Notas1: Hola a todos. Ha pasado demasiado tiempo desde que no escribo Girahistoria… probablemente más de seis meses. Quiero disculparme con todos los lectores por haber sido tan poco constante en mi escrito, pero créanme que actualmente lo estoy pagando. Llevo varios días queriendo escribir algo con decencia y no he podido, pero como sé que hace mucho que no actualizo decidí hacer un capítulo corto para tranquilizar la trama y así luego retomar lo que quería el próximo capítulo. Espero que el episodio no resulte tan malo, yo prometo esforzarme más, porque de verdad me interesa terminar al menos este fic de HP.

Como recordatorio: en el capítulo anterior Hermione descubre a los merodeadores, se apodera del pergamino verde y Peter Pettigrew es capturado por la Orden del Fénix.

Sin más los dejo con la lectura. En esta ocasión hay fragmentos con narradores en primera persona.

girahistoria

Por CieloCriss

I n t e r m e d i o

Harry había quedado con la boca abierta ante los argumentos de Ginny Weasley. La pelirroja lo había dicho, que el nombre de Sirius Black quedaría limpio, que Peter Pettigrew había sido capturado. La idea de poder vivir con su padrino se había instalado en su mente con prioridad absoluta en unos segundos, y ahora trataba de hilvanar lo demás, pero para ello necesitaba que la hermana de Ron soltara la lengua y contara lo que había vivido.

—¿Cómo que estuviste ahí, Ginny? — brincó Ron con exasperación, de un movimiento brusco sostuvo a la chica de los hombros—¿Qué te hizo esa rata, Ginny? ¡Habla!

—Ron, por favor… me lastimas— fue entonces cuando Ronald se dio cuenta de que su hermana estaba lívida, ojerosa, despeinada, ¡y para acabarla de amolar en pijamas! —… Esta bien, lo contaré antes de que me pesque Madame Pomfrey… es que me escapé de la enfermería para contarles, creí que Harry debía de saberlo antes de que le mandara llamar Dumbledore.

—Pero Ginny, al menos siéntate en el sillón, estás macilenta — expresó Hermione —¿Te hirieron?

—… en realidad... sí, pero yo… intentaba decirles…

—Habla por favor, Ginny—pidió Harry de manera seca, de reojo vio que Hermione arrugaba su túnica; Ron no entendía qué estaba pasando, el asunto no tenía ni pies ni cabeza.

—Bueno…— susurró levemente la pelirroja, entre lo amarilla que estaba apenas se le distinguieron unos momentáneos chapetes rosados—. Como ocurrió lo de la broma de la profesora Umbridge (broma que estoy segura de que Fred y George fueron los culpables), decidí salir a dar un paseo por… el castillo.

—¿Qué? ¡¿Tú sola?!, ¿estás loca, Ginny? —regañó Ron, frunciendo sus cejas zanahorias.

—Ay Ron, yo no quería decírtelo…— gruñó Ginny, mientras el rostro le cambiaba de tonos por la angustia y el ataque.

—¿Decirme qué?

—Pues que di un paseo con Dean— la adolescente bajó la cabeza, apenada.

—Un paseo… ¿con Dean? ¿Por qué con Dean?

—Ron ¿No lo entiendes? —dijo Hermione.

—Estamos saliendo, Ron, ayer me hice novia de Dean.

—¿TU NOVIO? —gritó Ron, extrañadísimo— ¿Y se puede saber por qué tienes novio?, creí que a ti te gustaba Haaaaarrr…. ¡AUCH! ¿Por qué me pisas, Hermione?

Hermione miró hacia la chimenea pidiendo paciencia, Ginny se lo agradeció con la mirada, Harry se hizo el desentendido y Ron siguió gritando.

—¡No puedes tener novio, Ginny! ¡Es contra las reglas!

—Ron, eso es lo de menos ahora, sólo fuimos a dar un paseo por ahí, en donde se me declaró… eso terminó pronto, y habíamos regresado a la Torre de Gryffindor, pero yo me devolví a pensar por ahí, supongo que por la inspiración del momento.

—…¡le diré a mamá!

—Ron, ¡ya sabías que ibas a reaccionar así! —Se quejó la pelirroja —¡El caso es que los reclamos pueden esperar! Ahora lo que incumbe es el caso de Pettigrew, ¿no crees?

Ron se mordió los labios y masculló por dentro, miró con intensidad a su hermana y cruzó los brazos con expresión de enojo, esperaba que se ampliara la "explicación".

—Cuando iba de vuelta… para la Torre de Gryffindor después de haber pensado en… mi nueva situación, me encontré con una rata, ¡y te juro que la reconocí, Ron!, no en vano Scabbers vivió tanto tiempo en nuestra casa… por supuesto que me asusté… y más cuando vi que se convertía en mago y me decía que yo, una "dulce" criatura, le iba a ayudar…

—¡ARGGGG!, Ginny, no debiste estar sola a esas horas de la madrugada.

—¿Qué quieres que haga ahora?, ¡ha sido terrible pero no puedo componerlo!, parece que estoy destinada a ser utilizada por "Esos" seres despreciables.

—¿Qué te hizo, Ginny? —preguntó Harry, serio.

—Primero con su mano me tapó la boca, todo fue demasiado rápido, a decir verdad… y luego… luego…

—¡Señorita Weasley! —gritó la profesora McGonagall, que acababa de entrar por el retrato de la Señora Gorda.

—Ah, profesora McGonagall—se asustó Ginny, poniéndose de pie.

—¡Deberías estar en la enfermería, jovencita!

