Disclamer: YGO (personajes, cartas, locaciones, etc,etc) no me pertenece, no así Setsuna y Chris, que son de mi exclusiva propiedad.
De América con Amor
Capítulo 6.
Sexto día de vacaciones oficiales. Luego de mucho divagar, la mayoría había escogido la heladería "Sweet Heart" para pasar el día, aprovechando la cercanía con la residencia Motou. La hora fijada era el mediodía y el plan, comer.
A las diez de la mañana, Shizuka logró convencer a su hermano de ir a buscar a su prima a la Mansión Kaiba. Sonriendo le enumeraba la cantidad de beneficios que podía traerle acceder, como visitar la hermosa casona, ver a Mokuba, ver a Kaiba, admirar la fina decoración, ver a Kaiba, despertar a Setsuna, ver a Kaiba y tantas otras, incluyendo ver a Kaiba. Para sorpresa de los Jounouchi, al llegar se encontraron con la noticia de que el dueño de casa aún dormía, por lo que un inusual silencio llenaba todos los amplios espacios.
"Es extraño" dijo Shizuka "he venido solo una vez, pero ahora que Kaiba-san duerme, pareciera un lugar vacío"
"La presencia de Kaiba suele llenar todos los rincones" completó su hermano, casi sin querer, sonrojándose de inmediato.
Pronto Mokuba apareció, sonriéndoles como de costumbre y saludándoles con gran efusividad.
"¿Irás con nosotros Mokuba-kun?" preguntó Shizuka cariñosamente, ante lo que el moreno respondió que no, al menos de momento.
"Mi hermano está preocupado y no me gusta dejarlo solo en ese estado"
"¿Qué tiene Kaiba?"
"La empresa está dando algunos problemas." Dijo solamente, cambiando inmediatamente el tema hacia la razón de los hermanos en la Mansión.
"Por fin podremos pasar una buena tarde juntos."
Alegremente, el moreno guió a los hermanos por los laberínticos pasillos de la segunda planta, hasta la habitación ocupada por la americana. Una vez ahí, el pequeño se disculpó, dejándolos a los tres en la pieza.
"Fui donde Atemu esta mañana" dijo Katsuya "Como me había llamado anoche diciendo que estabas ahí… "
"Si, me quedé dormida un rato en su casa, pero decidí volver en taxi cuando desperté ya que no tenía ropa de cambio allá… "
"¡Esta mansión es hermosa!" exclamó Shizuka completamente asombrada por los lujos que la rodeaban.
"K' tiene mucho estilo a la hora de decorar."
"Ciertamente… " intervino el rubio sentado en la pomposa cama, casi sin querer, siguiendo el hilo de un pensamiento que había llegado a su cabeza. "Eso lo demuestra en todo" sonrió mirando el techo "Su ropa, su perfume, su manera de hablar, de caminar… Todo en él grita elegancia y distinción… "
Setsuna abrió la boca para lanzar una broma, pero un certero codazo de su prima se lo impidió. La pelirroja sonrió e hizo un gesto que la morena entendió como Finge que no dijo nada. Con un asentimiento firme sonrió también e hizo un comentario sobre haber sido despertada dulcemente la noche anterior por cierto coqueto muchacho alto y delgado a quien Bakura llamaba "Estúpido Faraón…"
"¿Qué habrá pasado en la empresa de Kaiba-san?" preguntó Shizuka cuando su hermano recuperó el control sobre sí mismo.
"¿Sigue durmiendo cierto?" los hermanos asintieron "Ayer cuando llegué estaba despierto y a medio enfurecer. Me gritó hasta cansarse, que estaba tan preocupado, que si seguía así mataría a su cachorro de un infarto, que si eso pasaba me mataría, bla, bla bla. Cuando por fin se calló, me disculpé y vine a acostarme, pero fui por un vaso de agua y al pasar cerca del estudio escuché como gritaba por teléfono. Le pregunté qué pasaba y me dijo que su departamento de seguridad electrónica era una basura. Al parecer llegó un informe sobre un hacker que estuvo vagando por sus sistemas"
"Eso debe ser un golpe bajo para él" dijo mecánicamente el rubio, mientras su mente repasaba eso de mataría a su cachorro, y más específicamente eso de su cachorro.
"El supuesto culpable es un hacker muy conocido en Estados Unidos… Es uno de los grandes quebrantadores de sistemas que existen."
"¿Pero qué daño puede provocarle a Kaiba-san que ese hacker esté en su sistema"
"Filtraciones de información, pérdida de bancos de datos, caída de sistemas… cosas por el estilo"
"¿Entonces esa persona le está robando a Kaiba-san?"
"Eso… " dijo Setsuna sonriendo con aires de triunfo "nadie lo sabe aún."
