Aclaraciones: Es IMPORTANTE recordar que la obra de Harry Potter no me pertenece; sin embargo tengo que admitir que en este capítulo hay partes basadas en el libro 5 de Harry Potter y la Orden del Fénix, esas partes están adaptadas y parafraseadas por mí para darle sentido y validez a mi propia trama.
Resumen: En el último capítulo capturaron a Peter Pettigrew, Ginny Weasley fue herida con la maldición del Morbo Aflliggi y Ron y Hermione se enteraron de la presencia de los merodeadores en su presente. ¿Qué pasará?...
¡En fin!, los dejo con la lectura
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Fanfiction: Harry Pottergirahistoria
Por CieloCriss
El Pensadero, Remus libre y el Secreto del Pergamino Verde
-Las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan complicadas, tan diversas, que predecir el futuro es realmente muy difícil- (Dumbledore, A. "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban")
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P r i m e r a P a r t e
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Hermione atravesó lentamente su habitación, arrastrando los pies. El sonido lúgubre concordaba con el silbido de las hojas de octubre, que circulaban en remolinos por todo el castillo. Era ya muy tarde, ¿o muy temprano?, ella realmente no quería precisarlo. Alzó la varita que sacó de su túnica, y le quitó el hechizo a su cama, pues cuando se ausentaba por las noches ponía un encanto alucinógeno que permitía que sus compañeras de habitación la vieran dormida, como si se tratara de una ilusión.
Se descalzó, luego se dejó caer en su colchón de manera brusca; estaba agotadísima.
A esas horas de la noche, cuando el sueño debía arroparla, ella quedaba con los ojos abiertos, pensando en lo que hacía, midiendo las consecuencias que sabía que resultarían fatales. A esas horas, la desolación llegaba a su corazón, ¿qué estoy haciendo?, se preguntaba, ¿por qué lo hago si sé que está mal?, y por más que trataba de responderse, se le nublaba la mente, todo en gris, como sus ánimos, que extrañamente renacían al día siguiente.
Las cosas en el colegio habían tomado un rumbo muy complicado ese primer mes de su quinto curso; desde que habían atrapado a Peter Pettigrew las cosas no se habían regularizado en el castillo, por el contrario, todo tenía pinta de estar más complicado que nunca.
Todo, absolutamente todo era un dolor de cabeza. El profesor Dumbledore ya no sonreía durante las comidas, ni decía elocuentes discursos, ni aplaudía en los recitales o en los entrenamientos de Quidditch; lucía opaco, sin brillo, sin la cándida amabilidad, sin nada. Harry por su parte se había vuelto callado, sólo hablaba con ella y con Ron cuando tenía pesadillas, lo demás no importaba. El muchacho estaba extraviado de sí mismo, quizá por ello Hermione seguía adelante con sus planes, no quería seguir viendo el semblante de Harry con las cejas fruncidas… lo único que hacía que su amigo estuviese vivo eran los entrenamientos de Quidditch, pero constantemente se los prohibían, porque la detestable profesora Umbridge tenía el pasatiempo de castigarlo cada tercer día, según ella su coetáneo 'era un rebelde sin causa, un chico al que sólo le gustaba llamar la atención'. Si Harry volviera a ser el de antes… ¿qué sería de él?, se preguntaba Hermione, aunque luego negaba, porque en realidad ella no sabía cuál era el verdadero Harry.
Esas noches llegaba cansada, con la mente científica satisfecha, sin embargo su corazón estaba revolviéndose, desangrándose en pedazos. Uno tras otro caían, cuando veía dolor en el rostro de los demás, cuando sentía remordimientos…
Esa madrugada, sin embargo, estaba apacible, tirada en su cama, meditando.
"Han pasado tantas cosas estos días" se dijo "No sólo atraparon a Pettigrew aquella noche, también descubrí que los merodeadores vinieron del pasado a cambiar la historia con un giratiempo que yo misma estoy ayudando a hacer", sonrió con dulzura, a la luz de la luna casi llena "Ron también lo sabe, nos ayuda en lo que puede, es un buen amigo… pero Harry nos nota diferentes, deberíamos hablar, como antes". La chica encorvó su vista, hasta mirar hacia su baúl, al lado del mismo había dos bolas de estambre "ya no he hecho gorros para los elfos domésticos…".
Se levantó mecánicamente, era tarde y estaba cansada, pero se sintió con ganas de tejer, después de todo, ¿qué clase de representante del PEDDO era, si no ayudaba a los elfos?
Se inclinó ante su baúl para agarrar el estambre, pero entonces un pergamino arrugado le llamó la atención.
Hermione se rascó la cabeza en señal reprobatoria, luego se dio ella misma un golpecito simpático, como de olvidadiza.