—Es que profesora, tenía que informarle a Harry, era mi deber… sé que el profesor Dumbledore iba a hacerlo, pero…

—Usted debió seguir esperando la llegada de el doctor Fletcher, acatando las órdenes, ahora tiene un aspecto más deplorable, ¡y como no, en su estado!

—Profesora McGonagall, ¿qué le pasó a mi hermana? ¿A cuál estado deplorable se refiere usted?

—Acompañe a su hermana a la enfermería con la señora Promfey, señor Weasley —mandó Minerva sin hacer caso de la cuestión de Ron —.Usted también vaya con ellos, señorita Granger. Yo iré a informar a mis sobrinos… y señor Potter…

—¿En verdad atraparon a Pettigrew, profesora?

—Así es, Potter, así es— afirmó McGonagall—, Salga de la sala común, de ahí alguien lo llevará con el Director.

Harry no se hizo esperar, casi de cinco pasos agigantados recorrió la sala común y salió por el retrato, los demás chicos bufaron, pero al menos sabían que más tarde Harry les contaría lo que había pasado.

Harry salió del retrato de la Señora Gorda con una prisa increíble, miró hacia todos lados, pero sólo un suave y amistoso llamado por su hombro le sacó de la momentánea euforia que sentía en esos momentos.

—Tranquilo Harry— dijo la voz femenina y madura de Arabella Figg

—¡Usted!

—Oh sí, yo, Madame Metamorfosis, no lo olvides ¿De acuerdo?, no me gusta que me llamen Arabella —enfatizó Figg. Estaba vestida con una capucha guinda, apenas se veía la punta de su afilada nariz.

En esos momentos Harry supo que la mujer no estaba bajo los efectos de ninguna pócima, ya que la bruja se veía fresca, aunque ocultaba su cara.

—Te llevaré con el profesor Dumbledore, querido Harry. Hoy será un día muy importante para nosotros.

El hijo de los Potter asintió sin saber que más agregar, siguió por los anchos pasillos a la antigua amiga de sus padres.

—¿Qué dices, tía Minerva? — se escandalizó James Potter, poniéndose los anteojos. Apenas había dormido un par de horas, pero ante una noticia como esa la piel la traía como la de una fresca lechuga. —¿Lo atraparon?, ¿Que Lupin y los otros miembros de la Orden lo acorralaron ayer?, ¡esa es la noticia más sorprendente que he oído!, ¿Escuchaste Remus?, ¡capturaste a ése!

—Mi yo futuro es sorprendente.

—Sí claro, ¡tres hurras para el tío Lupin! ¡HURRA! ¡HURRA! ¡HURRA!

—Oh por favor, Simus, guarden la compostura.

—Tía Minerva, queremos ver a ese traidor inmediatamente, tenemos muchas que cobrarnos.

—Pues no—bufó la profesora— a Pettigrew nadie podrá verle en estos momentos, en cuanto le pongan la pócima de la verdad y tengamos la confesión, lo enviarán al reclusorio del Ministerio y se llevará a cabo el juicio para que luego lo trasladen a Azkaban.

—¡Pero nadie como James para reclamarle y cobrarse justicia!

—Hablaré con Dumbledore para que vayan al juicio de Back y Pettigrew. Ahora cámbiense y vayan a clases, sólo quise informarlos.

—Pero Sirius Black… quiero decir, el Sirius adulto, ¿va a asistir a ese juicio?... Si Sirius da su localización van a aprehenderlo y lo llevarán a Azkaban sin hacer ningún juicio — se apresuró a decir James Potter.

—De eso se encargará la Orden del Fénix, Jim, ustedes no deberán intervenir.

Minerva lucía nerviosa, y sin decir una palabra más, abandonó la habitación de los chicos, que habían quedado en shock por la noticia, ¡todo giraba y giraba tan rápido!, era como si la historia fuera una ruleta imprevista que cambiaba el destino una y otra vez.

Para la clase de Adivinación había que subir a la torre, Jim McGonagall fue el primero en llegar al esotérico salón, el cual olía a incienso y a otras sustancias que drogaban a la nariz. Se sentó entre unos cojines y esperó con paciencia a sus hermanos, que llegaron minutos después.

James estaba ansioso, no podían concentrarse, ¿cómo hacerlo?, ¿por qué Dumbledore y McGonagall no le comprendían?, pensaba sin parar en la manera de entrevistarse con Pettigrew: era necesario, debía de hablar con Peter, pedirle razones, analizarlo. Sentía una amarga alegría, ¿cómo ser completa si ya estaba muerto?, aunque habían cazado a Wormtail, él y Lily seguían estando muertos, Harry sin padres, Sirius con la vida destrozada.

No le gustaba el olor a incienso que emanaba del salón de Adivinación, realmente no le simpatizaba mucho esa asignatura, pero sabía que como era una clase imprecisa podría tener más tiempo libre para planear lo del giratiempo. Estaba tan ensimismado que no se dio cuenta cuando sus "hermanos" se sentaron a su lado, ni tampoco notó que Ronald Weasley acababa de arribar al recinto con la boca ovalada del inconformismo. Harry no estaba, tampoco Hermione.

