Disclaimer: Rurouni Kenshin pertenece a Nobuhiro Watsuki, todos los derechos reservados a su autor. Este fic fue creado con fines de entretenimiento y no de lucro.

"La Geisha y el Hitokiri"

Capítulo 6

Advertencia: Esta historia está clasificada "R" por un motivo. Si no tienes la edad o la madurez suficiente, no la leas…

Los brazos de Kaoru rodearon el cuello del hombre para acercarlo más a su cuerpo. Los labios del Rurouni besaban los suyos con suavidad, tomando el labio inferior entre los suyos para saborearlo. ¿Qué extraña atracción era la que Kaoru sentía por los cabellos de fuego? Kaoru no conocía la respuesta pero sabía que tenía que llevar los dedos hacia la cabeza del hombre para dejar que se perdieran entre la sedosa cabellera mientras soltaba su coleta.

"Kaoru…Kaoru…" – murmuró él.

"Dime…dime…" – respondió ella entreabriendo los labios.

El Rurouni no desaprovechó la oportunidad para deslizar su lengua en la boca femenina y acariciar el paladar con lentitud antes de tocar su lengua y presionarla contra la suya. La lengua de Kenshin acarició la suya y la incitó a hacer lo mismo; con un gemido, Kaoru siguió su ejemplo.

Mientras lo besaba, las manos de Kaoru descendieron hasta los hombros del pelirrojo para acariciarlos antes de bajar hacia sus brazos y antebrazos, para deslizarse hacia el pecho masculino…las yemas de los dedos eran gentiles, descubriendo cada cicatriz que había quedado en la piel del hombre durante su lucha por establecer una nueva era en el Japón.. Con dedos temblorosos e inseguros, ella dejó sus manos vagar por los pectorales hasta llegar a su abdomen para acariciar la musculatura del Rurouni. Kenshin se estremeció bajo el contacto de la mujer y apartó los labios de los suyos para dejar escapar un suspiro.

"Tu piel…es tan firme…pero tan suave…" – murmuró Kaoru posando los labios sobre su pecho.

Kenshin no dijo palabra pero posó su mirada sobre la de ella mientras sus manos se deslizaban bajo la yukata para acariciar sus caderas. Kaoru dio un respingo al sentir las manos de Kenshin moverse hacia su abdomen y detenerse sobre el. El pelirrojo le sonrió al ver su sorpresa pero no apartó las manos.

"Tu piel es como la seda, Kaoru…" – dijo acariciando su vientre plano.

El contraste entre la caricia gentil y los dedos ásperos de Kenshin provocaron un estremecimiento en la mujer, que cerró los ojos para evitar la mirada sensual de su Rurouni. Kenshin se mordió el labio inferior al comprobar una vez más la intensidad con la que Kaoru respondía a sus caricias y se entregaba a él, sin temor.

"No la merezco…no la merezco" – se decía el pelirrojo.

Como si Kaoru presintiera que Kenshin empezaba a arrepentirse decidió besarlo, recorriendo el contorno de sus labios con la punta de su lengua, incitándolo a entreabrirlos. El no se hizo de rogar, entreabrió los labios y dejó que ella lo besara con toda la pasión que estaba sintiendo. Sus lenguas se acariciaban con desespero antes de recorrer la suave piel del interior de los labios…sus cuerpos se aferraban el uno al otro, queriendo acercarse más, si es que aquello era posible.

El frío de la noche sorprendió a Kaoru y se percató que él había desatado el nudo de su yukata. Las manos de él apartaron la tela que la cubría, con lentitud, para descubrir su pecho y Kaoru cerró los ojos. Las manos del espadachín se recorrieron la piel de sus hombros y bajaron hasta sus senos para rodearlos con sus manos…recorriendo el contorno con delicadeza.

"Eres hermosa…más de lo que recordaba" – musitó él.

Kenshin se inclinó para tomar un pezón entre sus labios, su cabello cayendo sobre ellos en una cascada roja. La lengua del Rurouni recorrió la redondez de su seno antes de acariciar el rosado pezón…que se irguió bajo la caricia del hombre antes que él lo tomara entre sus dientes para mordisquearlo. Kaoru apretó las sábanas entre sus puños para intentar calmar su corazón y no dejar escapar un gemido delator. La boca del Rurouni viajó hacia el otro seno y repitió la caricia que ella parecía disfrutar…aunque intentara ocultarlo.