Cerca de media hora después de esa conversación, los Jounouchi fueron despedidos por Mokuba en la puerta principal. El chico volvió a disculpar a su hermano, diciendo que se había acostado al amanecer y que debía estar muy cansado.
"Hoy será tu día Setsuna" dijo Shizuka "Iremos a la mejor heladería de la ciudad"
"¿Helados?" preguntó emocionada, para luego hacer una mueca de pena "Pero si aún no pasan los 7 días… "
"¿Qué siete días?"
"Los que K' dijo que tenía que estar sin azúcar…" Los hermanos se miraron sin entender mucho y volvieron a posar la mirada en su prima.
"Pero si el doctor solo dijo cuatro días… "
"…¿Cuatro?"
"Cuatro"
"¿Cuatro?"
"Cuatro y solo cuatro"
"Entonces… ¿he estado dos días comiendo verduras por nada!"
Sus gemas rojas parecían vomitar fuego, haciendo temblar a sus primos.
"Kaiba…" gruñó clavando los ojos en la mansión, en la cima de la colina, pero todo intento de regresar para cobrar venganza se detuvo al escuchar la risa de Katsuya en su espalda. "¿Y tú de qué te ríes!"
"¡Jaja¡estafadora estafada!"
"¡Traidor!"
"¡Kaiba te engañó! jajajajaja"
"¡No es gracioso!"
"¡Si lo es!"
Shizuka los observó sonriendo. Le encantaba oír reír a su hermano. Su carcajada clara traspasaba su corazón como viento cálido, tranquilizando sus temores y dudas. A veces tenía la sensación de que Katsuya podía desaparecer de un momento a otro, pero en instantes como ese, estaba segura que su hermano tenía energía para vivir otros cien años.
"Comer verduras es bueno para la belleza Setsuna" le dijo, tan conciliadora como siempre. "Pero mejor vamos a comer helados"
"¡Helados!... Ya me vengaré de ti Kaiba"
La americana lanzó una última mirada a la mansión y se alejó junto a sus primos con una sonrisa extraña en la cara. Con aquél gesto se veía arrogante y triunfadora, invencible y astuta, casi como Kaiba mismo, sin embargo la risa se fue en cuanto el descapotable azul se detuvo frente a ellos.
"¡Hola chicos¿los llevo?"
"Hola Mai"
Sin mencionar el incidente de la plaza, la rubia los levó hasta la heladería con una charla nutrida de la que Setsuna se apartó evidentemente con un "Pienso en mi venganza contra Ojos Azules" como respuesta a porqué estaba tan callada.
Al llegar, Shizuka fue la primera en bajar. En la puerta la esperaban Honda y Otogi, quienes la ayudaron solícitamente. También estaban Bakura y Ryou, Yugi y Atemu (quien corrió presuroso a ofrecer su brazo a Setsuna) y Anzu. Mai retuvo hábilmente a Katsuya en el auto durante algunos momentos, con la obvia intención de llevárselo a otra parte. La morena los observaba de reojo con ira contenida. Su primo era para Kaiba Seto y solo para Kaiba Seto.
"¿Porqué no te agrada Mai?" preguntó Atemu mientras los demás discutían donde sentarse.
"Interfiere"
"¿Interfiere¿en qué?" ella iba a contestar, pero en ese preciso momento el descapotable arrancó, llevándose a los rubios rápidamente. Setsuna los miró atónita y comenzó a recitar un nutrido rosario de improperios en inglés que hicieron que Ryou se sonrojara de vergüenza ajena, mientras Bakura le preguntaba insistentemente ¿Qué dijo¿Qué dijo?
Luego de algunos esfuerzos, Shizuka logró convencer a su prima de entrar para que comieran algo. Ella aceptó de mala gana, esperando ser la última en entrar, mirando la larga calle, pensando que quizás estaba haciendo mal. Entonces algo llamó su atención y pudo verlo claramente. Su mirada escarlata y los ojos violáceos de aquel hombre chocaron y se entremezclaron en interminables segundos, alejando la realidad por esos momentos. Setsuna quedó sin habla observando la que podía calificar (luego de Christopher, obviamente) como la figura más hermosa que había visto en su vida.
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Extrañamente se había levantado temprano. Los demás dormían aún pasiblemente, aunque sabía que pronto el silencio se rompería y el movimiento comenzaría. Como cada día, se quedaría solo en casa, sumando kilos y horas de aburrimiento. Como guinda de la torta, se sentía triste. La pronta partida de su hikari no le hacía ninguna gracia, aunque él era experto en sacarle chiste hasta a las situaciones más escalofriantes.
