Un fic de Ruronnin Kenshin (Samurai X)   Ruronnin Kenshin y sus caracteres  relacionadas pertenecen a  Nobuhiro Watsuki. STRANGERS IN THE NIGHT

By: Darkness

CAP. SEXTO: "El Ángel de la Muerte"

La indiferencia hace sabios.

La insensibilidad, moustros.

DENIS DIBEROT.

Las nubes, grises y hostiles,  se arremolinaban sobre sus cabezas. Con una fuerza que en cualquier momento se liberaría dispuesta a destrozarlo todo. El viento no sopló durante todo el trayecto, pero llegad a ese punto se soltó, agitando los árboles meciéndolos de un lado a otro, cambiando constantemente la intensidad, hasta que al fin terminó soplando en una misma dirección y con el mismo ímpetu, a la izquierda y en pendiente. El ambiente se llenó de un penetrante olor a tierra mojada, la humedad se dejó venir, envolviéndolos como una manta. Escucharon los fuertes sonidos de los truenos, que retumbaban en bosques y montañas. A los lejos se divisaba claramente los relámpagos: delgadas culebras de luz. Era una tormenta eléctrica.  La lluvia no se hizo esperar; gotas del tamaño de una piedrecilla comenzaron a caer formando una densa cortina delante de ellos, topándoles la visión, lo cual les hizo detenerse.  Bajaron de sus caballos y el niño no dudó en buscar refugio bajo un gran árbol, pero una mano le sujetó con fuerza por el brazo y le jaló de un tirón.

          - ¿Estás loco Souhiro?.- Le reprendió su mentor.- Si te quedas ahí, te vas a morir.-

          - ¿Por qué?.-

          - Lo peor que puedes hacer en durante una tormenta eléctrica, es quedarte bajo un árbol. Además estás descalzo y totalmente empapado. Si te cae un rayo no vivirás para contarlo.- 

          - ¿Entonces dónde?.-

          Como respuesta el hombre del vendaje caminó entre la lluvia, llevándose los caballos.  Había una cueva a un lado del camino, así que ambos se instalaron en ella.

          En su muy particular opinión no le gustaban los días lluviosos. Eran molestos. El frío y la humedad del aire era terriblemente hastío; además de presentar una distracción innecesaria... Según lo acordado deberían estar en Kobe para media noche y ejecutar lo segunda parte del plan. A media noche el "Señor Objetivo" (como prefería llamarlo), estaría en una reunión de empresarios y una que otra mascota  del gobierno. Uno de sus hombres se había infiltrado en la reunión y lo aguardaba para la hora prevista, en la cual los dejaría pasar u ejecutar su "pequeño acto", con lo que mataría dos pájaros de un tiro: se ganaría la lealtad del "Señor Objetivo" y daría un buen escarmiento a los empresarios.

          Pero claro, la inoportuna lluvia cambiaba los planes. La espesa cortina de agua les impedía llegar a Kobe. Tenía que pensar en algo rápido, puesto que el "Señor Objetivo" volvería a perderse, cosa que no permitiría, porque desde hace un buen tiempo ya le tenía echado el ojo a su cerebro y a su capacidad administrativa. Era una de las razones por alas cuales había decidido encargarse personalmente de su "reclutamiento". El "Señor Objetivo" no era del tipo que se iba a dejar convencer por sus hombres o por Saizuchi (su especialista en relaciones públicas).  No. Tenía que tener contacto directo con él y sus planes del Kuni Tori[11] , y aceptar, de lo contrario, por supuesto, no podía dejarlo con vida. 

          Según sus contactos, el "Señor Objetivo" tenía una casa no muy lejos de ahí... Una idea comenzó a bullir en su cabeza...

          Los recuerdos de un día lluvioso comenzaron a florar en la mente de Souhiro. Desde que estaba con Shishio-san no había tenido espacio para pensar en eso. Lo curioso era que los recuerdos no le provocaban ningún tipo de sentimiento. No frustración, no culpa, no congoja, no pérdida, no nada. Podía repetir una y otra vez las escenas del asesinato de su "familia" y estas no alteraban sus emociones... sólo hacían crecer su sonrisa.