"Kenshin…Kenshin…"- murmuró nerviosamente.

Un extraño cosquilleo la estaba recorriendo de pies a cabeza…su corazón latía apresuradamente y su respiración se agitaba…quería más…más de él…y el Rurouni lo sabía. Volvió a acariciar cada pezón con su lengua antes de exhalar sobre ellos…y moverse hacia su vientre. El hombre depositó pequeños besos y mordiscos sobre la piel antes de recorrerla nuevamente con la punta húmeda de su lengua…descendiendo…recorriendo su ombligo antes de dirigirse hacia el sur…

Kaoru dio un salto y se sentó sobre el futon con ojos de espanto. Kenshin se incorporó y llevó su mano hacia la nuca de Kaoru antes de empujarla suavemente sobre el futon. Ella llevó las manos hacia el pecho masculino, asustada.

"Deja de pensar" – murmuró el Rurouni contra sus labios - "Confía en mi".

"Tu corazón…"– dijo ella palpando la piel.

"¿Mi corazón?" – preguntó él levantando una ceja.

"Se va a salir de tu pecho…"

"Por ti, koishii…sólo por ti…"

Kenshin volvió a besarla para acallar sus temores. La obligó a entreabrir los labios con mordiscos apasionados que pedían sumisión…mientras su mano viajaba hacia el centro de su ser. El la escuchó contener la respiración pero no se detuvo…tenía que dominarla…conquistarla…enamorarla con besos apasionados y caricias atrevidas. Ignoró la mano de Kaoru que intentaba detenerlo, al contrario, la enlazó con la suya y dejó que sus dedos se deslizaran entre los pétalos de la mujer.

El Rurouni sintió que iba a perder el control al comprobar lo lista que ella estaba para recibirlo…y más aún cuando ella gimió contra su boca. Con audacia, Ken deslizó un dedo en ella e instintivamente ella levantó sus caderas hacia él. La mujer sentía que su corazón iba a estallar mientras el la acariciaba y a su mente regresaron los recuerdos dormidos de la noche de pasión que compartieron años atrás… y se percató de lo que necesitaba. Complacido, él se percató que Kaoru llevaba sus manos hacia el hakama…para desatar el nudo.

"¿Estás segura que eso es lo que quieres, koishii?" – susurró antes de mordisquear su lóbulo.

"Te necesito…" – dijo ella buscando su oreja para recorrer el contorno con su lengua.

Kaoru llevó sus manos a la cintura del hombre y empezó a deslizar el hakama. Kenshin se estremeció cuando las manos de Kaoru rozaron su virilidad mientras deslizaban su vestimenta y decidió ayudarla. En un momento se apartaba de ella para terminar de desvestirse y al otro estaba sobre ella.

"Kaoru…mírame…"

Ella abrió la mirada para encontrarse con los ojos violetas de su amante.

"¿Eres mía, koishii?"

"Por siempre…" – dijo ella acariciando la cicatriz en su mejilla.

Kaoru hubiera jurado que flecos dorados aparecieron en los ojos de él mientras sonreía con arrogancia. Las manos de Kenshin apartaron sus muslos y se posó entre ellos sin dejar de mirarla.

"¿Y tú?... ¿Eres mío?" – se atrevió a preguntar Kaoru.

"Por siempre…" – contestó sujetando sus caderas.

Ella lo miró llena de expectativa.

"No quiero lastimarte, koishii… ¡te deseo tanto!" – murmuró con voz ronca.

"No vas a hacerlo…te necesito junto a mi…en mi…"

Kenshin llevó sus labios a los de Kaoru mientras empezaba a deslizarse en ella. Las manos de ella se aferraron a los hombros del pelirrojo que contuvo la respiración al sentirla tan cálida alrededor de él. Un quejido se escapó de los labios de Kaoru al sentir su cuerpo ensancharse para acomodar al hombre.

"¿Estás bien?" – preguntó él quedándose muy quieto.

"Sí…bien…" – murmuró al sentirlo latir dentro de su ser.

"Eres mía, koishii…sólo mía" – dijo hundiéndose en ella.

