Fecha: Lunes 24 de mayo de 2004
CAPÍTULO NO. 8
Notas de la Autora: Bueno, qué puedo decir de este capítulo... únicamente que lo he escrito el miércoles 19 junto con el capítulo No. 9, y que estuve esperando tener inspiración para componerlo... saben, esta etapa de mi fic la escribí (sin mentir) de cinco formas distintas, esta fue al final la que más me agradó (las otras cuatro no tenían ni pié ni cabeza), traté de hacerla lo más real posible, ha representado un reto total (Y.Y) pero acá está, únicamente espero sus críticas... En conclusión, me costó escribirlo... tanto que me dormí a las tres horas del jueves (no podía detenerme) y no sé si al final llegué a mis expectativas o me quedé en el camino... ustedes dirán.
Esperen, esperen... esperen... aún falta la canción que me inspiró...
Aquí les va:
"Here without you" from "Three Doors Down"
A hundred days have made me older / Since the last time that I saw your pretty face / A thousand lies have made me colder / And I don't think I can look at this the same / But All the miles that separate / Disappear now when I'm dreamin' of your face / I'm here without you baby / But you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / And tonight / there's only you and me / The miles just keep rollin' / As the people leave their way to say hello / I've heard this life is overrated / But I hope that it gets better as we go / oh yeah, yeah / I'm here without you baby / But you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / and tonight, there's only you and me / everything I know / and anywhere I go / it gets hard but it won't take away my love / and when the last one falls / when it's all said and done / it gets hard, but it won't take away my love / I'm here without you baby / but you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / and tonight, there's only you and me / ohhhhh
Nota: les comento que les coloco estas canciones no por el simple hecho de que hagan más largo el capítulo... las coloco porque dichas canciones me inspiraron en esa parte de la historia... y me gustaría que si tuviesen la oportunidad las escucharan... algunas son en extremo bellas... (suspiro) y bien valdría la pena ser escuchadas mientras leen ;0) je, consejo sano! .::.
Capítulo No. 8
"Víspera de Tormenta"
La noche se cerró rápida y oscura sobre ellos, cuando llegaron a la ciudad, ya unos cirios brillaban dentro de los hogares de los habitantes.
Bergil y Éowyn pronto llegaron con Beregond, éste acariciaba la crin de un hermoso caballo justo en las afueras de su hogar, un semblante sombrío se aferraba en su cara, al verse con compañía intentó relajarse: pero la Dama pudo divisar la sombra de preocupación que aún se albergaba en los ojos del capitán de la Compañía Blanca... ¿o era su imaginación?
Mi señora –dijo Beregond haciendo una profunda reverencia frente a Éowyn- ¿a qué debo el honor de vuestra visita? –preguntó.
Acompañaba al joven Bergil hacia vuestro hogar –respondió la Dama- ha estado en mi compañía todo el día –explicó.
Os agradezco vuestra bondad –acotó Beregond sonriendo.
Éowyn hubiese deseado quedarse y hablar con Beregond el tema que tanto le preocupaba, pero sintió no era aún el momento indicado. La joven volvió su vista hacia el cielo ceniciento- será mejor que vuelva pronto a mi hogar –dijo mientras volvía su miraba nuevamente hacia Beregond- pero vos y yo necesitamos discutir un tema que nos preocupa por igual –añadió seriamente, Beregond asintió- vendré mañana al despuntar el alba –acotó la Dama y emprendió el retorno hacia su hogar en lo alto de la ciudad, Bergil la despedía con ambas manos. Durante su caminar observó los rostros preocupados de varios ciudadanos, mientras le saludaban con respeto a la antigua usanza de Góndor, con la cabeza gacha y las manos en el pecho. Vio a varios centinelas que cambiaban sus posiciones con otros que los llegaban a reemplazar: Faramir había dejado todo bien establecido y los soldados obedecían sus órdenes aunque él no se encontrara presente. Al verlos detenidamente, la joven sonrió ampliamente recordando una vivencia de días atrás: cuando ella vistió como ellos.
.::.
El sol iniciaba aún a iluminar el horizonte, pero la ciudad ya estaba despierta, muchas despedidas se llevaban a cabo en los hogares de muchos soldados. El hogar de los Príncipes no era la excepción.
Faramir tomó con su mano derecha el mentón de Éowyn y ésta levantó el rostro hasta encontrarse con los ojos grises de su esposo, estaban en las puertas de la casa- Os prometo volver en el menor tiempo posible –acotó el joven Senescal sonriendo, aunque su corazón estaba lejano a sonreír.
