Harry Potter y La Sagrada Vid.
Por Katie Lupin.
Disclaimer: Los caracteres de HP no son míos, si lo fueran, todo sería distinto... no demanden, a propósito, Richard Laine, Ellid, Ian y Niniane yo los inventé.
La parte del último capítulo que aquí pongo es la que tiene que ver con lo que viene ahora.
En vista de que nadie quería "quemarse" al iniciar una conversación, alguien se atrevió a tomar el riesgo.
-Buenas noches, chicos- expresó la señora Weasley, indicándole a los chicos que la reunión de la Orden del Fénix ya daba inicio.
Capítulo VII: "Si pones un anzuelo, fíjate que la presa esté cerca, porque, si juegas con fuego, siempre, te vas a quemar".
Hermione, Ron y Ginny, desganados, obedecieron a la señora Weasley y abandonaron la habitación dejando a los miembros de la orden del Fénix listos para comenzar la reunión.
- Genial, no importa que tanto lo intentemos, nadie quiere tratarnos como amerita la ocasión- expresó Ginny, camino a la habitación de Ron.
- En eso te apoyo hermanita, tan sólo esperemos que Laine nos diga algo mañana por la mañana-.
Los tres entraron a la habitación a charlar un poco, para que, después, aburridos, se fueran a acostar.
Ginny se puso su pijama, exhausta por el día que llegaba a su fin, tan cansada estaba que al momento en que puso la cabeza en la almohada, se quedó dormida.
Un vestido blanco, con el que se le vería etérea ante los ojos de cualquiera que la mirara en ese momento, era todo lo que podía distinguir Ginny, una vez que se viera a sí misma. Sin embargo no podía ver nada a su alrededor, todo estaba cubierto por nieblas.
¡Hola¡Hay alguien!...-.
Nadie contestó.
¡Contesten¡Hay alguien-.
¿Ginny¿Eres tú- habló una voz masculina, al mismo tiempo en que aparecía una figura, presumiblemente, perteneciente a algún hombre.
- Sí soy yo... ¿Quién eres tú-.
¿No me recuerdas? Soy yo...-.
¿Quién? No sé quién eres...- Ginny trató de acercarse hacia el hombre, más las nieblas se cerraron aún más ante ella.
- No tengo tiempo, debo hacerlo rápido, no tengo tiempo que perder, cuida a Harry- el hombre se cayó, tal como si estuviese levantando alguna carga demasiado pesada para su cuerpo, Ginny asustada llevó un nombre de su cabeza a sus labios mas su boca quedó sumida en la más extraña lividez, no quiso, no pudo hablar.
- Malos tiempos se acercan para ustedes, yo trataré de volver lo más pronto posible, mas debes recordarle a Harry que siempre habrá gente que lo apoyará incondicionalmente... no lo olvides Ginny- Las nieblas se dispersaron un poco para dejar ver a un hombre ricamente ataviado con una túnica negra exquisitamente bordada con hilos de plata que refulgían aún en aquella cerrada semi oscuridad- Esto les ayudará...- una pequeña esfera fue de las manos del hombre hasta las de Ginny, donde la esfera desapareció, –cuando se pierdan las esperanzas... se me acabó el tiempo... ¡Adiós Ginny¡Adiós-.
Las nieblas alrededor de Ginny se abrieron totalmente ante sus ojos, dejándola en el más hermoso jardín que jamás hubiera, siquiera, imaginado, sin embargo, no lo disfrutó, tan sólo se cayó lentamente al suelo y lloró sin saber porqué durante un buen tiempo y recién se dio cuenta de que tenía secos los ojos cuando, de repente, todo se oscureció, una tormenta se formó en el cielo sobre el jardín y el hermoso edén se volviese yermo ante sus ojos dejando frente a ellas a un grupo de mortifagos.
¡Ah- gritó Ginny, saltando de su cama, como si hubiese sido un resorte; entre dormida, se trató de proteger de un eventual ataque, juntando sus brazos sobre su cabeza; pero, por más que esperó, el ataque no llegó y recién en ese momento, tan asustada como estaba, dióse cuenta que era un sueño. Más tranquila, se dejó caer sobre la cama tratando de analizar su sueño, tomando conciencia de que no recordaba nada más que una sensación de peligro.
Sin poder relajarse más, dio vueltas en su cama, hasta que, aburrida, se levantó, esa noche ya no podría dormir...