"Siempre…lo he…sido".

"Kaoru…"

"No me dejes nunca, Kenshin" – dijo rodeando su cuello con los brazos.

"No lo haré…"

Kenshin volvió a besarla mientras intentaba controlar sus impulsos naturales. No quería lastimarla y mucho menos asustarla, no quería repetir la memoria de ayer…pero Kaoru no pensaba en eso. Kaoru pensaba en lo maravilloso que era sentirlo dentro de su cuerpo, formando un solo ser y alborozada, alzó las caderas hacia él. Kenshin abrió los ojos de par en par al sentirla moverse.

"Koishii… ¿Qué…haces?" – preguntó sin aliento.

"Necesito…necesito de ti…"

"Pero…Kaoru…si no te estás quieta…" – dijo entre dientes.

La cara de Kenshin denotaba tensión absoluta y sus ojos empezaban a verse más dorados que violetas…y Kaoru pudo comprender lo que le sucedía.

"Ámame…Rurouni o Battousai" – dijo rodeando las caderas del hombre con sus muslos.

"Kaoru…no sabes…"

"Sé que te amo…y que soy tu mujer…hazme tuya sin temores".

¿Sin temores?

"Kaoru…"

"Sin temores" – volvió a repetir antes de besarlo apasionadamente.

Kenshin cerró los ojos y entreabrió los labios al beso insistente de Kaoru. La mujer lo besaba con sensualidad, imitando con su lengua lo que esperaba de él. Los brazos del Rurouni la rodearon y la hundieron en el futon para moverse dentro de ella…una y otra vez arremetía en ella, buscando llenarla…buscando unirse a ella como jamás había logrado hacerlo con otra persona.

"Naciste para mi…" – dijo llenándola cada vez más.

Ella lo sentía retroceder en ella como si fuera a abandonarla…para regresar a ella con mayor ímpetu…para amarla como si jamás fuera a obtener suficiente de ella…de ellos y su unión. Pequeños jadeos se escapan de su boca para alentar a su pareja que no cesaba de acariciarla…Electricidad…pura electricidad recorría su cuerpo haciendo que se arqueara hacia él…dándole mayor acceso a su cuerpo.

"Kenshin…Kenshin…" – jadeaba ella.

Kaoru gimió apasionadamente mientras él sujetaba sus caderas. Ella quería más y dejó caer besos y mordiscos sobre el pecho y hombros de Kenshin. El accedió a su petición, llenándola cada vez más…queriendo inundar su alma y sus sentidos, quería que ella se perdiera en él…que fuera suya para toda la eternidad.

El tiempo parecía haberse detenido…sólo existían ellos y los suaves quejidos de amor que llenaban la habitación. El pelirrojo la escuchó gemir…y el cuerpo femenino pareció deshacerse entre sus brazos. Sonrió de medio lado al saber que había logrado su propósito y se dejó llevar por el torrente de emociones que jamás había sentido. Las entrañas de Kaoru palpitaron y él sintió que ella le entregaba el alma misma…

"¡Kaoru!" – gimió.

Un gemido ronco se escapó de su garganta mientras arremetía en ella una ultima vez antes de llenarla con su esencia…había perdido el control absoluto de su alma y se la entregaba a ella.

Con el corazón latiéndole alocadamente, Kaoru lo sintió tenderse junto a ella, los brazos de Kenshin atrayéndola hacia su pecho.

"Te amo…" – volvió a decir él.

"Kenshin…" – dijo ella recostando su cabeza en el hombro de él.

"Eres mía, Kaoru".

"Lo soy…"

El Rurouni sonrió. Siempre lo había esperado…pero era como un sueño inalcanzable el tener a Kaoru entre sus brazos. Y ahora ella estaba ahí, entregándosele sin reservas, respondiendo a sus caricias y amándolo a pesar de su pasado.

"Eres como un sueño" – musitó él.

"¿Hum?... ¿Que…dices?" – preguntó ella adormilada.

"Nada…duerme…duerme" – dijo acariciando su cabellera.

Ella se acurrucó en sus brazos, feliz de estar en los brazos de su hombre y dejó que el sueño la envolviera mientras él acariciaba su mejilla una y otra vez.

"Estaré aquí cuando despiertes" – le prometió Kenshin.

