Hola gente T.T
Hoy revisaba mi correo y quedé muy sorprendida al ver dos reviews en él. Pensando que quizá era de la historia que a nadie le gusta(Six Feet Under... yo pensaba que no estaba tan mala ;o; ) los revisé y casi me caigo de la silla al ver que eran de esta historia. ¡Se acordaron, realmente! ¡Que emoción!
Creo que debería tratar de excusarme por la larguísima ausencia de actualización de este fic. El año pasado fue un año horroroso, y no pensé mucho en esto, estaba bastante deprimida la verdad. Finalmente cuando se me pasó me acordé de mi fic, que tanta gente ha dejado sus reviews y que se lo agradezco demasiado. Me demoré en comenzar a escribir, tenía un horrible bloqueo. Y cuando ya llevaba dos o tres páginas un virus asqueroso se mete en mi computador y me borró TODO. Después de eso quedé bastante desanimada, pero ahora con estos reviews, creo que debo escribir, ya que hay gente a la que le gusta esto...
Me pregunto...¿Alguien leyó esto último? x3
Los reviews... creo que son tan antiguos que no sé si vale la pena responderlos n.nU
Eso sí: Nelly Esp, David Laich, Diana-Lily-Potter ¡Muchas gracias por ellos!
Y a Stiby... ¡Miles y miles de gracias por apoyarme desde el principio! Y por insistir en que actualizara, fuiste mi principal motivación y por eso, este capítulo va dedicado a ti. n.n
Bellatrix sonrió ante la respuesta de su Señor. Sabía que él tenía dudas de la lealtad Severus Snape. Y que mejor manera de probarlo que entregando su carne voluntariamente. Después de hacerle una reverencia se marchó, yendo a esperar a su primo para darle una merecida bienvenida.
De la oscuridad del lugar donde en esos momentos se hallaba lo que quedaba del cuerpo de Voldemort, apareció un hombre, oculto por una máscara espectral.
"¿Escuchaste bien"Le siseó suavemente Voldemort.
"Sí, mi Señor" Respondió el mortífago, haciéndole una leve reverencia una vez se puso frente a él.
"¿Estarás dispuesto?"
Las túnicas del hombre se movieron por un segundo y Voldemort notó cierta incomodidad en él. Sonrío cruelmente. Aún estaba muy débil para tratar de ver los pensamientos de su siervo, pero sabía perfectamente que el hombre tenía miedo.
"Señor, perdone mi imprudencia, pero debería pensarlo dos veces. Yo soy uno de sus hombres más fieles y lo sabe perfectamente, sin necesidad de que se lo ponga a prueba. Además, yo soy un maestro de pociones, y sin una de mis manos sería difícil realiz—"
"Sabes que te reemplazaré esa extremidad" Su voz sonaba fríamente divertida, pero el mortífago se mantuvo impasible.
"Sí, una de plata. Mi Señor debe saber cómo reaccionaría esta frente a determinadas pociones..."
"¿Sobre todo a la que estás creando para que los licántropos en nuestras filas mantengan su mente durante sus transformaciones?" El hombre tenía un punto.
"Exacto mi Señor. Sabe que la plata sólo los mataría..."
"Muy bien. Pero que te esté claro que aún me debes una prueba de tu lealtad. ¿A quién sugieres para el sacrificio?"
"Bellatrix me parece una buena candidata. Ella es la más adecuada para el trabajo.Es del grupo delos más leales y daría su vida de ser necesario. Recomendaría a Lucius, pero él tiene una posición importante en la comunidad, y me temo que los rumores serían demasiado poderosos para silenciarlos. Debe ser uno que simplemente no pueda aparecerse frente a sociedad y perder su status y ser descubierto."
"Bellatrix será la ideal. Llama a los otros. Ya será el ritual"
Severus Snape agradeció tener su máscara puesta en ese momento. Voldemort no podía ver su expresión de alivio y la sonrisa que tenía en la cara. Bellatrix jamás le había caído bien. Mujer fastidiosa, eso era.
