Notas: Bien, aquí estoy con mi segundo intento de fic. Veamos como me va con un poco de humor.
Etto... Kokoro-san... no me gusta el self-insert, así que, gomen, pero yo no voy a aparecer. Además me da mucha vergüenza (solo imaginarme envuelta en las locuras que se me ocurrieron.... ¬¬U, no gracias). Sé que dijiste que si no era yo te enojabas pero... usa tu imaginación y piensa que soy yo U. Pecaré de vanidad pero no haré Self-insert.
Gracias también a todos los que leyeron "Mentiras Blancas" .
De América con amor.
Era un buen día para volar. Claro y de cielo azul, coronado por el dorado sol que no calentaba absolutamente nada por que estaban a mitad del invierno. ¿Nubes?, ¿qué eran las nubes?. Nadie las recordaba ese día.
--Bien, Japón, allá voy.
El avión resplandecía en la loza del aeropuerto. Otra decena de máquinas se "estacionaban" junto a él esperando llenar sus entrañas de gente.
--Japón, Japón....
Canturreando alegremente, una chica de largo cabello negro, ojos rojos y piel pálida cargaba su maleta por el aeropuerto internacional de Nueva York.
--Ohhh si, espérame Jounou que voy a llegar en dos días...
Cantando y cantando, recordando palabras en japonés y diversas anécdotas, la mujer dejó su maleta y subió al avión después de lanzarle un beso al tierno muchacho que la atendió.
--Me encanta viajar...
Vacaciones. ¿Preciosa palabra no lo creen? Tiempo de relajo, tranquilidad y largas siestas. Fecha para salir, para comer, para bailar y beber. El sol alumbrara y acaloraba, invitando a ir a la playa, a vestir ajustadas camisetas y a broncearse.
--El verano llegó... ¡y por fin llegaron mis vacaciones!... aunque tenga que trabajar de todas maneras, pero al menos podré dormir de vuelta a casa ¡estupendo!
--¿Qué? –sonó detrás de él -¿No que los perros solo aúllan en la noche?
--¿Eh?
--Bueno, debí imaginarlo, siempre haces las cosas al revés.
--Kaiba...
--¿Ya ni siquiera reconoces a tu amo?, vaya –se burló encogiéndose de hombros –incluso como perro eres inútil.
Jounouchi abrió la boca para reclamar, pero algo en su cabeza le dijo que no se desgastara, que necesitaría fuerzas más adelante.
--Estás de suerte Kaiba. Hoy no me interesas en lo más mínimo.
Y dando un elegante giro, volvió a tomar su camino. Seto quedó con el ceño fruncido y furioso. ¿Desde cuando el Perro Katsuya tenía mejores cosas que hacer que pelear con él?.
--Imbécil. Ya te enseñaré.
Y mientras el Ceo regañaba y se quejaba, Jounouchi caminaba pensando que era eso que le traía un mal presentimiento. O sea... no era "específicamente" malo, sino... sino...
--¡Demonios!, no se me ocurre ninguna palabra...
--¡Joey!
El grito casi le revienta los tímpanos, provocando una reacción de susto, con su respectivo grito, tropiezo y caída al suelo.
--¡¡Shizuka!! –dijo completamente blanco, mientras su pecho subía y bajaba aceleradamente -¡Casi me matas!... y te he dicho que no me llames "Joey"...
--¡Vamos Joey! –animó ella tirándolo de la manga de la chaqueta –Apresúrate...
--Pe...¿qué pasa?
--¡Tenemos que darnos prisa!, ¡el avión está a punto de llegar!
--¿Qué avión?
--¡Solo date prisa y lo veremos!
--¡E-espera!
Correr. Odiaba correr. Caminar, aceptable. Andar en bicicleta, genial. Patines, tablas o lo que quieran... ¡pero no correr!
--¡Más rápido Joey!
--¡Que no me digas Joey!
--¡Entonces corre más aprisa!
--¡Eres tú la que está en el club de atletismo, no yo!
--¡Eso te pasa por flojo!
Entre grito y grito los hermanos Katsuya continuaban cruzando la ciudad de lado a lado para llegar desde su punto de encuentro hasta el aeropuerto.
