Harry Potter y La Sagrada Vid.

Por Katie Lupin.

Disclaimer: Hago esto sólo por diversión, si pretendiese quedarme con algo de la Rowling, necesitaría un cuerpo de abogados más grande que los tres mejores bufetes de Chile y una fortuna mayor que la de un Sultán del Medio Oriente, y como no tengo ni lo primero ni lo segundo... sólo no demanden ¿quieren?

Capítulo VIII: Las trampas pueden ser de varias formas y complicaciones, cuídate de ellas, o...

A veces, lo que buscamos, no es siempre lo que estamos destinados a encontrar...

Afueras de París, Mansión Plantard.

¿Podrías buscarlo por favor Niniane?- Pidió el Nautonnier de la Orden de Sion a su asistente, mientras examinaba unos papeles.

Niniane se levantó de su asiento en la clara oficina de Sinclair y tomó camino hacia el exterior, caminó unos minutos por el pasillo, pasó por un cuadro al que deslizó una mano del retrato, una puerta se abrió a un lado, seguidamente, ingresó por un pasillo que según pasaba se iba iluminando, sólo se iluminaba el sitio donde ella pasaba, cuando ya daba un paso lo que quedaba detrás suyo se sumía una vez más en la oscuridad.

Llegó a una bifurcación, tres pasillos se distinguían ante ella, tomó el de la derecha. Pronto se detuvo en una habitación, un relieve de un Unicornio peleando con un Dragón flanqueaba la puerta, una cerradura era todo lo que la detenía de poder pasar a la siguiente estancia, de su cuello descolgó una rara llave, con una flor de lis y las letras P y S grabadas en letras góticas. Niniane abrió con su llave la cerradura y entró a la cámara. La cámara con forma de pentagrama estaba adornada con tapices con figuras de caballeros, albergaba varias estanterías alrededor con diferentes adminículos; la mujer tomó una cajita labrada en oro de más o menos 25 por 20 Cm con símbolos: una vid, un dragón, un unicornio y un pentagrama adornaban sus caras laterales mientras que su cara superior era mantenía una "Estrella de David" en el centro. Sin prestar atención más que a la caja en sus manos, Niniane rehizo su camino hasta la puerta, una vez allí la abrió y sacó de ella un sello, escondió la caja en un recoveco en donde caía perfectamente, es posible que ese hueco fuese hecho para ese fin, ella no lo sabía, tan sólo sabía que aquella caja no podía ser sacada de aquel lugar, estaba prohibido; empuñó fuertemente su mano alrededor del sello y una vez estuvo segura de que nada malo sucedería salió hacia el pasillo.

Sinclair nisiquiera sintió la ausencia de la Ecuyer, tan ensimismado estaba analizando las fichas académicas de los mejores internados de Francia, la reunión con Dumbledore había sido exitosa y si se habían puesto de acuerdo en que en caso de que las cosas saliesen de proporción, sacarían a Harry de las islas británicas, aunque todavía no se decidía si la opción correcta sería Francia, o quizás alguna otro lugar, quizás Alemania, España, o incluso los Estados Unidos, de ser necesario, por eso necesitaba una buena opción en caso de.

Aquí está señor- Niniane estaba parada junto a él y le extendía respetuosamente el sello.

Muchas gracias...- tomaba el sello de parte de su asistente -¿Te costó mucho?-.

No mi señor, sin embargo, era la primera vez que lo hacía por mi misma, fue... no sé... extraño-.

¿La caja?-.

En el hueco, de la bifurcación-.

Muy bien, mi querida niña, ahora, te presento al señor Harry Potter- le indicó una foto que se movía por sí sola, Niniane, sorprendida, la tomó entre sus manos, inspeccionándola incrédula.

¿Cómo...?-.

Bueno- suspiró -¿Te cuento un secreto?... La magia existe- Niniane miró escéptica a su señor, por toda respuesta, él miró seguro hacia la foto que la chica tenía, ella lo miró de vuelta sorprendida, también mirando hacia la foto, finalmente, su mirada cambió a entendimiento.

¿Un nuevo heredero?- preguntó Niniane un poco más tranquila.

La rama perdida- Contestó el Nautonnier visiblemente afectado.

¡Mi señor Jesús!- exclamó sorprendida la chica.

Exacto, por eso, mi niña es que tenemos que protegerlo-.

¿De qué Mi Señor?-.

Es una larga historia, siéntate, que esta será una larga conversación- Niniane, se sentó en el mismo lugar de donde se parara hacía unos minutos.

Sentado frente a varios tomos de historia medieval, haciendo el tercer ensayo sobre manejo político de los reyes medievales de Inglaterra se encontraba Harry. Podía afirmar que el tema del que más había aprendido era batallas e intrigas de la familia real inglesa y bastantes formas, más que graciosas y entretenidas, de asesinar gente, de forma muggle, y pasando desapercibido.

¿Cómo vas... eh Potter?- anunció Dudley Dursley con su bravuconería habitual, sobre todo porque venía con toda su tropa detrás de él; en ese momento no se notaba mucho el hecho de que su primo, tan sólo un verano atrás arriesgase su vida para salvarlo, y eso que Harry sabía perfectamente que si no fuera por aumentar su "prestigio" ante su banda nisiquiera se acercaría, total, esa había sido su rutina hasta ese momento.

Bien, de hecho, mejor de lo que pensaba, ya sé como matar, sin, necesariamente, usar métodos visibles- mencionó Harry mirando fijamente a su primo, el aludido cambió su mirada segura por una absolutamente horrorizada, el resto de la banda, cambió su expresión socarrona por una de confusión.

Vámonos, ya me aburrí de este pelmazo- dijo un poco inseguro de sí mismo, y rápidamente se alejó con su pandilla.

Harry rió por debajo, y, negando con su cabeza, siguió con su trabajo. Otra vuelta de página y encontró algo que le llamó considerablemente la atención.

En el libro aparecía un ítem sobre Camelot, Merlín y Arturo.

Las grandes puertas de roble se abrieron ante Sirius revelando una parca y apagada salsa circular en donde se encontraban algunos taburetes y un par de mesas, Arturo le indicó al animago que tomase asiento, Sirius no quiso esperar una segunda invitación.

Así que usted es el último descubrimiento de mi buen pariente Emrys ¿No?- la voz del duque-de-guerra era totalmente neutra, aunque denotaba un poco de alegría ante el hecho.

Si... este... supongo... creo... sí, creo que sí- el pequeño y elocuente monólogo de Sirius sacó una pequeña sonrisa de parte del monarca.

