Viernes, 01 de octubre de 2004

Notas: No se si todos conocen la palabra "piropo", pero por si acaso, lo explico. Un piropo es un elogio coqueto. Como eso de "una princesa en un castillo" que Atemu le dijo a Setsuna


De América con amor

Capítulo 4.

Vaya si había sido un día complicado:

Primero, despertar de madrugada para intentar terminar el famoso proyecto que sus estúpidos inversionistas americanos querían revocar.

Segundo, ser convencido por Mokuba a ir al parque con él.

Tercero, el Perro estaba ahí.

Cuarto, peor que el Perro... ¡la Loca estaba ahí!

Quinto, discusión con la Loca.

Sexto, Loca inconsciente.

Séptimo, él a cargo de la recuperación de la mocosa esa.

Octavo, él aceptando encargarse de la recuperación de la Loca.

Noveno, separar al Cachorro de una semi-asfixiada-loca para poder llevarla de una vez a su casa.

Décimo... vivir en la Mansión Kaiba.

--¡Tienes una casa preciosa!, ¿puedo mirar?, ¿puedo pasear? ¡Moki, enséñame la casa!, ¡es enorme!... Oye, esto lo conozco, Mamá lo quiere para su museo... ¿no se lo venderías?, nyaaaa, ¡que liiiiiiindo!, ¡Mira Moki!, vamos, ¿a qué hora se come en esta casa?, ¿hay helados de postre?... ¡¿cómo que no hay helados?!... ¡¿Quéeeeee?!, ¡¿nada de azúcar?!, nooooooooooooooooooo.....

Tranquilo Kaiba... ya se le pasará...

Esperemos...


Seto oprimía sus sienes con fuerza intentando mitigar la jaqueca que le partía la cabeza en ese preciso instante. De tanto en tanto su gélida mirada se dirigía a su "nueva inquilina", la que parecía muy entretenida probando que tanto podía rebotar sobre los sillones. La risa de Mokuba se escuchaba de fondo. Kaiba suspiró. Nunca en esa casa se habían oído tantas risas... Bien, punto para la Loca americana...

--Loca... -llamó. Setsuna dejó de rebotar para mirar al castaño –Ahora que por fin estás quieta y callada, te explicaré lo que me dijo el médico con calma...

--Nada de azúcar y horribles comidas durante unos días. –dijo ella -¿Me equivoco?

--Si. –repuso con firmeza –Me dijo que te torturara lentamente y te hiciera un filtro de sangre abriendo tus muñecas durante tres días...

Su pequeño Kaiba quedó mudo mirando. ¿Su hermano con una ironía que no era dirigida a Jounou?

--....¿En serio?

--¡Por supuesto que no!

--No grites, te arrugarás cuando seas viejo...

--¡¿Qué demonios me importa lo que pasará cuando sea viejo?!

--Debería importarte, a Jounou no le gustarás arrugado como un durazno seco...

--¿A no? –ella negó sonriendo. Kaiba frunció el ceño y tosió un poco para disimular.

--Como te iba diciendo... una cocinera se encargará de tus horarios y comidas. No puedes comer nada azucarado en la próxima semana...

--¡¿La próxima semana?!, ¡pero si siempre me dan tres o cuatro días! –Kaiba sonrió dando la espalda a la muchacha.

--Pues ahora dijo una semana.

Mokuba aguantó una exclamación cuando los ojos de Setsuna comenzaron a llenarse de agua y brillo y empezaron a temblar como si de un cachorro abandonado se tratase...

--Pero...

--Nada de peros...

--Pero...

--Dije nada de peros –con fuerza y la mirada llena de autoridad, Seto se volvió hacia la americana, para encontrarse de golpe con su cara de "no me hagas eso por favor que soy una triste huerfanita" –Y no me vas a convencer con esa cara de protagonista de telenovela sufrida.

--Eres increíblemente cruel Seto Kaiba –le dijo ella con un puchero –Pero no importa, mi venganza será grande y poderosa.

--No me amenaces en mi propia casa. –reclamó, y esta vez, Setsuna calló. –Así me gustas más. Silenciosa y quieta.

--Entonces no entiendo como te gusta mi primo.

--No me gusta.

--¿En serio?

--Por supuesto, ¿porqué habría de gustarme?

--Porque es tierno, simpático, guapo, agradable, hiperkinético y porque sabe a miel...

--¿Sabe a....? ¡pervertida!, Mokuba, ve a tu cuarto

--Pero hermano, esto se pone divertido

--¡Mokuba!

Era como si el mundo se pusiera de cabeza día tras día. Desde la llegada de la Loca (que no eran más que un par de días, pero parecían semanas) todo estaba al revés. ¡Incluso él se comportaba de una manera distinta!

Su pecho se llenó de aire suficiente para regañar a los dos niños que tenía enfrente y su boca se abrió enorme para gritar todas las cosas que se le estaban pasando por la cabeza, pero en ese mismo instante... Una empleada pulcramente vestida de burdeo y blanco entró.

