Los personajes no me perteneces


Los días que le quedaron de la segunda semana de los chicos en el campamento pasaron lenta y dolorosamente. Ambos habían atrapado un buen catarro el día de la lluvia, pero a pesar de eso tenían que hacer todo igualmente. No ocurrió nada sobresaliente, fuera de los golpes que les daban a ambos, más al güero que a Potter, mucho ejercicio, poca comida, más cucarachas…

Lo único que Harry y Draco encontraban divertido era el entrenamiento básico con armas que les estaban dando. "Esto es útil" pensó Draco mientras se imaginaba haciéndole un hoyo en la cabeza a Potter, olvidando que eso era un objeto muggle.

Pasó otro fin de semana. El domingo volvieron a ir al arroyo, esta vez acompañados por uno de los instructores. Draco estuvo feliz. Estaba apartado de los demás, el clima estaba perfecto y el agua corría cristalina y fresca bajo sus pies.

Decidió caminar arroyo arriba. Ahora estaba solo. Solo. Justo lo que él necesitaba, estar lejos de Potter y los otros, solo con el agua, la naturaleza. No supo cuanto tiempo estuvo así, feliz en la soledad de la naturaleza. Pero todo lo bueno de este mundo es perecedero. Oyó el inconfundible sonido del silbato del instructor. Caminó de prisa y tuvo suerte de que ni se enteraron de su partida. Estaba muy feliz.

Aquella noche hubo cena especial, pues a pesar de que el presupuesto no cubría comida cara, a veces, podían comer carne y algo decente.

Harry estaba preocupado aquella noche con estrellas. Desde que había salido del país no le habían llegado ningún tipo de cartas o de avisos. ¿Y si pensaban que había huido cobardemente? ¿Y si no lo aceptaban de nuevo en Hogwarts? Estos pensamientos dieron paso a otras inquietudes, y esta mezcla de sensaciones dio como resultado una horrenda pesadilla.

Soñaba con Sirius cayendo por el maldito arco, Voldemort riéndose fríamente y Bellatrix al lado de su señor también se reía, de él y de Sirius. Sentía como lo torturaban. Gritó. Alguien le dio un sacudión que lo despertó. Era Aoshi, pues Okita todavía dormía y Draco no le hacía caso a los llantos del bebé Potter.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó

- Eh… si eso creo. ¿Dije algo mientras dormía?

- Solo gritabas

- Gracias, creo que me dormiré de nuevo.

Solo les quedaban 5 días infernales en el mugriento campamento. Pero los instructores pensaban en que los chicos necesitaban algo bueno para que lo recordaran por toda la eternidad.

- Bien mocosos – comenzó el discurso el instructor – no se crean que esto va a terminar así por así. ¡No señor! Tendrán que probarnos que son buenos, que merecen estar en el mundo, ¡Que no son animalitos salvajes! Tendrán una misión de 4 días. Objetivo: sobrevivir y demostrar cierto grado de cordura y sensatez. Cuando salgan se les entregaran los folletos con los demás objetivos y formalidades… creo que debo recordarles las reglas:

1- Nada de accidentes, golpes, o fracturas de ningún tipo, porque el presupuesto no cubre medicamentos, ni seguro, ni nada por el estilo. Recuerden que solo tenemos sal y limón.

2- Nada de tratos con narcotraficantes ni paramilitares. El presupuesto no cubre rescates ni fianzas de ningún tipo.

3- Y la regla mas importante de todas: estar aquí al finalizar los 4 días, porque a las - horas es el vuelo y el presupuesto no cubre cambio de boletos. Si llegan tarde y no están aquí a la hora de marcharnos, se quedaran en Colombia.

- Ahora ya pueden retirarse. Recojan sus folletos y mañana será el gran día.

- Me pregunto que será lo que el presupuesto cubre – dijo sarcásticamente Okita mientras recogían el folleto, pues la misión era por cabañas. Todo estaba muy medido, si fallaban en algo lo debían dejar así, nadie quería quedarse en ese país.

Se fueron a dormir, los próximos 4 días serian muy fuertes.

Los despertaron a las 0350 horas. Los montaron en un camión y los llevaron por un camino extraño. El fin era que tenían que regresar al campamento y en trayecto hacer varios tipos de cosas, era algo parecido a un enorme rally.