No se preocupe, no muerdo... hasta donde yo sé no tengo maldición alguna al respecto... me gustaría que... bueno... si pudiera... – ambos hombres sabían exactamente lo que refería esa petición.

Sí, al menos debería poder hacerlo, ayer lo hice... déjeme pensar... ¿Qué le gustaría que hiciera?- interpuso el mago mientras meditaba "Espero que no me haga esta entrevista para después dejarme de bufón de la corte".

No lo sé, yo no soy mago, sin embargo, no quiero trucos con fuegos, conozco perfectamente el uso de la pólvora-.

Sin fuegos, comprendo, pero... ¿Qué tal esto?...- inclinó su mano hacia uno de los taburetes, y, mascullando unas palabritas la convirtió en un lindo cerdito. -Oink, oink- hacía el cochinito mientras olisqueaba la comida que reposaba sobre la mesa.

La cara del rey era un poema a la estupefacción, miraba, de Sirius, al espacio en donde se encontraba el taburete, al cerdito.

¿podr... podrías volverlo... a...?- preguntó Arturo.

Claro...- la mano del mago indicó al cerdito que pronto volvió a ser taburete, seguidamente, lo levitó hacia su primer emplazamiento.

¿Cómo lo hace? Me hubiese gustado ser mago como usted y Emrys, sin embargo, supongo que era la sangre de mi tío Ambrosio, o la de Niniane, su madre, la que transportaba la magia, no la de mi padre... así que, hablando de mi padre, debiera saber, señor Sirius que, considerando sus capacidades deberé ordenar que se le vigile ¿Lo comprende¿Verdad?- la charla que había comenzado amena se tornaba grave y seria conforme las palabras salían de la boca del Pendragón.

La verdad es que no lo comprendo, su señoría, no entiendo cuál puede ser la amenaza TAN grande que represento-.

¿Eres un mago, no? Nadie, a parte de Merlín, en este reino lo es, eso, los hace, particularmente peligrosos, y más aún, tomando en cuenta, que no sabemos, ni Emrys, ni yo, hasta dónde alcanzan tus poderes y, si fueres, más poderoso que Merlín eso representaría dificultades asociadas ¿No es verdad?-.

Me disculpará señor, porque, NADIE, es más poderoso que el GRAN MERLÍN, yo no conozco que a través de la historia alguien pueda vanagloriarse de tener un nivel, nisiquiera, semejante al de Merlín, y si debo ser sincero, le informo que esta conversación está fuera de lugar y de toda lógica...- Sirius iba a continuar con su discurso cuando fue interrumpido por alguien.

Pienso lo mismo que tú Sirius, ahora, si mi querido doliente, Gideon, aprendiese a controlar sus ansias y su curiosidad estoy seguro que se ahorraría muchos malentendidos en el futuro- Merlín, desde un taburete distante, miraba penetrante hacia el rey Arturo, con una mirada que dejaba muy abajo a la del director de Hogwarts, Albus Dumbledore; el Pendragón, lejos de amedrentarse igualó a su pariente, haciendo que Sirius dudase, considerablemente, la calidad muggle del monarca.

Y tú, tu pésima manía de entrar sin tocar, a veces me pregunto si eso se debe a que eres tan silencioso o es una cualidad asociada a los magos- Abruptamente cambió de dirección hacia Sirius -¿Lo es señor Sirius?-.

Tomando en cuenta mi relativo conocimiento del tema, podría perfectamente ser cualquiera de las opciones, me refiero a que, eso se puede hacer siendo muy cuidadoso, como también, por un hechizo silenciador, por lo tanto, debería ser el señor Merlín quién dilucide esta querella-.

Me temo, querido primo que tu pregunta continuará sin respuesta...- Arturo cambió su mirada a de la de un niño que no había sido complacido con su capricho, Merlín sonrió -ahora, tomando en cuenta que estamos aquí, propongo que discutamos asuntos que sí importan, en vez de estas banalidades- Merlín indicó dos taburetes junto al suyo, a los que se dirigieron los otros hombres.

Sirius, recién en ese momento, se dio cuenta de un detalle bastante importante: sudaba y respiraba agitadamente, como si hubiese realizado un gran esfuerzo físico, sin embargo tuvo que alejar ese asunto de su cabeza para tomar atención a lo que Arturo y Merlín deliberaban.

En la mansión Riddle se llevaba a cabo una interesante conversación;

¿Lo conseguiste¿Encontraste aquello que te pedí Lucius?- exigía el lord oscuro sentado en un sillón de espaldas a su interlocutor.

Sí, señor, costó pero lo conseguí... -.

¡No te pregunté si te había costado encontrarlo!- Voldemort dio una rápida vuelta a su sillón, visiblemente enojado- Te pregunté si lo habías conseguido ¡Ahora contesta!-.

Sí, mi lord, aquí está- Malfoy se inclinó hacia su amo y le entregó un antiguo volumen que el viperino seudo-hombre cogió, por demás, ansioso.

Bien, muy bien. Ya me temía que no lo hubieras conseguido, aunque, pensándolo bien, es un verdadero milagro que cumplas con lo que se te ordena, por eso, te perdonaré tus últimos fracasos, por ahora...- Lucius tragó saliva, Voldemort asomó una sonrisa -¡Ahora, vete y déjame en paz!- Lucius se retiró inquieto desde la sala, dejando a su amo con una ávida lectura del volumen.

"De haber sabido que reaccionaría, así habría salido más rápido, lo que habla mi señor, no me gusta nada" Lucius Malfoy se arrebujó la capa, buscó su varita y se dirigió lo más rápido posible hacia el único lugar de la mansión en el cual se podía aparecer, en un momento, desapareció. Desde el oscuro rellano de la pared, justo detrás de donde se encontrase el Slytherin salió una sombra que de a poco tomó forma de mujer, Bellatrix Lestrange, sonreía mientras apretaba a un pequeño juguete con forma de perro. Mirando fijamente hacia el espacio vacío, caminó un par de pasos, tiró el muñeco y con su varita lo hizo explotar.

Muy bien, muy bien, querido primo, ya me deshice de ti, ahora, que ya llevé a tu pequeño tesoro hasta el límite, es hora que haga lo mismo con el pequeño dragoncito y su padre- con su varita, convirtió una rata muerta, que había tirada cerca de ella, en un peluche con forma de Dragón, una vez hecho eso, se dirigió hacia el sótano de la residencia a jugar su juego favorito, la tortura sádica y demente hacia el primer ser viviente que encontrase, su víctima de hoy, un promisorio muchacho que no quiso ser mortifago, su nombre: Oliver Wood.

