Este capítulo lo dedico especialmente a mi prima-nieta Caro-chan, ya que ella me ha animado mucho en mi carrera de fics de Harry (perdón por no nombrarte antes Caro, pero ya sabes que todos los escritos de Harry van directo para ti, ya que sé lo mucho que te gusta tu baby, así que ojalá y mejore n___n).
Otra cosa que quería aclarar: durante la historia uso los apodos en inglés y español de los merodeadores para no repetir muchos nombres, es decir, escribo: Prongs o Cornamenta, Padfoot o Canuto, Wormtail o Colagusano y Moony o Lunático, espero que no confundan con eso. ¡Ah!, y algo más, Lily entra en acción en este cap (jeje, parte del desarrollo de la trama)
Sin más los dejo con la lectura.
Fanfiction: Harry Potter~girahistoria~
Por CieloCriss
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La verdad a medias y Las dos versiones de Remus.
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James dejó que Ron le arrebatara a Hermione con una brusquedad resultante de una preocupación infinita. Otro pelirrojo, que tenía un doble, le ayudó a Ron a llevar a la chica adentro. Los merodeadores, al observar a la familia de pelirrojos, cayeron en cuenta que eran los Weasley. Remus recordaba el rostro de Molly, tenía la esencia de cuando era la joven novia de Weasley, y sus hijos, todos esos cerillos encendidos, desprendían un auge a ella y a Arthur, su esposo.
Molly hizo que Remus se recargara en ella y juntos comenzaron a entrar a la casa.
—Muchas gracias —expresó James, introduciéndose junto a Sirius.
—De nada, cariño... — respondió la madre de Ron, mirando a los recién llegados —¿Están heridos?
Los dos negaron, Molly suspiró aliviada. Les parecía extraño que no preguntara quienes eran. La señora se llevó la mano a la cabeza, su rojiza piel estaba levemente pálida; tenía muy claro su deber, debía de actuar... seguramente los mortífagos habían atacado, estos chicos eran las víctimas, ¿dónde los había visto antes?
—¡George!—mandó la madre.
—Dime, mamá.
—Ginny y tú irán a decirle lo ocurrido a Arthur y a tus hermanos al Ministerio—volteó hacia Sirius —¿Hubo otro ataque?
—Sí señora —respondió Black.
—Fred, tú irás a Hogwarts. Dumbledore ya debe saber lo que ocurre, pero quizá ignora quienes fueron los heridos.
—Cuenta con ello.
Se despidieron con un gesto de Ron, besaron a su madre. Ginny observó la masculina figura de James, se sonrojó, porque a primera vista había creído que era Harry, pero no, no eran iguales. Volteó hacia Ron, le sonrió para inyectarle ánimos.
—Ella se pondrá bien, hermano —le musitó Ginny, a un Ron ido y deprimido.
Desaparecieron tras los polvos flu que arrojaron a una chimenea para lograr transportarse.
—¡Al Ministerio de Magia! — gritaron Ginny y George.
—¡A Hogsmeade! — les siguió Fred, no se podía viajar directamente al colegio por chimenea, pero el gemelo sabía tomar atajos.
Molly recostó a Hermione en un sofá que tenía en la antesala. Comenzó a caminar dando círculos, sin dejar de ver a la chica, sin cuestionar a los rescatadores.
—Señora Weasley, disculpe pero... —habló Remus, sonriendo tenuemente.
"¿Cómo sabe quién soy?" pensó Molly.
—¿Qué sucede, cariño? —siguió diciendo, sin suprimir el "cariño".
—Yo estoy bien, pero creo que ella necesita ver a un doctor.
—¿Podríamos transportarnos al Hospital de San Mungo? — preguntó James.
La señora asintió, corrió a su armario para agarrar las chaquetas y su varita.
Ron estaba paralizado, y no sólo por ver a su amiga malherida. Su visa estaba estática en los visitantes, especialmente en James Potter. No era Harry, pero se le parecía horrores, y los otros dos muchachos le resultaban ligeramente familiares, como si hubiera visto sus gestos en otras circunstancias.
—¿Por qué está ella así?, ¿qué le sucedió a Hermione? —cuestionó con el rostro contorsionado.
—Recibió dos Cruciatus... estaba desprevenida.... quisimos ayudarla... —explicó James, desviando la mirada persistente que entercaba Ronald.
El pelirrojo se puso de pie, caminó hasta los chicos, los miró con gran interés.
—¿Quiénes son? —indagó al tiempo que su madre regresaba de su habitación con una poción casera para Remus.
—Ronald, los pobres chicos fueron atacados, déjalos respirar.
—¡Es que no sé quienes son!
—Han salvado a Hermione — contestó la mamá —, eso es lo que cuenta. Ya se presentarán, lo primero es llevar a Hermione a San Mungo—miró a Remus y le dio la bebida—. Es un remedio que te ayudará a sentirte mejor de tu herida, vieja receta familiar.
Remus agradeció en silencio y engulló el líquido espeso, parecido a la cerilla, sin quejarse. Estaban listos para partir.
Arrastraron a Hermione hasta la chimenea, y así, fueron trasladándose de sitio.
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Remus se puso amarillo al estilo oriental cuando, estando en el Hospital San Mungo, lo obligaron a ir a un cuarto para observación, él ya se sentía mejor, pero odiaba estar internado o estar decaído. Conocía muy bien la enfermería de Hogwarts, pero la verdad era que había estado, por mala suerte, en varios hospitales mágicos cuando recién comenzó a convertirse en hombre lobo. ¿Habían cambiado esos lugares?, ¡no!, persistía el olor a pócimas, hechizos, sangre... Lupin asociaba que esa sangre era producto de Voldemort, quien era, sin duda alguna, sinónimo de muerte y destrucción. Las paredes blancas se alumbraban por candelarios móviles que seguían a las camillas que transportaban a los enfermos... la sección de calderos producía las curas, en el laboratorio mágico examinaban la sangre de los pacientes; una vez había escuchado decir a Snape que en ese lugar podía descubrirse quienes eran sangre sucia con una sola gota de sangre. Porque, si los muggles no tenían magia, era porque su sangre carecía de genes mágicos como en el caso de las brujas y magos. Todo eso le llamaba mucho la atención a Moony, quizá tanto como la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Sirius, James y Ron, esperaban que Molly llegara con noticias frescas sobre Hermione, a quien habían atendido de urgencia. Estaban sentados en salas de esperas especiales que les recordaban a los andenes por la forma en la que estaban enumeradas. Ellos estaban en la sala 4 ½ (la sala de esperas especial para los empleados del Ministerio).
—Gracias por ayudarla... —comentó, de repente, Ron.
"A lo mejor Hermione no es la novia de Harry porque a este chico le gus..." Sirius no terminó de reflexionar, porque James lo pisó intencionalmente para que ambos dijeran: de nada.
—De nada. — respondieron.
—Ronald Weasley —se presentó él, estirando la mano.
James le sonrió y le respondió el saludo. Su hijo Harry sí sabía elegir buenas amistades, con una simple mirada él podía precisar cuán grande era el corazón de Ron, porque, como en el caso de su amigo Sirius, el corazón de Ron era transparente.
—Ya sabía yo que eras un Weasley —admitió el padre de Harry, con una sonrisa.
—¿Ehh?
—Mi amigo y yo sabemos que todos los Weasley son pelirrojos —complementó Black —. Además, tienen algo en la cara que los distingue de otros cabezas de fuego.
Ron asintió muy convencido de sentirse especial.
—Y ustedes...
—Bueno... podría decirse que... quizá... somos…
Sirius trataba de expresarse. No sabía qué mentira inventar, si no se estaba listo, Ron descubriría todo. Lógicamente no podían decirle que venían del pasado, mucho menos mencionar quienes eran... desobedecerían las órdenes de Dumbledore y causarían alteraciones en la época.
—Pensé que eras Harry Potter —dijo Ron, analizando a James —. Pero Harry no es igual a ti, cualquiera los confundiría, pero yo sé cómo es mi amigo.... cuando los vi creí que eran mortífagos disfrazados, o algo así.
"¿Qué tengo cara de malo" pensó Black "Me ven cara de asesino, ¡hasta Hagrid me ve rostro de mortífago disfrazado!"
—Te aseguro que no, ¡jamás estaríamos del bando de Voldemort! —aseguró James.
—Ya sé. No tendría mucho caso que aparecieran en mi casa cargando con Hermione, eso no beneficiaría los planes de los mortífagos, además, Dumbledore lo hubiera sabido, pero... ¿cómo llegaron aquí?
—Un auto azul nos trajo.
—¿Cómo? ¿Un carro? ¿Uno que parece que tiene vida propia?
—Sí; uno que trae cadáveres de araña en el asiento trasero —confirmó Sirius.
El Weasley frunció el entrecejo al oír hablar de arañas. Suspiró.
—Ese carro estaba en los terrenos de Hogwarts, vienen de allá ¿no es verdad?
—Así es. Dumbledore nos mandó —mintió Sirius —¿Verdad, hermano?
Si James hubiera estado bebiendo algo, lo hubiera escupido. Contuvo la respiración para evitar la risa, no era que le pareciera gracioso ser hermano de Black, lo grandioso era ver la formalidad que Sirius usaba.
—Podría decirse...
—No te podemos dar nuestro nombre, porque es un secreto, pero somos unos paladines buenos, ¿crees en eso, Ron?
Sirius iba empezar con sus incoherencias. James se levantó y comenzó a caminar por el pasillo, se topó con Molly Weasley en un corredor cercano.
—Querido, no debes separarte de los demás —rogó la señora —. He hablado con Fletcher, un gran médico y amigo de la familia. Le dije que cuidara a Hermione como si fuera mi hija. La revisará, pero la ve muy mal. El efecto de la maldición Cruciatus no es igual en ninguna persona, a algunas las mata, otras enloquecen... ¡Santo Cielo!, ojalá Arthur llegue pronto, no sé que hacer.
