Hola!
cómo están?. Bueno, me dio mucho gusto ver sus reviews. Hoy tuve unas dos horas vacantes, así que decidí hacer el próximo chap. Como lo hice en dos horas..y algo más, les pido que disculpen cualquier error, o repetición de palabras...y otros lindos errores.
Gracias a todos aquellos que leyeron :-D
Shiroi Tsuki: Hola!; pues, si, el capítulo quedó corto, pero fue todo lo que buenamente pude hacer. Ojalá este capítulo esté un poco más grande. Jejeje..ya sé como se van a encontrar...Gracias por el review
Holly Motto: Hola, jeje, Sí. Sería muy triste que dejaran morir su amistad. No sé que vayas a pensar de este capítulo. gracias por el review
Ce-at: hola, a Uds ..jajaja. Ahh...ahora está todo lo que Joey quería decir. Por ahora, en este capítulo, Yami no saldrá. Gracias por tu review.
Yugi Moto2: hola!. Ay..lamento desilucionarte...pero la onda se pone más dramática. No lo iba a hacer así..pero ya sabes...yo cambio las cosas al momento de escribir . Wow..todos esperan las apariciones de Yami!..pero aseguro que eso será en el próximo capítulo. Gracias amiga por el review! You know it.
Cerry: Gracias por tu review. Bueno, no sé...prepárate para este capítulo, si el anterior te hizo llorar...¿en serio te hizo llorar?...wow...
Kida Luna: hola!. Ahh..sip...disculpa..es que a veces ando medio no sé qué, y no entiendo unas cosas. En este capítulo Joey dará su decreto general, jajaja. Espero que les guste ya que siempre me hacen reír. Son geniales. Su review me llegó justo a tiempo!
5
No Yugi!- Dijo con lágrimas Joey, acompañado de Tristán, haciendo su entrada al escenario, al mismo tiempo que esto había sorpredido al resto de la pandilla que estaba dentro del cuarto. -Estás equivocado amigo...tengo mucho que decirte..mucho-...
Toda la habitación quedó en silencio inmutable. Todos se miraban a los ojos, y era una cadena interminable, que empezaba a sentirse ya incómoda. -¿Joey, de qué hablas?- Preguntó Yugi, tratando de guardar la compostura, porque en verdad, estaba empezando a desmoronarse. -porque...YO fui quien decidió no venir a verte, y he sido YO quien ha hecho todas estas cosas para alejarme de tí- Respondió, al mismo tiempo que llevaba una de sus manos hacia su rostro, para secar sus lágrimas. No pudo acercarse a su amigo, tan solamente caminó hasta quedar detrás de Tea, quien le estaba mirando muy atentamente. -Temo que esto va a terminar muy mal- Pensó la castaña mientras veía como los dos chicos se miraban.
Fuiste tú Joey, dime que no es verdad..dime que no...- Yugi comenzaba a desesperarse, y aquel tinte rojo volvía a sus mejillas lentamente. La desilución había tocado la puerta de sus sentimientos, que estaban huyendo de aquella asesina. El joven cerró sus ojos, como si con ello fuese a despertar de esa pesadilla, pero, cuando los abrió, de nuevo divisó la escena. Era un laberinto sin salida. Fue entonces, cuando se dio cuenta que todo aquello no era un cruel sueño causa de la tensión, sino que era la realidad...la pura realidad que se manifestaba violentamente contra él.
No puedo mentirte Yugi, en verdad...no quiero que seas mi amigo. Ya no, nunca más. Estoy harto de tí. Y esa es la verdad, no puedo decir más.- Joey se pronunció, y terminó como si aquello fuese a hacerlo mucho más fuerte. Ya no habían lágrimas en su rostro, solo quedó la fría mirada de aquellos ojos color miel, que un día brillaban de felicidad. Su boca se cerró, no pensaba decir ni una sola palabra más por el momento. Aquel rubio se sentía imponente, poderoso, y decidido, como un general de guerra...de aquellos que les importa ganar a costa del sacrificio de las almas de sus soldados.
