Un fic de Ruronnin Kenshin (Samurai X) Ruronnin Kenshin y sus caracteres relacionadas pertenecen a Nobuhiro Watsuki. STRANGERS IN THE NIGHT

By: Darkness

CAP. NOVENO: "Te Quiero para Mi"

Yo acabaré, entregándome sin arte,

a quien sabrá perderme y acabarme.

GRACILAZO DE LA VEGA, en "Soneto I"

¡Yo puedo lograr todo lo que me proponga mujer!... La gente es producto de sus deseos; ¡El deseo de hacer el deseo, es tan poderoso que todo lo demás se vuelve insignificante!.-

La brutalidad de las palabras, el tono de las mismas, la impresionaron. Shishio estaba de pie ante ella con los puños cerrados, esperando una respuesta. Yumi quiso decir algo, pero cayó. Aún no sabía como la conversación se había torcido de aquella forma; empezaron hablando del por qué él se había ausentado una semana y terminaron hablando de la administración del Meiji y de un casi imposible plan para apoderarse del gobierno.

Al no obtener respuesta Shishio se dejó caer a su lado. Cruzó los brazos y miró el techo. No estaba enojado sólo molesto. Le molestaba que ella dudara de sus palabras, pero más le molestaba esa mirada de irónica burla que durante algunos momentos ella le dirigió.

Mucha gente está inconforme con la restauración de Meiji.-Dijo Yumi de pronto.- No les agradó que le retiraran los derechos a los espadachines y menos que prohibieran las espadas en los pueblos y ciudades.- Guardó un momento de silencio para ver al hombre del vendaje quien seguía en la misma posición y con un semblante áspero, entonces continuó.- Dicen que se ha parado la violencia pero en el distrito de geishas sabemos que no es así.-

¿Qué piensas tú?.- Preguntó él, sin voltear a verla.- ¿Qué piensas del gobierno?.-

Franca, directa y sin vacilaciones ella respondió: "Lo detesto".

Shishio bajó la mirada y clavó sus pupilas rojas en ella: "¿Por qué?".

Porque cuando empezaba a sentirme orgullosa de mi misma, Meiji decretó que todos los privilegios y derechos de las geishas desaparecerían ahora no somas más o mejor que una vaca o un perro. Se considera digno liberar a los esclavos pero a las mujeres no… el gobierno de Meiji no nos considera legalmente seres humanos. No valemos nada. No podemos opinar, no podemos a hablar en presencia de un hombre sin su consentimiento, no nos es permitido mirarlo a los ojos. Y parece ser que a nadie le importa nuestra situación.- Sus manos que estaban sobre su regazo se crisparon, arrugando la tela del kimono.- Meiji acabó con la sangre en las calles pero ¿qué con los abusos, violaciones y golpes en los hogares? Meiji prohibió la violencia y encerró en la cárcel a los revoltosos ¿y por qué no encerró también a los padres borrachos que maltratan a sus hijos¿o a los que venden a sus hijas al mejor postor¿Por qué en lugar de quitarle sus tierras al campesino ingenuo no hace pagar al funcionario corrupto hinchado en dinero?.- Yumi apretó los dientes mientras sentía la exaltación y la rabia consumirla.- ¡por qué si estamos listos para la industrialización y apertura al extranjero la mujer no vale más que un perro?.-

Yumi estaba sentada bien erguida y viéndolo, por ver primera, directo a los ojos. Su silueta se recortaba suavemente contra los últimos rayos del sol que entraban por una ventada abierta. Tenía las mejillas enrojecidas por la ira y el azul pálido de sus ojos resplandecía. Pequeños mechones del cabello caía sobre su rostro, escapando de sus adornos. Nunca ella volvería a estar tan hermosa como en aquel momento.

Espero.- Dijo, aún exaltada.- que usted logre lo que se propone.-

Sin decir más se levantó y salió de la habitación.

Shishio la miró desaparecer tras la puerta. Sonrió, se sentía extrañamente maravillado.

La luz fue cediendo ante la oscuridad, la noche se adueñaba del cielo. Un viento helado comenzó a soplar antre las hojas de los árboles, jugando también con el cabello de Souhiro. El chico estaba fuera del Okiya escuchando el silbido entre las hojas y viendo curioso a la joven meiko caminar de un lado a otro, como si quisiera causar un surco en la tierra. Varias veces le preguntó qué hacía pero ella simplemente lo ignoraba, así que se limitó a mirarla. Cansado de su ir y venir Souhiro decidió mejor ir a husmear a los establos (destinados a guardar los caballos de los clientes del okiya).

Estaba contento porque su mentor había regresado y porque ya nadie cortaría –y mecho menos quemaría- su cabello. Tomó una rama seca del suelo y comenzó a jugar con ella, repitiendo algunos de los movimientos del battujutsu que había aprendido mirando a su mentor. Repetía mil y un veces el ataque a un policía imaginario, y mil y veces los brazos caían junto con el torso. La sonrisa siempre presente en el rostro de Souhiro. ¡Qué feroz inocencia destilaba! No era tan sólo inocencia ante los actos más grotescos de la vida sino de la humanidad con sus diversos y variados modelos. Este niño tenía tan poca noción del mundo que habitaba como la tiene un recién nacido, y ni tan siquiera se percataba de ello.