—Hermione recibió dos veces la maldición —aclaró James —, aunque yo creo firmemente en su recuperación, me da la impresión de que no es el tipo de chicas que se deja vencer. Y no se preocupe, Molly, está haciendo todo bien.
—Creí que eras Harry, pero... ahora... ¡qué confusión!
James pudo haber inventado un nombre, pero tenía la ligera impresión de que la esposa de Weasley lo reconocía. Después de todo, aunque la mujer era mayor que él, habían coincidido en Hogwarts por un par de años y habían entablado una buena amistad. Seguramente sabía quien era, por eso James sintió que lo miraban con nostalgia, no lástima, pero sí melancolía. ¡Había un misterio en su vida futura!, ¿tendría acaso qué ver con su hijo Harry?, ¿cómo era que Harry había derrotado a lord Voldemort?... A James le hubiera dolido la cicatriz de haber tenido una.
Avanzaron hasta reencontrarse con Ron y Sirius, quienes se pusieron inmediatamente de pie. Sirius olvidó sus mentiras, y guardó silencio, Ron pidió noticias.
—No te voy a mentir, Ron, querido —sinceró la madre —, Hermione aún está en revisión, pero no saben qué tanto pudo afectarle el Cruciatus. Rogaremos para que todo salga bien, no te preocupes.
—¿¡Cómo no voy a preocuparme, mamá?! ¡Tengo qué avisarle a Harry y a los señores Granger!
—Dumbledore se encargará de eso, Ron.
El pelirrojo negó iracundo. Era como si tuviera celos mal orientados y salió disparado por el pasillo; Molly fue tras él.
—¡Ron!
Sirius y James se miraron.
—Quédate aquí Sirius, Remus vendrá pronto —pidió Potter —, me temo que Ron es muy impulsivo cuando está enojado, se parece a ti.
—Si tú dices...
—Es posible que Molly necesite de mi ayuda. Ron parece culparse de lo de Hermione —James trató de alcanzarlos, atravesó la sala de esperas 4 ½ , y desapareció entre el gentío.
—Me pregunto qué se sentirá tener esos instintos paternos que le dan a James —dijo Sirius con un suspiro y una media sonrisa.
El chico los siguió por unos minutos, madre e hijo seguían discutiendo sin darse cuenta de su presencia. Salieron del hostipal; James vio que Molly por fin lograba sujetar a Ronald del brazo, él iba a intervenir cuando comenzaron a discutir y se alejó un poco para no interrumpirlos.
—Entiende Ron, ¡no puedes hacer nada!, es una orden—escuchó.
—¡Pero mamá!
—Tus hermanos fueron por ayuda. Necesitamos recibir instrucciones... no me obligues a alzar la voz para que todos escuchen. Mira, tú lo sabes... hoy es cumpleaños de Harry. No puedes llegar a decirle que estuvieron a punto de matar a su mejor amiga, suficiente tiene el pobre con la muerte de sus padres, ¿no crees?, ¡y con lo de Cedric!, y con vivir aislado, con temor de que quien-tú-sabes pueda atacarlo...
—Lo siento...
—Ron. Sé que quieres mucho a Hermione; trata de tranquilizarte, por el amor de Dios, cariño.
Ron abrazó a su madre por unos momentos. James había cesado su movimiento. Las palabras retumbaban en su mente, pero revueltas y sin lógica aparente: padres, muerte, él, Lily, Harry, Voldemort..... ¡NOOOOO!, era una pesadilla. Sintió un dolor que se estancó en su alma, que traspasa la gravedad del Cruciatus y cualquier otra cosa. Perdió fuerza y se recargó en la pared hasta ir bajando lentamente y quedar sentado. Lo había oído a viva voz de Molly Weasley. Estaba muerto, estaba muerto, estaba muerto... ¡Lily estaba muerta!.... eso era lo que Lupin y Black sabían, eso le habían ocultado: James Potter estaba refundido en una tumba. No cuidaba a Harry, no estaba de viaje... era un espectro, o quizás ni siquiera era un fantasma.
Se tocó el pecho, su corazón latía... y sin embargo, en ese calendario de vida: no existía.
Se aferró a sí mismo, hubiera querido gritar del dolor, lanzar injurias, o desviar el tema. No podía, se sentía vacío. Ya no sentía ganas de nada... no sólo él había perecido... Harry era huérfano de padre y madre, lo acababa de oír, no había sido una confusión ¿O sí?
¡Ojalá!, pero no, era demasiado real...
Las lágrimas corrieron libremente por su rostro. Se olvidó de los Weasley que desaparecieron de su vista por otro camino. Olvidó la salud de Hermione, se perdió en el tiempo.
—Lily... estamos muertos... —lloró desesperado, como si su futura esposa estuviera junto a él —. Sirius lo sabía, Remus también; por eso estaban tristes y no hablaban, y no los culpo Lily, no los culpo. Yo tampoco me hubiera atrevido a hacerles esa declaración. Es muy doloroso. Siento un vacío dentro de mí, y sin embargo, no sé dónde es la sima de este abismo, es un tambo sin fondo... estoy enloqueciendo.
Se secó las gotas saladas que lo liberaban del impacto. Comenzó a cuestionarse. ¿Cómo había muerto? ¿Quién lo había matado a él y a Lily? ¿Cuándo? ¿Acaso había sido Voldemort? ¿Por qué Harry había vencido a Voldemort?, compadeció a su hijo porque estaba solo. Dejó de creer en las coincidencias, pensó en que el destino se puede cambiar.
—No creo que siga llorando hoy, Lily. He descubierto una verdad a medias y si no sé de qué se trata no podré arreglarlo... ¿Sabes?, creo que, si arreglo el giratiempo podré cambiar este futuro... necesito entender, comprender y dejar de llorar. No se puede dejar de sufrir cuando sabemos realidades como estas, pero el llanto es otra cosa, se puede frenar. ¡Es que!, ¿cómo es que caímos precisamente aquí y no en otra época?, alguien nos trajo aquí desde el pasado para que cambiemos el futuro, y si no es así, ¡así será!
Se puso de pie. Se tambaleó por un mareo surgido de la depresión. Apeó desesperado, debía tener compostura y ser fuerte ante los demás, debía seguir fingiendo no saber, así averiguaría toda la verdad.
Ya no siguió escuchando la plática entre Ron y su madre, ellos ya no estaba ahí. Retornó adonde Sirius esperaba, a la sala 4 ½ que era de uso privado (para empleados del Ministerio). Tomó asiento y fingió despreocupación.
—¿Y los Weasley? —interrogó Sirius
—Están afuera... Molly pudo controlar a Ron...
—Pues claro, ¿ya ves que no había de qué preocuparse?
—Sí. Después de todo Ron no está tan loco como tú.
—¡JA!, muy gracioso, James — Sirius se veía molesto, no parecía afín a los hospitales, el ambiente gris de éstos lo deprimía —. ¿Tardará mucho Moony?... espero podamos irnos cuanto antes...
—Dumbledore vendrá pronto, seguramente nos llevará de vuelta a Hogwarts... no nos regañará, porque aunque lo que hicimos fue una travesura, pudimos ayudar a Hermione.
Sirius miró por largo rato el rostro pensativo de James, había algo en su amigo que no estaba bien. No era serenidad lo que expresaba esa cara, tampoco furia, ni desesperación; tampoco pudo notar la curiosidad que antiguamente había guiado a James a espiar a Harry. Ahora su coetáneo estaba sumamente raro.
—¿Estás bien, James?
—Sí Sirius… ¿Sabes?, me he dado cuenta de algo: "hay mentiras piadosas".
Black reaccionó de golpe, le sujetó el brazo a su amigo.
—¿Qué estás queriendo decir? — indagó, desafiándolo con la mirada, ¿acaso James sabía la verdad?, pero... ¡¿Cómo?!
Sin embargo Potter sonrió con ironía fina y no contestó, suspiró desganado al tiempo en que veía que Ron entraba al sitio.
—¡Ha llegado el profesor Dumbledore!
—¿Lo dices en serio, Weasley?
—Sí... se le ve muy triste, también están McGonagall y el profesor Lupin.
—¡¿El profesor Lupin?! —indagaron el coro los muchachos, con un toque único de admiración.
—Eh... sí, ¿lo conocen?, me dio clases en Hogwarts hace algunos años, como dicen mis amigos, es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido; hace tiempo que no lo miraba pero se ve mejor que antes...
—Ron, necesitamos ver a Dumbledore —pidió James —, y si se puede a Re... al profesor Lupin.
—Precisamente mamá le contó sobre ustedes, y sobre lo que hicieron... es verdad, Dumbledore los conoce, pensé que me habían mentido. Quiere verlos.
—¿Y dónde está?
—Dumbledore tiene un cubículo especial aquí en San Mungo, hace muchos años usaba esa sala privada para venir a ver a los enfermos que se enfrentaban a los mortífagos... desgraciadamente esa sala tendrá el mismo uso ahora que todo... —Ron no continuo —Síganme, por favor.
—¿Cómo sabes todas esas cosas, Ron?
—Ventajas de ser un Weasley, supongo. Dumbledore confía en mis padres.
—Tú eres muy amigo de Harry ¿No es así? —interrogó James —, me pasa seguido que me confundan con él... debe ser muy buen amigo... siendo Harry Potter.
—Bueno, sí, pero a Harry no le gusta llamar la atención, no por ser Harry Potter y tener esa cicatriz de rayo es una buena persona — comentó Ronald, no enfadado pero sí incómodo por la pregunta, James volvió a sonreír... estaba seguro de que aún sin Lily y él, Harry era un buen chico.