Pasando una mano por su desordenada melena rubio-ceniza, optó por darse una ducha y ver a quien podía visitar. Con pereza se estiró en la cama y finalmente salió arrastrando los pies hacia el baño. Tardó varios minutos en ordenar a su mano que se moviera para abrir la llave y otros tantos en dejarla en esa tibieza exquisita que amaba (nunca más se ducharía con agua fría, la odiaba). Ya sin pijama y sintiendo el líquido mojar su cuerpo, comenzó a enumerar mentalmente…
Bakura y Ryou Sus compañeros de travesuras, maldades, bromas, intento de conquistas del mundo y tantos otros…
"Demasiado ocupados en la cama" Descartados. Con un suspiro tomó el shampoo y lo vertió en su mano para hacer espuma mientras el agua le golpeaba los hombros como deliciosa caricia. "Pero… ¿no pueden estar todo el día en la cama no?" aquel pensamiento le dio vueltas un rato, mientras masajeaba su pelo, y finalmente reafirmó su decisión. Descartados.
Atemu Odioso faraón, salvador doble o triple del mundo (había perdido la cuenta), aburrido enemigo, insistente detractor de la genial idea de dominar el mundo a su antojo.
"Mmmm… " La esponja con jabón comenzó a refregar desde el antebrazo izquierdo, siguiendo la suave línea del hombro, parte del cuello, bajando por el pecho y cambiando de mano. "Mmmm…" Mano, brazo, codos, cuellos, torso, muslos, ingle, rodillas, tobillos y espalda… "Podría ser con tendencia al no"
Yugi Menos odioso hikari del odioso faraón, alegre, simpático, abierto, comprensible, bueno, solidario, caritativo, sonriente, benefactor-protector de los más débiles (aunque él mismo perteneciera a esa clase de personas)
"¡No, por favor no… " con soltura dejó caer el agua directamente sobre su cabeza para remover la espuma, aprovechando para limpiar el jabón sin moverse demasiado, disfrutando del tierno toque del agua cálida, como una túnica de lino al viento sobre la piel fresca o como una chica amorosa y suave… o como su adorable hikari. "Siguiente"
Anzu, Otogi, Honda, Shizuka y Mokuba Locos, felices, risueños, ingenuos, amables.
"No" el olor de aquel acondicionador nuevo lo volvía loco. Era delicioso. "Siguiente"
Kaiba Seto
"¡Oh por Ra!" exclamó para luego masajear con fuerza y dejar el agua correr nuevamente, retirando los últimos restos de jabón y acondicionador. Mientras estiraba la espalda y dejaba que la ducha diera directamente en su vientre, el último nombre apareció en su mente…
Katsuya Simpático, alegre, hermoso, humilde, agradable, mente susceptible al cetro del milenio, portador de la sonrisa más luminosa de la historia, cálido, esforzado y resignado.
"Katsuya… " Si, era una buena opción. Podía molestar a Atemu y luego pasar una agradable tarde con el rubio de ojos de chocolate, cuya mente hojeaba de tanto en tanto con ayuda de su cetro (y a la debilidad propia del chico para bloquear el acceso), sintiendo que leía un increíble libro de terror. "Si, Katsuya es una buena idea" Se dijo mientras dejaba el agua correr por su piel. Cerró los grifos, salió de la ducha y comenzó a lavarse los dientes, pensando en la inmortalidad del cangrejo.
"¿Estás despierto Marik?" sonó del otro lado de la puerta.
"Si Ishizu. Ya salgo"
"Haré mientras el desayuno"
"¿Y Malik?"
"Está levantándose"
Sin muchos ánimos escogió un jeans negro y una camiseta gris ajustada al cuerpo. Sus brazaletes, aros y muñequeras de oro, como siempre. Ya se pondría las zapatillas a la salida.
"Buenos días"
"Buenas Ishizu"
Su hermana, como siempre, vestía discretamente, pero sin dejar el buen gusto de lado, y sin dejar de lucir su estupenda figura. En ese momento tenía los ojos fijos en el periódico mientras esperaba que el hervidor le diera el agua caliente para su café.
"¿Trabajarás hoy¿no tenías libre?" preguntó, sintiendo los pasos acercarse desde el segundo piso.
"Llamaron por una excavación que está dando buenos resultados. Quieren que vea por videoconferencia unos objetos que hallaron para la clasificación"
"¿Y qué excavación es esa?"
"La del templo de Zeus Amón, en terrenos de Egipto que se conocían como Susa"
"En donde Alejandro Magno fue proclamado por el oráculo como hijo de los dioses"
"Ese mismo."
Malik bajó la escalera y saludó con su típica sonrisa. Estando los tres levantados y listos, Ishizu hizo un gesto y pasaron a la mesa para desayunar. Malik y su hermana mayor comenzaron a hablar animadamente sobre la excavación del templo de Zeus Amón y del viaje que el joven hikari había programado, con la ayuda del museo, hacia el lugar del hecho para hacer una investigación. Marik les miraba mientras mascaba con desgano su cereal con malvaviscos y chocolate doble. Le molestaba que hablaran tanto de ese odioso proyecto. Lo único que la humanidad debía saber era que estaban separándolo de su hikari, y eso era un pecado mortal. Merecían ser enviados al Reino de las Sombras por tal acto… aunque a Malik no le importara irse al otro lado del mundo a ver a viejos mañosos que habían muerto hace miles de años…
"Antes a ti también te parecía entretenido ir a mirar a viejos mañosos muertos hace miles de años… "
Estuvo a punto de atragantarse, pero su autocontrol fue mayor. Después de todo, si logras sobreponerte a dos fallidos intentos de conquista del mundo y sigues siendo capaz de planear una tercera, tus nervios son, por lo menos, de titanio.
