius y Lily lo miraron.

- Gracias.- Dijeron ambos.

James salió de la pieza y enseguida Sirius la cerró con llave, y puso un hechizo silenciador en ella. Sirius tomó con cuidado a Harry y lo abrazó con firmeza, pero con cautela, no quería lastimarlo.

- Es el día más feliz de mi vida.- Dijo Sirius.

- Y el mío, aunque también fue el más agotador.- Lily se apoyó en la almohada y con un sonrisa, se quedó dormida.

Sirius sonrió aún más, si eso era posible. Apegó a Harry hacia él y luego abrazó a Lily, quedándose también él dormido. Harry, entre sueños, apretó con toda su fuerza la mano de su padre, mientras sonreía.

- Vamos Harry, volvamos a casa.

Y con grandes sonrisas en sus rostros, sintieron como nuevamente el mundo giraba, para dejarlos en el bosque.

- Muchas gracias papá.- Dijo Harry, abrazando a Sirius.

Este se sorprendió. Harry lo había llamado papá...sin duda este era un día bastante bueno.

- Cuando quieras hijo.- Dijo el, respondiéndole el abrazo.- ¿Qué tal si te saco el hechizo y quedas como realmente eres?

Harry asintió, aún abrazándolo. Sirius sacó su varita y murmuró unas extrañas palabras. Un rayo de color plata rodeó al niño. Este sintió unas cosquillas, por todo su cuerpo, y una sensación cálida lo embargaba.

Sirius observó a su hijo. Su pelo ya no caía desordenado en todas direcciones, ahora caía elegantemente sobre su frente. Había crecido un par de centímetros más y su piel ahora era un poco más pálida. Abrió sus ojos y notó un pequeño cambio. Antes eran de un color verde esmeralda, pero ahora tenían un ligero tono azulado.

- ¿ Ahora soy Harry Black?- Preguntó. Incluso su voz, tenía un tono diferente. Uno muy parecido al de Sirius.

- Cierto. Tu nombre suena gracioso con el apellido.- Sirius rió un poco.- Creo que nos fijamos demasiado en los detalles de esa época, sin pensar en el futuro.

- A mí me gusta.- Respondió Harry con sinceridad. Comenzó a frotarse los ojos.- Me arden mis ojos...

Sirius le quitó los anteojos.

- ¿Y ahora?

Harry abrió los ojos y asintió.

- Cierto que ahora no los necesito.

Iba a agregar algo más cuando escuchó una voz.

El Señor Oscuro reinará...ten cuidado chico Potter...esta es sólo una advertencia...siente el odio...recorrer tus venas...hijo de sangresucia...

Harry se puso pálido.

- ¿Oíste eso?- Inquirió.

- ¿Qué cosa Harry?- Preguntó Sirius, preocupado.

Y luego sintieron un ruido detrás de ellos. Sirius miró de reojo y perdió todo el color que tenía su rostro.

Ahí, junto a ellos, se hallaba una serpiente de más de ocho metros de longitud, con escamas de un verde brillante. Era la reina de las serpientes...un basilisco.

- Harry, hagas lo que hagas, no la mires a los ojos...- Susurró Sirius. Comenzó a moverse con cuidado, abrazando a Harry.

Pero la serpiente tenía buen oído y enseguida se dio vuelta, encontrándolos. Golpeó a Sirius con su cola, lanzándolo lejos, junto con Harry. Este sólo vio como los lentes que estaba ocupando anteriormente caían frente a ellos.

Sirius se movió un poco y se fijó en ellos.

Cuida de tu padrino Potter...

- ¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Harry...

Ya verás...

- Harry.- Dijo Sirius.- Hablas párs-

Sirius no pudo continuar. Algo vio que inmediatamente lo dejo paralizado, de piedra.

- ¡SIRIUS!- Gritó Harry, mientras lágrimas comenzaban a recorrer su cara, la cual estaba llena de terror.- ¡SIRIUS NO!

Harry miró hacia donde había visto anteriormente Sirius. Y sólo vio a través del reflejo de sus lentes, como el basilisco se alejaba.