*-*-*-*-*

El fuerte aguacero la tomó por sorpresa mientras realizaba unas compras en Kobe. Por lo que se vio obligada a refugiarse en el primer okiya que encontró; por suerte la dueña la conocía (de hecho, Neko era conocida en todo Kobe por el simple hecho de ser la primera aprendiz de una Tayu del prestigio de Yumi).  Se quedaría en el lugar hasta que la lluvia bajara su intensidad, se le inventó a tomar el té y la chica aceptó, arrodillándose junto a la mesa y dejó cuidadosamente sus paquetes a un lado.

          Se encontraba más inquieta de lo normal. Durante años había aprendido a guiarse por su intuición, que nunca le fallaba. Pero desde hacía unos días (exactamente desde que acompañó a su Nesan a dar un paseo), en su cabeza se habían prendido los focos de alerta. Incluso podía oler el peligro en el ambiente, algo más terrible que esa tormenta, aunque todavía no llegaba a atinarle a qué se refería todo aquello. Pero tenía muchas razones para sentirse incomoda y alerta, en especial ese día. La razón era muy simple: fue a consultar su horóscopo con un adivino, y lo que le dijo la había turbado: "Tiempo poco propicio. La lluvia acarreará extraños que debes evitar para no romper tu equilibrio".

          "Hoy va a suceder algo" Pensó, bastante tensa mientras seguía viendo la lluvia caer.

          Y ella lejos de su Nesan... Bueno, no es que en realidad fueran hermanas de sangre, pero cuando una chica está preparando su debut como meiko, tiene que haber establecido una relación con una geisha experimentada, quien se va a encargar de darla a conocer, llevándola de aquí a allá presentándole a la gente que va a necesitar para su futuro; también deberá enseñarle el arte de vestirse, maquillarse y seducir... pero todo esto después de una ceremonia tras la cual se consideraran miembros de la misma familia, y se llamaran la una a la otra "hermana mayor/Nesan" y "hermana menor/Nichan". Entre más popularidad tenga la geisha que funge como hermana mayor más serán las posibilidades de éxito de la joven maiko...

          Interrumpió sus pensamientos cuando escuchó un quejido, seguido del sonido de unos golpes y una voz que hablaba con autoridad. "Seguramente estarán apaleando a una criada" Se dijo, sintiendo en el pecho una opresión, recordando todas las palizas que había recibido antes de llegar a se aprendiza. Intentar llegar a ser geisha es algo extremadamente difícil, y cualquier mínimo error puede provocar un severo regaño o un golpiza  con una vara de bambú... aunque eso dependía del tipo de dueña que te tocara. Por ejemplo, "mamá Chiisa" era del tipo energético que sólo piensa en tres cosas: dinero, dinero y más dinero. Como era de esperarse todas sus atenciones iban dirigidas hacia quien pudiera darle más; fue eso lo que le impulsó a adoptar a Yumi, ¡Y había hecho el negocio de su vida!  Lo que sucedía era que cuando una dueña de un okiya no tenía hijas propias, buscaba entre las geishas que trabajaban para ella a alguna "heredera". Su nesan había  sido una aprendiza cotizada y cuando cumplió 17 se convirtió e una geisha con prestigio, y un año después su fama aumentó más cuando "mamá Chiisa"la adoptó. Las invitaciones y los clientes llegaron al por mayor: Yumi asistía a por lo menos 20 fiestas y reuniones por noche, cobrando lo de una hora aunque sólo se quedara cinco minutos. Lo cual hizo que el dinero fluyera a caudales, y que ella alcanzara el título de Tayu a la asombrosa edad de diecinueve años.

La lluvia comenzó a ceder un poco, y Neko pensó que ya era hora de regresar: tomó sus cosas, se despidió con una reverencia al momento que una criada le entregaba un paraguas, entonces lo abrió y salió. El viento había dejado de soplar con violencia, convirtiéndose en una fresca brisa sin apenas fuerza para lograr que la lluvia dejase de caer verticalmente.

          El sonido de unas risas y de una suave música atrajeron su atención. Unas cuantas casas adelante, pudo distinguir unas luces. Se acercó, impulsada por su curiosidad. Al acercarse vio, a través de la cortina de agua, a la casa de té Ichiraki y la silueta de varias figuras en la ventana, tanto de hombres como de mujeres.

          Lentamente por el camino, apareció un carruaje, tirado por dos bellos corceles. A ambos lados iban una escolta de policías, montando también en caballos. El conductor bajó y penetró en el patio de la casa de té.