Caminaron rápidamente haciéndose los despistados. Sirius iba pensando en si James sabía la verdad de su futuro. Ron en Hermione y James en su muerte. Llegaron a un recoveco que pasaba desapercibido por todos, una esquina con una gárgola tosca e insignificante.
—"gragea de miel" —dijo el pelirrojo.
—Se nota que es contraseña de Dumbledore – susurró entre dientes Sirius Black.
Ninguno de los tres había estado antes en una sala de esperas de hospital tan agradable. Según Ron, el sitio tenía el aire al despacho de Dumbledore. Había retratos de ranas por doquier, todas ellas estaban dormidas, y cuando cerraron la puerta del pasadillo, por arte de magia, se transformaron en príncipes y princesas medievales.
—Bonita decoración... —habló Black, mirando asombrado —si así estuvieran todos los hospitales, a fe mía que vendría más seguido.
James le indicó silencio a Sirius, le movió el brazo para indicarle que mirara al frente. Sirius se azoró instantáneamente, y emitió una risita nerviosa. En esa sala estaban cuatro adultos. Al fondo dos mujeres conversaban, se trataba de la profesora McGonagall y Molly, seguramente la segunda le estaba informando a la primera de los acontecimientos recién ocurridos, se veían muy interesadas y ajenas a todo lo demás.
Dumbledore estaba sentado en una silla alta y de cuero, de nuevo parecía un rey en su palacio, su figura magnífica resaltaba en la habitación. Sus cabellos plateados, su elegante barba y su nariz aguileña hacían juego con su presencia intacta y pulcra. Al lado de Dumbledore estaba sentado un mago de cabello ceniciento, mirada nostálgica y también gris. De estatura media y figura esbelta, manos grandes y sonrisa triste. Los merodeadores lo reconocieron al instante: era Remus Lupin, pero muchos años después. ¡Era Lupin!, en esos momentos había dos Remus licántropos en ese hospital, ¿qué sentiría Remus-chico al verse grande? ¡Qué confusión!... los estremeció el ver a Remus con los años encima, con canas, con una madurez indeseada; se notaba que su amigo no había tenido vida fácil.
"He sido egoísta, a lo mejor a Remus, Sirius y Peter no les ha ido del todo bien en esta vida..." pensó Prongs.
—Profesor Dumbledore, hemos llegado... aquí están... los ¿paladines del bien? —anunció Ron, dudando.
El Director salió de su ensoñación y le asintió a Ron. Remus se levantó en un dos por tres y miró atónito a los muchachos, quienes tampoco le despegaron la vista de encima.
—Señor Weasley... en unos minutos el doctor Fletcher irá a la sala 4 ½ para dar noticias de la señorita Granger. Molly me ha pedido de favor que permitamos que esté presente para recibir el diagnóstico; de acuerdo a este podrá pasar a verla
—Eso estaría genial señor, ¡muchas gracias!
—Minerva también irá con ustedes. Estoy seguro de que la Señorita Granger se recuperará.
Ron asintió, le regaló una sonrisa al profesor Lupin y salió disparado hacia su profesora de Transformaciones y hacia su madre.
La sala se desalojó en gran medida hasta sólo quedar Albus, los chicos y Remus. Éste último se rascó el cráneo, miró a Dumbledore, y éste le asintió. Sirius observó ese gesto y comprendió que a su camarada-viejo no debían ocultarle nada.
—¡Lupin! —gritó con alegría —¡Tanto tiempo sin verte!
—Eso es ironía, si lo has visto todo el día, pero con mil años menos —agregó James, sin pensar en su estado de ánimo —. Supongo que a Remus no podemos ocultarle nada de esto... tenía que reconocernos porque convivimos muchísimo.
Dumbledore asintió de nueva cuenta ante las obvias deducciones de Potter. El Remus Lupin adulto se acercó a los chicos, Sirius le dio un abrazo muy fuerte, como los que daba a todo el mundo en el colegio cuando estaba feliz. James se subió los lentes que le caían, era extraño, pero sentía ganas de llorar al ver a Lunático de esa edad... y todo porque él no estaba con él, ni con nadie de sus conocidos... a lo mejor Remus había cuidado de Harry en su ausencia.
—¡Tío Remus! —siguió diciendo Sirius, cuando éste, todavía en silencio, dejó de abrazarlo para saludar a un James vivo y joven.
—Me da mucho gusto verte, James. —sinceró el profesor Lupin con la voz temblándole intensamente, James sabía el porqué de los sentimientos susceptibles de su amigo, le daba gusto verlo con vida.
—A mí también me da gusto saludarte de nueva cuenta—respondió Potter, separándose con rapidez.
—Oigan, ¿así que me veo mil años más viejo? — preguntó frunciendo el ceño, Lupin-adulto estaba sumamente feliz de ver a sus coetáneos, la nostalgia no le cabía en la túnica ancha que siempre vestía... la sonrisa de Sirius estaba ahí, presente, aún no se la había robado Azkaban. Tenía el carácter bromista y la inocencia de un pillo que cree que la vida nunca juega chueco. James Potter tenía vitalidad en su mirada confundida; respiraba, reía, aún hacía bromas y frenaba a Black, lo aconseja, era su amigo... ¡Era un milagro ver de nuevo sus gestos y oír su voz cálida y preguntona!... qué triste se iba a poner James al saber su futuro.
—Más o menos, dejémoslo en 500 años más anciano —bromeó Black, luego se dirigió a Dumbledore: —¡Profesor Dumbledore!, esto de ver a Remus Lupin de grande es una especie de sorpresa ¿Verdad?, gracias, cuando Remus se vea a sí mismo se pondrá como loco.
—Es increíble lo que hace el tiempo, Lupin... viéndote así, ya no sé cómo dirigirme a ti —admitió James, sin dejar de mirar a su amigo. —¿Señor, profesor o... simplemente Remus?
—¡No James!, no me hace gracia que me llames señor, ¿estás loco?; ¡por las barbas de Merlín que me molestaría!
—¡Hasta le has dado clases a mi hijo Harry!, espero no lo hayas reprobado — la comunicación que establecían era un tanto incómoda por la diferencia de edades, Lupin revivía el pasado y James visualizaba el futuro.
—Bueno, Harry fue un buen alumno... —admitió Remus, sonriéndole a James y Sirius — porque como le dije a él, se parece a ti, supongo que ya te habrás dado cuenta.
—Ya lo creo, todo el mundo le dice Harry —dijo Sirius.
—... y por lo mismo que se parecen, a ambos les gusta meterse en líos. Harry es más pasivo que tú, James. Pero consigue problemas como si buscara comprarlos.
—Igual que nosotros cuando chicos —agregó J. Potter.
Pasaron a sentarse en los sillones y los chicos de repente enrojecieron al notar que Dumbledore los miraba con seriedad, ahora que recordaban, se habían escapado del colegio para espiar a Harry siguiendo a la lechuza Pig.
—Profesor Dumbledore... lamentamos haber desobedecido las órdenes... —comenzó Sirius, muy apenado.
—Fue culpa mía, profesor... no quise traicionar la confianza depositada en nosotros, sabíamos que no teníamos permiso de abandonar Hogwarts, pero yo... pero yo investigando descubrí cosas sobre Harry y quise conocerlo... —James no pudo evitar bajar la mirada para frenar una lágrima, la lágrima era por su anterior inocencia en cuanto a la curiosidad que lo embargaba.
—Esperaba justamente que intentara algo así, señor Potter; y no lo culpo por su curiosidad. A decir verdad, de no haber estado ustedes en el atentado contra la señorita Granger, es posible que Voldemort la hubiera capturado.
—Pero ¿Para qué querría Voldemort a la chica? —interrumpió Sirius.
—Por lo que dijo Hagrid, Hermione y Ron son los mejores amigos de Harry. —Aclaró James — ¿Verdad Remus?
—Son un trío excepcional—admitió el cuestionado.
—Así como nosotros lo éramos —replicó Sirius, pero luego se corrigió — ¡A excepción de que nosotros somos un cuarteto!, no hay que olvidar a Peter, luego se nos enoja.
Lupin miró el techo y no respondió... los chicos no tenían idea de lo que les había hecho la rata, había arruinado sus vidas.
—¿Recuerdas esas épocas, Remus? — interrogó James.
Lupin asintió, esos eran los mejores recuerdos de su vida, ¿cómo podría olvidarlos?
—Volviendo al asunto, Voldemort quería capturar a Hermione para usarla de anzuelo para pescar a Harry, ¿no?
—Me temo que sí, joven Black —Dumbledore se puso de pie y caminó pausadamente —; Harry quiere a sus amigos de manera especial, sería capaz de darlo todo por ellos, y eso Voldemort lo sabe; también está consciente de lo valiente que puede ser él, Harry no sólo ha corrido con suerte, sino que ha tenido presente la valentía y la firmeza.
Sirius sonrió ampliamente, le rodeó el cuello a James, quien lucía muy orgulloso.
—Como debe de ser... – sonrió Black.
—Profesor Dumbledore...cuando huimos de la zona del ataque, oímos el suave canto de un ave y vimos que aparecían magos, ¿eran del Ministerio?, ¿se ha resuelto el ataque?
—Así es, ya está controlado, gracias a la intervención de algunos magos que forman la Orden del Fénix. —informó Lupin —De hecho, Dumbledore y yo venimos de allá. Desgraciadamente murieron docenas de muggles y a los heridos le lanzamos hechizos desmemorizantes, fue una ruda labor, pero así será de ahora en adelante.
—Más tarde tuvimos la pena de enterarnos de la situación de Hermione —siguió Albus—, y como el profesor Snape me informó de su desaparición, decidí traer conmigo a Remus, para que colaborara en su búsqueda.
—¿Ha decidido informarle a todos de nuestra estancia en esta época?
