De nuevo aquí estoy, en el laboratorio, mi lugar de trabajo, el lugar dónde cada día veo al hombre al que amo con todo mi corazón sin poder hacer lo que mi cabeza me pide.

Ojalá las cosas en San Francisco hubieran sido distintas... Creo que ninguno tuvo la culpa de lo que allí ocurrió, pero sí de que eso tan maravilloso tuviera un final.

Gil se acerca a mi y me saca de mis pensamientos, le miro mientras me habla de las pruebas que he recogido en una escena.

No puedo dejar de mirarle directamente a los ojos, ese mar de dudas e incertidumbres en el que me veo inmersa cada vez que le veo.

Dios, que guapo está desde que lleva barba... ( mas aún)

¿Sara,Te pasa algo?

Se ha dado cuenta de que no le estaba escuchando, siempre acaban delatandome mis sonrisas...

No, nada, era sólo que... Bueno da igual, el caso es que no te estaba escuchando, perdona. ¿Qué decías?

Ya, ya me había dado cuenta... Digo que vuelvas a la escena y la revises no sea que se nos haya pasado algo por alto.

¿Porqué? Lo revisé todo de arriba abajo, no había más huellas que las que saqué de el vaso que estaba en la cómoda.

Vuelve por si acaso, puede que no te fijases bien.

Y se va, dejándome con la palabra en la boca, lo que no sabe es que este asalto lo ha ganado, pero la guerra hace mucho que la perdió.

Vuelvo a la escena, todo está igual desde el día que estubimos trabajando allí toda la noche en busca de alguna prueba, todo...

No sé porque me dice que lo vuelva a revisar, si sabe que no hay nada más.

Esto es una pérdida de tiempo, podría estar ahora con otra cosa, en vez de malgastar mi jornada laboral buscando una aguja en un pajar.

Además, ¿que espera que encuentre? ¿Algún cabello, fibra o rastro que haya podido mi profesionalidad y experiencia pasar por alto?

A veces creo que mi jefe me subestima...

Miro todo de nuevo, busco hasta en el último rincón y no veo nada, hasta que mis ojos se fijan en un libro de entomología forense que se encuentra en una estantería.

Al cogerlo cae de él un sobre, está escrito a mano y me sorprendo a mi misma al leer mi nombre en él.

No se que leches pinta ahí esto, pienso, así que no voy a dilatar más la situación, decido abrirlo y ver que hay en su interior.

(Yo sigo escribiendo,aunque nadie me lea...)