Harry también daba vueltas en su cama insomne ante las extrañezas del día que llegase a su fin. Ya lo había intentado todo para quedarse dormido: cantar, pensar en cosas aburridas (La historia de las revueltas de los duendes), contar ovejas, contar las manchas del techo, caminar, hacer flexiones de brazos, para terminar dándose vueltas en la cama.
Aburrido al fin bajó a la sala de sus tíos para buscar algo que hacer, allí, aparte de la televisión no había nada más (N/A: Qué esperaban, es la casa de los Dursley). Y en vista y considerando sus posibilidades, prendió el aparato para intentar encontrar algo decente.
Pasó por varios canales de televisión, sin encontrar más que películas de adolescentes norteamericanas, música, programas de cocina, uno que otro documental, hasta que encontró en uno de esos canales, un escudo de armas, interesado, dejó el canal.
-... el blasón corresponde a un poblado, ubicado en la región de Lorena, cerca de Alemaniaéste lugar, fue alguna vez un reino, formado después de la muerte de Lotario I, en el año 855, en favor de su hijo Lotario II y que desencadenó bastantes desavenencias entre Francia y Alemania, perteneciéndoles a uno u otro en algún momento...- una soporífera voz contaba la historia, así Harry no temía al insomnio en ese momento, aquella voz era demasiado somnífera.
En el año 954 fue dividido en dos ducados, uno de los cuales, el de Bravante, siguió el mismo destino que los ducados belgas en su momento, y el otro, el de Lorena, fue ocupado por Enrique II (1552) y por Luis XII (1632), fue restituido al duque de Lorena por el tratado de Ryswic en 1697, en 1766 fue, finalmente, incorporado a Francia, país del que ahora es provincia.
Un halo de misterios se ha mantenido desde hace centurias alrededor de esta localidad, así como de la Casa gobernante... (N/A: Suena poco a documental del Infinito)
La Casa de Lorena fue fundada por Lotario I, a favor de su hijo Lotario II en 855 –Harry comenzaba a quedarse dormido -...luego se formó una rama más pequeña, la Casa de Guisa... –Harry durmió otro rato – Ya en el siglo XVI habían sido innumerables los intentos de ambas casas por destronar a las familias gobernantes de Francia, sin embargo, ninguno de ellos habían sido satisfactorios, aunque, después de treinta años, sacaron del mapa, casi por completo, a toda la familia Valois, y por esta misma razón a ellos mismos, nunca estuvieron tan cerca como a finales de ese siglo, porque justo cuando el trono pudo ser suyo, no pudieron postular a ningún candidato adecuado... No se pierda mañana, la segunda parte de este interesante reportaje (N/A: Ahora Sí suena a documental del infinitivo)- Harry que estaba cayéndose de sueño no le prestó más atención a lo que allí decían, sólo apagó el televisor y subió a su cuarto.
En su habitación, Richard terminaba sus oraciones y meditaciones antes de acostarse, una vez hecho eso, invocó un libro que traía en los pantalones y comenzó a leer...
Capítulo IV
Del modo de vivir de los soldados de Cristo.
Más para imitación o confusión de nuestros soldados que no militan ciertamente para Dios, sino para el Diablo, digamos brevemente cuál ha de ser la vida y los hechos de los Caballeros de Cristo y cómo se han de ver en tiempo de paz y en días de guerra, para que se vea claramente cuánta es la diferencia entre la milicia del siglo y la de Dios.
Y ante todo, tanto en una como en otra, dase grandísima importancia a la obediencia y tiénese a mucha gala la disciplina, sabiendo todos cuánta verdad se encierra en aquello que dice la Escritura el hijo indisciplinado perecerá . Y en aquello otro El desobedecer al Señor es como el pecado de magia-Richard esbozó una sonrisa burlona- y como crimen de idolatría el no querer someterse .
¿Qué hubiese sido de nosotros si ellos no hubiesen cambiado en tierra santa? Qué gracioso...- otra sonrisa- lo que la gente cree saber, no es siempre lo que en realidad es...- cerró el libro, apagó la luz y se dio vuelta, supuesto a dormir.
¿Qué puede haber sucedido para tenerte así Merlín- preguntó el Pendragón una vez que ellos dos se quedaron solos.
- Hoy he encontrado un mago en Camelot-.
¿Qué- replicó Arturo.
