Capítulo 28
Tardé siglos en continuar, pero he aquí un nuevo capítulo, gracias a la gente que lee esto, me hace muy feliz! x3
Stiby: muchas gracias por tus reviews. Al final de este capítulo se sabe algo de lo que le pasa a Remus, pero no te aseguraré si es bueno o malo, debes leer para saberlo x3
Claro que lo terminaré, pero he tenido tanto bloqueo mental y tantas pruebas y trabajos que no tuve tiempo(aunque como dicen por ahí, si hubiera querido, me hubiera hecho el tiempo n.nU)
Barby-Black: Ehm... ¿por qué mi historia es extraña? n.nU
Darkpau¿en serio te leíste todos los capítulos de una? Jo, que halago más grande, me emocioné TT
Iserith¡¡Me haces sonrojar! A Skeeter ni idea cuando va a volver, pero de volver, volverá. Herm aparecerá pronto, pero no lo puedo asegurar, depende de Remus ahora x3
Sobre Sev y Harry... quizá se toleren, pero cuando Harry esté en Hogwarts, por ahora no veo a Snape siendo amigo de un niñito pequeño xD
Y sí, estoy en el colegio x3
Una pregunta... ¿Eres de Chile, de por casualidad?xD
Gracias por sus reviews a Flopy-Black, Nelly Esp y la chica-duende¡no me olvidé de ustedes!
Y una cosaparalos que se molestenen leer esto.Iserith(o Issy-Chan) me preguntó sobre el Slash... y deseo preguntarles a ustedes... ¿Desean que haya romance en esta historia? Y si es así ¿Qué parejas quieren? Según lo que me digan en sus reviews tomaré una decisión al respecto. No se me había pasado por la cabeza meter parejas acá(mentirosaaaaa).
Harry miró a Remus con sorpresa, y algo de aprensión.
"¿Moony?" Preguntó el niño, dubitativo.
El licántropo no respondía, sólo seguía contemplándolo, apretando su mano hasta el punto de lastimarlo.
"Moony, eso duele..."
Remus dejó escapar un leve gemido de dolor y volvió a cerrar los ojos, relajándose, soltando la mano de Harry.
Volvió a caer en coma.
Harry, sin entender la razón fue a buscar a la enfermera. Ella tenía que saber porque había pasado eso. Entró a la oficina de esta, pero estaba vacía. Buscó por toda la enfermería y no la encontró.
Suspiró, dándose cuenta que tendría que desobedecer a su padre y salir a buscarlo a él, o a Dumbledore.
Sirius tenía algo de sueño ya cuando decidió ver la hora. Bueno, mentía. Estaba exhausto, pero no se podía dar el lujo de descansar. Tenía que ver si lograba encontrar el hechizo que había golpeado a su amigo. Ya había visto en más de diez libros y aún no encontraba una pista siquiera. Era frustrante. Vio su reloj y notó que eran las siete de la mañana. Suspirando en señal de derrota, guardó los libros que había sacado de la Sección Prohibida, sacó tres más y salió de la biblioteca. Los alumnos ya deberían empezar a bajar al desayuno, por lo cual era mejor volver a la enfermería. No quería dejar más tiempo solo a Harry. Este además, debería estar por despertar.
Pero cuando llegó a la enfermería y la vio vacía, exceptuando a su amigo, su mundo se vino abajo con la desesperación.
¿Dónde estaba Harry?
Salió corriendo, sin pensar en nada más que encontrar a su hijo.
Ahora si que estaba en problemas. No tenía idea donde estaba. Estaba completamente perdido y comenzaba a sentir frío en sus pies descalzos("bravo Harry, ni se te ocurrió ponerte los zapatos" pensó amargamente) y frío en todo su cuerpo. Cada escalera que bajaba significaba un nuevo escalofrío y la dificultad de sus ojos por ajustarse a la oscuridad que se iba acrecentando.
