Las clases habían ido desastrosamente fatal. Mientras los demás estaban en esas conferencias sobre muggles, ellos habían acudido a clase según un horario que McGonagall les había dado. Primero tocó herbología. Al entrar al invernadero dos, en el cual se encontraba una plantación de Simblembus Verdis recién abonadas, Draco puso la zancadilla a Ginny, que se calló al suelo. De lo que no se percató fue de que estaban unidos por las esposas, de modo que él cayó sobre ella acto seguido. Comenzaron a rodar por el suelo y cuando cinco minutos más tarde la profesora Sprout entró en el invernadero, los encontró llenos de tierra a los dos, y mientras Draco le hacía a Ginny una llave en el brazo derecho, la pelirroja usaba el izquierdo para tirarle de su preciado pelo. (Al entrar la profesora, los dos se quedaron quietos, en una pose muy graciosa). Además, Draco metió una piedra en la flor que Ginny trasplantaba, y la flor se defendió cubriendo a Ginny de babas rosas. Ginny se limpió rápidamente con un hechizo y la clase acabó. Después tuvieron encantamientos, y lo primero que hizo Ginny cuando Draco se agachó a por sus libros, fue llenarle la varita con un líquido invento de Fred y George. Cuando Draco hizo su primer hechizo (uno para convocar), la varita lo cubrió de tinta. Más tarde hubo pociones, y Draco pudo reírse a gusto de la desesperación de la pelirroja por encontrar un ingrediente que él había escondido, y entre él y Snape se encargaron de recordarla que esa asignatura "no era para ella" después de que su caldero explotase. (Y eso, además de satisfacer a Draco, complació a Snape ya que estaba harto de que a esa niña todo le saliese bien en su clase, Ginny era sorprendentemente buena en pociones para ser una Weasley). Después tuvieron Historia de la Magia, y mientras Binns daba su acostumbradamente aburrida clase, en la cual tuvieron tiempo de ponerse verdes mutuamente, hasta que el fantasma ordenó que hiciesen una redacción sobre la cisma de los centauros africanos. Cuando Binns mandó que se marchasen y Draco se agachó a guardar el libro en su mochila, Ginny tiró "por accidente" todo su bote de tinta encima del trabajo acabado de Draco.

-Has tropezado dos veces en la misma piedra, Malfoy, qué idiota. - dijo ella, al tiempo que se atrancaban en la puerta por querer salir a la vez.

-Y tú te repites, no tienes nada más original, Weasley? - gruñó Draco.

Ambos empujaban sin querer cederle el paso al otro, y en un empujón especialmente fuerte, cayeron (de nuevo) sobre el suelo del pasillo. Blaise y Luna se acercaron corriendo.

-¿Qué tal las clases? - preguntaron a la vez.

-La Weasley es pésima en pociones. - dijo Draco, riéndose.

-Este gilipollas es pésimo en todo lo demás. - replicó Ginny.

Ginny se sorprendió al ver a Blaise reír a mandíbula suelta (que Luna lo hiciese se lo esperaba), pero por lo visto Draco no lo llevaba tan bien.

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-¡¡¡Draquilíiiin!!! - chilló Pansy, desde la otra punta del corredor. - ¡¡¡Espeeeraaaa!!!

-Ves, Weasley, - gruñó Draco - te dije que te dieras más prisa. ¡Lenta!

-Se sieeeenteeee. . .

-Creí que a ti también te molestaba.

-Y me molesta, - explicó Ginny - pero es que desde que veo que te jode tanto que te persiga, disfruto mucho de vuestras dos compañías. . .

-JA JA. - dijo Darco, sarcástico.

-Draquito, - dijo Parkinson, que ya los había alcanzado - Draquito, mira.

¿Qué era aquel trapo violeta?

-Muy bonito, Pansy. - dijo Draco sin ni siquiera mirarlo, mientras continuaba avanzando.

-Pero. . . pero mira!

-¿Qué es? - intervino Ginny - ¿Un disfraz de caramelo?

-¡Es una túnica de gala, tonta! - dijo Pansy, ofendida - No tienes ni idea de moda.

Ginny le echó un vistazo a los puntos rosas fosforito y amarillos fluorescente del vestido.

-Por lo visto tú tampoco. . .

A Pansy le temblaba el labio.

-Es que no vas a decirle nada? - preguntó, tirando del brazo al distraído Draco (que en esos momentos miraba a una chica rubio ceniza de Ravenclawn).

-¡Qué pésimo gusto tienes, Weasley! Es un disfraz de caramelo muy bonito!

-Dracs!!! - se quejó Pansy, marchándose enfadada.

-Dracs? Ha dicho Dracs? Ja ja ja ja ja ja ja!!! ¿Cuántos motes tienes ya?

-Callate, Weasley.

Ginny continuó.

-Hurón saltarín, Huroncito, Dragoncito, Draco-Draco, miniDraco, superDraco Gran Dragón, Draqui, Draquito, Draquilín, y. . . - a Ginny se le escapaban las risas entre uno y otro - Dracs!!!

-NO creo que "Ginny" sea mucho mejor.

-Oh, sí, sí lo es.

-Ah, sí? No me digas? Sólo llevar el apellido Weasley es ridículo. . .

-Malfoy, no me extraña que seas TAN borde hasta con tus amigos, tu nombre debe de haberte creado un gran trauma. Pero, qué quieres que te diga, el solo pensar en llevar el apellido Malfoy. . . - entraron en la habitación en al que iban a dar Transformaciones. - brr! Me entran escalofríos! Que todo el mundo sepa que eres un asqueroso mortífago. . .

-Cállate. - gruñó Draco.

-Bueno, bueno. - dijo Ginny - Ayá tú y tu conciencia. . .

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Draco y Ginny se miraban con odio, sentados cada cual en su sofá, sin decir palabra. Y ambos estaban frustrados, porque no sabían sobre qué discutir. Ya habían agotado todos los temas. Sería posible que no discutiesen más? Ginny levantó la mirada de los ojos grises del chico y miró el desorden de su cuarto (pocos minutos antes se estaban dedicando a lanzarse objetos por quinta vez esa semana). Le quedaba un buen rato recogiendo. . .

-Mira lo que has hecho, imbécil. - dijo, mientras lanzaba algunos hechizos para que aquello se recogiese.

-¿Quién empezó, imbécil?

-Tú, cabrón.

-Fuiste tú pobretona.

-Yo no, tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Tú.

-Grrrrr!!! - Ginny le lanzó uno de los libros que recogía al tiempo que él dirigía a ella un almohadón.

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