La joven tomó con ambas manos el rostro de su esposo- llévame con vos –suplicó y sus ojos empezaron a albergar lágrimas: la despedida estaba siendo mucho más triste de lo que ambos habían imaginado; el corazón del joven Capitán se debatía entre dos situaciones: con todas sus fuerzas deseaba llevar consigo a Éowyn y nunca apartarla de su lado, pero los recientes ataques a viajeros en los bosques y caminos de Ithilien eran un grave peligro y jamás se perdonaría el que por su insensatez su amada esposa cayera herida como muchos otros habían caído. Abrazó fuertemente a la dama- acá estaréis segura y protegida susurró tiernamente.
Éowyn también lo rodeó con sus brazos- no deseo estar ni segura ni protegida –prorrumpió sin contener el llanto- únicamente deseo estar con vos por siempre –añadió sollozando.
El Príncipe de Ithilien sentía que su corazón se partía en mil pedazos, se separó del fuerte abrazo y fijó su mirada en el rostro de su esposa, tiernamente limpió las lágrimas que se deslizaban por las mejillas de la joven y con todas sus fuerzas intentó sonreír: para darle calma al afligido corazón de Éowyn. Le dio un cálido beso en la frente- debo partir ahora –anunció, la joven lo envolvió en un triste y desesperado abrazo: incapaz de dejarlo partir. Faramir no hizo nada por separarse de los brazos de la Dama: el sentía el mismo dolor que ella, ahora sentía con más fuerza el deseo de llevarla consigo, pero no podía permitirlo- mi Señora, debéis permitirme partir –susurró abatido. Al escuchar sus palabras Éowyn lo liberó y con un último cálido y desconsolado beso: se despidieron. Faramir aún tenía que dar instrucciones a Beregond, quien lo esperaba en las puertas de la ciudad.
Sollozando aún, Éowyn contempló como el joven Senescal montaba un hermoso caballo blanco, regalo del señor Éomer, Rey de Rohan y su hermano. Vio a su esposo descender la calle mientras se dirigía a las murallas de la ciudad- No he de quedarme y veros partir mi Señor –manifestó para sí la Dama y con premura se dirigió a su alcoba mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas con ambas manos. En la cámara le esperaba Anleth con un atavío extraño entre brazos; la joven miró preocupada entrar a Éowyn- el tiempo apremia joven Anleth –denunció la Dama Blanca y la criada asintió y ayudó a su señora a vestirse con el nuevo atavío.
Poco tiempo había transcurrido, cuando la Dama Blanca estaba ya vestida con los ropajes que le entregó Anleth- os talla perfectamente –enunció la joven mientras sostenía en brazos aún un yelmo y observaba a Éowyn dar los últimos ajustes a su vestimenta- mi señor Faramir eligió ayer a los soldados que han de acompañarlo –explicó- ¿cómo vais a formar parte de su guarnición mi Señora? –preguntó confundida.
Éowyn tomó asiento en un sillón bellamente tallado y habló- mi señor sabe ver a la distancia: nada escapa a su escrutadora mirada –explicó la Dama, Anleth asintía frente a ella- es extremadamente difícil engañarlo y no pienso correr tal riesgo, sería inútil: no pienso viajar con él, sino como su sombra, sólo así lograré mi cometido –acotó sonriente- saldré luego de que mi señor y su guarnición lo hagan –añadió.
Tras un momento de silencio, la criada habló- vuestro plan es brillante mi Señora –manifestó Anleth- pero temo el que mi Príncipe descubra que vos lo seguís y os confunda con un enemigo y os hiera pensando en vos como un orco –agregó preocupada, se acercó a Éowyn y se postró frente a ella- quedaros mi Señora: quedaros en Emyn Arnen conmigo –le suplicó.
La Dama no se había percatado sino hasta ese entonces del gran cariño que la joven criada le profesaba: cariñosamente tomó con su mano derecha el rostro de Anleth- Habéis olvidado que aún recorre por mis venas la sangre de una doncella guerrera de Rohan –dijo- se cuidar de mi misma –añadió sonriente- has de comprender mis sentimientos en días futuros –acotó mientras se ponía de pie, Anleth le imitaba y aún con una sombra de preocupación reflejada en el rostro, le entregaba el yelmo a Éowyn. La Dama Blanca escondió sus dorados cabellos entre el yelmo y se dispuso a abandonar la cámara, pero justo cuando cruzaba la puerta se sintió abatida por un nuevo desfallecimiento y tuvo que sujetarse con fuerza al arco de entrada: Anleth corrió hacia ella y la sujetó. Éowyn no perdió el conocimiento, pero estaba pálida: había olvidado por completo que iba a ser madre y que debía cuidar de sí misma con más empeño.