--Kaiba-sama, le espera una visita en el Hall.

--¿Quién es? –preguntó Mokuba antes que su hermano dejara explotar su furia contra la mujer.

--Un joven llamado Katsuya. Jounouchi Katsuya. -A la seña del muchacho menor, la mucama se retiró, cerrando la puerta tras su espalda.

--Vamos –dijo simplemente el CEO, tomando a Setsuna de la muñeca y arrastrándola.

Tal y como la mujer había dicho, el rubio esperaba un poco inquieto junto a un gran ventanal. La luz daba de la tarde daba de lleno sobre su cuerpo, tiñendo su cabello de un rojizo suave y dando a su piel un delicioso bronceado. Seto se quedó mirando el espectáculo durante unos instantes breves, casi fugaces, antes de continuar su marcha firme hacia él.

--Perro...

--Kaiba...

--¡Hola primo!

Mokuba observaba un poco alejado puesto que la orden de ir a su cuarto aún no era revocada.

--¿Qué pasa Perro? –preguntó con voz dura Kaiba, un poco molesto ante la súbita aparición del rubio. -¿Acaso no confías que pueda cuidar a la loca de tu prima?

--No... no es eso Kaiba... -dijo con una ceja arqueada al ver que el castaño aún llevaba a su prima de la muñeca –Solo quiero hablar con Set... un momento...

El Ceo notó que no había soltado a la americana y que esta sonreía con cierta picardía al mirarlo, aunque todo rastro de seguridad se borraba cuando su mirada escarlata se posaba en su rubio primo.

Ambos se alejaron unos metros y aunque Kaiba moría de ganas de saber de qué hablaban, optó por retirarse, jalando de la oreja a un supuestamenteescondido Mokuba que espiaba en silencio.

--Dije a la cama Mokuba...

--Pero si son recién las 7pm...

--No me discutas...

Y mientras sus pasos se alejaban, los primos permanecían de pie junto al gran ventanal.

--Escúchame Setsuna, no sé que pasa por tu cabeza, pero te prohíbo terminantemente que conviertas este lugar en una casa de locos.

--¿Una... casa de locos?

--...Solo compórtate ¿ok?

--¡Claro! Setsuna será buena...

--¿Cuántas veces oí eso?

--Ohhh, vamos primo, dame algo de mérito. No nos hemos visto en 10 años, ¿no pude haber cambiado en ese tiempo?

--Lo dudo mucho.

--Que malo eres. –dijo con un puchero.

--Solo procura que Kaiba no te arranque la cabeza, no tiene mucha paciencia.

--A Setsuna le gusta su cabeza en donde está.

--Y por sobre todo... -ella hizo una expresión de no entender –Quiero que te olvides de lo que pasó en la heladería. Te lo dejamos bien en claro, no arruinaste nada entre Kaiba y yo, ¿me entiendes?

--....Está bien...

--Sabía que no lo habías olvidado. Si Set es una buena chica, Jounou la llevará de paseo siguiente viernes en la tarde.

--¡Genial!, entonces no me meteré en más problemas que los de costumbre.

--....Al menos es algo...

Ambos rieron un poco cuando Kaiba apareció nuevamente.

--La mesa está servida, pasen de una vez antes que se enfríe. –dijo con voz fuerte, dando a entender que la "invitación" era para ambos.

--¡Comida!, ¡vamos primo! Muero de hambre... -insistió jalando su mano. Sabía perfectamente que el rubio intentaría irse para evitar a Kaiba. Eso se le notaba a leguas–Aprovecha que el K' es quien invita...

--¿K'? –preguntó Jounouchi, sin ver que Seto también ponía atención, aminorando el largo de sus zancadas.

--Claro, Kaiba... Kawaii... ¿denominador común?, K-a, pero si "Ka" y "K'" suenan iguales, así que...

Rojo de vergüenza el castaño volvió a caminar como siempre. Nunca en su vida había recibido un apodo distinto a "ricachón amargado", "ojos de hielo" o "desagradable gato", todos, dicho sea de paso, puestos por el cachorro hiperquinético que iba unos metros más atrás.

--K'...

--No creo que le agrade que le pongas un apodo Set...

--No lo sabremos hasta que él nos lo diga.

--Dijiste que te gustaba tu cabeza donde estaba...

--No seas melodramático, es un chico kawaii, dudo que quiera sacarme la cabeza solo por decirle K'... es mejor que "Blue Eyes" ¿o no?

--...No lo sé...

--¿Blue Eyes?... ¿cómo mi dragón?

--¿Sabías que Kaiba usa un dragón llamado Blue Eyes?

--¿En serio?, wow... oye, que largo el camino hasta el comedor... con razón los hermanos son tan delgados...