—¿Cómo es posible que me haya olvidado de este pergamino tan raro? — susurró un tanto exasperada—… debe ser porque me he entretenido con la elaboración del giratiempo, además las clases han estado muy pesadas…
Se olvidó de tejer y tomó entre sus manos el pergamino. ¿Qué será?, tuvo tiempo de preguntarse, pero inmediatamente le llegó el cansancio y volvió a tirarse en la cama.
Le pesaban los párpados, pero todavía terca, abrió el pergamino, que era verde oscuro.
¿Por qué no le daba miedo abrir ese pergamino?, Hermione suspiró, a lo mejor era porque se sentía más tranquila, ya que desde que Wormtail había entrado a Hogwarts, la Orden del Fénix se permutaba para proteger al colegio: constantemente Tonks, Madame Metamorfosis, Bill Weasley y Fritz Flitwich se turnaban para rondar por la escuela, protegiendo las murallas que el Director ahora era incapaz de hacer debido, según le había explicado Tonks, a que había sido besado por un Dementor.
Abrió pues, el pergamino sin preocupaciones, a lo mejor tanta influencia de Sirius y James del pasado habían hecho efecto en ella, después de todo ese par era de lo peor: a pesar de estar en situaciones complejas aún tenían tiempo de bromear, ¡y vaya que bromeaban!
La textura del pergamino era extraña. Estaba fresca, como si se tratara de hojas verdes recién cortadas, por otra parte se veía añejo… ¿cuántos años tendría?, ¿por qué de repente Hermione lo asociaba con el mapa del merodeador?
Se fijó en el pedazo de papel por la parte de atrás, luego tomó su varita, dispuesta a aplicar un hechizo de ser necesario.
Hermione había leído mucho sobre pergaminos encantados, por ello antes de ojear el que tenía enfrente se permitió lanzar un par de encantamientos con su varita para deshabilitar la magia que pudiera tener el papel.
—No debería estar haciendo esto… las demás podrían despertar—musitó, con una naciente preocupación— ¿entonces por qué lo hago? ¿Qué rayos pasa conmigo?... debería entregarle esto al profesor Dumbledore, después de todo yo le robé este pergamino a Pettigrew cuando se apareció en el colegio y lo hallamos Sirius y yo… Dios, ¿por qué estoy desafiando a la autoridad?
La chica bufó, pero eso no impidió que el pergamino la siguiera atrayendo, entonces movió la cabeza en señal de afirmación y miró por primera vez el arrugado papel.
"Parece ser que no hay nada escrito" pensó, pero inmediatamente unas letras doradas comenzaron a dibujarse, por arte de magia "Oh, ¿qué es esto?"
Las palabras decían lo siguiente:
Muy pronto estaremos contigo, querido Harry
Hermione Granger parpadeó. ¿Era una especie de pergamino inteligente?, Harry una vez le había contado acerca del diario de Tom Riddle, por ello la castaña inmediatamente comenzó a temer. "¿Qué he hecho?, ¡esto quiere llegar a Harry!, debí haberme deshecho de él".
Inmediatamente las palabras se borraron, y el pergamino se tiñó de nuevo.
Habías tardado mucho en abrirnos se leía ahora, con las mismas letras doradas, luego, en el segundo reglón, Hermione leyó: ¿Quieres ayudarnos a cambiar la historia?
De inmediato soltó el pergamino, llena de pánico. Luego volteó hacia sus compañeras de habitación, todas dormían plácidamente.
Retomó su estudio, con las manos temblorosas volvió a sujetar el pergamino.
—¿Qué… qué eres tú? — logró articular. No sabía si salir corriendo a buscar ayuda a la Orden del Fénix, o al director, o a los merodeadores, o a Ron
El Pergamino Verde, que era el mismo que se habían encontrado Peter y Lily en el pasado y los había tragado, se iluminó como si fuera un pino resplandeciente y comenzó al mismo tiempo a desprender humos.
El corazón de la chica Granger se desbocó como yegua herida, quiso gritar pero se abstuvo, tenía miedo de que Lavander, Parvati y las demás despertaran y le informaran a alguien de esto. Por otra parte estaba atemorizada, no podía moverse… a veces ella sentía que no era tan valiente… después de todo nada más tenía 15 años.
Los humos, que lucían como vapores salidos del salón de adivinación, tomaron formas humanas, como si fueran almas o espíritus. Hermione se agarró el pecho, temblando, suspirando, temiendo… ¿reconocía ella a esos espíritus?, ¿eran fantasmas?
No debes temer… le dijeron, ambos sonriendo.
Pero era demasiado tarde, Hermione estaba temiendo. Los espíritus y sus humos le estaban haciendo sentir una pesadez anormal, parecía que el aire se le iba una y otra vez.
