Notas1.- ¡Hola a todos!, por fin pude terminar este capítulo, nuevamente me disculpo por la tardanza, ¡es que sigo aprisionada por la escuela!, envidio a todos los que tengan vacaciones, yo, por mi plan de estudios estaré encerrada todo el verano… ¡en fin!, vamos a lo que nos importa.
Antes que nada les doy las gracias por seguir leyendo mi fic, significa mucho para mí, ¡GRACIAS!, y espero con mucho ánimo que les siga gustando; prometo organizarme mejor para publicar pronto, el siguiente capítulo al menos saldrá a brevedad posible debido a que se encontrarán los dos Sirius (y tengo ánimo de escribirlo!).
Como resumen diré que en capítulo anterior, los chicos fueron sometidos a una técnica llamada "Metamorfosis" creada por Arabella Figg, apareció Harry y se reencontró con Lupin. Por otra parte, en el pasado, Lily y Peter se toparon con un fénix que le dio un pergamino y un giratiempo ¿Viajará Lily al futuro?, ¡eso ya lo veremos!... otra cosa que pasó fue que el Sirius-adulto realizó una misión secreta en Azkaban. En el presente capítulo retomaré varios hechos, hay muchos cambios de escenas y de tiempos, así que espero no se confundan. Leeremos qué hace la Orden del Fénix en Azkaban y qué sucede con los Merodeadores, Harry y Lily y Peter. ¡Espero les guste!, en lo personal, me gustó manejar el personaje de James experimentando con la poción de la verdad para descubrir secretos.
¡Espero les guste!
AAhh, este capítulo tiene dedicación: Dedicado a mi hermana Dikana, por su amistad, ya que significa mucho para mí, ¡gracias!, ya van dos años, lograremos que sean muchos más n_________n
Gracias por estar aquí, los dejo con la lectura.
Fanfiction: Harry Potter~girahistoria~
Por CieloCriss
******
La Pócima de la Verdad
******
Harry observó que el semblante de Arabella Figg se dulcificaba cada vez más mientras veían las fotografías estáticas de los gatos. Remus Lupin y los sobrinos de la Profesora McGonagall se habían ido a Hogwarts hacía ya varias horas; sin embargo Harry aún pensaba en el reencuentro que había tenido con Moony, uno de los mejores amigos de su padre. Deseó retroceder el tiempo para hablar con él nuevamente, hubiera querido cuestionar más cosas… Harry no recordaba apreciar tanto al Profesor Lupin, pero ahora albergaba la esperanza de que en verdad le volviera a impartir clases. Los cabellos blanquizcos de Arabella Figg se ennegrecían cada vez más y eso Harry lo notaba, en aquellos momentos se preguntaba el cómo era que ella había sido amiga de sus padres.
—Y bueno creo que una vez más terminamos de ver los álbumes, y te agradezco que los hayas visto Harry— sonrió Figg, con melancolía. —Has soportado todo este rato sin cuestionarme, a pesar de que seguramente te mueres de las ganas de preguntar… realmente no quería aún presentarme ante ti, no así, con esta imagen.
—¿Ha tomado acaso alguna poción multijugos? —indagó Harry, algo inhibido.
—Algo parecido—sinceró Figg—. Pero digamos que en realidad tengo la edad de tu profesor Lupin.
Harry agrandó los ojos, entonces la Señora Figg, además de ser una bruja, tenía otra identidad, ¿cómo sería en realidad?
—Por cierto Harry, ahora que conoces mi secreto, quiero presentarte la fotografía de otro gato que seguro reconocerás—mencionó Arabella, mientras de su mandil muggle sacaba la foto-fija de un minino color canela bastante original.
—¡Crookshanks! —reconoció Harry. Se trataba de la imagen del gato de su mejor amiga Hermione.
—En efecto, ése es su nombre ahora; un gato verdaderamente listo. Te contaré mi secreto Harry, la verdad es que usé a Crookshanks para tenerte vigilado… hace dos años no sabíamos realmente cuáles eran los planes de Sirius Black…
—¡Usted realmente lo conoce, ¿no es así?!, después de todo fue amiga de mis padres.
—Claro que conozco a Black—se apresuró a responder Figg —. Y también conozco la verdad. Pero en aquél entonces no sabía, por eso usé a Crookshanks, y de alguna manera el gato descubrió la verdad sobre Colagusano.
Harry estaba sorprendido, al parecer la 'falsa' anciana que tenía enfrente sabía muchas cosas.
—¿Es un animago?
—¿El gato?, Nah, solamente es un gato entrenado. En mis tiempos libres me dedico a entrenarlos para misiones. —Arabella se levantó de improviso —. Me disculparás Harry, pero es hora de tomarme mi poción, se está pasando el efecto. Cuando logre relajarme hablaremos de muchas cosas, ¡hay tantas cosas que Lily querría que te dijera!... Lo que me pregunto es porqué no han llegado tus tíos muggles de su expedición de golf.
La mujer desapareció, el hijo de James y Lily hubiera querido pedirle que le mostrara su verdadero yo, pero se contuvo, casi siempre se contenía. El semblante de la señora ya no era excéntrico, sino triste, lejano, como si Arabella Figg estuviera charlando con un pasado nublado.
Y así también se quedó Harry, pensando, reflexionando acerca de su vida y de los giros que daba; ahora hasta la mascota de su amiga era su protector… y con razón, con razón Crookshanks había defendido a Sirius aquella noche. El muchacho de ojos verdes fijó su vista en la chimenea al oír un ruido anormal en ella, algo se acercaba, seguramente alguien estaba a punto de aparecerse por medio de los polvos flu.
Potter retrocedió y puso atención. En corto tiempo una mollera con cabello pelirrojo hizo acto de presencia. Sin duda era el día de las sorpresas, porque Harry se encontró con Bill Weasley; ¿qué hacía un Weasley ahí?
—Uhmm, ¿Harry, eres tú? — saludó Bill, atónito al ver al mejor amigo de su hermanito Ronald.
—¿Bill? —respondió en pregunta Harry.
Arabella Figg salió de su laboratorio-cocina, sus cabellos nuevamente estaban blancos y volvía a tener toda la influencia de la poción de la Metamorfosis.
—¡Santo cielo, muchacho Weasley! —se exaltó—¿Por qué no avisaste que vendrías?, ¡Harry está en casa y ha descubierto mi misión!
—Señora Figg… lo siento… realmente no quise importunar— admitió el mayor Weasley—pero se trata de una emergencia: reunión extraordinaria de la Orden del Fénix, Dumbledore la ha convocado.
—¡Espero no se trate de nada definitivo! —se impactó Arabella, de nuevo con voz juvenil, al parecer tenía la manía de mezclar sus personalidades — ¡Weasley!, por favor dime si se trata de quien yo creo.
—Sí… de él.
—¡Pero entonces!
—No se preocupe Señora Figg, está vivo, pero la situación no es muy reconfortante.
—Pero Harry.. estoy cuidándolo—suspiró Arabella—¿Podrías quedarte con él? ¿Lo sabe ya Remus?
—Yo me quedaré con Harry—tranquilizó Bill—. Lupin ya está allá.
Arabella lanzó una extraña mirada a Harry y desapareció sin decir más. Harry quedó frente a Bill.
—Bill, ¿qué sucede?
—La Orden del Fénix se reúne, Harry—dijo Bill.
—¿Eres parte de esa Orden?
—Uno de los tres miembros más jóvenes, pero miembro al fin—respondió el hijo de Molly y Arthur
--
Arabella Figg, con su falsa mata de cabello blanco y apariencia de anciana excéntrica, apareció en la habitación. Ahí la esperaban algunos de los miembros convocados para la misión de la Orden del Fénix. No sabía qué había acontecido, pero le impactó la intranquilidad de los semblantes de sus compañeros, que apenas la saludaron con la mano, sin mucho ánimo. Observó la figura de Albus Dumbledore, líder de la Orden, con algo de temor. El mago parecía una estructura de hierro, irrompible y dura, metálica. Rápidamente la mujer echó una ojeada; Mundugus Fletcher revisaba con impaciencia unos pergaminos junto a Arthur Weasley y el segundo vástago de éste, Charlie. Un joven de aproximados veinticinco años deambulaba pensativo, Arabella sabía que se trataba de Fritz Flitwick, un muchacho solidario y pionero, nieto del profesor de Encantamientos. Al chico lo había conocido en su juventud, cuando el susodicho aún era un niño; era confiable, y había entrado a la organización junto con Bill y Charlie Weasley. Severus Snape estaba arrinconado en la esquina más oscura, no le veía el rostro; pero quienes causaron más sorpresa en ella, fueron dos personajes a los cuales profesaba bastante afecto. Remus Lupin estaba inclinado cerca de un hombre lívido de mirada perdida cuya estatura quedaba opacada por su posición jorobada. Se trataba de Sirius Black, que lucía sombrío, severamente afectado, como si hubiera recibido la peor de las noticias.
Arabella quiso acercarse a él, pero no podía, no era sencillo.
—¿Está bien Harry, Arabella? — cuestionó Lupin con voz queda—Le notifiqué al profesor Dumbledore de la imprevista visita de Harry, por eso enviamos a Bill.
—Harry se encuentra bien, Remus. Bill me ha hecho el favor de quedarse con él mientras llegan los muggles… pero ¿Qué ha pasado? —su pregunta iba con una mirada de preocupación directa a Sirius. Era muy curioso oírle, puesto que su jovial voz contrastaba con su falsa imagen.
Nadie contestó a su interrogante, Black respiraba entrecortadamente.
La magnífica presencia corpórea de Albus Dumbledore, Director de Hogwarts, se puso de pie con brusquedad, sin su clásica amabilidad; sólo se le podía distinguir una actitud taciturna, aunque algo distorsionada.
—Buenas tardes a todos. Una vez llegados todos los convocados, será mejor poner en manifiesto la situación. Sirius, ¿me harías el favor?
Sirius Black se irguió imponente, Arabella notó divagación en Remus mientras el prófugo de Azkaban avanzaba hasta Albus; ella aprovechó para desplazarse hasta donde se hallaba Lupin.
—Remus… —susurró, extrañada por la actitud fría de los miembros de la Orden presentes.
—Amiga mía, juro que le dije que no lo hiciera, le haría mal… pero ya lo conoces, hizo su voluntad — el de cabello ceniciento se detuvo, y sonrió tenuemente para proseguir: — Y a pesar de todo me alegra que lo haya hecho, por una parte.
Al instante Figg asoció que Remus se refería a Sirius, ¿qué habría hecho el inconsciente?, ella sabía que a Black se le había encomendado una misión especial, pero ignoraba en qué consistía. Sus ojos celestes enmarcados por piel arrugada se estancaron en Padfoot; deseó no tener una imagen de anciana para que con intensidad verdadera chocaran sus miradas… pero Sirius ni siquiera le correspondía con sus ojos. Como le había dicho a Harry, conocía a Sirius, pero desgraciadamente desde que él había escapado de Azkaban no lo había visto directo a los ojos, tampoco habían hablado gran cosa, ¡apenas se habían reencontrado!
—La prisión de Azkaban—dijo Black, con voz ronca, como si no acostumbrara hablar muy seguido — ha sido tomada por Lord Voldemort y sus mortífagos. En la revisión no aparecieron ni presos, ni Dementores, pero se puede concluir que han aceptado permanecer en el bando de Voldemort.
—Lógicamente los presos le serán fieles a quien los liberó —expresó Fletcher, sin exaltarse.
—… y los Dementores estarán felices con la oferta que se les hará —habló la voz metódica del joven Fritz—. Les ofrecerán carne fresca y los liberarán del encierro. La era del Terror ha iniciado con una feroz fuerza, ojalá realmente pudiera hacer algo.
Snape era el más impávido de los presentes. Su rostro cetrino tenía la inexpresión plasmada.
Madame Metamorfosis estaba azorada, y no tanto por el hecho de que Voldemort tuviera en su poder Azkaban, sino por el hecho de que Sirius se había adentrado a la prisión a investigar, había sido demasiado arriesgado, ¡ése inconsciente!
—¿Qué se hará ahora? —preguntó Charlie, meditabundo.