Rogó que el mundo mágico tuviera suerte y que el chico Potter lograra ser rescatado antes de que fuera demasiado tarde. Aunque fuera por el incompetente de Black o el idiota de Lupin.
Sirius a regañadientes se permitió un minuto de descanso cuando terminó de subir por las rocas. Sentado, oculto detrás de un tronco muerto, comenzó a curarse las heridas de sus manos y piernas.
Sin embargo se calló por completo cuando escuchó un par de gritos en la distancia. Era una mujer y Sirius comprobó con asco que pertenecían a su prima. Estaba gritándole a dos subordinados que buscaran en los alrededores por la presencia de cualquier extraño. Maldijo por lo bajo. Ya se habían dado cuenta de su presencia.
Escuchó una rama crujir junto a él y antes de que pudiera reaccionar alguien le había tapado con fuerza la boca, evitando que gritara.
"Por fin te encuentro"
Sirius lo miró y sacó la mano de su boca.
"Me asustaste Moony. Casi me das un infarto"
"Idiota" Susurró Remus, mientras comenzaba a ayudarle a sanar algunas heridas. Susurró enojado."¡¿Qué estabas pensando?! Venir acá sin ninguna ayuda..."
"Es mi hijo Remus..."
"Sí, y ahora yo soy su padrino. Y..." Miró a Sirius, dolido "Soy tu hermano... ¿Por qué no me esperaste? Hubiera sido más fácil..."
Sirius le dio un rápido abrazo.
"Lo siento Moony..." Suspiró, revelando lo cansado que estaba. " Un impulso me trajo acá y sabía que si regresaba a buscarte... no volvería a acercarme a este lugar"
Remus parecía querer decir algo pero fue interrumpido por una luz roja que chocó contra el árbol.
"Oops" Dijeron ambos antes de sujetar con firmeza sus varitas y empezar a mandar hechizos contra los dos mortífagos que estaban contra ellos. Bellatrix no estaba a la vista.
"Mi Señor, Black fue encontrado. Debe estar siendo reducido en estos momentos"
"Muy bien mi niña... Ahora están todos reunidos junto al caldero, preparando los últimos detalles. Lucius aún no vuelve con los restos de mi padre"
"¿Debo llevar a Potter enseguida?"
"Sí. Y quiero que vea a Black morir. Y una cosa más Bellatrix... sobre el sacrificio..."
"¿Sí, mi señor?"
"Verás. Ya no será Severus quién haga el sacrificio..."
"¿Quién será?"
"Tú"
La mujer se puso pálida, sin embargo asintió.
"Me estaban subestimando aquí Moony. Mandaron a dos novatos..."
"Sabes que Bellatrix siempre fue una idiota"
"Venga, entremos de una vez"
Harry despertó y observó con horror que estaba atado en el centro de una oscura habitación, rodeado por los hombres de sus pesadillas.
Una veintena de mortífagos estaban rodeándolo, formando un circulo de túnicas negras y blancas máscaras.
Y frente a él, a unos diez metros había un caldero gigante, en el cual podría caber perfectamente un hombre adulto.
Y Harry a su corta edad sabía que su pesadilla de hace un tiempo estaba a punto de hacerse realidad.
Voldemort resucitaría.
Se escuchó el abrir de una puerta y vio como la mujer que lo había traído aquícargaba en sus brazos a un horrible ser, oculto tras unas sábanas. Lo depositó junto al caldero y empezó con el horrible ritual.
"Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo..."
Uno de los mortífagos dejó su puesto en el círculo y se acercó al caldero. En sus manos llevaba un frasco con un extraño polvo color blanco. Vertió todo su contenido dentro del caldero y volvió a su lugar.
Harry vio con miedo como Bellatrix sacaba una daga de su bolsillo y la acercaba a su mano izquierda. Esta volvió a hablar, pero su voz temblaba llena de miedo.
"C-carne del... del vasallo...r-revivirás a tu Señor..."
Harry cerró los ojos, horrorizado, mientras el grito que lanzó Bellatrix después de cortar su propia mano, hizo que su pelo se erizara, y un escalofrío recorriera su adolorida espalda.