--No... no puedo más... –el rubio se dejó caer cuando la enorme estructura del aeropuerto estaba a menos de una kilómetro. Shizuka se detuvo y volvió a tirar de su ropa
--¡Vamos Joey!
--Estoy... cansado...
--Pues si no te levantas –amenazó ella poniendo sus manos en su cintura y frunciendo el ceño –le enviaré a Seto Kaiba las fotos de la fiesta de año nuevo.
--¡¿Qué?!
--Ya me oíste.
--....A veces te odio Shizuka...
--No seas mentiroso Joey... –sonrió ella con la mas pura de sus expresiones.
--Que no me digas Joey...
Por fin el edificio los cobijó bajo su ala metálica y refrescante. El calor había llegado con impresionante rapidez, calentando el aire y haciendo difícil cualquier "caminata" como la de los hermanitos Katsuya.
--¿Vas a decirme que hacemos aquí? –preguntó Jounouchi cuando recuperó el aliento y sintió que las piernas no le temblaban al caminar.
--Venimos a buscar a alguien, ¿qué mas vendríamos a hacer a un aeropuerto?
La pregunta ¿Y a quién demonios vinimos a buscar? Asaltó la mente del rubio, pero antes que abriera la boca siquiera para formularla una maraña de cabellos negros y unos asfixiantes brazos lo llevaron sin consulta alguna al frío suelo de loza semitrasparente.
--Te ves molesto hermano.
--...
--¿Hermano?
Seto miraba el techo fijamente, como si la fórmula de la vida estuviera en él. Mokuba intentaba una y otra vez que lo tomara en cuenta, pero luego de quince fallidos intentos, se dio por vencido.
--Bien, otro día hablamos... –volteó para salir, pero de pronto prefirió quedarse. De un momento a otro sintió que la rabia lo llenaba. Su hermano podía ser un genio en lo que a conocimiento se refiere, pero realmente era un ignorante en cuanto a relaciones humanas. -¿Porqué te afecta tanto que Jounou no te tome en cuenta últimamente?
Bingo Mokuba, tu hermano volvió de la luna.
--¿Qué?
--¿Qué porqué te molesta tanto que Jounou tenga algo más que hacer que contestar tus insolencias?
¿Ese era su hermano menor?
--No creas que no me he dado cuenta Seto –dijo el muchacho poniéndose anormalmente serio –En este último tiempo te ha dado con Jounou más duro de lo normal. Lo molestas el doble, aunque él te toma en cuenta la mitad. Y tampoco creas que no me he dado cuenta que eso te enfurece hasta enrojecer.
--...Eso no es cierto –atinó a decir ante el torrente de información. El pequeño levantó una ceja a modo de "no te creo". No era típico de su hermano contestar con algo tan simple como un "eso no es cierto".
--Pues convénceme.
--Es un Perro.
--Puedes hacerlo mejor.
--Es un inútil.
--... Seto...
--¡Espera!, ¡es un bobo duelista de cuarta!
Definitivamente sus neuronas no estaban funcionando. Eran las respuestas más estúpidas que el CEO había dado en sus diecisiete años de vida.
--Hermano... ¿qué te ocurre con Jounou?
--... –un triste suspiro salió de sus labios. No podía negarlo, menos a Mokuba –No lo sé.
--...Seto... ¿No será que...?
--No lo digas. –amenazó cortante.
--Pero... sería buena que plantearas la situación,.
--No lo haré.
--Hermano.
--No.
--¡Seto!
--¡No te oigo! –gritó tapándose los oídos. Mokuba alzó ambas cejas. ¿A qué hora había entrado en la dimensión desconocida?, ¿desde cuando su hermano se portaba como un niño?
--Bien, es tu problema si no lo quieres admitir.
--¡No me gusta el Perro ese!
--Yo no he dicho nada. –dijo en tono pícaro
--Yo tampoco.
--¿Entonces te gusta Jounou?
--Te acabo de decir que no.
--Ok. Ahora sí me quedó claro.
--¿Qué te quedó claro?
--Que no te gusta Jounou.
--....Si. Es cierto. Es un... tonto. Un tonto.
Suspirando, Mokuba se alejó y salió de la habitación. Su hermano comenzaba a tener serios problemas.
--¡¡Jounou!!
--¡¿Qué...?!
