Idem: Mejores amigos
R
Angst, Slash
Parejas: Harry x Ron / Ron x Hermione / Harry x ?
Sinopsis: Pequé de tu cuerpo aún tú perteneciendo a alguien más, probé tu cuerpo exquisito, te demostré sin palabras que ante todo somos mejores amigos. E ingenuo fui al jurar que sólo sería por una noche.
Atentamente,
Nabichan Saotome.
Capítulo final. Cuento antes de dormir
Le entregó una sonrisa nerviosa, arrepentida e infantil. Las pecas sobre sus mejillas sonrojadas lucían graciosas, como azúcar espolvoreada en un rico dulce, quizá por ello Harry se alzó hasta él y le besó en repetidas ocasiones, probando el grato calor que irradiaban. Obtuvo mayor placer del que esperaba. Se quedó en silencio por largos segundos antes de darle un pequeñísimo beso en la base de la nariz, donde un fuerte moretón comenzaba a formarse; enarcó una sonrisa arrepentida que valió por todas las palabras impronunciables, y la abandonó…dejando que su mejor amigo la levantara con un nuevo beso.
Tierno. Pensó Ron, colocando en su rostro una expresión casi embelesada. En reposición el trigueño se recostó de nueva cuenta en su regazo, permitiendo que las blancas manos recorrieran la textura suave del cabello azabache.
¿Te molesta?- el pelirrojo separó los labios con el propósito de replicar, mas se decidió por la excusa de un desolado suspiro. A éste le siguió la ligera ascensión de sus hombros, dejando callada la incógnita. -Sí…es difícil- tanteó el terreno antes de continuar, dirigiéndole una mirada triste que Ron aceptó. -¿Te dijo quién es el padre?- Ah, ah. Negó suavemente con igual decepción que el trigueño al obtener la respuesta. -¿Te casarás?- los ojos azules le observaron con terror disfrazado de sorpresa. Harry rió, por la pálida expresión parecía haber visto una acromántula en su baúl.
No es gracioso, Harry- se encontraban solos en la sección masculina del sexto curso, entre los doseles sin cerrar de la cama del joven Potter, teniendo de única iluminación la chimenea encendida y el trozo de cielo bienvenido por los ventanales. -Tenemos que ir a hablar con sus padres- con ello, todo atisbo de alegría desapareció del rostro trigueño ahora ensombrecido, se mordió interiormente el labio inferior y se levantó, interrumpiendo el delicioso recorrido de los blancos dedos. Salió de la cama, no en furia, ni resentimiento, sino culpa silenciosa que demostró con las siguientes palabras por pronunciar. Weasley corrió los doseles escarlata, observando a su mejor amigo, el que le daba la espalda y hablaba en un suave murmullo arrepentido.
Debimos cuidarla más- era su familia, su hermana ¿cómo habían permitido que sucediera?
Nosotros no la lanzamos a los brazos de ese idiota- el joven trigueño giró un momento la cabeza hacia él, conectando ambas miradas por un largo instante, enarcando con curioso reproche una ligera sonrisa de complicidad que casi se volvió burla personal.
"Yo no estaría tan seguro…"
Debemos decirle…sobre…nosotros-
Pronunciar lo que aún no tiene nombre.
Lo sé- sin embargo, Hermione ya se encontraba en el cuarto para mujeres del respectivo curso, víctima de la poción para dormir sin sueños, con un niño formándose en su vientre inexperto. En sus mejillas se hallaban hilos de sedimentos, las lágrimas que en desesperada caída habían recorrido su rostro bonito al confesarle a Ronald estaba embarazada. -Mañana…cuando despierte- estiró su brazo izquierdo, queriendo estrechar la mano de su mejor amigo, pero éste lo anticipó y se alejó un poco, volviendo al tema. Rodó los ojos con visible exasperación. -¡Harry¡No pienso hacerte nada!- y tan pronto lo hubo dicho, se estiró para halarle desde el brazo derecho, regresándolo a su lado en la cama, donde Harry simplemente se dejó caer hacia atrás, con los pies en el suelo. -¿Qué pasa?-
¿Sigues asustado?
Negó. Nada. Y aún así habló clara y llanamente. Se quitó los lentes, sosteniéndolos con una mano mientras la otra descansaba sobre su frente, en un suave masaje que sería símbolo de su exasperación.