El de barbas plateadas dio un paso al frente.
—Los he mandado llamar porque confío plenamente en vosotros. Son los únicos que realmente saben sobre la inocencia de Sirius Black. — Los mencionados asintieron varias veces, el profesor Dumbledore siguió: —Podrán imaginar que no podemos permitir que los Dementores gocen de extrema libertad y anden sueltos por los sitios mágicos y muggles; causarían un colapso de tragedias que ni el Ministerio ni la Orden podrían solucionar.
—Sumado todo esto al escepticismo del Ministerio de Magia—lamentó Arthur Weasley.
—Ni siquiera el Ministerio Internacional podría con esto si no se toman medidas de inmediato—agregó Fletcher, con mucha seriedad
—Nuestro deber—mencionó Albus, en un discurso elocuente y temible— es adentrarnos a la prisión para recuperarla, y más que nada, para evitar el trato de Voldemort con los Dementores.
—Pero Albus, ¡sería una locura! —Opinó Arthur Weasley —. Azkaban ahora es la guarida de todos los mortífagos.
—En efecto, Azkaban es una fortaleza enemiga, me atrevo a decir que siempre lo ha sido— replicó Snape mirando con intensidad a Black, como desafiándolo; por primera vez se oía su tétrica voz.
Los dos antiguos merodeadores tuvieron ganas de estrangularlo.
—Será una misión complicada, sin embargo no debemos desistir —dejo Fritz Flitwith, con entusiasmo—. Sirius Black pudo adentrarse debido a su condición de animago y a una capa invisible; podríamos formular alguna estrategia parecida.
—… O entrar directamente de frente —agregó Dumbledore—. A nadie se obligará a participar, ciertamente, pero tengo plena fe en ustedes.
—H-haremos lo que sea necesario—replicó la única dama presente. Sirius le sonrió a Madame Metamorfosis.
Cada uno de los miembros asintió, Arthur un poco tembloroso, aunque firme: no le gustaba la idea de morir y dejar sola a Molly y sus hijos.
Albus sonrió satisfecho.
—Mundugus, Arthur—habló, con calma—. Necesito que en mi ausencia se estén pendientes de mis asuntos. Minerva se ocupa de Hogwarts, pero aún así…
—Nos haremos cargo Albus… ahora, y por otra parte, ¿Sospechará Voldemort que atacaremos Azkaban?
—Será un ataque suicida, Voldemort no lo sospechará… supongo— respondió Remus Lupin.
—La estrategia será un simple ataque sorpresa bajo las mejores condiciones posibles — informó el Director — Si Sirius pudo entrar, ciertamente fue por buena suerte. Los mortífagos apenas se estaban trasladando y su condición de animago, más la capa, ayudaron bastante.
—¿Pero cuál será el propósito del ataque sorpresa?, ¡todos los mortífagos y los Dementores estarán ahí?, ¿no sería mejor introducir un espía? — preguntó Figg.
—Alternamente—Explicó Albus, Severus masculló en voz baja.
--*--
—¿Harry Potter?
El pergamino se volvió verde, las letras aparecieron doradas:
Ahora que has dicho su nombre, podremos reencontrarnos, Lily
—¿Reencontrarnos?... la caligrafía, es muy parecida a la de James, ¿En verdad eres tú, James?
Lily Evans y Peter Pettigrew se hallaban perdidos en el Bosque Prohibido debido a una búsqueda infructuosa que realizaban para encontrar a Remus, James y Sirius. Durante dicha búsqueda un hermoso fénix había aparecido junto a ellos y les había entregado un extraño pergamino (parecido al mapa del Merodeador) y un giratiempo; desde entonces ambos chicos intentaban comunicarse con el pergamino.
—¡Dinos James!, ¡no bromeen con esto! —chilló Peter, emitiendo un sonido propio de las ratas.
Lily, me he comunicado contigo, porque es preciso que volvamos a vernos, los tres juntos
—¡Eres en verdad tú, James! —reconoció la muchacha de cabello rojo —¿Cómo es posible?
—No es el mapa del merodeador, pero se le parece. — el pergamino siguió trazando letras…
El James que tú conoces está lejos Lily, está buscando lo mismo que te pediré para salvar a Harry; y confío en ti, pequeña Lily, confiamos en ti
—¿Quién es Harry? ¿En verdad los chicos usaron un giratiempo? ¿Qué es lo que Peter y yo podremos hacer para traer de vuelta a los chicos?
Deben… cambiar la historia
--*--
Pasó la pañoleta por la frente ardiente del muchacho. Sus ojos grises se entristecieron al oír a su amigo delirar ante la fiebre tan abrumadora que lo dominaba. Remus estaba muy preocupado, no sabía porqué había pasado tan inesperada desgracia. Su susto se debía a que la señora Pomfrey no había logrado curarlos, que no era una simple fiebre había mencionado con un tono de mortificación indudable. Él mismo se sentía horrible, pero al menos era dueño de sí mismo y no la enfermedad de él.
—¡Muchacho, tendrías que estar acostado en estos momentos!
—Veo muy mal a mi amigo... está delirando—se defendió del regaño.
Poppy negó con dureza y obligó al pálido muchacho a regresar a su cama.
—No me importa que ya luzca mejor, señor Lupin, los tres llegaron a esta enfermería con los mismos síntomas.
—Señora Pomfrey, usted... ya lo sabe ¿No es así?, sabe quienes somos...
—Tendría qué saberlo, señor Lupin, era inevitable. La profesora McGonagall me puso al tanto de su accidente dimensional... y llevan tres días internados en la enfermería, vi cuando cambiaron de forma—Remus tenía qué admitir que esta era la plática más larga que había tenido en su vida con Madame Pomfrey, generalmente la enfermera era exigente y reservada. — ¡Pero basta de pláticas!, es tiempo de descansar.
El chico se zambulló en su cama y trató de dormir, no podía hacerlo, estaba muy consternado por lo que les había pasado.
Después de tomar la pócima de la metamorfosis que les había administrado Madame Metamorfosis días atrás, habían regresado a Hogwarts muy animados, porque habían visto a Harry sano y salvo. Los tres habían decidido investigar el presente, Sirius quería hacerlo por su parte para enterarse de quien había sido el verdadero asesino de su amigo y así poder informarle. Por otra parte era emocionante tener unas personalidades distintas gracias a la Metamorfosis, habían acordado divertirse en grande con ello, era, por así decirlo: una nueva aventura que estaban por vivir. Lupin-adulto los había llevado con McGonagall, Remus recordó esa imagen con una sonrisa entre sus actuales escalofríos.
--(Retrospección//Flash back) --
—Profesora McGonagall, lamento mucho la tardanza, se nos hizo tarde en casa de Figg. —había oído decir Remus a su Yo del futuro... ¿Figg?, ¿por qué le sonaba el apellido?, en ese momento no le atribuyó importancia—, pero finalmente aquí están los chicos, con la metamorfosis ya empleada. Los frascos están en la paquetería, pienso que usted podría hacerse cargo de ellos y administrárselos a los chicos.
—Desde luego—respondió Minerva, alzando la ceja con rudeza.
—Eligieron sus nombres, espero esté de acuerdo. Sin más por agregar me retiraré, tengo asuntos por atender. Espero pueda alcanzar al profesor Snape. —Lupin se había volteado hacia los merodeadores— Bueno chicos, espero que SEAN conscientes de que no pueden andar rondando con rebeldía, la situación no es como antes. ¿Oíste Sirius?, ustedes dos también, Remus y James. No curioseen, se los ruego; sean pacientes, esperen a que Dumbledore regrese de sus obligaciones. Me comunicaré en cuanto pueda, ¡hasta pronto!
Remus Lupin, el antiguo profesor Defensa Contra las Artes Oscuras, evacuó la oficina de la Subdirectora, los tres chicos habían quedado frente a McGonagall.
—Así que usted será nuestra tutora—dijo, después de aclararse la garganta, James Potter.
—Desde luego—repitió la Profesora de Transformaciones—. Y les rogaré que me aclaren quien es quien, hicieron bien el experimento... es decir, la poción de la Metamorfosis.
—¡¿Experiemento?! —se escandalizó el más alto de los tres, que traía las antiguas gafas de James—, ¿cómo conejillos de indias?
—Por supuesto que no, señor Black—había reconocido Minerva "Ese muchacho es fácil de distinguir aún estando joven... al principio me molesté por tener qué ser su tutora, le tenía cierta rabia porque pensé que él era el traidor de los Potter, pero después de haber hablado con Albus..."
—Caray, me ha reconocido. Aunque, "TIA MINERVA", ahora me llamo Simus McGonagall.
—Yo soy Jim McGonagall, antes James, supongo que los tres nos parecemos mucho y por eso nos confundió, ¿no es así?...
—Entonces sí tendremos qué decirle tía, ¿verdad? —siguió Remus—, yo decidí llamarme Rerius McGonagall.
—Temo que sólo me complace el nombre del señor Potter, pero no puede hacerse nada para cambiar sus gustos—dijo Minerva. —Será mejor que después de esta corta charla vayan a tomar una siesta, no se les ve bien.
—Profesora McGonagall, según oímos, la situación relacionada con el regreso de Voldemort está empeorando, por lo mismo le rogaré que nos mantenga al tanto de lo que haga la Orden del Fénix... el Profesor Lupin nos ha rogado prudencia, y creo que la única manera de poder obedecerlo es estando informados para así no acrecentar nuestra curiosidad—pidió educadamente James. —¿El Profesor Dumbledore se encuentra en Azkaban arreglando asuntos con los Dementores?... también oímos eso.
—Será mejor que lo tomes con calma, Potter.
—Mhhh, creo, tía Minerva, que ahora tendrá que decirle Jim al buen James.
—Silencio, Black.
—Upss—se disculpó el Sirius-joven mientras se acomodaba los anteojos.
—Primero que nada ustedes estarán regidos bajo ciertas normas que no deberán romper. Tomarán el rol de mis sobrinos...
Remus alzó la mano como si estuviera en clase de Transformaciones.
—Profesora... ¡es decir!, tía Minerva... —interrumpió Rerius-Remus — Me preguntaba sobre las edades que tendríamos, ¿actuaremos como hermanos o como primos?, lo que pasa es que si fuéramos hermanos deberíamos ser trillizos... anteriormente vimos a Harry y le dimos a entender que éramos hermanos.
—En efecto, es lo más viable.
—Ya veo…
—En fin muchachos, como les iba diciendo. Habrá reglas que no deberán faltar, y aquí les hago entrega del pergamino que leerán para mañana, en el sitio de abajo firmarán con sus nombres.
—¿Eso es un contrato?, ¿nos esclavizarán con un contrato? ¿Qué tal si no estamos de acuerdo con las cláusulas?
—Les conozco bien, y sé que son jóvenes muy suspicaces, por eso, y como sé que son hombres de palabra, si firman por escrito los tendré más controlados—Minerva parecía más temible de lo que los chicos imaginaban—, a cambio de eso prometo tenerlos al tanto de lo elemental.
—Entonces leeremos esto para mañana, ¿no es así? —concluyó James, fastidiado, sabía que con ese contrato lo iban a sujetar, pero por otra parte comprendía porqué hacían eso.
—Así debe de ser. Los esperaré en mi sitio al mediodía.
—Y... antes de irnos... quería preguntar otra cosa—siguió Black—, como Remus lo dijo, vimos a Harry y nos contó acerca del Torneo de los Tres Magos... a pesar de que ganó ese torneo (lo cual es admirable), se puso algo triste y nos contó sobre otro ganador que murió...
—De todas esas cosas hablaremos mañana—McGonagall parecía diferente, no sabía cómo dirigirse a sus tutelados.
—Profesora, dígame una cosa… ¿Cómo es Harry? —indagó ansioso James.
—Debo admitir, que el señor Potter se parece mucho a su padre. —la profesora finalizó su discurso y se retiró dejando a los muchachos con muchas dudas en la boca.
--(Fin de la retrospección//Fin del Flash black)--
La pasada conversación que recordó Remus Lupin le había agriado la sonrisa. Ni él ni sus amigos habían firmado el contrato que les había entregado McGonagall, porque ese mismo día, al llegar la noche, habían caído gravemente enfermos.