"Yo iba a robarles"
"Yo también iré a quitarles su tesoros"
"Para entregarlos a un museo"
"Tu también los entregabas a museos"
"Privados, Malik museos privados que pagaban muy bien por eso"
"¿Acaso no me pagarán a mi también?"
"Pero lo hace un gobierno"
"¿Recuerdas el robo de la máscara de Ramsés II para Siria?"
"Eso fue ilegal."
"Pero fue una compra que figura en…."
"Ya, Ya" Interrumpió molesto. "Eres un ladrón de tumbas legal¿contento?"
Malik quiso decir que sí, pero sabía como se sentía su yami. A Marik la idea de su partida le agradaba tanto como que Atemu no lo dejara conquistar el mundo, pero él estaba decidido.
"Somos una familia de cuidadores de tumbas… tenemos que velar por sus tesoros" Dijo Ishizu, intentando aplacar los sentimientos de su nuevo hermano menor. "Si Malik está ahí todo saldrá perfecto y volverá pronto lleno de regalos para ti Marik. Hasta el Faraón te envidiará."
El más alto arqueó una ceja y miró de reojo a Ishizu con un nacimiento de puchero a flor de labios. Ella sonrió con sinceridad. Sabía que cualquier cosa que pudiera hacer que ese morenazo remilgón tuviera algo mejor que Atemu, él la aceptaría.
"¿Tú lo crees?"
"Claro. El Faraón tiene los 7 Artículos, pero no puede lucirlos ni ejercer su autoridad. En cambio tú serás el yami del gran cuidador de tesoros. Eres de la familia que administrará los grandes secretos de Egipto. Tu conocimiento histórico siempre ha sido de utilidad en el museo… Podrás viajar por el mundo, conocer muchos lugares, tener mucho dinero y fama. En cambio el Faraón se quedará en esta ciudad con su hikari para siempre"
Marik sonrió y fue el turno de Malik se arquear las cejas. ¿Ishizu ensalzando a Marik sobre el Faraón¿ella diciendo que su yami puede ser efectivamente más que Atemu?. Una risa macabra que resonó en la sala completa le dio la respuesta. Marik ya estaba con el ánimo repuesto. Sonrió nuevamente. Ahora que eran tres la vida les había cambiado tanto que no se convencía. Todo parecía más sarcástico y gracioso ahora que Marik estaba con ellos. Incluso Ishizu se daba algunas licencias en bromas y comentarios oscuros y un tanto irónicos, dejando de lado un poco la eterna diplomacia y aplomo que la había caracterizado.
El alto yami se sirvió otra porción de cereal y comenzó a comer con energía. Ishizu se levantó y trajo a la vuelta una bandeja con algunos dulces que había comprado la noche anterior. Cuidadosamente los dejó en el medio de la mesa y se sentó. Malik extendió la mano y tomó un empolvado, mientras Marik hizo lo propio con una torta de mil hojas. Ella alcanzó una dona y continuaron comiendo. El tema de la excavación no continuó. Solo hablaban de cosas como que el cereal se estaba acabando, que al parecer la puerta trasera tenía un problema en la cerradura, que Marik nunca sacaba la ropa sucia y que Malik nunca ordenaba.
Ishizu miró a sus hermanos y sonrió. Le gustaba tenerlos a los dos juntos, y no confrontados en algún sector oscuro y horrible de la mente. Le gustaba que ahora ambos, que eran realmente uno, pudieran ser realmente dos.
"Ya basta chicos" ordenó dejando un pastel en el plato del hikari y una dona en la boca del yami, sin embargo cuando él le sujetó la muñeca para evitar que lo asfixiara, toda la sala desapareció frente a los ojos de Ishizu, apareciendo en su lugar decenas de rápidas imágenes, entre las cuales se repetía constantemente una figura de ojos color fuego, tez increíblemente pálida y larga capa. Como el fondo era completamente negro no se podían distinguir sombras, cabello o algún otro dato.
"¿Ishizu?"
Repentinamente sacada de su visión, ella alejó su mano de Marik, mirándole con enormes ojos.
"¿Estás bien?"
"…Claro…"
"¿Segura?" –preguntó Malik "Te pusiste un poco pálida"
"…Yo… estoy leyendo demasiado sobre esa colección de Cristianismo antiguo que tiene que llegar… " –dijo antes de levantarse.
