Hola!

ahora tercer capítulo..disculpen cualquier error...por cualquier cosa..ya que me he dado cuenta que modifica un poco los archivos al subirlos

gracias lindos reviewers

Holly Motto: gracias por el review...Bueno, a mi también me gusta la pareja Yami y Yugi -), es mi favorita. Aquí está la continuación del fic

Shiroi Tsuki: hola!; ya te mande el final o un resumen de eso..a tu correo, ojalá lo hayas recibido. y Si, Yami está vivo en otro sitio del tiempo y del espacio..o sea, todo va en esta idea: Nadie muere realmete..solo se quedan estancados en su misma época

Yugi: hola! MUA!. , pues..si...ahí estuvo el capítulo 3, y seguiré hasta que...como ya dije...halle una buena manera de terminarlo XD. Yo también te mando un beso! mejor muchos!

Queen: Hola-), pues..gracias por el review. Buscaré el fic y te lo mandaré si? ...ojalá entre tanto desorden lo encuentre pronto. Gracias por el review!

Kida Luna: hola, gracias por el review. jejeje..me hicieron reír con eso de las ojeras...con esos ojotes, jaja. A mi me encanta la lluvia también...aunque no he visto tormentas...pero bueno..es casi igual, ejem..algún día las veré.

(1): Bueno, no sé...en algunas lagunas he visto que les ponen casitas a los patos y cisnes para que vayan a domir

3

-Yugi...- dijo en un suspiro, y por aquella pequeña ventana miró aquellas gotas de agua que seguían cayendo desde el cielo.

El faraón caminó en dirección a su trono, dejó ahí a su carta, y empezó a preguntarse cómo estaría Yugi en ese mismo instante. -En el mismo tiempo...las horas son las mismas...pero, tan distantes estamos- Dijo a sí mismo el faraón, un tanto entristecido mientras retomaba de nuevo la carta, y la doblaba pacientemente. Empezó a caminar, con su mirada clavada en el piso...una vuelta, dos...tres, hasta que se hicieron interminables los minutos. Después, puso al moderno pergamino al frente, miró detenidamente cada recuadro del papel, y la abrió de nuevo, para observar los perfectos rasgos de tinta impresos en ella. Un suspiro llenó a la sola habitación. No había nadie. Todo había vuelto como antes, mucho antes de conocer a aquel chico.

- El mundo no me ha olvidado- Dijo en voz alta, sin darle importancia a que si alguien llegara a oirlo. -Mi mundo, mi Yugi...no me ha olvidado.- Continuó. mientras seguía viendo algunos pedazos de paisaje por una grieta en la pared. Apretó su mano con todas las fuerzas que tenía en su ser, y dos gotas cayeron al suelo, dejando una pequeña señal. El faraón que hasta ese entonces, casi nunca había derramado lágrimas...lo hacía en ese instante. -Pero, el mundo lo ha olvidado a él- dijo dolorosamente, su voz llena de sufrimiento

- Por qué, por qué?...hay alguna razón Rá para que me hayas hecho esto?...prefiero jamás haberlo conocido si iba a sufrir de esta manera...prefiero jamás haber sido faraón...Hubiera querido solo ser un simple esclavo que a nadie le importa...que a nadie le hace ofenza.. Creo, que eso sería mejor...no quiero sufrir más. Pero, fui incapaz de ver que las cosas serían así...fui incapaz de no pensar que futuro y el pasado unirían...Soy incapaz de olvidarlo...No puedo dejar de quererlo- la voz de su mente había comenzado a hablar. Sus ojos camesí de repente se fijaron en los rostros de la gente que estaba afuera celebrando -Tan felices, y contentos...que saltan de alegría...lo tienen todo...todo lo que aparentemente yo tengo... No tengo nada-

El faraón quedó estático, con un grito desesperante en su alma, que parecía no salir. Estaba en otro lugar..distante, muy lejos de Yugi..y parecía que llegar a aquel mundo que conoció antes sería imposible. Aquel lugar había olvidado a su hikari, aquel lugar en donde talvez todo era maravilla...comprobó por si mismo que no todo es perfecto, ni feliz...

