Capítulo 3: Explicaciones

Una vez que Harry hubo terminado de contarle lo ocurrido Lupin permaneció largo rato en silencio, concentrado en un punto de la mesa. Cuando levantó la vista Harry no fue capaz de descifrar por completo su expresión; parecía desconcertado y también un poco asustado.

No sé muy bien qué decirte Harry-

Con estas palabras las esperanzas de Harry se desinflaron como globos pinchados. Su decepción debió ser evidente porque Lupin se apresuró a seguir hablando:

Me puedo hacer una idea de lo sucedido, pero no son más que suposiciones-

Qué suposiciones?-apremió Harry. Lupin negó con la cabeza.

No quiero decirte nada hasta no estar seguro. Y para eso tengo que hacer algunas investigaciones -

Qué investigaciones?- Lupin se sonrió ante la impaciencia del chico.

Tengo que conseguir algunos detalles sobre lo que ocurre al atravesar el velo-

No lo sabes?-

No, al menos no todo. Sé cuál es la misión general del arco pero nada más, y créeme que ya es suficiente para ser alguien que no pertenece al Departamento de Misterios del Ministerio. Ya sabes que todas sus actividades se llevan a cabo en el más absoluto secreto.-

Qué es lo que sabes del arco?-

Harry, no me pidas que te hable de eso. No estoy seguro de que debas tener tanta información sobre según qué asuntos.- Harry intentó interrumpirle pero Remus prosiguió- Voy a conseguir toda la información que pueda y después, si puedo, te contaré lo que averigüe. No te prometo nada- Se levantó para marcharse, procurando no fijarse en la expresión decepcionada del muchacho, pero el deje de tristeza en la voz de Harry le hizo detenerse.

Lupin, yo no quiero comprometerte. Sé que todo lo relacionado al Ministerio debe ser secreto pero yo necesito saber qué ha pasado con Sirius. Necesito saber si está muerto o no y necesito saber si voy a volver a verle porque si no es así tengo que empezar a hacerme a la idea. Todavía, cuando me despierto, pienso que igual todo ha sido sólo un mal sueño…- la mirada de Harry reflejaba un desconcierto tan dolido que Lupin no tuvo más remedio que volver a sentarse.

Tienes que prometerme que no vas a hablar con nadie de lo que voy a contarte. Tampoco con Ron y Hermione- añadió. Harry asintió vigorosamente.

Claro que sí, te lo prometo.-

Bien. Veamos… En cuanto a tu primera pregunta… el atravesar el arco no implica exactamente muerte sino una promesa de muerte. Es otra forma de prisión, aunque más benévola que Azkaban. Aquellos magos que han cometido delitos graves pero con algún atenuante, como por ejemplo haber sido buenas personas durante toda su vida, pueden optar a atravesar el velo en lugar de ir a Azkaban.

Qué significa eso de la promesa de muerte?- preguntó Harry. Lupin le hizo un gesto para que no le interrumpiera.

Cuando atraviesas el arco la parte material de tu cuerpo desaparece. El velo es el lugar donde se guarda lo único que queda de la persona: los recuerdos. Entre los hilos del velo la vida de quien ha atravesado el arco vuelve a discurrir, desde el momento en que nació hasta que pasó por él, pero no vuelve a vivir de nuevo. Simplemente salta de un recuerdo a otro y, dependiendo de la importancia que tenga para la persona, se detendrá más o menos tiempo en cada uno de ellos. Una vez ha permanecido en un determinado recuerdo el tiempo correspondiente, éste desaparecerá para dejarle avanzar al siguiente. Cuando el último recuerdo, el del momento en que pasó por el arco, desaparece, ya no queda nada de esa persona. Está muerta. Eso significa la promesa de muerte.-

Harry había empalidecido al escuchar las últimas frases. Con la boca seca acertó a articular:

Yo vi en el espejo el momento en que Bellatrix empujaba a Sirius a través del arco. ¿Eso significa que era su… su último recuerdo?- Lupin negó con la cabeza.

No lo sé, Harry. Ni siquiera estoy seguro de que lo que viste en el espejo tuviera algo que ver con Sirius-

Y… ¿él sabe que está viviendo en recuerdos¿Sabe que va a… morir?-

Ya te dije que sólo sabía algunas cosas sobre el arco. No puedo contestarte a eso, pero haré lo que pueda para averiguarlo. Mientras tanto procura pensar en otras cosas- Lupin se levantó para salir de la cocina pero antes de atravesar la puerta se volvió de nuevo hacia el chico:

Hasta que no sepamos qué pasa con ese espejo creo que será mejor que no lo utilices- añadió suavemente.

Harry sólo pudo asentir con la cabeza.

Sorprendentemente Ron y Hermione no le hicieron preguntas cuando entró en la habitación. Debía de verse tan mal como se sentía.

Actuando como si nada extraño ocurriese Hermione comenzó a charlar animadamente sobre todo lo que había hecho durante el verano; no mencionó ni una sola palabra sobre la Orden ni sobre Voldemort y llegó un momento en que absorbió a Harry de tal modo en su conversación que sus preocupaciones quedaron en un segundo plano. Hary se dio cuenta de esto cuando, al meterse Ron y él en la cama, Hermione hizo una pausa en su conversación y el cerebro de Harry aprovechó para volver a poner en marcha sus propios pensamientos. Aún así tuvo que agradecer mentalmente a la chica el esfuerzo.

Hermione les dio las buenas noches y, al salir de la habitación, Harry vio como rozaba el pelo de Ron con la punta de los dedos. A cualquier persona ajena a ellos le hubiera parecido un gesto casual, un simple roce involuntario, pero Harry la conocía demasiado bien como para no advertir el color rosado que habían adquirido sus mejillas. Se dio cuenta de que había tocado a Ron a propósito y, sin saber muy bien por qué, una situación con tan poca importancia como esta hizo aumentar el malestar que ya sentía.

Hacía días que Harry no dormía bien: su sueño era superficial y estaba plagado de imágenes extrañas e inquietantes. Sólo gracias a eso el levísimo ruido de la puerta de la entrada al cerrarse le hizo despertar. Sin moverse para no despertar a Ron, concentró toda su atención en los sonidos que se filtraban a través de la puerta de la habitación. Escuchaba voces amortiguadas, pero era incapaz de distinguir lo que decían. Se deslizó con cuidado fuera de la cama y avanzó de puntillas hacia la puerta; desde allí seguía sin poder escuchar lo que decían pero la menor distancia sí le sirvió para distinguir una de las voces: era Dumbledore. El corazón de Harry se aceleró. Deseaba más que cualquier otra cosa en ese momento poder hablar con él, y más aún después de lo que Lupin le había contado; estaba seguro de que Dumbledore sabría encontrar una explicación sobre lo que se veía en el espejo. Sin embargo sabía que no podía bajar las escaleras para interrumpir la reunión. Enfadado por su propia frustración regresó a la cama. Con los ojos cerrados trató de volver a conciliar el sueño, aunque con pocas esperanzas de conseguirlo; estaba empezando a sentir que nunca le dirían realmente lo que había pasado con su padrino, que tendría que ser él mismo quien lo descubriera. A medida que pasaban los minutos este sentimiento crecía más y más en su interior hasta que llegó un momento en que le obligó a salir de nuevo de la cama, alcanzar sigilosamente su baúl y sacar el fragmento de espejo. Sin dejar de mirar la pulida superficie susurró:

Sirius Black-

En cuanto estas palabras salieron de su boca Harry volvió a sentir la desagradable pero ya familiar sensación de parálisis, mientras la luz azulada comenzaba a extenderse desde los bordes del espejo.