Estamos contigo… queremos estar con nuestro hijo, con Harry, ¿Vas a cambiar la historia?
Hermione soltó el pergamino, pero éste se quedó flotando sobre ella, con el fondo ya no verde, sino transparente. Ahora Hermione pudo ver que los espíritus volvían al pergamino y tomaban forma como si estuvieran en una fotografía: eran los padres de Harry los que estaban adentro de ese pergamino, ¡eran ellos!
—Son… los padres de Harry… —tartamudeó, todavía en voz baja, con los ojos humedecidos.
Los espíritus le sonrieron, al fondo de ellos la castaña pudo ver otras dos siluetas, más jóvenes y frescas, sin embargo de pronto había sentido mareos, tan intensos, que esas palabras anteriormente dichas fueron lo último que escuchó esa noche…
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Harry Potter se miró las manos. Le dolían horrores y de no ser porque a la cicatriz le gustaba tener el protagónico en sufrimientos, hubiera jurado que las manos le ardían más. En el dorso de su mano izquierda tenía marcadas unas palabras con sangre molida: 'no debo decir mentiras', cortesía de la Profesora Umbridge, alias Sapencia, quien desgraciadamente tenía como pasatiempo castigarlo a él para hacerle escribir sobre el dorso de su mano hasta reventarle la piel.
Notó que era de mañana, internamente se alegró de no haber tenido pesadillas, sólo había soñado con el largo pasillo del Ministerio, él caminando por ahí… buscando algo, ¿qué podría buscar?, Harry lo ignoraba, pero estaba seguro de que su sueño era una especie de premonición.
Ya estaban en octubre, pero nada en el ánimo del muchacho de la cicatriz había mejorado, pues lo seguían mirando como a un enfermo mental, seguía con dolores en la frente, las pesadillas no se agotaban, y para el colmo sus mejores amigos se estaban alejando de él por culpa de los sobrinos de la profesora McGonagall.
¿Qué creían que él no se daba cuenta?, por las noches Ron y Hermione se quedaban de ver con esos sujetos, él los había visto un par de ocasiones, cuando regresaba del castigo de la Sapencia por las noches.
Harry ya no sentía atracción por nada, sólo el Quidditch lograba animarlo, pero muy seguido tenía que faltar a sus entrenamientos por culpa de Umbridge… bien, él sabía que podía doblegarse ante la ridícula fulana, pero se negaba rotundamente a obedecerla, a hacer que la tipa triunfara sobre él… eso Harry no se lo permitiría.
Se vistió con algo de prisa y salió rumbo al Gran Comedor sin esperar a Ron, quien traía pinta de estar apenas un par de horas dormido. Camino con rapidez, tratando de evitar rozar con personas de la Orden, quienes casi siempre tenían la desfachatez de saludarlo y afirmar que lo estaban espiando.
Nunca, pero nunca antes había sentido más deseos de ser normal.
¿De qué servía que hubieran atrapado a Peter Pettigrew?, de nada. Todavía no se sabía si se probaría la inocencia de Sirius por las trampas del Ministerio, y además él no podría vivir con su padrino… tenía que seguir con los Dursley, con el odioso de Dudders…
Cuando entró miró gustoso que casi no había estudiantes, se sentó alejado de un trío de alumnos de primer grado que cuchicheaban gustosos sobre los experimentos que los gemelos Weasley hacían con ellos; Harry los oyó decir 'Los jefes dicen que con la nueva gragea se me van a quitar los granos'. Sonrió momentáneamente, pero se le nubló dicho gesto cuando le hablaron desde atrás.
—Hey, Potter—Harry volteó hacia su emisor; era Angelina Jonhson, capitana del equipo de Quidditch de Gryffindor.
—¿Qué sucede, Angelina? — indagó Harry, tratando de verse amable, después de todo el joven estaba consciente de que no debía ser grosero con las demás personas a causa de su malhumor.
Angelina, una chica muy guapa y de piel oscura, se acercó a Harry con extraña actitud, se le veía contenta pero a la vez melancólica.
—¿Ya lo sabes? — dijo, pero Harry negó moviendo su cabellera negra — ¿No?, pues entonces me ha tocado avisarte… Katie tuvo un accidente terrible ayer, no quiero entrar en detalles, es lamentable…
—¿Que Katie qué? — berreó Harry, un poco alarmado. Katie Bell era una de las cazadoras del equipo de Quidditch.
—La han llevado a San Mungo y no regresará en algún tiempo. Nadie sabe bien lo que sucedió, pero la encontraron en muy mal estado, tanto que Madame Pomfrey sugirió trasladarla.