¿Cómo se te ocurre decirme que Mione está embarazada sin aclarar antes que jamás has…te has…"acostado" con ella?- no lucía precisamente furioso por ello, eso fue lo que tomó Ron como una invitación. -No puedo creerlo…- O no quiero. Se colocó sobre él, acechándolo contra el mueble, con los brazos a cada lado de su cintura, tomando soporte en ellos para cuidadosamente sentarse sobre su cadera, lento como un inocente acto sugestivo, de cuclillas observando a la preciosa presa que avistó sus pretensiones. -¿Qué pasó con lo de no hacer nada?-
No te estoy haciendo nada- Todavía. -Entonces… ¿Qué es lo que no puedes creer?- Harry pareció indignado, levantando un poco su torso con sus brazos como apoyo. En el hecho casi destroza sus lentes, aquellos que Remus le había comprado con anterioridad, prefirió colocárselos de nueva cuenta, ofreciendo a su precioso rostro aquel aire de intelectualidad que a Weasley tanto le gustaba.
¿Cómo lo preguntas?- se interrumpió, calmándose. -Que Mione haya estado con alguien más…- Con alguien que no fueras tú, quiero decir. -Que te haya sido infiel- lo pronunció en voz muy baja, casi con paranoico cuidado de no ser escuchado…aún cuando se hallaban solos en la gran habitación. Ron terminó por inclinarse sobre él, obligando a Harry a acostarse de vuelta.
Sí…bueno…no ha sido la única- observó los labios entreabiertos, a punto de decir algo, los besó para callarlos, introduciendo su lengua con cuidado mientras sostenía el trigueño rostro con la mano izquierda, desde la frente, donde casi pudo dibujar la cicatriz con la yema de sus dedos. Ambos con los ojos cerrados, volvieron a abrirlos con el paso de los segundos, separándose.
¿A qué te refieres?- tenía miedo, podía verlo profundo en los ojos verdes. Tiritaba brillante, sin disimular.
¿Qué pasaría de pronunciarlo? Él compartía aquel sentimiento de trémulo desasosiego. Miedo…a otra verdad. Que Harry le dijera que amaba a su hermano…
Le odiaría. Mil veces contra su hermano. Mil veces contra el gemelo por sólo parecérsele.
…Odio a sí mismo…por no poder retenerle.
Por eso calló.
A nada en especial- tomó sus labios, de entre ellos la exquisita humedad de su lengua aterciopelada, y su boca entera, delicioso paraíso antes sólo para él…
El solo acto hizo a ambos cerrar los ojos.
¿Y si alguien viene?- mencionó entre besos, abrazando su espalda. Tuvo la intención sin finalizar de quitarse los lentes, mismos que comenzaban a ser presionados contra su piel. El pelirrojo sonrió, mostrándole una seductora mirada natural, brillante sobre un toque rojizo en sus mejillas, silenciando las dudas con sus palabras antes de con un nuevo beso.
¿Quién? Todos están en el baile- complacido, el joven Potter correspondió su caricia…hasta que el sobresalto que fue una memoria, la quebró por completo, haciéndole soltar a su compañero. Observó en su mano izquierda el reloj deportivo bajo la manga de la camisa que alzó.
¡Mierda!- en un gesto brusco se sentó, llevándose consigo a Ron, quien ante ello se puso en pie con cierta ansiosa actitud. -Vamos a llegar tarde- se levantó apresurado, acomodándose la ropa. Tomó la capa que había dejado a un lado y la colocó sobre sus hombros, amarrando el negro listón.
El discurso…- mencionó de forma desapasionada, suspirando a la inoportuna obligación. Pasó los dedos entre su cabello rojo, arreglándolo…siquiera un poco.
A veces olvidaba que era Harry Potter…
¡Anda! McGonagall nos matará si no nos damos prisa- el trigueño ya había abierto la puerta, y salía con visible prisa, en ese instante y al ver que no era seguido de cerca, se detuvo y dio media vuelta hacia su joven amante, que alisaba con parsimonia la camisa violeta que tan precioso cuerpo vestía. -¿Ron?- al escuchar su nombre reanudó los pasos, colocando en sus níveos rasgos enojo descifrado sólo por Harry, quien a punto de ser rebasado por su compañero, le atajó del hombro. -Ey…- los ojos azules le evitaron, observando las escaleras que ambos descenderían rumbo a la Sala Común. Deseaba derribarlas, así, sólo ambos podrían estar esa noche…y Harry, en su elegante atuendo, no sería observado por alguien más, ni sus palabras, ni sus brazos se hallarían alrededor de otra persona…que no fuese él.