—Eso sería peligroso, señor Potter. Sin embargo es posible que más personas se enteren y así nos presten ayuda para regresarlos a su época.
—Y cuando volvamos, ¿nos borrarán la memoria? —preguntó un impaciente Sirius, pero nadie le respondió.
—Remus, Sirius... me gustaría hablar a solas con James. Es muy probable que el señor Lupin ya haya regresado de su revisión médica y seguramente, Remus, querrás reencontrarte con él. —dijo Albus.
—Le agradezco el permiso de verme a mí mismo, Profesor Dumbledore—agradeció Remus.
—¡Hey James!
—¿Qué cosa, Sirius?
—...mucha suerte.
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El cabello flotaba con el viento de la tarde, y los colores del mismo resplandecían ante el crepúsculo dorado. El cobre de su melena dialogaba con el aire de invierno, frío y temible, melancólico y misterioso. Ella trató de acomodarlo tras su oreja, se peinó con la mano varias veces, se sentó en un tronco hueco, el bosque hacía ruidos pero ella no se percataba de eso… veía hacia el horizonte, como si estuviera esperando algo, como si en el fondo de los árboles estuviera oculto algo que sí era capaz de causarle escalofríos.
—El viento está helado… — susurró mientras se olvidaba de su cabello y usaba sus manos para darse calor —
¿En dónde estás?, ya no te escucho, James.
Había estado inquieta todo ese tiempo, desde el alba hasta el ocaso, estaban ocurriendo cosas muy extrañas ese día, había escuchado voces en su corazón, las voces eran tristes y le daban mensajes funestos, ¿cómo no estar incómoda?
—¡Lily!, ¡Lily! — escuchó que la llamaban, ella reconoció al portador, se acomodó la bufanda y se puso de pie para empezar a caminar.
—Estoy aquí, en la zona del tronco hueco, Peter.
Los pasos se intensificaron, el sonido se fortaleció hasta que la figura regordeta y bajita de un muchacho de piel clara y pelo castaño apareció entre los copos de nieve que comenzaban a caer.
—Te alejaste mucho Lily, casi no podía hallarte.
—¿Los has encontrado?
El gordito negó rápidamente, se acercó a Lily y se rascó las cejas.
—No tengo idea de dónde se metieron, pero no deberías preocuparte tanto, a lo mejor ya están en la sala común, ¿podemos regresar?, hace frío aquí.
—Puedes volver si quieres, yo continuaré buscándolos… estoy segura de que tú sabes lo que sucedió, y a todo esto — observó Lily —¿Por qué no estás con ellos?
—Porque me castigaron en Transformaciones ¿Recuerdas?, y me quedé limpiando la sala de trofeos toda la tarde… no es mi culpa que la transformación del grillo haya salido así de mal…
Lily comenzó a caminar entre los árboles.
—Lily, sabes que el bosque está prohibido, deberíamos regresar; creí que no te gustaba meterte en líos.
—Ya lo dije, puedes regresar si tienes miedo, pensé en pedirte ayuda porque te enfrentas a peligros con los locos de Sirius, James y Remus.
—Ellos… me protegen…
—¿Y crees que eso está bien, Peter?... bueno, posiblemente esta vez pueda protegerte yo.
—Lily, se está poniendo oscuro, ¡por favor, hay que regresar!
La pelirroja siguió avanzando entre la penumbra y las hojas perennes, cada vez la noche aterrizaba más y apagaba al sol, pero mientras apeaba, Lily volvía a escuchar las voces en su interior, no podía dejar de anhelar saber más, esas voces la perturbaban mucho… y James, ¿en dónde se había metido ese amigo suyo?, estaba preocupada por los merodeadores, habían faltado a todas sus clases vespertinas, habían desaparecido y ni siquiera Peter Pettigrew sabía de ellos. Wormtail la seguía de cerca, le temblaban los dientes y sujetaba a Lily de la túnica, quería irse a cenar pero no podía dejar sola a la futura novia de James. "Prongs nunca me perdonaría si dejara a Lily aquí, ¿por qué las niñas son tan tercas?" pensaba, haciéndose el sufrido mientras caminaba.
Al avanzar, ambos sintieron que flotaban, y un brillo inverosímil comenzó a asomarse a lo lejos.
"Lily… estamos muertos" escuchó la mujercita con pavor.
—¡¿James?! ¿Eres tú, James?, ¿has escuchado Peter?
—Lily, no entiendo, regresemos, ¡no debemos seguir esa luz! ¡Yo no escucho nada!
Por el contrario de la sugerencia de Peter, Lily comenzó a trotar en dirección a la luz, escuchaba a James dentro de su corazón, como si este le estuviera hablando desde un lugar muy lejano "… estamos muertos. Sirius lo sabía, Remus también; por eso estaban tristes… y no los culpo Lily, no los culpo… es muy doloroso… estoy enloqueciendo".
—No me digas estas cosas James, no te entiendo— rogó la pelirroja — ¡Me está llamando, y sólo suena dentro de mi cabeza! ¿En dónde se metieron? — "No puedes decirme que estamos muertos, ¡no es justo James!, háblame de frente, como siempre lo has hecho… siento que algo malo te sucede, quisiera ayudarte"
—¡Lily, ¿qué rayos está sucediendo aquí?... — rogó Peter, aferrándose más a la chica — ¡Debemos salir de aquí cuanto antes!, si es que todavía podemos hacerlo.
—No saldré de aquí hasta que comprenda porqué escucho a James diciéndome esto… y esa luz, ¿la ves Peter?
—¡Por eso mismo tenemos qué irnos puede ser algún mortífago! — pidió Colagusano, lloriqueando — ¡Los chicos seguramente están en el Gran Comedor cenando como Dios manda!
Lily no respondió, estaba embrujada por algo mágico… la voz de James se diluía y a cambio escuchaba el hermoso canto de un fénix… el canto era glorioso, casi utópico, de pronto la chica sintió que flotaba entre nubes, sus nervios desaparecieron, ahora el relax era indudable.
La luz que vislumbraban fue descendiendo hasta ellos, el portador del mágico brillo era un hermoso fénix en plena juventud que aleteaba con gracia y piaba insistente… los llamaba.
—¡Un fénix! — exclamó Peter, boquiabierto— ¿Qué hace un fénix aquí?
—Debe ser Flawes… el fénix de Dumbledore— opinó Lily, tartamudeando. Al mirarlo, sus piernas perdieron fuerza y cayó de rodillas, los ojos del ave que renace le hablaban, otra vez la voz de James Potter resonó en su mente:
"… no creo que siga llorando hoy, Lily. He descubierto una verdad a medias y si no sé de qué se trata no podré arreglarlo... si arreglo el giratiempo podré cambiar este futuro... necesito entender, comprender y dejar de llorar…"
—¿En dónde están? — el llanto brotó de su dulce y asustada mirada color esmeralda. Su imaginación dibujó en sus pensamientos una extraña cicatriz en forma de rayo.
--**--
Los ojos oscuros de James, brillaron porque las lágrimas estaban amenazando con salir, ocultó su mirada chocolate al cerrar sus párpados, sabía que Albus Dumbledore, su Director y Director de su hijo, le daría la inevitable noticia. No era que no supiera, desgraciadamente ya sabía, pero el hecho de que alguien más se lo dijera, lo hacía sentir sumamente deprimido, un sentimiento vacío y sin significación precisa lo invadiría, y, a como lo suponía, habría condolencias, lástimas hacia su persona.
El mago más bueno del mundo no era de esos que sentían lástima por los demás, pero Dumbledore era uno de los muchos que sabían ese secreto... Harry Potter era famoso y se conocía sobre toda la faz mágica del planeta.
Después de esas reflexiones cargó valor de la nada para lograr controlar sus lagrimales. Levantó el rostro y miró fijamente al anciano, sonrió tenuemente y cruzó los brazos.
—... Profesor Dumbledore, yo... ya sé lo que... me dirá —tartamudeó, haciendo que Albus se estremeciera —. Lo he descubierto hoy mismo, hace unos momentos y de manera accidental... para usted debe ser muy incómodo da-dar-me esta noticia, p-por eso, no tiene qué decir nada.
James se puso de pie y volteó hacia las pinturas de los príncipes y princesas ranas.
—James... —habló Dumbledore —. Siempre he creído que la verdad debe reinar en todos los corazones, por eso estoy dispuesto a contar cuanto sea necesario para que estén precavidos en esta época.
—¿Sólo lo necesario? — indagó el joven de cabello negro —... comprendo; después de todo, ni mis amigos ni yo pertenecemos a este futuro, nosotros tenemos un presente en otra época que el destino no quiere que cambiemos — J. Potter comenzó a rondar por todo el pasillo debido a los nervios; evitaba la mirada de Dumbledore.
—James, toma asiento, por favor.
Obedeció. Dio una vuelta más y aposentó su trasero en el cómodo sofá. No aguantaba las ganas de desahogarse, de gritar que estaba triste y que odiaba la vida. ¿De qué servía vivir si la muerte era lo único seguro?, la vida y sus espejos eran una ilusión, una transición... ¿por qué no jugar con ella y cambiarla?... si la muerte es inevitable, al menos se puede postergar cambiando la vida, y James tenía el recurso de la magia y el giratiempo descompuesto.
—Quiero sa-saber, cómo morimos Lily y yo, cuándo y TODO sobre eso.
Albus asintió con pesadumbre, su candidez estaba ahí, pero lucía triste por la situación del muchacho, sabía que debían ser momentos terribles para James.
—Fue hace mucho tiempo, cuando Harry era un pequeño bebé. Voldemort estaba tras ustedes, porque, entre varias cosas más, eran parte central de la Orden del Fénix, de la organización de magos contra Voldemort y los mortífagos...
—¿Cuándo Harry era un bebé?... —preguntó Potter con los ojos humedecidos. Ni siquiera había tenido oportunidad de ser un verdadero padre para el pobre de su hijo.
