Disclaimer: Todo lo relacionado con D·N·Angel es propiedad de Yukiru Sugisaki, pero eso ya lo sabemos todos...
Notas de autora: El título significa soledad. Advierto que es lo más deprimente y angustioso que creo haber escrito hasta el momento así que si estás de bajón moral o algo así, mejor no lo leas. La clasificación es para mayores porque no quiero que me acusen de inducir al suicidio.
Dedicado a Eriol, mi apuesto demonio de la muerte.
Sabisha
¿Alguna vez has confiado en alguien? Si una persona me hiciese esta pregunta le diría que no, pero para ser realistas habría que hacer un pequeño matiz: Sí que he confiado en alguien, pero nunca completamente. Siempre ha existido una parte de mí que me obligaba a resguardarme de los demás, a desconfiar, a cerrar mi alma para no lastimarla…
Sé que esto que digo es de cobardes, pero cuando te sientes solo, es lo que terminas haciendo.
Nunca me ha gustado que los demás deban preocuparse por mí, se cuidarme sin problemas. Por eso no quiero la compasión de nadie, hacen que me sienta inútil y miserable, como una muñeca rota que no tiene alma. Las palabras de consuelo son fragmentos de cristales que se clavan en mi carne.
Cuando estás rodeado de gente a la que no entiendes y que no te comprende, te sientes como si estuvieras en un pozo negro y profundo del que no puedes salir y donde cada vez te hundes más. La angustia de la desesperanza es una soga que se va estrechando poco a poco entorno a tu cuello sin dejarte respirar.
Y lloras sólo en la oscuridad de tu cuarto, sintiendo como la sangre mancha tus mejillas… Y quieres gritar, pero la soga ni si quiera te deja respirar… Día tras día… mes tras mes… año tras año… hasta que llega un momento en el que no puedes más y decides poner fin a toda esta tortura…
¿Nunca has pensado en el suicidio? Yo sí… muchas veces… de muchas formas…
¿Qué pensarán cuando encuentren mi cuerpo? Una vida más que añadir a la lista de suicidas… Un número más en una tabla de estadísticas… Una tumba sin flores en el cementerio…
¿Llorará alguien por mí? No lo sé… No lo creo… ¿A quién le va a importar la vida anónima de alguien anónimo? A nadie. Seguro.
Cierro el grifo de la bañera. Toco el agua. Justo como me gusta. Tomo el bote de somníferos que dejé junto al lavabo, con un vaso de agua. En un momento me tomo un par de pastillas que trago con ayuda del agua.
Me introduzco en la bañera mientras en el radiocasete sigue sonando "Para Eliza", de Bethoven. Eschucho el sonido del reloj del comedor. La una de la madrugada.
Bostezo. Tengo sueño. Y así me dejo caer en las cálidas aguas que han de llevarme junto al barquero. Mientras, voy cerrando los ojos al compás de la música, cayendo en el sueño eterno… Por siempre… Para siempre…
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Terminado el jueves 12 de mayo del 2005
Aroa Nehring