Estaba seguro de encontrarse en algo parecido a unos calabozos. El ambiente era tétrico para él, las paredes oscuras de piedra, con débiles antorchas prendidas, invitándole a adentrarse más en la oscuridad. Pronto no hubo más antorchas y Harry se vio sumido en una negrura absoluta. Y lo peor de todo es que ya no podía volver atrás. No veía nada. Caminó hasta chocar con una estatua y guiándose a través del tacto siguió caminando, esperando encontrar una salida, o dar vueltas en círculos hasta volver hacia la luz. Para su mala suerte pronto sintió agua bajo sus pies, indicándole que ya no estaba tocando piedra, si no tierra y barro, con quizá que peligro para sus pies desnudos.
Pronto su cuerpo topó con una pared, y se dio cuenta que ya no había más camino. A tientas buscó una puerta, y para su suerte la encontró. La abrió y enseguida se tapó los ojos por la luz que lo encandiló.
Cientos de personas caminaban a su alrededor, indiferentes al pequeño que los miraba con asombro. Estaba frente a una calle, en lo que era un pueblo muy acogedor. Frente a él había una tienda llamada Honeydukes, y el aroma dulce que salía de ella lo atrajo inmediatamente.
Dentro estaba el paraíso de cualquier niño. Chocolates, dulces, un sinfín de caramelos que cualquiera desea probar. Lamentablemente Harry no tenía nada de dinero, así que se contentó con observar los dulces.
"¿Estás perdido pequeño?" se acercó una anciana a él, de aspecto bondadoso. Pero Harry estaba asustado, no debía decir su nombre ¿Qué pasaría si lo hacía?
La mujer lo seguía observando y notó sus pies descalzos y llenos de barro.
"¿Y tus padres?" preguntó nuevamente.
Los pies de Harry respondieron entonces y salió corriendo de la tienda. Se acordó de Sirius y Remus, y deseó ver a su papá otra vez, y abrazarlo y contarle sobre lo que le había pasado a tío Moony, y poder llorar tranquilo y que su padre lo consolara y le hiciera cariño con ternura.
Necesitaba llorar.
"Te voy a rogar que bajes el tono de voz Sirius..."
"¡No lo voy a bajar viejo imbécil¡ Mi HIJO está perdido!"
"Vamos a encontrarlo, aún debe estar en Hogwarts"
"¡No lo está! Estoy seguro de eso" había revisado el Mapa del Merodeador al menos veinte veces y no había rastros de Harry. Comenzó a temblar pensando en que le podía haber pasado a su hijo. "Albus... si algo le pasa a Harry y-yo..." su voz se quebró y se dio vuelta, no permitiendo que Dumbledore le viera llorar. No de nuevo.
"Mandaré a algunos de la Orden del Fénix a buscarlo en Londres, sólo para asegurarnos. Yo lo buscaré en Hogwarts y tú harías bien en tomarte una taza de café y luego ir a buscarlo a Hogsmeade. No te hace bien angustiarte tanto Sirius, sobre todo porque te imposibilita el pensar racionalmente."
"No entiendes Albus..." Sirius volteó a ver al director, con lágrimas en los ojos "Nunca vas a entender lo que es perder a un hijo..." Salió rápidamente de la oficina y, eligiendo su pasaje favorito, fue en dirección a Hogsmeade.
Salió por una puerta-trampa en el suelo de la tienda Honeydukes y con cuidado evitó la mirada de los dueños y salió hacia la avenida principal del pueblo.
La gente se veía feliz, caminando, y hablando, las parejas con sus manos entrelazadas- un nudo se formó en su garganta y se reprochó por pensar en Lily en esos momentos- los niños corriendo alrededor de sus padres felices.
Necesitaba encontrar a Harry y abrazarlo. Necesitaba ser un buen padre y cuidarlo con su vida. Necesitaba decirle que lo quería. Se sentía desesperado, porque se había dado cuenta que si algo le pasaba a Harry, eso no lo podría volver a hacer.
Comenzó a caminar por el pueblo, buscando a su hijo. En todas las tiendas revisó, en el parque, en las bancas, incluso en los basureros, pero nada. No daba con ninguna señal de Harry.
Se detuvo agotado y se apoyó en la pared de una tienda y por suerte escuchó la conversación de dos mujeres.
"¿Por qué tan preocupada Emma?"