Vas a bailar con alguien más- Ah. Potter todavía se hallaba en su papel, aún tendría que ser héroe y líder de las Comunidades, vocero del Ministerio; y su impecable imagen debía permanecer; por eso Minerva había concordado que él abriría el baile, en posesión de una preciosa señorita Ravenclaw que habían elegido para él. Era lo correcto. Ron también lo haría, simularía felicidad rodeando la fina cintura femenina de una Gryffindor, aún cuando sus ojos jamás por más de un segundo se separaran de su mejor amigo, cuidando sus manos no cayeran en la deliciosa cadera de una mujer…
No lo soportaba. Aunque lo comprendía.
Sólo son tres piezas después del discurso…y tú también lo harás…- por el tono desenfadado de Harry, no avistó celos en sus palabras, era sólo una mención, como si al pasar.
Pareciera que no te importa.
El trigueño bajó las escaleras, y él, como siempre lo hacía, lo siguió.
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Cerró los ojos con fuerza, humedeciendo las largas pestañas en saladas gotitas de mar, la tibieza de ellas ardía en la oscura mirada acuosa, quemando y huyendo, era un rápido fuego líquido que se desvanecía en sus mejillas, acumulado, derramado y caído, ahora lágrimas muertas en su piel y ropa. Abrazó sus piernas flexionadas hacia el pecho, hundiéndose en melancolía. Los mechones de su cabello castaño, mojados y sin arreglar, ante el hecho cubrieron parte de su rostro ensombrecido, pero estaba lejos de interesarle.
"Te quiero"
Había sido una tontería. Una tarde en una casa ajena, en una cama que no le pertenecía, con un joven que no era Ron…y aunque parte de sus problemas había desencadenado la extraña fuerza que le había arrastrado al níveo cuerpo muggle, era enteramente su culpa. Se había dejado seducir por los atractivos ojos chocolate que le sonrieron una tarde con coquetería, por las suaves manos que un día de compras le habían tomado de la cintura, abrazándola, haciéndole sentir la palpitante erección que le esperaba sólo a ella, las que le habían acorralado contra la pared blanca de una callejuela, haciéndole perder la cabeza ante la experiencia de los dedos acariciando, arrancando y manipulándola, los que tomaron sus senos en tal coba…que a los pocos minutos subieron las escaleras del departamento; y habían apenas cerrado la puerta cuando el alto joven le tomó del trasero, alzándola hasta su cintura, donde las piernas abiertas se enredaron por instinto. Contra la pared. El chico bajó la bragueta de sus pantalones, tomando su sexo, masajeándolo con suavidad, incitando a la joven, que terminó por decir "Ya" con tal lujuria que él no había rechazado la bienvenida, había alzado la falda blanca, apenas haciendo a un lado las níveas bragas, para dar paso a su húmedo miembro. Había gritado con fuerza ante la invasión, de extrañeza, no de dolor, le había encantado, oh…cuánto había gemido para él. Y ahora…aquella tarde de hacía casi dos meses, era la causa de que algo creciera en su vientre. Y de que Ron hubiese dado varios pasos atrás, huyendo tras la musitada declaración. Parecía aterrado, mas no enojado ni decepcionado…preocupado y casi culpable, aún cuando él jamás había accedido a hacerle el amor. Quizá por ser su novio…pero no. Por ser su amigo.
Seguro que Harry lo sabía ya.
La noche anterior apenas había anunciado iría a dormir, había atajado a la enfermería donde sin permiso y sin hallarse Pomfrey ahí, tomó la poción para dormir sin sueños, bebiéndola tras los cerrados doseles escarlata de su cama.
Era ya de mañana, pronto daría la hora exacta para bajar a desayunar, por sólo ella se encontraba en el cuarto, sin ánimos de asistir a clases.
Suspiró. No estaba enojada. No había esperado gritos ni una proposición de matrimonio, tampoco el incondicional apoyo que pensándolo mejor no merecía, en realidad sólo esperaba que no la rechazara, que la comprendiera y volviera a su lado…aunque fuese como amigos. Lo necesitaba, pues ahora no podía confundir su equivocación en diferentes palabras de otros autores, no era cuestión de esconderse tras las repisas de la biblioteca…era turno de lágrimas interminables. No por su futura maternidad…sino por haber perdido a Ron.
Porque lo sabía. Lo había perdido.
Si es que algún día le había pertenecido.
Ron parecía siempre tan distante con ella, le daba la vuelta y parecían sus ojos azules perderse entre la multitud, buscando a alguien, cayendo en Harry, casi atontado con la suave voz concentrada en su persona.