- Eso exactamente, hay otro aquí-.
- Creía que sólo eran tú y tu maestro en este país, si bien los sajones, los celtas y los irlandeses tienen magos entre sus gentes, pensaba que sólo eras tú aquí...- expresó Arturo entre calmado e irritado-.
- Yo también lo creía así, pensé que sólo yo y Galapas éramos magos en la Britania, sin embargo, ya vemos que ahí otro, que, si bien, no es de aquí exactamente, es de nuestro bando-.
¿A qué te refieres con que no es de aquí? exactamente- Inquirió Arturo frunciendo e ceño.
- Que no es de este tiempo, Sirius, ese es su nombre, viene de muy lejos-.
¿Me estás tomando el pelo Emrys-.
- Claro que no Gideon-.
- Pues tendrás que demostrármelo, no puedo creer que sea cierto que exista otro mago- replicó molesto el rey.
- Tendrás que creerlo...-.
- De acuerdo, tráelo ante mi, uno de estos días, más garantías que eso no te puedo dar-.
- Es suficiente para mí... por ahora...-.
Arturo se dirigió hacia la puerta sur, mientras Merlín lo hizo, hacia la puerta norte.
Ellid, Sirius e Ian, habían vuelto a ir a trabajar con las ovejas, pero habían pasado el tiempo en hablar, que Sirius hiciera pequeños trucos mágicos y en las múltiples preguntas de los niños sobre el futuro y que Sirius, deliberadamente, transformaba hacia otra cosa para evitar decir la verdad.
- Miren, si ponen la vara de esta forma...- Sirius enterró una pequeña vara en el piso- pueden saber qué hora es, aproximadamente, así ¿Ven? Son las tres de la tarde...- Sirius se sentía orgulloso al ver las expresiones maravilladas de los niños.
- Pero... ¿De qué sirve saber qué hora es Sirius- preguntó Ian.
- Para poder controlar el paso del tiempo, por ejemplo, puedes saber cuanto demoras el viaje desde aquí hasta el pueblo, o sea, ves la hora antes de irte, y después la ves cuando llegues a tu casa- explicó Sirius a la vez que levantaba los hombros en ademán distraído.
- Bueno, pero sigo sin verle la gracia a este asunto-.
-De acuerdo, no te molestaré más con enseñarte cosas Ian- respondió cansado de la discusión Sirius.
- Yo no dije que no quisiera aprender Sirius, todo lo que puedas enseñarnos puede que no lo vaya a ocupar nunca, pero sería entretenido poder restregárselo al resto de los niños del pueblo-.
- Lo que sea, pero bueno, les enseñaré a... no sé, qué puedo enseñarles a dos pequeños muggles que no saben ni leer, ni escribir, ni sacar cuentas- Se pegó con la mano en la frente –idiota-.
- Si tú lo dices...- le respondió Ian.
- Sí, supongo que tienes razón, les enseñaré a leer, o por lo menos, lo intentaré-.
¡Genial- dijeron los niños.
- Eso espero- Sirius se sentó como indio, y con una ramita empezó a marcar letras enseñándoselas a los niños.
¡Hola hermanita- gritaron Fred y George al entrar a la habitación de Ginny.
¡Ah- gritó Ginny que miraba hacia el infinito sentada en su cama –Me asustaron par de imbéciles- les reclamó.
¿En qué podría estar pensando nuestra pequeña hermanita...-.
- Para que la asustáramos así- Mencionaron los gemelos.
- Nada par de inútiles, al menos nada que les interese...-.
- O sea que despertaste de mal humor...-.
¿No es así pequeña Ginny-.
- Cómprense un bosque y piérdanse ¿De acuerdo? Ahora ¡Fuera de mi habitación-.
- Lo haremos-.
- Pero sólo, porque-.
- El desayuno
¡Está servido- los gemelos abandonaron la habitación.
¡Es que no tienen nada mejor que hacer ¡Ah¡Qué rabia- gritaba Ginny mientras buscaba ropa para ir a bañarse.
El desayuno había terminado, sin nadie herido o muerto (Remus no había aparecido) y ya estaban los chicos reunidos con Richard en la habitación de Ron.
¿Y¿Qué fue lo que pasó ayer Richard- preguntó Ginny.
- Bueno, aparte de que soy un nuevo miembro de la Orden del Fénix, nada demasiado importante- dijo Richard tratado de hacerse el interesante.
