Cap. 2 Un regalo

Ambos dan una vuelta por el dojo para ser visto por el nuevo huésped, luego se sientan a tomar el té.

- Es usted samurai- pregunta Kyôshiro.

- Así es, usted también lo fue, no- responde Kenshin.

- Eh…

- Se nota en sus manos y en la espada que lleva- da un sorbo el pelirrojo- es muy extraño encontrar una espada de estas ahora.

- Lo se, es una reliquia familiar, por eso.

- La tiene atada- observa dicha espada que la levaba remendada con vendas viejas- no la quiere utilizar?

Kyôshiro baja la cabeza y deja la taza en el suelo- Las espadas solo sirven para matar a la gente y hacer carnicerías…

- Sí, lo se- suspira- pero también sirve para proteger a las personas que amas…- explica sonriente.

Esa última frase le pareció muy convincente al vendedor por parte de Kenshin- Es verdad, pero... yo no tengo a nadie a quien proteger ... .U Siempre voy solo.

- A mi también me ocurría, hasta que conocí a esta gran familia- dice mientras mira al jardín y observa a la joven que se encontraba regando las flores. Kyôshiro se percata de su mirada y ve a Kaoru, se gira de nuevo hacia su acompañante e intenta decir- Sois...

- No- le corta y da otro sorbo.

- Vaya, creía que si- al ver la expresión de su anfitrión agrega tranquilo- Tienes miedo a dañarla, no es cierto- a continuación bebe. Kenshin se queda sorprendido ante el comentario pero no dice nada y agacha la cabeza.

- Te entiendo, me ocurrió parecido- deja en el suelo la taza, se levanta y se inclina en forma de gratitud- Os agradezco toda vuestra hospitalidad, pero debo irme ya a vender- sonríe- Gracias por todo Kenshin Himura.

- El gusto ha sido nuestro – contesta también sonriendo.

Antes de marcharse se gira y añade como despido- Si aceptas un consejo de este humilde vendedor de medicinas... – retorna su cara a una expresión triste- el pasado, pasado est�, por mucho que hayas causado, al fin de cuentas de una forma u otra acabas expiando tus pecados de alguna forma... adiós Kenshin- ríe de nuevo y se va.

- Adiós, nos vemos luego- se despide amablemente pero sin dejar de olvidar la última frase dicha de ese hombre.

Kyôsiro está saliendo por la puerta hasta que una voz le llama- Kyôshiro!

- Kaoru-dono- exclama el chico.

- No te irías sin despedir!

- Lo siento, no quería molestar- se arrasca la cabeza tontamente- Gracias por todo.

- De nada, vendrás a dormir, verdad?

- No lo creo- dice apenado.

- Por qué?

- Debo proseguir mi camino, soy un vendedor errante

- Pero, si habías dicho que te quedabas!

- No creo apropiado que un desconocido se quede en su casa.

- Eso es una tontería! En esta ciudad puedes vender bastante y mientras quedarte aquí!

- Es demasiado inocente y confiada...- dice el vendedor con una dulce sonrisa.

Estas palabras recordaron el día que Kaoru conoció a Kenshin e invitó a quedarse en su dojo...

- Por favor...- puso cara de súplica, cara que al errante cautivó.

- De acuerdo- suspira- sólo unos días...

- Me alegro, entonces... te esperamos para la cena?

- Sí- afirma- hasta luego, Kaoru-dono...- coge su caja de medicinas y sigue su camino.

Mientras, en una de la pequeñas salas del dojo, seguía un inmóvil Kenshin, terminando su té, al rato aparece Sanosuke y se tumba al lado de su amigo¿Dónde se ha metido Kyôshiro- pregunta sin preocupación.

- Se fue a vender.

- Qué te ha parecido mi nuevo colega? – pregunta el joven guerrero- Es muy majo, verdad?

- ...

El peli-castaño se percata por la inquietante mirada hacia el vacío del samurai- Te preocupa algo, Ken- pregunta serio.

- Oro? No! Sólo que...

- No te ha gustado Kyôshiro?

- No es eso...- mira a los ojos del muchacho- lleva una espada de 5 shaku, y he observado que a su espalda llevaba el símbolo del jin-jan...

- A qué te refieres? –pregunta abriendo los ojos.