¿Y si acaso? Se preguntó. Pero no podía ser.
Se abrió la puerta de la habitación, dejando entrar a varias personas, y tras ello la entrada fue nuevamente cerrada, echado el cerrojo. Una suave voz acariciante pronunció varios hechizos, voz que sabía le pertenecía a Harry. Habían logrado violar la prohibición de chicos, caminaban hacia ella inevitablemente. Los conjuros que ella misma había colocado, el joven Potter los rompió, abriendo los doseles y sentándose a su izquierda, mientras Ron tomaba lugar un poco más atrás, evitando observar su lastimero porte. Hermione, sentada y un tanto aturdida, limpió sus mejillas con el reverso de sus manos, observando con una fingida sonrisa al trigueño, quien en comparación le entregó una mueca arrepentida.
Siempre estaremos contigo- la chica sollozó incrédula, lanzándose a brazos de su compañero, quien correspondió.
Aprendimos a abrazar…sin sentirnos menos por ello.
Carentes de vacilación innecesaria.
El joven abandonó un amable beso en su frente que la reconfortó. -No tiene nada de malo…-
Somos diferentes.
Mejores…y aún así vulnerables.
Temo poder hacernos daño. Soy capaz.
La chica se separó un poco, de pronto sintiéndose absurda por las lágrimas que corrían de sus ojos bonitos ahora felices, mas al encontrar en Harry una mueca seria, titubeó. -Tenemos que confesarte algo- los ojos verdes se entrecerraron con culpa, rompiendo la mirada compartida. -No era nuestra intención, Herm-
"¿Qué hicieron?" el abrazo se rompió por completo, Weasley giró el rostro hacia los doseles abiertos, donde perdida su mirada azul parecía rota. -Ron y yo somos amantes- la última frase fue apenas susurrada, temblorosa, la dolorosa verdad. Fue la pieza faltante, encajó perfecta entre los cabos sueltos, las ausencias, las palabras perdidas, indirectas desperdigadas sobre el comedor, ahora derramadas sobre las colchas. Sus mejillas trigueñas se sonrojaron por la reciente declaración, y supo que por el momento no debía estar ahí. -Lo lamento-
Posó un beso en la mejilla izquierda de Granger. -Será mejor que les deje solos- se puso en pie y abandonó el cuarto, seguido de la mirada azul que Harry por respeto a su amiga no correspondió, retiró los hechizos, abrió y cerró la puerta a su paso y fue justo en el momento en que el 'clic' hizo eco a pie de las escaleras, cuando escuchó el primero de muchos gritos en la discusión.
-¡DIJISTE QUE ME AMABAS!- la voz de Hermione, aguda y dolorosa, fue callada por la varita que Harry alzó, susurrando nuevamente los conjuros de protección.
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…fui a hablar con Dumbledore. Ya estaba enterado, al igual que McGonagall y Madame Pomfrey. Mione había pedido con anterioridad la prueba de embarazo, y Poppy le comunicó que había dado positivo. Ninguno de los tres está contento, por el contrario…pero me han dicho que harán todo lo posible por ayudarnos, dejando todo en Hogwarts. Hay un pequeño hechizo que servirá para ocultar su embarazo, pero no podremos evitar por completo los síntomas mayores…y como lo habías supuesto, nosotros somos los encargados de hablar con sus padres…sugirieron una carta, pero no creí que fuera lo más adecuado- se detuvo, observando los nerviosos ojos azules que parecían anticiparlo. -…se está organizando la primera salida a Hogsmeade para el próximo sábado por la mañana…y los dos tenemos permiso de utilizar el fin de semana para ir a su casa con la condición de que Remus nos acompañe y regresemos aquí para el anochecer del domingo- terminando de narrar, se sentó a un lado de Ron en la cama. -¿Cómo está?- el pelirrojo alzó las cejas en obvia pesadumbre, apoyándose en sus piernas flexionadas. Suspiró.
Insoportable- contestó, refiriéndose a su joven amiga encerrada tras los doseles escarlata de la desordenada cama. Queriendo olvidarlo, cambió de tema abruptamente. -Ehhh…Harry… ¿Podrías prestarme el Mapa un rato?- el trigueño le observó con extrañeza, antes de asentir, él mismo levantándose, a los pies del mueble donde se encontraba el baúl.