--Tranquila Setsuna, o no lo dejarás respirar.
EL rubio se sentó en el suelo quitándose el peso que tenía encima. Entonces los vio, un par de rubíes que lo miraban con adoración y respeto, llenos de brillos y luces.
--¿Se-Setsuna-chan? –ella sonreía con tanta alegría que él no sabía como responder. Con la mano temblorosa extendió los dedos sobre esa mejilla blanquecina y la tanteó, como para asegurarse de que fuera real.
A su mente llegaron algunos recuerdos confusos. Eran pequeños, y su única prima estaba enferma de muerte. Sus años los había pasado en un hospital, dependiendo de drogas y químicos que le dejaron como recuerdo esa mortal palidez que poseía.
Ahora en cambio, solo veía esas gemas escarlatas llenas de vida, no con el color de la sangre seca que antes tenían. Sus mejillas se teñían de carmín de solo verlo. Su cabello, largo y lacio, brillaba como un abismo, y esa sonrisa...
--Dios, la última vez que te vi estabas llorando... –murmuró Jounouchi sin poder evitar lanzarse al cuello de la muchacha.
Shizuka sonrió al verlos. Había tenido razón, su hermano necesitaba una sorpresa como esa.
--¿Les parece si nos vamos a tomar un helado? –preguntó sonriendo, y logrando que su hermano se separara de su prima, cuya blanca piel ya estaba un poco morada. Setsuna asintió, y Jounou se limpió las lágrimas.
--Claro.
--Acompáñenme a cambiar algunos dólares y nos vamos en taxi.
Shizuka y Setsuna caminaron adelante, riendo y hablando de lo bien que se veían. Jounouchi, por su parte, solo las miraba. Aún recordaba sus juegos infantiles, las bromas pesadas de su prima y el brusco cambio de vida que habían tenido cuando la leucemia fue diagnosticada. Tal como había dicho, la última vez que había visto a su prima fue cuando la ambulancia la llevó hacia el avión que la trasladaría hasta Estados Unidos. La niña lloraba desgarrando su pecho en cada grito, llamando a sus padres y primos.
--Al igual que Shizuka... está bien...
Entonces decidió olvidar la pena y concentrarse en pasarlo bien. Con Setsuna al lado, era imposible aburrirse.
La limusina ya estaba en la entrada esperándolos. Mokuba corrió de contento mientras Seto caminaba con calma.
--¿Iremos a comer algo verdad?
--Lo que quieras hacer.
El más pequeño sonrió lleno de felicidad. Pocas eran las veces que su hermano se había disculpado con él por alguna actitud, y ese día era una de esas veces.
--¡Vamos ya!
--Ya voy Mokuba.
Un paseo por el centro comercial, pizza y arcades los esperaban.
--¿Hacia donde Mokuba-sama? –preguntó amablemente el chofer.
--¡Al centro comercial!
--Como usted diga.
La lujosa limusina se dirigió silenciosa hasta el lugar indicado. Mokuba canturreaba una conocida canción mientras su hermano mayor observaba por el vidrio las calles. Algo le decía que esa sería una tarde extraña... en realidad ese estaba siendo un día extraño: primero se había topado con el Cachorro y este no lo había tomado en cuenta. Después había tenido esa... "conversación" con Mokuba, ahora había aceptado ir con su hermano a pasear... y como gota que colmaba el vaso, ¡tenía presentimientos malos!
--¿Pasa algo hermano? –preguntó el pelinegro con cierta preocupación en sus rasgos.
--No Mokuba, ¿cómo crees?
--Es que te vi demasiado pensativo. Hoy has estado de lo más raro, ¿sabes?
--...En general ha sido un día raro...
--¡Pero eso cambiará en el centro comercial, ya lo verás!
Seto sonrió para tranquilizar a su hermano, pero lo cierto es que ni él mismo creía en esa posibilidad. Entonces sus ojos vieron el frontis del enorme mall que se alzaba en toda la esquina. Por alguna razón que no pudo encontrar, un escalofrío lo recorrió.
--¡Todo es muy lindo!, ¡tan cambiado!
Setsuna paseaba como una niña entre las tiendas y las bancas en el pasillo. Sus primos la miraban sonriendo.
