Harry Potter y La Sagrada Vid.
Por Katie Lupin.
Disclaimer: Sólo Richard es mío el resto de todas las grandes empresas que compraron parte de los derechos a JK Rowling, la autora, no demanden...
Aclaraciones:
1- Les debo una disculpa, en vez de haber un chapter, había un resumen muy pobre del primer libro, me explico, mi primo tenía que leer la piedra filosofal y es muy flojo, dos días antes de la prueba su mamá me llamó para que le hiciera uno, yo "lo hice", pero no lo pude mandar por correo ni por MSN, así que tuve que dejarlo en el fic. Por favor, imploro disculpas... Gracias por su atención.
2- Se me quedó algo en el tintero, la explicación "en cristiano" del escudo... haber... es la siguiente:
Blasón: escudo heráldico.
Blasón tipo francés: es el típico que se ve en todas partes, la parte de arriba es recta y, conforme va bajando se va haciendo una punta en forma elíptica invertida.
Esmalte: metal o color que adornan un escudo.
Esmalte Gules: es el listado vertical de un escudo.
Esmalte Oro: es el punteado.
Centro o corazón: es el cuadrante central del escudo.
Centro del jefe: parte central superior del escudo.
Bueno, eso es, si les quedó algo más sin aclarar, para eso están los rr.
En el capítulo anterior:
- ¿Un teléfono? ¿De verdad? Yo tengo uno en casa pero jamás he sabido de alguno tan pequeño, y no tiene cables... ¿Cómo funciona?...- el señor Weasley fue acercándose hacia Richard para seguir acribillándolo con preguntas, y lo habría logrado de no ser porque...
- Haciendo nuevos amigos... ¿Eh... Richard?- Remus Lupin se encontraba en la cocina con cara de pocos amigos.
Era la vigésima séptima vuelta que Harry se daba a través de la habitación, cada vez que terminaba una vuelta llegaba al mismo punto, el dibujo del escudo de armas, lo veía y al no poder descubrir nada que le ayudara a dilucidar lo que podía significar, se desesperaba y volvía a emprender la marcha en otra vuelta más. Al final de la que estaba haciendo algo lo descolocó, corrió hacia el álbum de fotos, había algo familiar entre el dibujo y una extraña fotografía que recién ese día había visto.
Capítulo VI: La primeras impresiones siempre pueden engañar... Entrevistas... Si las cosas van mal, siempre pueden ir peor.
Simbología:
- - diálogos
"" pensamientos
cambio de escenario
- Claro que sí señor Lupin, me descubrió, trato de lavarle el cerebro a la Orden del Fénix- Richard sonaba molesto e irónico, un perfecto aprendiz de Remus.
- Vaya, me alegro de que lo reconozcas tan pronto, pensaba que te demorarías más- Remus se acercó hacia la mesa sin apartar la mirada de Richard.
Ante tan abrupta intromisión (a la "conversación" entre Richard y Remus sólo le faltaba las varitas), cundía en la habitación, un pesado e incómodo silencio, de esos que aplastan a todos los que lo sienten, mientras que, perplejos y asustados los miraban todos en el salón.
Nadie se atrevía a mencionar palabra alguna, excepto la señora Weasley que llevaba un plato y acercándose a la mesa exclamó:
- Buenas tardes Remus, ahora, si fueras un poco más amable con el invitado- la voz de la señora sonaba molesta.
El aludido, lejos de prestar atención a la petición, simplemente la ignoró y continuó su discurso:
- No me molesta que andes por aquí Laine, es más, me tiene sin cuidado, pero no te metas con los chicos ni con los miembros de la Orden ¿Entendiste?...- la voz de Remus denotaba una oculta amenaza hacia el Ecuyer.
- La verdad es que no Lupin...- Richard escupía las palabras, levantándose de su silla –No vine aquí para que alguien que no puede enfrentar su vida venga a interferir con mi misión, y dado que para cumplirla necesito quedarme aquí, no te quepa la menor duda de que haré lo que deba hacer para lograrlo... ¿De acuerdo?-.
Nadie atinaba a hacer nada ante semejante espectáculo, y ambos magos ya estaban a punto de sacar las varitas si ninguno intervenía pronto.
- No me convences Laine... tú y tu "misión" no son más que excusas para infiltrarte aquí o ¿Me lo vas a negar?-.
- No, no te lo voy a negar... vengo aquí, arriesgando a mi familia, a mi mismo, a toda mi futura carrera en la Priurè sólo para castigarte... ¿Eh?-.
Tan ensimismados estaban todos en la cocina que no escucharon la llegada de alguien más...
- ¡Silencio! ¡Por Merlín!...- era Albus Dumbledore, absolutamente furioso ante tamaña batahola -lo que menos necesito en este momento es que quienes debemos ayudarnos nos peleemos, Remus, más te vale tratar bien a Richard. Richard, eres un adulto, no deberías ceder antes las infantiles provocaciones de Remus. Ambos se comportan como niños pequeños, más les vale comportarse o si no...- la voz del anciano sonaba totalmente furibunda –Harry no necesita que se peleen así, por última vez les digo esto... ¿Quedó claro?-.
Tanto Richard como Remus estaban helados, en parte por susto ante la autoridad del director, en parte por vergüenza ante su absurda e infantil conducta.
Ambos sintieron con la cabeza como niños pequeños.
- ¡No los escuché!-.
- ¡Sí profesor!- gritaron al unísono.
- Que bien, ahora, compórtense...- se fijó en el resto y exclamó: -buenas noches a todos-.
- ¡Buenas noches!- fue el grito general.
- Veo que aún falta gente, los esperaremos...- Dumbledore, tomó una silla en la "cabecera" de la mesa y procedió a tomar asiento.