¿mi señora Éowyn? –preguntó la joven criada con preocupación.
.::.
Éowyn se llevó instintivamente la mano izquierda al vientre, volvió su vista al cielo, la tormenta estaba por abatir Emyn Arnen: apresuró el paso y pronto estuvo frente a la casa de los Príncipes de Ithilien: su hogar. Dos centinelas le abrieron las enormes puertas de cedro finamente tallado con hermosas figuras de cascadas y plantas de distintos tipos. Ya dentro una criada la recibió con una sonrisa- ¿deseáis que os prepare algo para alimentaros mi Señora? –preguntó la joven a Éowyn.
Os lo agradezco, pero ya he cenado –se excusó la Dama, y tras despedirse de la criada, se encaminó a su alcoba. El día había transcurrido tan pronto a diferencia de los anteriores: aunque el apetito parecía haberla abandonado por completo, únicamente había tomado el desayuno. Cerró la puerta tras ella al ingresar a su cámara y se aproximó a la ventana y contempló el horizonte: a lo lejos el cielo relampagueaba- ¿dónde estará ahora? –se preguntó a sí misma, bajó la vista hacia su vientre y colocó allí ambas manos, como movida por un sentimiento hasta ahora desconocido habló por primera vez a ese ser que crecía en su interior- ¿creéis que piensa en nosotros? –preguntó mientras sonreía dulcemente, aguardo un momento y luego habló nuevamente- tenéis razón: nos extraña tanto como nosotros a él. Aunque no sabe nada aún de vuestra existencia ya os espera ansioso –dijo la Dama sonriendo aún, volvió su vista nuevamente hacia el horizonte y la preocupación se reflejó nuevamente en su cara, la tristeza le ensombreció el rostro pálido- ¿qué habría pasado si esa mañana... –volteó su vista hacia la entrada de la habitación.
.::.
Sólo he decaído un momento –respondió la Dama a Anleth y haciendo uso de las pocas fuerzas que tenía en ese momento: se logró incorporar nuevamente- debo ir a las caballerizas y esperar a la partida de mi Señor para luego seguir su mismo sendero –explicó casi sin aliento.
Os acompañaré –dijo la joven criada- no me perdonaría si mi Señora vuelve a sufrir otro desfallecimiento y yo no estoy a su lado- explicó preocupada.
En verdad os lo agradezco, joven Anleth, pero debo hacer esto sola. Y tampoco puedo permitir que mi Señor Faramir os mire y sospeche–denunció Éowyn y sin esperar la respuesta de la criada se encaminó hacia las murallas de la ciudad, en donde se encontraban las caballerizas: nadie pareció percatarse de su paso por la ciudad. Los ciudadanos estaban en la plaza central despidiendo aún a la guarnición que se dirigiría a Minas Tirith acompañando al Príncipe Faramir. Por tal motivo la Dama Blanca pasó desapercibida: más aún al vestir y caminar como un soldado.
Para su sorpresa y asombro no había nadie en las caballerizas: ni centinelas alrededor, ni palafreneros cuidando a los caballos- por Eru, el Valar me acompaña –pensó la Dama y se adentró con premura y sigilo: pero justo cuando cruzaba la entrada una persona escondida entre las sombras de las caballerizas salió tras ella y la tomó de la mano izquierda y detuvo su andar. Éowyn intentó defenderse con la espada que ceñía de la agresión a la que estaba siendo sometida, pero el extraño fue más rápido en movimientos y la detuvo justo cuando la Dama desenvainaba el arma. Con un hábil movimiento, la joven logró liberarse de las fuertes manos que la sujetaban y dio media vuelta para enfrentar a su atacante y verle el rostro.
.::. Nota: espero sus críticas... y comentarios ;0) Estoy trabajando en un nuevo agradecimiento por sus reviews... es que me gusta responderlos uno a uno... je, quizá pronto lo tenga listo y lo agregue a un capítulo. Pero mientras eso ocurre, les doy las gracias generales a todas y cada una de ustedes que se tomaron la molestia de dejarme un review, muchísimas gracias!