La cena del día parecía más tensa que de costumbre en Grimmauld Place, la razón, Kingsley debía encontrarse con uno de sus contactos, el ex capitán de Quidditch de Gryffindor, Oliver Wood; el auror encargado de la investigación Black lo había esperado por horas, y ahora, él y la Orden, esperaban las noticias que pudiera traerles Tonks (que había ido al apartamento del joven y después a la casa de sus padres). Lupin, como nunca, aparte de los días que había reunión, cenaba con los chicos, Richard, preocupado por lo que eso podía significar, sorbía silenciosamente su sopa, y aunque los chicos no sabían qué sucedía, sentían lo extraño y cargado del ambiente, por tanto, no metían ni un solo ruido en la mesa.

Un golpe en la puerta, y el consiguiente escándalo en la sala dieron cuenta de la llegada de la novata auror, Remus salió disparado hacia el comedor, Richard levantó la vista de su plato para ver el espectáculo pero fue interrumpido por la señora Weasley.

Chicos, lo siento, pero deben subir a su habitación,- la turbación se leía claramente en la cara de la señora Weasley -no mejor, vayan todos a la habitación de Ron, les mandaré su cena allí, vayan-.

¿Pero por qué mam�?... ¿Qué sucedió?...- reclamaban Ron y Ginny, molestos, a su madre, haciendo ademanes de no querer irse.

No se los estoy pidiendo, se los estoy ordenando, ahora vayan- espetó la señora Weasley ante la negativa de sus hijos.

¡Obedezcan a su madre¡Arriba¡Ahora!- todos se quedaron helados en la habitación, el calmado señor Weasley había gritado. Los chicos, viendo el peligro que ese particular hecho constituía, subieron sin molestar más.

Un momento después de que los chicos dejasen la cocina, llegaba Tonks, y con su cara lo decía todo, del joven Wood, no había rastro. Lo que no quedaba muy claro era la misión del ex alumno de Hogwarts y jugador del Puddlemere United.

¿Y?- preguntó Arthur Weasley, a quien la situación tocaba de cerca, tomando en cuenta, que el susodicho estudió en el curso de uno de sus hijos y varios veranos los visitó en la casa de la familia, "La Madriguera".

Nada, ni en su casa, allí no lo ven hacer cerca de cinco días, ni de la de su familia, desde hace el mismo tiempo; nisiquiera en el campo de entrenamiento de su equipo, y aquí viene lo más terrible, dicen que hace más de tres días que no va a entrenar y que si mañana no va, lo van a suspender sin paga por este mes-.

Pero... ¿Por qué un chico que adoraba el Quidditch faltaría a los entrenamientos?- masculló Remus.

Pronto se vieron interrumpidos por los gemelos Weasley.

¡Pap�¡Mam�! Fue horrible ¿Supieron?- los gemelos hablaban al unísono y, parecía, no se habían dado cuenta de que lloraban, al mismo tiempo.

¿Qué cosa?- preguntaron los mayores.

Oliver... los mortifagos atacaron el Callejón Diagon y... y... – comenzó Fred, peor no puedo concluir, por lo que su gemelo debió continuar.

Dejaron el cuerpo torturado de Oliver... ahora... ahora... está en el...- George se tupía con las palabras – hospital... en San Mungo-.

Oh, chicos- Molly Weasley se acercó a los gemelos para abrazarlos, los chicos, al verse confortados, se colgaron de su madre llorando desconsolados.

Tonks, ve a San Mungo, y entérate del estado de salud de Oliver, Molly, atiende a los chicos, Arthur ve al ministerio y trata de averiguar algo, yo debo conversar con alguien- todos asintieron ante las instrucciones de Remus y en par de segundos en la cocina se encontraban solo los gemelos, Richard y Molly Weasley.

¿Se encuentran bien muchachos?- preguntó Molly a sus acongojados hijos.

Si mamá- las lágrimas derramadas habían calmado en algo a los histéricos chicos.

¿Por qué no se sientan mientras les preparo un tilo?- los chicos obedecieron a su madre y quedamente se sentaron a la mesa. En un santiamén aparecieron tazas, cucharitas, una tetera y el recipiente con té que desprendía un suave y relajante olor a la hierba llamada tilo (N/A: en otras partes se llama tila).

Los chicos, absolutamente desganados, depositaron sus miradas en las tazas para no sacarlas más de ahí. Molly, bastante inquieta por el silencio tan impropio de ellos que demostraban en ese momento, trató de ablandar un poco el ambiente:

¿Quieren algo de cenar chicos? La cena, estábamos por servirla cuando llegaron- los gemelos negaron, seguros que nada pasaría por esas inflamadas gargantas a causa de la tristeza y desesperación que se hacían patentes en sus mentes y corazones –oh, con todo esto me olvide de los chicos ¡Ron ya debe estar histérico sin comida! Ya saben como es...- ese último comentario de su madre arrancó un pequeño atisbo de sonrisa, un poco más tranquila por aquella demostración de normalidad de parte de sus hijos, alejóse un poco para aparecer, bastante más tarde de lo acordado, la cena en la recámara de Ron, quien al estar más que hambriento se lanzó agradecido ante el festín; las chicas con vergüenza ajena, miraron hacia otro lado. Richard, por su parte, salió calladamente de la cocina camino a la habitación de Ron.

Tonks se apersonó en San Mungo, a penas Remus la había mandado, aunque había tenido que esperar bastante para poder enterarse de algo, de la recepción la mandaron al ala de urgencia, de ahí, a la de heridos por maldiciones, y ahora se encontraba fuera del ala de tratamientos intensivos, esperando que le dieran alguna noticia del joven, justo a su lado se encontraban los padres del chico, desesperado ante la falta de noticias de su hijo. Finalmente salió una medibruja desde la sala:

¿Los familiares de Oliver Wood?- preguntó una regordeta señora con una mirada y voz totalmente neutral.

¡Aquí!- gritó la madre del guardián.

Lamento decirle que el estado se su hijo es de gravedad absoluta, depende de la evolución que presente durante las siguiente horas, y como reaccione a esta noche, si no mejora de aquí a mañana me temo...- la voz de la mujer se alejó de su cascarón de neutralidad -que no verá el día de mañana, lo siento-.

La señora Wood, estupefacta por la noticia, llevó su mano a su boca histérica y gritó, acto seguido, se desvaneció en los brazos de su marido, el hombre la sujetó de un eventual azote contra el piso y la medibruja, viendo ante sí un nuevo caso, hizo aparecer una camilla, procediendo a llevarlos, a ella y al marido a una habitación para poder estar más comodidad; lo más probable es que drogaran a la mujer para que no estuviera haciendo un agujero o un escándalo en la sala de espera.