Mientras tanto, en otro lugar del tiempo y espacio, en la casa de Yugi, Salomon había ya llevado a un médico. Los dos subían rápidamente las gradas para ir a la habitación de Yugi. Aquel joven hombre de camisa blanca, se apresuró a abrir la puerta, mientras el anciano lo seguía a su escasa velocidad...-Los años no pasan en vano- Dijo a sí mismo Salomon, mientras se veía en la tarea de ir más rápido. El doctor al notar aquello, solo abrió la puerta, mientras miraba dentro. Ahí estaba aquel ángel dormido, rodeado por la nitidez de sus sábanas, combinando con el tono sonrojado que aún estaba en sus mejillas.

El joven de reojo miró como Salomon ya estaba acercándose, y entró finalmente -Debe estar muy mal...le tomaré la temperatura- Acto seguido, el doctor sacó de su pequeño maletín un termómetro, el cual puso delicadamente debajo del brazo de su paciente. El sonido del instrumental, fue oído claramente por los pequeños alrededores de la habitación. -Cree que estará bien- Preguntó el anciano, temiendo que algo malo le pase a su único nieto. -no se preocupe, le daré un medicamento ahora mismo, y no me iré hasta que lo vea mejor.- Dijo el joven con una sonrisa en sus labios, mirando a los ojos de Salomon, quería inspirarle confianza, y fe.

De nuevo, volvió a abrir su maletín y empezó a desdoblar un pequeño mantel cerca de Yugi, después sacó muchos objetos puntiagudos y algunos frascos de colores. -Riing- sonó el teléfono en ese preciso instante, interrumpiendo aquella sesión. -Voy a contestar el teléfono- Dijo Salomon mientras sin concentimiento se fue de la habitación, bajó las gradas y apresuradamente caminó hasta la mesita del teléfono. -Alo- Preguntó a la otra persona que se encontraba al otro lado de la linea. Solamente pudo oír un bullicio callejero.

-Vamos viejo, estas loco como para llamarlo- Dijo aquel moreno que esperaba arrimado en la puerta de la pequeña casita del teléfono público. -Tristán, qué desconsiderado- Exclamó con desagrado la chica castaña que se encontraba un tanto alejada de los dos, cruzando los brazos en señal de desconformidad, y aún así, sosteniendo la pequeña sombrilla rosada que la cubría. -Hey, contestaron- dijo Joey, aquel rubio que estaba ya atendiendo la llamada. -Estará Yugi ahí- Y mientras esperaban la respuesta ambos cruzaban los dedos, Tea les dió las espaldas, estaba muy molesta. Tristán empezó a jalarse su chaqueta azul mientras miraba al cielo, esperando algo... -No, está enfermo?...mmm...Pasaremos por ahí, gracias- Y así, salió el rubio con una sonrisa en sus labios -Está enfermo, no podrá venir...lo que significa..- Dejó la frase inconclusa para que su compañero la pueda completar - que estaremos libres, y todo será para nosotros- Sonrieron ambos y hacian un pequeño baile en celebración, con algunos codazos por parte de ambos. Al parecer, a Tea no le había gustado la idea, e interrumpió a los dos -No dijiste que pasaríamos a verlo- dijo disgustada por el comportamiento de sus amigos. -Si, pero...está enfermo, de qué sirve ir a verlo- Dijo Joey mientras con Tristán, juntos, se encaminaban a la arcada. - En fin, después le mentiremos que lo fuimos a ver...no se dará cuenta...porque..- De nuevo el moreno dejó la frase inconclusa para su rubio compañero -Estuvo enfermo- Dijo sarcásticamente, alejándose del lugar. -Tea, que no ves que ya no está lloviendo, jajaja- Dijo Joey, y así rieron juntos, esperando a que su compañera responda, pero ella no dijo nada, solo se fue caminando muy molesta en dirección contraria a ellos...sin que estos se den cuenta.

Era ya el atardecer...todo empezaba a tomar un color anaranjado y alguien ya había empezado a pintar el cielo para que se hiciera oscuro. El sol reflejeaba en algunas lagunas de la ciudad, y los animales que habitaban en ellas, ya estaban sentados en alguna rama o casita (1) para ya descansar de todo el mundanal ruido. Muchas personas iban a sus casas en autos, y otras iban caminando, aprovechando de ver las tiendas para comprar alguna sorpresa para sus familias. Nadie se salvaba de que le caigan algunas gotas de agua desde el cielo. La castaña caminaba con una diferente expresión en su rostro. No era la sonrisa de felicidad que siempre habituaba tener. Una de sus manos sostenía la sombrilla ya cerrada, a la cual golpeaba contra la pared varias veces en su rumbo...-No los entiendo!. En un momento, son mis amigos, en otro..son simplemente unos niños inmaduros que no tienen sentimientos.- Decía mentalmente Tea mientras se alejaba más y más de su anterior lugar de encuentro. No quería ver atrás, solo quería llegar a su casa, para avisar que pasaría a ver a su amigo.