Hecho tal movimiento por el profesor Dumbledore, el resto se enfocó en conversaciones propias. Tonks y Shacklebolt (N/A: Espero que ahora esté bien escrito) conversaban sobre cosas del ministerio, Dumbledore hacía lo suyo con el señor Weasley, sobre algunas reacciones post renacimiento del Lord Oscuro.
Paf. La explosión y un seguido repiqueteo causado por dos palos chocando denotaban la llegada de Ojoloco Moody.
- ¡....!- un murmullo inteligible se escuchó, para después ver un par de luces azules que recorrían la habitación y que se detuvieron ante Richard.
- Genial...- replicó el Ecuyer, Remus sonrió y el resto puso los ojos en blanco.
Un haz de luz cruzó la habitación para ir a dar justo a la cabeza del iniciado y dejarlo knock out.
- Ja, ja, ja- se carcajeó Remus, pero dándose cuenta de su acto se tragó su risa.
- ¡Santo cielo!- exclamó la señora Weasley y corrió hacia el joven.
- ¿Qué demonios...?- pronunció el director -Alastor... ¿Serías tan amable de despertar al pobre muchacho? Es de los buenos y ya suficiente tengo con que Remus le tenga tirria- la voz del anciano sonaba cansada como la de un padre peleando con su pequeño de meses después de que el último no lo deje dormir en días.
Acto seguido, Richard despertaba
- ¿Qué...? no puede ser... siempre tratan tan mal a los recién llegados, definitivamente ustedes necesitan alguna clase de terapia...-.
- Lo siento mucho Richard, creo que será mejor que esperes en otra habitación hasta que lleguen todos-.
Con un poco de tambaleo Richard salió de la cocina, seguido de Ron y los gemelos.
A Harry, entre sus cavilaciones, su tío, que recién había llegado, lo había llamado para que fuera a comprar al supermercado. No teniendo de otra, su tía no había vuelto a bajar, y por lo visto, no lo haría hasta el día siguiente, el doctor le había recetado calmantes debido a sus nervios y esa tarde, seguramente había tomado un par, estaba en la calle, más exactamente, casi saliendo de Privet Drive.
Lo habría logrado de no ser porque al poner un pie, más bien, intentar poner un pie fuera de la cuadra, una fuerza lo expulsó de vuelta hacia Privet Drive.
- ¿Cómo demonios no lo sospeché antes?- preguntóse Harry.
- ¿Qué esperabas chico? ¿Qué te dejaran salir a la boca del lobo, digo de la serpiente?...- Mundugus Fletcher, le tendía la mano para que se levantara; Harry la aceptó.
- Pero qué puedo hacer, mi tío acaba de mandarme a comprar, mi tía se tomó un calmante y ahora está en brazos de Morfeo y Dudley ¿Quién demonios sabe dónde se encuentre?- Harry estaba pasando al histerismo más rápido de lo que al "centinela" le hubiese gustado.
- wow, wow, wow... reléjate muchacho, ven conmigo- Mundugus se alejó con paso firme hacia Privet Drive, sin otra opción Harry lo siguió cabizbajo sin poner real atención a donde. El primero se detuvo ante la casa de la señora Figg.
Toc, toc.
- ¿Quién?- respondió la anciana.
- Soy yo, Mundugus y vengo con Harry...-.
No alcanzó a terminar su frase, cuando la señora Figg abrió la puerta y les exclamó:
- Pasen, pasen, qué hacen allí afuera, entren...-.
Mundugus no necesitó un segundo aviso, sin embargo Harry...
- Pasa Harry, no te quedes afuera- Mundugus tiró de la camiseta del muchacho.
Harry se sentó en uno de los sillones.
- Ahora Harry, dame la lista...- Harry obedeció.
- Veamos...- Mundugus fue leyendo los ingredientes. –Bueno, es más fácil de lo que creí, interesantes criaturas los muggles, es tan poco lo que los contenta...- Movió su varita y fueron apareciendo las cosas que Harry necesitaba.
- Wow ¿Cómo lo hizo?-.
- Tan sólo lo saqué de...- Mundugus se puso incómodo- eso no importa ¿Tienes todo no?- su cara delataba que, seguramente, no sería muy legal la forma en que las cosas aparecieron-.
- De acuerdo, ya entendí-.
- Bien Harry ¿Qué te sucedió?-.
- Mi tío me mandó a comprar, pero no puedo poner un pie fuera de Privet Drive, así que Mundugus me ayudó-.
- ¿Qué tu tío hizo qué?...- Arabella Figg estaba histérica –espera que se lo diga a Remus...-.
- No Arabella, tú no le dirás nada al lobo...- la cara del mago denotaba amenaza.
- ¿Pero por qué?-.
- Porque no queremos que vaya a dar a Azkaban ni a San Mungo ¿O sí?-.
- No, no queremos eso- reconoció la viejecita.
- ¿A qué se refieren con eso? ¿Le pasa algo a Remus? ¿Ocurrió algo? ¡Díganme!... por favor- la voz de Harry fue subiendo para después bajar abruptamente en la última parte.
- Nada Harry, es sólo que Remus no ha tomado muy bien el rumbo en que han girado las cosas últimamente-.
- ¿Qué se supone que signifique eso?-.
- Ah- Mundugus resopló cansado –está bien, tú ganas, Remus desde que... bueno tú sabes –Harry agachó la cabeza al entender de qué hablaba el mago- él no ha sido el mismo, trabaja veintisiete horas al día y está más malhumorado que nunca, eso es lo que sucede-.
- ¡Maldita sea!- apretó los puños, subió la cabeza y con ella su voz -Así que supongo es por eso que no han dicho nada, Remus y Dumbledore no me quieren cerca... tan sólo que esta vez les voy a hacer caso...- Harry miró hacia el suelo nuevamente – Mundugus, señora Figg, buenas noches, me voy a la casa, mi tío debe pensar que me fui de la casa con su dinero, con permiso- se levantó, tomó la bolsa con las cosas y se fue.