--¿Nunca has estado en un centro comercial? –preguntó Jounou
--¡Por supuesto que si!, no por nada casi me crié en un céntrico barrio neoyorkino. –exclamó con orgullo –Pero este se me hace muy... muy...
--¿Muy?
--Pequeño –los hermanos Katsuya sintieron las gotas que nacieron en sus nucas, pero solo sonrieron.
--No has cambiado nada Setsuna.
--¡Vamos por un helado! –dijo ella de pronto -¡Quiero un helado!, ¡un helado! –sus ojos escarlatas buscaron fervientemente, pero nada aparecía -¿Acaso no hay una heladería en este lugar?
--Hay una en la otra ala, a la vuelta de esa tienda... –dijo Jounou indicando con el dedo una elegante boutique
--¡Vamos entonces! –Shizuka sonrió al ver a su prima jalando a su hermano de la mano mientras no paraba de correr. -¿Qué sabor quieren? –preguntó cuando sus primos estuvieron instalados –Yo invito todo.
--Menta y chocolate –dijo Shizuka observando a lo lejos la propaganda con los sabores. -¿Tú que vas a querer hermano?
--Almendras y crema al whisky con esas galletitas exquisitas que te regalan.
--¡A la orden!
Rápidamente Setsuna se alejó para comprar los helados. Los hermanos se miraron y sonrieron, entonces Jounou tomó las manos de Shizuka y le plantó un fugaz beso en la mejilla.
--Gracias... Realmente... no me lo esperaba... –ante eso, la pelirroja solo sonrió. Con tal de ver a su hermano feliz, era capaz de muchas cosas.
--Mira Jounou... ¿ese no es...?
La mirada dulce de Shizuka se topó con los ojos alegres de Mokuba, y ninguno pudo evitar saludar.
--¡Shizuka-san!, ¡Jounouchi!
El chico se acercó rápidamente, seguido con pasos lentos por su hermano.
--Ya me parecía que algo podía salir mal... –pensó el Ceo
--Kaiba... –suspiró pesadamente el rubio, al tiempo que su hermana le daba un disimulado codazo.
--No seas así hermano –le dijo sonriendo –Recuerda que todos merecen una oportunidad.
--Si, si, una oportunidad de colocar su lindo trasero a la altura de mis pies para poder patearlo hasta... ¡auch!
--No quiero que seas desagradable.
--¿No te estarás juntando mucho con Anzu?
Antes que ella pudiera contestar, el pequeño Kaiba arrivó a la mesa, saludándolos a ambos con mas calma.
--Que gusto verlos.
--Igualmente Chibi.
Seto frunció el ceño. No importaba cuan lento caminara, sabía que en algún momento debía llegar a la mesa con el odioso Cachorro y su muchísimo menos odiosa hermana. Quizás la chica podía caerle bien, al menos controlaba su lengua y sus modales.
--¿Cómo estás Mokuba? –preguntó Shizuka haciendo un ademán para el chico se sentara.
--Muy bien gracias, ¿y ustedes? –con horror el Ceo vio como su hermano hacía caso a la invitación de la muchacha.
--Bien también, gracias. –por fin Kaiba llegó junto a la mesa, sin sentarse, sin mirar ni hablar. La pelirroja sonríe, y el rubio mira hacia otro lado. Si en la mañana no había tenido ganas de discutir con Kaiba, menos las tenía ahora.
--¿Y en qué andan?
--Paseando, igual que tú al parecer Chibi.
--Así es –contestó contento –Mi hermano aceptó venir hoy conmigo.
El castaño y el rubio abrieron la boca para decir alguna pesadez cuando Setsuna interrumpió el intento con sus tres helados.
--¡Ya llegué! –rápidamente puso los helados frente a sus primos cuando notó la presencia de Mokuba y su hermano -¿Eh?, ¿más gente?, ¿porqué no me dijeron? Hubiera traído helados para todos... –regañó. -¿Doble chocolate Encanto? –preguntó dirigiéndose a Mokuba. El pobre niño solo atinó a asentir mientras sentía sus mejillas arder. -¿Y tú? –le dijo a Kaiba con su típico descarosinmalaintención –Hay como treinta sabores distintos. –silencio -¿mm?, hay chocolate, menta, vainilla, frambuesa, crema al whisky, mora crema, pistacho, chocolate suizo, crema, plátano, piña, chirimoya, lúcuma, chirimoya alegre [naranja y chirimoya], pasas al ron, merengue lúcuma...