No vio como uno de los hombres se acercaba, tomaba la mano en el suelo, y la tiraba al caldero. Sólo escuchó el salpicar del líquido. Y el llanto de dolor de esa mujer.
'No quiero... no quiero... papá... Moony... ayúdenme' Pensó cuando sintió como tomaban su brazo y levantaban su manga.
Abrió los ojos y vio a un hombre junto a él, enterrándole la daga que antes había utilizado Bellatrix en su brazo. Comenzó a sollozar, el dolor siéndole insoportable.
Mientras el hombre juntaba sangre en una copa, Bellatrix se había puesto de pie y recitaba, con voz temblorosa.
"Sangre del enemigo... otorgada a la fuerza... resucitarás al que odias"
La mujer tomó la copa y depositó su contenido en la poción. Mumuró otras palabras, tomó al ser oculto en las sábanas y lo dejó caer en el caldero.
'No... que no funcione... por favor... que salga mal' Pensaba Harry, con lágrimas en sus ojos, temblando por el dolor y el pánico.
En esos momentos se abrieron las puertas del salón y vio decenas de rayos siendo lanzados hacia los mortífagos. Cuatro cayeron al suelo, y los otros se defendían . Pronto comenzaron a atacar y Harry por fin se desmayó al ver que los atacantes eran Sirius y Remus.
"Estamos algo aproblemados aquí Padfoot" murmuró Remus, ambos tirados en el suelo, ocultos tras el caldero.
Sirius miró a su amigo con dolor y culpa.
"Lo siento tanto Moony... no quería que m—"
"Cállate idiota, eres mi mejor amigo" Se detuvo por un momento. Suspiró ysusurró muy despacio las siguientes palabras "Te quiero Padfoot" El licántropo sonrió tristemente "Terminemos. Salvemos a Harry. El último acto de Los Merodeadores"
Unas lágrimas cayeron por el rostro de Sirius mientras este asintió.
"El último acto." Murmuró... miró a Remus y sonrió "También te quiero viejo amigo"
"Eso ya lo sabía..." Remus rió y comenzó a mandar nuevamente maldiciones contra sus enemigos. Con muy buena puntería, logró que cinco hombres cayeran.
Sirius no se quedaba atrás, y tres más cayeron. Los mortífagos sabían que tenían ellos la ventaja, pero aún así estaban temerosos de atacar a los dos hombres.
Remus se levantó y comenzó a lanzar maldiciones y hechizos como loco. La atención de ellos se volteó hacia él y Sirius aprovechó para acercarse a Harry, transformar un reloj que tenía en el bolsillo en un traslador y hacer que su hijo lo tocara. Minutos después Harry estaba en la oficina de Dumbledore, aún inconsciente.
"¡SIRIUS CUIDADO!"
Sirius cayó al suelo, al haber sido empujado por Remus. Este recibió el impacto de la maldición y Padfoot rogaba que no hubiera sido el Avada Kedavra. Estaba desarmado, su varita a metros de él y con su amigo-esperaba- inconsciente. Se acercó a él el resto de los mortífagos que se mantenían en pie. Cerró los ojos esperando que acabaran con su vida y mientras pensaba en Harry, escuchó una suave canción que a pesar de la situación, logró tranquilizarlo por completo.
Abrió los ojos y vio a dos Fénix peleando contra los mortífagos. Sirius reconoció a ambos, como Fawkes y Amaterasu y sintió por un segundo que estaban salvados. Tomó la varita de Remus e invocó la suya propia. Buscó algo con qué hacer un traslador, cuando vio un fuerte rayo de luz verde golpear a un fénix. El de Harry. Observó como se transformaba en cenizas y una ola de pena corrió por su cuerpo. Los fénix podían resucitar...¿Pero lograban sobrevivir a la maldición asesina?
Fawkes se acercó a las cenizas y lágrimas cayeron sobre ellas. Sirius se sacó un zapato y lo ocupó como traslador. Antes de que este se activara escuchó un horrible gritó que venía del caldero y que resonó por toda la prisión.
La poción no había resultado.
Voldemort aún estaba muerto.