Por fin el comedor apareció con su enorme mesa de mantel blanco y los cuatro platos servidos. Mokuba los esperaba con su típica sonrisa amable mientras dos sirvientes esperaban a un lado del puesto de Seto. Una vez que todos estuvieron sentados, ambos sirvieron jugos y vino a su jefe y se retiraron.

El pelinegro rápidamente comenzó una conversación amena con Katsuya, conversación en la que, extrañamente, la americana no participó. El castaño observó que se veía sumamente concentrada mientras comía, quizás un poco pensativa y otro poco melancólica, pero prefirió dejar pasar el pensamiento. Se estaba fijando demasiado en Setsuna.


Ya la noche estaba un poco entrada cuando Mokuba dejó libre al rubio de sus juegos y conversaciones. Se habían pasado la tarde bailando en máquinas, riendo y haciendo apuestas. El ruido se había esparcido por toda la mansión, llenando incluso la lejana y silenciosa biblioteca-estudio del Ceo.

El muchacho de ojos azules estaba apoyado en su cómodo buró escuchando todo. Las risas eran las que más presencia y fuerza tenían. Sus ojos estaban fijos en el techo y su mente estaba en blanco.

Su casa siempre había sido su refugio, su isla de silencio, en donde podía escapar de todo el bullicio de la ciudad, de las personas aprovechadas, de la ineptitud de sus maestros, de la presencia de Katsuya... Sin embargo, ahora tenía un huracán de ojos rojos clavado en su sala bailando Happy Smile Hello de alguna serie de animé adaptada para el juego Stepmanía. Con ella, obviamente venía de agregado su sobreprotector primo... y con él todos los demás.

Lo más extraño de todo... era que nada de eso le molestaba tanto como debiera. La loca de Setsuna ya le había arrancado varias sonrisas en el par de días que llevaban de conocerse, y la presencia de Jounou pues... siempre deseada y jamás tenida... era un verdadero regalo. La felicidad de Mokuba siempre sería bien recibida, por lo que debía estar algo agradecido de la americana esa...

¡¡Ding dong Kaiba!! ¿aceptando que le debes algo a alguien?

--Estoy volviéndome loco...

Entonces se sintió confundido. No era posible que Setsuna estuviera calando tan hondo.

--Igual que el Cachorro...

Dos pares de ojos despiertos aparecieron en su mente, achocolatados y escarlatas... Tan parecidos y tan distintos...

Sus pensamientos siguieron hasta que el silencio lo sorprendió. El rubio ya se había ido y las voces de su hermano y la muchacha sonaban por un pasillo cercano que, adivinó, llevaba a las habitaciones.

Era hora de volver a trabajar. Suficiente tiempo había perdido... un día entero sin trabajar... Algo impensable Kaiba, impensable...

--Un día...

Entonces se levantó y salió del estudio. Si había dejado 12 horas de trabajo de lado... bien podía dejar también la noche libre.

--Buenas noches a todos.


Cuando el día llegó y el sol apareció sobre el horizonte, Kaiba le dijo que era sábado. La rutina le informó al castaño que debía darse un baño rápido y un desayuno escuálido para ir a supervisar la empresa. Ladraría unas órdenes y se quedaría en su oficina unas horas para intentar recuperar el día perdido de trabajo. Al salir, ladraría de nuevo a sus empleados y luego volvería a casa, en donde descansaría en paz junto a su hermano tomando un agradable té.

Todo fue tal como le indicó la rutina, de no ser porque ese "descansaría en paz..." nunca llegó. Con Setsuna y Mokuba instalando un Game Center en la sala (compuesto por todos los regalos hechos por su hermano mayor a lo largo de su vida), era imposible.

A las 00.45, cuando el domingo ya había desplazado al tímido sábado, Kaiba apareció en su habitación con una única meta en la mente: dormir. Tener a la loca en casa era, literalmente, tener un huracán en un frasco.

Con ansias tomó un vaso de agua que había en el escritorio y pesadamente se tiró sobre la cama, cerrando los ojos, dispuesto a dormir tanto como jamás había hecho....

--¿Hermano? –la voz de Mokuba sonaba lejana y amortiguada, como si le hablara a través de algo espeso. –Seto... vamos, levántate de una vez...

Leves empujones y movimiento sobre su cuerpo... ¿acaso no era un sueño o una divagación que el pelinegro estaba ahí?

--Set... oye Set... -escuchó –No despierta...

--Te dije que el somnífero ese no era para echarle dos pastillas, solo una. –su voz sonaba aún más lejana que la del muchacho más joven, y parecía provenir del pasillo.

--¿Y qué hago ahora?

--Déjalo dormir.

El peso de su hermano se retiró de la cama y nuevamente el silencio reinó en todo el lugar. La pesadez del sueño volvió y Kaiba sintió que se alejaba y se hundía en la nada mientras un sector de su mente protestaba...

Otro día de trabajo perdido...

¡Ding dong!, Bienvenido Lunes.