Desde la ventana ambos adultos lo vieron marcharse.
- ¿Crees que estuvo mal decirle Mundugus?-.
- Lo dudo, desde hace tiempo que a ese chico le confiaría mi vida, el último ataque, el del ministerio, tan sólo confirmó lo que todos pensábamos, ese chico será el más grande desde Merlín, no, quizás incluso mayor que él, y ya es hora de que lo consideren como tal...-.
- Pero, es un niño, nisiquiera tiene dieciséis...-.
- ¿Niño? Lo dudo, ese muchacho dejó de ser un niño hace mucho tiempo, lo más probable es que haya dejado de serlo cuando sus padres murieron...- Mundugus descorrió la cortina y se dirigió hacia la puerta.
- Lo que dices es cierto, he visto cómo creció... tienes razón, Harry nunca tuvo la oportunidad de ser un niño... nunca- silenciosas lágrimas corrían por las mejillas de la anciana.
- Esperemos que al final sobreviva para poder serlo alguna vez...- el termino de la frase que Mundugus pronunció se perdió una vez que abandonó la casa.
- Esperemos que sí...- la señora Figg se persignó y se fue a la cocina.
- Bueno, ya es hora... el sol pronto se pondrá y tenemos una caminata que realizar antes de llegar a casa- dijo el niño.
- Sí, tienes razón...- le contestó la niña -¿Señor? ¿Irá con nosotros? ¿Verdad?-.
- Sí, vamos-.
Los tres comenzaron a caminar hacia la cuidad insigne del reino Pendragon, Camelot.
- Todo este rato y no me he presentado, Soy Sirius Black-.
- Soy, Ellid-indicó la chica –él es mi hermano Ian...- indicó al chico.
- Mucho gusto...- exclamó el chico e hizo una venia.
- Igualmente- lo imitó Sirius –por cierto, porqué están pastando a las ovejas ¿Trabajan en eso?-.
- Sip, eso hacemos, bueno... sólo hasta que mi hermano sea mayor y pueda ser escudero y que yo sea doncella casadera, es una lástima que no sea hombre, así podría elegir mi destino-.
- ¿A qué te refieres con eso?-.
- No tenemos sangre real, por lo tanto no puedo decidir qué hacer con mi vida, eso sólo está aprobado para las mujeres de la corte, porque en sus venas corre la sangre guerrera de los celtas, los romanos y los germanos, y por lo tanto les permiten decidir, a nosotros no- explicó Ellid.
- Pero ¿Acaso no es este Camelot, la tierra de la justicia?-.
- Sí, es, pero eso es tradición, ni el rey Arturo puede contra la tradición- contestó Ian.
- Bueno, supongo que las cosas son así aquí, y lo de pelear contra la tradición nisiquiera dentro de mil quinientos años será fácil, pero cambiemos de tema... ¿Saben leer?-.
- No- fue la contestación de los pequeños.
- Definitivamente, desde hoy, no volveré a creer en los libros de historia-.
- ¿Por qué? ¿Qué tienen que ver los libros de historia?-.
- Nada, no importa...-.
- Ya casi llegamos...-.
Cinco minutos después llegaban a una gran ciudad, construida bajo el modelo romano, dentro se veían varias torres y almenas acusando la presencia de un castillo, más hacia él, habían varias estatuas. Una a una, las fueron pasando.
- ¿Macsen?... nunca había escuchado un nombre así-.
- Es un pariente lejano del rey-.
- Oh, ya veo, aquí está Hermes ¿Qué hace aquí una figura griega?-.
- No lo sé... están allí desde antes que yo naciera y tengo 9- decía Ian con orgullo.
- Qué bien, si tuviera mi varita podría hacer un conjuro y datar su fecha de esculpido... ¡ah!- resopló –cómo extraño mi casa, pero aquí, por último, no estoy encerrado- Sirius bajó la cabeza apesadumbrado, pasó así otro par de estatuas.
- La estatua que viene más me gusta de todas-.
- ¿Un oso? Yo he visto uno así en alguna parte- un flash cruzó su mente -¡Es cierto! Vi un cuadro que tenía esa estatua en Hogwarts ¿Dónde era? Mmm... no me acuerdo- Sirius había quedado parado, así que mucha gente de dio cuenta de su monólogo y lo empezaron a apuntar, los chicos, dándose cuenta de los que sucedía corrieron hacia él y lo apresuraron a seguirlos.
- ¿Por qué hicieron eso?- les preguntó Sirius confundido.
- Verás, aquí no son muy bien recibidos los extranjeros, sobre todo los que hablan tan raro como usted-.
- ¿Qué hice tan raro?-.
- Si hablar solo no es raro para usted ¿Qué es?-.
- ¡Ah! Es eso, me había asustado, yo viví solo por un largísimo tiempo, por eso suelo hablar solo- (N/A: somos dos...).
- ¿Este es él? Digo... ¿El rey?- preguntó el mago.
- No, es su tío abuelo, el señor de esta estatua era el rey Ambrosius, el de la siguiente es el rey Uther, después viene el hechicero Merlín y en la última está el rey Arturo-.
- ¿Merlín? ¿Él aún vive?-.
- ¿Bromea? Claro que sí, él algunas veces se pasea por aquí, pero la mayoría de las veces vaga entre el bosque y el castillo-.
- Llegamos, aquí es nuestra casa, quédese aquí, iremos a guardar las ovejas y volvemos ¿De acuerdo?-.
- Claro- Sirius se encontró ante una modesta casita, se quedó en la puerta esperando a los niños.
Harry estaba sirviendo la cena, a él le había tocado prepararla y servirla, su tía seguía de paseo en la tierra de Morfeo, afortunadamente Dudley no tenía esperanza de llegar pronto, así que eran sólo él y el tío Vernon.