—Buenos días, mis niños — saludó de repente una voz chillona que momentáneamente despabiló a Jim McGonagall. El joven alzó la mirada y se encontró con los extraños ojos de Trelawney, los cuales se veían agigantados tras los gruesos cristales de sus anteojos. Bastó una mirada para que James sintiera antipatía por la mujer, pues ésta comenzó a platicar un discurso exagerado y ridículo acerca del arte de las adivinaciones y la enorme utilidad que tenían en la vida diaria y en los TIMOS. El Potter bufó del aburrimiento, sintió ñáñaras al sentir que perdía su tiempo en ese espantoso lugar, incluso su antigua profesora de adivinaciones parecía tener mas tacto que la presente "me pregunto si esta mujer dará clases en mi tiempo, espero que no" pensó en breve, mientras con gran esfuerzo trataba de concentrarse. No sabía si era mejor pensar en el Giratiempo, o en el terrible castigo que le ponía Snape diariamente, o en la captura de Pettigrew y el futuro de Sirius, o en si Hermione Granger se uniría a ellos o los delataría. Su cabeza giraba, le dolía, estaba desvelado, como invadido por una astilla que se le atascaba cada vez más.

—Oh, por supuesto, también tenemos tres estudiantes nuevos, los sobrinos de la profesora McGonagall —siguió diciendo la mujer, con su cara de demencia a todo esplendor.

—Profesora, ¿por qué no le predice el futuro a los trillizos? — indagó Parvati Patil; Simus y Rerius fruncieron el ceño al notar que Lavender y Parvati parecían idolatrar a la de Adivinaciones.

—Ah, sí, por supuesto, querida — dijo Sybill Trelawney—, usaré mi buen toque de la adivinación para que ustedes vean cómo se debe leer el futuro a través de los ojos.

De dos saltitos ridículos Trelawney llegó hasta donde estaba James, quien instintivamente se hizo para atrás y chocó con unas cortinas coloridas y de mal gusto.

—No te preocupes querido, que no va a doler— rió la profesora, mientras apretaba la boca y mugía muchos "ammmmm" y sus ojos veían fijamente los de Jim.

"Espero esta mujer esté enterada de quienes somos en verdad y no salga con alguna imprudencia".

—Oh, por supuesto jovencito, usted realmente no debería estar aquí, su aura no existe— dijo la profesora, supuestamente concentrada.

—¿No me diga? — retó James, molesto. Por supuesto que no debía estar ahí, en primer lugar estaba muerto, y en segundo venía del futuro.

Los ojos de la profesora daban giros anormales justo como sucedía con el ojo mágico de Moody, la mujer desvió su mirada a Simus, sonrió como maniática y lo sujetó de los hombros. Todos los chicos de Griffyndor de quinto grado veían atentamente, pero incluso a Parvati y a Lavender la profesora les estaba dando mala espina, nunca la habían visto así.

—Y tú, querido, tú y tú, querido Black—susurró de manera tétrica, aspirando aire al por mayor—. Tú vas a morirte muy pronto, te espera la muerte tras el velo, te espera la desesperación y la impotencia… oh sí, la sombra, la sombra sobre ti, bajo el velo, tras el velo, en el Ministerio, ¡la muerte!

Los ojos de Simus McGonagall perdieron brillo y se volvieron blancos justo como los de Trelawney, quien zangoloteaba a Sirius-joven sin soltarlo y le gritaba incansables injurias de muerte.

—¡Profesora Trelawney! — exclamó Parvati Patil, asustada. Nadie salvo Harry Potter en tercer año, había visto a la maestra así.

Rerius sujetó a Simus, Jim empujó a la profesora y la aventó hacia el suelo, en donde azotó sin poner las manos.

—¡Suelte a Simus! —gritó Jim, alterado, viendo como Sirius Black se desvanecía en los brazos de Rerius.

—¡Rápido, alguien llame a McGonagall! —ordenó James Potter, e inmediatamente Dean y Neville dejaron sus asientos y corrieron pisos abajo para avisar el incidente. —Y ustedes, niñas, lleven a la profesora hacia los cojines.

—¡Es que ha perdido el conocimiento! —dijo Lavender.

—¿Qué le ha pasado? — Preguntó Seamus—, y no sólo a ella, ¿qué le ha pasado a Simus?

—Me parece que acabamos de presenciar una verdadera predicción… —susurró Rerius.

—Imposible, la profesora Trelawney jamás acierta en lo que dice, se la pasa haciendo predicciones de muertes— explicó Ron—, tal vez como ahora no está Harry, decidió que Simus era una mejor víctima.

Los alumnos no habían podido seguir dialogando porque de repente Trelawney se habían sentado, con la cara llena de sudor, pero los ojos normales.

—Ah, queridos niños, ¿qué hacen fuera de sus asientos?

—Profesora, usted se desmayó, y…—comenzó a decir Parvati, pero Sybill negó con la mano mientras se ponía de pie.

—Tonterías, tonterías jovencita—entonces la extraña mujer dio un vistazo al lugar y notó que Simus McGonagall yacía desmayado en los brazos de Rerius. —Será mejor llevar al chico a la enfermería, seguramente este joven no tiene el don de la adivinación.

—Pero profesora, lo que sucedió es que…

—Silencio, señorita Lavander— pidió Trelawney.

—¿Qué es lo que sucede aquí, profesora Trelawney? – interrumpió de repente McGonagall, quien había llegado junto a Neville y Dean.

—Es lo que quisiera saber, profesora McGonagall, uno de los estudiantes se desmayó inesperadamente.

—Por lo visto esta loca no recuerda nada de lo que aconteció, ¿cierto Weasley? —susurró Jim, desconcertado.

—Así parece; Harry me ha contado que eso mismo le pasó con Trelawney hace un par de años, cuando íbamos en tercero.

—Rerius, ¿qué ha pasado aquí? —preguntó McGonagall, inclinándose hacia el desmayado Simus.

—Pues… Profesora, ¡es decir, tía!

—Será mejor que lleven a Simus a la enfermería de inmediato— mandó la jefa de Griffyndor—, Ah, y profesora Trelawney, espero que no se repita otro incidente como este.