Su reloj biológico al fin pareció trabajar con normalidad, avisando a las 4.30am que la noche había acabado y que era hora de despertar. Seto le hizo caso, como todos los días, pero lleno de una energía extraña, que no conocía. ¿A eso le llamarían descanso?, wow, se sentía genial. Quizás fuera buena idea practicarlo de vez en cuando...

--Dormí más de 24 horas... Increíble...

Quería estar serio, pero se sentía tan bien, que no pudo evitar sonreír. Se miró al espejo felicitando a la naturaleza por crearlo tan increíblemente bello y luego se dedicó a vestirse tarareando una canción que no sabía donde había escuchado. Luego reconoció que era una de las tantas que su hermano y la loca esa habían bailado durante horas en las odiosas máquinas que estaban en la sala.

Dios, estaba lleno de energía. ¿Qué diablos se hacía cuando una persona se sentía tan bien?, ¿correr, bailar, comer, dormir, reír, trabajar?

Por primera vez se dio cuenta que tenía más ganas de las que necesitaba, y por un momento, entendió porque el Cachorro dorado era tan increíblemente hiperkinético. Aunque sabía que Jounou no tenía, por decirlo de algún modo, muchas horas de descanso, ni de real descanso, creyó que su actual estado era lo más cercano a él que estaría jamás.

--Bien, a trabajar.

Pero estaba tan endemoniadamente lleno de energía, que decidió irse caminando. Era una buena oportunidad de gastar calorías y procesar el azúcar que parecía correr a raudales en su cuerpo.

Cuando llegó a la oficina más alta de la ciudad, o sea la suya, y recibió el primer informe de su secretaria personal comprendió también el porqué el perro estaba todo el santo día feliz... no tenía que lidiar con inversionistas imbéciles.

--¡¡Que vengan a mi oficina inmediatamente!!


--¿Preocupado?

--Si... no puedo evitarlo Shizuka... Set-chan en casa de Kaiba...

--¿Y quién te preocupa más hermano?, ¿Set o Kaiba-san?

La pregunta descolocó completamente al rubio. ¿Cómo que quién le preocupaba más?, pues obviamente que...

--Pues...

--¿A qué fuiste ayer a la mansión de los Kaiba? –otra pregunta descolocadora en menos de un minuto, ¿acaso estaba en un interrogatorio o qué?

--Pues a advertir a Setsuna sobre su comportamiento en esa casa.

--¿Crees que Kaiba-san no tiene suficiente fuerza de carácter como para indicarle los límites de su propia casa?

--...Es que... él... es demasiado duro para hablar y... quizás... quizás Set se sentiría mal y ya sabes como se pone cuando no está a gusto en un lugar... todo lo desordena y... bueno...

--Y como estás de vacaciones, las oportunidades de ver a Kaiba-san también son menores ¿verdad? Y quieres asegurarte de que Set esté realmente la semana ahí para tener una excusa e ir y así...

--¡¡Ya basta!! –le gritó de pronto, acallándola.

--Tú mismo me contaste que Kaiba-san te gustaba, no veo porqué...

--¡¡Porque está mal!!, ¿no lo entiendes Shizuka?, ¿de qué me sirve saber qué siento y hacia quién si sé que nunca será realidad?

--¿Cómo sabes que jamás será realidad?

--¡Porque es Kaiba!

--La misma persona que aceptó cuidar a Setsuna, que pagó el hospital y que correrá con todos los gastos. ¿Eso cuadra con la "normal" personalidad de Kaiba Seto?

--Ese es el otro problema... -la pelirroja miró a su hermano con preocupación –Setsuna... Kaiba se ve muy a gusto con ella... ¿qué haré si se gustan Shizuka?

La muchacha de ojos grises pasó los brazos por los hombros de su hermano, instándolo a abrazarla. El gesto no tardó en llegar, volcando todos los sentimientos encontrados que el rubio sentía en su atribulado corazón.

--No sé que hacer Shizuka...

Y lo cierto era que ella tampoco sabía qué decirle.

--¿Qué tal si vamos a verla?, Kaiba-san ha de estar trabajando a esta hora. Así no gastas dinero en los videojuegos y los disfrutas gratis en la sala de Mokuba.

--...No es mala idea...


--¿Hola, Atemu?, habla Mokuba.... Muy bien, gracias. Te llamo para preguntar si tú y Yugi quieren venir a mi casa hoy.... Si, en media hora.... Vengan con ropa cómoda, ojalá deportiva... si, deportiva... A Setsuna se le ocurrió algo genial... ¡Claro!, avísale a los demás... Los espero... Recuerda, en media hora para que aprovechemos bien el tiempo...


--Hola Mokuba, soy yo.

--¡Hermano!

--Te llamo para recordarte que tienes que sacar ese Game Center de la sala. –dijo seriamente, mostrando una autoridad paternal pero tierna.

--No te preocupes hermano, los llevamos al Ala Este, ese sector que casi no se usa...

--Prometiste que no volverías a armarlo...