—Oh… lo siento…
—Sí, por supuesto. — lamentó Angelina—, la profesora McGonagall dice que se pondrá bien, nos llevará a visitarla antes de las vacaciones de Navidad…
Harry asintió, algo tenía atorado en la garganta, algo que no era comida; a lo mejor se trataba de empatía hacia Katie, quien le era simpática.
—Pero Angelina, ¿qué sucederá con el equipo?, tenemos el primer partido en poco tiempo.
—Sí, yo estaba muy preocupada— admitió la joven. Harry notó que Angelina tenía ojeras pero el rostro aliviado, —después de todo conseguir guardián fue una odisea, ¿recuerdas?, candidatos, más candidatos y ningún resultado… créeme que incluso dudada si era lo correcto elegir a Weasley… digo, sé que es tu mejor amigo, y que no juega tan mal, pero…
—Descuida—tranquilizó Harry. Ron se había convertido en el guardián del equipo de Gryffindor tras arduas pruebas en las que compitieron muchos candidatos; aunque el pelirrojo Weasley no era mal jugador, aún necesitaba tener más seguridad y práctica.
—Bueno, ya imaginarás que empecé a sudar frío al imaginar lo que nos esperaba para elegir a un cazador nuevo, tú sabes Potter, que Katie es magnífica…
—¿Y…?
—Pues todo se ha resuelto. Cuando venía de la enfermería le expliqué todo a McGonagall y ella me propuso al nuevo cazador, ¿curioso, no crees?, justo como ella le aconsejó a Wood que tú eras bueno… podría decirse que la profesora tiene buen ojo para estas cosas.
—¿A quién propuso?, ¿lo has probado? —preguntó Harry de manera mecánica.
—¡Claro que le he probado!, hoy mismo, en la madrugada.
—¿En la madrugada?
—Bueno, pues… yo estaba despierta por lo de Katie y me lo encontré en los pasillos.
—Ahhh
—Debo decir que este chico vuela tan bien como tú.
—¿Quién es el nuevo cazador, Angelina?
—Jim McGonagall, ¿no te parece increíble? —dijo Angelina, con los ojos ilusionados, como si "su" equipo de Quidditch fuera invencible—, me costó trabajo convencerlo, hasta creo que McGonagall lo obligó, pero en la prueba ha estado genial, a pesar de que me explicó que normalmente juega de Buscador.
—Ya veo—susurró el de ojos verdes, con indiferencia—… pero, ¿por qué no se presentó para las pruebas de Guardián?
—Ya te dije, porque en su antigua escuela era buscador—explicó Johnson, como si Harry fuera lento—. Ahora tengo que irme, iré a las duchas… ¡no olvides que hoy en la tarde hay entrenamiento!, no quiero excusas esta vez.
—Es que esa vieja bruja de Umbridge… me llama mentiroso por anunciar el regreso de Voldemort—. Sin inmutarse, para sorpresa de Harry, Angelina le dio dos coscorrones.
—No hay pretextos para faltar, no me importa lo que tengas qué hacer para que no te castigue, dile que Quien-tú-sabes no existe o qué se yo, ¡pero no más excusas!... Ah, y espero que todos se dignen a escribirle a Katie diciéndole que la apoyamos, ¿queda claro?
Harry asintió un tanto asustado, había cometido un error al juzgar a Angelina Johnson como el espíritu renacido de Oliver Wood… la nueva capitana era peor de obsesiva todavía.
Sin seguir escuchando las recomendaciones que todavía Johnson le lanzaba desde la entrada del Gran Comedor, Harry siguió ingiriendo su avena sin pensar mucho. Odiaba estar de malhumor… por breves instantes se preguntó qué tal jugaría el trillizo McGonagall.
—Buenos días Harry, ¿desvelado? — dijo de nueva cuenta alguien. Harry miró que a su lado Jim McGonagall acababa de sentarse. Tenía los párpados caídos y el cabello desparpajado, totalmente despeinado.
—Un poco—mencionó Harry, por educación. —¿Vienes del Quidditch?
—Sí… ¿ya te lo dijo la capitana?; creo que es una chica con mucha energía. —dijo Jim (o sea James), desacomodándose todavía más el cabello.
—¿Sigues con el castigo de Umbridge por las noches?
—ehh, sí—dijo Harry, observando el plato con avena.
No era que Jim le cayera mal, pero en realidad no tenía ganas de hablar con él… de alguna manera se sentía extraño y desolado.
—Esa vieja arpía…—mencionó Jim, encogiendo los hombros, haciendo gran esfuerzo por conversar con su futuro hijo.
Harry no contestó, ¿por qué se sentía tan incómodo?, sin prestar atención al chico que estaba sentado a su lado, siguió comiendo.