Tonks tomó dirección hacia la sala para poder ver al muchacho, mas fue detenida por otra medibruja que venía en la dirección contraria, enojada por la impertinencia de la muchacha, la echó sin contemplaciones del pasillo de vuelta a la sala de espera. Aunque bastante molesta, la chica debió obedecer alejándose del pasillo que llagaba a la sala de tratamientos intensivos, para seguir esperando para poder verlo.

Kingsley llegó a la sala de espera con una "buena" noticia, lejos de ir a desesperarse al hospital como lo había hecho Tonks, él había tomado camino distinto, aprovechando de que, al no encontrar al joven Wood, había vuelto al ministerio, por tanto, él se había enterado mucho antes que el resto de la Orden del destino del chico; había ido al Callejón Diagon a investigar lo sucedido, una vez realizado ese trámite, se fue a la oficina de aurores con la intención de obtener una orden que le permitiera ver, sin alegatos ni restricciones, al joven.

Después de un par de palabras entre los aurores, conversación en la que ambos se enteraron de las novedades, partieron con dirección al pasillo. Una vez allí fueron nuevamente interceptados, esta vez por un medimago, muy atractivo a los ojos de Tonks, que por supuesto, no estuvo muy feliz al verlos, y menos aún, al avistar la orden; para su mala fortuna, era el encargado, así que no tenía de otra más que ayudarlos, los condujo hacia una sala especial en la que mediante un par de hechizos, ambos fueron esterilizados y preparados para entrar en una zona limpia. Diez minutos después de entrar por el pasillo estaban ante la puerta que los conduciría hacia el malogrado ex alumno de Hogwarts.

Detrás de la puerta se encontraba, tras una especie de mosquitero de alguna extrañísima sustancia que Tonks no podía identificar, pero podía asumir mantenía aislado del ambiente, se encontraba Oliver; al verlo la chica comenzó a sollozar, la situación la había superado totalmente, el cuerpo, enfrente suyo (ya que no se podía calificar de otra forma), presentaba marcas de golpes, de latigazos, marcas de cadenas, su cara tenía en ella la forma de la bota con la que lo habían pateado, quemaduras, y algunas llagas provocadas por heridas que luego habían sido mal cauterizadas, aunque siguiendo el cuadro general, lo más probable era que ese fuera el resultado esperado; y eso era solamente lo que podían ver estando el muchacho tapado. Tonks no quería ni imaginarse lo que vendría una vez que el medimago descorriera la sabana que tapaba al muchacho.

Kingsley, viendo la reacción de la muchacha e imaginando el subsiguiente trauma, instó a Tonks a que dejara la habitación, mas solo una negativa de la chica fue lo que recibió, el auror volvió a intentarlo, obteniendo la misma respuesta, finalmente, aburrido, ante la desobediencia reiterada de la chica, lanzó hacia ella un hechizo "Desmaius", que por estar descuidada no pudo esquivar, dejándola inconsciente en el piso. Seguidamente, pidió al médico que la sacara de allí, el médico, desconfiado por naturaleza, negóse y no se la llevó simplemente la mandó con un hechizo levitador hacia un sofá que se encontraba en una punta alejada de la cama.

Lo que a continuación vio el veterano auror lo aterrorizó.

La mansión Malfoy nunca había sido un lugar agradable para vivir, el amo y señor de la casa no lo era tampoco, de hecho, lo era aún menos. Eso lo había sabido siempre su hijo, a quien si bien nunca había obsequiado cariño, afecto o siquiera dedicación, sí, había educado para ser un joven "bien" (según la definición de su familia "pura sangre" de ese concepto en particular), con extensivas y exhaustivas las clases de modales, de comportamiento, de historia de la familia, y por supuesto, las aún más largas y minuciosas clases de magia, desde que pudiese sostener la varita, para eso, existía un pequeño cuarto en el fondo de las mazmorras de la mansión, más abajo de los calabozos, las salas de torturas, casi en las profundidades de los cimientos mismos del castillo, aunque su particularidad, aparte de su locación, se debía a que, allí dentro, su magia era indetectable, aunque el porqué de la ubicación de la particular habitación había sido siempre un poco velado; así lo más que Draco recordaba al respecto era un breve comentario sobre que el cuarto estaba allí antes de la construcción y la aún más confusa sensación de silenciosa, etérea y perdida majestad y un poder que transmitían desde el aire hasta las piedras de la extraña habitación, que, al final solo eran cuatro paredes llenas de dibujos extraños, que el heredero Malfoy no entendía y tampoco consideraba importante comprender, lo único que le parecía importante era que allí debía practicar magia para que en el momento de convertirse en Mortifago no tuviese problemas con la ejecución de las maldiciones que podían mantenerlo vivo en caso de estar en alguna batalla, porque tenía que reconocerlo, eso ya era una guerra y si no se preparaba adecuadamente, los Malfoys terminarían con él, así que no le quedaba más que abrir, una vez más, esa puerta y entrar.

En el momento en que entró en la habitación el embrujo de entrenamiento se activó mandándole hechizos de nivel 9, desde que llegase por primera vez a ese cuarto su padre se lo había contado, algún día él podría venir a entrenar solo, una vez estuviera listo debería entrenar sin supervisión y el cuarto lo ayudaría, tenía un embrujo especial, por el cual, el aprendiz, al estar listo pasaría por distintos niveles de dificultad en torno a duelo y él, ya iba en el nivel nueve, más de ocho años se había demorado en llegar a es punto; y lo más raro de ese asunto, era que eso no lo consideraba extraño, lo que si consideraba extraño era el hecho de que el cuarto fuese indetectable (aunque nunca había intentado saber por qué), bueno, eso, sumado a una varita no-reconocida por el ministerio que le pertenecía y que no había sido comprada, sino hecha especialmente para él, ella pertenecía a otra de las, ya "pocas", tradiciones de los Malfoy, cada padre de los Malfoy, al nacer su hijo, confeccionaba para él una varita que utilizaba para enseñarlo en el arte de la magia antes de que Hogwarts lo hiciera, y con el plus de la no-expulsión de su hijo por parte del ministerio de Magia, debido al decreto de restricción de la magia a menores de edad.

Draco dejó de pensar, porque un par de hechizos habían rasgado su túnica de donde manaba un buen poco de líquido carmesí, hecho nada bueno, se presionó uno de los lugares de donde salía sangre y fue a refugiarse detrás de una mesa que había, una vez allí, pudo tomar un pequeño receso, suficiente para aplicar un hechizo que detuviera cualquier hemorragia y cicatrizara los cortes que tuviera, una vez relajado, y con la mente bien puesta en el duelo, se puso en marcha de terminar lo más pronto posible para ir a hacer cualquier cosa más entretenida que eso; dos horas más tarde, recién salía, lleno de moretones y con el aliento cortado; definitivamente, había subido de nivel, aunque ya era hora, su padre, seguramente, estaría complacido; ya sin ganas, y más por obligación que por otra cosa, Draco subía, a "medio morir saltando" (N/A: en Chile significa algo como medio muerto), las cuantiosas escaleras rumbo a su habitación.