—Por supuesto que no, profesora McGonagall. —dijo con dignidad Sybill T.— Weasley, usted y el joven de ahí…

—Rerius McGonagall, profesora.

—Sí sí, claro, ustedes dos lleven a Sirrrrmus a la enfermería.

—Dado que es mi hermano también me gustaría ir, profesora— pidió Jim.

—Nada de eso, con dos personas es suficiente.

Harry siguió a Arabella Figg en silencio por los pasillos de Hogwarts. Hubiera querido hablar con ella para preguntarle cómo se habían dado las cosas, pero no había tenido ni la paciencia, ni el valor. Era más sencillo ver los pilares de cantera mientras caminaba, era más fácil pensar en que se iría a vivir con Sirius, era mejor enfocarse en el dolor de la cicatriz. Cuando llegaron al despacho del Director, Arabella abrió la boca por primera vez en el trayecto.

—Todo se arreglará— dijo en tono conciliador—, pero va a llevar algo de tiempo.

—¿Cuánto tiempo?

—No lo sé— admitió la señora, lentamente. —Esperemos que no mucho. De ahora en adelante sigue tú solo, querido Harry; yo me quedaré aquí.

—… si… si fuiste amiga de mis padres, ¿por qué no entras?

—Pettigrew no está en el despacho de Dumbledore, ¿tendría caso?, yo mejor prefiero vigilar — admitió Madame Metamorfosis, entrecerrando el ojo.

Por primera vez Harry se permitió mirar los ojos de la mujer, eran grandes, alargados… atractivos.

Harry asintió, con indiferencia se dirigió a la oficina de Dumbledore.

El joven de ojos verdes suspiró, ya que realmente no le apetecía ver a Dumbledore… desde el verano sentía cierta repugnancia por el Director y por todos los que supuestamente querían protegerlo. Todo eso lo irritaba mucho, eso sumado al dolor terrible que expedía su cicatriz, y a las detestables pesadillas que no lo dejaban en paz.

Entró sigilosamente al sitio, el estómago le ardía de la impaciencia. Al adentrarse notó que la oficina de Albus Dumbledore estaba más opaca que de costumbre. El Director yacía pálido en una enorme silla, frente a él, Harry distinguió una cabellera cenicienta que reconoció de inmediato, se trataba de Remus Lupin, su amigo y antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Acércate, Harry— dijo Albus, moviendo de manera elegante su índice de la mano derecha.

Harry Potter se acercó sin dejar de mirar a Remus; dentro de él las emociones se mezclaban. Dentro de él sentía felicidad, pero eso no era suficiente.

POV Ronald Weasley

Bien, lo admito. Cargar a Simus McGonagall estaba aumentando mi enojo… porque sinceramente hoy estaba que ardía. Después de bajar la Torre de Adivinación me sentía agotado, sin ánimos y con mucha expectación, porque no sabía muchas cosas, ¡nunca sabía lo suficiente!... de alguna manera a Harry le decían todo, porque era el protagonista, y de todas maneras luego no me llegaban completos los datos, ¡y ni qué decir de Hermione!, con ese cerebro siempre estaba enterada de cosas que yo ni hacía en el mundo… pero ya qué, supongo que no importa, o que a nadie le importa.

Este trillizo pesa mucho. O tal vez sea que está algo alto. Tiene el cabello castaño y las gafas se le resbalan por la nariz, una nariz tan larga como la mía. ¿Por qué tengo que llevar a la enfermería a este chico?... debe ser porque ahora soy prefecto; y me pregunto, ¿por qué soy prefecto?; realmente no lo sé, pero gracias a eso mis padres me regalaron una escoba, y gracias a eso por fin hice algo tan interesante como mis hermanos.

Hablando de hermanos, ¡¿Cómo quisiera saber qué rayos pasó en realidad con Ginny!?, ella no me ha dicho nada. Cuando la llevamos de vuelta a la enfermería no dijo ni su nombre, Hermione me explicó que era porque lucía agotada, y que no había que hacerle preguntas hasta que estuviera más recuperada.

Ahora voy de vuelta a la enfermería; a lo mejor Ginny está mejor y nos cuenta algo, ¡pero eso sí!, que no se le ocurra mencionar al idiota de Dean Thomas… qué estupidez, ahora resulta que son novios.

—Espera, Ron— me dijo de repente mi acompañante, Rerius McGonagall, el cual, sobra decir, es hermano del desmayado— Simus está muy pesado, hagamos un encantamiento para que flote.

—Buena idea— admití —¿Por qué no se me ocurrió antes?

Rerius sacó su varita y pronunció unas palabras en voz bajita, de inmediato Simus flotó como si estuviera haciendo el muertito en medio del mar.

La enfermería estaba cerca, ya me sentía más relajado. Podía poner al menos las manos dentro de mi bolsillo y caminar con libertad sin cargar los kilos de alguien igual de pesado que yo.

—Ha sido una locura el día de hoy—me quejé—. Pero espero que Ginny ya pueda hablar.

—¿Ginny?

—Oh, mi hermana…—maldición, de repente me había sentido con confianza y había dicho eso con tanta naturalidad. A veces esos trillizos me parecían misteriosos y de poco fiar; pero tengo que admitir que Rerius me simpatizaba algo más que sus hermanos… tal vez por eso había mencionado el incidente de Ginny —. Es que… ella está internada en la enfermería.

—¿En verdad? ¿Y está bien?

—… supongo.

Cuando estábamos a unos pasos de entrar al pequeño hospital escolar, Rerius deshizo el hechizo, entonces Simus comenzó a caer al suelo de manera lenta, lo que ayudó a que lo agarráramos antes de que azotara.