Eh, tu, niño.- llamó una voz.- Souhiro se volteó a mirar a un hombre elegantemente vestido que bajaba de un caballo.- ¿Trabajas en el Okiya?.- Pero antes de que el chico respondiera le dio las riendas del caballo diciendo.- Cuídalo bien y amárralo, no quiero que se escape, es un pura sangre.- Dicho esto se movió en dirección del okiya dejando a Souhiro confundido con las riendas del caballo en una mana y una rama seca en la otra.

Me gustan los caballos.- Dijo al cabo de unos momentos, riendo y acariciando al animal.

Yumi cerró de golpe la puerta corrediza de su cuarto. Estaba tensa, acelerada, confundida. ¿Por qué había demostrado tanta ira ante él¡Ella era una actriz¡Ella podía disfrazar sus emociones pasando de una máscara a otra!... Pero en ese momento en el salón… fue como quedarse sin máscaras. Fue –aunque solo unos momentos- mostrarse al descubierto, sin defensa. ¿Por qué? Cientos de hombres han entrado y salido de su vida¿por qué él tendría que ser diferente? Y más aún ¿por qué fue él el primero en romper sus máscaras?

Yo puedo lograr todo lo que me proponga… .- Repitió ella.

Tal vez fue eso, tal vez fueron sus palabras. Él creía tanto en sí mismo que ella sintió la necesidad de creer también. Pero nunca había creído en nadie que no fuera si misma.

Porque este es un mundo lleno de mentiras.- Murmuró.- Todos mienten, todos engañan en beneficio propio. ¡Nadie habla con la verdad!-

Ella lo sabía, había sido engañada, usada y después desechada por un hombre. Por despecho y necesidad aprendió el mismo arte. Yumi servía, cedía para volverse invencible, para manipular a la gente… y ahora se encontraba ante un hombre capaz de jugar con sus emociones quebrantando sus máscaras con tan sólo unas palabras.

Su mirada se posó en los enormes roperos situados en el extremo de la habitación. Unos clientes ingleses se los habían regalado muestra de la total adoración que sentían por ella. Yumi los miró asqueada y se dirigió hacia ellos, sus pasos resonaron fuertemente en la habitación. Abrió de par en par las puertas del ropero y sus manos recorrieron la gran cantidad de prendas que llenaban el interior. Estaba harta de ellas, harta de ese mundo de gloria y mentiras. Arrancó de las perchas todas las prendas. Tiró al suelo los kimonos costosos, aquel nuevo de satén azul claro, el de seda negra con bordados de perla, el carmesí oscuro con flores color crema pálida y ese donde magistralmente bordado se mostraba la ciudad de Kyoto. Odió todos y cada uno de ellos. Se dirigió a la mesita y de un golpe arrojó los crayones y polvos para maquillar, y como lo hiciera unos días antes, tomó un jarrón de barro del cual vertió agua en una cazuela y se lavó el rostro.

El agua mezclada con el polvo blanco se deslizó por sus mejillas y barbilla hasta bajar por el delgado cuello. Yumi tomó uno de los kimonos del suelo y se secó el rostro contraído por el torrente de emociones. Y esta vez, cegada por sus impulsos, arrancó las peinetas y adornos de su cabeza. Su melena de bronce cayó libre más debajo de los hombres, enroscándose en las puntas, despidiendo un suave olor a lavanda.

Ya no más máscaras.-

En el salón aledaño al Salón principal, Shishio permanecía sentado. La música ya había comenzado del otro lado, las personas ya habían llegado e invadían el ambiente con sus voces. La servidumbre entraba y salía sin prestar atención al hombre del vendaje, estaba más concentrado en atender a los clientes.

Sin embargo Shishio era indiferente a todo ello. No se movía, si siquiera fumaba, Estaba snetado, con sus brazos pesados apoyados en los del sillón y mirando los candelabros de papel.

Yumi ocupaba sin cesar su pensamiento. En su cabeza no había otro sonido más que su voz, sonora y exultante, tierna y firme en un salón silencioso, inundado por los últimos rayos solares del día. Claro, ahora no había más luz que la proveniente del Salón Principal.

Tenía que admitir que estaba maravillado. Que ella era un poco diferente a las mujeres que se había topado en su camino. Y peor aún, tenía que admitir que deseaba llevarla consigo a Kyoto. Pero ella tenía que aceptar, por supuesto, como todos habían aceptado seguirlo.

Lentamente se puso en pie, estirando los dedos de sus manos, los músculos estaban tensos. Las heridas bajo las vendas comenzaron a escocer. Gruñó ignorando e dolor mientras caminaba hacia la puerta.