—Madre mía, ¿por qué te quedas tan callado? — renegó Jim, subiendo el tono de voz— Si hay algo que te molesta, ¿por qué demonios no me lo dices de frente?
Harry dejó caer los cubiertos, la cicatriz le punzó cual migraña, pero sin mirar al McGonagall bufó:
—No hay nada que deba decirte de frente.
—¿Seguro? —preguntó Jim, irónico.
—Bueno— siguió la corriente Harry, enojado —Ahora que lo mencionas quizá sí haya algo que me moleste. ¿Se puede saber qué hacen todas las noches ustedes y MIS amigos?
—Disculpa—gruñó Jim—, pero yo no voy a ningún lado con TUS amigos.
—¿Ah, no?
—Todas las noches las paso castigado con Snape. Pero si tanto te molesta, ¿por qué no le preguntas a Hermione y a Ron?, o lo que es más, ¿por qué rayos no los sigues?
Harry permaneció callado, por primera vez estaba celando a sus amigos a todo lo que daba, pero es que así se sentía, Jim y sus hermanos querían entrometerse en un grupo cerrado, de tres personas.
—Olvídalo…
—Ya qu
Ambos siguieron con sus respectivos desayunos, era como si las dos personalidades Potter hubieran hecho reacción negativa. Jim apretó los puños, ¿por qué entre más que intentaba se llevaba menos bien con Harry Potter?, ¿qué cosas podía estar sintiendo su futuro hijo que impedía que le abriera el corazón a los demás?... Jim sabía que no eran épocas buenas para Harry, que todo era complicado, pero ¿tenía Harry que ser tan terco, orgulloso y callado?
James negó… se dio cuenta que en cierta medida Harry era su reflejo…
—Menos mal que te veo, Potter— habló Severus Snape, a las espaldas de los dos Potter.
—¿Qué? — gruñó Prongs, poniéndose de pie en un salto, Harry también se paró y miró cómo Jim le contestaba al maestro de pociones.
—¿Es que estás sordo, McGonagall? —preguntó Snape, con ironía—, ¿quieres que Pomfrey te arregle los oídos, McGonagall?, ¿por qué respondes al espantoso nombre de Potter?
Jim se dio un golpe en la frente, Harry avispó la mirada.
—Escucha Potter, por órdenes del Director voy a darte clases de Oclumancia tres veces por semana.
—¿Clases… clases particulares con usted? —gimió Harry, asombrado.
—Sí, ¿qué también estás sordo, Potter? — dijo Snape— por órdenes de Dumbledore, te daré clases de Oclumancia.
—¿Ocluman-qué?
—Oclumancia, Potter, ¿qué no sabes lo que es la Oclumancia? — se burló Snape — ¿Noooo?, no me extraña Potter, ¿es que la estupidez se hereda?
—¡Arggg!, cállate, Snape— dijo James, indignado.
—10 puntos menos para Gryffindor, McGonagall, cierra el pico si nadie te llama, ¿o es que quieres prolongar las horas de tu castigo diario?— entonces Severus miró hacia Harry —. Potter, la Oclumancia es parte de la magia oscura que cierra tu mente a terceras personas… al parecer, Potter, tu mentecita se ha visto "torturada" por pesadillas.
—¡Usted! ¿¡Usted cómo lo sabe!?
—No te importa saberlo, el punto es que el Señor Tenebroso te lee la mente, ¿entiendes?, te la lee con Legerimancia, porque eres débil y no sabes echarlo de tu mente.
—…
—Hoy en la noche en mi despacho.
—¡Snape!, ¡me niego a que seas tú quien le dé lecciones a Harry!, ¿por qué no se las da el mismo Dumbledore?— renegó Jim, todavía indignadísimo—, O Remus, o alguien más de la Orden, ¡Es que…
—Cállate, calilla, cállate si no quieres que te vaya peor hoy en la noche. ¿Crees que quiero a Potter en mi despacho?, como si no tuviera suficiente contigo, ¿crees que ME encanta la idea de enseñarle a Potter el arte de la Oclumancia?, pues no, aborrezco la idea, pero así dijo Dumbledore, y como es "el Director", pues tiene derecho a delegar tareas estúpidas como esta.
Jim se mordió la lengua…
—Y no por eso dejarás de ir a tu castigo diario— dicho eso último, Snape balanceó su túnica y se largó con paso rápido, al parecer la simple idea de rozar con los Potter lo asqueaba.
Harry se quedó intranquilo con esa orden, se mantuvo de pie largo rato antes de reaccionar.
¿Cómo sabía Dumbledore que tenía pesadillas? ¿Eran esas pesadillas controladas por Voldemort?... si su mente era leída por Voldemort, ¿era libre de sus pensamientos? ¿Actuaba siguiendo sus órdenes o las de él?... se perturbó, y de repente recordó la antipatía que sentía por el profesor Dumbledore, ¿acaso esa repulsión se debía a que Voldemort le controlaba?