En otro punto no muy lejano de la ciudad, los dos jóvenes conversaban animadamente. Se veían próximos para estar en la arcada, pero no se habían percatado de que alguien en el grupo faltaba. -uy, Tea, estás muy callada hoy- Dijo Tristán mientras de reojo miraba atrás...pero, no encontró a nadie. -Tristán, qué pasa- Preguntó el rubio mientras miraba detrás de él sin complicaciones. -Tea no está con nosotros, pensé que venía siguiéndonos- Dijo el moreno, mientras Joey estaba pensando en una buena respuesta -Déjala, ya vendrá. O sino, se perderá la diversión- Y así, cerró los ojos en señal de conformidad. Ambos ya estaban llegando al lugar ansiado.

Mientras tanto...en otro lugar, Yugi empezaba a despertar poco a poco. Sus ojos adoloridos se abrian una y otra vez. Al frente, vió a su abuelo y a otra persona que estaba con él. -Abuelito..vi...a...yo vi..a..- Con las pocas fuerzas que tenía, trato de comunicarse con su abuelo, pero todo se redujo a un tartamudeo, seguido por la negación de Salomon. -No, no,...tienes que descansar...no hables, ahora, procura descansar- Dijo el anciano suavemente con preocupación en su rostro. La otra persona se acercó lentamente y tomó la mano del joven. -Te sietes mejor- Preguntó con una sonrisa en sus labios. Yugi solo asintió y bajó la mirada de inmediato, como si se sintiera muy mal..no físicamente. -espero que así sea...tengo que irme. Fue un gusto, si tiene complicaciones llámeme, esta es mi tarjeta- Y así, el médico extendió un pedazo de cartulina con algunas letras impresas al abuelo, quien seguidamente lo tomó, y se fue con el joven para guiarlo hasta la salida, quedando así, Yugi, de nuevo...solo.

El chico miraba extrañamente a su alrededor. -Todo sigue siendo lo mismo- Pensaba un y otra vez. Era ya un adicto a los diálogos con su mente, y un amante de los recuerdos. Un suspiro llenó a la habitación , y entonces, Yugi comenzó a imaginar las diferentes escenas que habían tenido lugar en su habitación...empezó a visualizar a Yami por todos los lados..sonriéndole, mirándole atentamente...como siempre lo había hecho. Yugi sintió un vacío muy grande dentro de su pecho, no era un dolor común...era un pedazo de la nada que llegó a ser su corazón.

-Yami- dijo de nuevo mientras veía por su ventana. La lluvia afuera, ya estaba cesando. Los golpeteos continuos eran cada vez más lentos. Un ambiente de humedad se percibía en todos los lados. El sol estaba comenzando a asomarse, pero aún algunas nubes negras no se movían de su lugar

-Hay un momento en la vida...en el que creo que...alguien se tiene que ir. Como se fue Yami...como se fue casi toda mi familia...como se irá mi abuelo, y como...algún día...me iré yo. Ya casi nada importa...- Y así, de la mesita de noche, cogió una revista y se puso a leer.

Salomon había estado viendo la desencantada escena desde la puerta. -Quien quiera...deme una pista...solo pido eso..lo daría todo - El anciano puso toda su fe en aquello, cerrando sus ojos, como si después de eso fuese a pasar algo. -Abuelito, estabas ahí- Preguntó Yugi percibiendo su presencia -Jeje, si..Yugi, aquí estoy...-Dijo un tanto sonrojado, acercándose a la cama de su nieto, pero depronto..algo captó su atención. -Qué es eso, ahí abajo¨preguntó así, por el objeto extraño que se encontraba debajo de la cama de Yugi. -No sé...de qué me hablas abuelito- Salomon ya no respondió, solo se agachó hasta alcanzar el suelo. Estiró su mano lo más que pudo, hasta cogerlo. -Yugi, mira- El chico sonrió como jamás lo había hecho. Sentía a la sangre ir por sus venas cada vez más rápido, y sus manos temblorosas se apresuraron a coger la pieza dorada. -Es ..es la pieza central del rompecabezas, el ojo del milenio- Exclamó mientras Salomon lo rodeaba con sus brazos.