- Nesan, salga, la están esperando.- Neko tocaba la puerta u suplicaba inútilmente. Estaba nerviosa, todos los malos presagios apuntaban hacia ese momento y ella no sabía qué sucedería ni cómo impedirlo. Lo único que deseaba era que su nesan estuviera bien.

Lárgate Neko. No bajaré esta noche.- Fue la contestaci+on dura y seca desde dentro de la habitación.

¡Pero nesan!- Protestó la joven meiko, dejó de insistir porque sintió la presencia de un depredador…

Yumi estaba sentada frente a la ventana, con los brazos cruzados sobre el mareo y la cabeza apoyada en ellos. La ira y la exaltación habían cedido el paso a una profunda tristeza. No tenía ganas –ni fuerzas- para ponerse otra máscara y bajar a la aburrida fiesta de ilusiones y mentiras.

Seguía escuchando la voz de Neko pero trató de no escucharla. Su mente distorsionó las palabras hasta que éstas no fueron más que un murmullo lejano e ininteligible… hasta que la puerta se abrió con fuerza.

¡Neko! Te dije que no-- .- No pudo terminar la frase puesto que al darse la vuelta no vio a su joven aprendiz, sino al hombre del vendaje.

¡Yo le dije que no entrara Nesan!.- Dijo de pronto Neko tras él.

Vete nichan.- Yumi dijo.

¡Pero-!-

Ahora.-

Neko frunció el ceño pero obedeció.

Ahora, Yumi se encontraba sola frente a él.

¿Qué es lo que quiere señor?.-

Nada importante. Sólo hablar.-

Ya antes hemos hablado mucho¿no le parece?

Él sonrió: "Me temo que no lo suficiente".

Ella lo miró sin temor, orgullosamente levantada la cabeza. Él por su parte, observó su palidez, la delgadez de sus mejillas, su cabello suelto sobre sus hombros.

Tienes un cuarto un poco desordenado.- Señaló con un movimiento, las prendas esparcidas por el piso.

Eso no es de su interés.- Contestó ella, fría.

Cierto.- Y comenzó a andar por la habitación, examinándola.

Yumi tomó una peineta del suelo y recogió su cabello al momento de levantarse.

Escuche, no sé cuales sean sus motivos (que han de ser muchos y muy complicados) para ir en contra de las reglas y del gobierno, o las condiciones que le han obligado a esto o si simplemente ha sentido la necesidad de hacerlo. Es usted muy valiente o muy estúpido, porque en general es mucho más fácil seguir con la multitud que ir en contra de todos… .- Se detuvo un momento no estando segura de cómo continuar.

Shishio se acercó a ella y tomó su barbilla con una mano.

No te diré lo que ya sabes.- Dijo suavemente acariciando su mejilla con el pulgar. Ella se perdió en la leve caricia, en los dedos fuertes y calientes. Había un perfume dulce y fresco en la habitación y le hicieron creer que aquello era más bien un sueño.

Puedo ofrecerte mucho más de lo que tienes aquí.- Murmuró él cerca inclinándose hasta su oído.- Puedo darte la voz y libertad que tanto quieres. Nadie volvería a tocarte o menospreciarte.-

¿Qué tendría que hacer?-

Sólo sígueme.-

Él se alejó de ella y se detuvo frente a la ventana.

Yumi permaneció en silencio, pensando.

Me iré ésta noche.- interrumpió él.- Ahora mismo.- Y caminó hacia la puerta.

Ella no supo bien lo que hacía, ni por qué lo hacía pero fue tras él.

Souhiro jugaba en los establos con los diez caballos que hasta ese momento habían dejado a su enemigo. Corría bajo ellos o saltaba de un lomo a otro, siempre cantando y riendo. A veces se detenía para darles agua y algo de comer.

Nunca antes había llevado la vida tan agradable. Su trabajo consistía en comer, beber, jugar, dormir y hacerse fuerte. Por primera vez en su existencia tenía la impresión de hacer algo útil.

Souhiro.- El llamado le hizo voltear.

Su mentor se acercaba hacia él. Pero no venía solo.

¿Y ella?.- preguntó el chico.

Vendrá con nosotros.-

El niño le dirigió una rápida mirada y sin tomarle más atención se montó a un caballo negro diciendo: "Me gusta este caballo". Yumi permanecía en silencio, mirando hacia atrás. Unos brazos vendados le tomaron por sorpresa al alzarla y subirla al equino, momentos después Shishio también montó, tomó las riendas y comenzó a andar.

Avanzaron perdiéndose en la noche rápidamente. Sou que se iba sujetó con fuerza de al cinturón de su mentor para no caer, recordó de pronto algo.

Ahh! Shishio-san! Olvidé mi espada.-

Y acto seguido se bajó del caballo en movimiento, corriendo de regreso al okiya.

CONTINUARÁ...

CAP. SIGUIENTE: "Espada Ciega."

N/A:

No estaba muerta XD solo con una terrible falta de inspiración X.x pero weno, lo importante es que aki está el siguiente capítulo y trataré de de subir los siguientes más seguido . Y si, cortito, cortitos los episodios XD

Lamento la larga espera -

Atte:

Darkness