          Por la elegancia del carruaje, y el hecho de que fuera custodiado por policías, la hizo creer que aquella era la reunión de funcionarios (y empresarios), a la que su Nesan había decidido no asistir. La gente rica si que era extraña, la mayoría de las casas de Té y las Okiyas suspendieron labores por la fuerte lluvia, y, sin embargo, esas personas probablemente recorrieron muchas millas aún con el agua...

*-*-*-*-*

          Permanecían sentados, uno delante de otro. Souhiro observaba a los caballos, echados en un rincón de la cueva. Después dirigió la mirada a su mentor, que sacaba del cinto de Kimono una alargada pipa de madera delgada, con boquilla de bronce, y dos sobrecitos; abrió el primero, que desprendió un ligero aroma a tabaco, y vació un poco en la cazoleta de la pipa. Con la misma destreza y tranquilidad repitió la operación anterior, pero ahora con el otro sobrecito, que contenía un extraño polvo blanco. Hurgó en una de las mangas del Kimono y extrajo una cerilla, la encendió contra el dorso de su mano y la acercó a ala cazoleta para prender el tabaco.

          El chico siguió todos sus movimientos, hipnotizado, como si estuviera viendo a un mago realizar un truco y quisiera descubrir su secreto.

          - ¿Puedo?.- Preguntó.

          Shishio lo miró con fijeza, y para admiración de Souhiro exhaló el humo que adquirió la forma de un aro mientras se elevaba por encima de su cabeza.  Entonces, su mentor le ofreció la pipa con un gesto. Sou se acercó, tomó la pipa y se sentó a su lado.  Después de examinarla unos momentos, la introdujo en su boca, chupando. Sus mejillas se llenaron de humo que en seguida irritó su garganta, provocándole una fuerte tos. Cuando se tranquilizó volvió a intentarlo, esta vez poniendo especial cuidado en no mantener el humo mucho tiempo, escupiéndolo como mejor pudo. Se dispuso a volver a hacerlo (ahora con más seguridad), pero su mentor se la quitó.

          - Los niños no han de fumar esta droga. Además te necesito en tus cinco sentidos.-

          - ¿Droga? Creí que era... .-

          - ¿Tabaco? En parte. Lo demás es opio.-

          - ¡Opio!... ¿Y qué es eso?.-

          - Una droga que puede matarte. Pero yo la uso como analgésico...  un analgésico es para disminuir el dolor.-  Se apresuró a decir, adivinando la pregunta siguiente.

          El niño se quedó en silencio unos momentos, analizando las palabras y después preguntó: "¿Le duele mucho?".

          - ¿Qué?.-

          - Las heridas...  Cuando yo era más chico metí sin querer mi pie en un carbón encendido y me quemé, me salió una bola llena de agua-

          -Ampolla.-

          -Sí, eso. ¡Pero Me dolía mucho!.- Tomó su pie descalzo y sacudió la tierra con las manos, después lo alzó, enseñándoselo al hombre del vendaje.- Mire.- 

          Cierta zona en la planta del pie había adquirido un color más opaco y se había vuelto rugoso, pero nada más. Era ingenuo comparar una herida de tan poca importancia con las suyas, que recorrían todo su cuerpo, dejando la piel extremadamente sensible. Souhiro no lo sabía, pero esa era la verdadera razón por la que viajaban de noche. El calor de los rayos solares hacían a su piel arder y la temperatura corporal aumentar, lo cual era extremadamente incómodo, por lo que prefería evitarlo.  

          - Lo que no te mata te hace más fuerte.- Dijo al fin.- Cuando me prendieron fuego intentaron matarme, pero no lo lograron y por consiguiente me hice más fuerte. Así que no vuelvas a preguntar si duele.-

          - Está bien^^.-

          Pasó un rato sin que ninguno de los dos hablara, hasta que Shishio rompió el silencio al ponerse de pie y decir: "Me voy".

          - No. Yo me voy, tú te quedas.- Le dijo al chico cuando este se levantó.- Te vas a quedar aquí, vigilando el camino; en cualquier momento llegará una caravana.- 

          - ¿Caravana?.-      

          - Sí, un carruaje o varios, custodiado con policías. En cuando lo veas sales a interceptarlos, preguntas por un tal Sadojima Hoji. Si está, es al único que dejas con vida.-

          - ¿Y si no está?.-

          - Los matas a todos... Haz un buen trabajo, como cuando eliminaste a Masukatsu y a sus hombre.-

          - Pero Shishio-san, yo no los maté, sólo les robé la espada^^.-

          El hombre volteó a verlo: "¿Qué?"