Remembró difusamente sus últimos instantes de lucidez, había estado leyendo el contrato con los chicos, pero al momento de sentir los párpados pesados había dejado de hacerlo. Por unos momentos había visualizado a Sirius palidecer y gemir del susto, en tanto James cerraba los ojos para evitar desmayarse. A lo mejor los tres sentían los mismos síntomas, pero Remus estaba consciente de que a él la supuesta fiebre lo había atormentado menos.
Esa misma madrugada James había comenzado a delirar, Sirius no sabía ni quien era y él se sentía de la patada.
Asustado por lo ocurrido, había bajado en pijama para pedir ayuda. Sus amigos estuvieron a punto de carbonizarse por la calentura.
"¡Santo Cielo!" había exclamado la enfermera Pomfrey al enterarse de la tragedia.
Todas esas imágenes y voces perdidas rotaban por la cabeza de Remus. Su cuerpo había perdido la Metamorfosis días atrás, por eso había reflexionado que quizás la Señora Pomfrey ya sabía la verdad de sus identidades; él no había tenido plena conciencia los últimos días. Fue cerrando lentamente sus cansados párpados. Se acomodó en la almohada, su cuerpo seguía adolorido y casi le estallaba la cabeza.
"No lo entiendo, ¿por qué James y Sirius están tan enfermos si normalmente son muy sanos?, ¿por qué yo me hallo mucho mejor que ellos si nos atacó el mismo virus –o lo que sea-?" el muchacho dejó de pensar al oír que la puerta de la enfermería se abría, alguien entraba, él se hizo el dormido.
Escuchó la voz de la Profesora McGonagall, también la de Pomfrey y la de un señor. Entreabrió un ojo y observó a un hombre corpulento, rojizo y gordo, era Mundugus Fletcher.
—¡Doctor Fletcher! —exclamó Poppy—, gracias a Dios que ha llegado... esta enfermedad de los chicos se me ha salido de las manos... quizá usted sepa qué les pasa... la Profesora McGonagall lo ha puesto al tanto...
—Tranquilícese Madame Pomfrey, usted ha hecho lo que ha podido. ¿Están inconscientes los tres?
—El señor Lupin está dormido—informó Pomfrey, mirando de reojo a los pacientes.
"...Así que ese señor también sabe la verdad... me parece que lo he visto antes... ¿Doctor Fletcher?, tal vez James se acuerde".
—Dé inicio con la revisión, Fletcher—mandó con hostilidad Minerva McGonagall—, recuerde que justamente a eso lo mandó Dumbledore.
—De acuerdo Profesora, nada más no se nos infarte del coraje—bromeó Mundugus, cerrándole un ojo a la Jefa de Gryffindor.
Los expertos en curaciones se acercaron al enfermo más próximo, que resultó ser Sirius Black. Comenzaron a revisarlo, la sangre del muchacho hervía de caliente, su rostro enfermo se parecía al del Black recién salido de Azkaban.
—No he podido encontrar el diagnóstico correcto, doctor—se disculpó la enfermera con algo de pena—, pero he puesto mi esfuerzo por hacer que sigan vivos...
—Calma, mi buena Poppy—animó el hombre a pesar de que negaba constantemente mientras revisaba al paciente—, ciertamente se encuentra muy mal, no sé qué clase de fiebre tiene, ni los avances magos y muggles podrían dar una respuesta clara.
El rostro de Sirius iba cambiando lentamente de color, cada vez más morado y negruzco, cada vez sudaba más, su boca seca dejaba ver la decoloración de su lengua.
—El joven James Potter está igual de mal... —agregó Madame Pomfrey— pero el señor Lupin no ha estado tan grave.
—Mmh, interesante—dijo entonces Fletcher—. Minerva, si mal no recuerdo, Remus Lupin es licántropo desde muy pequeño, ¿no es así?
McGonagall asintió.
—Por eso los síntomas son más benévolos en el muchacho—concluyó Mundugus—, se debe a que las defensas de los licántropos son más poderosas y resistentes que la de los humanos. Es muy posible que... ¡un momento!, Profesora, me estaba usted comentando que estos chicos tomaron la poción de la Metamorfosis... entonces...
—Entonces qué... concluya Fletcher, se lo ruego—pidió la maestra de Transformaciones.
—Todo se explicaría si estos chicos hubieran sufrido un ataque de los Mortífagos, pero temo que eso es imposible.
—¡No, no es imposible! —intervino Remus, incorporándose de un movimiento, deseaba saber cuál era la terrible enfermedad que sufrían.
—¡Vaya, este bribón estaba despierto! —sonrió Mundugus—, tienes razón querida Poppy, está mucho mejor que los otros dos.
—Lamento haberlos interrumpido, pero si usted logra saber qué es lo que tienen mis amigos me sentiré más tranquilo—habló energéticamente, olvidándose de su sentir.
—Claro muchacho, la interrupción es propia de ustedes, aún los recuerdo cuando eran jóvenes, los conoceré hasta que vayan en sexto curso, pero seguramente ya deben haber oído hablar de mí... ¡caray!, siguen tan jóvenes, pero en otra época—ante la mirada de interrogación del chico Fletcher sonrió.
—Señor Lupin, no pierda tiempo y cuéntenos lo sucedido—rogó McGonagall.
—Sí Profesora... bueno, la verdad es que usted ya lo sabe. Nosotros intervenimos en una redada, de donde sacamos a la señorita Granger. Ella sufrió varios Cruciatus, pero no fue la única herida, también un mortífago me hirió a mí, lanzó un hechizo que no conocía... dijo algo de... de morbo afligido, me parece. Sin embargo en San Mungo la enfermera Malkin logró hacerme sentir bien...
—¡Caramba! —el rostro de Fletcher se volvió sombrío—¡No esperaba esa respuesta!, muchacho, te hirieron con el morbo affligi, ¡me asombra que sigas con vida!, eso es porque eres un licántropo, de lo contrario hubieras muerto.
—No, no comprendo Señor—se exaltó Remus.
—¡Por todos los cielos! —chilló Poppy al borde del colapso.
—El Morbo Affligi es en la medicina mágica lo que sería el Avada Kedavra en la magia. Es como una especie de maldición moderna, propia de Magos tenebrosos de los últimos tiempos, incluso aún no se halla completamente descifrada.
—Pero fui atendido, después del remedio me sentí bien... ¿No hay cura? ¿Por qué James y Sirius están enfermos?
—Ciertamente pareció que te curaron, pero los verdaderos efectos de la maldición son latentes o tardíos. Si no me equivoco, tu sangre se mezcló con la de tus amigos al hacer la Metamorfosis de Figg, ella filtró, pero con un filtro no es suficiente para eliminar el virus...
—¿Qué debe de hacerse, Doctor Fletcher?
—Buscaremos la cura... estoy muy cerca de dar con ella... en tanto estos chicos deberán seguir en cuidado intensivo... Muchacho—dijo dirigiéndose a Remus—¿Podría llevarme una muestra de tu magia? (la sangre contiene los genes mágicos). Es posible que tu organismo cree anticuerpos que sirvan a la cura.
—Por supuesto... haga lo que considere necesario para que mis amigos vuelvan a ser los de antes, no importa si yo tengo qué sufrir las consecuencias... después de todo ha sido culpa mía su contagio.
—Nada de eso, mi buen Lupin, la culpa fue de quien te lanzó el hechizo. —animó Fletcher—Espero sigas siendo fuerte. Volveré cuando tenga noticias.
Mundugus salió del sitio, a la salida buscó su sombrero, y al hallarlo en manos de McGonagall, sonrió agradecido, pues ésta estiró la mano para dárselo.
—Quisiera hablar con usted, Fletcher. —pidió Minerva, el médico-mago asintió y la siguió.
Remus se sentía muy mal por lo que acababa de oír. Su sangre habían contagiado a la de sus mejores amigos, si James y Sirius morían sería su culpa, ¡y no sólo su culpa!, también desaparecería todo este futuro, ni siquiera existiría Harry. ¡No pueden morir! ¡No pueden morir!, Madame Pomfrey le dio una poción tranquilizadora al verlo inquieto, y fue así como Remus Lupin se fue quedando dormido.
--*--
Sintió que era jalada por una fuerza descomunal. Por suerte la fuerza sentida y el impulso, eran efectos enteramente normales que causaban los Trasladores. Arabella Figg se tambaleó al llegar a su destino, aspiró ruidosamente aire, se tranquilizó a notar que había sido trasladada al sitio correcto. Estaba en su casa-muggle, en Privet Drive. Hacía cuatro días desde que no regresaba al aposento, Harry ya no estaba ahí, Bill Weasley había notificado que lo muggles habían llegado por él dos horas después de su partida a la reunión extraordinaria de la Orden del Fénix. Miró a su alrededor y se encontró con el cuerpo, desvanecido, del nieto de profesor de Encantamientos, al parecer no había sido la primera en regresar.
—¡Fritz Flitwith! —llamó asombrada al ver la palidez del muchacho.
—Al parecer, se encuentra solamente desmayado —dijeron Charlie y Bill Weasley, en coro.
—También han regresado, ustedes dos… —Arabella traía una capucha roja, se la quitó. Su cabello oscuro cayó como cascada por su espalda, su manos temblorosas sostuvieron la varita, poco a poco se acercó al herido. — ¿Están bien?
—En realidad, nunca imaginé salir ileso del lugar… pero, realmente no hicimos mucho… y eso es lamentable — opinó Bill.
—¿Se encuentra bien, señora Figg?
—La única manera de no hallarme bien sería si no regresaran de la misión nuestros demás compañeros —admitió Figg —. No hay muchas oportunidades de obtener la victoria, en este caso, lo mejor sería rogar que regresen todos con vida.
Los pelirrojos Weasley suspiraron nerviosos y ayudaron a Arabella a atender a Fritz. Los ánimos los traían en el suelo, la misión había resultado un tanto imposible… se buscaba neutralizar la maldad de los Dementores, lograr hacerlos cambiar de bando. Pero Dumbledore no podía darse el lujo de sacrificar sentimientos y por tanto, no tenía nada qué ofrecerle a esos demonios.
El grupo se había adentrado a la prisión de Azkaban después de dos días intensos de planeación. Se habían distribuido distintos papeles.
Arabella Figg, Fritz Flitwith, y Charlie y Bill Weasley habían atacado de manera imprevista distintos puntos de la prisión. Remus Lupin, Sirius Black y Albus Dumbledore habían aparecido justo en la entrada, mientras que Severus Snape intentó usar su estrategia de espía. Las cosas no se habían dado. Los defensores de la misión poco a poco iban retornando por medio de trasladores al lugar de reencuentro. Azkaban estaba llena de amenazas vivientes: Mortífagos y Dementores desparramados.
—¡Expelliarmus! — gritó Remus Lupin, totalmente desesperado
—¡Locomotor mortis! —complementó Black.
El mortífago cayó al suelo, su varita estaba en poder de Lupin y sus piernas se habían inmovilizado gracias a Sirius. Los camaradas caminaban por los pasillos muertos de la prisión. Gracias a que Sirius conocía bien el lugar, habían logrado despistar al enemigo, el cual se distribuía en los rincones de todo el sitio. No había rastro del Voldemort, ni siquiera se habían enfrentado a él. Pero no por eso la misión había resultado factible: muchísimos Dementores y una buena cantidad de mortífagos los habían atacado. Iba a ser imposible recuperar Azkaban, aunque en esos momentos no pensaban en eso, lo único que anhelaban era salir con vida de ahí.
—¡Crucio! —remató Black, y esperó a que el mago tenebroso se desmayara
—Maldición, Padfoot, no hay salida por aquí, ¡Sirius!, tenemos qué sacarlo de aquí, ¡no podemos permitir que muera!
—… si no es que está muerto ya, Moony.
—¡No lo digas ni en broma! — pidió Remus, sintiendo una depresión en su vientre —… vienen, Dementores, ¿no es así?
—En efecto.
—¡Es ahora cuando te puedes convertir en Canuto y salir de aquí!