- ¿Qué tal la escuela chico?- dijo Vernon Dursley con una cara que claramente decía no querer saberlo, o sea, que ponía ese tema de conversación tan sólo porque estaba solo con Harry en la mesa.
- Bien, supongo, no tengo claro qué clase de notas les habrán llegado pero el año escolar pasado fue un caos completo, eso si les llegan mis notas, o si las leen... -se llevó la mano a la cicatriz que le dejara Umbridge, Dursley padre le hizo una seña para que continuara –tuve bastantes altercados, nada serio...- su voz se perdió un momento –sí, nada serio...-.
- Bien, terminé, lava los platos, yo voy a ver televisión- el muggle ya se levantaba y abandonaba la habitación y Harry quedó solo ante su plato.
- Sí, claro...- no sabía qué decir, la conversación civilizada más decente jamás tenida con su tío y él no había dicho mucho, es más, no lo había notado hasta que su tío se levantó, sin dejarse vencer por los pensamientos, movió su cabeza aduciendo negaciones y terminó su cena con el mejor apetito desde que volviera a Privet Drive-definitivamente, el verano más extraño... jamás- se dijo a sí mismo, al mismo tiempo que fregaba los platos.
- ¿Ahora qué Laine?- preguntó Ron.
- ¿Qué de qué?- le respondió Richard.
- ¿Cómo de qué? De todo esto, claro está-.
- No lo sé, si me puedo mantener vivo hasta la entrevista es más fácil todo-.
- No a eso, bueno, también, si no a... ¿A qué vino ese ataque directo de Remus? O sea, sé que no se llevan bien, pero lo de hace unos minutos fue exagerado ¿No?-.
- ¿Y me preguntan a mi? No tengo idea de qué le puede estar pasando a Remus Lupin, para mi lo que le sucede es que le falta una novia- Richard levantó sus hombros.
Risotada de parte de los Weasley.
- Tienes razón- indicó Ron –lo único bueno es que desde que llegaste Remus no nos ha gritado cada cinco minutos desde su "despacho"-.
- Sí, te apoyamos Ronniekins- expresaron los gemelos.
- A propósito- la cara de George fue cambiando de semblante, de uno feliz a uno más sombrío –Su nombre era Laine ¿No?-.
- Sí, pero no me digan que aquí va otro interrogatorio...-.
- No- dijeron los gemelos- mucho gusto, somos:-Fred- dijo un gemelo indicando al otro, –y George- dijo el otro indicando al primero, –Weasley- terminaron al unísono.
- Eh, claro, Richard Laine-.
- Sin embargo-
- Señor Laine,-.
- Puede-.
- Tener-.
- por seguro-.
- que...-.
- Lo vigilaremos- terminaron los gemelos y se dirigieron de vuelta al comedor.
- Lo tendré en cuenta- les respondió el Ecuyer.
- Está todo listo Nautonnier- indicó hacia Sinclair una hermosa joven de pelo castaño hasta los hombros y mirada inteligente.
Scott Sinclair levantó la mirada desde la novela que leía.
- Me alegro Niniane, mi invitado llegará dentro de poco y quiero que esté todo listo, por cierto, quiero que fijes una reunión con todo el Rose Croix, lo más pronto posible, para dentro de cuatro días-.
- De inmediato mi señor- la muchacha se retiró de la habitación, dejando al anciano meditando sobre sus asuntos.
- "¿Qué nuevos vientos podrán traer a la Priurè estos magos? Mi señor Jesús cuida nuestros pasos y el de tus hijos perdidos"-.
- Mucha agua deberá pasar por este puente antes que las cosas vuelvan a sus curso normal, pero estoy seguro de que valdrá la pena- volvió a callar en sus cavilaciones.
- "¿Quién será el guardián del joven Potter?"-.
- "¿Tendrá alguna idea de que su destino es tan importante para ambos mundos?"-
- Bendita sea la sangre que se vertió en la copa- miró al cielo y luego hacia una copia de la Última Cena de Da Vinci –Extraño cómo la gente finge no ver lo que hay frente a sus ojos, por eso dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, la mente humana es, francamente, fascinante- negó con la cabeza y volvió a su novela "El código Da Vinci"-Verdades que Sion ha sabido por milenios, ellos creen que recién la descubren ahora... lo repito, la mente humana es absolutamente fascinante- regresó a su lectura..
- ¿Ya deberían haber llegado todos? ¿No?- preguntó Richard a Ron.
- No lo sé, por lo general, se demoran, en todo caso cuando sea hora de que vayas al comedor, nos llamarán-.
- Sí, como sea...-.
- Qué amable, Laine, te contrataré para que manejes una tienda-.
- Lo siento, tan sólo estoy nervioso, de lo que suceda en estos días dependen muchas cosas-.
- ¿Cómo qué?-.
- Muchas cosas-.
- Oye, detente ¿En qué se supone habíamos quedado?-.
- Es todo lo que puedes saber Ron, me encantaría decirles más-.
- Lo que sea-.
- Vaya y yo era el malhumorado-.
- Piérdete Laine- Ron miró hacia otro lado.
- Lo mismo digo Weasley- expresó Richard con sarcasmo y una sonrisa irónica.
Toc, toc, toc.
- ¿Quién?- se preguntó Sirius, mirando hacia la puerta.
Frente a él se encontraba un pajarillo y en su pata se veía un pequeño pergamino. Sirius, viendo que el ave estiraba su patita hacia él, tomó el papelito, pero no alcanzó a decir o leer nada, porque, inmediatamente, fue arrastrado por un torbellino de colores para él conocido como el efecto de un traslador.