- Esto es serio Laine- le increpó Ron –Un trato es un trato-.
- Claro que sí y no les voy a fallar, bueno, en la reunión dijeron lo siguiente: los ataques están bajando en frecuencia pero suben en intensidad, sin embargo, los mortífagos no están atacando a los muggles sino a ciertas criaturas mágicas fuera de Europa, por eso no han sido muy comentados ni en los noticieros muggles ni en "El Profeta", que, demás está decirlo, es absolutamente parcial, Dumbledore se va a entrevistar con mi Nautonnier pasado mañana, no sé a qué hora se verán ni a qué hora Dumbledore se va... qué más, haber... Harry está bien, está aburridísimo en la casa de sus tíos pero está bien, por lo que dijo la chica ¿Cómo se llamaba? Algo con t...- (-Tonks- le contestó Hermione)- sí, ella, dijo, que se veía un poco mejor, eso tranquilizó bastante a Lupin, en Hogwarts están redoblando la seguridad, y esto es todo lo que les puedo decir, todo el resto tiene carácter de clasificado-.
¿Eso es todo?... ¿Tanto escándalo para nada- preguntó Ginny.
- No te pongas así Gin, al menos sabes que Harry está un poco mejor- le respondió Hermione mientras la abrazaba.
Rebeldes lágrimas corrían por las mejillas de Ginny aún estaba asustada por la pesadilla de la noche anterior ¿Qué otro problema podía estar amenazando a Harry en ese momento?
- Tranquila Ginny, si Harry está mejor, no deberías llorar sino alegrarte ¿No crees-.
- Si, supongo...- Ginny se enjugó las lágrimas.
- Bueno, cambien la cara ¿Quieren chicos? Estoy seguro de que tienen mejores cosas en qué pensar, aunque relacionadas con el mismo tema-.
- Explícate Richard- respondió Ron.
- Por lo que me enteré ayer ustedes pertenecían a un grupo de estudio sobre técnicas de defensa ¿No-.
- Sí ¿Cuál es tu punto- le repitió el pelirrojo.
- Que yo les podría conseguir materiales para que estudien nuevas técnicas de defensa-.
¿Cuál es la trampa-inquirió Ginny.
- A mi también me interesa que Harry esté bien, además creo que también podrían ayudarme en una investigación que preparo para mi trabajo, si no entrego esta propuesta en diez días voy a perder mi empleo, les voy a conseguir material para sus clases de defensa y ustedes me ayudarán a preparar mi presentación...-.
¿Una presentación sobre qué¿Si se puede saber?...- preguntó Ron.
- Proyecciones para los próximos cinco años, sobre el mercado común europeo, y su crecimiento real y nominativo, tanto económica como políticamente...- respondió Richard.
¡Eso es imposible¡Por Dios¡Piensa! Ellos dos son magos, así que con suerte saben lo que es un mercado de abastos como el Callejón Diagon- Hermione recibió una "pequeña e insignificante" mirada de odio profundo de parte de Ron y Ginny ¿Cómo se supone que vas a explicar lo que es un mercado asociado...- contra argumentó Hermione.
- Te aseguro que lo lograré chica-lista, además no los quiero para que diserten el tema en la Universidad de Oxford, sólo necesito que cotejen datos específicos sobre ciertos productos y servicios, mientras yo veo las tablas protecciones, tablas y hago balances específicos sobre ciertos temas, y cosas así, además, Ron y Ginny son chicos inteligentes, aprenderán rápido lo básico, que es lo único con lo que ustedes trabajarán... con respecto a lo de su asunto de defensa trabajaremos en eso... pero puedes estar segura que verás a dos magos, versados en economía básica...- la cara de Richard no dejaba duda alguna de que él estaba seguro de sus apreciaciones.
- Si, lo que sea ¿Cuándo empezamos- indicó Ginny.
- Esta tarde, voy por los libros- sin más saludo, Richard salió de la habitación de Ron dejando a los chicos bastante confundidos, y a Hermione alterada. por su actitud.
¡Maldita sea- Remus se llevó la mano a la cabeza, se dirigió hacia el escritorio y tomó una cajetilla de cigarrillos que había encima de su escritorio, tomó uno y se puso a fumar, (N/A: Mi Remus es rebelde ¿Y Qué?) mientras con su varita hacia desaparecer el vaho del ambiente y se daba un par de pasos alrededor de la habitación –si los malditos mortifagos no quieren salir por cuenta propia, habrá que buscar una forma de hacerlos salir...-.