—Madame Pomfrey— susurró Rerius, como si conociera a la enfermera.

—¡Oh, pero es usted! —dijo ella, como asustada —¿¡Qué ha pasado esta vez, muchacho?!

—Mi… hermano… se desmayó—explicó Rerius, nervioso.

—Oh, Dios, es el segundo día de clases y ustedes ya causando problemas— admitió ella, qué raro… digo yo, no sólo se hablan con naturalidad, sino que parece que la señora Pomfrey conoce de toda la vida a los trillizos. — Pasen, pasen… recuesten al enfermo por ahí, ¡pero qué veo!, está en shock —dijo al darle una ojeada a Simus —. No sabía que había algo que pudiera impresionar así a su hermano, señor Lu… Oh dios… Señor McGonagall.

—¿En shock, dice?

—Se le pasará, en un momento traeré la cura… pero si me permiten, en estos momentos estoy un tanto ocupada.

—¿Es con mi hermana, señora Pomfrey?

—Si, señor Weasley. Sus padres ya vienen en camino… y la señorita Weasley se pondrá bien. Créame, ya tenemos la cura para ella.

Sentí impotencia. No sabía que mi hermana estaba tan mal. ¿Qué podía tener?, ¿qué le había hecho el inútil de Scabbers?

—Quédense un momento con este chico y denle esto— nos indicó la enfermera, mientras le daba a Rerius una poción medio rara, de color púrpura, creo.

En cuanto encamamos a Simus ella se fue con prisa, para seguir atendiendo a mi hermana. En la enfermería había una división de cortinas blancas, como si estuvieran haciendo una sala de operaciones al estilo muggle.

Me dejé caer en el suelo. Si mamá y papá venían... eso quería decir que Ginny estaba grave. ¿Qué podía hacer? ¿Qué había pasado? ¿En dónde demonios estaba Harry?, necesitaba que él me dijera lo que había pasado.

Rerius se acercó a mí, se inclinó.

—¿Estás bien, Ron?

Y yo no supe que decirle. No iba a contarle mis problemas.

—Tú… ¿conocías a la señora Pomfrey?

—Eh… sí. Estuvimos viviendo todo el verano en el Colegio, la tía Minerva pasó sus vacaciones aquí y haciendo misiones para la Orden.

—Ah.

—Tu hermana saldrá bien, ya te lo dijo Madame Pomfrey.

—Yo que tú me preocupaba por tu hermano—le dije con algo de pedantería, que por suerte él no se tomó a mal.

Tanto Rerius como yo oímos un extraño suspiro, proveniente de la cama de Simus. Rerius me dio la mano, yo me puse de pie. De inmediato volteamos hacia la cama de la enfermería, vimos que Simus se había sentado.

Lucía pálido y sudaba a mares como si acabara de empezar el verano; yo pestañeé, Rerius le quitó los anteojos.

—Estaba por darte esta poción para que te recuperaras.

Pero Simus no le respondió a su hermano, sólo bajó la mirada.

—Remus…—susurró, lentamente. ¡¿REMUS?!, ¿qué tenía que ver Remus en esto?

—Ea, Simus, mejor reposa, ¿quieres? —mencionó Rerius, muy nervioso.

—Esa mujer… Remus… esa mujer me mostró el velo… y yo estaba ahí…yo me iba a caer, ¡Sirius va a cruzar el velo!

—¡Cállate! —dijo Rerius con desesperación. ¿POR QUÉ DEMONIOS MENCIONABA A SIRIUS?

—¡Idiota! —regañó Simus… no entendía que estaba pasando, —¡Acabo de ver mi muerte y tú quieres que me calle!

—Fue tu imaginación, Simus, la profesora Trelawney… sólo estaba jugando.

¡Deja de llamarme Simus, soy Sirius!, ¡estoy harto de ese nombre!

—¡Ron Weasley está aquí! —expresó Rerius, mientras yo trataba de comprender qué rayos acontecía.

Simus levantó la cabeza. Se veía tan pálido como cuando Sirius salió de Azkaban y creíamos que era un asesino… y ahora que me fijaba, algo había en ese chico que me recordaba a…

Moony… sólo quiero dejar de verme ahí… ¡tú estabas ahí!, ¡y Harry! ¡Y el gordito de la clase! ¡Muchos mortífagos! ¡y Tonks!... no quiero morirme como James y Lily, yo…

Rerius cacheteó a Simus frente a mis ojos, con bastante rudeza le abrió la boca y lo hizo toma se la poción. Después de eso Simus cayó rendido a la cama, como si tuviera sueño.

—Discúlpalo, él… a veces…

Tenía extrañas sospechas, aunque por mi rostro Rerius debió creer que no me di cuenta. A veces la gente cree que soy idiota, pero en realidad trato de darme cuenta de todo. Estaba comenzando a entender algunas cosas, aunque todo estaba demasiado confuso.

—No hay problema, R E M U S —dije mecánicamente, haciendo énfasis en el nombre.

—Por nada, Ron— me respondió él con inconsciencia. Yo sólo pude fijarme en que no negó su nombre, ¡lo había llamado Remus y él lo aceptaba con mucha tranquilidad!

Rerius se sentó en una silla, yo quedé de pie.

—Profesor Lupin— volví a llamarlo — ¿Es este el nuevo plan de Dumbledore?, ¿hacerlos ver como niños para que cuiden de Harry? —, bien, no estaba seguro, pero lo más probable era que fuera Remus Lupin, y que estuviera haciendo un trabajo para la Orden del Fénix. —Si es así dime qué sucedió anoche, ¿qué tiene que ver Ginny en todo esto?