- ¡Auch!- exclamó Sirius una vez golpeó contra el suelo -¿Qué acaso no hay otra manera de llegar? en menos de un día ya he caído tres veces ¡Tres! Pero nadie se preocupa por el pobre Padfoot- continuaba con su soliloquio mientras se levantaba. Una vez lo hizo se encontró en una pequeña gruta, una que emulaba algo como una capilla muggle, constaba de un altar, varias lámparas, algunas butacas y varios elementos de religiones antiguas (-"Bendita seas Lily por obligarnos a leer libros de historia"-), muchas, que los magos también siguieron durante su historia. Se acercó hasta el altar, una gran piedra tallada, en cuyo centro se encontraba grabada la palabra "MITRHA INVICTA".
- Veo que le gusta el altar- la frase se escuchó como si fuera un eco, tan sólo que parecía que viniera de todas y ninguna parte. Sirius se volteó para ver si encontraba el origen de la voz, sin embargo no encontró a nadie.
- ¿Quién es? ¡Identifíquese!- gritó Sirius, e hizo el ademán de tomar la varita, desgraciadamente no le tenía, por ende, estaba absolutamente desarmado ante su interlocutor.
- Yo soy el guardián de la gruta. El que debe identificarse eres tú extranjero-.
- Mi nombre es Sirius Black-.
- ¿Qué haces aquí buscando una muerte segura? ¿Qué acaso no sabes que esta es la capilla del rey? ¿Su dominio absoluto?-.
- No, no tenía idea, de cualquier forma, no vine aquí por mi propia voluntad, un traslador me trajo aquí, las dos veces-.
- No me interesa la razón por la que llegaste aquí, ni menos aún la forma en la que llegaste, tu sacrilegio es intolerable, por tu crimen se te condena a... muerte- una vez la voz terminó de hablar una rayo salió disparado hacia Sirius.
- ¿Qué?- alcanzó a decir Sirius antes de que el rayo saliera y después lo hizo, no atinó a nada más que poner una palma delante suyo pronunciar un hechizo -¡Impedimenta!- gritó aún sabiendo que no tenía varita, y que sin ella estaba desarmado. Sin embargo nada le ocurrió porque el hechizo sí resultó, dejando al rayo del guardián detenido frente a él.
- Magnífico, me alegro que mis sentidos sean como lo eran antaño- indicó una voz humana, presumiblemente de alguien de no más de cuarenta años y de la cual, definitivamente podía distinguirse su origen. Justo en el momento en que se comenzaba a escuchar la voz el rayo desapareció.
Sirius miró hacia su izquierda, de donde parecía proceder la voz. Desde atrás de una columna apareció un hombre, semejante a Sirius en edad tan sólo que usaba una larga barba y el cabello bastante mal cuidado y usaba una túnica solo un poco menos roída que la que Sirius llevó todo el tiempo que escapó del ministerio.
- ¿Quién eres? ¿El famoso guardián de la gruta?-.
- Sí, lo soy, Merlinus Ambrosius, hijo del rey Ambrosius, hijo de sangre, directo, de Macsen y, primo y consejero del rey actual-.
- OH, por Merlín, valga la redundancia. Eres el verdadero Merlín- Sirius no cabía en sí mismo del asombro.
- Y supongo que tú eres un mago ¿No?-.
- Exacto-.
- Esto es bastante raro, el último mago que conocí fue durante mis viajes hacia oriente, sin embargo eso fue hace muchos años y aquí en Inglaterra no había vuelto a ver o sentir uno desde mi maestro Galapas y él murió hace ya demasiados años-.
- ¿¡Qué!? Eso no puede ser, está comprobado, nunca volveré a creer en ningún libro de historia ¿En dónde fui a caer? ¿No era esto Camelot? La tierra, donde no habían injusticias, lo prometo, jamás volveré a confiar en algún libro, sobre todo si es de historia-.
- ¿A qué te refieres? Camelot, al menos por ahora, está lejos de ser una cuidad libre de injusticias, pero espera... ¿Libros de historia? ¿Acaso vienes del futuro?- el hombre se llevó una mano al mentón en actitud pensativa y comenzó un monólogo, a la vez que se alejaba de Sirius -Eso no puede ser, es matemáticamente imposible el viaje temporal, los árabes demostraron hace mucho que el viaje temporal es imposible porque el tiempo es lineal y no espiral-. (N/A: no me maten, pero necesito que alguien piense aquí, y si no es Merlín ¿quién? Con respecto a lo de la teoría temporal, por favor, sólo imaginen que es cierto lo que digo aquí ¿Bueno?).
- ¿De qué habla? Necesito un traductor ¿Dónde estás Hermione cuando se te necesita?-
- No, es imposible... absolutamente irrealizable, aunque se tuviera el suficiente poder o se tuviera una máquina cómo para hacerlo, aún así no se podría garantizar la vida del individuo-.
- ¿Ud me trajo aquí? Supongo, me explico, no aquí a Camelot, sino a esta capilla- indagó Sirius medio liado en lo que decía.
- ¿Ah? ¿Qué?- preguntó Merlín inconscientemente.
- ¿Ud me trajo hasta este lugar?- volvió a preguntar el animago comenzando a molestarse.
- Eh, sí, fui yo- le respondió su interlocutor.
- Que bien ahora ¿Me puede devolver?- pidió Sirius bastante mosqueado.
- Eres un mago, trata de volver por tus propios medios- respondió el mago mientras arqueaba sus hombros.
- ¿Qué? ¿Cómo? No tengo varita, mi magia no funciona sin una varita y, como ve, aquí no hay ninguna- Alegó Sirius al borde de un ataque de nervios.
- Y antes... ¿Cómo detuviste el hechizo?- replicó el mago con suspicacia.
- ¿Qué?- Sirius analizó el hecho y se dio cuenta de que había hecho magia sin varita -Es verdad, lo hice sin varita, pero la aparición es mucho más complicada y necesita más energía... haber, probemos- pronunció un susurro y desapareció, apareciendo unos metros más lejos del primer punto.