—No le hagas caso a Snape, ¡yo hablaré con alguien para...! — aseguró Jim, cruzándose de brazos.
Harry volvió a la realidad tras escuchar al trillizo. Toda la ira que había sentido desde que se había levantado, desapareció. Sin ánimos se sentó a terminar su avena mientras los estudiantes llegaban poco a poco para llenar el enorme desayunador.
—Déjalo así…—le dijo Harry a Jim, cuando a lo lejos vio que Rerius, Simus, Ron y Neville se acercaban hacia ellos —No es lo peor del mundo tomar clases particulares con Snape… al menos no será un castigo…
Jim asintió, olvidando el tema.
Cinco minutos después el Gran Comedor estaba repleto de jóvenes de las Cuatro Casas. La mesa de Slytherin secreteaba, la de Hupplepuff reía, los de Ravenclaw aplaudían a la nueva "gracia" de Luna Lovegood, y los de Gryffindor festejaban el regreso a clases de Ginny Weasley, quien después de un mes había salido de la enfermería tras sufrir el ataque del Morbo Aflig.
—Te ves como nueva, Ginny—admitió Hermione, con una sonrisa.
—¡Es más! —replicó una muchacha de cuatro, que era compañera de la pelirroja— ¡Luces más vigorosa!
—¡Claro!, después de todo es una Weasley—corearon los gemelos, mientras Fred le hacía un guiño a su hermanita y George le daba una bolsa de obsequios.
—Se los agradezco— susurró Ginny de buena gana, Ron y Harry le sonrieron.
—¡Miren, llegaron las lechuzas! — dijo Lavander —¡Seguro hoy llega el nuevo número de la revista "Corazón de bruja"!.
Hermione suspiró con paciencia y esperó su ejemplar de El Profeta, pero cuando lo recibió la lechuza traía otro sobre.
—¿Qué es esto? — preguntó Ginny, al recibir un sobre igual al de Hermione.
—Miren, tiene el sello del Ministerio— dijo Ron, con su propia carta.
Harry recibió de Hedwig el mismo correo que los otros, pero sin indagarse tanto lo abrió: era el citatorio del juicio de Sirius Black y Peter Pettigrew.
—Entiendo… me citan en el Ministerio para lo de aquel día…— suspiró Ginny, recordando su ataque—… supongo que iré, pero, ¿por qué también tienes uno tú, Ron?
—Porque era el dueño de Scabbers… seguramente toda nuestra familia irá.
—Nah, nosotros no recibimos nada— dijo Fred, con un poco de falsa pesadumbre.
—No, Ron, debe ser por lo que vivimos en tercer año— rectificó Hermione, con su distinguida sabiduría—, ya sabes, cuando supimos la verdad de Sirius y de Pettigrew…
—Ah, es verdad Hermione. — expresó Ron, recordando.
Harry notó los interesados que se veían los tres McGonagall por sus citatorios.
—¿Sucede algo? —preguntó, con algo de malicia.
—Nada— soltó Rerius, deprimido.
—Es que nos gustaría ir—admitió Simus—… a ver si la tía nos hace un campito para ir a ese juicio.
—Ojalá y se pueda— animó Ron, sin dejar de ver su pergamino.
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El bosque prohibido… '¡Lo único que faltaba!', pensaron al mismo tiempo Ron y Rerius; esta vez sí que Hagrid se había pasado de la raya al considerar prudente hacer una excursión en el peligroso recinto para dar clases en medio del bosque. Ron traía las orejas coloradas, Rerius chiflaba con aire nervioso.
—¿Es por aquí? —preguntó Simus, entrecerrando el ojo con despreocupación mientras caminaba.
—¡Arggg!, silencio Simus… —pidió Rerius, dejando de silbar.
—Pero no… no es por aquí—avisó Ron, todavía colorado y en susurro, para que nadie más oyera.
Harry los veía desde atrás, pero no había escuchado con claridad el meollo del asunto. Se sentía desolado cuando Ron hablaba más con los McGonagall que con él, aunque a esas alturas trataba de que le diera lo mismo.
Hagrid iba entusiasmado platicándole a algunos Gryffindor su excelente idea de dar clase en el espeso lugar.
—…Chicos, decidí hacer esta excursión en el bosque porque les tengo preparada una clase maravillosa…
—Hagrid — había interrumpido Hermione —¿Te dice algo el adjetivo de "Prohibido"?
—Oh, sí, claro…—Hagrid volvió a los suyo— como les iba diciendo, pensé que sería bueno que tuviéramos la clase aquí, ya saben, para que observaran a esas criaturas en su habitat.