Yugi sentía como si su corazón fuese de cristal. Se rompía lenta y dolorosamente...en pedazos muy pequeños, que podían cortar si se recogían par a reconstruirlo. -Joey...no, porqué? porqué? qué fue lo que hice mal?. Durante todos estos años, puse mi vida, mi voluntad, mis sueños, mis secretos...mi esperanza..mi amistad y mi amor en tí.. Tuve confianza en tí, cuando nadie la tenía, y te apoyé cuando más lo necesitaste. Soñamos nuestro futuro juntos, como los buenos amigos que somos. o es que acaso era Yami a quien tenías por amistad? -Yugi ya no pudo contener aquellos caminos de lágrimas que se edificaban ya solos. El dolor era intenso, y todas las cosas...muy fuertes. Se grababan en su cabeza como para nunca olvidarlas, y pasaban tan lento...que parecía que no era realidad.
No me importa...ya no me interesa lo que hiciste por mi, o lo que yo hice por tí. Estoy cansado de tus cosas, y sí. A quien buscaba era a Yami, no a tí...nunca te busque. No llores...pensaba decírtelo tarde o temprano. El mundo sigue girando afuera - Joey se expresaba con tal dureza, que parecía que gritaba, y de hecho lo hizo en la última frase. Ahora el encuentro solo se había limitado a Joey y a Yugi. Tea y Tristán, quienes estaban a lado de cada uno, habían quedado tan solamente viendo sus reacciones. La castaña lanzaba miradas intensas al moreno, quien apenas se estaba dando cuenta del porque del comportamiento de Joey.
Afuera, alguien ya había pintado el cielo con acuarelas negras y grises. No había luna...no habían estrellas. Todo se había ocultado, y en el vecindario el alumbrado público se había averiado. Parecía que todo aquello había quedado en las tinieblas, sumerjido en la oscuridad de aquellos que prefieren no contar sus secretos al público. No había luz...ni un rayo, nada. Todo se enfriaba por la brisa callejera que arrastraba hojas y algunas basurillas. El polvo podía entrar en los ojos de las personas, lastimándolas, y no permitiéndoles ver. La gran ciudad era la única fuente de luz que escasamente llegaba hasta los sectores de afuera. Ni siquiera los insectos entonaban su canción.
El abuelo Salomon, se había acercado hasta la puerta casi transparente, salvo por los marcos de madera, que estaban completamente cubiertos de polvo. Observaba sigilosamente el negro paisaje casi extrangero. Aunque no había objetos a la vista, sentía una atracción inexplicable. Era misterioso, parecía que habían cubierto su puerta con algún plástico o papel, pero no podía ser cierto, porque las ventanas también presentaban el mismo panorama. En la casa, no había prendido las luces. Tenía miedo de que los amigos de Yugi pensaran de que anda por ahí, escuchando su conversación, cuando en realidad no era cierto. No quería tener la imagen del chismoso que se mete en los asuntos de otros. Le importaba..pero después preguntaría por ello. Y ahí, siguió en su posición...siendo tan ajeno a varios mundos, siendo tan ajeno a todo lo exterior que acecha paso a paso. No escuchaba sonidos, por ello..había esquivado a la conversación de unos jóvenes, que estaban muy lejanos..
Mira! Tetsu, sal pronto!. Hoy es la noche perfecta para ir a molestar al presumido de Haki- Dijo un joven de cabellos azules puntiagudos, muy alto y grueso de contextura. Sus ojos estaban tapados por unos lentes oscuros, al igual que los de su compañero, pero ellos no eran iguales. -Si, jajajaja, carga las piedritas y vámonos Kiro- respondió su compañero, quien era un poco más bajo, con una roja cabellera que bajaba hasta sus hombros. Ambos, fueron corriendo por la calle, con una pequeña linterna que alumbraba solo sus pasos.
Agotados y cansados, seguían su camino incesablemente. Los dos tenían una bolsa llena de piedras, para irlas a arrojar a la puerta de su compañero de clases, el cual no les simpatizaba. Aquellas bromas, eran muy comunes para ellos, todos decían que tenían un sentido del humor un tanto extraño. En la calle, se guiaban por los letreros de las calles a cada esquina, que para leerlos tenían que apoyarse uno sobre otro y acercar la luz de aquella maquinita, que ya tenía casi agotadas sus baterías.