Volvió sus pasos hacia un cuaderno sobre la mesa, hizo algunas anotaciones e invocó un libro desde un baúl cercano.
Toc, toc, toc...
Remus miró hacia la puerta y con un gesto cansino se dirigió a abrirla, del otro lado se encontraba, Richard.
¿Qué demonios se te ofrece tan temprano por la mañana, eh, Laine?
- No te preocupes Lupin que no es nada que tenga que ver contigo...- escupió Richard.
¿Entonces¿Puedo saber qué haces tú aquí-.
¿Venir a verte a ti? Mmm... No, vine avisarte que voy a salir, voy a la biblioteca, y luego al callejón Diagon ¡ah! y que los chicos me van a ayudar para preparar una presentación para mi trabajo, ni siquiera Sion va a impedir que me despidan si no entrego esos papeles a tiempo, así que con tu permiso o sin él voy a salir...- Richard se dio la vuelta para abandonar la habitación.
¿Pero quién se cree este maldito desgraciado¿Qué yo estoy pintado o algo por el estilo¿O qué- Remus subía cada vez más la voz.
- Ni lo uno, ni lo otro, pero, al contrario tuyo, me doy cuenta de que el mundo sigue girando, sin importar quien viva o muera en él- Richard se dirigió, tranquilamente hacia la puerta y, sin mucha delicadeza, cerró la puerta.
"Viva o muera en él...
Viva o muera en él...
Viva o muera en él...
Viva o muera en él...".
Las palabras de Richard resonaron de forma horripilante en la cabeza de Remus, tanto que estuvo varios minutos parado sin siquiera parpadear, como Richard ya había salido, nadie lo vio caer al suelo, al mismo tiempo que las lágrimas de rabia, desesperación y miedo, por tanto tiempo contenidas, fluyeron sin control por su tez.
- Definitivamente, no queda ningún maldito bastardo aquí con sentido común o algún tornillo bien puesto- reclamaba Richard mientras abandonaba Grimmauld Place con dirección a una biblioteca pública.
Si bien no había sido muy rápido el avance de los niños, sí se habían divertido bastante con las caras y morisquetas de Sirius, habían pasado de los sonidos de letras y vocales, a los del lobo, el perro, el caballo, el cuervo, etc. Los niños reían histéricos con las ocurrencias de su invitado.
- Bueno, volviendo al tema, si logro que Uds. Me digan las vocales, me daré por bien servido...- Sirius empezó, una vez más, a dibujar letras en el piso.
Ian y Ellid, veían con atención a Sirius, sin entender mucho, lo que hacía éste atraía toda su atención, hasta que a la lejanía oyeron un gran alboroto de caballos, un tropel venía en su dirección, cosa preocupante para cualquiera, tomando en cuenta que se encontraban en el descampado y que la única vía cercana no era muy transitada, es más, de no ser por dos o tres personas, nadie más venía por ahí.
Era un trío de caballeros armados los que veían en su dirección, Ellid e Ian, un poco amedrentados por el ruido y lo extraño del asunto, se escondieron detrás del animago. Los caballos y sus jinetes, bastante más rápido de lo que a Sirius y los niños hubiesen querido, acortaban carrera y ya no había duda que se dirigían hacia ellos. Sirius, por instinto, guardó, discretamente, su varita dentro de su túnica.
El primer caballero paró a su caballo irresponsablemente, ya que si se hubiese paso un par de centímetros hubiese arrasado con el mago y los niños, y se bajó.
- Buenas... ¿Es alguno de ustedes, el forastero que se hace llamar Sirius- exclamó el recién llegado.
- Soy, yo- se adelantó el mago, lo único que no quería era meter a los niños en problemas.
Los otros caballeros llegaban al lugar, bastante, más relajados; uno de ellos se bajó, el restante, permaneció sobre el caballo.
- El rey desea verte, debes venir con nosotros...-.
¿Por orden de quién debo ir¿Si es que puedo saber- "¿No se suponía que no querías meter en problemas a los niños¡Tú... Y tú maldita boca Sirius!".
¡Por orden mía- el tercer caballero se mostró, revelando al mismísimo rey Arturo Pendragón.