—Pero en nuestra Orden había un traidor que avisó a Voldemort sobre su paradero...
—¿¡Quién?! ¿¡Quién se atrevió a hacer ESO?!... por culpa de uno de los nuestros que traicionó estoy muerto, ¡y Lily! ¿Por qué a Lily también si es encantadora y pacífica?... y ¿cómo es que... cómo es que Harry venció a Voldemort?... si era sólo un bebé.
—James, sé que esto es muy complicado para ti, quizá debí esperar más para decírtelo.
—No Profesor, al menos dígame lo elemental hoy... si me quedo que estas dudas se me contorsionará el cerebro, ¡tengo derecho a saber!, después de todo ya estoy muerto, y cuando me regresen a mi época, seguramente borrarán nuestras memorias, ¿no es así? — se talló los ojos que le lloraban —Por favor... dígame al menos cómo fue que Harry sobrevivió a la maldad de esa aberración de ser.
—Harry fue protegido por el amor de sus padres... todo indica que Lily lo protegió con su espíritu...
—Cubrió a Harry con su amor de madre... eso es magia antigua y pura ¿No es así?... he leído sobre eso... —susurró el joven, respirando pausadamente para tratar de calmar su herido corazón —... Lily, debió haber sufrido horrores y yo sin poder ayudarla, porque seguramente Voldemort me mató primero a mí.
—Cuando Voldemort y sus fuerzas oscuras intentaron matar al pequeño... —siguió diciendo Albus, con cierto trabajo, no le gustaba hablar estas cosas con James.
—¡Cobarde! ¡Usar sus garras contra un niño indefenso!
—El hechizo rebotó, la maldición que Voldemort le lanzó a Harry le fue devuelta, y al niño sólo le quedó una cicatriz en forma de rayo, que absorbió algunos poderes del enemigo.
—¿Cómo?
—La varita de Harry, James, es hermana de la de Voldemort.
—¿Y si Harry lo venció por el amor de Lily, por qué ahora ese asqueroso y repugnante demente ha vuelto al poder? —interrogó sin frenar su vocabulario.
—Me temo que es una larga historia... estás muy alterado James; una vez obligué a Harry a hablar cuando parecía indispuesto, estaba herido, mas sin embargo tranquilo. En esta ocasión sucede lo contrario.
—Estoy sano pero muy exaltado... —supuso Potter, pero ¿cómo no estarlo?
—De ahora en adelante, ustedes tres estarán bajo nuestra protección; hablaremos con calma James, cuando hayas digerido toda la información que acabo de darte.
—¿Remus y Sirius saben todo esto? ¿O más?
—Es posible que la información que ellos conocen sea menor.
—¿Han estado bien en este futuro?, no sé nada preciso de Sirius, ni de Remus o de Peter...— James se secó las lágrimas nuevamente y vio que Dumbledore se ponía de pie y caminaba hacia él. Le proporcionó un pañuelo... James no recordaba que anteriormente alguien le hubiera ofrecido uno para sonarse la nariz por las lágrimas de tristeza corridas— entonces, hablaremos después ¿Verdad?
Dumbledore asintió con amabilidad y ayudó a poner de pie a James.
—Ahora, joven Potter —dijo olvidando hablarle de TU y de James —, será mejor que regresemos adonde nos esperan, habrá qué ver si la señorita Granger está mejor.
—Bueno... no conozco a esa chica, pero extrañamente creo que es muy fuerte.
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Remus Lupin de 15 años, encorvaba la columna por el enfado mientras regresaba a la sala de esperas 4 ½ en compañía de una enfermera llamada Danielle Malkin, la susodicha iba vigilándolo, como si temiera de repente que el muchacho fuera a salir corriendo o algo así. A Remus no le faltaban las ganas, odiaba estar al cuidado de alguna enfermera que no fuera Pomfrey, y no podía evitar volverse un poquito huraño. Claro, su descortesía no llegaba a tanto, ante todo era un chico sereno que sólo se exaltaba cuando la luna llena estaba cerca, ¡y menos mal que faltaba rato para eso!
Entraron a la sala de esperas. Remus-chico, con lo despistado que era, caminó hasta sentarse sin darse cuanta de que había muchas personas ahí. Danielle, la encargada, habló a McGonagall y Molly para conversar con ellas.
—El chico está bien, es muy serio ¿verdad?
—Desde luego que sí, pero muy educado —aseguró Minerva, Molly sólo sonrió.
—Le revisamos el hombro y le curamos la herida, no era de gravedad, pero duele mucho. No habíamos visto ese tipo de heridas desde hace mucho tiempo... desde la época en Quien-ustedes-saben andaba causando destrozos por todas partes. Aunque el Dr. Fletcher asegura que esos tiempos han vuelto... ¡Ah!, justamente me ha mandando por usted, Señora Weasley y Profesora McGonagall, quiere darle noticias sobre una paciente.
—¡Sobre Hermione! —interrumpió Ron, que estaba atento a todo lo que conversaban.
—Entonces la seguiremos —respondió Minerva con sangre fría —. Y Weasley, por favor, contrólese.
—Lo siento profesora...
De nueva cuenta comenzaron a evacuar la sala. Sirius sonrió porque así los dos Remus se reencontrarían con toda libertad.
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Mundugus Fletcher era un sujeto corpulento, con mejillas rebosantes y rosadas, mollera ligeramente calva, cuyo escaso pelo era de un color marrón cereza muy poco usual. A simple vista parecía de esos bromistas eternos, pero sus gestos eran bruscos, determinantes, y eso le daba una imagen colorada y severa. Ronald Weasley había escuchado hablar de Fletcher pero no sabía donde, generalmente sus padres mencionaban muchos nombres durante la comida familiar y como él y sus hermanos estaban más interesados en la comida –o en el trabajo, en el caso de Percy—, no ponían la suficiente atención.
Su madre saludó a Mundugus muy animadamente, en cambio, McGonagall, de una manera menos efusiva y más formal; el pelirrojo se limitó a darle la mano al mago para luego tomar asiento en la especie de consultorio.
—Es una pena... una verdadera pena —comenzó a decir, moviendo esas cejas gruesas y despeinadas, hizo temblar a Ron, pues pensó en que su amiga Granger estaba muy mal. Nadie respondió ni juzgó, querían más información, por lo que Mundugus prosiguió—...Sí, en verdad es una pena que los mortífagos estén infectando a San Mungo de enfermos inocentes que sufren el Cruciatus y otras cosas peores... pero ¿Qué le vamos a hacer si no lo terminamos de erradicar?... surgen asociaciones para la protección, falta que esa protección se vuelva ataque. En fin, que me desvío del coraje—bueno, quizás tenía facha de malhumorado solamente, al hablar se le oía un toque esotérico muy simpático, capaz de atraer a cualquiera.
—Oh sí, las cosas están terribles... quizá si el Ministerio ayudara...
—No Molly, eso no sería suficiente. El Ministerio nunca ataca, ni siquiera sirve para prever.
—En eso tiene usted razón, Fletcher—agregó Minerva—, ahora, ni no es mucha molestia, nos gustaría que nos informara lo que nos incumbe.
—Por supuesto Profesora, ¡vaya con usted!, siempre tan cascarrabias.
"¿Cascarrabias?, ¡algo para recordarse eternamente: le han dicho cascarrabias a la profesora!" pensó Ron, con una media sonrisa acorde a su personalidad.
McGonagall frunció el ceño, resopló y se hizo la ofendida. Ron notó que esos dos singulares personajes se conocían lo suficiente como para bromear y lanzarse carrilla, justo como él con Hermione, aunque, en realidad, ellos nunca se habían llevado de broma en broma, sí tenía problemas con Granger, pero eran otro tipo de conflictos.
—Fletcher, ¿por qué no se limita a decirnos qué sucedió con la alumna Granger?
—De acuerdo, pero no se exalte, Profesora. Recibió dos maldiciones en calidad de nervios. Me refiero con ello a que la chica estaba, psicológicamente afectada por pensamientos perturbadores. El efecto del Cruciatus tiene que ver con el estado de ánimo de la persona. Cuando es previsto su efecto es menos cruel, pero en el caso de la chica, ha sido improvisado.
—¿Eso qué significa, doctor Fletcher?
—Significa que dos Cruciatus son dos Cruciatus. Pero es asombroso que una brujita como la señorita Granger no vaya a quedar con secuelas. Se recuperará, pero necesita reposo y sobre todo, mucha protección.
—Por eso no se preocupe, doctor. ¿Verdad mamá que Hermione se quedará con nosotros?
—Si Dumbledore lo acepta, sí, hijo. —Respondió la señora Weasley —. No podemos arriesgar a Hermione a que sufra otro ataque mortífago, tampoco debemos entrometer en el conflicto a los pobres Granger que apenas y conocen sobre magia.
—Bueno, eso es todo, señoras y jovencito Weasley. Me retiro porque es mi deber... un médico nunca tiene descanso. Ahora, Profesora, si me hace el favor, déle a Albus esta carta sobre algunos asuntillos pendientes.
—Cuente con ello, Fletcher.
Cuando ya iban saliendo, Mundugus se despidió:
—Hey Minerva, una sonrisa, como en los viejos tiempos.
McGonagall no regaló ninguna sonrisa, solo una mirada lejana y llena de recuerdos.
"Ya sabía yo Minerva, que jamás ibas a volver a sonreírme"
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El Profesor Lupin no había dejado de mirar a su Yo pequeño desde que este había hecho acto de presencia, por el contrario el chico de cabello cenizo estaba en su mundo pensando en cosas indescifrables para los demás.
—¿Qué no vas a saludar Remus? —indagó Sirius.