Arggg, maldición— gimió él—, pensé que no te darías cuenta.

—¡Claramente él te dijo Remus y Moony varias veces!, ¡él mismo se llamó Sirius!... yo… realmente no soy tan ingenuo como crees.

—Ron, yo no soy el profesor Lupin, de verdad—dijo Rerius —. Tampoco estoy influenciado por la poción multijugos, ni me he hecho joven.

—¿Entonces?, ¡explícame!

—Es que… yo… y mis hermanos— Rerius no sabía qué hacer, constantemente se peinaba los cabellos. —. Mira, esto no le va a gustar a mis hermanos, pero la culpa fue de Simus… está bien, te contaré todo, ¡pero con una condición!

—¡No estás en posición de pedirme condiciones! —me exalté con él, porque de verdad él no tenía derecho.

—Por favor, Ron, no debes decirle nada de esto a Harry Potter, ¡promételo!

—¡Yo sabré qué le digo a mi amigo!

—Mira… baja la voz, la señora Pomfrey podría oírnos… escucha, sé que Harry es tu mejor amigo, pero por su bien lo mejor será que no te metas en una decisión de familia.

—¿De qué rayos hablas?

—De que son cosas de los Potter.

—¿Qué quieres decir?

—Tenías razón, Ron… yo soy Remus Lupin… pero no soy el Remus Lupin que tú conoces.

POV Hermione Granger

No sabía que pensar acerca de lo que había descubierto. Ayer todo había sido irreal, fantástico, ¡sencillamente mágico!... es extraño, llevo ya varios años de conocer lo que es ser bruja, pero nunca acabo de sorprenderme.

Hoy estaba aterrada, ¿para qué negarlo?... entendía muy bien la situación de James Potter, sé que para él debió ser terrible venir del pasado y encontrarse con esto, ¡y ni qué decir de Sirius!; deben estar en una posición difícil, y eso puedo entenderlo, pero eso no es suficiente como para que yo decida trastornar la historia. No sé que pretenden al querer fabricar un giratiempo nuevo, ¿qué cosas quieren cambiar? ¿Existiría yo en esa realidad?, estoy asustada, no sé qué hacer.

Quiero mucho a Harry, él y Ron son mis mejores amigos; estoy consciente del sufrimiento de Harry, lo he presenciado, he tratado de estar con él… sin embargo, ¿es eso suficiente?, ¿debo ayudar a cambiar el pasado sólo porque quiero a mi amigo?, ¿es eso egoísmo?... si Harry Potter no destruye a, a… Vol-Voldemort, ¿quién lo hará?

Hoy no entré a clase de Aritmancia. Me duele la cabeza y aún estoy alterada por todo lo que ha pasado las últimas horas: no sólo me he enterado de los viajeros del futuro, también han capturado a Peter Pettigrew, quien a su vez tomó como rehén a Ginny… Dios mío, sólo espero que Sirius logre salir bien de esta, ¡debe demostrarse su inocencia!; por supuesto aún no sé bien cómo se dieron las cosas, tengo que esperar a que Harry salga de hablar con Dumbledore y…

—¡Hermione! — oí que me llamaban, me di la vuelta y vi al padre de Harry, vestido de sobrino de la profesora McGonagall.

—Ho-hola-a, Jaaam, Jim.

—Sí, hola, buen día— saludó con más calma él. —No te vi en clase de Adivinación.

—Y nunca me verás ahí. No soy muy afín a esa asignatura.

—No te culpo por no serlo, la verdad—admitió él, con una sonrisa.

Ahora, cada vez que lo veo, trato de precisar qué es lo que hace que James y Harry sean tan parecidos si actúan tan diferente. Debe ser porque son padre e hijo, me supongo.

—¿Ya sabes lo de Pettigrew? —pregunté, sintiéndome incómoda.

—Sólo sé que la Orden lo pescó.

—Sí… fue el profesor Lupin— sonrió Hermione—, fue él quien lo detuvo.

Baby-Moony se puso feliz al saberlo.

—Sí, debí imaginarlo. —precisé. Estuve a punto de hablarle del pergamino verde que tenía guardado en mi túnica, pero no sé porqué me abstuve. —… también, debes saber que… Ginny Weasley está en la enfermería.

—¿La hija menor de Arthur y Molly?

Wormtail la tomó de rehén… y por desgracia le lanzó un hechizo terrible… Ron aún no lo sabe, pero yo oí cómo McGonagall hablaba con un sanador por la chimenea.

—¿Le lanzó el Morbo Afligi?

—¡Justo era ese nombre!

—No te preocupes, Hermione, Ginny se pondrá mejor, te lo aseguro.

—Se trata de una enfermedad mortal y nueva, ¡yo misma la he buscado en la biblioteca en los libros que tratan asuntos de curanderos!

—Pero yo te aseguro que ella mejorará. El verano pasado, cuando nos reencontramos con Peter, él nos lanzó el morbo afligi.

Abrí más los ojos, eso yo no lo sabía.

—Con mucha suerte pudimos recuperarnos, ya que el sanador amigo de McGonagall es Mundugus Fletcher, el mejor en medicina mágica, trabaja en San Mungo.

—Eso espero…—admití. Había pasado las pasadas dos horas en la biblioteca, tratando de encontrar respuesta al problema de Ginny.

—Ya verás que tengo razón—dijo él, con seguridad; luego, inesperadamente me estiró la mano—. ¿Me acompañas a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas?, Sirius y Remus pasaron a la enfermería, pero seguramente allá nos alcanzarán.