Los dejaron en el punto de partida. Todavía estaba oscuro cuando comenzaron la misión. Todo transcurrió normal las primeras horas hasta que llegó la hora del almuerzo. El folleto decía que debían encontrar comida por si solos. Aoshi y Okita habían hecho trampa y no se habían desayunado, andaban con el desayuno guardado para comérselo cuando de verdad tuviesen hambre (el desayuno de ese día había sido bien fuerte). A los otos dos no le quedó más remedio que buscar algo para almorzar. El resultado: Harry y Draco tuvieron un deficiente almuerzo de frutas.

La excursión prosiguió. Ya pronto anochecería y tendrían que buscar un lugar donde acampar. Un llano estaba bien. Otra vez Aoshi y Okita estaban bien preparados pues tenían una tienda de campaña para ellos (la había traído Aoshi en su equipaje) pero solo cabían dos. Así que los otros dos, después de mucho discutir decidieron hacerse un refugio de palos y ramas.

- Parecemos dos monos - dijo Draco mientras Harry techaba la improvisada choza

- No te quejes – le reprocho viendo de lejos su obra – tu casi no has hecho nada

- bah…

Pero no todo estaba mal para Draco. En su equipaje llevaba algo parecido a una bolsa de dormir que había utilizado después que había huido de su casa. El equipaje de Harry estaba en la base del campamento y él solo llevaba consigo lo indispensable, así que solo tenia una manta para dormir.

El desayuno lo preparo Aoshi, así que había para todos y los chicos ingleses por fin comieron algo decente. La caminata siguió su curso. Por lo menos habían llenado todo lo que el folleto pedía hasta ese momento, lo cual significaban que iba bien, o al menos eso deseaban ellos. El segundo día terminó sin desastres graves.

- Tengo hambre – se quejo por enésima vez Draco

- Ya… comeremos algo luego – dijo como respuesta Aoshi quien también tenía un hambre terrible.

- ¡Mira! – dijo Okita señalando una humilde casa un poco mas adelante

- ¿Por qué no les decimos que nos den algo para comer? – sugirió Aoshi

- ¡Sí! – Exclamó Draco – por fin comida decente, espero que no sean plátanos…

Estaban en el tercer día de la excursión. Habían sobrevivido mucho teniendo en cuenta lo mal que se llevaban Okita y Draco, sin mencionar la mala relación entre Harry y el güero. No habían desayunado nada, pues a Aoshi y Okita se les agotaron las reservas alimenticias. Harry estaba tan hambriento que no se había desmayado por obra y gracia de Dios.

Llegaron los más rápido que pudieron a la pequeña casucha. Harry pensó que era extraño encontrarla en medio de la nada, pero luego recordó que estaban en el campo y que eso era posible.

Un hombre les abrió la puerta.

- Disculpe nos podía dar algo de comer – comenzó a decir lisonjeramente Aoshi en un muy mal español – es que se nos ha acabado la comida

- Si claro, como no – esperen un momento y entro a la casa.

-Dentro de la casucha - -

- ¡Oye Juan! Allá fuera hay un montón de gringos que quieren algo de comer

- Gringos dices, no será una trampa y nos encontraron los malditos

- No que va. Son unos chicuelos. – Juan se acerca a la ventana

- Si, es cierto. Pancho ¿Por qué no probamos el nuevo producto con ellos?

- ¿Y cómo sabremos si funciona?

- Pues van a comérselo aquí… - Pancho y Juan sonríen malévolamente.

-Otra vez afuera -

- Disculpen la tardanza chicos, peor aquí tienen – dijo el amable señor mientras le pasaba unos platos con comida a los chicos hambrientos.

- Muchas gracias dijeron casi a coro con sus respectivos malos acentos

- De nada… - los chicos estaban engullendo la comida. Pancho miró hacia dentro y su amigo le dio un visto bueno. – si quieren pueden descansar un poco aquí. – los chicos hicieron gestos de OK con la cabeza.

Minutos después no había nada en los platos y todos estaban bajo la deliciosa sombra de la cabaña. Por alguna extraña razón Draco se sentía muy feliz. Demasiado. Pero no solo él, sino también Okita. El grupo emprendió la marcha, pero antes habían dejado satisfechos a los narcotraficantes de la cabaña quienes muy ladinos les pusieron un poco de coca a dos de los platos.

- Draco ¿Qué rayos estás diciendo? – le preguntó Harry a Draco quien desde hacia rato venia tambaleándose y hablando estupideces sin sentido

- Yo decía que cuando tenga mí… mi varita en mis manos te matare Potter – dijo con mirada risueña. Por suerte los otros no lo oyeron porque ya Aoshi estaba teniendo problemas con su amigo también.

- Malfoy ¿Estás bien?

