Harry Potter y La Sagrada Vid.

Disclaimer: No son míos... no lo hago por dinero, sólo por diversión. Esto es sólo ficción y todo alcance de nombres o situación es sólo coincidencia.

Capítulo I: Buscando a Harry... primer interrogatorio.

En su cama, en la vieja habitación de los juguetes de Dudley, que en su tercer año se le fuera asignada, dormía, bueno... en realidad daba vueltas, en lo que podría decirse que era una cama, el llamado "Niño-que-vivió", o sea el ultra conocido Harry Potter, el único humano que había sobrevivido a la maldición asesina, y además, lo había hecho, cuando esta fue hecha a manos de Voldemort, el azote del mundo mágico.

Allí, el último Potter, tenía las peores pesadillas que recordase, ni siquiera los dementores, el retorno de Voldemort, la posible expulsión de Hogwarts o todas las torturas que efectuaba el Lord Oscuro, se comparaban con las que la culpa por los hechos recientes le hacían sentir.

Vueltas, más vueltas, su respiración era sumamente agitada, sudaba, su pulso era agitadísimo y no podía parar las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

************************* En el sueño de Harry ************************

Sirius, tal y como aparecía en las fotos del álbum que le obsequiara Hagrid, se veía jugando con un pequeño de unos cuantos meses, mientras lo traía en brazos y le hacía gestos, mientras que el pequeño reía feliz, todo esto en una hermosa habitación ambientada para bebé en motivos de Quidditch.

Cambiando el escenario, se veían a Sirius y a Harry jugando con unos autitos y unos peluches en el living en una casa, ambos se notan increíblemente felices y animados, derrepente, Sirius se levanta, lo toma y le ayuda a caminar, se ríe encantado de ver a Harry de esa forma.

Desaparece esa escena para dar paso algún momento en que Harry recibe una carta de Sirius y se enfoca en la reacción de tranquilidad que le produce al chico.

Todo se vuelve oscuro y Harry repite una vez más... todo lo que sucedió en el departamento de misterios... La muerte del único ser humano capaz de mantenerlo cuerdo y el único del que había recibido algo de cariño paternal. Una vez más Harry se vio en brazos de Remus, impotente de hacer algo mientras Bellatrix mataba a Sirius frente a sus ojos... Finalmente, una vez más, se vio a sí mismo en la fatídica habitación del departamento de misterios, una vez más al frente del velo, y, una vez más tratando de tocarlo, pero esta vez hubo algo diferente...

Harry estaba a punto de tocar el velo, el famoso velo que separa el mundo de los vivos del de los muertos, cuando junto a él aparecen todos sus conocidos: los Weasley, Remus, la armada, Hermione, Ron, sus profesores diciéndole que no lo hiciera, mientras él sólo miraba embelesado el velo.

- Sirius...- masculló Harry justo antes de tocar el velo.

En ese momento salió de la nada, Voldemort y junto a Bellatrix le recalcaba lo inútil que era y cuanto les había ayudado al ir aquella vez al Ministerio de Magia.

Harry ya no escuchaba a nada, ni nadie de los que le gritaban, sólo miraba hacia el velo, hasta que escuchó a alguien, no podía identificar quien porque no podía verlo, pero, alguien que le producía una calma y paz infinitas y que le respondió.

- Pronto... pronto la familia, la sangre de tu sangre, te ayudará, aguanta hasta entonces...-

De pronto todo se iluminó y pudo ver a Sirius, tal cual lo vio la última vez en su casa, éste lo miró, le sonrió y le indicó con los brazos que quería abrazarlo, Harry al ver esto corrió hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas.

- Sirius, Sirius... no me dejes solo... por favor... no de nuevo...- Harry lloraba abrazado a Sirius.

- No te voy a dejar, pase, lo que pase, recuerda que siempre voy a estar contigo, siempre...- le contestó Sirius, mientras le acariciaba la cabeza. –Lo lamento Harry, pero es necesario que despiertes, creo que tu tía te llama... pero recuerda... yo siempre estaré contigo... siempre...- Sirius lo soltó y poco a poco la imagen se fue borrando mientras éste lo saludaba.

- ¡No... Sirius... no...! ¡No me dejes...!- gritó Harry desesperado saltando de la cama al despertar, cuando se dio cuenta de donde estaba sólo atinó a sentarse agarrarse las rodillas y llorar autocompadesiéndose de su situación y de lo que le pasaba.

