SONRISA IMAGINARIA

PROLOGO

Una única figura caminaba silenciosa entre las tumbas del improvisado cementerio. Tantas habían sido las muertes en aquella batalla que no habían dado abasto los ya existentes.

Se detuvo ante una lápida, formada en cruz por dos lanzas enterradas. Ajustándose la capa se inclinó y murmuró una rápida plegaria.

Al levantarse, un rojizo mechón de cabello se soltó y flotó, libre, unos segundos, hasta que la joven lo quitó del rostro con un impaciente ademán.

Su mirada fue recorriendo los nombres inscriptos en toscas lápidas de piedra o madera, mientras continuaba vagando por el valle que tan solo unos meses antes había constituido el escenario de una cruenta batalla. El desenlace de una guerra librada por años. Ahora solo quedaba el silencio.

Apartadas del resto, tres tumbas se erigían en lo mas alto de la colina. Las tumbas de Harry Ron y Dumbledore. Habían luchado incansablemente, dejando sus vidas en ello, para poder darle un futuro a los magos que aún quedaban.

Indiferente al frío que haría temblar a personas mas fuertes que ella, se encaminó hacia allí para darles un último adiós.

La primer tumba era sencilla, apenas señalada por una pequeña cruz de madera. Cerró los ojos y una única lágrima resbaló por su mejilla. Se inclinó y depositó frente a ella un ramito de flores blancas. Finalmente Ron había logrado distinguirse entre sus hermanos, convirtiéndose en aquel héroe que tanto había anhelado ser. Pero no había vivido lo suficiente como para disfrutarlo.

Casi pasó de largo frente a la segunda tumba, mirándola tan solo un instante. Había sentido gran admiración por aquel anciano hechicero, pero no era parte de ella como los otros dos.

Al llegar junto a la tercera, un repentino mareo la hizo caer de rodillas. La tumba de Harry Potter. Su ídolo de la infancia, su primer amor, su amigo. Su muerte continuaba atormentándola, semejante a una herida en carne viva.

Permaneció allí mucho tiempo, rezando, recordando.

A lo lejos, una figura solitaria aguardaba sin decir palabra ni hacer un solo movimiento. La pelirroja la vio, pero no sintió nada. El dolor que sentía anulaba cualquier otra emoción.

Se alejó del rincón donde había permanecido arrodillada los últimos minutos hasta llegar frente a la persona que la esperaba. Hermione. Esta mantenía fijos sus castaños ojos en una tumba en particular. La tumba de Ron.

Ginny no dijo nada. le tocó el hombro y su amiga volteó asustada, como si no se hubiera percatado de su presencia hasta ese momento. Se miraron unos instantes sin pronunciar palabra. Luego dieron media vuelta y se alejaron de allí.