—Usa el traslador, Remus, yo me quedaré en espera de Snape.
—¡Por el contrario!, los Dementores no te percibirán en tu forma de animago, ¡escapa!
—Te aseguro que al menos nosotros dos saldremos con vida de este infierno… deseo que me contactes con esos chicos venidos del pasado, ¡no puedo morir sin encarar a James Potter para pedirle perdón!
—Entonces Padfoot, dediquémosle a nuestro amigo este pequeño ataque. —propuso Lunático, con una media sonrisa.
—¡A la salud tuya, Prongs!
Observaron las negras siluetas de tres Dementores entrar al pasillo por el que deambulaban. El sólo verlos despertaba cierta incomodidad y debilidad, sus corazones desfallecientes no se dejaron vencer, por el contrario, tomaron valor del recuerdo de su amigo James… James Potter. Cornamenta se convirtió en una estrella de recuerdos, y fue un pensamiento lo suficientemente feliz como para gritar:
—¡¡Expecto Patronus!! — dijeron al unísono, mientras un poderoso y distinguido resplandor plateado invadía el sitio. Los Patronus chocaron contra los Dementores, acabaron con ellos.
Remus perdió fuerzas y cayó al suelo, hincado por el esfuerzo. Jadeaba desconcertado, ¿cómo había Sirius sobrevivido a Azkaban por tantos años?, ¿¡cómo?!, era sencillamente impresionante, digno de admirar… y todo, como había mencionado Sirius, todo lo que lo mantuvo vivo fue el recuerdo de que era inocente, su gran fuerza espiritual y su posibilidad de convertirse en animago ilegal.
Lunático, a pesar de que ya no estaba de pie, sostuvo el brazo del ser al que debía proteger.
—Maldición, si el pelo grasiento no se aparece, tendremos qué dejarlo… en otro caso, tengo qué admitir que no me importaría, pero Dumbledore ha dado su orden, iré a buscarlo.
—Es probable que Snape esté muerto.
—Eso quisieras, Lupin, pero no te daré el gusto — escucharon los antiguos merodeadores. Severus Snape, con sangre en la cabeza y paso lento apareció en escena. Al principio miró con ira a sus compañeros (que a la vez eran sus rivales) pero al visualizar herido a cierta persona palideció aún más.
Remus Lupin sacó de su túnica un listón rojo que actuaba como traslador, el único que les quedaba.
—Si no hay nada más qué hacer, debemos irnos, antes de que nuestro fracaso llegue a otros lindes —opinó el antiguo Profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
Snape y las tres figuras más, se trasladaron de sitio por medio de la línea especial de trasladores que habían creado para esa misión
Figg había terminado de curar a Fritz cuando el Traslador hizo aparecer a los cuatro restantes que aún se hallaban en la misión. Los ojos se le salieron de órbita a la mujer al visualizar a sus heridos compañeros.
Sirius jadeaba, pero tanto él, como Snape estaban de pie. Remus estaba hincado, pero no por debilidad, sino porque ayudaba a sostener al líder de la 'operación Azkaban' Albus Dumbledore.
—¡Profesor Dumbledore! — exclamó Charlie Weasley.
—¡Dios mío! ¿Qué ha ocurrido?, Remus, Sirius, ¡hablen! —pidió Arabella.
—Eran demasiados Dementores, estaban por todos lados —expresó Lupin —. También había mortífagos… pero en ningún momento Voldemort dio la cara. Perdimos la batalla.
—¡Pero si perdemos a Dumbledore perderemos la guerra! — dramatizó el joven Fritz
—Albus Dumbledore… es el mago más maravilloso de todos los tiempos —mencionó Sirius Black — Ha sido la primera persona que veo que sobrevive a esa fatalidad, no me explico cómo pudo hacerle para seguir vivo, es impresionante… Dumbledore recibió el beso del Dementor, ¡pero estoy seguro de que su voluntad le permitirá seguir con nosotros!
El horror apareció en el rostro de los miembros presentes de la Orden del Fénix. Bill Weasley desapareció para pedir ayuda a Fletcher.
--*--
Había pasado más de una semana desde que tres de los merodeadores habían enfermado. Afortunadamente habían mejorado un poco. Al menos el rostro de Sirius ya no parecía calidoscopio, y James ya no tenía tantos delirios de incoherencias. Pasaban pocas horas del día conscientes, y en ese instante permanecían en silencio porque no tenían fuerza para hablar. Remus cuidaba de ellos de manera admirable. No habían sabido nada de Dumbledore, ni de Remus-adulto, ni de Madame Metamorfosis, mucho menos de Sirius-adulto y Harry Potter. Las únicas visitas que recibían eran Hagrid y McGonagall, aunque en una ocasión pasaron a verlos todos los profesores que estaban enterados de la situación. No sólo había sufrimiento en sus jóvenes corazones, sino que la incertidumbre había creado un caldo de batallas internas bastante nauseabundas. James pensaba que el torbellino interno que sentía era la muerte que lo perseguía, pero el deseo de vivir sobresalía ante todo, y las ganas de saber lo impulsaban a luchar por su vida, por su futuro con Lily y Harry. Lamentaba profundamente el tiempo que estaba en cama, ya que no había podido investigar todos los secretos que acontecían esas épocas.
Fue una tarde soleada cuando regresó Fletcher con la cura para el Morbo Affligi. El silencio sobresalía en la callada aula cuando el curandero apareció con su túnica blanca y vieja, traía en su rostro una sonrisa perdida en el orgullo y la preocupación.
Hagrid, que se hallaba de visita, casi había estallando en llanto de la alegría, McGonagall sonrió agradecida (créanlo o no, ella parecía más fraternal que de costumbre, el tener de "sobrinos" a ciertos chicos le había emblandecido el corazón, o algo así).
—Poppy, este ha sido el mayor descubrimiento del siglo, creo yo... más impresionante que la cura que ofrecen la Mandrágoras para los petrificados...
—¡Me dará un gusto enorme ver a estos retozones muchachos jugar como siempre lo solían hacer en sus tiempos! —chilló Rubeus Hagrid—y si Harry supiera, seguramente se pondría feliz.
—Será mejor, querido Hagrid que no te tente el cariño que le tienes a Harry porque lo puedes poner al tanto de lo sucedido con estos bribones. Y Dumbledore no ha dado su gusto bueno al asunto, por eso el buen Harry no sabrá nada—agregó Fletcher, como queriendo reprender a su interlocutor enorme.
—Le pediré Profesora McGonagall que salga para aplicar el contrahechizo, no es cosa sencilla ni siquiera para un doctor de la talla de Fletcher. —Madame Pomfrey también miró a Hagrid—¡Y tú también Hagrid!, este no es un circo ni un mercado, es una enfermería.
No hace falta mencionar que todo aquél ser vivo que no estuviera enfermo o fuera médico, salió como chiflido del viento.
—¡Caramba Poppy!, tú sí que sabes correr a las visitas. —admitió Mundugus con una sonrisa al notar muy serio y escalofriante el rostro de la enfermera.
Sirius y Remus veían con horror la preparación de la poción (o lo que fuera). Mezclaban polvos de escarabajo, sangre, patas de rana, colas de ratas, piña, medicinas, hierbas extrañas y con hedor insoportable... ¡era horrible!, lo más extraño de todo fue que cuando hirvió la poción, echaron la varita al caldero, ¿Pues qué demonios iban a hacer?
James estaba ausente en sus pensamientos. Si bien no estaba dormido, tampoco despierto. En ocasiones trataba de abrir los ojos pero éstos se le cerraban poco a poco por el cansancio y la debilidad, no tenía ánimos ni para intentar sentirse vivo, tampoco hacía esfuerzo por pensar.
—Esoo... ¿servirá? —preguntó con voz ronca Black.
Mundugus se acercó al muchacho de cabello negro y ojos rasgados y astutos.
—Podría decirte que sí, pero odio ser mentiroso. La cura no es segura porque nunca se ha usado, sin embargo creo que la fórmula está bastante acertada, y al menos lograré eliminar esos molestos síntomas que los están matando, señor Black.
—@____@... Soy...un cone-ji-lloo de indias... ¿o qué? —renegó convaleciente, pero con simpatía.
—Pues esperemos que no. ¿Usted que opina, señor Lupin?
—No entiendo porqué está la varita en el caldero—dijo Remus, rascándose el cráneo.
—Ohh, por varias razones que no entenderían. —Respondió Mundugus—. Poppy querida, ¿ya está?
—Parece que sí, doctor.
—Entonces chicos, permítanme explicar en qué consistirá el remedio. Es un contra-hechizo especial, y también de efecto latente.... es doloroso en sus primeras fases, pero causa más tarde un gran alivio. ¿Están listos? ¿Quién va primero?
—¡YO! —respondieron los dos.
—Sirius, yo voy primero, es mi culpa que hayan enfermado. Si el hechizo sale mal soy el que merecerá las consecuencias.
—Nada... d-e esoo... Remus, es mi deber. Yo soy... el mayor de los trrresss—dijo Black, decidido.
—Como no se decidieron será James Potter. —informó Fletcher, agarrando la varita que le ofrecía la señora Pomfrey
—Pero....
—No hay pero que valga, bribones. Cierren los ojos que puede ser muy impresionante; enfermera, aplique el rocío anti-morbus.
—Sí doctor—respondió Pomfrey. Con su varita, y como si fueran polvitos mágicos, bañó a James de una capa de sustancia que había recogido de la poción recién hecha. —Todo listo.
Los dos merodeadores conscientes no cerraron los ojos, los abrieron más al ver los extraños movimientos de Mundugus. El curandero dibujó algunos símbolos en el aire, y luego, con una concentración admirable, se raspó la garganta y recitó el contra-maleficio.
—"¡Convalescere!" —un rayo blanco se metió en el enfermo.
—¡Cuidado con lo que le hacen a James! —advirtió Sirius, brincando de la cama.
El cuerpo de Cornamenta comenzó a levitar, adquirió un negro africano que disentía a su piel, gimió del horror y balbuceó frases inconexas (tales como: ¡Atrapé la Snitch!, ¡No debiste hacer eso, Sirius!, ¡Lily, estamos muertos...!, ¡Estoy viendo a mi clon!, ¡Estúpido pelo grasiento!, No me gustan las pepas de todos los sabores... y muchas frases más, que por decirlo así: vomitaban la memoria fracturada del muchacho). Lo negro de la piel de James comenzó a desaparecer, toda esa esencia maligna abandonó el cuerpo del chico y regresó a la varita de Fletcher, quien sintió una vibración espantosa y casi incontrolable. Inmediatamente el médico arrojó su varita a la poción y Madame Pomfrey logró colocar el caldero en el fuego.
James dejó de flotar y cayó de una en el colchón, sus dientes chocaban, su piel se estremecía y se volvía amarilla. Poppy lo cubrió con varias mantas y suspiró del cansancio.
—Uno y faltan dos—dijo Mundugus Fletcher—¿Algún voluntario?
Los otros dos chicos tenían los ojos más abiertos que un venado que huye del cazador, negaron al mismo tiempo.
—Echemos un galeón a la suerte ¿Les parece?... sí, ya sé, no vieron un bonito panorama, pero les aseguro que muy pronto el señor Potter se restablecerá...
A Sirius no le cabía duda que los magos del futuro experimentaban con ellos, inocentes víctimas venidas del pasado.
--
Contar tres días es soñar seis veces, respirar más de un millón de suspiros que a veces pasan desapercibidos. Sí, porque casi nunca estamos conscientes de que respiramos.
James bostezó aquella mañana y se sentó en la camilla de la enfermería. Se observó las manos cuidadosamente y movió cada una de sus articulaciones. No sentía dolor. Giró la cabeza hasta completar 180° y también notó que se sentía mucho mejor. Una sonrisa lo acogió de repente, sin pensar más agarró sus lentes de una vitrina, los colocó en su ojeroso rostro ahora esperanzado: por fin se daba el lujo de ver el mundo del futuro sin la terrible jaqueca o las temibles fiebres que lo habían acogido.