- Cuentan las leyendas de un hombre que mató a más de mil personas en una batalla sangrienta- explica- un hombre sin piedad, poderoso y sin rival que portaba una espada de mismas características y en la espalda el signo dicho, pero hay algo que falla...

- Cuál- aún incrédulo.

- Los ojos...

- Qué le ocurre en los ojos?

- Tendrían que ser de color carmesí...

- Kenshin... n-no estarás hablando de...- intenta preguntar con dificultad de miedo.

- Sí- cierra los ojos y suspira- "Kyô ojos de demonio".

- Pero no puede ser- se levanta rápidamente- era sólo una leyenda inventada!

- También se dice que fue un hombre que existió, pero desapareció sin dejar rastro tras pelear contra un samurai mucho más joven que él, lo único fue, que no se encontró el cuerpo de ninguno...

- Y crees que Kyôshiro...

- No puedo probar nada, sus ojos son negros...

- Y los tuyos son azul-violeta bonachón y cuando te conviertes en Battosai son amarillos penetrantes!

- Pero...- cambia su expresión de preocupación a una más habitual- puede ser una coincidencia!

- Si no quieres que venga, se lo puedo decir.

- No, si ha tenido un pasado negro no hay que juzgarle por ello, igual que vosotros hicisteis conmigo, hay que darle una oportunidad- tranquiliza- y no parece ofensivo.

- De auerdo, yo te puedo asegurar que la espada que lleva nunca la ha desenfundado, está bien remendada.

- Me he fijado, y las ataduras son de hace mucho tiempo...

Ambos se quedan inmersos en sus pensamientos uno sentado al lado del otro.

- Hola chicos!

WAAAAAAAAAH- gritan.

- Eh! Que tan fea no soy! – exclama enfadada.

- Ah, eres tú Jo-chan, qué susto nos has pegado, podrías avisar con más cuidado! Ruidosa- riñe Sano a Kaoru.

- Sólo os quería decir que me voy al centro a comprar unas cosas al mercadillo, necesito una cinta nueva- explica situada en la puerta hacia el jardín.

- Te acompaño!

- C-cómo? Tú de compras- pregunta sorprendida.

- No! Voy hacia la consulta de Megumi para que me mire la mano.

- Ya decía yo... – se gira hacia Kenshin- Y tú que vas a hacer?

- Tengo que ir donde Saito, debo preguntarle unas cosas.

- Oh! Vaya...- dice triste, esperaba que el samurai hubiese aceptado para acompañarla- pues hasta luego Kenshin...

- Adiós Kaoru-dono!

Cada uno fue por su lado, Kenshin hacia Saito, Sano acompañó un poco a la kendoka y luego fue donde Megumi. La joven llega a un inmenso mercadillo donde se vendía de todo, ropa, alimentos, joyas, colonias, utensilios,… Miró unos cuantos lazos, había de muchos colores pero justo el que buscaba no encontraba- vaya, no está el tono de azul que yo quería…- se resignó y continuó su visita a los puestos. Dio un rodeo más y pensó en volver hacia el dojo pero una voz la llama- Hola Kaoru-dono!

La chica fija su atención a un joven sentado en el suelo con una pancarta que ponía "se venden medicinas", le observó mejor y resultaba ser…- Kyôshiro! Qué haces tu aquí?

- Pues haciendo mi trabajo- explica sonriente- vendiendo mis medicinas curalotodo!

- Ja, ja! Ya veo- se ríe divertida- y has vendido bastante?

- No mucho y eso que llevo toda la tarde aquí…- dice desanimado pero sin perder la sonrisa- Y usted? A qué ha venido?

- Ah! Yo… he venido a comprarme un lazo nuevo, pero no he encontrado alguno de mi gusto, justo el color que quería no quedaba.

- Te gustan los lazos?

- Sí, mucho- asiente.

El chico se levanta y se acerca a Kaoru- Entonces…- mete la mano en uno de los cajones de su caja de medicinas y saca algo envuelto- … espero que le guste esto…- agrega rascándose la cabeza.

- Para mi- se sorprende- Pero, por qué me regalas algo, Kyôshiro?

- Como me voy a quedar en su dojo una temporada no podía estar sin agradecérselo de alguna forma.

- No tenías por qué hacerlo! Si yo te he hospedado no era para nada a cambio!

- Bueno, lo abres o no- pregunta impaciente.