--No te gastes –interrumpió Jounou –No te va a contestar. –ante la cara de pregunta de su prima, continuó –es... un chico al que no le gusta mucho hablar. –Kaiba alzó una ceja. ¿Desde cuando el Perro lo excusaba frente a otras personas?
--Entonces... –comenzó Setsuna -¡un chico tímido! ¡nyaaaaa!, ¡qué monada! –exclamó tomando las mejillas de Kaiba entre sus dedos -¡un guapísimo chico tímido!, toma entonces, quédate con mi helado. Es de chirimoya y merengue lúcuma, yo voy por otro para mí y vuelvo enseguida.
Por un leve momento reinó el silencio entre los que estaban en la mesa. Shizuka rió disimuladamente al igual que Mokuba. Jounou estaba rojo de la vergüenza y Setsuna estaba a punto de regresar con su helado.
--¿Y esa loca quien es? -atinó a decir Seto.
--¿Me llamaban? -preguntó Setsuna apareciendo como por arte de magia junto a su primo.
--Me preguntaba quien demonios eres -dijo malhumorado el Ceo, aún con el helado en la mano.
--¡Cierto!, no me he presentado. Soy Setsuna Katsuya, un gusto. -dijo tendiéndole la mano.
--¿Katsuya?
--Jounou, ¿es familiar tuyo? -preguntó Mokuba.
--Ay, ¿dije Katsuya? -dijo ella descuidadamente -Lo siento, es que estoy tan emocionada con esto del matrimonio que ya me siento esposa... jejeje -dijo sonrojada, abrazándose a Jounou -Soy Setsuna Takari, prometida de este delicioso rubio que ven aquí...
--¡¡¿Te vas a casar?!!
--¡No!, esperen, esperen... ¡Setsuna!
--No lo niegues amor... a propósito, ¿les llegaron los partes de matrimonio? -Mokuba negó --¿No?, ¡pero Jounou!, ¡si la fiesta es en una semana!
--¡Setsuna basta!
--Me dijiste que querías una fiesta grande cariño...-dijo con su mejor carita de pena - no te entiendo...
Seto miraba todo mientras el helado se derretía en su mano. Por alguna razón lo que estaba ocurriendo le causaba... cierta gracia
--¡Shizuka! ¡ayúdame!
--Pero hermano... te dije que si querías yo podía encargarme de los partes, pero me dijiste que querías escogerlos personalmente....
Setsuna se sentó junto a Jounou y acercó una silla para que Kaiba se sentaba. Sin saber bien porqué, el Ceo aceptó y se ubicó junto a su hermano.
--Disculpen mi atrevimiento... –dijo Mokuba con voz baja –pero... ¿no es muy pronto?, quiero decir.... bueno... ustedes entienden... –obviamente el muchacho estaba enredándose en su propia lengua, por lo que su nii-sama apareció para "ayudarlo"
--Tienes miserables diecisiete años y cero pesos en el bolsillo, ¿cómo pretendes casarte Perro?
--¡Para el amor no hay edad! –dijo su "novia" con una radiante sonrisa, pero con su voz llena de un inconfundible tono de autoridad.
--Eso es estúpido –dijo Seto, casi sin querer. Al ver la cara de duda de Setsuna, continuó hablando –Quiero decir –se encogió de hombros y sonrió con superioridad –no hay mujer tan irremediablemente estúpida como para casarse con Katsuya. Menos a esta edad.
--¡Hermano!
--¡Kaiba! –reclamó Jounou levantándose aireadamente. La broma de su prima también le causaba gracia, pero no aceptaría que el engreído multimillonario ofendiera a Setsuna. Shizuka también se sintió mal ante la malintencionada frase, pero su rabia se esfumó al ver la expresión dela recién llegada... parece que todavía tenía algo que decir.
La pelinegra tomó suavemente la mano del rubio y sonrió. Así que había alguien que quizás podía contestar sus bromas...