"¿Cristianismo?"
"Ojos rojos como la sangre sobre la palidez nívea de la nada… " –recitó sin querer –"Ya me voy chicos. Y… cuidate Marik"
Los morenos se quedaron mirando extrañados.
"Nunca me dice eso… ¿Iré a morir hoy?"
"¡Marik!" reclamó ella, quien alcanzó a escucharlo. "¡Ra no lo quiera!... Ra no lo quiera…"
Un poco nerviosa, decidió irse antes de esparcir su miedo a sus hermanos.
"¿Habrá tenido alguna visión?"
"Sin el collar, lo veo difícil" –dijo él terminándose su pastel –"¿y qué fue eso de los ojos rojos y todo eso?"
"En la exposición que tiene que llegar al museo viene un antiguo grabado del Espíritu de la Muerte de los Cristianos antiguos."
"¿Y?" –Malik lo miró y algo pareció hacer clic. "¿Vas a decirme que realmente voy a morir?"
"Pues… no lo puedo asegurar… Ya sabes que las visiones no son literales."
"Rídiculo"
Para dar por terminado el tema, Marik comenzó a comer una dona con jalea que tanto le disgustaba. Su hikari entendió la indirecta y se levantó la mesa.
"Ya terminé. Estaré en el museo por si me necesitas"
"Claro."
Satisfecho y ya solo en casa, el yami se levantó y se preparó a lavar la vajilla. Le gustaba hacerlo, aunque nunca fuera a admitirlo a algo que tuviera el más mínimo aliento de vida. Rápidamente se olvidó de la predicción y se entretuvo ordenando algunas cosas más de la casa. Si quería salir, al menos dejaría limpio para que Ishizu más tarde no lo regañara.
"Listo" –exclamó satisfecho. Tranquilo, tomó su chaqueta y salió. El sol ya golpeaba fuerte y algo fresco no le caería mal mientras caminaba. Recordó entonces que algo había escuchado a Bakura sobre una junta en la heladería Sweet Heart y decidió ir a reclamar que no lo hubieran invitado. Además, lo más seguro era que Katsuya y el Faraón estuvieran ahí.
"Un helado, una camarera y Katsuya."
Estaba a punto de llegar cuando un punto azul veloz llamó su atención. Reconoció de inmediato el deportivo de Mai, y también reconoció a su objetivo montado en él. Extrañado, siguió el vehículo con la mirada hasta perderlo. Luego suspiró. Había olvidado que Mai aún no se resignaba al rotundo "no" que Katsuya le había dado.
"Supongo que tendré que esperar."
Con un gesto de indeferencia en la mirada siguió caminando hasta tener la heladería a la vista. Tal como pensaba, en el frontis estaba todo el grupito. Yugi y el odioso Faraón, los inseparables Bakura y Ryou, la insufrible de Anzu, los melosos Honda y Otogi, la simpática Shizuka y…
"¿Mm?"
Con una mirada al principio melancólica y el semblante triste… pálida, largo cabello negro. Caminó un poco más mirando la figura delicada y las líneas suaves. No parecía tener más de 13 o 14 años, a lo sumo, 15. Y los vio, ojos rojos como la sangre fresca. Entonces ella también lo vio. Un escalofrío recorrió la espina de Marik por la intensa mirada de la que fue objeto. Parecía examinarlo, carcomerlo, viendo hasta sus más profundos secretos. Era un poco como cuando Kaiba le enviaba esas molestas e insistentes miradas medio disimuladas…
Perdido como estaba, no pensó en seguir caminando. La chica era bonita, pero sin duda, extraña. Su aura era profunda pero inestable… un poco como Kaiba, pero menos distante.
De pronto Atemu apareció y la tomó del brazo. Ella entonces desvió la mirada y Marik aprovechó de escabullirse al hall de un edificio cercano con un extraño pensamiento en la mente…
"Esa chica… es como si Kaiba y Katsuya fueran uno…"
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Las peticiones de detenerse fueron olímpicamente ignoradas, mientras aceleraba a fondo y buscaba alejarse lo más posible de todos.
"¡Mai!"
"¡Vamos Precioso, acompáñame"
Katsuya se tapó los ojos con una mano en un gesto de fastidio. No era que Mai no le agradara, pero había esperado ser lo suficientemente claro cuando le había dicho que no a su proposición de noviazgo.
Toda esa insistencia estaba volviéndolo loco.