          - Usted no dijo que los matara, y no vi la necesidad... .-

          Shishio gruñó:"Bueno, eso no importa ya me encargaré de averiguar quien lo hizo tú sólo haz lo que te digo".

          - De acuerdo^^... ¿Y después?.-

          - Nada. Esperas a que regrese.-

          Diciendo esto casó a uno de los caballos y se perdieron entra la lluvia. Souhiro se volvió a sentar con la vista fija en el camino.

*-*-*-*-*

Horas después un carruaje se acercaba por el camino. Lo sabía por las cascos del caballo y por el ruido que producía la rueda de madera al dar vueltas por la húmeda tierra. Salió de la cueva y se plantó en medio del camino. Los corceles relincharon cuando el conductor jaló las riendas, para detenerlos. Los policías también se detuvieron.

          - ¡Eh Muchacho!.- Gritó  el conductor.- ¿Estás loco? ¡Quítate del camino!.-

          - Ojama Shimasu.- Souhiro se inclinó cortésmente.- Me gustaría saber si se encuentra con ustedes Sadojima Hoji.-

          - ¿Quién lo pregunta?.-

          - Tenken no Souhiro.-

          - Pues Tenken, No está, ahora quítate.- Resopló fastidiado uno de la escolta.

          - ¡Oh! Bien.-

          El chico sonrió mientras desenfundaba su kodashi. El brillo metálico del filo puso en guardia a los policías, que se apresuraron a sacar sus armas. Sin embargo, antes de que las espadas estuvieran fuera de la vaina, tres de ellos ya estaban muertos. El cuarto policía miraba atónito al niño parado sobre el lomo de uno de los caballos, frente a él. ¿En qué momento había llegado ahí? Al instante Sou saltó hacia él, enterrando la Kodashi en su hombro izquierdo, que con pasmosa facilidad se deslizo hasta su pecho, encontrando salida en las costillas derechas. Mientras el cuerpo se desplomaba en el suelo la puerta del carruaje se abrió, dejando salir a un hombre alto, robusto, vestido de forma occidental.

          - ¿Qué sucede aquí?.-

          - ¡Kansayaku Nobu huya!.- Dijo el conductor.

          - ¿Huir? ¿Huir de qué?.- Entonces se percató de la presencia de Souhiro.- ¿Quién eres tú pequeño?.-

          - Ojama Shimasu.- Volvió a disculparse cortésmente el niño.- Busco a Sadojima Hoji.-

          - Sadojima-san no asistió a la reunión; mejor búscalo en su casa.-

- Gomen nasai[12].-

          Antes de recibir respuesta, la cabeza del hombre cayó, seguida del cuerpo que se desplomó sin vida.

          Un fuerte tronido de metal espantó a los caballos de los policías muertos. Incluso los que llevaban el carruaje intentaron huir, pero las ruedas de madera se habían atascado en el lodo. Souhiro examinó su brazo derecho, "algo" había rasgado la tela y rasguñado su piel. Era una pequeña herida sin importancia.

          - ¡No te atrevas a moverte pequeño demonio!.- Escuchó gritar al conductor; dio vuelta a su cabeza para verlo, ligeramente sorprendido vio que le apuntaba con una escopeta. Haciendo caso omiso de la advertencia, el chico sacudió su kodashi limpiándola de los restos de sangre. Se acercó a su enemigo, con la sonrisa aún pintada en sus labios. La mano del hombre tembló al jalar el gatillo, pero Souhiro fue lo suficientemente rápido para esquivar el impacto, y atacó las rodillas del conductor, cortándolas de un tajo; el hombre cayó al suelo. Antes de acabar con su presa, el chico se aproximó al lugar donde había caído el arma. Se puso en cuclillas y la observó: era la primera vez que  se topaba con algo parecido. ¿Una cosa como aquella fue capaz de morderle la piel y sin necesidad de acercarse? Sencillamente asombroso. Pero antes de curiosear con ella tenía que terminar su trabajo ¡Y recibiría otra felicitación! Se giró pues, hacia su victima, viendo con curiosidad que ésta se arrastraba, carente de piernas, por el fango. Lentamente se acercó hasta él y caminó al ritmo en que se arrastraba, ¿Qué intentaba hacer? ¿Huir?... El conductor alzó el rostro y al verlo, destiló terror, a pesar de que el chico le sonreía bajo la lluvia. No había malicia ni diversión en el gesto, de hecho, no había sentimiento alguno.