--¿Quiere decir... Kaiba-san... que no hay mujer apropiada para Jounou? –Mokuba la miró deshaciéndose en disculpas con esos ojos enormes y hermosos que tenía. Su hermano asintió ante la afirmación. –menos con esta edad... –nuevamente asintió, aunque menos seguro que antes, esa chica le daba escalofríos –O sea que lo que usted quiere decir es que Jounou necesita alguien mayor...
--Simplemente digo que Katsuya no es bueno para ninguna mujer.
--¿O sea que lo que quiere decir que Jounou-chan no está a la altura de una mujer joven?, ¿quiere decir que Jounou estaría mejor con un hombre?, ¿y viejo?... ¡espera!, no me digas que... ¿tú estás detrás de MI Jounou? –preguntó con voz melodramática -¡No puedes!, ¡nos vamos a casar! Mis padres vienen en camino, tenemos iglesia, fecha y vestido, ¡no puedes arruinar mi matrimonio!
Kaiba de pronto sintió los colores subir a su rostro. ¡¿Qué locuras estaba diciendo esa niña?!
--Mira, te hago un trato, serás su amante. Podrás tenerlo algunas noches, pero no te acerques a nuestros hijos.
--¡¿Hijos?! –saltaron Seto y Jounouchi
--Si, hijos. Tendremos seis. Cuatro chicos y dos niñas. Se llamarán Aya, Daisuke, Satoshi, Kai, Asuka y Sakura. Y tú Jounouchi, si Kaiba-san y los niños se encuentran, tomaré a nuestros hijos y me iré con mis padres a América.
--Pe...pero... Setsuna...
--De todas formas quiero que sepas que no me importa que seas bisexual, sé que tu corazón está conmigo.
Seto miró a todos lados, y notó que Mokuba no estaba. De inmediato saltó de su asiento, entonces vio que el chico se alejaba con Shizuka, rumbo a la heladería. Jounouchi también notó la ausencia de su hermana.
Setsuna no dejó de notar la incomodidad entre ambos muchachos. Notó también que el Ceo, más que incómodo, parecía sumamente enojado. A sus ojos escarlatas no escapó tampoco el hecho de que Jounouchi estaba rezando a todos los dioses de todos los tiempos para que la tierra se lo comiera en ese mismo instante... o quizás rezaba para que se la comiera a ella, bueno eso no importaba realmente.
--¿Alguien quiere otro helado? –preguntó con tono inocente de "¿qué les ocurre?"
--¡No! –fue la dura respuesta de ambos.
--Vaya que enojones –dijo riendo –es una broma Kaiba-san, y tú Jounou, no sé porqué te enojas tanto... –entonces se puso seria -¿No me dirán que metí la pata verdad?, ¿no estoy arruinando nada cierto? –ambos la miraron sin entender –Entonces no son pareja...
--¡¡Setsuna!!
--Es que como estaban tan enojados, pensé que podían ser pareja, entonces así me explicaba que Kaiba-san estuviera tan molesto por la idea, nada desagradable, de casarnos y tener seis preciosos hijos.
--¡Yo no estoy enojado!
--¿Entonces porqué grita? Y... ¿qué es esa cosa que palpita en su frente?... ¡wow! ¡Mira Jounou el tamaño de esa vena!
En el preciso momento en que la muchacha apuntaba la vena con el dedo índice de su mano derecha, Seto alargó su mano hacia ella para atraparla y hacerla miles de pequeños pedacitos, pero el rubio logró ser más rápido que él, y tomó a su prima, tapándole le boca y atrayéndola hacia su cuerpo, cosa que no ayudó en nada a cambiar la ira de Kaiba.
--Hola, soy Katsuya Setsuna y me encanta hacer bromas –dijo Jounou imitando la voz de una mujer mientras con una mano le tapaba la boca y con la otra impedía que se moviera –acabo de llegar de Estados Unidos y amo reírme a costillas de mi adorable primo Jounouchi... ¡No me voy a casar con él ni vamos a tener seis hijos!, sé perfectamente bien que mi primo no está interesado en nadie... No hagas caso a nada de lo que digo porque... –forcejeó un momento y volvió a inmovilizar a su prima al momento que ella mascullaba algo como "¡no me dejas respirar!" -...porque mis neuronas no funcionan bien... Un gusto conocerlo.... Kaiba...