—No es por ser grosero, pero me pone de mal humor esto de los hospitales, Sirius —sinceró tocándose con recelo el hombro—; menos mal que ya tienen noticias de la amiga de Harry, cuando Dumbledore llegue, podremos irnos y...
—¡Remus!, ¿qué no vas a saludarte?
—Ya te dije que... espera ¿SALUDARME?
—Claro, estás atrás de ti—sonrió Sirius, haciendo que Lunático-adolescente mirara hacia sus espaldas para verse a sí mismo de adulto— ¡Tararán!, pues aquí estás tú, de adulto... ¡salúdense!
Lupin adulto sonrió, se sentía verdaderamente extraño. No se acercó a él mismo porque se conocía.
—¿Qué soy yo?, esto es lo más loco que me ha pasado en la vida...
—Eres tú... y lamento informártelo, pero perdiste tu cabello casi rubio.
—Ahora está gris. —observó Remus-chico, acercándose al grande con un color carmín en las mejillas de la extrañeza —. Ho-Hola.
—Hola Remus —contestó Lupin, sonriéndole. —¿Te sientes bien de tu herida?
"Ja-ja, estos dos sí que son desabridos, ¡ve lo que Lupin le dice a Remus!, me pregunto ¿Serán dos espíritus los que los poseen, o sólo uno?, qué confusión esto, jeje, tan confuso que ni James con sus ideas revolucionarias entendería" pensó Sirius.
—Estoy bien. Ya sabes que no me gustan los hospitales. ¿Has venido a muchos desde mi época?
—No. Ahora tengo suerte, hay una nueva poción que me ayuda a no sufrir en las transformaciones. Si estás aquí cuando sea luna llena, serás cliente de su efectividad.
—¿Hablas en serio?
—Claro que sí; nada más tendría que consultarlo con Severus para que te la administre.
—¡Y dejar que Snape envenene a Remus!, ¡Tío Lupin, no lo imaginaba de ti!
—Sirius —regañó Lupin-adulto—, Snape no me hará nada ni de chico ni de grande, Dumbledore tiene plena confianza en él. —volteó hacia Remus-chico—y no temas Remus, que la poción "mata lobos" es muy buena.
Su Yo joven asintió. Sirius se sentía confundido, ¿qué se diría a sí mismo?, a lo mejor, como en el caso de las dos versiones de Remus, no sabría qué hacer."¡Claro!" recordó "Le pediré al Sirius de esta época que me diga quién es el traidor que vendió a Lily y a James... no, eso no tiene porqué dilatar más, seguramente el Remus Lupin adulto sabe cómo se dieron las cosas, ¡Remus es mi amigo a pesar de todo lo que ha pasado!, no importa que ahora esté adulto y su sonrisa ya no sea la de antes, es él... y no tiene porqué ocultarnos nada... así que, una audiencia con mi Tío Lupin no se me privará".
—Me pregunto, Remus, si podrías responder algunas dudas que tenemos, ¡prometo que no serán muchas!, y sé que no es el momento, pero necesitamos saber.
—Bueno Sirius, si puedo contestar las preguntas, con mucho gusto lo haré, pero si no me incumbe lo cuestionado, tendré que abstenerme, ¿de acuerdo?
—Es mejor que no preguntar nada — razonó el Remus del pasado, tomando asiento junto a Sirius y el otro Remus.
—Entonces, ¿qué les gustaría saber, chicos?
Sirius iba a preguntar directamente lo que pensaba: Dime Remus, ¿quién demonios traicionó a Lily y James y me culpó de sus muertes? ¡¿Quién?!; pero cambió de opinión porque sabía muy bien que a Lupin era mejor llegarle por medio de la perífrasis, es decir, dando rodeos que pudieran, de milagro, poder despistarlo.
—Remus...
—¿Mande? —respondieron los dos, casi como un coro perfecto. Sirius sonrió.
—Mmmh, haremos algo: Remus será Remus-chico y Lupin /o, en mi caso, Tío Lupin/, será el Remus-grande, ¿qué opinan?
—Estoy conforme —respondieron otra vez en unísono.
Black suspiró un poco más tranquilo.
—Como te decía, Remus... Lupin ya ha visto a James, y creo que Dumbledore está a punto de decirle la verdad sobre su futuro...
—Pobre James —lamentó Remus, luego él mismo miró a su Yo adulto —¿Te has sentido muy extraño al volver a verle, no es así?
El ex – profesor asintió con un dejo de dolor —Han sido años muy difíciles, chicos. Todos los sueños que una vez pudimos haber tenido en el colegio se han esfumado. Ninguno de los tres lo ha pasado bien, eso es seguro... y es lamentable que ustedes, siendo nosotros de jóvenes, se enteren, ya sea de la prematura muerte de James, o del encarcelamiento de Sirius y...
—Pero ¿Qué ha sido de mí? —preguntó Remus-joven —, realmente Dumbledore no me dijo mucho... incluso nos ocultó muchísimas cosas, eso no es justo.
—Dumbledore no puede actuar al vapor y decir cosas sin saber las repercusiones, eso lo saben muy bien los tres. La información que les ha dado ni siquiera ha sido bien digerida por ustedes... en estos casos, Remus y Sirius, es mejor tener paciencia. No sabemos qué hacen ustedes en esta época y en qué puedan afectarla... por otra parte nos da un gusto enorme verlos y vernos cuando chicos, pero nos gustaría evitar que se involucraran en una época que no es suya.
—... En una época en la que soy un prófugo de la justicia y dos de mis mejores amigos (Lily y James) están muertos, mi ahijado huérfano y puras tragedias así. Tío Lupin, tienes qué admitir que lógicamente nos vamos a involucrar, aunque nos cause dolor.
—No me has dicho qué ha sido de mí —rogó otra vez Remus a su futuro.
—Tampoco la hemos pasado muy bien Remus. En realidad, para mí fue un golpe muy duro la muerte de James y Lily, y no sólo eso, sino la traición que creí que había cometido Sirius.
—¡¡Pero yo no fui, me lo dijo Dumbledore!!, Remus ¿No confiaste en mí? —le reclamó a Lupin, mientras que el Remus-joven se estremecía.
—Debes tranquilizarte Sirius. Ya te he pedido perdón por la duda. Tienes que comprender que en aquél entonces había un mar de posibilidades, incluso tú llegaste a creer que yo era el espía... no se sabía quien era el mortífago.
—¿No bastó la amistad que jurábamos tenernos? —interrumpió Remus-chico, desconcertado —... es muy triste.
—No tenía qué ver directamente con la amistad, Remus —dijo el adulto—. Voldemort podía estar controlándonos con el Imperius, o cosas por el estilo.
—Eso no quita que James esté muerto... — se entristeció el de cabello castaño claro.
—Ya lo sé... Nada puede suprimir ese hecho, y tampoco nada podemos hacer para cambiar la historia. La muerte de los Potter libró al mundo mágico de la maldad de Voldemort por más de trece años... la mayoría estaba de fiesta cuando yo estaba de luto, todos alzaban sus tarros con cerveza de mantequilla por El Niño Que Vivió.
—¿Qué hiciste entonces, Tío Lupin?
—No creí que Voldemort estuviera muerto, tampoco Dumbledore; así que, decidió que la antigua Organización de la Orden del Fénix siguiera laborando, previniendo. Harry, por ejemplo, estuvo custodiado desde su llegada con los muggles por una de los miembros; y yo, entre otras cosas, fui a buscar la esencia de Voldemort adonde habían surgido rumores de que estaba. Perdí 10 años en una búsqueda infructuosa, hasta que regresé para dar clases de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts. Luego tuve que marcharme, ya sabes... no es fácil que un licántropo dure en un trabajo...
—Ya veo... —suspiró Remus, no deseaba tener ese futuro tan reseco y nostálgico.
—¿Y por qué no te casaste, Lupin?... eres un buen tipo, tenías varias chicas tras de ti y...
—Bueno Sirius, las situaciones cambian, y lo que no se da, no se da. —explicó Remus-adulto—, pero no quiero ver esas caras fúnebres. Aunque el futuro no resultó lo que ustedes esperaban, hay muchas cosas por las que no me arrepiento de lo que me ha sucedido. Nunca es tarde, lo único que nos priva de gozar es la muerte, y es posible que morir no sea tan terrible como lo dicen los mitos.
—De acuerdo... pero dime una cosa Remus, si pudieras cambiar este presente, ¿lo harías?
—Si volviera a vivir toda mi vida sólo cambiaría dos cosas en mi existencia.
—¿Cuáles?
—Será mejor que ustedes las averigüen. Y, espero que se olviden de ese plan malévolo que están pensado. Los conozco bien, sus miradas no mienten... Sirius, el pasado no se debe de cambiar.
—¿Y qué dije YO?... Oye Tío Lupin, cambiando de tema, ¿podré verme a mí mismo? ¿Quién traicionó en verdad a los Potter?
Por supuesto, Black sabía que Lupin no iba a contestarle, pero se arriesgó a preguntar, había dado un largo rodeo para llegar al fin verdadero de la conversación. Remus se miró a él mismo de adulto y rogó que al menos a él le diera una pista con la plateada mirada. Hubo un corto período de silencio que se extinguió por la llegada de Dumbledore y James a la sala privada de esperas 4 ½ .
—¡James! —saludó Sirius, mirando los llorosos ojos de su pálido camarada. James Potter no parecía ser el mismo, su ágil mente parecía divagar por el espacio sin rumbo fijo. Sus mejillas rebosantes eran pálidas y muertas... pero lo peor para los merodeadores, era saber que su amigo había estado llorando por recibir tan ruin noticia.
Al sentirse nombrado James alzó la vista y le asintió a Sirius. Los dos Remus quisieron decir algo, pero no encontraron las fuerzas, sabían al menos que a veces era mejor callar o mostrar un silencio respetuoso.