--¿En serio lo hice? Mooooo, no lo recuerdo, pero no te preocupes, los planes de hoy son más silenciosos, podrás trabajar con calma...

--¿Los...planes? –un escalofrío lo recorrió.

--No te preocupes, haremos deporte, ¿qué te parece? –él lanzó un suspiro de alivio.

--Excelente... así estarán tan cansados que no tardarán en dormir y yo recuperaré mis dos días sin trabajar. Nos vemos en casa.

--¡Claro!


Por fin estaban hechas las presentaciones. Anzu, Honda, Ryou y Bakura por fin habían conocido a la famosa Setsuna y los lazos estaban creándose. Los albinos habían hecho migas inmediatamente con la traviesa americana, encontrando por fin alguien, aparte de Malik y Marik, que les secundara en sus ideas locas y problemáticas. Honda, al igual que Yugi, mantenía una relación de "reciénteestoyconociendo". Anzu en cambio...

--No sabes lo emocionada que estoy de conocerte...

--¿En serio?, ¿y eso porqué?

--Porque hacer amigos es algo realmente increíble. Además eres de otro país... ¡Estados Unidos!, la tierra de las oportunidades...

--Claro, no sabes cuanto –dijo sarcástica.

--Yo quiero estudiar danza en alguna academia de tu país. Todo es tan increíble...

--Alguien quítemela de encima...

--Y mi meta es convertirme en bailarina profesional...

--Si, si que interesante... ¿Acaso no tengo excusas para pararme y alejarme?

--¿Y cuales son tus sueños Setsuna?

--Por el momento, no verte más. Ninguno en especial.

--¡Pero eso no puede ser!, la juventud...

--Disculpa Anzu -le interrumpió, poniéndose de pie - pero creo que olvidé algo ...en alguna parte...

Rápidamente se alejó trotando, enfilando hacia los albinos con urgencia.

--¿Qué tal tu primera dosis de Anzu-discursos? –preguntó maliciosamente Bakura.

--¡Nunca creí encontrar a alguien que aún pensara que EEUU es un país de oportunidades!

--Tranquila, ya te acostumbrarás –calmó Ryou, con su tranquilidad de siempre.

--Bien, entonces aprovechemos de preparar todo... ¿Saben patinar verdad? –preguntó la morena con una enorme sonrisa.

--¿Patinar?


Eran casi las 23.00pm cuando su limusina cruzó los portones de la mansión. Todo estaba tan iluminado que podía ver toda la larga muralla, hasta que esta se perdía en la curva de la calle.

Su casa seguía siendo, en algunas partes al menos, un refugio de tranquilidad dentro de una ciudad cambiante y creciente.

Sin gritarle ni reprenderlo, Seto dejó al chofer de la limusina y entró en la casa, sin dirigirle una palabra a nadie.

--Buenas noches Kaiba-sama

--¿Y Mokuba?

Un atronador ruido resonó en las paredes, proviniendo de un gran salón de eventos que había al fondo de la mansión, saliendo al patio trasero. Era un grito... un grito de muchas voces al mismo tiempo...

Dejando a la persona que le había hablado de lado, Seto corrió hasta llegar a las enormes puertas dobles que cubrían el salón. Podía escuchar diversos sonidos, amortiguados por las gruesas paredes que protegían ese lugar.

Sus brazos fuertes empujaron las hojas dobles y por fin pudo ver que era lo que ocurría...

--¡No es justo!, ¡siempre ganas!

--Cuando quieran les enseño a jugar muchachos, no hay problema...

--¿Qué demonios...? –balbuceó Kaiba-

--¡Hermano!

¿Qué hacía toda la tropa en su salón de eventos?... ¡¿Qué hacían todos vestidos con patines y cascos?!...

--¡¡¿Porqué mi salón parece una cancha de hockey?!!

--¿No quieres jugar K'? –preguntó Setsuna –Si quieres, queda un cupo en nuestro equipo –señalando a Ryou y Bakura.

--Mi hermano que juegue con nosotros –reclamó Mokuba –Ustedes son muy buenos...

Kaiba observó su, otrora, elegante salón, viendo dos pequeños arcos de hockey, mesas en los costados, la hermana del perro y la fastidiosa de Anzu como porristas , Mokuba, Honda, Yugi y Atemu por un lado y la americana con los albinos por otro. Sorprendiéndose a sí mismo, el castaño notó que cierto canino no estaba.

--¿Y bien Kaiba? –preguntó Bakura, con su típica mirada pícara -¿Con quién juegas?

--¡Aquí están los refrescos!

La voz alegre desvió su atención por breves segundos. Jounou aparecía por una puerta lateral con dos bandejas, una en cada mano, con refrescos y picadillos varios. El CEO vio, con deleite, que el muchacho vestía pantalones cortos y ajustados a sus largas piernas, un delantal blanco, una camiseta negra (también ajustada) y una simpática gorrita, de esas que usan las mujeres de la servidumbre de una casa. Se veía tan guapo... luminoso... precioso... hermoso... cálido... suave... deseable...