Resignado pero listo para cualquier cosa, comenzó a mirar la acera pasar rápidamente, cuando de pronto distinguió la figura alta y delgada de Marik mirando curiosamente el vehículo. Una extraña sensación nació en su pecho en cuanto le vio. Marik le había utilizado sacando sus peores temores a la luz, esos miedos que nadie conocía en el mundo. Le había obligado a luchar contra Yugi y casi le había ahogado, siendo salvado de milagro. Además, sentía que Marik sabía demasiadas cosas sobre él, aunque eso extrañamente no le hacía sentir mal. Toda su vida desde la separación de sus padres había sido un interminable proceso de esconder llantos y dudas, preguntas y respuestas. Nadie le conocía ya realmente. El Katsuya que todos veían, era el Katsuya que él quería que vieran, pero nadie conocía su corazón y su mente… excepto ese yami. Ocasionalmente le sentía ojeando sus recuerdos, a lo lejos, ayudado por ese pasaje que él mismo mantenía abierto. Era su forma de desahogarse, de compartir su dolor con alguien. Shizuka apenas y estaba conociendo algunos detalles de su vida cotidiana, y ya estaba espantada con ellos. Katsuya no permitiría que conociera más, y por eso a ella también le tenía prohibida la ida a su casa, así como también le mentía y guardaba secretos sobre muchas cosas.
Sus mejillas se sonrojaron cuando recordó un extraño episodio… Era de noche, y dormía, cuando sintió a Marik tocar las puertas de su mente. Como siempre, las abrió sin demora, dejando al moreno examinar lo que quisiera… excepto un pequeño fragmento que incluso a él le había mantenido oculto. Un episodio de su vida causado indirectamente por su padre, pero que este nunca supo. Después de todo, nunca terminas de saber a quien metes en tu casa cuando estás ebrio con tu pequeño hijo en cama.
Un dejo de tristeza apareció rápidamente en su rostro, pero se desvaneció con la misma fugacidad. Nunca nadie debía saberlo, y confiaba que Marik no rompiera ese compromiso… no después de haberlo sellado con un delicado beso.
Todos hemos pasado por algo que no queremos que nadie más sepa. Le había dicho.
Mai continuaba hablando sin parar. Ni siquiera se había dado cuenta de eso, pero ya no importaba, porque el semáforo siguiente estaba cambiando a rojo.
"Lo siento Mai, pero tengo que ir con los demás" –le dijo al tiempo que saltaba ágilmente del descapotable. "¡Gracias por el paseo!"
La rubia iba a seguirlo, pero los gritos de otros conductores la obligaron a alejarse de Jounouchi. Además, a la velocidad que este iba corriendo, fácilmente iba a estar en otra calle cuando lograra dar la vuelta a la cuadra.
"Lo siento Mai" pensó con una sonrisa mientras se aprestaba a la heladería. No quería dejar a Setsuna sola con Atemu y tampoco quería dejar al mundo solo con Setsuna. Menos con Bakura y Ryou cerca. -"Solo espero que no hagan nada antes que llegue"
Por su mente comenzaron a pasar miles de imágenes sobre terribles tragedias en la heladería. Guerras de comida, fiestas públicas, unos cuantos enviados al Reino de las Sombras y muchas otras cosas que él había visto a su prima causar durante su vida.
Oh vamos primo, no nos hemos visto en 10 años, dame algo de crédito.
"Gomen Set-chan, pero no puedo… " Pensó culpable. No después de haber jugado con Kaiba de ese modo.
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La visión de esa figura exquisita la tenía completamente absorta. Era una imagen exótica y única, rodeada de un misterio que alejaba los caóticos ritmos de la moderna ciudad. Por algunos segundos se perdió en su cuerpo, como se pierde el niño ante el regalo deseado con el alma.
"¡Setsuna!"
Los ruidos y el movimiento típicos volvieron de golpe, destruyendo la ilusión de aquél príncipe que había cruzado su camino.
"Entremos de una vez"
"Atemu… ¿quién es?"
"¿Quién?"
Ella miró nuevamente apuntando el lugar en donde había estado su príncipe, pero este ya no estaba.
"Estaba ahí… " –el Faraón frunció un poco el ceño, pero puso cara de comprensivo.
"¿Lo habías visto antes?" –ella negó un par de veces para luego clavar la vista en él, suplicante -"A ver… " –suspiró –"descríbelo"
"Era… era…" –Setsuna buscó y buscó palabras, abriendo la boca para comenzar muchas veces, sin emitir sonido alguno.
"Pocas palabras" –le dijo Atemu para no complicarla. Entonces a la Jounouchi se iluminaron los ojos y una sonrisa nació en su rostro.
"Era increíble… "
Una de las cejas del yami se levantó más que la otra.
"¿Increíble?"
"Sip, increíble."
"Pues…" –comenzó -"Yo no puedo ser porque estaba con los demás" –ella rió y él sonrió. –"Vamos, nos están esperando. Piensa mientras en una mejor descripción de tu hombre increíble"
"Increíble es una buena descripción… "
En eso, una limusina se detiene frente a los muchachos. Atemu resopló y Setsuna sonrió. Con su acostumbrada altivez, Kaiba Seto bajó y caminó hacia ellos.