Mientras tanto, dentro de una de tantas casas en la ciudad de Domino, seguía aquel joven pelirojo sufriendo , tratando de hallar una solución, a lo aparentemente imposible. -No...No puede ser Joey. No entiendes...el mundo sigue afuera..pero el mío se está acabando. No te das cuenta de que lo que estás haciendo es lo peor que puedes hacerle a alguien?. Prometimos siempre estar unidos, a pesar de las circunstancias...pero, todo lo tienes que desechar ahora!. Yo no rompo promesas Joey Wheeler!. NUNCA!.. Dijo Yugi, lleno de una energía de origen desconocido, sus visión estaba borrosa por las lágrimas que amenazaban con salir a cada segundo. Tea, quien se encontraba a su lado, trataba de tranquilizarlo, dándole golpecitos en la espalda, pero eso era inútil. -Pues, las promesas no existen, la amistad no existe...todo lo que hiciste..no existió nunca. Todas esas cosas son basura!. Puedo hacer y desacer mi vida cuando quiera. MIentras estoy aquí...hay miles de personas esperando ser mis amigos. No te necesito, y me arrepentiré eternamente de que hayas entrado en mi vida. INTRUSO!- Gritó Joey con todas sus fuerzas, mientras Tristán se anteponía a él para calmarlo, haciendo fuerza con sus brazos, ya que el rubio estaba realmente alterado...pero porqué, no tenía causa. -Joey, viejo, reacciona, Yugi es tu amigo, no te hizo nada más que quererte. Salvó a tu hermana, e hizo muchas cosas por tí!- Al rubio no le importaba lo que decía el moreno -Sería más fácil acabar con él si no hubiese hecho tantas cosas por mi- Decía para sus adentros -Tenía que hacerlo...-
En las afueras, los chicos de extrañas cabelleras se acercaban, pero uno de ellos cayó violentamente. -jajajajaja, Tetsú! qué pasó, está muy rápido para el bebito, jajaja- Decía el otro mientras iluminaba el rostro de su compañero- No digas cosas- lo miró enfurecido.- mira lo que encontré..parece que es de juguete. Jajaja, con esto podremos darle un buen susto a ese tarado de Haki!- Pero su amigo, Kiro, le arrebató el objeto y comenzó a examinarlo. Cuando se disponía a ver con la linterna, era muy tarde, se habían acabado las baterías. -AHH, qué mala onda, se le acabó la batería a ese cacharro.- Exclamó Tetsu mientras tiraba con desprecio el aparatito, que resonó en toda la calle y se rompió. Sus piezas desaparecieron hacia otros lugares, huyendo despavoridas, como prófugos de guerra.
Salomon, que estaba dentro de la casa-tienda, se acercó más a la puerta cerrada, ya que aquel ruido había llamado su atención. Un pequeño murmullo se oía a lo lejos.
jaja, ves?. Mira como ensayo Tetsu!..tres...
NO, tonto, lo lo hagas..., te la quitaré de todas maneras, ven acá, no corras!
dos...uno...
Cuánto tardarán los amigos de Yugi, quiero subir para ver cómo está mi nieto...
pum!..jajajaja
Un sonido inesperado se presentó por todos los alrededores, haciéndose ensordecedor. Salomon sintió que se comenzaba a desmayar, y era inevitable. Cayó en el suelo, respirando con más dificultad de lo normal, conteniendo un dolor inmenso en su pecho.
Suéltala! te dije, ahora vámonos!-Dijo después de darle un golpe en la cabeza a su amigo. Ambos empezaron a correr
El arma de frío metal, cayó en el suelo, rebotando una vez como si fuera una vívora salvaje..para luego estar quieta y esperar a otra víctima
Tengo miedo..Tetsu. -Murmuró mientras huían a encontrar algún escondite
Yugi iba a tomar palabra, pero aquel ruido extraño interrumpió todo. Algunos cristales se habían roto porque así también había dicho el sonido. -Qué pasó?- Dijo Tea, apresurándose a salir. Tristán se unió a su paso, y ambos salieron de la habitación. -Abuelo?...estás ahí, abuelito?- Yugi no recibió respuestas. Algo tenía que estar mal. Rápidamente pasó sus pálidas manos por su cabellera, y salió de su lecho, desesperado por la imaginación. Joey, al ver que se quedaba solo, tranquilamente salió con las manos en los bolsillos.