Los niños lo reconocieron inmediatamente, no en vano lo habían visto en los torneos y, un par de veces, al volver de alguna batalla y obedeciendo lo que veían de sus padres se inclinaron ante el monarca.
- No se molesten niños, pueden levantarse- les respondió amablemente el rey; los niños, obedecieron, levantándose –Así que tú eres Sirius, la verdad iba a esperar a que Merlín te trajera ante mi, pero, al final, la curiosidad pudo más que mi prudencia... ¿Serías tan amable de acompañarnos-.
- Claro, pero vine acompañando a los niños... ¿Me permiten, verdad, niños-. Los niños, bastante intimidados asintieron con la cabeza.
El rey hizo un ademán provocando que sus acompañantes llegaran hasta él, intercambiaron un par de palabras, y uno de los caballeros se dirigió hacia Sirius:
¿Sabe montar- Sirius asintió -El rey quiere ir rápido, tome mi caballo, yo volveré a pie y me llevaré a los niños de vuelta a la ciudad, si quieren ellos lo estarán esperando cuando salga de su audiencia – Sirius repitió su movimiento.
Con todo arreglado, Sirius se apeó al caballo y con un gesto final se alejó junto a la comitiva del rey.
Dumbledore analizaba pros y contras en torno a los acuerdos alcanzados entre ambas órdenes mientras volvía, de forma muggle, a Inglaterra.
La entrevista había sido medianamente buena, al punto de vista de Dumbledore, si bien no estaban del todo de acuerdo, al menos habían trazado un plan de contingencia en caso de malas noticias.
Si las cosas iban demasiado mal podían sacar a Harry de Inglaterra, aunque no era lo ideal, la orden lo mantendría a bajo perfil hasta que se calmaran las cosas; obviamente, manteniéndolo informado de todo lo concerniente al muchacho. Todo lo que tenía que hacer era enviar un salvoconducto que informara a Sion de que Harry se encontraba en problemas y ellos lo sacarían de Inglaterra más rápido de lo que se puede decir Quidditch; claro, en el contexto de que supiesen, con antelación, que las cosas iban a empeorar, de lo contrario, tanto plan no serviría de nada.
Tres pergaminos llevaba Dumbledore en su poder, dos debía entregar a Richard, mientras que el último debía ser custodiado en Hogwarts para ser entregado a Harry en caso de problemas, el contenido de aquellos documentos era desconocido para el anciano profesor, sin embargo, por la premura y urgencia con que el Nautonnier se los entregó debían ser muy importantes.
Para el final del día Dumbledore, ya veía la estación de King's Cross en Londres. Al mismo tiempo que su viaje concluía. Si había sido tiempo bien, o mal, empleado, sólo el tiempo lo diría.
Lucius Malfoy salía de la librería, encontrar el volumen había sido difícil, sabía perfectamente que mejor lo hubiese buscado en cualquier librería muggle, sin embargoél jamás compartiría el espacio, nisiquiera abierto, con una gentuza como esa, la sola idea de compartir el oxígeno en campo abierto con ellos era nauseabunda, por lo tanto no le había quedado otra que encargar el volumen de la forma difícil, o sea, su libro pasó por muchos intermediarios antes de llegar a sus manos. Perola espera, aunque larga, ya concluía, el libro ya estaba en sus manos.
Richard había, a duras penas, encontrado la entrada al callejón Knockturn, así que ahí estaba ahora, buscando la librería de donde podía sacar la información sobre artes oscuras que les quería llevar a los chicos, de pronto, cuando por fin había dado con el sitio, por ir de descuidado chocó con quien venía saliendo.
Lucius miró despreciativamente al joven enfrente de él, escondiendo inmediatamente el libro que llevaba en la mano, la túnica no lo tapaba completamente, sin embargo, se le notaba absolutamente dispar dentro del cuadro, Richard, notando la mirada del rubio, se enderezó bien y se internó en la librería.
- Principiantes... creen que porque saben hacer un filtro de amor, ya pueden compararse con el círculo oscuro- resopló Lucius, y emprendió su camino fuera del callejón.
- Este... buenas tardes...- expresó Richard, el dependiente le devolvió una mirada no muy amable –necesito esta lista de libros- le pasó un pergamino al dependiente.
- Mmm, vino al sitio indicado... sin embargo estos libros no serán baratos ¿Está seguro que esto es lo que quiere- replicó el dependiente con sorna.