CAPÍTULO NO. 8
Notas de la Autora: Bueno, qué puedo decir de este capítulo... únicamente que lo he escrito el miércoles 19 junto con el capítulo No. 9, y que estuve esperando tener inspiración para componerlo... saben, esta etapa de mi fic la escribí (sin mentir) de cinco formas distintas, esta fue al final la que más me agradó (las otras cuatro no tenían ni pié ni cabeza), traté de hacerla lo más real posible, ha representado un reto total (Y.Y) pero acá está, únicamente espero sus críticas... En conclusión, me costó escribirlo... tanto que me dormí a las tres horas del jueves (no podía detenerme) y no sé si al final llegué a mis expectativas o me quedé en el camino... ustedes dirán.
Esperen, esperen... esperen... aún falta la canción que me inspiró...
Aquí les va:
"Here without you" from "Three Doors Down"
A hundred days have made me older / Since the last time that I saw your pretty face / A thousand lies have made me colder / And I don't think I can look at this the same / But All the miles that separate / Disappear now when I'm dreamin' of your face / I'm here without you baby / But you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / And tonight / there's only you and me / The miles just keep rollin' / As the people leave their way to say hello / I've heard this life is overrated / But I hope that it gets better as we go / oh yeah, yeah / I'm here without you baby / But you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / and tonight, there's only you and me / everything I know / and anywhere I go / it gets hard but it won't take away my love / and when the last one falls / when it's all said and done / it gets hard, but it won't take away my love / I'm here without you baby / but you're still on my lonely mind / I think about you baby / and I dream about you all the time / I'm here without you baby / but you're still with me in my dreams / and tonight, there's only you and me / ohhhhh
Nota: les comento que les coloco estas canciones no por el simple hecho de que hagan más largo el capítulo... las coloco porque dichas canciones me inspiraron en esa parte de la historia... y me gustaría que si tuviesen la oportunidad las escucharan... algunas son en extremo bellas... (suspiro) y bien valdría la pena ser escuchadas mientras leen ;0) je, consejo sano! .::.
Capítulo No. 8
"Víspera de Tormenta"
La noche se cerró rápida y oscura sobre ellos, cuando llegaron a la ciudad, ya unos cirios brillaban dentro de los hogares de los habitantes.
Bergil y Éowyn pronto llegaron con Beregond, éste acariciaba la crin de un hermoso caballo justo en las afueras de su hogar, un semblante sombrío se aferraba en su cara, al verse con compañía intentó relajarse: pero la Dama pudo divisar la sombra de preocupación que aún se albergaba en los ojos del capitán de la Compañía Blanca... ¿o era su imaginación?
Mi señora –dijo Beregond haciendo una profunda reverencia frente a Éowyn- ¿a qué debo el honor de vuestra visita? –preguntó.
Acompañaba al joven Bergil hacia vuestro hogar –respondió la Dama- ha estado en mi compañía todo el día –explicó.
Os agradezco vuestra bondad –acotó Beregond sonriendo.
Éowyn hubiese deseado quedarse y hablar con Beregond el tema que tanto le preocupaba, pero sintió no era aún el momento indicado. La joven volvió su vista hacia el cielo ceniciento- será mejor que vuelva pronto a mi hogar –dijo mientras volvía su miraba nuevamente hacia Beregond- pero vos y yo necesitamos discutir un tema que nos preocupa por igual –añadió seriamente, Beregond asintió- vendré mañana al despuntar el alba –acotó la Dama y emprendió el retorno hacia su hogar en lo alto de la ciudad, Bergil la despedía con ambas manos. Durante su caminar observó los rostros preocupados de varios ciudadanos, mientras le saludaban con respeto a la antigua usanza de Góndor, con la cabeza gacha y las manos en el pecho. Vio a varios centinelas que cambiaban sus posiciones con otros que los llegaban a reemplazar: Faramir había dejado todo bien establecido y los soldados obedecían sus órdenes aunque él no se encontrara presente. Al verlos detenidamente, la joven sonrió ampliamente recordando una vivencia de días atrás: cuando ella vistió como ellos.
.::.
El sol iniciaba aún a iluminar el horizonte, pero la ciudad ya estaba despierta, muchas despedidas se llevaban a cabo en los hogares de muchos soldados. El hogar de los Príncipes no era la excepción.
Faramir tomó con su mano derecha el mentón de Éowyn y ésta levantó el rostro hasta encontrarse con los ojos grises de su esposo, estaban en las puertas de la casa- Os prometo volver en el menor tiempo posible –acotó el joven Senescal sonriendo, aunque su corazón estaba lejano a sonreír.