Tea y Tristán, habían encontrado donde encender la luz del pasillo, y ya estaban buscando por toda la casa. Nadie estaba seguro de donde fue el accidente. -Abuelito, estás dormido, respóndeme!- gritaba una y otra vez Yugi mientras se acercaba a sus dos amigos. Cuando los vió, reconoció en ellos el miedo aterrador que los recorría. Ambos se viraron para estar todos frente a frente. De nuevo, amplios senderos húmedos recorrían el rostro del pelirrojo
Yo iré por aquí. Tea, mira en la habitación y tú, Yugi, ve a la puerta principal, y de una vez a la tienda!. Vamos!
Dadas las órdenes por Tristán, cada uno se fue dispuesto a buscar y encontrar al abuelo. Yugi caminaba aceleradamente, como su enfermedad le dejaba. Pronto, llegó a un cuarto oscuro. Solo se podía ver aquel espacio de habitación que se le hacía tan familiar. A ciegas, utilizando sus manos buscó el interruptor de la luz, y lo prendió. Sus ojos camesí se abrieron de la impresión...y un grito casi imperceptible acompañó a tal reacción. Ahí estaba su abuelo, en el suelo. Muy débil, y ya casi pálido, en una alfombra de desconocido color al anterior, rodeado de finos y cortantes cristales, que más parecían diamantes. El joven se acercó sin murmurar palabra. Estaba en shock por todo lo que acababa de pasar, y de ver. -Abuelito, porqué estabas aquí, dime, porqué no me dijiste que esperabas a alguien...porqué?. - Dijo Yugi mientras cogía firmemente las manos de su abuelo, y lo abrazaba. -Yugi...no sé como pasó...te quiero mucho- Murmuró el abuelo con voz ronca y apagada. -TEA! TRISTÁN! Llamen a una ambulancia., vengan, ayúdenme!- Salomon tenía una mirada muy dulce en ese momento, talvez la más dulce de toda su vida. -Te duele abuelito?.- Preguntó Yugi, cuyas manos empezaban a temblarse, como si tuviesen una poderosa corriente eléctrica. - Ve a la cama...y dile a tu mamá que prepare el desayuno...estoy cansado.- Respondió el anciano, mirando perdidamente en los ojos de su nieto. -no te preocupes, los chicos y yo, vamos a salvarte-
Quiero dormir Yugi...-
No lo hagas, abuelito...por mi..no lo hagas.-
Tristán y Tea, al momento que escucharon los gritos de Yugi, corrieron en su ayuda. Joey se había quedado al final de las escaleras, con una actitud que no demandaba preocupación. El moreno se dirigía al lugar, corriendo con grandes pasos, cuando se le atravezó el rubio en su camino. -Qué pasa viejo? porqué tanta prisa?- dijo calmado como si se tratara de un juego. -Quítate!- y así, le dió un fuerte empujón, pero solo avanzó a hacerlo a un lado. Joey miró a Tristán hasta que se perdió de vista. Seguidamente bajaba Tea por las escaleras, y de la mesita a lado de las gradas, agarró el teléfono y mientras se dirigía al lugar, iba marcando el número del hospital. -Mejor iré a ver qué pasa..- Pensó el rubio, lleno de orgullo, pero con una oculta y profunda preocupación, que ni él mismo había sabido de su existencia.
Tuit...DominoTel le da la bienvenida. En este momento no puede realizar llamadas.lo sentimos. El sistema se arreglará en una hora. Puede recibir llamadas. tuit- Tea iba escuchando el mensaje, y su alma se heló cuando vió la escena. Tristán ayudaba a Yugi a trasladar al abuelo, cuyas condiciones no eran las mejores. Los vidrios estaban ahí, y parecía que era una catástrofe de la guerra.
Sr. Moto!- Gritó desde la entrada del cuarto
Tea, ya llamaste?
No responden las operadoras, y no traje mi celular!