Lentamente se fue tranquilizando para poderse levantar, consultó el reloj y se dio cuenta de que eran las siete, si no se levantaba pronto sería verdad que la tía Petunia le gritaría como urraca para decirle lo inútil que era. Finalmente, se levantó, se vistió con unos jeans y una polera, ambas ropas daban un conjunto bastante extraño tomando en cuenta que le quedaba gigantes, terminado ese trámite, bajó a la cocina, donde su tía le esperaba con la lista de sus quehaceres y el desayuno concerniente en un pote con avena media cruda qué fácilmente podría pasar por una mezcla de arena, ripio y agua, pero no podía quejarse de todas maneras, nadie lo iba a ir a rescatar de ahí y no era que quisiera que alguien lo hiciera, no después de lo de su padrino, simplemente no arriesgaría a nadie más.

Pintar la cerca, limpiar, ordenar, cortar el césped, cosas como esas eran las que Harry tenía para ese día, y aunque algunas las hubiese hecho ya más de un par de veces, ya no le importaba, haría lo que fuera por alejar a la culpa a algún lugar fuera de sus pensamientos, y mantenerse ocupado era muy conveniente, el terminar agotado no le daba tiempo de pensar, menos aún sentirse culpable.

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Richard Laine, Ecuyer de la orden del Sion, y uno de los únicos nueve que fueran magos, dentro de los últimos quinientos años, se encontraba bajo el calor del verano Londinense buscando la caseta telefónica que daba a la entrada del Ministerio de Magia de Inglaterra, su motivo, realizar una tarea que le había asignado su Nautonnier, encontrar el Paradero del Niño- que-vivió. El futuro de muchas cosas dependía de ellos, más de las que él mismo se imaginaba.

Después de casi media hora la encontró. Abrió la puerta de la cabina y se introdujo a ella, tomó el teléfono marcó los números correspondientes y de inmediato escuchó la simpática voz de tipo grabadora del buzón de voz:

- Buenos días, bienvenido al Ministerio de Magia, por favor, indique su nombre y su misión...-.

- Richard Laine, misión, necesito hablar con el director del departamento de inefables...-.

- Muchas Gracias Señor Laine, Por favor retire su estampa- la chapita salió por el monedero del teléfono- y por favor no olvide pasar junto al corredor para que le revisen su varita, que tenga un buen día...-.

Dos minutos después el elevador se detuvo dejándole en el vestíbulo del edificio, Richard se dirigió a la oficina que estaba más cerca al elevador, mostró su varita, la pesaron, la recobró y se dirigió hacia el ascensor que lo llevaría al departamento de inefables.

- ¡Demonios! Ahora cómo lo voy a convencer, por mucho que sea mi primo, no me lo va a decir... ¡Ah! ¿Qué hago?...- divagaba en voz alta el Ecuyer, mientras el elevador en que iba sólo pero bombardeado por el correo interno de ministerio, lo llevaba hacia el piso que deseaba ir. Finalmente éste se detuvo y a Richard no le quedó más que resoplar y seguir adelante.

Toc, toc, toc. Golpeó Richard a la puerta de la oficina de su primo.

- Pase...- se escuchó del otro lado.

- Disculpa, permiso...-.

- ¡Hola! ¿Cómo esté mi primo favorito? Mentira ¿Cómo estás Richard? ¿Cómo va tu vida entre los dos lados del canal?-.

- Bien... me va bien... pero...-.

- Supongo que esta no es una visita social ¿O sí?-.

- No, la verdad no...-.

- ¿Entonces?...-.

- Necesito un favor... necesito ubicar a alguien, en realidad, los intereses que represento necesitan ubicar a una persona en especial-.

- ¿A quién?-.

- Harry Potter...-.

- Te terminaste de volver loco, tanto viajar por ese túnel Sub- marino... ¿Cómo se supone qué en "este" tiempo te voy a dar el paradero de la persona más protegida del mundo mágico?-.

- Sólo necesito que me des alguna referencia para encontrarlo, además lo necesito para asuntos muggles, y si no me crees puedes me puedes administrar Veritaserum ¿No lo crees?...-.

- ¿Qué clase de intereses?...-.

- Intereses de la empresa para la que trabajo...-.

- ¿Qué empresa?-.

- No puedo decirlo...-.

- Entonces ¿Cómo demonios crees que te voy a dar la información?...-.