"Es que hoy vi a un niño en la tienda. Estaba sólo y asustado. Parecía abandonado. Se me quebró el corazón al verlo. Lo hubieras visto, sus piececitos cubiertos con barro, descalzo. Me acerqué a preguntarle que le sucedía y salió corriendo en dirección norte, a la Casa de los Gritos, pero no pude encontrarlo, sabes que soy tan lenta para caminar..."
Lo que siguió de la conversación Sirius no lo escuchó. Corrió con la mayor rapidez que sus piernas le permitían en dirección a la casa que tan bien conocía, que tantos recuerdos le traía.
--Flash back--
Sirius entró en la habitación y olfateó con disgusto el polvo que había en el aire. Pero sin embargo todo era como lo imaginaba. Las paredes con trozos de papel tapiz cayendo sin piedad de ellas, y llenas de abolladuras causadas por una fuerza sobrenatural; las patas de una silla destrozadas y el relleno de su asiento desparramado por todo el lugar. La cama se notaba que estaba rota y las sábanas-para su pesar- estaban cubiertas de sangre. Y ahí estaba descansando su mejor amigo, en el cuerpo de un lobo, mirándolo a él, a James y a Peter con humana sorpresa. Jamás pensó que lo lograrían. Pero ahí estaban. Los tres en sus formas animagas, sonriendo en su particular forma, al notar que si Remus hubiera sido humano estaría llorando de felicidad. Él se acercó a su amigo, a Moony y juguetonamente le lamió el rostro. El licántropo gruñó un poco y saltó encima de él. Tanto el ciervo como la rata se tensaron ante aquel ataque, pero luego se acomodaron en la cama, mientras veían divertidos el juego que el perro y el lobo estaban teniendo.
Jugaron toda la noche, y Sirius mientras mordía a modo de broma la oreja de Moony, se preguntaba de donde habían salido tantas energías en él. A lo mejor porque ahora era un perro, y estos acostumbraban a jugar horas y horas, extenuando a sus amos sin piedad.
Y pronto el lobo y el perro notaron que llegaba el amanecer y decidieron descansar junto a sus otros amigos, acurrucándose el uno contra el otro, Moony pensando en que ya no volvería a sufrir en las noches de luna llena, Sirius pensando en que su hermano por fin podría dormir tranquilo.
Fin del Flash back--
¿Por qué se acordaba de eso en esos momentos? Sufría al recordar a Moony, y hacía que su visión se volviera borrosa por las lágrimas que amenazaban con salir. Escaló las rocas(apretó los dientes con fuerza, las heridas en sus manos provocadas por la escalada en Azkaban aún no sanaban completamente) y finalmente llegó a la Casa de los Gritos. Todo el mundo temía ese lugar por los violentos fantasmas que allí habitaban, cuando el único fantasma que tenía esa casa había desaparecido con el egreso de Moony. Se movió hacia uno de los costados de la casa, y encontró la entrada secreta que había construido(o destruido, considerando que tuvo que romper parte de la pared para hacerlo) años atrás para el acceso más fácil después de las salidas nocturnas como animagos y licántropo. Se transformó en perro y entró a la casa.
Seguía igual que antes, sólo con más polvo y menos de esa alegría que tenía cuando ellos la habitaban una vez al mes. Lo mejor era que el olor a sangre se había desvanecido por completo. Buscó por todo el primer piso, ayudado a percibir cualquier cosa con sus agudos sentidos caninos. Pero no lo encontró allí. Comenzando a perder las esperanzas subió las escaleras y su corazón dio un vuelco cuando sintió el aroma de Harry. Se transformó en humano y entró a la habitación.
Allí estaba. Acurrucado en la cama, cubierto de arañazos y barro, con un aspecto frágil y destrozado que a Sirius le provocó un nuevo nudo en la garganta.
Se estaba volviendo demasiado sensible. Pero no importaba eso ahora.
Se acercó a él con cuidado y Harry por fin alzó la vista. Al ver a Sirius, hizo lo que cualquier chico hubiera hecho. Saltó de la cama, corrió hacia él, y se lanzó a sus brazos.