Guardaron silencio mientras la lluvia seguía cayendo afuera del dojo y dejaron que el sopor los envolviera.


Kaoru despertó y sonrió al percatarse que el Rurouni estaba junto a ella con un brazo alrededor de su cintura.

"¡Está aquí¡No se ha ido!" – pensó llena de gozo mientras acariciaba la piel del hombre.

"Ohayou"- murmuró él sorprendiéndola.

"Ohayou…" – respondió apenada – "¿Te…te desperté?

"No…" – dijo apoyándose en un codo para mirarla.

Los ojos de Kenshin la miraron con ternura y ella le regaló una sonrisa tímida.

"¿Estás arrepentida?" – preguntó él con seriedad.

"¿Por qué dices eso?"

"Me niegas tu mirada, Kaoru".

"Es que…es la primera vez que despierto junto a un hombre".

"Comprendo" – dijo besando su frente.

"¿Dormiste bien?"

"Es la primera vez en años que no duermo sentado…me había olvidado lo cómodo que puede ser un futon".

Kenshin se sentó sobre el colchón y atrajo a Kaoru a sus brazos.

"Me haces muy feliz, koishii".

"¿En verdad?"

"Me das paz".

Ella se volvió para besarlo con dulzura en los labios, sus torsos desnudos tocándose. Kenshin interpuso sus manos entre ellos.

"¿Qué sucede?"

"Debemos levantarnos. No creo que Sano y Yahiko tarden en regresar".

"¡Cielos! Me había olvidado de ellos".

"No llegaron anoche y eso significa dos cosas: o Tokyo les dio posada por la lluvia o Saíto acabó con ellos".

"¡Kenshin!" – exclamó Kaoru alarmada.

"Estoy bromeando" – dijo Kenshin levantándose.

Kaoru tomó su yukata mientras Kenshin se ponía el hakama.

"¿Qué te pasa, Kaoru?" – preguntó al notar su sonrisa.

"Nadie se imaginaría lo musculoso que eres al verte con ropa".

"¿Ah si?" – levantó una ceja.

"Te ves tan…frágil".

"¿Frágil?"

"Delgado…enclenque".

Kaoru soltó una carcajada al ver la cara que el pelirrojo puso.

"¿Enclenque?" – repitió ofendido anudándose el gi.

"No te pongas así…"

"¿Necesitas que te recuerde que no tengo nada de enclenque, koishii?" – preguntó con picardía.

"No me molestaría una repetición…"- contestó con coquetería.

"¿Ah, si?"

Unos gritos en el jardín del dojo detuvieron a Kenshin que estaba por arrojarse sobre ella. Las voces de Sanosuke y Yahiko llegaron hasta ellos.

"¡Jou-chan¿Dónde estás, Jou-chan?"

"¡Busu, eh busu¿aún duermes?"

"¡Jou-chan, ya están aquí!"

Unas pisadas en el corredor hicieron que Kaoru y Kenshin volvieran la mirada hacia la puerta, que no tardó en abrirse para dar paso a unos piecitos que corrían hacia ella.

"¡Kaachan, kaachan!" – gritaba un niñito mientras le echaba los brazos al cuello.

Kaoru no tardó en rodearlo con los brazos mientras su mirada se dirigía hacia el Rurouni que se había vuelto de piedra.

"¡Kaachan, que linda que es la montaña¡Y adivina: Ayame y Suzume vinieron con nosotros!"

La voz alborozada del niño se perdió en el abrazo de Kaoru mientras besaba las mejillas de su hijo. El pequeñín guardó silencio y siguió la mirada de su madre, girando sobre sus talones.

Los ojos de Kenshin se posaron en la réplica en miniatura frente a él: el mismo cabello rojo, la misma nariz, todo, era idéntico a él con excepción de sus ojos. El pequeñín lo miró con curiosidad, recorriendo con sus ojos azules la figura del hombre frente a él antes de volverse hacia Kaoru.

"¿Es Otousan?" – preguntó con la perspicacia de los niños.

Kaoru acarició la cabeza roja de su hijo sin saber que contestarle.

"Kaachan¿es Otousan?" – repitió.

El Rurouni se acuclilló para quedar a la altura del niño y extendió su mano hacia él.