"No puedo creer que me sienta tan animado... debió ser el contra-hechizo que nos dio el Doctor Fletcher; Sirius dijo que le dolió la aplicación y que después de esta seguiríamos sintiéndonos mal, pero ahora, después de completar los días de recuperación, me siento renovado... eso sí, estoy algo aturdido, perdido, o algo así" Observó que sus amigos dormían plácidamente en sus camas, no había nadie en la enfermería "Debió ser desconcertante estar al borde de la muerte, pero realmente no recuerdo muy bien... llamaba Lily en sueños y su imagen aparecía cargando un bulto que supongo es Harry... ella corría, ¡pero bueno!, no me torturaré pensando en esto, llevo días y días encerrado en este hospital escolar. Ahora que me siento mejor creo que iré a dar un vistazo por ahí".
Se acomodó las pantuflas, se vistió con una túnica negra que reposaba en una silla cercana, supuso que esa vestimenta sería de él o de sus amigos.
—Bien, no pueden regañarme por ir a tomar un poco de aire fresco después de tanto encierro por enfermedad.
Salió del sitio con despreocupación, no se puso a pensar en la reacción de la Señora Pomfrey al no verlo en su cama.
El joven Potter deseaba que no hubiera pasado mucho en su ausencia. Estaba consciente de su largo letargo, y de que si hubiera muerto ahora Harry y muchas cosas más no existirían. Culpaba al mortífago que había maldecido a Remus, agradecía a Fletcher por haber encontrado una cura.
—Es muy curioso que después de que sufrimos, todo el dolor se convierte en pesadilla, se difumina como si realmente no lo hubiéramos vivido en primer plano—concluyó.
No parecía haber alma viviente en Hogwarts. Ni siquiera había visto a los fantasmas de las casas, ¡ni siquiera a Peeves!
Sin duda alguna, y como ya había dicho su amigo Sirius, el verano en el colegio dejaba mucho que desear.
El joven se detuvo al llegar a la biblioteca, se preguntó si la señora Pince estaría ahí. Tuvo deseos de darle una vista rápida a los libros, después de todo él era un chico pionero y tenía el vicio de leer mucho. Entró con paso despistado, no había nada mejor qué hacer mientras sus amigos no despertaran "Por otra parte" recordó "no me he olvidado de todo lo que no he investigado... es muy posible que en la biblioteca encuentre la respuesta a mis dudas"
La Biblioteca posiblemente era uno de los pocos sitios que se veían igual que siempre. Los años sólo habían empolvado el lugar, pero seguía intacto, con ese aire solemne y silencioso. El chico entró mirando a todas partes, no había señales de la bibliotecaria "A lo mejor está de vacaciones o desayunando", se encogió de hombros y comenzó a caminar hasta llegar a la sección prohibida.
—Supongo que podré dar un pequeño recorrido por aquí—sonrió malévolamente—, los chicos no me creerán que estuve aquí sin la necesidad de la capa invisible.
Revisó varios libros, aunque sin prestar mucha atención; el problema de Prongs era que no sabía exactamente qué buscaba. Por lo mismo comenzó a desanimarse, no había nada que le llamara la atención, hasta...
—¡Un momento!, esto suena interesante:
Vertaserum, la poción de la verdad (...)
Muy interesado leyó el artículo completo, James sabía que esa era la solución a sus problemas. Si conseguía la pócima de la verdad lograría, con tres gotas aplicadas a la persona correcta, conocer la verdad de su pasado y el presente de su vástago. Estaba notablemente feliz: era un buen día, pues no sólo había recuperado su salud, sino que había encontrado una respuesta.
Acomodó el libro entre sus brazos y salió velozmente del lugar, no fuera a ser que alguien lo descubriera ahora que tenía la solución a sus dudas. Se encaminó a la estatua de la bruja tuerta y se escondió en el pasadizo secreto para leer con más calma.
—¡Lumos! —dijo para iluminar el sitio—, mucho mejor, ¡ahh, cuántas energías tengo!, por fin sabré qué sucedió con Harry en realidad; pero por ahora, a estudiar mi próxima movida... honestamente me gustaría invitar a Remus y a Sirius para que vinieran, pero como he descubierto que ellos siguen ocultándome algo, será mejor que lo investigue solo.
--
Sirius abrió los ojos una hora después que James, se talló los párpados y con brusquedad levantó a Lupin.
—¿Dónde está James, Remus? —preguntó al somnoliento castaño.
—Yo que sé, tal vez fue al baño.
—Pero no seas bobo Lunático, mira, se quitó la bata de enfermo.
—Entonces es posible que haya salido libre de aquí, deberíamos preguntar a la señora Pomfrey.
Justamente la nombrada entró a la enfermería, traía flotando con el Winguardium leviosa tres botellas repletas de jugo de calabaza. Les sonrió cándidamente a los chicos mientras le entregaba los jugos.
—Señora Pomfrey, le tengo una queja... ¿por qué James ha salido antes que nosotros de aquí?, ¡yo ya me siento bien!
—¿Cómo?, ¿no está el señor Potter?, ¡Dios mío!
—A lo mejor fue al sanitario, no hay porqué alarmarse—dijo Remus, empinándose el jugo.
—Eso espero, porque ninguno de ustedes puede salir si no se les autoriza. Será mejor que informe a McGonagall.
"¡Vaya!, nos tratan como críos de seis años" renegó Sirius Black, cerrando los ojos.
--
James sabía que no tenía los conocimientos para realizar o hacer una poción tan poderosa y compleja como la de la verdad, sin embargo tenía todo bien analizado y su plan daría resultado. La poción de la verdad sin duda alguna podría encontrarla en el colegio, seguramente el profesor de Pociones debía tenerla para emergencias (para descubrir fechorías de estudiantes, secretos y cosas así... seguro en lugares como Hogwarts siempre se tendría al menos un frasquito). Había leído la forma de aplicación, iba a utilizar el Desmasius y el Enervate, le daría la poción a beber a la víctima, y ¡Listo!
También había elegido a la víctima, no estaba muy seguro de si funcionaría, por eso mismo había elegido a un 'casi-mago' que le simpatizaba poco: el conserje Filch.
No podía arriesgarse a darle la poción a brujas de la talla de la tutora o de Pomfrey, y la idea de atosigar a Hagrid no le pareció correcta, así que se decidió por lo sencillo, después de todo, el asunto de Harry Potter "El niño que vivió" era de fama universal.
La idea de infiltrarse al despacho (por así decirlo) de Snape no le agradaba ni poquito. Sabía a la perfección que el lugar estaría asegurado, y por mala suerte no tenía el mapa del merodeador para buscar soluciones.
Después de localizar el sitio de Snape, estuvo buscando la manera de entrar.
—¡Maldito pelo grasiento! —gruñó Potter al ver infructuosos sus esfuerzos—, por supuesto que iba a prevenirse, nos conoce lo bastante bien, y si ha salido con Dumbledore a no sé donde seguro dejó esto con miles de encantamientos para que nosotros no atravesemos... mmmh, seña de que algo interesante habrá adentro. Bien, por el momento nada de ideas, pero ya veremos después de comer.
Fue directo al Gran Comedor, él tenía la creencia de que un estómago lleno ayudaba mucho a la inspiración, ¡y de veras que hacía mucho que no probaba algo decente!, cuando iba a entrar al lugar, vio que McGonagall le decía a Filch.
—El muchacho debe andar por aquí, si lo ve llévelo a la enfermería porque aún necesita atención—mandó la Jefa de Gryffindor.
El conserje había bufado con su horrible expresión, y la odiosa gata (La Señora Norris) por un momento había distinguido a James entre los pilares del castillo. Por supuesto que James decidió cambiar sus planes, prefirió ir a las cocinas a visitar a los elfos domésticos.
"Ni loco dejaré que me vuelvan a encerrar, ya he dicho que me siento mejor" concluyó cuando estuvo frente al retrato del frutero. Le hizo cosquillas a la pera y pudo pasar.
Había poco movimiento en las cocinas. James pudo ver a varios Elfos domésticos platicar en un comedor mientras hacían un brindis con cervezas de mantequilla... sin embargo en esa escena élfica había algo que el muchacho consideró extraño. Dos elfos, (un elfo y una elfina en realidad), traían trajes con colores brillantes y hasta cierto punto vulgares, era anormal ver esas vestimentas es seres que optan o son obligados a vestir con tonos opacos. No pensó más en el asunto al oír sus tripas rugir. No vio a Elfos que le resultaran conocidos, pero sabía que ésos seres solían ser amables.
—Ehh... buenos días, estimados elfos...
Todos los Elfos se asustaron por la tímida voz de James, en instantes comenzaron a preparar comida, se disculparon y como si fueran esclavos en un dos por tres ya tenían un festín listo.
—Qué amables son, muchas gracias, una eficiencia admirable, si se me permite agregar—dijo James feliz de probar bocado.
—¡Dobby no sabía que Harry Potter estaba en Hogwarts! —saludó de repente al elfo doméstico de vestimenta excéntrica, traía de la mano a la elfina que lucía un rostro triste.
—¿Ehh?
—Dobby se encuentra muy feliz, señor, porque se ha comprometido con Winky y ahora somos libres... todo gracias a usted, que me liberó, señor. Dobby nunca olvida, y menos lo del año pasado... Harry Potter logró liberar a su prenda gracias a la branquialgas, pero eso no es suficiente para agradecerle a Harry Potter.
—¿Ah sí? —sonrió interesado James—¿Liberé mi prenda con Branquialgas?, qué interesante. ¿Y te has comprometido?, ¡vaya!, ¿con esta linda elfina?
—Los Elfos Domésticos nunca festejan las bodas, señor. Pero Winky y Dobby quieren que usted sea el padrino.
—Por supuesto—se adelantó a responder el muchacho "Bueno, quizá debió responder el verdadero Harry. ¡Mi hijo ayudando a liberarse a un elfo doméstico que quería liberarse!, creo que Harry es un buen chico".
—¿En qué piensa Harry Potter? —preguntó Winky, que parecía más reservada y callada.
—En las branquialgas, es que son muy escasas, ¿de dónde las sacaste Doooby? —dijo haciendo esfuerzo por recordar el nombre del elfo.
—Dobby escucha cosas señor, y acudió a un armario para ayudar a Harry Potter.
"Branquialgas... mmmh, es posible que... ¡claro!, las branquialgas son ingredientes muy usados en las pociones".
—¿Del armario del profesor Snape? —preguntó ansioso—Vamos Dobby, tienes qué decírmelo, es muy importante.
—Dobby cree que sí, Dobby siempre limpia los despachos de los profesores.
—¡Gracias Dobby, gracias!, tú podrías decirme cómo entrar al despacho de Snape, ¿verdad?
—El señor Harry Potter nunca pide cosas a Dobby, señor, luce extraño y no parece Harry Potter—desconfió Dobby.
Winky miró más atentamente a James sin dejar de tomar la mano de su "prometido".
—Bueno Dobby, a lo mejor no luzco como siempre, tienes razón—extrañamente James no estaba nervioso, se sentía bien que al tiempo en que lo confundían con Harry podían distinguirlo—, pero es parte de un secreto. Puedes decidir confiar en mí o no, pero te aseguro que no quiero nada malo. Verás: el profesor Snape tiene unas cosas en su armario que me pertenecen; en estos momentos está de viaje y yo estoy de visita, me gustaría recuperarlas porque sé que no me las querrá dar... pero bueno, comprendo que no confíes en mí... —el diablejo puso una cara de mártir y Dobby se compadeció.
—¡Harry Potter ha hecho mucho por Dobby y aunque luzca extraño y le pida favores Dobby ayudará!
—¡Gracias, no esperaba menos de unos novios! —James sabía del gusto de los elfos por los calcetines, así que sin pensar mucho se quitó los suyos—, y este es un regalo por el favor, uno de los regalos de boda—sonrió.
Los elfos acogieron los calcetines con mucho gusto y no pensaron en que quizás James los estaba sobornando, de hecho, en sus tiempos, James se distinguía por ser un buen negociante. Con toda la calma del mundo el muchacho terminó de alimentarse y luego fue con Dobby para el despacho de su "estimado" Severus Snape.