Claro- lo abrió, tomando de entre un montón de ropa doblada el pergamino vacío, entregándolo a Ron, que sonrió nervioso y se puso de pie. -Me voy a dar una ducha, te veo al rato- vio a Harry tomar los componentes de una muda entre sus manos, despidiéndose apenas con las anteriores palabras, las que suspendidas en el denso ambiente mientras se retiraba, afirmaban con vehemencia la idea de Ron.
"Para situaciones desesperadas…soluciones desesperadas."
Iría a buscar a Remus.
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Las clases, los deberes, el estudio, el puesto de Prefecto, atiborraron la semana completa con ocupados sinsabores, haciendo que a Ron le pareciera apenas un suave suspiro, al final lo que había tenido como tiempo libre en los cinco días anteriores. Contrario a otras ocasiones la llegada del fin de semana no fue suficiente para alegrarle, le tenía en grave perturbación, casi paralizado por lo que aquella tarde sucedería. No era para menos: debían enfrentar a los padres de Hermione.
¿Te encuentras bien?- su corazón dio un vuelco, sobresaltado por la inesperada intervención de Harry, quien en su hombro izquierdo llevaba una mochila negra, de pie muy cerca de él. -Estás pálido- fue el motivo que Harry utilizó para tocar su rostro, las mejillas, la frente. Respecto a ello, mas no antes que el sonrojo inevitable subiendo a su piel blanca, contestó.
Es un poco de gripe…Madame Pomfrey dijo que se me quitaría en dos días si sigo tomando las pociones- el trigueño suspiró aliviado, mostrando una pequeña sonrisa antes de descender el brazo, tomando la mochila de Ron, la cual había sido dejada en la cama. Estaba liviana, quizá demasiado, y aunque le extrañó, decidió no preguntar.
En ese caso, vamos. Remus nos está esperando escaleras abajo- Weasley le observó alejarse, llevando también su equipaje. Detuvo al precioso cuerpo delgado y atractivo, vestido con unos jeans azules, una sencilla camisa blanca que llegaba apenas varios centímetros después de la cintura estrecha; la figura delineada se sobresaltó, observando su mano derecha se hallaba asida amablemente por el pelirrojo, el que halándolo, le giró en media vuelta. -¿Pasa algo?- vio el rostro de su mejor amigo acercarse sin culpa, besando la comisura de sus labios con delicia, ocultando sus ojos tras los párpados cerrados. -Ron…- suspiró, besándolo de vuelta, con más atrevimiento antes de separarse por completo. -Será mejor que nos vayamos- y contrario a sus palabras soltó ambas mochilas, acorralándolo contra la cama.
"…antes de que no me pueda contener"
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Se separaron del grupo a varios minutos después de las tres de la tarde, cuando los alumnos de grados superiores de Hogwarts, salían de los restaurantes aledaños. La mayoría de ellos, ya atiborrados de dulces, regalos y recuerdos en los bolsillos, escondían tras las indicaciones de McGonagall sus futuros planes en pláticas menores y casi susurradas con su compañero más cercano, entre ellos asistir a Sortilegios Weasley antes de regresar al colegio.
El día estaba frío en Hogsmeade, diferente de la agradable temperatura con que la mañana había despertado, se manejaba entre una suave neblina varios metros delante de sus pasos, huyendo cada vez que se acercaban un poco a ella.
¿Remus?- Harry interrumpió el desolado silencio entre ellos, virando al hombre a su izquierda, que pareció despertar con la sola mención de su nombre, girando amablemente hacia él. Los ojos chocolate, tras aquel velo de lasitud, se entrecerraron con dulzura. -¿Estás bien?- el pelirrojo al escuchar, le lanzó una mala mirada a su compañero.
Un poco cansado…- el periodo de luna llena había dejado sobre el rostro blanco marcas débiles de extenuación, que aunque desaparecerían en un par de días, no dejaban de alarmar al trigueño. -No deberías preocuparte tanto. Siempre es así. El que no parece muy bien eres tú, Ron- mencionó, virando la mirada hacia Weasley, quien se sobresaltó y casi sonrojó ante la mención.
Tengo gripe, nada más- su piel estaba pálida, y bajo el día frío parecía aún más vulnerable, casi como si fuese de transparente cristal, mientras sus labios, exhalando el aire helado en sus pulmones, lucían cuarteados y casi temblorosos, podía observarse un finísimo corte vertical en su labio inferior. Al fijarse en la escena señalada, Harry también pareció estremecerse, observando la sudadera roja que llevaba puesta Ron, combinando con el alegre color el tono de su cabello desperdigado por el viento.