—Sirius, Remus... entiendo que... me hayan ocultado la verdad. —dijo James, antes de que sus amigos se le adelantaran a pedirle disculpas o a decirle "lo siento"... y no es que James no lo sintiera o agradeciera la empatía de sus amigos para con él, pero, le parecía muy incómodo que le dijeran eso... después de todo aún estaba con vida, y en lo más profundo de su mente maquinaba pensamientos sobre el posible cambio de historia que le permitiría seguir en el mundo. Dejó sus reflexiones para después, si Dumbledore o Lupin-adulto lo veían flaquear, mucho menos le contaría el resto de la verdad; recordó entonces el porqué estaban en el Hospital, y nuevamente se sintió acongojado por el incidente de Hermione. — ¿Hay noticias sobre la chica Granger?
—¡Así es, Hermione va a restablecerse! —interrumpió la conversación Molly Weasley, con lágrimas de alegría en sus ojos. Ella y McGonagall habían vuelto de los informes que les había dado el doctor Fletcher.
—Es una excelente noticia, Minerva. La señorita Granger no es sólo una de las mejores alumnas que han pisado la escuela, sino que resultó muy fuerte ante la prueba que se le fue impuesta.
—Hermione seguramente ha cogido experiencia de tanto meterse en líos con Harry —analizó Black, con una media sonrisa.
—Es muy posible que tenga razón, joven Black.
—Profesor Dumbledore, ¡lo ha dicho enfrente de...
—No te preocupes, cariño. La Profesora McGonagall me ha puesto al tanto. Los reconocí al instante; hay detalles que nunca pasan desapercibidos para Molly Weasley. Y afortunadamente los recuerdo muy bien de jovencitos haciendo travesuras contra los Slytherins.
—...
—¿Y, el chico, Ron, lo sabe? —preguntó Remus-joven.
—Oh no, no creo que Ronald deba enterarse — aclaró la mamá —, su amistad con Harry es muy fuerte y sería peligroso. Lo mismo que Hermione... ellos no debe saber la verdad.
—¿Y por qué Harry no puede saber que soy su padre y he venido a visitarlo? —renegó de repente James, ante la mirada atónita de todos —Me parece justo que me conozca, ¡Harry tiene derecho!
—Calma James —rogó Lupin —, tú sabes que estamos yendo por pasos; tienes qué tener paciencia, y al menos ahora no es conveniente que Harry se entere de la verdad.
El joven bajó la cabeza y no respondió, había tensión en el ambiente.
—¿En dónde está Ron?
—Ha ido a visitar a Hermione, profesor Lupin.
--
Ronald Weasley nunca antes había estado en el Hospital San Mungo, ni siquiera cuando nació Ginny, porque en ese entonces él era un pequeño bebito. Las pecas en su apuesto rostro se estaban diluyendo cada vez más, y su figura colorada contrastaba aún mejor con su piel blanca y su larga nariz recta. Estaba nervioso por estar a punto de entrar en esa habitación. No soportaba entrar en las enfermerías, pero ya estaba bastante impuesto, y por nada del mundo su aversión por esos sitios impediría que viera Hermione. De hecho, Harry y Hermione iban muy seguido a la enfermería, nadie como Harry, claro, pero Hermione también había tenido sus momentos cumbres, como la vez en que había sido petrificada por el horroroso basilisco que salía del lavabo del baño de Myrtle La Llorona.
Por fin se animó y entró tembloroso. En esos momentos todas sus peleas con la chica de cabello enmarañado y castaño eran leves suspiros de un aprecio muy grande que Ron sentía hacia ella. "Harry no me perdonará que le oculte esto que le sucedió a Hermione... es una suerte que ella... que ella..." pero no podía concluir esa frase porque había notado que Hermione tenía los ojos bien abiertos y lo miraba intensamente. ¿Cómo mirar de frente a su amiga y pensar al mismo tiempo?, era detestable, pero Ron admitía que en ocasiones sus pensamientos quedaban en segundos planos por el cariño que sentía hacia sus seres queridos.
—Ron...
—¿Te sientes muy mal, Hermione? —preguntó aún alejado, mientras caminaba hacia ella y se sentaba en la cama de blancas sábanas.
—Yo... estoy bien... siento que... no puedo... pensar... estoy confundida, pero...
—¡Pues no hables!, nos diste un buen susto!
—... pero... ¿Y Harry?...
—¿Harry? ¿Qué tiene qué ver Harry?, él aún no lo sabe.
—Los mortífagos, Ron... también atacaron a Harry.
—No era Harry. Era un amigo de Dumbledore que parece clon de Harry.
—¿Eh..?
—Ya no hables, o te vas a debilitar más. No debes preocuparte, los chicos que te ayudaron están bien. Es muy probable que te vayas a pasar el resto del verano con nosotros, Dumbledore piensa que es lo mejor... y a tus padres no les dirán que estuviste tan mal, ya sabes, para que estés tranquila. Tendrás protección en mi casa... y... cuando... te recuperes, esto será sólo una pesadilla...
—G-g-r-a-c-i-a-s Ron...
El pelirrojo le regaló una sonrisa. La figura azulada (porque así se veía) de Hermione se tranquilizó y poco a poco fue cerrando los ojos.
"Bueno, después de todo, no fue tan difícil hablar con ella" pensó Weasley con mucha felicidad interior.
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Harry había tenido un cumpleaños solitario. Era verdad, había recibido varias lechuzas: de Hagrid, Ron, incluso una nota y un regalo de Sirius Black, su estimado padrino; pero aún se sentía muy melancólico, también extrañaba que Hermione no le hubiera mandado nada. Ron decía en su carta que la chica le mandaría su comunicación por un medio muggle, a lo mejor, como el correo normal era algo tardado, aún no llegaba nada.
Seguía pensando en el carro azul de los Weasley, y, para su sorpresa, sonreía fugazmente cuando recordaba a los raros muchachos que habían ido a molestar a su casa. Aún pensaba que eran magos curiosos, y los ojos grises de Lupin le parecían sospechosos, sin embargo por más que quería portarse serio al recordar eso, la situación le parecía simpática.
El vástago de los Potter llevaba rato asomado en su ventana; él era uno de esos chicos que podían pasar horas observando un paisaje mientras estaba sumido en sus pensamientos. Tocaron la puerta y reconoció los tacones de tía Petunia.
"Debe ser hora de la cena, ya anocheció ", se apresuró a abrir y su tía ya no estaba, en cambio, una caja de cartón algo vieja y adornada con papel periódico estaba en el suelo.
"¿Y esto?" pensó Harry, levantando el paquete. "A lo mejor es de Hermione y acaba de llegar... pero, ¿mis tíos dándome correspondencia a MI?, qué extraño".
Abrió el regalo y halló unos guantes cafés muy desgastados y pequeños para él. Los sacó calmadamente, Harry pensó que era mejor recibir eso que no recibir nada... después de todo habían estado peor los viejos calcetines de Dudley que le habían dado años anteriores. Era extraño ver ese regalo, porque Harry sabía que esos guantes nunca habían sido de Duddy.
Los observó un rato y decidió voltearlos. Al darle vuelta a la tela logró leer una inscripción con hilo color amarillo huevo, decía: Lily.
¡Esos guates habían sido de su mamá!, los estrujó con fuerza y esta vez sonrió con mucha ilusión. Apenas podía creer que tía Petunia le hubiera dado un regalo así... tal vez para la Sra. Dursley eso no era un regalo, pero para Harry era el mejor regalo que le pudieron dar sus tíos muggles. Quizá la carta que Dumbledore había mandado a los Durleys les había ablandado el corazón, ¡pero eso no importaba!
El pico de una lechuza interrumpió su momentánea alegría. Vio que tras la ventana brillaban ya las estrellas mientras que una lechuza gigante y de color gris con franjas cafés picoteaba el cristal.
—Vaya, ya no esperaba recibir nada más — dijo Harry Potter, con entusiasmo.
La lechuza traía un delgado paquete.
—¿Será de Hermione?
En efecto había una nota de la mencionada, pero antes observó que había un aviso con la información sobre los útiles del nuevo curso.
"Qué raro que me llegue la carta de Hogwarts con lo de Hermione".
"Harry:
Feliz cumpleaños, espero que te la hayas pasado mejor que otros años. Ojalá Ron te haya advertido que mi paquete llegaría por medios muggles. Sé que el correo a veces no es tan eficiente pero es mejor no correr riesgos con las lechuzas por lo de los mortífagos. En esta ocasión te envío una guía de hechizos prácticos que te pueden ser de mucha utilidad ahora que hay tanto peligro. Cuídate mucho Harry, no salgas de la casa de los muggles. Si decides pasar el verano con Ron, procura tomar precaucione ¿De acuerdo?
No iré a visitar a Víktor a Bulgaria, pero he seguido comunicándome con él, Víktor es muy atento conmigo, me ha preguntado mucho por ti, incluso quería escribirte, aunque yo le rogué que no lo hiciera. No saldré de vacaciones con mis padres este año. ¡Por cierto!, cuando vayas al Callejón Diagon, espero coincidir contigo, será mejor ponernos de acuerdo junto con Ron, ¿verdad?
Hermione".
—Esto es muy extraño... la carta de Hermione ha llegado junto con lo de Hogwarts siendo que ella enfatizó que llegaría por correo ordinario.
Agarró la pequeña guía de hechizos de bolsillo y se la guardó en su pantalón de mezclilla. Revisó la lista de útiles, y encontró dos notas más. Una era de Ron... ¡¿DE RON?!
"Hola de nuevo, Harry...
Dumbledore ha permitido que te escriba nuevamente ante lo que sucedió. Ya sabes como es el profesor Dumbledore, le gusta hablar con la verdad y ha permitido que yo te de la noticia. Harry, han ocurrido muchos atentados contra muggles e hijos de muggles. Hoy ocurrió uno de los peores y desgraciadamente Hermione fue..."