- Eres mi primo, nos educamos juntos, deberías confiar en mi... además si fuera mortifago, ya hubieran atacado a tu novia y a tu hija, recuerda que yo sé quienes son y donde viven...- le recordó Richard a su primo con la mejor de sus sonrisas en la cara.

- De acuerdo... tú ganas... Te administraré el suero, pero si algo le pasa a mi novia o a mi hija, te perseguiré y te mandaré a Azkaban bajo la pena de beso del dementor...-.

- De acuerdo...-.

El primo de Richard se dirigió a la puerta y salió, cinco minutos después volvió con una botellita y un frasco con agua, los puso sobre la mesa y le indicó a éste que ingiriera el líquido en el vaso.

Richard obedeció a su primo y se bebió el contenido del vaso, sintiendo inmediatamente sus efectos de bloqueo mental de donde le era imposible decir una mentira. Su primo, al ver el cambio en la cara de su primo se aprestó a comenzar el interrogatorio.

- ¿Quién eres?...-.

- Soy Richard Laine, tu primo...-.

- ¿Para qué necesitas a Harry Potter?-.

- Para asegurar la sobre vivencia de la estirpe del Sangreal... ese es nuestro objetivo...-.

- ¿Qué es el Sangreal y qué tiene de importante?-.

- Es la estirpe real de los Merovingios, reyes muggles, y su sobre vivencia sólo se puede dar si juntamos a todos los herederos y los hacemos trabajar juntos para cambiar el destino del mundo, que si sigue así, pronto, irá al colapso...-.

- ¿Qué tiene que ver Harry?...-.

- Él es uno de los herederos, por lo tanto debemos pedirle ayuda, cooperación, aparte, de que mi organización quiere proteger al joven Potter del Señor Oscuro...-.

- ¿Protegerlo cómo?...-.

- No estoy seguro, pero la Orden puede hacerlo... estoy seguro de eso-.

- ¿Para quién trabajas?...-.

- Para la Orden del Sion...-.

- ¿Son confiables?-.

- Si...-.

El director del departamento de inefables sólo pudo quedar extrañado ante las declaraciones de su primo, no sabía que los muggles quisieran enterarse de lo que sucediese en el mundo mágico, y, menos aún que quisieran ayudar a proteger a Harry de Voldemort.

Pronto Richard se despertó del letargo que provoca el "suero de la verdad" para encontrar a su primo en medio de sus cavilaciones, lo cual le permitió también poder pensar él mismo sobre su situación.

- La verdad Richard... es que... de mí no depende darte esa información, pero te diré quien te la puede dar...- seguidamente éste tomó un pedazo de papiro y escribió una dirección. – Cuando estés allí pronuncia la frase, Leales a la justicia, se aparecerá una casa, toca timbre y pregunta por Remus Lupin, cuando lo veas pregúntale por la Orden del Fénix y entrégale esto...- le pasó una carta dirigida a Remus Lupin y con el sello del departamento de misterios.- Seguramente, te harán un interrogatorio como el mío, incluso peor, di la verdad y estarás bien...-.

- Gracias, saludos a tus dos amores, espero que estés bien, cuídate- Richard se levantó y levantó la mano para dársela a su primo.

- Tu también Richard, tu también...-.

Richard salió de la oficina, dejando meditabundo a su primo sobre los sucesos recientes, mientras que el primero trataba de recordar donde estaría Grimmauld Place (N/A: No tengo idea de cómo se escribe, mi copia del libro, que tengo en un disquete la tiene mi amiga Katty así que si alguien sabe me deja un review y me dice como escribirlo, lo arreglo). Porque, hace mucho tiempo que no andaba por el Londres muggle, más de cinco años.

Hasta aquí el primer capítulo ¿Qué pensaban que todo el mundo sabe o está autorizado para decir dónde vive Harry? Yo no lo creo... en el próximo capítulo veremos cómo le va al pobre Richard que lo tienen para los mandados.

Lo repito, lo que escribo es pura ficción, en lo que va referido a la Orden, si uso su nombre es por puros motivos argumentales, y dudo, que los motivos que la impulsan ni sus acciones tengan algo que ver con los aquí expresados.

Bueno, nos vemos en la próxima, saludos a todos y ¡FELICITACIONES! A la Tanina que entró a la U en la carrera que ella quería, ojalá a mi me vaya tan bien a finales de éste año!!!!!.

Adiós, Katie.

Post Scriptum: el cumpleaños de la Nicoala es el 29 de Enero.