Pasada la adrenalina del momento, Draco, en su bañera, meditaba sobre lo sucedido en el cuarto de entrenamiento, el hecho de subir un nivel, no indicaba tan sólo tener que recibir más maldiciones y esquivarlas más rápido, sino que, ameritaba el hecho de que su magia fuese un escalón más poderosa en la escalera de magos, explicándolo sería así, si el mayor escalón era Voldemort, y fuese el número 1, a él sólo le faltarían como dos o tres cientos escalones más, lo que era mucho menos que los varios miles que le faltaban hace años; su padre estaba sólo unos cuantos más abajo del Lord Oscuro y él esperaba, sinceramente, superarlo o siquiera alcanzarlo, algún día.

No bien, se puso algo más "decente", como diría su padre, un elfo doméstico se apareció anunciándole que su padre había llegado y que esperaba verlo enseguida en su estudio. Draco, aún cansado por la sesión de práctica se dirigió, rápidamente al estudio de su padre.

¿Padre?...- se anunció fuera del estudio, esperando que se lo invitase a pasar.

Entra- Draco abrió la puerta internándose en la habitación.

Lucius Malfoy se encontraba mirando hacia los jardines de la propiedad a través de una ventana, al sentir a su hijo se dio la vuelta enfrentándose a él.

Draco... ¿Qué tal el estudio?- preguntó refiriéndose, obviamente, al entrenamiento.

Nivel 10- explicó el muchacho por toda contestación.

Muy bien, tu progreso me satisface, aunque debía ser antes... Draco, esto es una guerra y en cualquier momento serás llamado a defender el honor de nuestra larga línea sanguínea, y no voy a permitir que falles, antes de eso soy capaz de...- padre e hijo sabían exactamente a qué se refería el mayor.

Lamento que mi progreso no sea de su agrado padre, en un par de días tendré dominado el nivel, confíe en mi...-.

¿Confiar¿Cómo se supone que debería confiar en ti Draco cuando cada vez que te he mandado a hacer cosas me has fallado? Debías hacerte amigo de Potter y no lo lograste, debías hacerlo expulsar y todavía lo veo en Hogwarts, debías quitarle a sus queridos amigos y aún los tiene- su voz subía cada vez más de tono, pero pareció meditarlo y se relajó callando un momento -...más te vale comenzar a tener éxitos o no durarás mucho... sin embargo ahora hay otros temas que nos deberían ocupar... tengo algo que mostrarte- indicó al muchacho que se le acercase.

Lucius se acercó hacia su escritorio donde reposaba un libro, que cualquiera que hubiera estado con él en la reciente entrevista del señor Malfoy habría reconocido como una copia perfecta del volumen que entregase al Lord Oscuro.

Fíjate Draco y fíjate bien, porque esta puede ser la razón de, que en un futuro, cercano o lejano, eso no lo sé, tengas una poderosa arma contra tus enemigos- este comentario hizo que la lánguida y cansina cara del muchacho brillara de interés –Te presento el más reciente proyecto del Señor Oscuro, la búsqueda del Santo Grial-.

'Dilucidando la realidad', ése era el título que presentaba el párrafo que leía Harry, el mencionado relato, referíase a la calidad de farsa que, según los muggles, tenían la existencia del Rey Arturo y Merlín. Decía que si bien había existido un caudillo romano que podría corresponder a un Arturo "histórico", el famoso dueño de la espada Excalibur sería tan solo la expresión artística de algún bardo que se quiso pasar de listo, con el afán de cruzar la línea del anonimato. Como tampoco, que de ninguna forma, se podía afianzar la existencia, siquiera pseudo realista del famoso mentor de Arturo, porque, para empezar, la magia no existía, luego la rechazaba (su existencia) a raíz de que, ni matemática, ni mecánicamente serían posibles las hazañas "realizadas" por el mago. Por último, negaba de plano, la posible formación de algún, siquiera, intento de utopía como la que dan a entender los romances del Pendragón sobre la insigne ciudad-fortaleza de Camelot. Harry, visiblemente enojado con la historia universal muggle arrojó lejos el volumen, afortunadamente para él no había nadie a su alrededor para regañarlo.

De pronto, todo se volvió oscuro para Harry, el sonido, la luz y hasta el aire se paralizaron alrededor suyo, se sintió indefenso, totalmente apresado en un espacio sin tiempo no sustancia, absolutamente sobrepasado por las circunstancias, la misma sensación que lo siguió luego de que se enterarse de la verdad, de la profecía; sin embargo, al contrario de la sensación anterior que lo perseguía a cada momento, ésta no fue por mucho, algo en su interior lo tranquilizó, y junto con la tranquilidad vinieron la templanza y la fuerza; dentro suyo había un calor que no podía explicar, un calor que lo embargaba, que pronto saldría desde dentro suyo y explotaría, junto con él, hacia el exterior, Harry abrió los ojos, encontrándose en un lugar que no tenía nada que ver con la casa de sus tíos, este lugar era como un palacio, era enorme, construido como los palacios arábicos que, alguna vez, viera en los libros, allí, un viejo, tocando algo como un arpa le indicaba con la mirada que o siguiera, Harry no se pudo resistir, lo siguió, internándose por las puertas, que solo en ese momento, vislumbró eran de oro y piedras preciosas.

No podría decir cuanto tiempo llevaba siguiendo al viejo que cada vez se internaba más, pasillos interminables con muchas escenas que Harry conocía y otras que difícilmente podía tratar de identificar, pero, aún así no se detenía, era como viajar por el tiempo, a diferentes épocas, a través de un lienzo y en su conjunto, mostraban lo que fue, lo que es y lo que ser�, todo en un mismo lugar y a un mismo tiempo; Harry pensó que tratar de entender lo que le sucedía era demasiado complicado, así que decidió tan sólo almacenar la mayor cantidad de información para después analizarla, más detenidamente. Finalmente, el viejo se detuvo, se encontraba ante una enorme puerta, que contenía innumerables símbolos de los que nunca, jamás, había visto, el viejo lo miró amablemente y tocando una nueva nota en su instrumento desapareció dejándolo solo en el ese extraño lugar. Una luz lo cegó, un sonido espantoso lo asustó: agua, el lugar se inundaba, tosía, luego, le vino la sensación de estar tocando un traslador, abrió los ojos, Mundugus, la señora Figg, la tía Petunia, el tío Vernon y Dudley lo rodeaban.