          El hombre se retorció en un espasmo, y dejó de moverse. Souhiro lo empujó suavemente con su pie descalzo, comprobando que estaba muerto, entonces de dirigió a carruaje. Los caballos ahora estaban relajados esperando pacientemente una orden de su amo, el cual, por supuesto, jamás regresaría. Del interior del carruaje salió una figura. El chico se detuvo en seco y observó: era un anciano, de largos cabellos y barba blanca, con un ojo de vidrio. El viejo se paró frente a él y movió los labios para decir algo, pero al instante se desplomó en el suelo. Sou miró sin inmutarse el gran surco que había en la espalda del anciano, manchando de sangre sus inmaculadas ropas y dejando ver una parte de la médula espinal.

          - Nunca me han gustado los adivinos.- Dijo de pronto una voz. - ¿Qué tal chico? Tú eres el Tenken, ¿no?.-

          El niño asintió. No había percibido su presencia hasta ese momento, además su extraño acento lo confundía al grado que se le dificultaba un poco entender lo que decía ¿de dónde sería?. Observó su rubio cabello y se preguntó si sería verdadero. Permanecía, también, con un ojo cerrado ¿acaso le faltaba?

          - Mucho gusto, soy Sawagejo Sho.- El hombre guardó su espada, de punta curva, en la funda que traía en la espalda.- ¿Qué hace un chico como tú a estas horas de la noche, bajo la lluvia y matando gente?.-

          - Estoy en una misión, Sawagejo-san^^.-

          - ¿Ah si? Bueno, no me importa... quería preguntarte algo: ¿has estado en Kobe en la última semana?.-

          - Sí^^.-

          - ¿Conoces a un tal Masukatsu?

          Souhiro hizo memoria: "No recuerdo".

          - Pues bien crío, escucha con atención, que te voy a contar una historia: A mí me gustan mucho las espadas, soy un gran coleccionista, y entre más exóticas mejor.  Desde hace tiempo estoy el rastro de persiguiendo una, de Shaku Arai, es un modelo espectacular y poco común, se llama Mugenjin, que quiere decir "Espada Inmortal" ¿Sabes porqué? .- Esperó la negativa del niño para continuar.- Como la mayoría de las cosas, las armas con el uso se van desgastando y acaban por perder el filo y no servir, como esa que traes ahí.- Señaló la kodashi.- Si te fijas bien está cuarteada, no te durará mucho, dentro de algunos años más si le aplicas fuerza se hará añicos. Ahora bien, como te iba diciendo: Le estaba siguiendo la pista, y me enteré que un tipo de nombre Masukatsu la había conseguido, me puse averiguar y di que estaba en Kobe. Después de pedir direcciones me encaminé en su búsqueda ¿Y qué crees? Me salieron con la graciosazada de que un mocoso les había robado la espada.-

          Sólo hasta ese momento Souhiro cayó en la cuenta. ¿Qué acaso no se llamaba "Mugenjin" la espada que le había regalado a Shishio-san?

          - ¿Tú los mataste?.-

          - Gajes del oficio. Lo que me interesa: Dónde está la espada?. No trates de engañarme, yo sé que tú la tienes.-

          - Pero ya no. La he regalado.-

          - ¡¿QUÉ TU QUÉ?!.- Abrió de pronto el ojo que permanecía cerrado. De seguro tenía un tic y sólo lo abría en momentos de tensión o exaltación.

          - Fue un regalo para mi mentor Shishio-san.-

          - ¿Shishio? Pues me da igual, quiera esa espada.-

          - Eso no será posible.-

          El hombre esbozó una sonrisa, que no contenía alegría precisamente. Alzó las manos y desenvainó dos katanas que traía en la espalda. Los colocó delate suyo, con la punta curva apuntando al pecho de Souhiro.-

- Estas son las Renbatou o Katanas Gemelas, forman parte de mi colección. Deberías estar honrado que un arma tan fina acabe con tu vida.-

          - Sawagejo-san si me mata, no podrá obtener la espada.-

          - No te creas listo. Ya me diste un nombre, puedo hacer mis averiguaciones aparte.-Sonrió son malicia.- ¡PREPÁRATE!.-

          Avanzó a una velocidad sorprendente. Souhiro no se esperó un ataque de frente con esa fuerza (se estaba acostumbrando a los oponentes débiles) y apenas tuvo tiempo para reaccionar; la punta de las Renbatou hicieron dos cortes profundos en su brazo derecho, casi a la misma altura de la herida de escopeta. La sangre comenzó a empapar su ropa.