"Hola… ¿Cómo te llamas?"

"Kenji…" – dijo colocando su manita en la palma del hombre.

"Yo soy Kenshin" – dijo sonriendo.

"¿Eres mi Otousan?" – preguntó tomando dos pasos hacia él.

"Sí".

Kenji dio un grito de felicidad y miró a su madre con una enorme sonrisa.

"¡Kaachan, es otousan!"

"¿Por qué no vas afuera a jugar con Ayame y Suzume mientras salgo, si?"- le pidió ella.

"¿Vendrás con otousan?" – preguntó con voz temblorosa.

"Ya mismo salgo" – dijo Kaoru besando su mejilla.

El pequeño le dio una mirada a Kenshin antes de salir. El pelirrojo cerró la puerta tras el niño y cruzó los brazos sobre su pecho.

"¿Por qué no me lo dijiste, Kaoru?"

"No tuve tiempo".

"¿No tuviste tiempo?"

"No sabía como hacerlo" – dijo acercándose a él con lagrimas en los ojos.

"Tengo un hijo" – musitó – ¿Por qué no le dijiste que Sano es su padre?"

"¿Sano¿Te fijaste en el color de su cabello?"

"Es como el mío…"

"Exacto. Kenji es pequeño pero no por eso deja de ser bastante lógico…"

"¿Cómo le explicaste mi ausencia?"

"Le dije que trabajabas para el gobierno y que estabas forjando una nueva era".

"No es algo lejos de la realidad…"

"Siempre creí que tu volverías a aparecer" – dijo tomando las manos de él.

"¡Kaoru¿Cómo…cómo lo criaste tu sola?"

"Tenía a Sanosuke y a Yahiko…".

"Por todos los cielos…"

"¿Entiendes por qué nunca te olvidé¿Entiendes por que no te podía dejar ir?"

"Kaoru…"

"Entenderé si quieres marcharte ahora…" – dijo llorando.

"¿Marcharme? No podrás deshacerte de mi tan fácil, Kaoru" –dijo rodeándola con los brazos.

Kenshin miró a Kaoru largamente.

"¿No te marcharás, Kenshin?"

"No volveré a perderte…ni perderé a nuestro hijo" – dijo antes de besar su nariz.

"¡Tanuki¡¿Qué tanto haces que no sales¡Trajimos comida!" – gritó una voz femenina tras su ventana.

"Es Megumi-san" – dijo Kaoru apartándose de Kenshin.

"La novia de Sano".

"¿Lo sabes?"

"Sano habla más que lo que trabaja" – explicó él.

Kaoru abrió su armario y tomó uno de sus trajes de ejercicio. Abrió un cajón y tomó el vendaje que usaba sobre su pecho.

"¿Debes hacerlo?" – preguntó Kenshin.

"¿No quiere que me vende?"

"Son…tan bonitos" – sonrió el Rurouni.

Ella le sonrió antes de dejar caer el yukata al suelo y empezó a envolverse con los vendajes. Kenshin se acercó a ella y se lo quitó de las manos.

"Yo lo haré"- le dijo él.

"¿Estás seguro?"

"¡Tanuki!" – volvió a llamar Megumi – "Sano amenaza con comerse tu ración".

"Hazlo de prisa o no nos dejarán nada de comer" – lo apuró Kaoru.

Diez minutos más tarde, Kaoru y Kenshin salieron hacia el patio. La entre Sanosuke y la doctora se cortó abruptamente al verlos tomados de la mano. Megumi abrió los ojos llenos de sorpresa al ver al hombre.

"¡Por todos los cielos¿Es ese…? Ese es…" – balbuceó.

"El Battousai Himura" – completó Yahiko.

"¡Es idéntico a Kenji!…o ¿Kenji es idéntico a él?" – preguntó aturdida.

"¿Verdad que si?" – contestó Yahiko – "¿Puedes creer que el cabeza de gallo no se percató del parecido?"

"¿Qué?"

"Este baka lo trajo al dojo y no se dio cuenta hasta que lo dijimos".

"¡Baka!" – exclamó Megumi halando la oreja de su novio.

"¡Ay, ay, ay!" – se quejó el luchador.

La pareja llegó hasta ellos que estaban sentados en el portal y Kaoru inclinó la cabeza.