- ¡Espléndido! lo lograste- mencionó el mago feliz.
- Pero ¿Cómo supo que iba a resultar?-.
- No lo sabía, pero lo supuse en el momento en que detuviste el rayo que te envié. Por cierto Sirius, no es conveniente que uses tu magia en público, no al menos, hasta que yo se lo haya dicho a Arturo, el pueblo es en su mayoría Católico y no tolerarán a un mago tan fácilmente, a mi no me quieren, pero soy el primo del rey, a ti, te querrán, en una hoguera-.
- De acuerdo, pero no necesitaba ser tan explícito-.
- Qué bien que me comprendas-.
- No me es muy difícil, usted se parece en algunos aspectos a alguien que conozco-.
- No sé si eso sea bueno o malo, pero lo tomaré como un cumplido-.
- Lo que sea, por cierto ¿Es normal que aquí los niños trabajen, en vez de estudiar?-.
- No debería serlo, pero lo es-.
- ¿Por qué? Los libros de historia decían que Camelot fue el primer modelo de Estado, después de Roma, y que incluso los habían superado en algunos aspectos-.
- Quizás en un futuro, pero por ahora todavía eso no ha pasado-.
- Qué lástima-.
- Esta noche hablaré con Arturo ¿Podrías venir mañana a esta misma hora?-.
- Claro, no hay problema-.
- Hasta mañana- Sirius hizo una venia, a modo de despedida, se concentró apareció en la casa de Ellid e Ian.
- ¿Qué te pasó Sirius?-.
- ¿Dónde fuiste?-.
- ¿Estás bien?- preguntaron los niños al animago.
- Me encontré con Merlín, a un lugar que no sé dónde queda, la capilla del rey, creo que era, y sí estoy bien, ya puedo hacer magia-.
- ¿En serio? ¡Muéstranos!- pidieron los chicos excitados.
- De acuerdo, veamos, ya sé- con la mano apuntó hacia Ellid y pronunció -¡Wingardium Leviosa!- obviamente la pequeña flotó sobre el piso. Ambos niños estaban absolutamente extasiados con el espectáculo.
- ¡Ahora yo! ¡Ahora yo!- gritaba feliz Ian.
- De acuerdo- Sirius bajó a Ellid y levantó a su hermano.
- ¿Qué, en el nombre de Dios, pasa aquí?- preguntó un hombre ancho, macilento, con uniforme de soldado, presumiblemente el padre de los niños.
- Ron, Richard, ya pueden pasar- les indicó Hermione que venía caminado hacia ellos.
- Claro- respondió Richard, siguió a los chicos hacia la cocina, pero antes de entrar a la habitación respiró profundo.
- Bueno, señoras y señores, él es Richard Laine, mi invitado- anunció Dumbledore.
Varias personas que él no conocía lo miraron con abierto entusiasmo, otras con indiferencia y Remus con antipatía.
- Buenas noches a todos- masculló el Ecuyer, denotando su nerviosismo.
- Espero que lo traten bien- terminó el anciano de lentes simpáticos, mirando a Remus.
La señora Weasley terminó poner las cosas en la mesa, iniciando así la cena. Una cena bastante callada. Nadie se atrevía a hablar en frente de Richard y Richard tampoco se atrevía a hacerlo, en vista, de que se sentía intimidado por los miembros de la Orden.
Así, mucho más lento de lo que le hubiese gustado transcurría la cena. Nisiquiera Dumbledore parecía querer romper la tensión del ambiente, porque permanecía estático mirando, de tanto en tanto, al vacío entre su cabeza y el plato. La verdad, es que nadie en la mesa parecía querer quebrar esa rutina, casi todos hacían lo mismo, excepto, los gemelos, que, de cuando en cuando se miraban furtivamente. Una hora después recién terminaban el postre.
El que el último terminara con su plato pareció quebrar el "encantamiento" provocado por la tensión; de a poco, uno por uno, comenzaron a mirar hacia el resto de los invitados, como esperando que alguien, cualquiera fuera, comenzara a hablar.
En vista de que nadie quería "quemarse" al iniciar una conversación, alguien se atrevió a tomar el riesgo.
- Buenas noches chicos- expresó la señora Weasley, indicándole a los chicos que la reunión de la Orden del Fénix ya daba inicio.
Tres días después...
El viaje de Dumbledore se realizó de la siguiente forma: a la estación King's Cross lo recogió un auto blindado (limusina), en la cuál lo dirigieron por Londres hasta aeropuerto ubicado en las afueras de la ciudad. Allí, abordó un avión privado que lo dirigió, directo, hacia la hacienda de los Saint-Claire.
El chofer abrió la puerta de la limusina al profesor, éste, el salir, se encontró con un panorama extraño, alrededor de la casa, reposaba un tranquilo lago, de modo, que la casa sólo se conectaba con la orilla, por un puente, lo suficientemente grande cómo para que pasara un automóvil.
Desde la mansión, un muggle, vestido de terno se acercó a él, y, mirando por sobre sus gafas cuadradas el extraño atuendo del mago (vestía un intento de traje, tipo años '20), se acercó a él.
- Buenas tardes señor... ¿A mi Nautonnier es a quién busca?-.
- Si...-.
- Por aquí, por favor...- lo condujo hacia la mansión.
Un largo pasillo, lleno de armaduras, y, en cuyas paredes colgaban retratos, inmóviles, con un denominador común, al mirarlos, en la leyenda, aparecía una vid, se extendía ante ellos. Al llegar a la esquina, los cuadros cambiaban, de retratos, pasaban a, paisajes, todos, cuadros rupestres; derrepente el hombre se detuvo en medio del corredor, apretó una saliente en el muro, que alguien que no la conociese, no lo hubiese podido reconocer, y una puerta falsa se abrió, ésta daba a unas escaleras, las bajaron, para encontrar otra puerta doble, que en cada una de sus puertas tenía un unicornio y un dragón, respectivamente.