Ese resfriado puede empeorar si no te cubres adecuadamente- no era una reprimenda, ni siquiera casi una presuntuosa afirmación, simplemente Lupin se detuvo, haciendo con su acto que los otros dos le imitaran. Se retiró la larga gabardina blanca que vestía, la que caía hasta sus rodillas sobre el suéter de tortuga negro y los formales pantalones, tras desabotonarla. Y acercándose al más alto de los jóvenes, se la entregó. -No es mucho, pero servirá- no aceptó la protesta que Ron estaba a punto de susurrar avergonzado tras de manera inconsciente sostener la prenda, giró la cabeza hacia atrás y propuso. -¿Qué les parece si nos tomamos una taza de chocolate caliente en esa cafetería?- señaló, y no hubieron ni siquiera procesado la información cuando ya caminaba hacia ella, adelantándose varios pasos.
Weasley, un tanto apenado, optó por aceptar, vistiendo la gabardina y cerrándola tras ello. Se colocó sobre el hombro izquierdo nuevamente la mochila.
Remus es muy amable ¿verdad?- Harry observaba a su tutor, haciendo una corta seña a su compañero de apurar el paso antes de ser dejados atrás, y aquél sonrió un poco como único asentimiento, caminando.
¿Podríamos ir de compras al terminar?- mencionó al alcanzarlo, a pocos pasos del adulto que recién abría la puerta del establecimiento, aguardándolos.
Claro-
"Lo que tú quieras"
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Era ya entrada la noche, cuando exhaustos, se dirigieron a la posada. Se registraron a un nombre falso, pidieron dos habitaciones y subieron las escaleras. El adulto les ayudó con las compras hechas, el guardarropa nuevo del que Ron se había hecho acreedor. Observó a Harry, su cabello indómito cubría en parte el brillante verde de sus ojos, cuyo color era opacado por la melancolía; parecía incómodo, pensativo, terriblemente silencioso, eso hizo a Remus entreabrir sus labios suaves, cuestionando como respuesta a la tenue señal. -¿Harry¿Puedo hablar contigo?- el joven asintió aunque con cierto recelo, siguiéndolo fuera de la habitación -Buenas noches, Ronald- un leve asentimiento sirvió de caballerosa despedida al pelirrojo, cerrando la puerta. Ambos se dirigieron a la habitación contigua sin dirigirse mayores palabras, lo que Remus agradeció. -Pasa por favor- haciéndose de la llave en el bolsillo de sus pantalones, abrió la entrada, permitiendo Harry pasara tras encender la luz. -¿Quieres algo de tomar?- adelantándose a la respuesta que no llegó, fue al minibar, tomando de él una botella de coñac, el recipiente con hielos y de la repisa dos vasos. -Siéntate…y por favor, quita esa cara de angustia- Harry se sobresaltó, observando a Remus preparar las bebidas. No podía verle, estando de espaldas y sin embargo…sabía lo que sentía. -Es importante lo que quiero decirte, pero aún así, no es necesario que te preocupes- el licántropo volvió la botella al pequeño refrigerador, tomando de la barra los vasos y yendo hasta su protegido, quien se hallaba ya sentado en la cama, aguardando. -Es acerca de Ron- le acercó la bebida, la que fue recibida con un gracias y una ligera sonrisa.
¿Qué pasa con él?- evitó pronunciar el nombre, asimismo descendió la mirada, dando un corto sorbo al coñac. Y tras el primer trago, otro más, aligerando el extraño sabor en su garganta.
Bueno…- dijo, sentándose a su lado, con tal elegancia que Harry se sintió extrañamente acechado. -…eso es lo que quiero saber- antes de que el joven reiterara su incomprensión, el adulto se adelantó, silenciándolo con una amable mueca. -¿Ya le dijiste lo que sientes?-
El sentimiento de angustia acrecentó al escuchar las palabras, pudo observarse cuando sus ojos verdes se tornaron grandes y brillantes bajo las elegantes gafas.
¿A qué te refieres…?- poco a poco su voz casi inaudible tanteó el camino, acercándose poco a poco y sonrojado a la verdad que la mirada chocolate parecía conocer.