"Bienvenida Megumi-san y muchas gracias por llevar a Kenji de paseo contigo".

"No tienes nada que agradecerme. Kenji es encantador…y ya veo de donde sacó su pinta" – dijo mirando a Kenshin de pies a cabeza.

"Kenshin, ella es…"

"Takani Megumi, doctora" – dijo sonriendo con esos labios rojos y sensuales.

"Himura Kenshin" – sonrió él.

"No pierdes el tiempo, tanuki¿eh? Bueno, yo tampoco lo haría con un hombre tan apuesto".

"¡Kitsune!" – exclamó Sanosuke nada alegre.

Las orejitas de zorro aparecieron en Megumi que se cubrió la sonrisa con sus dedos. Kaoru la miró con los ojos entrecerrados mientras Kenshin abría los ojos, sorprendido.

"¿Qué dije?" – preguntó mirando a su novio.

Por respuesta, Sanosuke la atrajo a sus brazos y la beso apasionadamente antes de soltarla. Megumi parpadeó sorprendida mientras intentaba acomodarse los cabellos despeinados.

"Supongo que con eso recordaste quien es tu novio¿eh kitsune?"

"Nunca lo olvidé…"- dijo ella casi sin aliento y tomando la mano de Sano entre las suyas.

"Más te vale".

Kaoru sonrió aliviada. Era obvio que Sano se iba a encargar de mantener a la coqueta doctora lejos de su… ¿su?

"¿Qué les pasó anoche?" – les preguntó Kenshin.

"Estábamos pensando que Saíto los había exterminado" – añadió Kaoru.

"¿Podrías creer que la mujer de Saíto nos obligó a quedarnos? – dijo Yahiko.

"Tokyo nos invitó a cenar y como empezó a llover, nos invitó a dormir en la habitación de huéspedes" – dijo Sanosuke.

"Decidimos quedarnos al ver la cara de Saíto" – añadió el muchacho con una sonrisa.

"¿Estás bien, Sano?" – preguntó Kaoru.

"Es obvio que no tan bien como tú, Jou-chan" – dijo ladinamente – "¿Te quedarás con nosotros, Kenshin?"

"Si no es inoportuno para ti y para Yahiko".

Sanosuke lo miró de pies a cabeza y antes de poder responderle, la voz de Kenji los distrajo.

"¡Hazme volar, Sano!" – gritó Kenji corriendo hacia el luchador.

El lo levantó en brazos y lo hizo volar por el aire un par de veces mientras Kenji reía. Ayame y Suzume llegaron corriendo tras él y se lanzaron al regazo de Kaoru para saludarla.

"¡Hola preciosas¿Y el abuelo?"

"Se quedó en las montañas…" – empezó a decir Ayame.

"Dijo que necesitaba unas vacaciones" – concluyó Suzume.

Kaoru rió llena de ternura mientras las niñas dejaban escapar un gemido. Kenshin volvió la mirada hacia ellas. Las pequeñas, sin timidez alguna, se acercaron al pelirrojo.

"Tu eres el otousan de Kenji¿ne?"

"¡Tienen el mismo color de cabello¡Sí, Kenji no mentía!"

Kenshin les sonrió mientras Sano colocaba a Kenji sobre el suelo.

"¡Atrápame, otousan, hazme volar!" – gritó arrojándose hacia él.

El pelirrojo lo tomó por la cintura y lo levantó por los aires mientras daba vueltas por el patio.

"¡Más rápido, otousan, más rápido!" – se reía Kenji.

Kenshin giró un par de veces más y curiosamente perdió el equilibrio. Cayó de espaldas al suelo pero ni por un instante perdió su agarre sobre el niño que quedó en el aire, sostenido por los brazos de su padre.

"¡Bravo, otousan!"

"¡Nosotras también!" – gritaron las niñitas.

Megumi miró de reojo a la instructora del dojo y notó que había lágrimas corriendo por sus mejillas. Con discreción le entregó un pañuelo y se levantó para rescatar al Rurouni.

"Niñas, vengan conmigo…vamos a poner la mesa para desayunar¿si?"

"Pero…" – dijeron llenas de desencanto.

"Estoy segura que Ken-san estará aquí cuando terminemos¿verdad?" – dijo dándole un guiño.