- Sí, estoy seguro, ahora, si fuera tan amable...- respondió bastante irritado Richard.
- De acuerdo... de acuerdo, ahora los traigo...- el dependiente se metió dentro de las polvorientas estanterías buscando los libros que habían en la lista.
- Bueno, estos son...- el dependiente llegó con un montón de libros sumergidos bajo una densa capa de polvo –déjeme decirle que estos libros son...- comenzó a explicar hombre.
¿Cuánto es- detuvo Richard a su interlocutor.
- Bueno... son...- comenzó a sumar en un pergamino –ahí está...- le dio un papel con la cantidad escrita.
¡Esto es una estafa! Pero no tengo tiempo de reclamar- Richard metió la mano a la bolsita con dinero que cargaba y sacó el suficiente para cubrir la compra.
- Un placer hacer negocios con usted...- Richard no escuchó, ya había salido de ahí.
Antes de abandonar el callejón, Richard se arrebujó bien la capucha, al siguiente momento, de vuelta en el Callejón Diagon, Richard descubría su capucha, su recorrido ya casi terminaba, se detuvo en una dulcería y compró caramelos para los chicos, después de eso, se dirigió hacia el Londres muggle.
Era casi al hora de tomar el té cuando Richard volvió al cuartel, entró lo más quedamente posible, evitando así el percance de la primera vez; sin mirar si había más gente cerca siguió directamente había la habitación de los chicos, en alguna debían estar.
Toc, toc, golpeó en la puerta de Ron, los chicos no estaban; en la habitación de las chicas, tampoco había alguien, extrañado, fue a su habitación.
Entró, todo seguía igual como lo dejó, excepto en un detalle, había una nota sobre su buró:
"Apenas llegues, vé al sótano, nos tienen limpiando allí..."
- Así que allí están, de algo deben estar hablando en la cocina si no los quieren dejar aquí- sonrió y sacó de su bolsillo todas las compras que había hecho, volviéndolas a su correcto tamaño, separó las que entregaría a los muchachos de las suyas, se llevó esas, y partió hacia el sótano.
No había nada fuera de lo común en ese sótano, desorden, telas de araña, duendes del polvo (N/A: Totoro, Totoro...), cajas, baúles y tres adolescentes con adminículos para limpiar.
¿Con que aquí estaban?Me demoré bastante en dar con ustedes- Richard traía una pila de libros flotando tras de él y uno en su mano.
- Pero si te dejamos una nota- argumentó Ron mofándose del Ecuyer.
- Murphy dice: "En el último lugar dónde busques estará lo que necesitas" o sea, busqué en sus habitaciones primero, la mía fue a la última a la que fui, pero aquí estoy, con lo prometido-. Los chicos, al escuchar eso salieron disparados hacia Richard.
¡Déjame verlos- le saltó encima Hermione, lo pasó por un lado y comenzó a desenvolver papeles para encontrar los libros.
- Relájate cariño, si te exaltas tanto te puede pasar algo...- la molestó Ron, mientras la acariciaba dando el cuadro de demente a su novia.
- Nadie te preguntó Ronald- le contestó Hermione, mientras lo alejaba molesta.
¿Pero qué te dije- preguntó Ron, visiblemente contrariado.
- Hombres...- masculló Ginny que venía más atrás, y le quitó el libro que traía en la mano al ecuyer.
- Agradecería que no generalizaras Ginny- respondió Richard al comentario de la pelirroja.
- Podría hacerlo, pero al hacerlo, no estaría diciendo la verdad, y eso, me convertiría en una mentirosa ¿No lo crees? Y... no queremos que yo sea una mentirosa-.
- No, no lo queremos, ahora, si eres tan amable de devolverme el libro-.
Mientras Richard y Ginny mantenían una pequeña conversación privada, Ron y Hermione seguían con su "pequeña" batalla personal que ya casi llegaba a los gritos, sin embargo, los primeros no los escuchaban.
- "El Santo Grial, La historia secreta de los hijos de Jesús", supongo que debe ser interesante si es que lo vas a leer ¿Asumo que de libros como estos sacas tus historias- Ginny se alejó de Richard.
- Podría ser, podría no ser, en la vida todo es relativo...- el hombre se acercó a ella –pero cuando lo termine, prometo prestártelo- con un rápido movimiento se hizo una vez más con el libro.
