JUGANDO A ENTRENAR

"Pero no entiendo porqué tenemos que ser nosotros precisamente, leches!" Yûsuke dio una patada en el suelo, cabreado. Él y sus amigos estaban en el despacho de Koenma, escuchando lo que parecia que iba a ser su misión en los próximos meses.

"Muy fácil, Yûsuke : porque sois los detectives más poderosos que tenemos por aquí en este momento." respondió divertido el príncipe del Reikai.

" Pero qué tendremos y porqué tendremos que hacerlo?" preguntó Kurama, que no se andaba con rodeos.

" Tendréis que entrenar a cuatro niños de cinco a catorce años que se han convertido en los futuros detectives espirituales. Están muy verdes, así que creo que os llevará tiempo prepararlos para la lucha."

Hiei, pensativo, sospesaba el asunto. No tenía nada que hacer, así que tampoco podía estar tan mal.

Kurama ya había decidido ayudar, al igual que Kuwabara.

Yûsuke estaba un poco ofendido de que le encargaran aquello, pero algo tendría que hacer. El futuro del Mundo Espiritual estaba en manos de aquellos chavales...

" Vaaaale." murmuró por lo bajo.

" Todos conformes? Si? Pues adelante! Botan, haz que pasen."

En la estancia entraron cuatro niños.

Dos chicos y dos chicas. La que parecía la mayor de todos llevaba a la otra chica, más pequeña, cogida de la mano. Aunque las facciones de la pequeña eran más dulces, se parecían entre ellas.

Los niños se daban codazos y reían. Uno parecía tener entre cuatro y seis años, y el otro ocho, o nueve.

Botan tenia las manos en los hombros del más pequeño, una niño de ojos de color miel y pelo castaño, y que parecía muy inocente, y le dio un empujoncito suave hacia delante.

" Vamos, preséntate! " le susurró. El niño, algo nervioso, dio un paso hacia los adultos y dijo bajito y deprisa :

" Me llamo Ryo Sumi, tengo cinco años y quiero irme a casa." dio la vuelta rápidamente y se escondió detrás del otro niño, que parecia un angelito con su pelo rubio y los ojos de color azul. Este sonrió para darle ánimos y dijo a los demás :

" Me llamo Naoya Nishikawa, tengo nueve años y me gusta mucho el chocolate. " les lanzó a todos una resplandeciente sonrisa y se giró a decirle algo a Ryo.

La chica más joven tenia el pelo morado y los ojos del mismo color, y una expresión muy dulce. Llevaba el pelo recogido en una cola. Dio un paso hacia delante y dijo educadamente :

"Yo soy Rei Takasegawa y mi edad es de doce años. Estoy contenta de poder trabajar con vosotros, y ella – señaló a la otra chica – es mi hermana mayor."

La otra no se movió. Estaba de brazos cruzados y apoyada a la pared, y se limitó a decir:

"Soy Yuri Takasegawa y tengo catorce años, no creo que tengáis que saber nada más de mi. " se recogió el pelo morado, como el de Rei aunque ella lo llevaba suelto, detrás de las orejas y les clavó a todos su mirada fría y penetrante.

Después de que Yuri hablase se hizo un silencio incómodo que Koenma se decidió a cortar.

" Bueno...err...será mejor que vayáis yendo a la que ahora será vuestra residencia..."

" Donde estÿ " preguntó Kuwabara con curiosidad.

" No tenéis que preocuparos por ello " Koenma les lanzó una sonrisa traviesa y chasqueó los dedos. Al instante, todos menos Botan y él mismo desaparecieron.

" D...donde están, señor Koenma..? " preguntó la chica titubeando impresionada.

" Ju, ju, ju. A su fut...a su casa ! "

Yûsuke y los niños habían caido los unos encima de los otros, Kurama y Hiei estaban de pie mirándolos y Kuwabara sentado encima de la mesa con la boca abierta.

" Aquí tendremos que vivir? Pues...mmh, no está mal, esta vez Koenma me ha sorprendido... " murmuró Kuwabara.

Era una casa enorme, de dos pisos y una buhardilla. En el segundo piso había muchas habitaciones, cada una tenia una cama que ya estaba hecha, un pequeño escritorio, un armario, estanterias y un balconcito.

La cocina era ámplia y estaba repleta de aparatos de todo tipo, que incluso el pequeño Ryo y Kuwabara sabrían utilizar. El comedor era muy muy acogedor, con una larga mesa rectangular de madera, y en la sala de estar había una televisión y muchos cómodos sofás. Incluso había una biblioteca pequeñita.

En el exterior había...bosques y prados. Por todos lados, hasta que la vista alcanzaba.