La joven tomó con ambas manos el rostro de su esposo- llévame con vos –suplicó y sus ojos empezaron a albergar lágrimas: la despedida estaba siendo mucho más triste de lo que ambos habían imaginado; el corazón del joven Capitán se debatía entre dos situaciones: con todas sus fuerzas deseaba llevar consigo a Éowyn y nunca apartarla de su lado, pero los recientes ataques a viajeros en los bosques y caminos de Ithilien eran un grave peligro y jamás se perdonaría el que por su insensatez su amada esposa cayera herida como muchos otros habían caído. Abrazó fuertemente a la dama- acá estaréis segura y protegida susurró tiernamente.
Éowyn también lo rodeó con sus brazos- no deseo estar ni segura ni protegida –prorrumpió sin contener el llanto- únicamente deseo estar con vos por siempre –añadió sollozando.
El Príncipe de Ithilien sentía que su corazón se partía en mil pedazos, se separó del fuerte abrazo y fijó su mirada en el rostro de su esposa, tiernamente limpió las lágrimas que se deslizaban por las mejillas de la joven y con todas sus fuerzas intentó sonreír: para darle calma al afligido corazón de Éowyn. Le dio un cálido beso en la frente- debo partir ahora –anunció, la joven lo envolvió en un triste y desesperado abrazo: incapaz de dejarlo partir. Faramir no hizo nada por separarse de los brazos de la Dama: el sentía el mismo dolor que ella, ahora sentía con más fuerza el deseo de llevarla consigo, pero no podía permitirlo- mi Señora, debéis permitirme partir –susurró abatido. Al escuchar sus palabras Éowyn lo liberó y con un último cálido y desconsolado beso: se despidieron. Faramir aún tenía que dar instrucciones a Beregond, quien lo esperaba en las puertas de la ciudad.
Sollozando aún, Éowyn contempló como el joven Senescal montaba un hermoso caballo blanco, regalo del señor Éomer, Rey de Rohan y su hermano. Vio a su esposo descender la calle mientras se dirigía a las murallas de la ciudad- No he de quedarme y veros partir mi Señor –manifestó para sí la Dama y con premura se dirigió a su alcoba mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas con ambas manos. En la cámara le esperaba Anleth con un atavío extraño entre brazos; la joven miró preocupada entrar a Éowyn- el tiempo apremia joven Anleth –denunció la Dama Blanca y la criada asintió y ayudó a su señora a vestirse con el nuevo atavío.
Poco tiempo había transcurrido, cuando la Dama Blanca estaba ya vestida con los ropajes que le entregó Anleth- os talla perfectamente –enunció la joven mientras sostenía en brazos aún un yelmo y observaba a Éowyn dar los últimos ajustes a su vestimenta- mi señor Faramir eligió ayer a los soldados que han de acompañarlo –explicó- ¿cómo vais a formar parte de su guarnición mi Señora? –preguntó confundida.
Éowyn tomó asiento en un sillón bellamente tallado y habló- mi señor sabe ver a la distancia: nada escapa a su escrutadora mirada –explicó la Dama, Anleth asintía frente a ella- es extremadamente difícil engañarlo y no pienso correr tal riesgo, sería inútil: no pienso viajar con él, sino como su sombra, sólo así lograré mi cometido –acotó sonriente- saldré luego de que mi señor y su guarnición lo hagan –añadió.
Tras un momento de silencio, la criada habló- vuestro plan es brillante mi Señora –manifestó Anleth- pero temo el que mi Príncipe descubra que vos lo seguís y os confunda con un enemigo y os hiera pensando en vos como un orco –agregó preocupada, se acercó a Éowyn y se postró frente a ella- quedaros mi Señora: quedaros en Emyn Arnen conmigo –le suplicó.
La Dama no se había percatado sino hasta ese entonces del gran cariño que la joven criada le profesaba: cariñosamente tomó con su mano derecha el rostro de Anleth- Habéis olvidado que aún recorre por mis venas la sangre de una doncella guerrera de Rohan –dijo- se cuidar de mi misma –añadió sonriente- has de comprender mis sentimientos en días futuros –acotó mientras se ponía de pie, Anleth le imitaba y aún con una sombra de preocupación reflejada en el rostro, le entregaba el yelmo a Éowyn. La Dama Blanca escondió sus dorados cabellos entre el yelmo y se dispuso a abandonar la cámara, pero justo cuando cruzaba la puerta se sintió abatida por un nuevo desfallecimiento y tuvo que sujetarse con fuerza al arco de entrada: Anleth corrió hacia ella y la sujetó. Éowyn no perdió el conocimiento, pero estaba pálida: había olvidado por completo que iba a ser madre y que debía cuidar de sí misma con más empeño.