"Hola K'" –dijo ella.
"Hola" –respondió, para sorpresa de Atemu.
"Hola Kaiba" –dijo, probando suerte. Como respuesta, una mirada y un asentimiento. El yami casi muere de la impresión. ¡Kaiba le había saludado civilizadamente!
"¿Qué haces aquí?" preguntó el castaño a la morena.
"Vine a comer helados" –dijo pícaramente. –"Un pajarito me contó que cierto chico kawaii me ha estado mintiendo sobre los días de tratamiento."
"¿En serio?" –preguntó, muy quitado de la vergüenza –"Pues que maldad ¿no lo crees?"
"Lo mismo creo, pero no importa porque mi venganza será poderosa"
"¿Y qué harás?"
"No lo sé, ya se me ocurrirá algo. ¿Y Mokuba?"
"En casa de un amigo. ¿Y tu primo?" –ella puso cara de molestia e hizo un puchero.
"Se lo llevó la rubia esa… Mai"
"Y estás celosa de nuevo"
"¡Es culpa tuya!" –le gritó –"¡Si le dijeras de una vez que te…!"
La mano de Kaiba se cerró sobre su boca y la obligó a guardar silencio.
"No.es.culpa.mía" –puntualizó.
"¿Puedo preguntar de qué hablan o sigo fingiendo que no estoy aquí?" –Interrumpió Atemu. No le gustaba la familiaridad de trato entre el CEO y la morena. Seto le envió una mirada de sigue fingiendo si quieres, pero él prefirió no tomarlo en cuenta y se dirigió a la chica. –"Mejor vamos adentro"
"¿Me ayudarás con lo de ese chico verdad?"
Las cejas de Atemu y Kaiba se alzaron. Una en reiterada molestia y la otra en reciente sorpresa.
"¿Qué chico?" –preguntó el genio.
"Adentro te explico" –respondió el antiguo Faraón. Mientras, Setsuna caminaba mirando hacia atrás de vez en cuando, con la esperanza de ver a ese apuesto espécimen.
"Oye K'¿sabes de algún chico tan alto como tú?"
"No" –respondió mecánicamente, acostumbrado a las negativas cada vez que las preguntas implicaban compararle con alguien más.
"Que pena…"
En el interior de la heladería, en el segundo nivel, dos mesas juntan reunían al grupo que continuaba esperando a Setsuna y Atemu. Enorme fue su sorpresa al ver que, además, venía Kaiba con ellos. Y sin Mokuba.
"Buenos días Kaiba-san" –dijo Shizuka, la primera en salir de la sorpresa.
"Hola" –le respondió, sin saber bien porqué. Ella les tendió asiento a los tres, quienes aceptaron.
"Nosotros ya pedimos" –dijo Bakura, intentando buscar algún detalle para lanzar una broma pesada al CEO –"Ahora les toca. ¿Qué pedirán?"
"Yo ya pedí por ti Atemu" –interrumpió Yugi con una sonrisa de satisfacción. El yami sonrió también y asintió, juntando su silla a la de su aibou. –"¿Y ustedes chicos?"
"Chirimoya alegre y lúcuma" –respondieron al unísono, dando una nueva sorpresa.
"¿Kaiba come helado¿cosas con azúcar?" –susurró Bakura a Ryou disimuladamente, quien le dio un camuflado pero certero codazo.
"Claro que come cosas dulces." –le respondió de vuelta. –"¿Cómo lo haría sino para comerse a Katsuya?"
La carcajada del albino irrumpió en todo el local, acallando incluso la música de fondo.
"Bakura…"
"JAJAJAJAJA"
"Bakura…"
"JAJAJAJA"
Y entonces pasó. De tanto reír se fue de espalda con todo y silla, quedando medio aturdido en el suelo.
"Te lo iba a decir" –concluyó con tono inocente Ryou.
Ya levantado y sin mareo, Bakura estuvo listo cuando la camarera llegó con los helados. Aprovechando que tuvo que volver por los dos restantes, aprovechó de coquetearle un poco, ganándose un par de codazos bien plantados por parte de su tierno y tranquilo hikari.
Kaiba comía en silencio escuchando todo. Shizuka sonreía mientras Otogi y Honda intentaban parecer galanes. Los albinos estaban ocupados (uno coqueteando y el otro marcando territorio), Yugi reía con Anzu y Atemu mientras este corría disimuladamente su silla hacia Setsuna, que parecía esperar algo, ya que comía lentamente y sin prisa. Es un grupo extraño, pensó el castaño, y creyó entender porqué su hermano se sentía bien en medio de esos tontos. Eran simples y tenían vidas divertidas, aunque poco provechosas. Ninguno tenía que cargar con cargas como las de él, y de cierta forma se sintió bien de que nadie más tuviera que soportar lo que él. Al instante siguiente se reprendió por tal pensamiento, pero no pudo evitar tenerlo.