          El hombre giró sobre sí mismo y una lluvia de golpes cayó sobre el niño, dejando marcas en el suelo. Dejó de atacar: el chico había desaparecido. Miró a su alrededor. Era imposible que hubiera desaparecido, pero simplemente no estaba ahí... no, si estaba. Una sombra pasó rápidamente frente así, uno, dos, tres, cuatro ¿cinco veces? Y el número seguía aumentando. ¿Cómo un mocoso podía hacer eso?... No podía fijar su atención en ningún punto, era como si el chico estuviera en todas partes y al mismo tiempo... Creyó optener la oportunidad para atacar y golpeó a una falsa imagen con sus espadas. Sou apareció detrás suyo e hirió su espalada, dejado un surco parecido al que Sho dejase e el anciano. El cazador de espadas reaccionó inmediatamente y golpeó con la hoja de una de las katanas gemelas la mejilla de Souhiro, quien soltó su kodashi y salió disparado para irse a estrellar contra el carruaje, volcándolo.

            Sou empujó los pedazos de madera que cayeron sobre él, trató de levantarse y salir a hacerle frente a su enemigo, pero sus pies tropezaron entre sí, y cayó al suelo. Un agudo dolor le atravesaba la mejilla, que comenzaba a hincharse. Al pasar la mano por ella sintió un surco, la marca de la hoja de la katana. Su boca se llenó de un amargo sabor a sangre, que no dudó en escupir.  Estaba a punto de ponerse de pie cuando sintió la presencia de su atacando sobre su cabeza...

          - ¡ES TU FIN!.-

*-*-*-*-*

          Estaba solo en su casa, sentado en uno de los sillones de su sala, en su casa de verano. No es que fuera muy grande, pero le gustaba ese lugar para relajarse. Sobre su regazo descansaba un libro, había dejado su lectura porque no podía concentrarse.  ¿Qué sería aquello que lo inquietaba? El Kansayaku Nobu estaba retrazado. Eso no debía preocuparlo, después de todo, estaba en una reunión que bien podría alargarse hasta el amanecer del siguiente día. No, eso no podía ser.

          Tal vez era la proposición del gobierno de aceptar el puesto de consejero lo que lo perturbaba.  No la propuesta en sí, que pretendía separarlo de su estable trabajo en la firma del Kansayaku, sino el significado oculto tras la oferta. Ya antes había trabajado para el gobierno, pero dejó su puesto en la administración Meiji porque creía que llevaban al país al desastre. ¡Eran tan incompetentes!

Sus dotes intelectuales y su necesidad de organización, así como su sabiduría militar eran fantásticas.  Por eso el gobierno había estado tan insistente para que trabajara para ellos... pero él no estaba tan convencido en aceptar el puesto. Estaba notando ciertas irregularidades... 

          Se levantó del sillón, dejando a un lado el libro y caminó hacia la puerta, abriéndola. Se detuvo en el umbral y observó la lluvia caer.

...Su gobierno...

De pronto un caballo saltó la cerca y se plantó delante suyo, salpicando su traje con el agua de lluvia y fango. Alzó la vista con el ceño fruncido ¿Quién se creía aquel jineta para entrar así en SU propiedad?

          - Presentante extraño.- Exigió.

          - ¿Sadojima Hoji?.- Preguntó el jinete al bajar del caballo.

          - Si.- El hombre lo miró desconcertado, ¿era verdad lo que veía? ¿Un jinete envuelto en vendas?.- ¿Quién es usted?.-

          - Shishio Makoto.-

Gusto en conocerte "Señor Objetivo".

- Mire Shishio-san est-

          -Sama.- Lo interrumpió.

          - Bien, como guste, Shishio-sama, el punto es que está en propiedad privada y si no sale de aquí tendré que llamar a la policía.-

          - Primero escúchame y luego decide si llamas o no a la policía.- Dijo suavemente, pero a Hoji le sonó más como una orden.- Hasta donde tengo entendido trabajabas antes para el gobierno pero desertaste porque perdiste la fe en él, ¿no es cierto?.-

          - No exactamente.- Murmuró, no sabiendo si afirmar o negar aquello... además ¿Cómo sabía eso aquel hombre?