La muchacha empieza a desenvolver con cuidado el trapo que lo envolvía y al final ve un lazo de azul oscuro como la noche con una luna pintada en un lateral, ella abre los ojos como platos. Kyôshiro ve la reacción y teme que dicha reacción fuese de horror- No le gusta?

- Al contrario… es justo el que buscaba! Y además con el dibujo que tanto he estado buscando con el color- exclamaba contenta y emocionada.

- De verdad? Pues vaya casualidad! He acertado! Jaja- dice triunfante.

- Muchas gracias, de verdad… - agradece haciendo una reverencia.

- Al contrario, es a usted

Pues yo como agradecimiento, me le voy a poner ahora- se quita el lazo viejo que portaba y deja sus cabellos como el negro azabache caer sobre los hombros, el vendedor de medicinas observa dicho pelo, el cual precioso y luego los ojos de Kaoru viendo un brillo especial en ellos. Se recoge el pelo y ata su nuevo lazo dejándose su coleta de siempre.

- Qué tal me queda- pregunta como una niña con zapatos nuevos.

- Se ve preciosa, Kaoru-dono- contesta feliz.

- Toma- alza su mano hacia su amigo dejando ver su lazo viejo de color rojo- este te le regalo, es uno de mis favoritos, asi que cuídalo bien…- dice sonrojada.

- No puedo aceptarlo…

- En serio, cógelo…

- Que no pue…

- Eh dicho que te lo cojas! GRRR- grita con cara de malas pulgas.

- V-vale… - lo coge y lo coloca en el puñal de su espada- se ve bonito aquí, no?

- Sí, mucho-dice contenta.

- Pues yo creo que empezaré a recoger, no creo que venda mucho más…

- Te puedo esperar, ahora no tengo nada que hacer, así me acompañas a comprar comida y me ayudas a llevarla al dojo.

- Claro, no tardo- asiente.

Mientras, en la consulta del doctor Gensai, no se escuchaban mas que gritos e insultos, la gente de la sala de espera salían horrorizados de tal escándalo.

- Me haces daño, idiota Kitsune!

- Pues no haber utilizado de nuevo la mano derecha, cabeza de pollo- replica la doctora.

- Tú no eres quién para darme órdenes doctora de pacotilla- vuelve a quejarse.

- Ah, si- Megumi torna una mueca de enfado- Pues esta doctora de pacotilla es la que te cura gratis tu problemática mano a causa de tu estupidez!

Sanosuke iba a decir algo pero la contestación de la mujer le dejó sin habla, ella tenía razón, con lo cual, el guerrero soltó un bufido y se calló como un niño recién castigado.

- Bueno… qué tal van las cosas por el dojo- pregunta la mujer- Hace tiempo que no paso por allí- pregunta mientras empieza a vendarle la mano

- Pues como siempre, bueno no- recuerda- un amigo que conocí hace poco se va a quedar unos días en el dojo.

- Un amigo? Tuyo? Y cómo es que le han dejado pasar?

- Lo gracioso es que Kaoru ya le conocía de antes.

- Y eso- pregunta curiosa.

- Se le encontró esta mañana dirección al dojo, chocaron y como disculpa él le regaló una pomada para las heridas de Kenshin.

- Una pomada? Es médico, o qué- se extraña.

- No, es un vendedor de medicinas ambulante, y la pomada parece dar resultado…

- En serio? Entonces tendré que conocerle- corta la venda- Vas a ir ahora para allí, tontaina?

- Sí, boba…. AUCH- se queja de dolor ya que Megumi le aprieta al acabar de vendar.

- Bien, me voy contigo- dice mientras se quita el pañuelo de la cabeza- ya es tarde, el doctor Gensai seguirá por mi, llevo todo el día sin parar… uf…- suspira cansada.

Sano observa su expresión de cansancio, se levanta- Mientras terminas de recoger, iré a decírselo al doctor Gensai, enseguida te paso a buscar…- dice mientras cierra los ojos con cara de indiferencia y sale por la puerta. Al tanto, Megumi se queda sorprendida ante la reacción del muchacho- Tanto le he apretado la venda para que diga eso- se dice divertida.


Notas de autor:

Muchas gracias x tus ánimos, Ayame Fujumi, en verdad tenía pensado en dejar de hacer el fic, xo como veo que te esta gustando tanto y para que se conozca más SDK... PRSEGUIRÉ! JJOJOJOJO XD

DEJEN REVIEWS!

ATTE: MAKY KAOS