El hombre empujó las puertas y la oficina se descubrió ante sus ojos.
Una oficina espaciosa, que daba hacia el lago, con forma pentagonal, en cuyo centro se encontraba leyendo Scott Sinclair, el Gran Maestre de la Orden del Sion.
- Nautonnier...- expresó el muggle mientras se inclinaba respetuosamente ante su superior.
- Gracias, Phillipe, puedes retirarte...-.
- Oi Mesieur- el muggle se retiró.
- El profesor Dumbledore presumo...-indicó Sinclair.
- Exacto, y usted debe ser el Gran Maestre de la Orden del Sion-.
- Es verdad, lo soy... Scott Sinclair, para servirle...-.
- Albus Dumbledore, mucho gusto-.
- Tome asiento por favor...- el Nautonnier le indicó un sitial frente a su escritorio. Dumbledore accedió, pero antes de sentarse, tomó su varita y pronunció un hechizo.
- Discúlpeme, señor Sinclair, pero, no puedo tomar riesgos-.
- No se preocupe, lo entiendo, si en alguna parte se conoce la necesidad de guardar secreto, puede estar seguro que es aquí, y un poco más de seguridad, nunca, está de más-.
- Pasando a otro tema, asumo que usted viene como el responsable del señor Potter, aunque, legalmente hablando, no lo sea-.
- Asume bien, desgraciadamente, los tutores legales de Harry son algo más que reticentes a involucrarse en los asuntos que tengan que ver con su sobrino- expresó el profesor.
- Sí, lo sabemos –el Nautonnier tomó unos papeles y comenzó a recitar-Petunia y Vernon Dursley, la primera, hermana mayor de Liliane Evans, mejor conocida como Lily Potter; el segundo, es empleado de una empresa de taladros, evasor de impuestos por excelencia, tiene una casa en Surrey y, ambos, son padres de Dudley Dursley, primo, del señor Potter. Sabemos sobre ellos, nuestras conexiones son bastante grandes...-.
- Así veo, sin embargo, no creo que esta reunión sea para hablar sobre la familia de Harry ¿No?-.
- De hecho, no, lo que me interesa tratar con usted es otro asunto, nos gustaría, entablar una relación de mutua ayuda entre nuestras organizaciones, es ese el motivo que nos trae aquí este día-.
- ¿Y a qué clase de alianza se refiere? Porque a una alianza es a lo que se refiere ¿No?-.
- Exacto, profesor, una alianza estratégica, ustedes los magos, y nosotros, también, necesitamos al señor Potter con vida y absolutamente a salvo, por eso, es preciso unirnos con el fin de protegerlo-.
- Estoy de acuerdo con eso, sin embargo ¿Por qué una asociación muggle querría proteger a un muchacho que es mago...? ¿Qué es lo que tiene que ver Harry en todo esto?-.
- Bueno, nuestro interés en ayudar al señor Potter viene a que él es parte directa de la sagrada vid, la familia real del pueblo de Israel, Grecia, Francia, Rusia, Austria-Hungría, Turquía, España, Alemania, el Languedoc, Alsacia, Lorena, Italia y, en algún momento, Inglaterra; no me refiero a que sea heredero a alguno de esos tronos, sin embargo, comparte lazos consanguíneos con todas esas familias reales, todo eso, por venir de la línea Gryffindor, me explico, el heredero de los Bernard, Gozelon, se casó con Ingraine, con quien fundó la casa de Gryffindor... de ahí que Harry sea heredero del Sangreal-.
- Claro, claro, eso lo deja un poco más claro, ahora... ¿Tiene usted alguna prueba de esto?- preguntó Dumbledore.
- Claro que sí, aquí están las genealogías del Sangreal- tomó unos pergaminos (N/A: para mayor referencia, vean la introducción del fic) y se los pasó, Dumbledore, los examinó detenidamente, mientras movía los labios "leyendo" silenciosamente los nombres. Cinco minutos le tomó, aproximadamente, leerlos.
- Comprendo, muchas gracias, señor Sinclair- le devolvió los papeles.
- De nada, me alegra que las cosas de a poco se vayan aclarando, así será más fácil seguir la conversación ¿Si me acompaña?- Sinclair se levantó y se dirigió hacia la ventana, allí habían un pequeño comedor compuesto por muebles del siglo dieciocho, tapizados con brocatos añiles bordados con pentágonos y estrellas de ocho puntas.
Dumbledore y Sinclair tomaron asiento y cuando el último iba a llamar a algún iniciado para que les trajera un té, el profesor levantó la varita e hizo aparecer té y pastas.
- ¿Cómo?...-.
- A mi me gusta conversar con té, y me pareció que usted iba a pedirlo, además, prefiero que mientras dure esta conferencia nadie más entre a la habitación-.
- De acuerdo, no tengo problema alguno, con eso...-.
- Que bien, cómo iba diciendo ¿Cuáles son sus planes para con Harry?-.
- Bueno, por el momento, tenemos que protegerlo, de que Harry sobreviva dependen muchas cosas, por lo tanto, de ser necesario, nosotros podríamos esconderlo, me refiero, a que Richard me ha hablado de su colegio, según él, es el lugar más seguro del mundo mágico, sin embargo, no podemos obviar que ha habido problemas desde hace dos años. Por eso, si hubiese algún problema, nosotros podríamos ayudarle a proteger a Harry, y si fuera necesario, esconderlo, el tiempo que fuese necesario-.
- ¿Y qué nos pedirían a cambio?-.
- El poder educar a Harry en la tradición de su familia, eso es todo-.
- Magnifico, sin embargo, aún no me dice cuáles son los planes de su organización, para los que necesiten, tan urgentemente de Harry-.