¿mi señora Éowyn? –preguntó la joven criada con preocupación.
.::.
Éowyn se llevó instintivamente la mano izquierda al vientre, volvió su vista al cielo, la tormenta estaba por abatir Emyn Arnen: apresuró el paso y pronto estuvo frente a la casa de los Príncipes de Ithilien: su hogar. Dos centinelas le abrieron las enormes puertas de cedro finamente tallado con hermosas figuras de cascadas y plantas de distintos tipos. Ya dentro una criada la recibió con una sonrisa- ¿deseáis que os prepare algo para alimentaros mi Señora? –preguntó la joven a Éowyn.
Os lo agradezco, pero ya he cenado –se excusó la Dama, y tras despedirse de la criada, se encaminó a su alcoba. El día había transcurrido tan pronto a diferencia de los anteriores: aunque el apetito parecía haberla abandonado por completo, únicamente había tomado el desayuno. Cerró la puerta tras ella al ingresar a su cámara y se aproximó a la ventana y contempló el horizonte: a lo lejos el cielo relampagueaba- ¿dónde estará ahora? –se preguntó a sí misma, bajó la vista hacia su vientre y colocó allí ambas manos, como movida por un sentimiento hasta ahora desconocido habló por primera vez a ese ser que crecía en su interior- ¿creéis que piensa en nosotros? –preguntó mientras sonreía dulcemente, aguardo un momento y luego habló nuevamente- tenéis razón: nos extraña tanto como nosotros a él. Aunque no sabe nada aún de vuestra existencia ya os espera ansioso –dijo la Dama sonriendo aún, volvió su vista nuevamente hacia el horizonte y la preocupación se reflejó nuevamente en su cara, la tristeza le ensombreció el rostro pálido- ¿qué habría pasado si esa mañana... –volteó su vista hacia la entrada de la habitación.
.::.
Sólo he decaído un momento –respondió la Dama a Anleth y haciendo uso de las pocas fuerzas que tenía en ese momento: se logró incorporar nuevamente- debo ir a las caballerizas y esperar a la partida de mi Señor para luego seguir su mismo sendero –explicó casi sin aliento.
Os acompañaré –dijo la joven criada- no me perdonaría si mi Señora vuelve a sufrir otro desfallecimiento y yo no estoy a su lado- explicó preocupada.
En verdad os lo agradezco, joven Anleth, pero debo hacer esto sola. Y tampoco puedo permitir que mi Señor Faramir os mire y sospeche–denunció Éowyn y sin esperar la respuesta de la criada se encaminó hacia las murallas de la ciudad, en donde se encontraban las caballerizas: nadie pareció percatarse de su paso por la ciudad. Los ciudadanos estaban en la plaza central despidiendo aún a la guarnición que se dirigiría a Minas Tirith acompañando al Príncipe Faramir. Por tal motivo la Dama Blanca pasó desapercibida: más aún al vestir y caminar como un soldado.
Para su sorpresa y asombro no había nadie en las caballerizas: ni centinelas alrededor, ni palafreneros cuidando a los caballos- por Eru, el Valar me acompaña –pensó la Dama y se adentró con premura y sigilo: pero justo cuando cruzaba la entrada una persona escondida entre las sombras de las caballerizas salió tras ella y la tomó de la mano izquierda y detuvo su andar. Éowyn intentó defenderse con la espada que ceñía de la agresión a la que estaba siendo sometida, pero el extraño fue más rápido en movimientos y la detuvo justo cuando la Dama desenvainaba el arma. Con un hábil movimiento, la joven logró liberarse de las fuertes manos que la sujetaban y dio media vuelta para enfrentar a su atacante y verle el rostro.
.::. Nota: espero sus críticas... y comentarios ;0) Estoy trabajando en un nuevo agradecimiento por sus reviews... es que me gusta responderlos uno a uno... je, quizá pronto lo tenga listo y lo agregue a un capítulo. Pero mientras eso ocurre, les doy las gracias generales a todas y cada una de ustedes que se tomaron la molestia de dejarme un review, muchísimas gracias!