¿Ven? Les dije que sobreviviría, pero ustedes no quisieron escucharme... Harry es un chico fuerte... incluso, mucho más que todos nosotros juntos- Mundugus, le dio la mano a Harry quien, con su ayuda se levantó del suelo.

¿Estás bien muchacho?- la señora Figg preguntó visiblemente afectada, se le notaba y en sus ojos corrían dos hilillos de lágrimas -pensamos lo peor, cuando tu tía se puso a gritar, corrimos para llegar... y al verte... oh Buen Merlín, que bueno que ya todo pasó-. Harry no entendía absolutamente nada, pero tampoco se atrevía a preguntar, finalmente tomó aire y se atrevió:

¿Están todos bien¿Pasó algo?...- mirando a su alrededor, fijándose en las miradas perplejas de las personas alrededor suyo, tal como si al hablar hubiese dicho algo malo, tía Petunia, contrariamente a cualquier pronóstico lo abrazó fuertemente, Harry, ahora sí creía que se había vuelto loco.

Que bueno que estés bien Harry, me asustaste...- pronunció la mujer mientras lo soltaba y ponía un beso en la mejilla del chico. Vernon y Dudley, entre confundidos y furiosos por lo que acababa de hacer Petunia, salieron más que rápido de ahí.

Sí, claro, lo que tú digas- dijo Harry sin salir de su asombro, rápida pero gentilmente la alejó de él.

¿Ahora me van a decir a qué se debe todo esto?- preguntó irritado el muchacho. Su tía hizo el ademán de hablar pero Mundugus la interrumpió.

Te desmayaste, caíste al suelo, tu tía te encontró, pero cuando intentó despertarte se dio cuenta de que no respirabas, en ese momento se puso a gritar, ahí llegamos nosotros y como por diez minutos intentamos hacerte respirar, pero cuando temimos lo peor, despertaste, ahora... dinos tú ¿Qué pasó Harry?- receloso por el fin que podía tener la información que diera, Harry la adaptó a su conveniencia.

Estaba enfadado porque el libro niega la existencia de Merlín...- Mundugus llevó su mano a su boca impresionado, y lanzó un ácido comentario hacia los muggles, la tía lo miro feo, -de pronto todo se oscureció y llegué a una playa, donde se elevó una gran ola que me aplastó, llevándome por la corriente, sentí luz y ahí abrí los ojos, encontrándolos a ustedes aquí... eso fue lo que pasó- Harry se sorprendió a sí mismo por la rapidez con la que tramó esa mentira, porque lo que había hecho estaba más allá de simplemente ocultar o desviar la información, esa era, derechamente, una mentira, y bastante enorme, más encima.

Señora Dursley, me temo que dentro de poco recibirá varias visitas, "quien-no-debe-ser-nombrado" (La señora Figg lanzó un pequeño grito) trató de atacar a Harry, estoy seguro de eso... ¿Señora Figg podría usar su chimenea? Y ¿Podría quedarse usted aquí con Harry? Yo debo ir a informar esto- sin esperar respuesta alguna, Mundugus Fletcher salió disparado de allí.

Harry, recién ahí se dio cuenta de que Mundugus tenía razón, lo que le acababa de suceder podía, perfectamente, ser obra de Voldemort, y las implicancias de eso, eran, claramente, demasiado macabras como para tomárselas a la ligera. Harry caminó un par de pasos hasta un sillón y se dejó caer exhausto, la señora Figg se ofreció a ir a hacer té para todos, dejándolo solo con su tía.

¿De veras fue eso lo que pasó Harry?- Petunia tomó asiento en una silla que puso frente a Harry.

¿Qué cosa?-.

Lo que dijiste que había pasado... ¿Es verdad?-.

Sí tía, eso fue lo que pasó- Harry miró serio a su tía, finalmente se rindió, si había dicho o no la verdad era irrelevante, pero había algo muy extraño, mucho más que su sobrino, a su parecer, sobre todo eso. Después de eso Petunia no volvió a decir nada.

Supongo que estás bien ¿No?...- su tía habló, con más tino del que le conociera, Harry asintió, casi lo convencía su pose de preocupación –y también supongo que vendrán por ti... por lo menos, tendrás un verano entretenido con tus amigos, ya que aquí no lo has tenido... –Harry, suspiró cansado –espero, que lo pases bien con tus amigos allá- su tía hizo el ademán de irse.

No me iré- la voz de Harry la interrumpió, se sentó, una vez más en la silla.

¿Por qué, qué acaso te peleaste con ellos?-.

Para protegerlos, ya ha muerto mucha gente por mi, a es hora de detener eso, no quiero que Voldemort sepa donde están, yo soy una linterna que le indica donde está el resto, si me quedo aquí el no podrá tocarme ni a mi ni a ustedes, y de esa forma los puedo proteger a todos... aunque, realmente, no es como si ustedes (refiriéndose a los Dursley) se lo merecieran –Petunia agachó la cabeza sabiendo exactamente a qué se refería su sobrino –pero tú eres la hermana de mi madre y eso debería significar algo... supongo...- al escuchar eso, Petunia comenzó a derramar silenciosas lágrimas –bueno, como sea, aunque vengan a buscarme, ya lo decidí, me quedo ¿No te importa verdad?-.

No, pero quiero que me aclares algo...- Petunia aclaró su garganta antes de continuar -¿Por qué si tú estás aquí se supone que nada pasar�¿Qué es lo que te hace invulnerable ante él?-.

Tu sangre, no importa si no nos soportamos el uno al otro, el simple hecho de que tengas la misma sangre de mi madre que murió por protegerme, es el vínculo que activa mi escudo contra Voldemort... hubo... un tiempo en que, al tocarme, perdía poder, energía y se quemaba al hacerlo, pero ya pasó, ahora sí puede lo hacer, puede hacer conmigo lo que se le venga en gana si me atrapa, pero, nisiquiera así puede tocar tu casa, no mientras tú tengas la sangre de mi madre, y me des un espacio, por mínimo que sea-.

¿Cómo es eso de hubo un tiempo¿Qué acaso la muerte de mi... de Lily ya no es suficiente?-.

No, ya no, desde hace dos años... Voldemort encontró la manera de revivir y para hacerlo necesitó de mi sangre, en su cuerpo corre mi... no, nuestra, sangre tía-.

¡No! No puede ser que tu madre hay muerto para protegerte a ti y tu le hayas dado tu sangre ¿Quién crees que eres para deshonrar así a tu madre y su memoria?- la voz de la mujer iba subiendo en decibeles.