- Eso imaginaba. Vengo a realizarte una oferta mejor que la del gobierno.-

          - ¿Eh?.-

          - Trabaja para mí. Verás, lo que te ofrezco es fácil: La oportunidad de que disfrutes la victoria. En esta época Japón necesita líderes fuertes, no a esos cerdos Meiji buenos para nada y sus estúpidas propuestas de abrirse al exterior.  Las naciones extranjeras están en constantes luchas por apoderarse de regiones, tanto en Asia, como en América y África. Si nos dejamos, no tardarán en interesarte en este isla... Japón necesita ser fuerte y militarista para defenderse de occidente, no esa estúpida política que adoptó, en poco tiempo serían presa fácil para cualquier nación europea...  Tenemos que adelantarnos, el fuerte devora al débil, debemos encontrar bocados bien escogidos.- Sonrió maliciosamente.  

          - ¿Y por qué quería hacer eso, señor?.-

          - No puedo dejar que mi país quede en manos de personas tan débiles.-

- Discúlpeme que le diga señor, pero creo que nadie puede lograr lo que usted dice. Es demasiado arriesgado.- 

- Si no estas dispuesto a arriesgar todo por tus ideales eres un ser inexistente... Yo voy a darlo todo por el bien de mi país, y haré de Japón el más fuerte bajo Mi poder.-

Su seguridad lo sorprendió. Hoji miró al hombre delante suyo bajo la lluvia:  Arrogante y severo, mostraba sus hombros fuertes a través de la mojada tela del Kimono, capaces de soportar el peso de las más poderosas monarquías.

          ... ¿Y si en verdad podía hacerlo?...

          - De acuerdo. Discutiremos esto adentro, necesite que me explique detenidamente qué es el trabajo que me ofrece. Si gusta pasar Shishio-sama.-

          - Por supuesto.-

¡¡¡¡¡¡¡¡SHISHIO-SAN!!!!!!

Se detuvo. ¿Acaso había escuchado bien? Volvió la cabeza al lugar de dónde venía. Creyó oír a su pequeño discípulo.

¡¡¡¡¡¡¡¡SHISHIO-SAN!!!!!!

          El grito se repitió. No es que le importara mucho el destino del niño, pero escucharlo a varios kilómetros de distancia no era normal. Y si algo le pasaba retrasaría sus planes.

          "¡Kuso!" Maldijo entre dientes y se volvió hacia su caballo.

          - ¿A dónde va?.- Escuchó preguntar al "Señor Objetivo" , regresando del interior de la casa.

          - Dejaremos esta plática para después, hay algo que necesito atender.-

          - ¿Cuándo entonces?.-

          - Mañana. Al anochecer y aquí. Si tratas de engañarme sufrirás las consecuencias, ¿comprendes? -

          - Sí, entiendo señor.-

          Entonces se alejó del lugar, regresando sobre sus pasos.

*-*-*-*-*

          Se sobresaltó al llegar, pero no más de lo conveniente. Aquel punto del camino estaba destrozado: el carruaje estaba volcado, con serias marcas de espada, uno de sus costados tenía un gran agujero y varias hendiduras; los caballos que lo jalaban estaba tendidos no muy lejos de ahí, atacados sorpresivamente mientras trataban de huir, partidos en dos; el suelo resbaladizo y fangoso por la tierra mojada estaba teñido de rojo, el lodo había ido devoraba los cadáveres, ahora sólo  dejando asomaban unas partes del costado o la cabeza, de vez en cuando una mano sin brazo; los árboles a su alrededor estaban heridos o fragmentados. Una gran batalla debió haber en aquel lugar. Centró su atención en una zona del piso dónde la tierra aún estaba firme, había unos débiles surcos, producto quizás, de la punta de una espada arrastrada; también estaba unos pequeños agujeros que rodeaban los surcos.

          - ¿Sukuchi?.- Se preguntó.  La técnica requería gran fuerza en las piernas y velocidad pasmosa. Los agujeros eran del tamaño de un pie infantil. ¿Souhiro? Imposible. El chico no sabía eso... ¿o sí? Tenía que recordar que era un Tenken, casi nacido con la espada. En ese caso el oponente debió haber sido fuerte y peligroso.

          Revisó con la mirada los cadáveres. No había alguno que mereciera ser tomada como un espadachín hábil.... un momento...  Corrió a la cueva. Estaba vacía.

          - ¡Kuso!.-

           No estaban ni las provisiones, ni el caballo, ni el niño... ¿Acaso se lo habría llevado quien fuera que sea el atacante?