Todas las esperanzas se apagaban a la velocidad de la luz. Todo se veía imposible. Yugi le dijo a Tristán que mejor trajera algunas vendas. Era imposible llevarlo ahora. El joven pelirrojo no sabía qué hacer. Lo mejor que se le pudo ocurrir fue mandar a su moreno amigo a llamar en el teléfono público de a lado, mientras él y Tea antenderían al abuelo. La fortaleza de su espíritu se iba con los segundos, y se llenaba de negativa energía.
Entonces, toma las vendas Tea, yo llamo. Ya vengo.
Qué es lo que pasa aquí?...oh ..Dios...
Fue en ese momento que Joey entró en la habitación. A pesar de lo que veía, no se impresionó, ni se inmutó. No se dignó a ayudarlos. -Necesitan esto?- Dijo mientras de su bolsillo sacaba un pequeño aparato de color negro, con el cual hacía malabares en sus manos. -Déjate de juegos Wheeler! no ves que lo necesitamos!- Dijo Tristán acercándose para quitarle el celular. -Joey! puedes salvar al abuelo de Yugi- La castaña que estaba ayudando con las vendas intervino también. -Creo que esto no servirá de nada...la respuesta la tiene Joey- pensó la chica, mientras con desesperación Yugi se preparaba a hablar. -Joey, por favor...se trata de mi abuelo...por favor. Juro, que jamás volveré a verte...pero, al menos, haz esto. No por mi...sino por quien te enseñó a jugar duelos. - a Yugi se le estaba olvidando respirar, había algunas veces que podía aspirar profundamente por la ausencia de aire anterior. La tensión era devastadora. El joven pelirrojo
Tristán seguía luchando, y el rubio esquivaba sus golpes, pero uno de ellos dió resultado. -Aggghhh- exclamó adoloridamente, mientras se cayendo, arrastrándose por la pared. -Lo tengo, pero tiene claves, no puedo usarlo!- Yugi levantó su mirada hasta ver los azules ojos de Tea...aquellas dos esferas que se habían oscurecido por el momento. Buscaba respuestas, ayuda...pero nada era útil.
Yugi...ve a la escuela...es muy tarde, llegarás atrasado. No olvides ponerte el rompecabezas. No olvides decirle a Yami que me ayude cuando vengas con él.-
El abuelo seguía disvareando. Todas las cosas giraban alrededor para él. Todo se confundía, excepto el rostro de su amado nieto, que era como una luz en medio de lo que ya no podía tener forma, ni podía ser entendible. Escasamente podía sentir como Yugi sostenía sus manos, lo que hacía el pobre chico en un intento sin éxito de evitar todo aquel dolor que traería lo que estaba pasando. -Abuelito, no...no te vayas.- Sus lágrimas comenzaban a caer en la gran herida de Salomon, uniéndose a al coloro liquido . Acercó sus humedecidos labios, y dió un beso cálido y suave en su frente, estaba conciente de que todo terminaría. Así, que, con el aliento entrecortado y los ojos entrecerrados, se resignó a la mortalidad de la vida. Tea miraba impotente la escena, y decidió acercarse, para al menos pasar su mano en silencio, por el rostro de aquel señor, que tan gentil siempre la recibía en su casa. Era lo único y más significativo que podía hacer. El moreno interrumpió - Yugi!; creo...creo...que ya estoy llamando!...un momento más y tu abuelo estará bien.- Dijo inconsciente de lo que ya era próximo, mientras con las manos sudorosas comenzaba a esperar a que atendieran su llamada. -Yugi..tengo sueño. Me voy a dormir...te quiero mucho. Mañana estaremos con Yami en los juegos..-Con grata ilusión el anciano sonreía mientras con un inmenso amor depositaba su mirada en los ojos camesí de su nieto, como si todo aquello fuese a pasar rápidamente y todo se arreglaría después.. -Eres mi nieto preferido...de todo el mundo...eres mi estrella...mi única estrella...me haces feliz...si el cielo es gris...sin ti..yo...yo...- A Yugi se le destrozaba el corazón, ver a su abuelo cantando, con aquella voz ya extinta. Y sin más, El joven dió otro cariñoso beso en la frente de su abuelo, quien con un último y profundo suspiro, cerró sus ojos para nunca jamás volver...