¿Yo la deshonro?- La voz de Harry igualó a la de su tía -¿Cómo te atreves a decir eso¿Fui yo el que trató al hijo de una hermana peor que a un estropajo¿Fui yo quien obligó a un sobrino a vivir en la alacena debajo de una escalera?- dejó de gritar para casi susurrar -Yo nunca he deshonrado la memoria de mis padres, yo no elegí que me seleccionara el maldito cáliz para participar en el torneo, yo no elegí ver morir a Cedric ni menos aún permanecer atado, por más que intenté escapar, mientras me sacaban sangre para que el ser, que desde que nací me ha querido matar, reviviera más fuerte y con menos debilidades... así que no me acuses de eso tía, porque tú tienes mucho más que pagar que yo- Harry, soltando sus emociones en forma de rebeldes lágrimas salió de ahí y subió, ruidosamente, la escalera.

Harry... yo...- repetía, arrepentida, la señora Dursley, al espacio vacío de la habitación.

La señora Figg, salió de la cocina con un té que desprendía un delicioso olor a tilo y justo oyó lo que discutían Petunia y su sobrino, preocupada por ambos, fue primero a la sala a ver a la mujer; después hablaría tranquilamente con Harry al respecto.

El médico descorrió la sabana que cubría al muchacho. En cada centímetro de la piel de Oliver habían marcas de golpes, magulladuras, raspaduras, quemaduras, tajos, sin siquiera mencionar que en su pecho habían escrito, primero, quemándolo y luego cortándolo (garantizando que no pudiera escapar de la cicatriz) 'Este es sólo el primero de muchos más', sus dedos habían sido quebrados, una de sus piernas incluso presentaba una fractura expuesta, mientras que la otra presentaba una infección que difícilmente curaría lo suficientemente pronto como para que ameritara el mantenerla unida al cuerpo. Lo peor del cuadro era que los medimagos estaban absolutamente seguros de que lo habían soltado solo porque ya no resistía más, lo habían mantenido vivo a base de pociones regenerativas que ya no surtían efecto alguno, así que, aún, si sobrevivía, nadie garantizaba que pudiese continuar con una vida siquiera recuerdo velado de aquella que llevaba. Y eso era sólo externamente, el joven estaba en coma, su pulmón derecho estaba absolutamente perforado, su estomago deshecho por las pociones que le daban a tomar sin haber comido nada, la falta de agua tenía sus riñones con una seria descompensación que amenazaba con destruirlos, su ritmo cardíaco no tenía ritmo ni por asomo, y nisiquiera hablar de lo que le había hecho a su sistema y su mente la tortura con maldiciones imperdonables; los doctores estaban seguros que los mortifagos habían probado nuevas maldiciones y pociones en el muchacho, pero el chico era fuerte y se empeñaba, incluso después de eso, a seguir adelante contrariamente a los medimagos que lo atendían, que rogaban por que se dejara ir y pudiera descansar en paz. Ahora todo dependía de si los expertos en pociones, medimagia y algunos refuerzos muggles que habían podido conseguir, sumado al extraordinario esfuerzo por vivir de Wood, lograban lo imposible, el salvarlo. E incluso después de eso necesitarían un milagro para darle una calidad de vida respetable.

Kingsley salió con nauseas de la habitación solo para encontrar a Tonks sentada en suelo cerca de la pared, llorando, ya casi sin fuerzas, se había olvidado por completo de ella, y no sabía exactamente en qué momento había salido.

Lo siento Kingsley... no lo pude resistir, cuando desperté intenté acercarme, pero escuché lo que el medimago te decía... no lo sé, se me rompió algo por dentro, cuando entré a la academia de aurores lo hice para evitar que lastimaran a gente inocente y ese chico definitivamente lo es, y mira como est�¿Para qué servimos si no lo pudimos ayudar cuando nos necesitó? Tampoco lo estuvimos para Sirius, ni para Harry, no lo sé, cada día se me hace más difícil levantarme, pensé que estaba mejor, pero veo que no, y lo peor de todo es que estoy segura que fue Bellatrix quien hizo esto, lo presiento, no, lo sé, hay algo en el estado de Oliver que dice a gritos ¡Fue Bella! y es una carga extra, y demasiado pesada para mi el saber que llevamos la misma sangre...-.

Por toda respuesta el hombre se agachó y abrazó a la muchacha, solo para darse cuenta de que también lloraba desconsoladamente, así, en el suelo del pasillo ambos descargaron parte del dolor y la furia.

El día de hoy, al ver a ese chico, te juro que yo también pensé lo mismo, sin embargo, a verlo así despertó en mi otro propósito, el de ayudarlo, si ese chico, aún en el estado en que está puede aferrarse tanto a la vida como para seguir respirando solo con un pulmón, entonces merece todo nuestro respeto, admiración y apoyo, y juro que si con que venir todos los días, aunque sea a decir como amaneció fuera de esa habitación lo ayuda un poquito, voy a hacerlo ¿No piensas lo mismo¿No es algo como eso para lo que decidimos ser aurores desde un principio?- Tonks asintió en el hombro del auror.

Una vez más relajados se alejaron de allí con un propósito claro, encontrar una forma de ayudar al muchacho y detener lo más rápido posible a la loca maniática que había causado todo desde un principio.

Los padres de Oliver tomaron un respiro profundo antes de entrar, ya hace un par de minutos que Kingsley y Tonks habían abandonado la habitación del joven, abrieron la puerta y lo que vieron los congeló por completo, la visión de su hijo en esas condiciones era inaudita a sus mentes y corazones, su madre acarició su pelo, pero junto con su tacto, su mano obtuvo un brillante mechón del cabello del joven y una hemorragia del cuello cabelludo, la señora Wood gritó histérica y asustada, los médicos entraron raudos a la habitación, desalojándola inmediatamente, enseguida los señores Wood se encontraron fuera de la habitación, la señora lloraba desconsolada en el hombro de su choqueado marido que solo atinaba a abrazarla fuerte para convencerlos a ambos de que todo saldría bien, aunque ninguno de los dos lo diera por seguro en ese momento.