¡Pero si yo no te dije nada malo¡Tan sólo hice un comentario¿Cómo te puedes poner así- Ron le reclamaba a su novia.
¿Un comentario¡Bueno¡Lamento informarte que tú, TODA la vida haces comentarios desubicados y fuera de lugar, tan sólo que hoy se te fue la mano, ya estoy aburrida que me traten así¡Y sabes qué más¡Esto se acaba aquí y ahora¡Ya no te soporto- Hermione se alejó de ahí hecha un vendaval, dejando a Ron absolutamente atónito ante la escena.
¿Puedo preguntarte qué fue lo que hiciste ahora Ron-.
- Te juro que no lo sé Ginny-.
- En todo caso parece que fue bastante grave- adujo Richard.
- Nadie te preguntó...- Ron cambió su semblante a uno mucho más enojado saliendo, con varias cajas por delante.
¿Siempre son así- preguntó el hombre a la pelirroja.
- Eran, hace tiempo que no los veía así, algo le debe pasar a Hermione, voy a verla- Ginny también salió de allí, Richard, una vez más solo, tomó los libros y se los llevó a su habitación.
¡Potter- gritó Vernon desde la planta baja. Harry bajó tan rápido como su desgana le permitió.
- Sí- respondió una vez abajo y en el living.
- Ya que tienes tanto tiempo para holgazanear, te tengo algo que hacer- Vernon se movió y Harry pudo ver una pila de libros y cuadernos, la perspectiva no se veía buena – a Dudley y sus amigos les dieron tarea, y tomando cuenta que están entrenando para el próximo campeonato regional de boxeo, no podrían hacerla, y eso sería un problema ¿No es verdad? Entonces, tomando en cuenta la cantidad de tiempo libre que tú tienes, tú la vas a hacer ¿Qué acaso no es una excelente idea? Y quiero que quede perfecta ¿Me entiendes-.
- Sí tío- respondió Harry, ya más animado, teniendo algo más que hacer, no tendría tiempo de deprimirse, se dirigía a hacerlo cuando Dursley lo paró.
¿Dónde crees que vas-.
¿A hacer la tarea-.
¿Y acaso crees que te salvarás de hacer tus otros deberes sólo porque vas a hacer la tarea? Harás la tarea de Dudley cuando termines tu lista de quehaceres, aquí estí le pasó la lista; Harry la ojeó encontrando su normal lista de cosas, la tomó y se dirigió a la cocina. Vernon, satisfecho, tomó su maletín y su diario y partió rumbo a su auto.
-
Fin del capítulo VII: "Si pones un anzuelo, fíjate que la presa esté cerca, porque, si juegas con fuego, siempre, te vas a quemar".
Quizás piensen que el título no se acerca mucho al capítulo, pero, en el próximo les aseguro que van a entender el porque del título por qué es adecuado...
Pasando a otro tema, lamento no haber actualizado, pero el año pasado se me fue volando estaba en el último año de colegio y estaba ocupadísima tratando de pasarlo, alegremente salí bien, mi mejor amiga pasó y me fue "relativamente" bien en la PSU (el examen de selección para la educación universitaria en Chile), voy a estudiar Socio-economía en la Universidad de Valparaíso, y me voy a otra ciudad... así que ahora voy a tratar de demorarme menos en hacer los capítulos, ahora ya tengo mucho más claro lo que quiero lograr con este fic...
Por último, me alegra decir que este fic ya tiene más de un año, el primer capítulo lo escribí en Diciembre del 2003, agradezco a toda la gente que lo ha leído, que me ha dejado review, a quienes me ayudaron a salir de un par de callejones sin salida en los que había quedado hace un par de meses (Mi mamá y la Tanina), por favor, sigan dejando reviews, eso sube el ánimo caleta, me hace trabajar más rápido y me permite aclararme en ciertos aspectos y arreglar lo que está mal, así que cualquier duda, comentario, o falta de ortografía dejen review...
Ahora los review...
Kimmy Malfoy: En los próximos capítulos vas a saber más sobre Richard. ¡No pienso hacer un yaoi en ningún aspecto!
Socralo: Bueno, aquí estoy actualizando de nevo, espero que te guste este capítulo y que sigas leyendo mi fic .
Aidee: Lamento no haber actualizado antes, enserio, espero que leas este capítulo también y que me dejes review de nuevo, y que te haya gustado, saludos.
Febrero, 7 de 2005.
Katie.