Sin embargo era poco lo que el castaño escuchaba. ¡Una broma! ¡él había caído en una estúpida broma!
--¡Hermano mira!, compramos más helado y... ¡Seto!
Kaiba de un solo empellón apartó a Jounouchi y atrapó a Setsuna del cuello de su camiseta, zamarreándola con fuerza.
--¡¿Quién te crees mocosa para reírte de mí?! –ella sonrió con cierto nerviosismo y musitó un tembloroso "gomen". El castaño suspiró y la soltó. Ella lanzó un sonoro "¡uf!"
--Me parece que tenemos el humor un poco volátil por estos días.
--No es bueno que le hagas bromas a todo el mundo Setsuna –regañó Jounouchi.
Mokuba se acercó a su hermano para calmarlo definitivamente, mientras Shizuka le daba otro sermón a Setsuna con respecto a la manera de portarse en Japón con la gente que recién conocía.
--Creo que es bueno que te disculpes con Kaiba, Setsuna...
--Pero era una inocente broma...
--Pero ya ves que se enojó mucho.
--No es mi culpa que Jounou no me diga que está de novio con el chico tímido.
--¡¡Que no...!!
--Ok, ok, me voy a disculpar.
Caminando un poco nerviosa, pero con su sonrisa de siempre, la pelinegra caminó hacia Kaiba. Ahora el chico le parecía un poco intimidante, aunque no dejaba de ser kawaii.
--Ne, Kaiba-san. –le dijo, logrando que él clavara sus ojos de hielo en ella. –No se enoje, era una broma... Siento haberlo molestado. ¿No se enoja verdad?
Ella sonrió. Kaiba sintió que el enojo se esfumaba y que en su pecho quedaba una sensación de... ¿tranquilidad?.
--Veo que ya no está enojado. –dijo ella. –así que permiso, voy a comprarme un helado.
Paso comenzó a alejarse, cuando sintió una mano en su hombro. Volteó y vio que Seto le sonreía.
--Deja que yo te lo compre.
--¿Ehhh?
--Después de todo, ¿me diste tu helado, no?
--...Pues si, y no se lo comió.
--Por lo mismo.
--Excelente, cuando vuelva a casa le diré a mis amigas que un chico tímido y kawaii me invitó un helado. –el castaño frunció un poco el ceño, pero no se enojó. Si bien la muchacha le había dado la mayor furia de su vida.. pues también le había dado una tranquilidad muy grande, aunque nunca o admitiera...
Sé perfectamente que mi primo no está interesado en nadie...
Eso significaba... que tenía una oportunidad.
--Un momento, ¿oportunidad de qué?, Oh Kaiba, ya estás pensando estupideces... Dos helados de chirimoya y merengue-lúcuma, uno de menta y chocolate, un doble de chocolate y uno de almendra y crema al whisky. No puedo creer las tonteras en la que estoy pensando... Si, también dos litros de helado de chirimoya para llevar. Ni que Mokuba... ¡¡no!!, Mokuba no tiene razón, no esta vez. El Perro ese no me... no me... ¡nada!. Si, gracias, con galletas. No puedo creer que mi mente divague de esta forma... ¿Baño de chocolate?, no gracias. Me niego a cualquier tipo de sentimiento por ese Cachorro, no importa lo... ¡no lo diré!, ¡no admitiré jamás que lo encuentro adorable!
Seguido de Setsuna, y casi sin notar lo que hacía, Seto volvió a la mesa en donde se habían conocido, colocó los helados para todos y se sentó a comer el suyo. Casi al instante llegaron Mokuba, Jounouchi y Shizuka, llamados por la americana.
--Asunto arreglado. –dijo haciendo la señal de victoria.
Jounouchi y Seto cruzaron una fugaz mirada. Definitivamente había sido un día extraño...
--¿Qué haremos después de comer helado? –preguntó Setsuna a Shizuka -¿Iremos a tu casa?
El rubio se puso blanco, y la pelirroja atinó a cambiar el panorama hacia un paseo por la ciudad. Mokuba y su hermano se miraron sin entender... parecía que a los hermanos Katsuya no les hacía gracia la idea de llevar a la Loca Americana a su casa...