A la forma en que se miran. Con hambre…como desnudando al otro con la sola mirada- musitó con añorante sensación. Tomó un poco del vaso, haciendo que la luz de la luna menguante, la que entraba curiosa por la ventana de la habitación, se reflejara en el cristal, ahogada entre el par de hielos que por un instante rozaron sus labios entreabiertos. Sus ojos oscuros se posaron en Harry, sonriéndole, lo que provocó que el joven se sonrojara de golpe, al finalmente comprender. -Hacía bastantes años que no veía esa expresión en nadie-
¿Cómo fue que…!- se puso de pie al instante, retrocediendo avergonzado. Casi tiró el vaso sobre de sí, mas Remus parecía tan estoico y amable cual la costumbre. La mirada le siguió, hasta que los labios nuevamente se entreabrieron, deteniéndole.
Yo también estuve enamorado de uno de mis mejores amigos…hace mucho tiempo. Pero él no lo supo.- Lupin caminó hasta él, con cuidado de no asustarlo aún más. -Simplemente…- se detuvo. -…no quiero que te pase lo mismo. En nuestro caso entiendo fue mejor que nada mayor sucediera. Sin embargo, en el vuestro hay algo diferente, mucho más fuerte e inevitable. Debes decírselo…- se acercó un poco más, tomando el vaso de Harry, a punto de caer de sus manos.
Espera- despertó el Gryffindor, tomando consciencia de algo en particular. -…tú fuiste el que le prestó dinero a Ron…para que se comprara toda esa ropa ¿verdad?- Remus, sabiéndose descubierto, sonrió, a pesar de cambio abrupto de tema.
Sólo trata de complacerte-
…y no es el único…
Entregándole una de sus mejores sonrisas, continuó. -Anda, mañana tenemos que ir a hablar con los padres de Hermione…y no quiero que se duerman muy tarde- dudó antes de hacerlo, mas con un poco de cautela se inclinó un tanto, colocando un tenue beso en su frente, a un lado de la cicatriz. -Hasta mañana, Harry- dio media vuelta, nuevamente rumbo al minibar, donde dejó el vaso casi vacío y tomó nuevamente la botella de coñac. Escuchó que la puerta fue abierta, mas no cerrada tras el paso de los instantes, y viró al trigueño, quien le observaba con pesadumbre desde el marco de la entrada.
Remus- pronunció al obtener su atención. El enarcar elegante de una ceja fue lo que le incitó a continuar. -¿Por qué no se lo dijiste?-
Fue cuestión de segundos que el lobo entregara la respuesta, cruda y sin adornar, la que desapareció de su rostro la sonrisa eterna a la que Harry tanto admiraba.
Por cobarde- desvió la mirada, formando una sonrisa irónica para sí mismo. -Buenas noches-
…y sabiendo que nada haría continuar aquella plática, se despidió.
Buenas noches, Remus- cerró la puerta a su paso, regresando a la habitación de la posada que compartiría con su mejor amigo.
Mejor amigo. Hn. ¿Aún podía llamarlo así?
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¿Por qué? Había preguntado, en tono suave, sin afán de entrometerse, y sin embargo curiosos los ojos verdes habían por instantes asaltado la imagen de su tutor, concentrándose en la mirada triste, desolada, que le fue entregada, escondida tras una sonrisa amable.
El segundo vaso de coñac, en la repisa dibujaba los rayos de luna menguante, con su contenido intacto; y Remus, sentado en la cama, sin sueño, lo observaba de vez en vez. No lo tomaría: el apetito estaba asfixiado por el nudo en su garganta, el que pasados los segundos, y cada vez que a sí mismo la pregunta era repetida, presionaba fuerte, ajustándose más.
…era ya casi imposible de disolver.
Viró la mirada a su izquierda, donde Él acostumbraba a dormir. El lugar vacío pareció replicar con añoranza la exquisita figura del que alguna vez fue su amante, y con igual celo se disolvió con el resto de las memorias. Alargó el brazo a la almohada a su lado, imitando la antigua caricia en mechones oscuros, dibujando el memorizado rostro que cierta ocasión existió…y al darse cuenta de lo que hacía, retiró la mano, rápido tal si las colchas fuesen hambrientas llamas blancas.
Amante dos veces arrebatado.
Maniatado con besos…
...secuestrado en muerte.
¿Por qué?- musitó, cerrando con fuerza los ojos, provocando que un par de lágrimas desbordaran, cayendo ardientes en sus mejillas blancas.
"…porque sus ojos viraron a alguien más…"
Y con ello las caricias se detuvieron, las huidas a su cama, los constantes celos.
"Porque no tuve la valentía de interponerme"
Sólo amigos, había dicho Él, una noche, cuando consiguió la atención de Ella.