—¿Qué… qué… clase de… criaturas…? —preguntó Neville, con escrutinio.
—Oh, pues son unas muy raras— dijo Hagrid de buena gana —. De hecho Neville, creo que soy el único que las ha domesticado, ¿no es fantástico?
—Eso es lo que siempre dice, pero la mayoría de las veces siempre nos enseña bestias salvajes — dijo Malfoy con pesar y sarcasmo, a leguas se veía que no estaba muy cómodo, aunque en realidad el pavor era un sentimiento que compartían los Gryffindor y Slytherin en esos momentos.
Hagrid hizo caso omiso del comentario y siguió platicando de las hermosas criaturas que verían. A cada momento les decía a los alumnos que se agruparan y no caminaran solos, sin embargo, en general se le veía tranquilo, como si no fuera peligroso meter a un puñado de estudiantes en el terrible bosque prohibido.
—Bien, creo que aquí está bien— dijo Hagrid, abriendo un costal de lona que cargaba en su espalda.
—¿Y en dónde están las bestias? —preguntó Crabbe, tomando la túnica de Goyle con precaución.
—En breve llegarán, seguramente ya olieron la carne.
—No te refieres a nuestra carne, ¿verdad Hagrid? —preguntó Dean, horrorizado.
—Ah, no, en realidad lo que los enloquece de felicidad es la sangre— y sin dar más explicaciones sacó del costal varios conejos ensangrentados que tenían la apariencia de haber muerto hacía poco.
Cuando los lanzó a los arbustos, hubo un alarido general y totalmente sincronizado. Parvati se llevó las manos a la boca, Hermione dio un paso atrás, Harry parpadeó confundido, al igual que Jim.
—¡Ah, vean eso! — exclamó Hagrid, contento —¡ya vienen!
—¡¿Quién?! —gritó una Slytherin —Por favor profesor, sáquenos de aquí.
—Pero si son muy bonitos, ¿ves?, ya están comiendo—aplaudió Hagrid
—Hagrid, amigo mío, ¿necesitas lentes o algo así? —preguntó Ron.
—Estupideces—bufó Malfoy— ¡ahí no hay nada!
Pero no era totalmente cierto, ya que algunos estudiantes se habían quedado con la boca abierta.
—Y bien, aquí va en el encanto de esto, ¿quién puede verlos?
Harry, Neville, Jim y Sirius levantaron la mano. Hagrid asintió.
—Son bonitos, ¿verdad?
—Son… los animales que arrastran los carruajes del colegio—se sorprendió Harry.
—Se llaman Thestrals, ¿no es así? — indagó Jim, muy entretenido, aunque melancólico. Si bien sabía, los Thestrals sólo podían ser vistos por los humanos que habían presenciado muertes; eso quería decir que Harry había visto la muerte de alguien cercano, y de inmediato supuso que podría ser su muerte y la de Lily… él había visto la muerte de su abuelo.
—¡Vaya! Son más de los que esperaba, pero…
—¡Esto es el colmo!, ¡yo no sé cómo el ministerio permite que este bestial profesor nos dé clases! — le renegó Malfoy a sus compañeros Slytherin en voz alta, fingiendo secreto—, ya estoy harto de estupideces. Ahora que Dumbledore no es nadie, le diré a mi padre que vaya y hable con Fudge, seguro que él hará algo a través de la profesora Umbridge, y…
—Malfoy, todos sabemos que lo único que sabes hacer es echar pestes de los demás, pero ¿por qué no lo haces en silencio y dejas de molestar? —masculló Hermione, hastiada de oír. Durante todas las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas de ese curso, Draco se la pasaba hablando en voz alta de los defectos de Hagrid como docente.
—¿Y a ti quién te invitó a charlar, Granger? — ironizó Draco —Una sangre sucia como tú no debería ni dirigirme la palabra…
James (o sea Jim) captó inmediatamente las sílabas que unidas formaban la frase 'sangre sucia', se las tragó toditas, entonces algo le despertó en el pecho, y volteó. Recordó a Lily, la recordó tan bien: con el cabello rojizo ondulante, los ojos brillantes, tan verdes como el bosque bajo la luz del sol.
—¡Retráctate! —gritó mientras sacaba la varita —¡O te la verás conmigo!
No estaba viendo al rubio Draco Malfoy. Se le había nublado la vista, y en lugar de ello veía a Severus Snape, con la nariz ganchuda y el pelo grasiento.
—¿Qué te parece, Potter? — rió Draco —¿Acaso te quieren quitar a esa sangre sucia?
Harry apretó los puños, mostró los dientes inconscientemente.
—No, Harry, no… —musitó Hermione, agarrando a Harry y a Ron del brazo.