—Claro—respondí, seguro me debí haber visto tan torpe y lenta…

Al tomarle la mano noté que James Potter, a pesar de que en la actualidad estaba muerto, era un joven como yo, o como Ron, o como Harry. Él y los merodeadores eran chicos con la misma vitalidad que yo. James estaba respirando el mismo aire que yo, tenía una enorme inteligencia, podía elegir sus pasos, tomar sus decisiones… si yo supiera que el futuro iba a matarme, ¿tendría esa misma actitud?

—¿Sabes, Hermione?

—¿Uh?

—Eres una persona tan agradable como Lily lo es mi tiempo. — dijo lentamente, con seriedad—. No igual, por supuesto, pero me encanta que mi hijo tenga tu amistad, ¿bonita actitud paternal la mía, no?... pero la verdad es que no soy una persona muy agradable. Snivellus muy de vez en cuando tiene razón, soy arrogante y presumido, ¡si me vieras!, es una suerte que Harry sea más humilde que yo… si… yo pudiera criar a mi hijo, me gustaría que él fuera como Lily…

No me dijo nada más, sólo me mostró una sonrisa un tanto amarga, pero a la vez irónica.

Algo explotaba en mi pecho, ¡sentía tanta culpabilidad!, el futuro padre de uno de mis mejores amigos me estaba rogando ayuda para que tuviera la oportunidad de vivir y criar a su hijo… y yo le daba la espalda sólo por temer que se cambiara la historia… ¿qué hacer ahora? ¿Qué era lo correcto?

Me detuve.

James Potter se detuvo.

Nos soltamos las manos.

Y entonces pensé que si me ponía a trabajar duro en esto tal vez el pasado no cambiaría demasiado. Si los destinos existen, no importaban entonces las circunstancias, de alguna manera existiríamos, de alguna manera Quien ustedes saben moriría, tal vez a mano de otro, tal vez…

—James Potter—susurré, estaba intranquila, pero decidida—, yo… yo voy a ayudarles a construir el giratiempo.

—¿De verdad, Hermione? —entonces le asentí — ¡Madre mía!, esa sí que es una buena noticia. Sirius tiene razón, ¡eres una preciosa prefecta!, ¡vamos, que se nos hace tarde para la clase, muero por presenciar una clase de Hagrid!

—Ehh, Jim

—¿Qué sucede?

—Harry fue a hablar con el profesor Dumbledore. En cuanto tenga noticias los informaré.

—Gracias.

Harry salió del despacho de Dumbledore con el rostro sin expresión definida. Estaba pálido, con los ojos perdidos y la cabeza en alto, como un valiente. Hubiera querido ver a Peter Pettigrew, pero no se lo habían permitido. También hubiera querido ver a Sirius, pero había tenido que conformarse con ver al profesor Lupin por un momento, ya que el de cabello ceniciento había tenido que marcharse a sus labores.

A la salida se encontró con Tonks, ya no estaba Madame Metamorfosis.

—¿Cómo te fue? — preguntó atentamente Tonks, jugando con la forma de su nariz.

Harry movió los hombros, pero para Tonks eso no fue suficiente.

—Ven, Harry, yo te acompañaré a la enfermería.

—¿Ahora tengo guardaespaldas? —preguntó Harry, molesto.

—… pues a mí no me molestaría tenerlos— admitió la mujer con una sonrisa—. Sabes que las cosas están complejas, ¿cierto?... Dumbledore tiene miedo de un ataque mortífago, por eso parte de la Orden está aquí, para cuidar a los estudiantes.

—Sí, eso ya lo sé.

—No estés tan serio, Harry, deberías estar feliz.

—Tonks, ¿tú podrías contarme qué sucedió exactamente anoche?

—¿No te lo dijo Dumbledore?

—…

—De acuerdo, querido Harry, yo te lo contaré con lujo de detalles. Aunque en estos momentos lo único que debería importarte es que dentro de un mes será el juicio que dejará en libertad a mi primo, entonces todo mejorará ¿No crees?

—Eso espero—cortó Harry, hastiado.

Le dolía la cicatriz, le dolía tanto que desde que había amanecido sólo albergaba dentro de él sentimientos de odio que no podía controlar "¿Acaso son mis propios sentimientos?" pensó Harry "¿O son los sentimientos de él?".

Caminó al lado de Tonks, quien lucía el rostro de una niña pequeña, como si fuera estudiante. De hecho la bruja estaba vestida con una túnica que tenía el escudo del colegio.

Avanzaron por los pasillos más vacíos que tanto Harry como Tonks conocían. Harry lamentó no tener el mapa del merodeador, pero de cualquier manera consideraba que no era buena ida mostrárselo a Tonks.

Se sentía pesado, espiado, sin libertad. No era que la compañía de Madame Metamorfosis o Tonks lo molestara, aunque para él sí era incómodo que lo siguieran como a un chiquillo.

—Harry, ¿y si te reincorporas a clases?

—Antes quisiera ver a Ginny…

—Es que creo que aún no puede recibir visitas… y bueno, sería mejor que primero la vieran sus padres y hermanos, ¿verdad?

—¿Por qué me lo dices hasta ahora, Tonks?

—Es que lo había olvidado…

—La verdad es que no estoy de humor para ir a clases—admitió Harry, cruzando los brazos.

—Diría mi madre: 'para ir a clases el humor es lo de manos… ¡es decir!, lo de menos'—mencionó con tono fanfarrón la aurora—, pero no temas y no me pongas esa cara, que yo no soy mi madre.

Harry sonrió un poco, tenía muchas ganas de descansar, pero sabía que si era perseverante Tonks le contaría todo lo que había pasado con Peter.