—A ver Dobby, ¿recuerdas qué debes de traerle a Harry Potter? —preguntó James, mostrando la ilustración—Lee bien el nombre y memorízalo... Ahh, y si ves alguna otra cosa que me pertenezca, tráela.
Estaba ansioso de ver qué hacía Dobby, pero no se inmutó cuando este desapareció enfrente del despacho de Severus.
"Según sé, y aunque los magos y brujas tienen prohibido aparecerse en el colegio, la magia de los elfos domésticos es diferente y tienen ese tipo de libertades porque estos amiguitos son muy fieles y nunca usarían su poder para el mal... aunque claro que no han tomado en cuenta que Dobby es libre... ¡bah!, en realidad no estoy haciendo algo tan malo, y como no estoy en período escolar, no tengo remordimientos, tanto tiempo con Sirius y me estoy volviendo igual de rebelde que él".
No pasaron ni dos minutos cuando James vio que Dobby aparecía de vuelta.
—¡Maravilloso Dobby!, muy bien, ¿qué me has traído? —preguntó ansioso mientras el elfo le mostraba varias cosas. —Vayamos de inmediato a otro lugar más desierto, si Filch nos ve nos freirá de regaños.
Corrieron velozmente por los pasillos, subieron varias escaleras que cambiaron de sitio varias veces.
—Aquí está bien, no hay nadie a la vista.
Dobby seguía pensando en que el señor Harry Potter no era el de siempre, pero le simpatizaba esa nueva actitud.
—Harry Potter tenía razón, había cosas del señor ahí.
—¿Y esa revista? ¿Revista Corazón de Bruja? ¿Un artículo empolvado de El Profeta?
—Tenían la foto de Harry Potter ahí, señor.
—Dámelo entonces. Y también la poción—Dobby le entregó las cosas—, has sido muy bueno Dobby, seguro que tu antiguo amo se quedó sin el mejor servidor del mundo—animó el muchacho sin imaginar que Lucius Malfoy era el antiguo amo. —. Realmente no sé como agradecerte Dobby, será mejor que regreses a las cocinas, ya veré como premiarte. ¡Ahh!, y felicidades por la futura boda.
—Si Harry Potter necesita de Dobby no dude en llamarlo.
—Te aseguro que no dudaré; dime... ¿antes dudaba?
—Harry Potter era antes tímido, señor, y nunca pedía ayuda.
—La vena de orgullo de los Potter, siempre tenla presente Dobby. Nunca puedes saber cómo actuará un Potter. ¡Nos vemos!
"Ja-ja-ja, Snape-pelo-grasiento no se salió con la suya; ahora nada más me falta preparar mi ataque a Filch, se me figura que ese loco le ha hecho la vida de cuadritos a Harry".
Esperó a que toda esencia de Dobby despareciera y dando una nueva mirada al lugar, se adentró adonde sabía que no lo buscaría nadie. Eran los baños de Myrtle La Llorona, por buena suerte no estaba ahí en esos momentos.
—Lily tenía razón, aquí no parece venir nadie... aunque recuerdo que por aquí rondaba una fantasmita llorona... ¡En fin!
Se sentó en una parte del lugar y observó los dos papeles que le había dado Dobby.
—La revista Corazón de Bruja es de las que les fascina a las niñas—dedujo, por el tipo de portada y contenido, comenzó a revisar qué había en ella, y muy pronto se encontró con un artículo sobre Harry Potter, justamente con un encabezado extraño y una fotografía a color en donde la cara sonriente de Harry se volvía triste.
"La pena secreta de Harry Potter"
Tal vez sea diferente. Pero, aun así, es un muchacho que padece todos los sufrimientos típicos de la adolescencia, nos revela Rita Skeeter. Privado de amor desde la trágica pérdida de sus padres, a sus catorce años Harry Potter creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia, Hermione Granger, una muchacha hija de muggles. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro golpe emocional en una vida cuajada de pérdidas.
La señorita Granger, una muchacha nada agraciada pero sí muy ambiciosa, parece sentir debilidad por los magos famosos, debilidad que ni siquiera Harry ha podido satisfacer por sí solo. Desde la llegada a Hogwarts de Viktor Krum, el buscador búlgaro y héroe de los últimos Mundiales de quidditch, la señorita Granger ha jugado con los afectos de ambos muchachos. Krum, que está abiertamente enamorado de la taimada señorita Granger, la ha invitado ya a visitarlo en Bulgaria durante las vacaciones de verano, no sin antes declarar que jamás había sentido lo mismo por ninguna otra chica.
Sin embargo, podrían no ser los dudosos encantos naturales de la señorita Granger los que han conquistado el interés de estos pobres chicos.
«Es fea con ganas —nos declara Pansy Parkinson, una bonita y vivaracha alumna de cuarto curso—, pero es perfectamente capaz de preparar un filtro amoroso, porque es una sabelotodo. Supongo que así lo consigue.»
Como es natural, los filtros amorosos están prohibidos en Hogwarts, y no cabe duda de que Albus Dumbledore estará interesado en investigar estas sospechas. Mientras tanto, las admiradoras de Harry Potter tendremos que conformarnos con esperar que la próxima vez le entregue su corazón a una candidata más digna de él — (1)—
(Lo anterior fue sacado de "Harry Potter y el Cáliz de fuego", por lo que declaro que le pertenece a su autora J.K. Rowling. No utilicé con fines de lucro. El artículo de El Profeta también se menciona en el libro cuatro).
—¡Madre mía! —se admiró el futuro padre de Harry—, ¿qué significa este artículo y por qué lo tiene Severus Snape?... no comprendo y sinceramente no confío en la credibilidad de la nota. En primera me parece que quien lo escribió le tiene tiña a Hermione Granger, enfatiza mucho en que no tiene encantos y yo pienso que es una chica linda... por otra parte habla de que ella y Harry son o fueron novios... ¡a saber!, quizás el periódico explique.
Pero el otro artículo lo desanimó aún más, porque hacían ver a Harry como un muchacho trastornado que deseaba llamar la atención del todo el mundo.
—¡Blasfemia!, ¡esto es el colmo!, juraría por mi vida que Harry no utiliza Artes Oscuras... y habla de que se relaciona con hombres-lobo y gigantes, por lo que seguro se refieren a Remus y Hagrid, ¡maldita sea!... de nuevo aparece el nombre de Rita Skeeter, seguro odia a Harry o algo así—James parecía molesto, se guardó los dos artículos y frunció el ceño "Y el muy infeliz de Snape tiene colección de ellos" renegó. Pero optó por olvidar esa desagradable lectura, tenía qué efectuar su plan antes de que lo descubrieran, ya habían pasado muchas horas desde su supuesta desaparición y seguro que todos los buscaban con ansias.
--
—Madame Pomfrey, ¿por qué no podemos salir?, lo más probable es que James haya ido a rondar por nuestras partes favoritas del colegio—sugirió Remus—Así sería más sencillo localizarlo. Yo estoy seguro de que está bien, no deben preocuparse.
—A decir verdad de haber despertado antes yo también me hubiera ido, ¡nos tienen encerrados siendo que ya nos sentimos perfectamente bien! —renegó Sirius.
—Tonterías muchachos, ustedes aún no están restablecidos al cien por ciento, además, iba a darlos de alta hoy mismo. Iré a ver si el señor Potter ya regresó.
Los dos merodeadores suspiraron.
—Nos tiene bien vigilados y no podremos salir—se quejó Canuto—, estoy seguro de que James está investigando sin nosotros, él debe sospechar que le ocultamos parte del relato.
—¿Pero qué habrá investigado, y cómo?
—No lo sé Remus, pero seguro se las ingeniará. Nosotros no podemos quedarnos con los brazos cruzados, tendremos que salir a buscarlo antes de que sea demasiado tarde.
—¿Y no será mejor así, Padfoot?, creo que James tiene derecho a saber lo que pasó contigo todos esos años.
—Por eso mismo, quiero decírselo. ¡Imagina que lo averigüe mal!, pensará que yo soy el culpable de su muerte.
—Es verdad, entonces no hay tiempo qué perder, habrá que burlar a Pomfrey y McGonagall, después de todo ya nos sentimos bien.
--
Argus Filch entró a su despacho junto a su inseparable Señora Norris, se rascó el cráneo y frunció las cejas porque estaba enojado, eso era obvio. A lo mejor su ira se debía a que no había encontrado al delincuente que debía cazar por órdenes de la Profesora de Transformaciones.
James era una sombra oculta tras el archivero de Filch que tenía un letrero de Confiscado y altamente peligroso, sonrió al pensar lo divertido que sería hurtar dichos objetos arrebatados a magos traviesos como él. Cuando el hombre tomó asiento y comenzó a acariciar a su gata, James sacó la varita y apuntó al conserje que carecía de magia potente (James no conocía muy bien a Filch, apenas acababa de entrar de conserje en su tiempo).
"¡Es ahora o nunca!, por fin sabré qué sabe la gente sobre la historia de los Potter".
—¡Desmasius! —exclamó un poco temeroso, sin la seguridad con la que Dumbledore había lanzando un hechizo igual para aprehender al hijo de Barty Crouch. Al menos sabía utilizar el desmasius correctamente, ya que él y sus amigos eran temerarios y gustaban de adelantarse en las clases para fines tenebrosamente divertidos. Un rayo de luz roja hizo que Filch cayera al suelo, inconsciente.
Potter sonrió y agarró a la gata por la cola.
—Bien minina, tú no te me escapas. —y con toda la calma del mundo la metió a uno de los cajones del archivero.
James estaba nervioso a más no poder. Respiraba hondo y profundo para no perder la sangre fría que generalmente lo identificaba. Hubiera preferido vivir esa aventura con Peter, Remus y Sirius, pero sabía que había cosas que él debía enfrentar solo, y el conocer su futuro era una de ésas. Comprendía que Filch sería una fuente de información pobre, pero al menos vería si la efectividad de la poción de la verdad serviría. Arrastró al corajudo de Argus hasta la pared para recargarlo, observó el suero de la verdad y cuidadosamente tomó tres gotitas con el gotero. Después abrió la boca del conserje y una a una fue vaciando el gotero. James estuvo a punto de pensar que Argus Filch necesitaba asearse, pero como estaba muy concentrado con su encomienda personal, volvió a alzar la varita y gritó: ¡Enervate!
Argus se puso de pie, parecía un zombi maligno. Cornamenta tragó saliva e hizo que el sujeto en trance se sentara, de modo que quedaron casi a la misma altura.
—¿Me escucha, señor Filch? —indagó con educación bien actuada.
—Sí. —respondió Filch.
—Hagamos una prueba... dígame ¿Quién es el ser que más quiere en el Mundo entero?
—La Señora Norris.
—Excelente, entonces sí funciona. —James se acomodó el cabello, sus oscuros ojos se iluminaron de manera especial—. Quisiera que me respondieras unas preguntas, son sencillas... ¿conoces a Harry Potter?
—Sí.
—¿Por qué lo conoces?
—Harry Potter es un bribonzuelo Gryffindor que interrumpe la paz del colegio, pero le conocía antes de verlo, porque es un mago muy famoso, ya que destruyó a quien-ustedes-saben.
—Ya veo... ¿Harry Potter es un travieso entonces?
—Potter siempre está en el sitio del crimen, pero siempre hay alguien que sale en su defensa.
"Creo que a Filch no le simpatiza Harry, ni modo" pensó James.
—Háblame de lo que sepas sobre su familia.
—El chico es huérfano porque quien-ustedes-saben mató a sus padres la noche en que adquirió la cicatriz que siempre anda presumiendo.
—Pero quiero me digas porqué mataron a los Potter, algo debiste haber escuchado. Es muy común que siendo un conserje escuches rumores y verdades.
—...en una ocasión oí cuando Rosmerta, la dueña de Las Tres Escobas, hablaba con Hagrid al respecto, y quise espiar aún a sabiendas de que Potter no me simpatizaba. Hablaron sobre el traidor que entregó a los Potter a quien-ustedes-saben.
—Explícalo más claramente Filch.
—Parece que Quien-ustedes-saben tenía un espía entre sus enemigos, y fue él quien entregó a los Potter.