--¡Hola Kaiba! –saludó Katsuya, extrañamente efusivo y tambaleante -¡Tanto tiempo sin vernos!

--¿Y a ti que te pasa Perro? –la risa de Ryou se escuchó cristalina, mientras la de Bakura le acompañaba un poco más tétrica y maliciosa

--¿Qué le dieron a mi primo, chicos? –preguntó Setsuna, mirándolos.

--Nada grave, no se preocupen... Normalmente se usa para levantar el ánimo, pero también tiene un leve efecto... "alcoholizante"

--Bien... ¡entonces sigamos jugando!

Mágicamente la atención pareció desviarse del poco equilibrado Jounouchi, pasando al partido que los otros estaban montando en medio del salón.

--¿No quieres un refresco Kaiba? –ofreció el rubio con una enorme sonrisa.

--Estás drogado Perro...

--¿Yo?, yo estoy en perfectas condiciones... ¡no he tomado nada! –con firmeza sacó pecho y puso cara seria, pero en su mano izquierda, la bandeja de panecillos se tambaleó, amenazando con desparramarse por todo el lugar. Kaiba se la quitó de la mano de un solo movimiento y, después de dejarla en una mesa cercana, tomó la muñeca del muchacho y lo arrastró con él.

Afortunadamente en ese momento, los albinos ejecutaban una increíble maniobra conjunta, lo que apuntaba en gol número 7 de ese partido. Solo un par de ojos escarlatas notaron el repentino movimiento, y brillaron con satisfacción. Sus deducciones no estaban tan equivocadas. Hacer amistad con esos chicos locos podía ser de mucha ayuda a la hora de lograr que Kaiba pusiera más atención en su primo.

--¡Excelente! –gritó entonces, abrazando a Ryou y Bakura. Luego, y con un simple impulso, llegó hasta las enormes puertas y las cerró nuevamente. Fuera lo que fuera que hicieran los tortolitos lejos de la multitud, sería mejor que no se distrajeran con su barullo. –Buena suerte primo...


Sin entender del todo qué demonios estaba haciendo, el castaño continuaba su caminata, arrastrando a un Jounou que nada entendía ya que el mundo parecía más sonoro, colorido y grande que nunca.

--Más despacio... me caigo... -alcanzó a reclamar antes de que su nariz besara el suelo. El CEO sintió el golpe y se detuvo de inmediato. –que poca delicadeza Kaiba... nunca tendrás novia si sigues así...

--Quizás que basura te dieron... Será mejor que la elimines de una vez...

--¿Me dieron?, ¿quién me dio?, ¿me dieron algo?

--No importa... -con un mínimo esfuerzo levantó al muchacho en sus brazos y continuó hasta llegar a la habitación con él.

--¿Qué... hacemos aquí? –preguntó medio balbuceado, quedándose dormido.

--No te duermas...

--Pero... tengo mucho sueño... Cuéntame un cuento Kaiba...

Sintiendo, lo que su mente racional entendía claramente como una preocupación extrema, Kaiba buscó entre sus remedios personales algo que pudiera inducir el vómito. No le agradaba la idea de un cachorro intoxicado con quizás qué cosa extraña que los locos albinos le hubieran dado. Aún recordaba cuando dejaron a Atemu con la lengua azul por tres días, cuando Anzu faltó una semana por intoxicación y cólico y el examen suspendido por el "lamentable" accidente gástrico que su profesor de ciencias había tenido en una fiesta de dudosa reputación, luego de ser invitado por un desconocido.

Luego de preparar una mezcla lo suficientemente tóxica como para crear una reacción inmediata, pero suficientemente liviana como para ser eliminada inmediatamente, Kaiba se preparó para dársela al cachorro. Con las mejillas sonrojadas y las manos medio temblorosas, se sentó en el borde de la bañera, con Katsuya entre sus piernas, sujetándolo de la cintura hasta equilibrarlo. Con una mano dejó la cabeza rubia sobre su hombro y con la otra entreabrió los labios. Tomó la mezcla y rápidamente la introdujo en la garganta del chico, quien al sentir la intromisión, de inmediato comenzó a protestar.

--¡Traga! –ordenó sujetando su torso con una mano y tapando su boca con la otra. Sus mejillas no dejaban de acalorarse debido al roce que había entre ambos cuerpos. Finalmente, la mezcla pasó de largo y Jounouchi dejó de forcejear. Seto agradeció la quietud y se permitió estrechar aún más el espacio entre ellos y descansar su frente sobre el hombro del cachorro hasta que las arcadas comenzaran. En los breves minutos que pasaron ambos estuvieron ausentes, como si no supieran o sintieran lo que estaba pasando.

Declárate de una vez...

¿Entonces tú y el chico kawaii no son pareja?