Kenshin logró sentarse en el suelo y bajar a Kenji. El niño le echó los brazos al cuello y se abrazó a él. El pelirrojo sintió su corazón latir como jamás lo había hecho y abrazó al pequeñín. Yahiko sonrió antes de regresar a la cocina mientras Megumi y las niñas se dirigían hacia él. Sanosuke se puso de pie y avanzó hacia el Rurouni.

"No será inoportuno, Kenshin" – dijo deslizando las manos dentro de los bolsillos.

"Sólo queremos que busu y Kenji sean felices" – finalizó Yahiko siguiendo al luchador.

"Gracias…por todo" – dijo mirándolos.

"No creas que es gratis¿eh? Tu y Jou-chan me deben muchas malanoches…y créeme que cuando kitsune y yo tengamos niños, vendré a cobrárselos".

Sanosuke empezó a caminar hacia la cocina junto al pequeño samurai. Kaoru caminó hacia Kenshin que aún sostenía a Kenji en brazos. El pelirrojo se puso de pie con los bracitos del niño alrededor de su cuello. El hombre levantó su mano para ofrecérsela a Kaoru y ella se la entregó.

"¿Vamos a comer?" – le preguntó él.

"¿Quieres que cargue a Kenji por ti?" – preguntó ella temerosa que la afectividad del niño fuera demasiado para él.

"¡No, kaachan!" – se quejó el niño.

"Todo está bien, Kaoru" – dijo besando el dorso de su mano.

"¿Seguro?"

Mano en mano entraron al comedor.

"Kenshin se quedará" – anunció Kaoru.

"Y formaremos una familia" – añadió el Rurouni – "Sessha tiene un hogar".

"¡Por fin, Jou-chan! Pensé que te convertirías en una vieja solterona" – se burló Sano.

"Tienes suerte, busu…con esa cara" – se rió Yahiko.

"Felicidades, tanuki…y Ken-san, les deseo lo mejor. Seguro nos estaremos viendo…seguidamente" – dijo Megumi con un guiño.

"¡Kitsune!" – exclamó Sano, muy ofendido ante su coquetería.

"Sabes que solo te amo a ti…" –dijo ella besando su mejilla – "Baka".

"Oh, por todos los cielos" – dijo Yahiko girando los ojos.

"¿Que te pasa, niño¿Acaso no le hablas así a tu Tsubame-chan?"

"Ella no es MI Tsubame-chan" – contestó ruborizado.

"Aún…" – se burló Megumi.

Yahiko levantó su bokken y le dio a Sano en la cabeza.

"¿Por qué me golpeas, enano?"

"Porque no puedo golpear a la kitsune".

"¡Hey, solo yo la llamo así!"

Los dos se miraron furiosos pero el grito de dolor de Kenshin los hizo reaccionar. El pequeño haló los cabellos de su padre una vez más mientras el rostro de Kenshin mostraba dolor.

"¡Kenji¿Por qué haces eso?"

"Es chistoso, kaachan…tiene el pelo largo como una niña".

Los adultos empezaron a reírse mientras Kenji saltaba de los brazos de su padre al suelo.

"Me ha dicho niña…tu me has llamado enclenque… ¿Qué más me falta?" – se quejó con cara larga.

Kaoru lo besó en la mejilla para consolarlo.

"Te amo, Kenshin".

"Y yo a ti, Kaoru…mi hogar está contigo".

"Taidama".

"Taidama, Kaoru koishii".

Ni Yahiko, ni Sano, ni Megumi dudaron por un instante que la Geisha y el Hitokiri serían felices.

FIN

Notas de la autora:

¡Muchas gracias por leer! Aquí concluye mi primer fic de Rurouni Kenshin y estoy muy contenta por los reviews que me han dejado – gracias de nuevo.

Espero que este capítulo les haya aclarado el porqué Yahiko sabía del Battousai y su encuentro con Kaoru en el pasado: la existencia de Kenji…sólo que no podía decírselos o no hubiera podido añadir esta "sorpresita" al final del fic.

Ojalá les haya gustado este capítulo y les agradecería un review final Si tienen alguna queja por su contenido, favor avisarme antes de denunciarme¿si?

¡Hasta la próxima!