—¿Qué más da?, ya estamos en la enfermería, ¿ves al fondo?, allá están los gemelos Weasley… Dios santo, es la primera vez que los veo tan serios.

—…

—Pero es normal, ellos se preocupan por Ginny.

—¿Qué exactamente le pasó a Ginny?

—Ya lo sabes, Pettigrew la tomó de rehén antes de huir del colegio, salieron por el Sauce Boxeador… en esos minutos le aplicó la maldición Imperius, y el muy zángano se subió al hombro de ella como rata… pobre chica, no merecía eso. —Tonks hizo una pausa y bajó la voz —. Nosotros, la Orden, estábamos en el pueblo, tratando de localizarlo, así que nos repartimos… de hecho Remus le pidió a Kingsley que bloqueara los pasadizos de Hogwarts, pero para cuando él lo hizo Peter y Ginny ya lo habían atravesado.

—¿Dónde se ocultaron?

—En un bar de mala muerte llamado Cabeza de Puerco, creo, Remus y yo lo encontramos ahí… más bien vimos a Ginny, pero como Remus sabe reconocer a Peter, en unos segundos lo hizo convertirse en humano—Tonks volteó a todas partes, hasta se recargó en las paredes para revisar que éstas no tuvieran oídos. —… pero Peter usó de rehén a Ginny, ni Remus ni yo podíamos hacer mucho… entonces empezó la pelea, todo fue muy rápido; yo me encargué de proteger a la gente que ahí estaba, también cubría a Remus, ya que él veía el asunto como algo más personal.

—¿Liberaron a Ginny del Imperius?

—Sí, claro, pero cuando la estábamos rescatando Pettigrew le lanzó otro hechizo, uno bastante terrible, se dice que en la medicina mágica es la peor enfermedad, y de hecho se considera como la cuarta maldición imperdonable, el 'morbo afligi'.

¿Morbo afligi?

—Ya hay cura, no te preocupes, Ginny se recuperará.

—Lo lamento...

—Ella estará bien.

—¿Después que pasó?

—Que Remus venció a Peter, por supuesto. Una vez sin Ginny como escudo, créeme que fue sencillo el resultado. No es por nada pero tu profesor Lupin es bastante superior que Pettigrew.

—Por supuesto que lo sé, Tonks.

—Yo estoy feliz, porque todo el que ha insultado a tu profesor se dará cuenta de lo mucho que vale Lupin. —Tonks estaba colorada y algo agitada, como si el recuerdo de Lupin le diera felicidad.

—Sin embargo nadie sabe que él fue quien detuvo a Pettigrew.

—Se sabrá todo en el juicio, ¡y una vez que todo se arregle!, apuesto a que te irás a vivir con Sirius como tanto lo has deseado.

—Eso creía yo—masculló Harry, apretando los puños. En su cabeza resonó la debilitada y repugnante voz de Dumbledore diciéndolo que aunque Sirius fuera libre él tenía que seguir con los muggles por "su seguridad".

—¿Qué dices?

—Tienes razón. Los Weasley querrán ver a Ginny; me daré una vuelta antes de ir al castigo que me puso la profesora Umbridge. —Harry cambió súbitamente de tema, se dio la vuelta y comenzó a retirarse —No me importa si me sigues, ya estoy impuesto…

Tonks se quedó con la palabra en la boca.

Continuará…

Notas2: Bien… eso fue todo. Sé que estuvo corto y algo malo, pero no me dio más la concentración. Creo que si inicio un capítulo nuevo podré desarrollar mejor la trama importante, el cap se titulará: Remus Libre y El Secreto del Pergamino Verde (o algo así).

Han quedado muchas cosas al aire que se irán resolviendo poco a poco, este capítulo sólo fue para aplanar las cosas y para ver si se iba mi bloqueo. Ron ya está enterado, Hermione aceptó ayudar con el Giratiempo. Sirius-joven vio su muerte del libro 5, y capturaron a Peter. La historia va a ponerse mucho mejor en el próximo capítulo, ¡lo prometo!

Otra vez me disculpo por la tardanza, pero bueno, qué se le va a hacer, desgraciadamente tengo muchas obligaciones y muy poco tiempo, pero trataré de enmendarme.

¡Muchas gracias a todos y no se olviden del comentario!

Atte. CieloCriss

Sobre los reviews:

En esta ocasión, porque carezco de tiempo para contestar con propiedad los comentarios como lo merecen, sólo voy a agradecerles con todo el corazón el apoyo que he recibido de los lectores con esta historia (que debería girar más rápido)… me siento mal por ser tan tardona y por no contestar largamente los reviews como suelo hacerlo, pero prometo hacerlo en la siguiente actualización, la verdad es que me puse a releer el libro 5 y ya me estoy inspirando, así que espero no tardarme mucho.

MUCHAS, PERO MUCHAS GRACIAS a todas las personas que me escribieron su opinión, ya sea por review o por e-mail.

Agradezco los reviews a: Elanor black, Nicolás, Lars Black, Jarlaxe-Bregan, Isa, Jarlaxe, Kei-Kugodgy, NoodleTK, Pat-blackin, Alais Aladriel, Hermi567, Bella-blackvad, Alba-Llopin, Jessi, Rachel, Valery Ryddle, Syringen, Liz P., Marla, Lala, Hikari Takaishi, Rosemary Black, Nevichii (2), Kikiss / bellablack, Leri, Alejandra, Ivy potter black , AIOV, Randa1, Zelshamada.

Espero no me haya faltado nadie… pero en dado caso de que haya ocurrido es porque soy despistada.

Bueno, ahora sí me despido, y les prometo publicar pronto.

¡Hasta luego!

CC