Los labios de Seto se separaron luego de temblar un momento. Su pecho tomó aire para poder decir por fin lo que encerraba y sus ojos cerrados solo esperaban ver un mundo en donde ya no tuviera que lidiar con sentimientos escondidos.

--Cachorro... yo...

Y entonces la primera convulsión llegó. Rápidamente su abrazo de pitón se deshizo y el rubio se precipitó contra el water para vomitar.

Kaiba miró su espalda y escuchó el repugnante sonido y sintió asco. Pero luego sintió algo de pena. Sonriéndose a sí mismo por la oportunidad perdida, sujetó la muñeca de Katsuya, que amenazaba con resbalar y le dio un apoyo firme. Si no podía decirle lo que sentía, al menos disfrutaría de la deliciosa excusa que los albinos le habían dado para poder tocarlo.

Durante los interminables minutos que el rubio estuvo inclinado y tambaleante, el castaño aprovechó de admirar la delicada línea de su espalda, las largas piernas, los brazos tersos, las marcas que surcaban la piel a la altura de los antebrazos y cuello... Eh, un momento... ¿marcas?

--¿Qué es esto...?

Finas y casi imperceptibles líneas que cruzaban en molesta cantidad la piel tersa y suave de su cachorro favorito.

Cuando Jounou por fin se quedó quieto, usó la poca fuerza que le quedaba para enjuagarse la boca y luego cayó rendido, siendo sostenido justo a tiempo por Kaiba, quien lo llevó hacia su cama rápidamente. Luego de tenderlo y asegurarse que solo estaba mareado y algo débil, quiso levantar la camiseta del rubio, pero sus manos se detuvieron a medio camino. La luz de la luna se colaba entre las cortinas, plateada y azulada, jugando con los pliegues de la camiseta y las sábanas, dando un aspecto etéreo e irreal a la habitación completa. Por breves instantes Seto se sintió como un príncipe encantado, que luego de un interminable viaje a lomo de un blanco corcel, llega hasta la embrujada princesa dispuesto a despertarla con un beso de amor de su sueño eterno. ¿A qué hora aparecería la odiosa bruja mala que los intentaría separar para vencerla y saber que estaría para siempre con su amada princesa desconocida?

Suspirando, bajó las manos. Las marcas en la piel de Katsuya habían pasado al olvido. Un segundo plano radical. Ahora su mente solo pensaba en sus confusos sentimientos y en las incomodas sensaciones que le causaba tener tan cerca al rubio. Se sentía triste por ser incapaz de expresar el mar de sentimientos que se revolvía en su corazón, un completo inútil en asuntos de amor. ¿Acaso no había algún manual por ahí?, quizás en la red hubiera uno... había de todo en Internet...

--No seas estúpido Kaiba... -se dijo –cosas como esas no se encuentran en Internet...

--¿Y... qué es lo que buscas? –preguntó Jounou, abriendo apenas los ojos, con una relajada expresión de comodidad.

--...Nada Perro...

Katsuya abrió sus ojos y Seto pudo ver como la luz de la luna los teñía de celeste, marrón, plata, grises, arena y tantos otros colores.

--¿Estás bien?

--...He estado mejor –dijo soltando un suspiro antes de hablar. Medio dormido se acomodó con pereza sobre la pomposa cama, serpenteando su cuerpo delgado contra el cobertor. –Dios esta cama es increíble... -celebró con los ojos cerrados. Con una risa coqueta continuó acomodándose, seguro de estar soñando con aquellos deliciosos momentos. De forma sensual arqueó su cuerpo para quedar finalmente en la misma posición que Seto lo había dejado, pero más hundido entre los pliegues de la cama.

El castaño estaba mudo ante el despliegue de desvergonzada sensualidad. ¿Qué debía hacer él, un estúpido enamorado, ante la divina visión de su amado en su propia cama, sonriendo complacientemente, con el cabello cayendo suavemente sobre su frente sudada, mientras sus labios entreabiertos eran una y otra vez acariciados por esa lengua juguetona que, cual pastel al hambriento, lo tentaban hasta la muerte?

Cruel destino aquél que lo ponía en tal debate.


--Yo iré a buscarlo.

Mokuba salió del salón a gran velocidad en sus nuevos patines. Shizuka ya se iba con los albinos, quienes la llevarían en el auto del padre de Ryou, el cual habían sacado sin permiso. De paso llevarían a Yugi, Anzu y Atemu, aunque el antiguo faraón se empeñara en decir que permanecería en la Mansión cuidando a Setsuna del ogro de Shrek-Kaiba.

Los pasillos estaban un poco oscuros y la alfombra cada vez hacía más difícil patinar. Con un rápido movimiento, el muchacho se quitó los artefactos y corrió hacia las habitaciones del fondo. El estudio de su hermano estaba ahí, y de seguro que él sabía donde estaba Katsuya.

Para sorpresa del pequeño, su hermano apareció por el pasillo... desde su habitación...

--¡Seto!, los muchachos se van y preguntan por...