Volvió hacía su corcel y en eso notó una mancha blanca que se movía. Se acercó: era un viejo que trataba de alejarse impulsado por la fuerza de sus brazos. Patético.  Con la punta de su bota alzó el rostro del anciano, obligándolo a que lo viera de frente.

          - ¿Qué pasó aquí?.- Preguntó, y en su voz había intolerancia y una frialdad calculada.

          - Una emboscada.- Contestó el adivino, con un hilo de voz.

          - ¿Quién?.-

          - Un chico y un hombre con cabeza de escoba.-

          - ¿Y el chico?.-

          - Peleó contra el hombre.-

          - ¿Perdió?.-

          - Empate. Pero el niño quedó más lastimado. El hombre huyó herido en un caballo... .-El viejo fijó su único ojo en él.- ... te conozco. Eres el Hitokiri que el gobierno busca, ¿ne?.-

          Shishio golpeó la mandíbula del anciano, con suficiente fuerza para alzarlo. En el momento en el que estuvo a su altura lo agarró por el cuello, presionando su mano como una tenaza.

          - Te daré un consejo.- Dijo jadeante el viejo.- Como dijo mi buen amigo Sócrates: Temed al amor de la mujer más que al odio del homb...- 

          Antes de terminar la frase, el hombre del vendaje lo estranguló. Lazó el cuerpo inerte que se estrelló contra un árbol.  Tenía que pensar que iba a hacer... ¿Seguir al atacante y recuperar al niño? ¿O dejarlo y continuar con su camino?

Al pasar junto a los caballos del carruaje pisó algo que se estremeció. Miró al suelo y entre el barro pudo distinguir una figura, se agachó y la desenterró. Era su pupilo. Apartó el cuerpo del corcel que aprisionaba sus delgadas piernas y lo sostuvo en el aire, llamándolo. Como única respuesta el chico se estremeció en un espasmo. Estaba en coma.

          - ¡Lo que me faltaba!.- Exclamó ironizando la frase.

          Souhiro estaba gravemente herido, si no recibía atención médica inmediata podría morir, tendría que llevarlo... ¿dónde estaba su caballo?

          - ¡Tenía que ser!.-

 El estúpido caballo había huido cuando mató al adivino. Ahora tendría que llevarlo a pie... Y Kobe estaba a unos 120 minutos de distancia... 

CONTINUARÁ....

CAP. SIGUIENTE: "Suave Nube de Encanto"

[11].- Kuni Tori: Dominación nacional.

[12].- Gomen nasai: Disculpeme, También usado como "lo siento mucho".

N/A:

Tengo un problema U_U... Y proviene de un detalle tan insignificante que casi me doy un tiro (con razón dicen que por un agujero se hunde un barco -_-U). Verán me he ido con la finta de que Yumi era Geisha, pero resulta que en "Memorias de una Geisha" mencionan (muy de pasadita) que el "obi" (la cinta de la cintura del Kimono) que va amarrada por el frente es la marca que distingue a las prostitutas O_O ... corregir este error me tomaría mucho tiempo (además de remover el cap 5 y este _)... así que me preguntaba si alguien podría echarme una manita, ayudándome a encontrar una razón lógica (o por lo menos convincente) pá que una geisha (según este fic) se vista como prostituta ;_; ¡Les estaría eternamente agradecida! nótese la desesperación;_;

ATTE:

Ankoku/Darkness

PD1 – ARCANINE: En verdad me halagan tus cometarios, me das muchos ánimos para continuar (con una sola persona que en verdada está satisfecha con mi fic es suficiente recompensa y basta para terminarlo), eres muy amable^^ ... pero aún me falta mucho por afinar mi narrativa pá llegar a ídolo de alguien ^.~  aún así te lo agradezco.

PD2 – YERSI FANEL: ¿Linda yo? Oh vaya, esto es nuevo... Domo Arigatou^^... Por cierto me he paseado por tu web ("el corazón de la espada" ), y está muy buena^^, tienes imágenes interesante de Doujinshis (me gustaron los de Sou-chan ¡Es tan Kawaii!)... La ficha de Kamatari me divierte mucho, se nota que eres una gran fan de él/ella. ¡Échale ganas pá que siga igual o mejor!

PD3 – KANAMI & MACKY: ¿Les hizo llorar el fic? O_O!  ¿En qué parte? Arigatou por sus comentarios ^.~... Por cierto, yo también  I LOVE SOUHI-CHAN ^V^