" Vamos a subir nuestras cosas arriba, Rei " dijo Yuri con voz autoritaria mientras cogía dos de las maletas que acababan de aparecer de la nada y empezaba a subir por las escaleras. Su hermana cogió su par y la siguió mientras le gritaba que la esperase, cosa que Yuri no hizo.

Cuando los pasos se alejaron, Kuwabara cogió su bolsa y gruñó :

" Vaya, creo que vamos a tener a "otra Hiei". Acto seguido huyó hacia arriba, seguido de Yúsuke, escapando antes de que Hiei comprendiera lo que había dicho.

Kurama suspiró, divertido, y miró a los dos niños.

" Bueno...queréis que os ayude? "

Ryo iba a contestar, pero quedó interrumpido por un grito del piso de arriba. Los tres se miraron sorprendidos y instintivamente echaron a correr por las escaleras hacia arriba. Aunque al ver a Yûsuke partiéndose el culo solo cualquiera se puede imaginar que lo que sucede no es grave.

" Qué ha ocurrido...? " preguntó Kurama mientras Ryo y Naoya sacaban la cabeza por la puerta abierta.

Yûsuke señaló el interior de la habitación sin parar de reir. Kurama, preocupado, avanzó unos pasos y miró en la habitación, viendo a Rei en sujetadores y con cara de inocencia, a Kuwabara con la mano aún en el pomo de la puerta y un ojo hinchado y a Yuri en posición de haber dado una patada.

" Que ha pasado? " dijo el pequeño Ryo tirando de los pantalones de Yûsuke.

" Nos hemos equivocado de habitación, esa era la de...como se llamaba la niña? Ah, si, la de Rei, y Kuwabara es tan pervertido que se la queda mirando en sujetadores, ella ha gritado, su adorable hermanita vino corriendo y pum, patada a Kuwabara "...Yûsuke observó la cara que ponia Kuwabara y continuó riendo mientras avanzaba por el pasillo hacia su habitación, dando patadas a su bolsa de equipaje.

Kurama arrastró a los dos más pequeños, que murmuraban ofendidos porque querian quedarse a mirar que hacía Yuri con Kuwabara, hasta la habitación de Ryo.

Una vez dentro, mientras le ayudaba a guardar la ropa en el armario, les observó. No parecian especialmente poderosos, eran como todos los niños que habia visto hasta aquel momento...

" Eh! Tengo curiosidad, como os escogieron para venir a entrenar? Solo os comentaron que teniais que venir y ya est�? " interrogó Kurama.

" No, que va. Nos enviaron una carta que nos indicaba el lugar donde teniamos que ir para hacer unas pruebas, y era obligatorio. Nuestras mamás nos acompañaron. Nos hicieron hacer cosas extrañas, al principio solo era tomarnos medidas y hacernos preguntas estúpidas...pero luego empezaron a hacernos preguntas de lógica, y a hacernos correr y disparar y...bueno, no me acuerdo demasiado..." admitió Naoya, pues Ryo estaba ocupado intentando meter toda la maleta entera en un solo cajón.

Kurama iba a volver a preguntar algo, pero se oyó un pataplof y acto seguido pudieron escuchar a Yuri y a Kuwabara discutiendo a gritos. Kurama ya iba a salir a poner paz cuando chocó con Hiei en la puerta.

" Auch! Ah, Hiei...ya has terminado de preparar tu habitac..." Cierto niño rubio le tiró la almohada en la cabeza entre risas y le cortó la frase.

" Waa! – Ryo se tiró literalmente encima de Hiei, tirándolo al suelo – vamos a jugar al escondite? "

Kurama oyó el ruidito que hacen los faxs cuando te está llegando un documento, y volvió a correr escaleras abajo, pasando de largo la cocina y entrando en el despacho, donde un escrito esperaba sobre la mesa que alguien lo leyera.

Decia así :

" Hola, chicos! Soy Koenma. Espero que os haya gustado la casa, si no mala suerte, jejeje. Oye, Kurama ( estoy seguro de que eres tu el que está leyendo esto, los otros estarán haciendo el primo, jajaja no os ofendáis ), los entrenamientos deben empezar mañana, y sobretodo, muy importante :

Ryo entrenará con Hiei.

Rei entrenará con Yûsuke.

Naoya entrenará con Kuwabara.

Y Yuri entrenará contigo.

Me ocuparé de que alguien compruebe que lo haceis por este método. No quiero ni imaginar que pasaria si Yuri y Hiei entrenaran juntos, por ejemplo.

Ya vendré a veros algun dia, CHAOOO! "

Kurama leyó un par de veces el texto y después se dejó caer en el sofá mientras lanzaba un suspiro.