--Está en mi habitación –dijo rápidamente mientras se alejaba casi corriendo con los ojos cubiertos por los flecos que caían sobre su frente. –Duerme...

Mokuba se quedó mirando como el castaño se alejaba sin entender nada. ¿Su hermano apresurado a esas horas?... su voz se oía temblorosa... casi nerviosa... ansiosa... ¿Acaso...? A grandes zancadas llegó a la habitación y abrió con lentitud... entonces suspiró con alivio. El rubio roncaba tranquilamente en la pomposa cama, relajado como si fuera su propia casa.

--Menos mal... Le avisaré a los otros...


Kaiba corrió a la habitación escondida en donde tenía su supercomputadora para esconderse. La cara le ardía hasta doler, y no podía controlar su respiración por mucho que se esforzara. Las manos le temblaban y parecía que las piernas lo dejarían caer en cualquier momento...

Rindiéndose a las emociones, se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo frío...

--Cachorro...

Por un demonio Kaiba... eres tan guapo que no dejas ni dormir...

Por su fin su pecho comenzó a moverse con cierto ritmo y el calor en su cara comenzaba a bajar. Dicho sea de paso, su mente volvió a funcionar.

¿Acaso Katsuya le había dicho... "guapo"?, ¿un elogio?, ¿un... piropo? ¿para él?

No Kaiba, seguramente fue para tu gemelo perdido... Obvio que fue para ti...Se dijo a si mismo.

Sin embargo, junto con el júbilo de saberse apreciado... la tristeza de la inutilidad... Hubiera sido tan fácil como zamarrearlo un poco y decirle "Te quiero..." pero no lo había hecho... Sus labios se habían abierto... estaba a escasos centímetros de su boca... de su cuerpo... inclinado sobre su carita de ángel despistado, sintiendo el suave aroma a miel de su cabello... tan cerca de su pedacito de sol... pero tan lejos de sí mismo...

Entonces su corazón entendió algo que le hizo lanzar un quejido de rabia y dolor... El sol... bello, precioso, necesitado... pero inalcanzable. Así era Jounouchi Katsuya, el dueño de su corazón de hielo derretido... inalcanzable... El sol y el mar no estaban hechos para estar juntos... Dueños del cielo y la tierra, estaban condenados a verse pero jamás tocarse.

El golpe de la cruel verdad le hizo temblar. Tan cerca pero tan lejos... ¿porqué no lo había besado?... ¿porqué no haber tocado el sol aunque fuera una vez?, no le importaba morir quemado... solo hubiera querido tocarlo.

Avergonzado y arrepentido de haber dejado pasar su gran oportunidad, escondió la cabeza entre las rodillas y permaneció mirando el suelo hasta que se quedó dormido.

Continuará...

Notas: Bien... si he de ser sincera, este capítulo no me gusta. Pero tiene lo que tenía presupuestado para esta parte de la historia. Bueno, pero hagamos los comentarios finales.

Definitivamente no puedo evitar poner algo de sufrimiento en alguna parte del fic XD, todo iba bastante bien hasta que a Kaiba se le ocurrió llevarse a Jounou ¿no lo creen?

Voy a confesar algo, el encuentro Seto/Jounou casi arruinó todo el fic. Me partí la cabeza dos días pensando en como dejarlo y seguir con la línea argumental... pero creo que salió...


Reviews:

Aguila Fanel: Jejeje, ya van tres días y sigue vivo (aunque durmió dos días, así que no valen) XD... en cuanto a mejorar la relación Seto/Jounou... eso está por verse... A veces no es tan bueno que los sueños se acerquen demasiado.

Guerrera Lunar: Jajaja, me haces reír mucho con tus reviews. Lo cierto es que no puedo evitar poner algo de drama en los fics, es como innato. Mai también aparecerá y la alianza Set/Seto se verá poderosa... aunque Setsuna es un poco proclive a jugar con sus aliados... ya lo verás!

Ookamipr: Gracias por tus comentarios!!

Ari-chan: Bien, esta vez no tardé tanto

El espíritu de Kokoro Yana: ¡Kaasan! Aquí esta el cuarto, espero que te guste

Amyzearing: Sip, aunque no lo parezca es un Seto/Jounou, pero tal como dice el summary "futuro". Intentaré hacerlo lo menos trágico posible para salir un poco de mi propio marco. Jeje, me agrada que te guste Setsuna, y eso de que es un demonio es muy cierto XD

Nakokun: Ay, esos fics de bey blade me tienen con el alma en un hilo ya que me esta costando mucho continuarlos. Pero le pondré todo mi empeño. De los tres, en todo caso, "Estoy enfermo Kai" es el que tiene más posibilidades de avanzar.

Ashura: Tantarán! No tardé un mes!! ¿o si?, bueno, el punto es que ya está aquí el cuarto capítulo. Espero que te haya gustado.

Gracias a todos los que leyeron!!!

Nos vemos en la proxima.

Rio