—¿Por qué Vol... es decir, Quien-tú-sabes , quería matar a James y Lily Potter?
—No sé.
—Entonces dime quien fue el traidor que entregó a los Potter. ¿Dónde está actualmente? ¿Recibió su merecido?
—El traidor fue enviado a Azkaban después de que un mago pequeño pero a la vez grande logró detenerlo. Se dice que el traidor mató al menos a una docena de muggles cuando intentaba escapar de Peter Pettigrew.
—¡Peter! —se asombró James—¿Quieres decir que Pettigrew se enfrentó a el traidor para vengar a los Potter?
—Eso mencionaron Rosmerta y Hagrid aquel día en Hogsmeage. Peter Pettigrew fue asesinado por el traidor.
—¡No es posible! ¡¡PETER!! —se exaltó James, jalándose el cabello de la incredibilidad—¡Ese maldito inmundo no sólo se conformó con entregarnos, sino que acabó con la vida de uno de mis mejores amigos!... Y ni siquiera pude agradecerle a Peter… Mi buen Peter, que siempre demostró miedo pero que al parecer comenzó a tener valor... —había comenzado a llorar, pero logró contenerse porque la poción de la verdad no duraría mucho—Filch, te ordeno que me digas QUIEN asesinó a Peter Pettigrew y entregó a los Potter a Quien-tú-sabes.
Con voz sin vida Filch prosiguió.
—La pieza más grande que encontraron de Pettigrew fue su dedo. Pero el culpable fue apresado y llevado directo a Azkaban, de donde escapó hace dos años para matar a Harry Potter.
—¿¡QUIÉN?!
—SIRIUS BLACK—respondió con calma Argus Filch, aunque para James fue demasiado.
Sencillamente algo tendría que haber salido mal. A lo mejor la poción no había surtido efecto y Filch le estaba tomando el pelo.
—Repite quien—mandó con desesperación.
—Sirius Black—volvió a decir.
—¡¡Estás mintiendo, Sirius no pudo hacerlo!!, ¡¡Maldita sea, di la verdad!!
—Sirius Black traicionó a los Potter—dijo Filch con una sonrisa demente mientras se desvanecía porque el efecto de la poción terminaba.
—¡Espera, aún no termino! ¡Despierta Filch y dime la verdad! —gritó histérico. —Debe haber algún error, Sirius JAMAS me traicionaría, antes se mataría... es mi mejor amigo, mi hermano del alma y NO lo creo capaz de hacer tal calamidad... ¡Él no pudo traicionarme a mí y mucho menos matar a Peter, siempre lo ha defendido de los Slytherin!... ¡No! ¡No! —exclamó mientras bruscamente movía el cuerpo de Filch. Las lágrimas le corría libremente, le dolía el alma, en lo más profundo de su ser se negaba aceptar lo que acababa de escuchar.
Dejó el cuerpo desmayado de Argus en el suelo sin ningún cuidado, con rapidez dejó libre a la Señora Norris y se alejó del sitio directo hacia la biblioteca. Si lo que decía Filch era verdad lo más seguro era que viniera en los libros de historia de la magia del siglo XX.
En efecto, justo ahí venía su nombre, el de Lily. El pequeño Harry era un héroe y el villano era Sirius Black. Los libros habían plasmado la historia más terrorífica del milenio, al menos para James.
—Tiene que haber algún error... Sirius no pudo traicionar todo lo que es por Voldemort, ¡él no lo haría!... a penas que... que lo hayan dominado por la maldición Imperius... —maquinaba escondido en una esquina del recinto del saber—. Canuto y Lunático deben saberlo, por eso me lo han ocultado, para Sirius debe ser muy difícil saber que se convertirá en asesino, ¡me niego a aceptarlo!... no puedo creerlo, es muy doloroso... ¡Y además ha intentado matar a Harry!
James sabía que tenía que calmarse. Ahora más que nunca deseaba cambiar el pasado. Quería limpiar el nombre de Sirius, quería comprender, pero nada justificaba que su amigo le hubiera entregado. Por otra parte estaba sumamente deprimido porque Colagusano estaba muerto, había sido un "mártir".
—Tenías que haberte acordado Peter... que nunca pudiste ser más fuerte que nosotros... gracias por haber intentado vengarme, espero que donde sea que estés me escuches... pero Peter, no creo que haya sido culpa de Sirius, ¡debieron haberlo controlado!
Quería volver a enfermar para no pensar nada. Todas las energías que había tenido se habían gastado por la desilusión y la desesperanza.
—¡Sirius Black no puede ser un asesino!
--
Hocicos ladró un par de veces y corrió alejándose de La Madriguera de los Weasley con mucho ánimo hasta alcanzar a su amigo Moony; por la ventanilla se asomaron Harry, Hermione y Ron para decirles adiós. El animago ladró de nueva cuenta y se detuvo frente a la recuperada pero gastada figura del Profesor Remus Lupin.
Este se inclinó ante los chicos y se acomodó el sombrero. Por supuesto, los días habían transcurrido desde su última misión, la cual consistía en asaltar Azkaban. A pesar de que dicha empresa no había sido satisfactoria, la esperanza había renacido en los miembros de la Orden del Fénix por la extraordinaria recuperación de Dumbledore. Parecía que el mago plateado era una pieza imposible de erradicar para Voldemort a pesar de que Albus ya era anciano. Durante el transcurso de esos días, Sirius y Remus, con la aprobación del mismo Dumbledore, habían sacado a Harry de casa de los Dursley y lo habían trasladado con los Weasley. Harry
se sintió sumamente especial por tener la oportunidad de convivir con su padrino y su antiguo profesor. Ahora había aterrizado su verano en casa de Ron, en donde también se hallaba Hermione, ya recuperada de los Cruciatus.
—Fin de la misión Padfoot, Harry podrá pasar el resto del verano con sus amigos, no más muggles por ahora ¿Verdad?... supongo que las cosas no salieron del todo bien con el plan de Dumbledore, pero hicimos lo que pudimos, ahora él está recuperado de ese mortal ataque... No habrá de que preocuparse, La Madriguera cuenta con gran protección, además, Arabella siempre está cerca, vigilando a Harry—Hocicos frunció su lanuda cara negra, como si tuviera nostalgia entre su desparpajado pelo negruzco—¡Vamos!, ¿No sería mejor que hablaras con ella, Padfoot?, sigue igual de confiable, así que no me mires así. Bueno… lo que en estos momentos tenemos qué hacer es regresar a la Casa de los Gritos, tienes que reencontrarte con ciertas personas, que según me informó Fletcher, no tardan en recuperarse de su enfermedad
Sirius volvió a ladrar emocionado; ya estaba enterado de que pronto vería a los merodeadores del pasado.
--
La tarde estaba avanzada y todavía no tenían noticias de James. McGonagall creía que se trataba de una broma de mal gusto por parte de Potter, muy en el fondo estaba preocupada, como toda tía por su sobrino postizo. Remus Lupin y Sirius Black (los venidos del pasado) habían sido dados de alta y se dedicaban a buscar a su compañero merodeador.
—Probablemente se convirtió en Cornamenta y fue a investigar al Bosque Prohibido.
—Pero no entiendo qué podría buscar en el bosque prohibido, Canuto. —sinceró Lunático con expresión preocupada—. Aún así nada perdemos con intentarlo-
—¡Espera un poco Remus, viene una lechuza hacia nosotros!
—Se trata de Pig, la lechucita del pelirrojo Weasley.
"Irónico, todos los Weasley son pelirrojos" reflexionó Black, pero no dijo nada.
La atolondrada plateada snitch voló hasta los muchachos y ululó orgullosa. Remus la felicitó por su vuelo, Sirius simplemente le arrebató la comunicación:
—Mira Moony, ¡es una carta tuya!
—¿Mía?
—Bueno, de tío Lupin, tu YO adulto.
—¿Y qué esperas para abrirla?
—Uyy, qué carácter. Espera un poco:
"Estimados Cornamenta, Canuto y Lunático:
Por medio de Dumbledore me enteré de su enfermedad y lamenté no haber averiguado sobre si los habían herido los mortífagos, Figg se siente culpable pero ya ha superado el trauma. Lamento profundamente no haberme comunicado con ustedes en todo este tiempo, pero temo que estuvimos ocupadísimos. Esta tarde Harry ha llegado a casa de los Weasley, Hermione está recuperada, todos estarán protegidos y no habrá peligro de redadas.
Les escribo estas notas para avisarles que esta misma noche Sirius Black y yo nos instalaremos en la Casa de los Gritos, en cuanto estén totalmente restablecidos iré por ustedes, ya que Sirius tiene deseos de explicar muchas cosas.
Ron me prestó su lechuza, temo que no llegue, pero la hermanita de Harry, Ginny, aseguró que Pig siempre cumplía sus cometidos..
Nos veremos pronto para informarles las nuevas; tendré que llevarlos de nueva cuanta con Madame Metamorfosis para que vuelva a hacer la poción. No habrá error porque ya han sido curados por Fletcher (ya ven que estamos bien informados). Espero no hayan curioseado cosas que no debían.
Remus Lupin
P.D. Fletcher está revisando su giratiempo pero aún no ha notado nada anormal en él.
—¿Has oído Remus?, ¡Por fin me veré a mí mismo!, estoy seguro de que el Sirius actual nos dirá toda la verdad... habrá que encontrar a James para que se entere.
—Tienes razón. Por fin sabremos quién es el verdadero traicionero.
—A lo mejor James sí fue al Bosque Prohibido a buscar información por parte de los Centauros, ¡vayamos Moony!
--
James había logrado tranquilizarse convirtiéndose en ciervo. Con su flamante cormanenta había sacado su furia corneando troncos viejos en donde se estrellaba a cada momento. El Bosque Prohibido se volvía oscuro por el atardecer y el sitio se estremecía cada vez que Prongs hacía vibrar un árbol.
Canuto y Lunático notaron eso y al adentrarse en el espeso bosque descubrieron al animago ilegal estar fuera de control.
—¿Se puede saber qué haces aquí James? ¡Todo el día has estado desaparecido! —reclamó Black con brusquedad, Lupin asintió pero con menos rudeza.
Sorpresa para ellos dos fue ver que James volvía a ser humano y se lanzaba con furia hacia Sirius. Le estampó un puñetazo que lo tumbó.
—¡¿Qué rayos te pasa?! —reprendió Sirius—, ¿estás loco o qué?
—James, cálmate—pidió Remus mientras trataba de separar a sus amigos.
—¡Maldita sea Sirius, ya sabes que odio que me mientan y eso has hecho! —gritó Potter golpeando nuevamente a Black, éste se defendió sujetando a su amigo de la túnica.
—¡No te he mentido!
—¡Me mentiste! ¡Me ocultaste que actualmente TE CREEN UN ASESINO PRÓFUGO DE AZKABAN! —exclamó histérico el de lentes y cabello azabache.
Sirius se detuvo, le temblaron las manos.
—¿Cómo lo has sabido? ¡¿Cómo?!
—Eso no importa—dijo James.
—Pues te equivocas James, Sirius no es un asesino. —corrigió Remus.
—Pero ha sido culpa mía de todas maneras Remus, puedes desquitarte James.
—¡BASTA LOS DOS! —mandó Lupin arrastrando a James hacia el lado contrario de Canuto.
—Tendrías que habérmelo dicho Sirius, ¡yo no te creo capaz de semejante traición!, me ha dolido mucho la verdad y más aún tu mentira.
—Ocultar no es igual que mentir...
—¡Por Dios Santo! ¡¿Cómo pudiste ocultarme que se cree que tu YO del futuro mató a nuestro Peter!?
—¿¡PETER!? — exclamaron Remus y Sirius.
—¡No! ¡No pude hacerlo! ¡No podría!, Peter es mi amigo...
—Debiste estar dominado por el Imperius porque dicen que a mí me entregaste... ¡Sirius, ¿te das cuenta?, yo no soporto que en el futuro tú nos traiciones, ¡no lo admito!, ¡NO LO CREO!, ¡te prohíbo que lo hagas y haré cualquier cosa para honrar tu nombre!