Casi rió cruel al recordarlo…y sin embargo la ironía le tranquilizó, haciendo borrar el tibio líquido con la suave punta de sus dedos, abriendo los ojos y observando con aún la mirada brillante el índigo cielo disfrazado de oscuridad, al que después de años no temía ya.
Sonrió en salud a ello, poniéndose en pie con energías renovadas, acomodando la cama para dormir.
"¿Por qué?…Porque tú debías nacer, Harry…"
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Abrió la puerta de la habitación en tinieblas, siendo cuidadoso con la entrada al cerrarla tras pasar. Su caminar fue leve sobre la alfombra escarlata, observando al joven pelirrojo que yacía bajo las sábanas blancas, en el lado derecho de la cama, tiernamente acurrucado, como ansiando la compañía de alguien. Sonriendo, Harry se retiró los zapatos, dejándolos con un pequeño empellón bajo la cama; y haciéndose lugar bajo las colchas, se acostó a la izquierda de Ron, tan cerca que sólo un pequeño movimiento fue suficiente para besar los deliciosos labios durmientes.
Eres el colmo- musitó tras la azucarada caricia, alzando la mano izquierda hasta alcanzar el níveo rostro, recorriendo las suaves pecas sobre la nívea y suave piel cremosa. Mientras lo hacía, levantó la cabeza de los delicados almohadones blancos, susurrando una única palabra que sólo tendría sentido entre los dos. Se acostó nuevamente, silenciando bajo sus dedos un cansado bostezo. Al día siguiente tendrían mucho por hacer…tanto por platicar; por ello no resistió la delicia que significó el paso de los minutos, los que arrullándole en exquisita voz lograron dormirle.
Mas los ojos azules de Weasley se abrieron, sonrientes, grandes y brillantes, complacidos por la idea de aparentar dormir, centrándose en la deliciosa piel trigueña, los azabache mechones de rebelde cabello, el cuerpo gentil, atractivo, de Harry Potter, su mejor amigo, bajo los rayos oscuros de la noche complacida. Sobre los ahora ojos verdes cerrados, aún se hallaban las elegantes gafas, las que retiró suavemente y con una sonrisa, dejándolas en el cercano buró.
"Idem"
Idem, Harry- tomó sus labios en un dulcísimo beso, deseándole buenas noches en completo silencio; y cerró los ojos, entregándose al sueño que a ambos tomó en brazos.
"Te conozco, tu cuerpo, tu figura, tus brazos, tus labios exquisitos…la forma en que hacemos el amor.
Aún cuando en ocasiones no te comprendo, sé lo que piensas, cómo actúas, porqué.
Y no necesito ver tus lágrimas para descubrir, aún desde la lejanía, que te hayas triste.
…o tu gesto furioso para saber que he hecho mal.
Te conozco.
Y quizá por ello sé que contestarás el día de mañana cuando te pregunte '¿Quieres ser algo más que mi mejor amigo?',
Un 'sí' definitivo."
FIN
Inicio de la historia: 25 de Junio del 2004.
Fin de la historia: 13 de Mayo del 2005.
Fue un poco difícil escribir este capítulo final, si bien la he realizado en una semana, la improvisación ha estado a la inevitable orden del día, obligándome a suprimir escenas que tenía contempladas en la idea original, incluso aquellas que había arreglado desde la vez anterior en que nos encontramos. Estaba en proceso un epílogo, sin embargo, no creo que sea del todo necesario, y hubiese estado en el margen de intolerable su corta duración. Por otra parte, quisiera pedirles disculpas por el pequeño susto del embarazo de Hermione, el cual se debió a un hambriento impulso, casi inconsciente, de alargar el fanfiction. Había planeado una boda (Heterosexual), incluso en últimos diálogos con mi consciencia la apariencia de una familia feliz, el engaño, etc. Lo cierto es que los personajes me obligaron a escribir este, en lo que cabe, final abierto, distinto de lo que tenía en mente.
Aunque después de todo, puede que me salga con la mía y pueda esconderme de ellos para escribir el corto epílogo, el verdadero final.
Sea o no así, quisiera invitarlos a mi próximo fanfiction "Noche toledana" de Card Captor Sakura, un Angst Eriol x Syaoran, que en aproximadamente dos semanas estará en línea. Aviso que he terminado "Gravity", que de "Amarte duele" sólo me falta el epílogo, que "Madness" está por finalizar y que juro solemnemente no volver a escribir cuatro historias a la vez, así como dedicarme a la escritura original de forma profesional. Deséenme suerte.
Un saludo, mil besos y muchas gracias por leer.
Atentamente,
Nabichan Saotome.