--A todo esto, ¿y tus maletas Setsuna? –preguntó Jounouchi en un lapsus de silencio
--¿Maletas? –la muchacha buscó en sus bolsillos y sacó una reluciente tarjeta de crédito –No traje.
--¡¿Qué?!
--Es broma Jounou –dijo con cara de gato –Siempre te crees todo lo que te...¡auch!
--¡Siempre estás gastándome bromas!
--¡No tenías porqué golpearme!
--¡Te lo mereces!
--Shizuka me dijo que tu casa estaba en reparaciones... –dijo Setsuna pasando su mano por el lugar aporreado –así que acepté quedarme en un hotel por mientras y mandé allá mis maletas... Me dolió...
--¿Y porqué no te quedas en mi casa Setsuna-san? –dijo de pronto, sin pensar Mokuba. Todos lo miraron extrañados, incluyendo su hermano.
--¿Puedo?
--¡No! –dijeron nuevamente a coro el rubio y el Ceo
--Setsuna, no te quedarás en la Mansión Kaiba. –dijo tajante su primo –Quédate en el hotel en que estás.
--Ok, ok ya entendí. –dijo levantando las manos en señal de rendición –pero prométanme que alguien va a explicarme qué relación tienen ustedes dos, porque la verdad todavía no entiendo si se odian, se aman, son amigos o indiferentes.
--Entre nosotros no hay nada que pueda llamarse "relación" –dijo Kaiba admirando su helado de merengue-lúcuma –Él es un Perro arrastrado e inútil, y yo no tengo tiempo para Cachorros bobos.
--Como si deseara tu tiempo ArroganteMultimillonarioNarcicistaPedante.
--Ya veo... no se llevan. –prefirió decir Setsuna luego de intercambiar una mirada con Shizuka y otra con Mokuba, para luego posar sus ojos escarlatas en su helado.
Kaiba se levantó, dando por terminado el paseo y la conversación. Mokuba se despidió de los demás, y se llevó su helado, viendo que su hermano hacía lo mismo.
--Nos vemos otro día chicos.
--Claro Encanto.
--Adiós Mokuba.
--Bai Bai Chibi.
Los hermanos se alejaron y los Katsuya suspiraron.
--¿Lo arruine? –preguntó Setsuna viendo la caja con los dos litros de helado que Seto había dejado.
--No... no pienses eso.
--Ese chico... realmente tiene mal humor...
--No sabes cuanto Setsuna... y no es kawaii como dices.
--¿Cómo que no?, Será callado y algo antipático, pero de que está más que comestible, por Dios que lo está. Pero bueno, ya que lo arruiné, tendré que ver alguna manera de arreglarlo, ¿ne?
--No hagas nada –cortó Jounouchi –entre él y yo no hay nada que pueda trizarse con algo como esto. –luego sonrió –la gracia de nuestra relación consiste en odiarnos...
La pelirroja suspiró. Sabía que su hermano estaba embromado con sus sentimientos con respecto al "arrogantemultimillonarionarcisistapedante" , pero testarudo como era, jamás lo admitiría.
--Creo... que es bueno que llevemos a Setsuna a su hotel. Ha de estar cansada.
--¿Te parece Set-chan si salimos mañana de nuevo?
--¡Hai!
--Vamos entonces.
Los tres tomaron sus cosas y se fueron. Pronto se olvidaron del mal humor del Ceo y comenzaron a bromear con respecto a la broma hecha por la pelinegra.
--¿No te gustaría casarte conmigo Jounou-chan?
--¡Claro que no!, estás loca Setsuna...
--Supongo que si.
Shizuka rió y el rubio abrazó a su prima por la espalda, enterrando su nariz en ese cabello negro brillante. Ni siquiera la aparición del castaño había logrado mermar su buen humor ese día.
--Me alegra que estés aquí, Set-chan.
--Entonces me aguantarás mucho tiempo primo.
Continuará...
Notas: ¡¡14 páginas!!, wow. Salió largo porque intenté hacerlo one-shot, pero creo que ese no es el destino de este fic. Plis sean benevolentes, es mi primer intento "serio" de humor. No soy buena en él, pero como dicen, la práctica hace el maestro.
Espero que les haya gustado. Nos vemos en la próxima. Rio-