—James... Sirius NO te entregó, todo el Mundo Mágico cree que fue él, pero es inocente ¿Comprendes?... y no te habíamos dicho nada para evitar esta reacción... sabíamos que iba a ser muy doloroso... más ahora, que sabemos que Peter no está con nosotros. Sinceramente dudo que Sirius lo haya matado, ¡es imposible, debe ser otro error!
—Pero lo he comprobado. Leí libros Remus, hay testigos y además Filch lo dijo y estaba influenciado por el suero de la verdad que robé del armario de Snape.
—¡¿Asaltaste el armario de Snape?!
—¡Eso carece de importancia!
—James, perdóname por arruinar tu vida. En realidad yo no te maté, pero si estoy involucrado de alguna manera tuve la culpa.
—Yo no creo que tú me hayas entregado, al menos no estando consciente, ¡debiste estar dominado por el Imperius!
—Dumbledore nos dijo que culparon a Sirius, ¡¡pero es inocente!!, justamente escapó de Azkaban para evitar que asesinaran a Harry. ¡Esa es la verdad!
James suspiró aliviado, se secó las lágrimas. Sus ojos rojos estaban extraviados y asustados a más no poder. Caminó hacia Sirius, bajó la mirada, se puso nervioso.
—Esto... debe ser aún más difícil para ti que para mí ¿Verdad Sirius?... es decir... enterarte de que te culpan... yo creo firmemente que tú eres incapaz de traicionar tus principios; nunca dudé de ti Sirius, pero me dolió no enterarme por medio de ti.
—Iba a explicarte cuando me enterara de quién era el verdadero culpable, Remus y yo íbamos a averiguarlo... no podía llegarte con argumentos a la mitad...
—Tendrían que habérmelo dicho—renegó James, levantando la mirada hacia el castaño y el moreno—, hubiera sido más sencillo...
Sonrió con tristeza y le ofreció la mano a Sirius, supongo que para disculparse. Pero Sirius, al darle la mano a su mejor amigo lo jaló para darle un abrazo fraternal., Remus se sintió aliviado, haber visto esa pelea entre sus amigos no había sido precisamente agradable y ordinario.
—Si estamos en momento de revelaciones, propongo aventurarnos a la Casa de los Gritos.
—¡Buena idea Remus!, Prongs, tienes qué leer esta carta que nos mandó tío Lupin.
Potter tomó el pergamino y leyó la letra descuidada de su amigo-adulto.
—¡No podemos esperar más!... desobedeceremos lo que nos pidió Lupin, me urge ver al Sirius Black del futuro, ¡él nos dirá quién es el verdadero culpable de la muerte de Peter y de Lily! — dijo James muy decidido—habrá que ir al sauce boxeador de inmediato.
—Pero no tenemos manera de entrar sin Colagusano... —se entristeció Remus, al recordar a su regordete amigo que actualmente creían muerto (Jaja. Ilusos)— La señora Pomfrey tenía una técnica mágica para entrar, pero no sé si aún funcione…
—Buscaré el nudo del árbol lanzando piedras, ¡ya lo verán!... yo también deseo verme a mí mismo, ¡pasé más de 10 años en el infierno más grande! ¡Con los Dementores y la hambruna!... podré parecer cobarde, pero no deseo vivir eso.
—¡Por supuesto que no, no lo mereces!... cambiaremos el futuro, ¡no importa si infringimos la ley natural del tiempo!... ¡Está decido! ¡Vamos a la Casa de los Gritos, necesitamos conversar con Sirius.
--
Continuará…
--
Notas2: ¡Espero les haya gustado!, sí, tal vez no quedó muy bien, pero al menos me pareció interesante cuando James investigó esas verdades falsas, me gustó que surgiera ése malentendido para hacerlos sufrir un poco, ¡pero bueno!, ya en el siguiente capítulo aparecerá el adulto PADFOOT, a ver qué sucede, ¡hay mucho qué explicar!
Sobre lo de que Dumbledore Recibió el Beso del Dementor sin morir, luego se explicará. Hay una razón para todo, y bueno, aunque Albus es genial, tampoco es todopoderoso, por eso hay una razón. Espero lo de la misión en Azkaban no haya estado muy incoherente, quería ponerle algo de acción, y me pareció buena la idea, quizá algo disparatada, pero era una alternativa, que de resultar buena, daría muchos beneficios… ahora Voldemort tiene el poder de la prisión, de los presos y los Dementores, ¿qué pasará?
No hubo muchas escenas sobre el pasado, debido a que necesitaré un capítulo especial para desarrollarlas, así que no crean que me he olvidado de Lily. Tampoco me olvidé de Harry, aunque sé que estuvo muy recesivo en este capítulo… desgraciadamente son muchos personajes y debo ir con calma, ya que todos tienen su importancia.
Gracias otra vez por seguir leyendo, todo un honor, gracias también por la paciencia. Como les dije, el próximo capítulo estará interesante, ¡no sé lo vayan a perder!
Y ahora paso a contestar Reviews.
*Bunny1986.- Finalmente le he continuado a la historia, espero te siga gustando. Gracias por leer.
*Padme.-¡Hola!, espero te siga gustando mi historia, Padme, me ayudan muchos tus ánimos. Sobre lo del final, es decir, sobre quien escribía el pergamino, te puedo responder que sí es James, pero no es el James que Lily conoce, es un James de otro tiempo… la verdad está un poco confuso, pero lo explicaré detalladamente cuando llegue el momento, después de todo ésa es parte importante de la trama. Y sí, la verdad es que tengo muchas ganas de que Lily se reúna con James y Harry, ¿verdad que sería lindo?... ¡Bueno, gracias por leer!, no te pierdas el próximo capítulo, que tratará del reencuentro de los Sirius. No te preocupes, te prometo que haré sufrir a la rata, y Ginny, pues… ya luego verás qué sucede con ella. ¡Saludos y gracias una vez más!
*Joyce Granger: ¡Hola!, muchas, pero muchas gracias por seguirle a mi fic, qué bueno que te pareció bueno el capítulo… Pues sí, es difícil pensar que Siri-Pooh use lentes, pero como en este capítulo se la pasaron enfermos mantuvo su hermosísima mirada azul, igualmente Remsie con sus ojos grises resplandeciendo por ahí!... Ya verás en el próximo capítulo lo que sucede con los "sobrinos de la profesora McGonagall", te adelanto que hacen una visita al Ministerio y Percy los cuida… Ahh, y los dos Sirius se encuentran.
P.D. Vivo en la Ciudad de Guadalajara, México… así que eres de Chile, ¿de qué parte?
*Lyko.- Me alegra que te haya gustado el capítulo, espero te siga gustando el fic… Ah, y lamento la tardanza, pero es que me tienen prisionera en la escuela. Y bueno, prometo esmerarme más en el próximo capítulo… aunque es posible que haga sufrir a los personajes un poquito más.
*Altariel.- ¡Qué bueno que te gustó mi fic!, me halagas mucho y te agradezco que hayas incluido a mi historia entre tus favoritas. Prometo que muy pronto los merodeadores estarán en Hogwarts junto con Harry, y Peter, pues ya verás el tipo de papel que desempeñará (no hay que olvidar que manejo al Peter del pasado y al del presente). También luego se verán las parejas, es probable el Ron/Hermi, me encanta la pareja, pero hasta eso que nunca se sabe conmigo. Espero te siga gustando el fic, ¡hasta pronto!
*Danae Weasley.-Me da gusto que te agradara mi fic, ¡gracias por leer!, todos los comentarios que recibo me animan a continuar publicando. Jeje, a mí también me fascinan Sirius y James, y la pareja que éste último hace con Lily también, y el lindo Harry es adorable. Lamento la tardanza de esta capítulo, se cruzó con mis exámenes, pero espero que te siga gustando, gracias otra vez.
*Chica.-¡Hola!, muchas gracias por seguirle a mi fic, y sí, tus ánimos me ayudan mucho n__n, no importa que los reviews sean cortos o largos, me gusta lean lo que escribo, creo que con los comentarios puedo mejorar. ¡Ah!, y respondiendo a tu pregunta, en el próximo capítulo Sirius-adulto y Sirius-peke se encontrarán en el siguiente capítulo, ¡a ver que sucede!, porque como acabas de leer, Sirius-peke no la está pasando nada bien con ese "mala fama" que tiene su futuro en todo el mundo mágico. ¡Gracias, espero te siga gustando mi historia!
*Sophie Lupin.- ¡Nihao amiga!, gracias por seguir leyendo, espero te siga gustando… yo también creo que Remus con ojos azules ( tono de iris que le prestó Sirius con la metamorfosis) le han de ir a la perfección. Gracias por tus felicitaciones, y espero sigamos en contacto. Nunca dejes de escribir fics.
*Lara.- ¡Amiga!, gracias por entrar de nuevo a mi historia. Para mí es un honor que la leas, me das muchos ánimos y por eso prometo esforzarme para no decepcionar con esta historia. Te agradezco todo lo que me dices, ¡gracias!, tú no te quedas atrás, eres de las mejores escritoras de FF.net, y tampoco exagero. Bueno, espero seguir sorprendiéndote con este fic, supongo que sí sorprenderé porque estoy medio loca y me la paso dándole giros a la vida de estos pobres personajes. Y sí, pronto leerás cuando los merodeadores conozcan a Malfoy y asistan a una clase de pociones del quinto curso, espero queden decentes esas escenas. ¡Te debo mail, una vez más gracias!, espero te siga gustando.
*Hikari Takaishi Y.-¡Hopolapa, apamipigapa!, qué gusto que sigas leyendo mi fic, ¡espero con ansias que te siga agradando!... ¿se te hace que describí bien a Colagusano?, espero que sí, yo considero que a veces es complicado captar la esencia de los personajes, así que ojalá no haya quedado muy incoherente… y bueno, sí haré sufrir a los Sirius, ya ves que desde este cap sufren los personajes. Qué bueno que te gustaron los detallitos cómicos, como lo de gatolandia (ay amiga, estoy bien loca a veces y pongo unas incoherencias…). Ojalá el fic te siga teniendo en suspenso!, y que la conexión mágica entre Lily y James siga causando algo emocionante. ¡Gracias amiga, significa mucho para mí que leas!
*AIOV.- Champ-kun, gracias por tu comentario, no importa que hayas tardado, se te agradece. Suerte en tus exámenes, ya verás que todo te sale bien. ¿Así que te gustó Madame M?, pues ya ves que sigue saliendo, no tan psicópata, pero ya verás luego!... y espero te guste este capítulo, no recuerdo si ya te había platicado de él. Nos vemos y salúdame a todos por allá.
*Arwen.- Gracias por tu comentario, me animas mucho, Qué bueno que te parece un fic original. Y claro que le hago promoción a tu página, buscaré el e-mail en donde me la das y la pondré en mis datos de ff.net, ¿te parece?, y luego actualizaré este capítulo para incluir la dirección. ¡Gracias por leer!, y ya leí el comentario de "Escuela para niños Elegidos", gracias también. Hasta pronto, te escribiré un mail a brevedad posible.
*Dadaiiro.- ¡Amiga!, una vez más gracias por tu elocuente comentario, ya sabes de antemano que me encantan y la verdad me animas mucho. Pues ¿Qué te diré?, espero que no haya arruinado este cap, qué bueno que te gustó el anterior, me quedó algo cómico, hasta electrocuté a Sirius-joven!, pero bueno, ya sabes cómo es mi humor de raro. En efecto, Peter-rata-del futuro parece traer algo entre manos, pero ya veremos luego… y sobre Lily y el mapa, pues eso se explicará más adelante, hoy la pobre quedó algo recesiva al igual que el lindo Harry, pero tendrán su momento de triunfo. Gracias por todo, y ojalá y te siga agrandando el escrito… ¡nos vemos luego!
*Lizbeth.- ¡Muchas gracias por tu review!, y bueno, ya ves que lo he continuado lo antes posible (espero la próxima vez tardar menos en actualizar) , así que espero la historia no te decepcione y te siga agrandando.
Y a todos los que no dejaron comentario, pero leyeron o me enviaron mail, gracias.
Atte. CieloCriss