Lejos de ahí, Oliver, se encontraba en un solitario Hogwarts, muy lejos del mundo en que estaba con un pie en este mundo y el otro en el que sigue, al que había llegado después de soportar estoicamente cerca de cinco de las sesiones de tortura de Bellatrix Lestrange; no recordaba como había llegado allí, no veía a nadie cerca, estaba solo hasta donde podía avistar, nisiquiera había pájaros u otro ruido aparte del viento que le golpeaba la cara, un poco desconfiado de su alrededor, decidió ir a investigar, caminó hasta llegar a la puerta principal que se abrió ante él, siguió por el pasillo rumbo a la biblioteca, nadie lo sorprendió durante el trayecto, al llegar a la biblioteca, la encontró absolutamente vacía, sin embargo la luz del día se veía como si fuera bastante temprano, esperando que llegara alguien, decidió aprovechar el tiempo en algo bueno, así que tomó un libro, dispuesto a leer durante un rato, lo abrió y comenzó a descifrarlo, después de intentar leer las primeras líneas se dio cuenta de que ese lugar era más que ultra-extraño, porque el libro, lejos de contener información, tenía grabados los días de su vida.

Richard abrió la puerta de la habitación de Ron, con la cara decía que nada bueno sucedía abajo, los chicos lo miraron interrogativamente, Richard suspiró y se sentó cerca de los muchachos.

El primer golpe público... un chico, lo torturaron hasta dejarlo medio muerto, luego, lo tiraron en medio del callejón Diagon...- Ron dejó caer el tenedor anonadado por la información recibida -sus hermanos, los gemelos, lo conocían, están desechos llorando en el primer piso- la cara de las chicas era de profunda expectación, todavía esperando saber quien había sido la primera victima de una guerra, que aunque antes parecía velada, ahora era más que pública, Hermione, nerviosa llevó su mano a su boca mientras Ginny, independiente de la victima ya comenzaba a imaginar quienes podían ser, cambió su expresión para poner una que indicaba que estaba a punto de llorar.

¿Sa... sabes quien es?- Ginny la primera en hablar.

¿Conocen a algún chico de apellido Wood?-.

¡Oliver¡No!- Ginny gritó histérica para llorar desconsolada, Ron quedó pasmado y Hermione solo atinó a abrazarse a su novio en busca de protección (sin recordar la reciente pelea en el sótano), al parecer, eso hizo reaccionar a Ron quien la abrazó lo más fuerte que pudo, diciéndole palabras conciliadoras al oído, que no solo iban con la misión de convencer a su novia, sino también, de convencerlo a él.

Está en San Mungo, Tonks fue a verlo... supongo que cuando habrá reunión esta noche pero no sé a que hora, en este momento estamos sólo su madre, tus hermanos y nosotros, el resto está repartido por distintas partes.

Un fuerte ruido en el primer piso alertó a todos, Richard sin esperar invitación bajó, los chicos lo siguieron. En el primer piso se encontraba Mundugus Fletcher.

¿Pero qué te pasó Mundugus¿No se supone que estás de guardia?- anunció la señora Weasley enojada y dispuesta a hechizar ahí mismo al hombre. En ese mismo momento, llegaban, Richard y los muchachos.

Si, pero algo sucedió... Harry-.

¿Qué?- gritó Ginny, quien asustada, se desmayó en la escalera.

¡Ginny!- gritó Molly se acercó a su hija diciendo el encanto 'Enervate' para despertarla, la chica despertó un poco desorientada, pero recordó inmediatamente la razón de su desmayo.

¿Qué le pasó a Harry¿Está bien¿Y dónde, en el nombre de Merlín, estabas tú cuando pasó?- exigió saber Ginny.

Con la señora Figg, cerca de la casa de Harry, de pronto...- la mirada de la señora Weasley fue suficiente para callarlo- esperen, no tengo porqué darles explicaciones a ustedes... vayan a jugar o algo, no los quiero aquí...-.

Pero nosotros necesitamos saber...- pidió Hermione.

Chu... chu...- fue toda la respuesta que obtuvo de Mundugus.

Mundugus tiene razón, salgan de aquí si no quieren que los castigue por o que resta de verano- la firme voz de Molly los hizo desistir de sus replicaciones, así, derrotados subieron con dirección a la habitación de Ron, una última mirada hacia Richard le hizo saber al Ecuyer que los chicos contaban con él para conocer los estados de Harry y Oliver, que tanto se esforzaran los adultos, por ocultarles. En respuesta, Richard sonrió hacia ellos.

Ahora... a la cocina, todos...- una vez más habló Molly y partió hacia la cocina, todos la siguieron inmediatamente.

Fin del capítulo VIII

Bueno, aquí estoy de nuevo... otro capítulo, espero que les guste a mi, particularmente, sí me gustó, encuentro que el fic va tomando la forma que le he querido poner desde un principio, también espero que les guste a ustedes, de todas maneras, ustedes son los que lo leen. Al contrario de otras veces, no hubo ni mami ni Tanina para que lo revisaran, así que les rogaría que me disculparan si hay muchas faltas de ortografía, pero el otro día le prometí a alguien que lo iba a terminar antes del viernes y lo conseguí... hoy es jueves todavía, son las 20:58 , estoy feliz... bueno, espero poder tener el resto de los capítulos tan o más rápido que este, pero deben entenderme, depende de que tan ocupada esté con esto de la universidad, que aunque son clases sólo 3 días a la semana (Lunes, Martes y Miércoles) igual voy a tener tareas y cosas por el estilo... ok, ok, no los aburro más, espero que dejen reviews opinando sobre este capítulo en particular... de veras se los voy a agradecer...

Recuerdos y fuerza a todos aquellos que perdieron gente querida durante el sismo que sacudió la zona central de Chile el 3 de Marzo de 1985, a 20 años de lo ocurrido, los seguimos recordando.

Espero que no me mechoneen demasiado durante esta primera semana... si viven en Valpo, cooperen con nosotros porque quizás qué nos van a mandar a hacer... ¡Hay Señor!...

Saludos,

Katie Lupin

Reviews...

remus-lupin-black-darkg No comas ansias, lo que será ser�, y lo que vendrá... no lo sé, déjame pensarlo, aunque no sería mala idea...lo de hacer caballero a Harry, y lo primero, bueno, eso salta a la vista, la pregunta es enquémomento... Sirius aparecerá y por qué... te agradezco tu review y espero que pongas más... adiós

Ana: Gracias por dejar review, si, ahora que entro a la u (el 7 de marzo) me voy a normalizar más... y trataré detener los capítulos más pronto, saludos...

Ginebra: Ahora que lo pienso, tienes razón... en realidad es como irónico lo del history channel...bueno, este capítulo está mucho más rápido... los otros, creo, que también estarán así de rápido.

Belencilla: Aquí está el reslutado amigui, que bueno que te haya gustado, nos vemos, besitos...

(Orgullosa alumna de Ravenclaw en Hoggy Chile Hogwarts Chile, comunidad chilena de Harry Potter)

(Y aún más orgullosa alumna de primer año de Licenciatura en Ciencias Socioeconómicas de la Universidad de Valparaíso).