- Mejor que nunca Potter, estoy como volando en mí escoba… - pero en eso Harry lo empujó para no recibir un golpe de parte de Okita que jugaba con una rama y murmuraba cosas.

- Algo raro está pasando – dijo Aoshi quitándole la rama a su amigo

- Estoy de acuerdo. Estos dos parecen como borrachos

- No, no hemos tomado nada… espera un momento, creo que la comida tenía drogas.

- ¿Qué?

- Si, recuerda que el presupuesto no cubre fianzas por contrabando de drogas o algo por el estilo

- Pero nosotros estamos bien – dijo Harry viendo como Draco y Okita se tambaleaban de un lado para otro

- No nos queda más remedio que seguir así hasta que se les pase… - dijo Aoshi resignadamente. Harry asintió.

El resto de la travesía no fue muy agradable, y en su mente Harry se juro que jamás volverá a pedir comida en una casucha de ese país.

- Pero qué dolor de cabeza – se quejó Okita ya en la noche frente a un conjunto de variadas frutas

- Ni lo digas… - dijo malfoy eligiendo un mango

- Tengo unas horribles ansias – se quejo de nuevo Okita. Harry y Aoshi ya había cenado y observaban a los dos repuestos chicos quejarse desde la comodidad del tronco de un árbol.

- Yo también…

- Ya dejen de quejarse

¡- Tú no estuviste drogado toda la tarde!

- Je je

- Ya… deja de burlarte.

Harry se despertó a media noche. Había tenido una de sus ya frecuentes pesadillas. Giró su cabeza en dirección al cielo estrellado. Allá arriba esta Sirius, la estrella más brillante del firmamento acompañándolo. Sonrió. Solo le quedaba poco para volver a casa.

Estaban en el último día de la misión. Los chicos estaban cansados pero más o menos felices solo les faltaban escalar el risco que tenían por delante para llegar al campamento. La altura de lo que tenían adelante motivo a Draco sugerir que rodearon el terreno a ver si encontraban un llano por donde pasar. La idea les costo unas horas sin éxito.

- Anda güero – dijo Okita comenzando a escalar – deja de ser un mamita y escalemos. Yo no me quiero quedar en este país por tu culpa.

- Si es verdad – dijo Aoshi cansado comenzando a subir también seguido por Harry. Draco inseguro comenzó a escalar de último.

Iban "lento pero seguro", pues no tenían equipo de seguridad. Okita ya iba llegando a la cima y los otros dos un poco detrás de el, mientras que Draco iba como en la mitad del camino.

- Chicos – llamó Draco

- ¿Qué pasa güero? – respondió Aoshi

- Eh… no encuentro donde poner mi pie. Estoy atascado.

- Lo siento, pero no podemos bajar a ayudarte intenta ver que puedes hacer – fue la triste respuesta que recibió Draco.

Draco nunca le había tenido miedo a las alturas pero caer desde esa altura le daba pánico. Encontró un pequeño saliente. Apoyo el pie seguramente y se impulso a buscar otro lado. En eso estaba cuando el saliente se rompió y su cuerpo quedó sin apoyo. Buscó algo a que aferrase pero nada.

- ¡AHGGG!. – los chicos volvieron sus cabezas hacia abajo para ver como Draco rodaba cuesta abajo en entre peñascos y rocas. Okita se estaba riendo y Aoshi se impulsó y bajó increíblemente rápido y lo atrapó antes deque llegara hasta abajo. Todo sucedió tan rápido que Harry todavía estaba viendo ensimismadamente hacia abajo cuando Okita bajo hasta donde estaba.

- ¿Estás bien güero? – le preguntó Aoshi a un muy maltratado y sucio Draco.

- Estoy magullado y me duele mucho la pierna. Creo que me la quebré – dijo con cara de dolor

- Okita baja hasta aquí y ayúdame a subirlo

- Pero…

- Pero nada, ven acá. – Dijo a voz pelada Aoshi a su amigo – Tu no Harry – dijo molesto a Harry que iba a bajar.

- ¿Y qué debo hacer? – dijo Harry extrañado

- Pues ve al campamento y dile a esos indeseables que tenemos a alguien con los huesos rotos.

- No creo que lo entiendan, pero qué más da – pensó Harry mientras se daba la vuelta y dejaba atrás al resto.

Unas pocas horas después Draco estaba en la enfermería del campamento con cinco instructores enfadados y un yeso nuevo en su pierna. Los demás estaban empacando. Por fin el endemoniado campamento llegaba a su fin.


¿Y que dicen? Espero sus reviews

Harry Potter y la Destino Verde... pronto...