- La verdad, es que nuestra organización, pretende una unión político-administrativa de todo el mundo, pero, para aprobarlo, pronto se realizará un nuevo concilio, en el último faltó la familia de Harry y por eso no se aprobó, no pienso dejar que pase de nuevo-.
- Oh, ya veo, por eso necesita a Harry ¿Para que aprueben su accionar para los próximos años?-.
- No, me malentendió, no es por eso que necesitamos a Harry, al menos, no, sólo por eso, sino, porque él será parte importante en el concilio, si nos da la oportunidad, en su momento se lo demostraré-.
- De acuerdo, por mi no haría esto, pero necesitamos toda la ayuda posible, por ende, acepto su propuesta, pero lo vigilaré, de eso que no le quepa duda...-.
- Puedo vivir con eso profesor, entonces, es un trato- Sinclair y Dumbledore estrecharon sus manos, sellando el acuerdo.
- ¿Té?- preguntó Dumbledore mientras tomaba una taza.
- Claro- Sinclair tomó una taza y bebió té. Sintió que ya no era dueño de sus pensamientos, que alguien podía rastrearlos, Albus Dumbledore leía sus pensamientos, escrutándolos y convenciéndose de que daría su vida por Harry si fuese necesario.
- ¡Papá!- gritaron al unísono Ellid e Ian, asustados.
- ¡Obliatte!- pronunció Sirius hacia el soldado, los niños lo miraban maravillados.
- ¿Qué? ¿Qué pasó?- preguntó el soldado.
- Tenemos un invitado, Sirius Black- Ellid indicó a Sirius -se quedará hasta mañana-.
- De acuerdo, si qué bien ¿Dónde está su madre?-.
- No lo sé papá- respondió Ian.
- No estaba aquí cuando llegamos-. Le siguió su hermana.
- Lo que sea, Ellid, dame algo de comer-.
- Si, padre- Ellid fue hacia la cocina a prender el fuego. Sirius fue detrás de ella. Mientras el hombre se sentaba en la mesa y se sacaba parte de su uniforme.
En la cocina, Sirius prendió el fuego para Ellid y le ayudó, en lo que pudo, o sea no mucho, a cocinar.
- Gracias Sirius, ni mi hermano, ni mi padre suelen ayudarme-.
- No hay de qué pequeña-.
Un poco más de media hora se demoró Ellid en cocinar, Ian puso la mesa y procedieron a sentarse a comer, sin que el padre de los niños le dirigiese palabra alguna a Sirius, otra media hora demoraron en terminar de comer, justo cuando una mujer de no más de treinta y cinco años aparecía por la puerta.
- ¿Dónde estabas Michaela?-.
- Atendiendo un parto Johan, la mujer de tu amigo Pryce dio a luz a un niño-.
- Ah, Ellid, dale comida a tu madre-.
- Sí, padre- Ellid fue a buscarle comida a su madre. Pero esta se había fijado en el extraño sentado en la mesa.
- ¿Y usted es?- preguntó ella.
- Sirius Black, señora, sus hijos me invitaron a venir con ellos-.
- Y bien que lo hicieron, para eso les hemos enseñado caridad cristiana- indicó la mujer.
- Sí mamá, eso nos han enseñado-.
- ¿Se va a quedar mucho extranjero?-.
- No lo sé, pero, no creo que sea mucho, señora-.
- Pues nosotros no tenemos problema en albergarlo todo el tiempo que necesite señor- indicó el padre de los niños.
- Gracias- pronunció Sirius.
Mientras Merlín se preparaba para darle la noticia de la llegada de Sirius a su primo. Respiró profundo y se acercó a la sala en donde Arturo hablaba con sus amigos, Kay y Bryce.
- Arturo, necesito hablar contigo, a solas-.
- Si, claro ¿Nos disculpan?-.
- Claro- ambos amigos se retiraron.
- ¿De qué querías hablarme?-.
- El día de hoy algo muy extraño acaba de suceder-.
Fin del capítulo VI
Hasta aquí llegué, al fin lo pude terminar. Quien vaya en cuarto medio y tenga todo el tiempo del mundo para escribir, debe ser superman, porque yo no puedo. Estoy hasta el cuello con pruebas y trabajos, aparte, tuve bronquitis y estuve una semana en cama, no podía ni ver con la fiebre. Bueno, dejando eso, espero que les haya gustado, la verdad es que estoy súper inspirada para escribir pero no tengo tiempo, espero que ahora que vienen las vacaciones de invierno pueda hacer el próximo chapter muy pronto.
Cualquier cosa, tomatazos, criticas, halagos, etc. Pueden dejarlos como review, o pueden mandarlo al mail .
Bueno, eso es más o menos todo.
Oh, antes de terminar, quiero mandar mis condolencias (Que triste, he sacado los chapters justo cuando hay alguna tragedia) a todos los ciudadanos Rusos, por lo ocurrido en esa escuela primaria que fue secuestrada.
La verdad es que si bien, nuestros países se encuentran a varios continentes de distancia, aún así, el crimen lo sentimos también aquí en Chile, porque esa injusticia cometida contra los niños no tiene perdón de Dios. Ayudándoles a sentir, se despide...
Pasando a otro tema, quiero recomendar algunos fics que, a mi parecer valen la pena leer, son:
Matrimonio y mortifagos, Pluma de Fénix (H/G)
La Pareja Ideal, Arios (H/G)
Mágica Pasión, Tabatas (H/G)
Warning Sings, Amy Granger (H/G)
El inicio de todo, de mi amiga Tanina Potter (R/H).
Volví, Pequenyita.
¡Viva el Liceo 7 de Providencia! que hace poco, la semana ante pasada cumplió 62 años.
Bueno, me despido, saludos a todos.
Katie Lupin.
Orgullosísima alumna de Ravenclaw. Miembro de la ODG y de Hoggychile (Comunidad Internet de Hp )