"Papá, lo siento mucho. Es que pasó algo y te fui a buscar, p-pero me perdí... y luego llegue a ese pueblo y...y... y no sabía que hacer... estaba tan asustado..."
Sirius lo acariciaba con ternura, consolándolo, sintiéndose el ser más afortunado del mundo. Su hijo estaba sano y salvo en sus brazos. Su hijo estaba vivo. Su hijo estaba ahí.
"Tranquilo Harry, ya está todo bien, pero dime ¿Por qué me desobedeciste?"
El chico bajó la mirada, avergonzado.
"Es que... lo siento papá... pero Remus... Moony había despertado, no entendí mucho, despertó, apretó mi mano con fuerza y luego se volvió a dormir. Pensé que era importante, que no podía esperar, y salí a buscarte... pero me di cuenta que apenas conocía el castillo"
Sirius rió suavemente, dejando que toda la angustia que había sentido, se escapara en aquella risa. Siempre que se sentía mal y debía relajarse, se ponía a reír. Así lo habían encontrado después del incidente con Pettigrew...
"Descuida Harry, estás conmigo. No te dejaré otra vez"
Un leve silencio los embargó por unos leves momentos, permitiéndole a Harry acomodarse en los brazos de su padre, este tomándolo con delicadeza y mirándolo con ternura. Luego, decidió preguntar lo que deseaba hacía rato.
"Papá..."
"Dime Harry..."
"T-tengo pena... ¿puedo llorar?"
Sirius lo miró, algo extrañado. Se dirigió a la cama y se sentó.
"Claro. No necesitas pedir permiso para eso. Ojalá te sientas mejor mi niño"
Y así como él muchas veces reía para desahogarse, Harry se desahogó en sus lágrimas, lamentando todo lo que había pasado aquel día.
Sirius volvió a Hogwarts con Harry dormido en sus brazos. Agradeció cuando salió del pasaje del Sauce Boxeador que fuera hora de clases, para no encontrarse con ningún alumno.
Cuando iba entrando a la enfermería, notó que Albus estaba sentado en la cama frente a Remus, y de pie junto a él estaba Snape.
"Me alegro que hayas encontrado a Harry, Sirius. Pero aquí Severus tiene información sobre lo sucedido con el joven Lupin, que me temo por ahora no son muy buenas noticias"
Sirius olvidó el odio que sentía por aquel hombre de pelo grasiento y lo escuchó con atención.
"Veras Black, según lo que me ha informado el director sobre el ataque, sobre lo que tu le contaste, y confiando y esperando que tu información sea correcta y verídica, creo saber cual es el hechizo que atacó a Lupin.
Verás, ese hechizo, es lógico que no puedas encontrarlo en los libros, pues fue creado por El-que-no-debe-ser-nombrado en la última guerra, para utilizarlo sobre los licántropos y poder dominarlos a su antojo...Sí Black, aunque te puedas sentir culpable por lo que le pasó a tu mascota-y estoy de acuerdo en que fue tu culpa, al menos en parte- el hechizo estaba dirigido concientemente a él, nunca a ti. Y si no me equivoco el que lo lanzó fue Lestrange, el esposo de tu prima Bellatrix. Junto conmigo fue el único en lograr aprenderlo.
El hechizo en algunos días más lograra que él, por muy lejos que esté de Lupin, pueda controlarlo a su voluntad y por lo tanto es un peligro para todos en este colegio, sobre todo para tu hijo.
No despertará para nada más que para seguir las órdenes de Lestrange. Creo que lo mejor en este caso es administrarle la poción Silverina y matarlo mientras está en coma antes de que nos mate a todos nosotros."
Este capítulo fue patético, lo sé, pero es lo que hay. Silverina, es algo que me acabo de inventar y que es la poción que se les administra a los licántropos cuando son asesinos (concientes de sus actos, no durante la luna llena). Su castigo, en vez de ser cadena perpetua en Azkaban o el Beso de los Dementores, se les elimina por completo administrándoles una poción con plata pura(es como el equivalente a una inyección letal, según yo).
Bueno, espero sus reviews... aunque por lo malo del capítulo, van a ser flames x3