"¡Katsu-chan!" –gritó Setsuna desde su puesto. Todos voltearon a ver al rubio que venía con cara de haber corrido mucho. En cuanto llegó a la mesa Anzu le tendió una silla, sobre la que se dejó caer rendido y jadeante. Kaiba se sonrojó al pensar que se veía muy sensual así.
"Tardaste muy poco Katsu-chan" –dijo Honda en tono de broma.
"Escapaste muy pronto" –comentó Yugi. Seto y Setsuna alzaron cejas.
"¿Acaso esto pasa seguido?" –preguntó, visiblemente molesta.
"Digamos que Katsuya corre mucho últimamente" –concluyó Otogi. Todos sonrieron para cambiar el tema. Yugi ya les había advertido que la prima de su amigo no parecía muy de acuerdo con la cercanía de la rubia.
"¿Y ya pensaste en ese chico tuyo?" –preguntó Atemu, para desviar la atención.
"¿Qué chico?" –interrogó rápidamente Jounouchi, repentinamente interesado en el tema de que su prima se fijara en alguien.
"Alguien que Setsuna vio y no sabe quien es"
"A ver Set-chan, descríbelo" –animó Shizuka.
"Era increíble" –dijo ella, sin parpadear.
"Te digo que yo no puedo ser" –refutó Atemu.
"Si dijo increíble, es OBVIO que no eras tú" –comentó Kaiba que no paraba de disfrutar de su tercer helado. El faraón lanzó una asesina mirada, pero Anzu salió en defensa de la paz mundial.
"¿No tienes una mejor descripción, una física, por ejemplo"
La morena comenzó a pensar mirando el techo, como si le costara mucho separar la idílica visión de su moreno príncipe y la realidad.
"Pues… era alto, moreno, delgado, de espalda ancha, cintura pequeña, piernas largas, cabello largo rubio ceniza… ¿dije moreno, cierto, y unos ojos violetas increíbles."
Anzu y Shizuka levantaron cejas. Miraron a los otros y les pareció increíble que no relacionaran la obvia descripción con la persona a la que correspondía. Aún así, les parecía sorprendente que fuera justamente él. Y que ella también cayera ante sus encantos.
"¿Algo más?" –preguntó, para asegurarse.
"…Mmm… se parecía a Kaiba… era alto como él… y tenía el mismo trasero de campeonato"
Los hombres se sonrojaron ante eso, Katsuya de inmediato reprendió a su prima por la observación (aunque no desmentía su veracidad) y Kaiba se encontró con Bakura mirándolo insistentemente. Ellas, en cambio, lanzaron un suspiro. Descripción completa. Era tan obvio… aunque haya tratado de ahogar a Katsuya, aunque haya tratado de conquistar el mundo… Nada de eso quitaba que tuviera una de las espaldas (y traseros) más increíbles de Dominó.
"¿Podrías ser un poco específica?" –preguntó Yugi, quien tampoco terminaba de relacionar. –"Así pueden ser muchas personas" –Setsuna alzó ambas cejas. Creía que con solo decir que se parecía a Kaiba el universo se reduciría a un par de personas, pero al parecer se equivocaba.
"Ok, ok, déjame pensar…. Debe medir aproximadamente 180 cm y pesar entre 65 y 78 kilos. Tiene la piel tostada, no negra, característica del Medio Oriente: Arabia, Turquía, Egipto… Me pareció ver que tenía delineados los ojos… que sexy… creo que ese diseño pertenece a una antigua tradición egipcia anterior a Cristo, en el tiempo de los faraones, será unos 5000 años atrás… me recordó el estilo de maquillaje tatuado que llevaban los míticos GuardaTumbas. Vi ese perfil de funcionario secreto y hereditario en el informe que hizo un amigo de Papá que es egiptólogo. En estos días no se ve ese tipo de maquillaje, por lo que no creo equivocarme… Tenía una buena espalda, ancha y recta, hombros simétricos, aunque sus caderas son un poquito anchas… ¿tendrá una motocicleta, ese tipo de forma es típica en los jinetes, pero él es demasiado alto para ser uno…. Un estudio reciente dijo que los motociclistas padecen de lo mismo… Creo que es todo lo que ví…"
Anzu y Shizuka se taparon las caras sonrojadas y suspiraron con fuerza.
"Haaaa, Marik Ishtar…."
A los demás, se les cayó la mandíbula.
"¿Marik Ishtar!"
Setsuna los miró y ladeó un poco la cabeza.
"¿Así se llama?"
Continuará…
Notas: gomen gomen por la tardanza, pero he estado bastante ocupada. Espero que les haya gustado el capítulo y la inclusión de los guardatumbas, aunque me quedaron un poquito (mucho) OOC (fuera de personaje) , gomen por eso también, pero los quería hacer un poco más divertidos.
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