—¡¡HERMIONE!! — se exaltó Harry, dejando de leer.
"... atacada, ¡pero no te exaltes Harry!, ya está mucho mejor, sólo quería informarte. Dumbledore está protegiéndola y es posible que pase el resto del verano en casa, ojalá tú también puedas venir. Como ves, te ha llegado el regalo de Hermione, ya que ella no pudo mandarlo por su problema. Siento mucho entristecer tu cumpleaños, pero debías saber, porque si no era posible que te molestaras.
Por cierto, ¡he visto al profesor Lupin!, dicen que volverá a darnos clases, y conocí a unos espías de Dumbledore que salvaron a Hermione (aunque extrañamente me pidieron que no te dijera nada sobre ellos).
Espero verte pronto Harry, ¡hasta luego!
Ron"
En efecto, Harry se había entristecido. Pero más que tristeza sentía impotencia, coraje, ¡ira!... Pudo imaginarse que el maldito de Voldemort había querido matar a su amiga porque sabía los lazos que tenía él con ella (una sangre sucia). Harry quería ver a su amiga, saber si estaba bien, ¡ya no estaba tranquilo!, lo único que le quedaba era tener la suerte de pasar el verano con los Weasley.
"Hermione... perdóname, ¡es injusto lo que te pasó! Y fue mi culpa, porque Voldemort debe estar enterado de que eres mi amiga..."
Entre las otras cosas que incluía el paquete, Harry distinguió una foto mágica entre las cartas. La sacó con mucho cuidado y se asombró al verla.
Era una foto de su padre y madre en sus épocas de Hogwarts. Era una ilustración dinámica en donde se veían varios Gryffindor más, jugueteando y sonriendo.
—Mamá... papá...
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—¿Tú crees que le haya gustado el regalo?
—Claro que sí, James... ya duérmete, que ha sido un día pesado— respondió con amabilidad Remus.
Los Merodeadores estaban acostados en una de las habitaciones de la Torre de Gryffindor, la profesora McGonagall los había instalado ahí desde su llegada al futuro. Los tres tenían mucho cansancio, pero la curiosidad por saber más les acogía y torturaba. James no dejaba de pensar en su muerte y en el culpable. Sirius quería saber quién era el verdadero traicionero. Remus anhelaba que su Yo adulto volviera por ellos a la mañana siguiente, ya que eso había prometido Lupin.
—Mañana seguro que averiguaremos algo, Tío Lupin le dijo a Dumbledore que nos llevaría a no sé que parte para no sé que cosa. ¡Tal vez iremos a verme!, es decir, a ver al Sirius del futuro.
—Ojalá que sí —dijo James, quien ignoraba todo lo que le había pasado a su mejor amigo Black en el futuro. —. Y hablando de otra cosa, ¿en verdad a Harry le gustará la foto?, es la mejor que traía en el bolsillo, Lily me la regaló hace un año... espero no sospeche que fui yo quien le pidió a Dumbledore que la mandara.
—Es una foto muy buena James, deja de enfadar con eso. —renegó Sirius —, si mi ahijado es listo quedará encantado, ¿fin?
—fin de qué...
—Fin de la plática; por favor, duérmanse. —rogó Remus, con un ojo abierto y otro cerrado.
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Continuará...
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Notas2: Espero que este episodio de Girahistoria les haya agradado, quise adelantar las cosas un poco, al menos James ya no vive en la completa ignorancia, aunque es posible que el pobre sufra otro espasmo si se "mal-entera" de lo que supuestamente hizo Sirius, ojalá el pobre no caiga en confusiones. ¿Qué les pareció el encuentro de los dos Remus?, quizá no quedó muy bien, pero les juro que me pareció difícil escribir sobre eso, me conformo con que no esté muy incoherente… Harry, Ron y Hermi ya tienen más participación, poco a poco se van a adentrar en el fic… Además, Lily y Peter (antes de ser la rata malvada) hicieron acto de presencia, como es otro tiempo lo puse en negritas; la verdad es que incluí esa escena porque será importante la participación de Lily en el futuro y tengo que ir abriendo corchetes en el fic. Bueno, otra vez gracias por seguir leyendo, es todo un honor para mí.
El próximo cap de Girahistoria se titula: La metamorfosis, y como adelanto les diré que Harry y James tienen la oportunidad de platicar (aunque no he dicho bajo qué circunstancias)
No se olviden del comentario, ya saben que eso me anima mucho, también les doy mi nuevo mail por si gustan comunicarse_ cielocriss@graffiti.net
Gracias por leer, ahora pasaré a contestar los reviews.-
*Padme.- ¡Hola Padme!, muchas gracias por seguir mi fic, espero te esté gustando. No puedo decirte si será un H/Hr porque todo puede pasar!, pero no descarto la posibilidad porque mi gusto por el romance es variado (aunque si hay Ron+Hermi no permitiré que Harry sufra, así que no te preocupes). Creo que ya respondí tu respuesta, Lily ha salido en el fic, de hecho su participación será importante, espero no dejes de leer.
*Shagy Sirius.- Gracias por opinar que mi historia es buena, ¡me animas mucho!, espero no haberte decepcionado… la verdad es que pienso complicar mucho las cosas, me gusta hacer sufrir a los personajes aunque sin dejar de escribir cosas cómicas (estoy medio loca). De cualquier manera tomaré en cuenta tus sugerencias, ya había pensado en algo parecido a lo que me escribiste. Ahh, gracias por darme tu Messenger, espero verte pronto en línea.
*Andy-chan.-Muchas gracias por leer mi historia, espero no le pierdas la pista, te prometo que se va a poner mejor con el paso de los capítulos. Ojalá este episodio te haya gustado.
*Marine.-Hola!, gracias por tu comentario, estuvo muy original escribirlo en tercera persona, qué bueno que te está gustando mi fic, espero que lo sigas leyendo y que te siga agradando.
*Joyce Granger.- En este capítulo la historia dio un giro un poco drástico, aún así espero que ye haya gustado el capítulo, prometo esforzarme más para mejorar, pero ante todo te agradezco que leas mi fic, es un honor.
*Ginny W-P.-Hola Ginny, gracias por leer, claro que no me había olvidado de esta historia, me divierto mucho escribiéndola. Espero en este cap también te hayas sorprendido, esa es la intención, por cierto, muchas gracias por el mail que me mandaste.
*AIOV.-Hola Champú-kun, gracias por leer mi fic, pues ya ves que siempre no fui a Camahuiroa, pero al menos te he visto unos días. Qué bueno que mi fic te está gustando… es verdad que siempre hiero a Hermi, pero al menos no la mato (en mi pasado fic fui mala con ella, jajaja, no lo recordaba). En efecto, la anciana rara era Arabella Fig, y saldrá mucho en mi fic. Nos vemos pronto.
*Carito de Potter.- ¡Qué bien te diste una vuelta por mi fic, prima-nieta!, y ya ves que no me olvido de ti, te dediqué este capítulo. Lamento no haberte mencionado antes, pero ya sabes que siempre que escribo de Harry me acuerdo de ti y de cuando lo leíamos (hace ya dos años desde que leímos los libros de Harry y no sacan el 5 ;__;). Espero que mi fic te siga gustando!
*chica.- Espero el fic se te siga haciendo original, gracias por usar tu tiempo en leerlo. ¡hasta pronto!
*Lourde Ariki.- ¡Gracias por los ánimos que me das!, espero que el fic te siga gustando, prometo esforzarme por mejorar. Me tardé más de lo que pensaba en continuar el fic porque en las vacaciones pasadas estuve incomunicada, de hecho tuve que venir a un cyber para actualizar. Te agradezco mucho el que leas mi fanfic.
*Dadaiiro.- Amiga, te agradezco que sigas mi fic, tus comentarios son muy importantes para mí, ya que cuento con la crítica de una muy buena escritora. Espero este cap te haya gustado, como podrás haberte dado cuenta, le agregué algunas *cosas* imprevistas. Creo que la parte de los "vendedores" estuvo muy loca, y sí, he sido mala con Hermione, ¡no puedo evitar ser mala a veces!... y sobre el gato canelo, pues… se quedó por ahí, pero encontrará a su ama, y puedes asegurar que sí "reconoció" a Sirius.
*Lara.- ¡Gracias por seguirle a mi fic!, es un honor contar con tu comentario amiga, me das muchos ánimos, (en realidad para mí es importante tu punto de vista). La rata-humana sí que se llevó un gran susto, pero los pobres no imaginan lo que sucedió en realidad, ya lo sabrán después. ¡Gracias amiga!, espero ver pronto adelantos de tus fics.
*Enya.- Gracias por tus dos comentarios, me animaste mucho. Ya tengo Beta, pero de todas maneras es costumbre mía eso de poner que quizás tenga errores, el ojo humano es muy despistado. Qué bueno que te está gustando mi fic, con el tiempo se pondrá más interesante (si todo me sale bien). Oye!, qué buena idea eso de traer a Severus-chico con los merodeadores, no se me había ocurrido.
*Ana Granger.- Te agradezco los comentarios que me das, me animas mucho porque es muy gratificante que alguien opine eso de tu escrito, así que espero no decepcionarte. Los chicos sí se llevarán una gran sorpresa al descubrir a los merodeadores, eso te lo aseguro, pero aún faltan otras cosas que resolver antes de llegar a eso. También prometo que habrá romance, ya he puesto indicios del mismo. ¡Gracias por leer, espero el fic te siga agradando!
*Shaman Ryoko Lupin-Black.- Gracias por darme ánimos, espero el fic te siga gustando.
*AIOV.- gracias por este segundo r/r!, espero te siga gustando el fic.
Y a los que leyeron y no dejaron Review: Gracias!
Hasta pronto.