Harry se contuvo, pero James no.
—¡Pídele disculpas a Lily! — exclamó iracundo, alzando la varita.
—Primero apréndete los nombres de los sangre sucia a los que defiendes, McGonagall—dijo Malfoy, divertidísimo.
—Chicos, por favor, cálmense, estamos en clases—pidió Hagrid.
—Sí, Jim, tranquilo— solicitó Rerius, sujetando a Jim de la túnica —. No vale la pena.
—Sí, camarada— le siguió Simus, con algo de pesar porque quería darle su lección al rubio platino de la casa de la Serpiente —, además el cobarde tiene de escudos a dos idiotas que son sus guaruras sin cerebro…
Jim suspiró; sabía que tenía que calmarse. Pestañeó un par de veces y ya no vio a Lily y a Snape, sino a Hermione y Malfoy.
"Me estoy volviendo loco… maldición" se dijo, mordiéndose el labio.
—Escucha imbécil, esto no se queda así. Cuando menos te lo esperes te voy a dar una paliza— dijo Jim, sonriendo… todavía lucía furioso, pero estaba más calmado.
—Uy, claro, McGonagall, te esperaré temblando —se carcajeó Malfoy, desafiante.
Hagrid intervino de nueva cuenta, esta vez dando datos de los Threstal. Los alumnos lo escucharon con cierto pesar, pero después de todo el espectáculo había acabado.
Harry se acercó a Jim McGonagall, quien le quedaba de espaldas. El hijo de los Pottere le susurró al joven:
—Sabes muy bien que se llama Hermione— susurró, de manera queda —¿Quién es Lily?
Jim encogió los hombros.
—¿Te digo la verdad? — explicó —… es el nombre de la chica que me gusta.
Harry retrocedió entonces. Sintió bochorno, como si le ardieran los cachetes.
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Las cosas en Hogwarts definitivamente ya no eran las mismas en el quinto grado de Harry Potter. El colegio, en primera instancia, estaba lleno de sombras misteriosas que para los alumnos eran más temibles que los fantasmas. Eran pocos los que sabían que se trataba de la Orden del Fénix, por eso los alumnos cruzaban los pasillos presurosos, sin dejar de tener la sensación de que los seguían sus propias sombras.
Otro problema todavía más perturbador era la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, quien era una enviada del ministerio que a cada momento sacaba decretos injustos que ni siquiera eran aprobados por el Director.
El Ministerio estaba en la escuela, era como una sucursal. Poco a poco la profesora Umbridge, alias Sapencia, se iba adentrando en el control del colegio como una rana entrometida… lo peor del caso era que nadie podía hacer algo para evitarlo, ni siquiera las misteriosas sombras, ni siquiera la Orden del Fénix.
—Lean eso, chicos: 'El ministerio emprende la Reforma Educativa y nombra a Dolores Jane Umbridge, Primera Suma Inquisitora del Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts'… — leyó Neville, desilusionado.
—¿Suma Inquisitora?, ¡Bah!, esa mujer me hace los mandados a mí — fanfarroneó Ron, totalmente ajeno a la seriedad del asunto. El joven pelirrojo iba muy ocupado mirando el palo nuevecito de su escoba.
—Ron, no seas papanatas, ¿no entiendes la gravedad del asunto? — reprendió Hermione.
—¿De qué?
—¡¿No entiendes que el poder de esa mujer se extiende cada vez más?!, no dudo que quiera quitarle el puesto al profesor Dumbledore.
—Ay, eso es imposible— dijo Neville —. Muchos magos y brujas no lo permitirían, entre ellos mi abuela.
—Pero el Ministerio es el que manda al final… —lamentó la chica Granger— ¿tú que opinas, Harry?
Harry había estado en silencio todo ese tiempo.
—¿Vale la pena opinar? — dijo de pronto, con pesar —. Al final pasará lo que tenga que pasar.
—Oye, Harry, no seas aguafiestas—dijo Ron.
—Si tanto interesa saber qué pasará, ¿por qué no le preguntan a sus amigos McGonagall qué opinan?
—Es que no están aquí—dijo Neville despistadamente.
—Oh, vamos Harry, no te pongas así. — dijo Hermione, un poco triste.
—Es la verdad— comentó Harry, fingiendo una sonrisa —, Ron, es hora de entrenar, ¿quieres apurarte?
—¡Bien! — gritó Hermione, molesta, Ron frunció el entrecejo — pues Neville y yo mejor nos vamos a la biblioteca a hacer la tarea de Astronomía.
Hermione Granger sujetó a Neville y lo arrastró tras ella.
—Que tengan buen entrenamiento— dijo Neville, confundido.
—… Y si quieres te saludo a Jim McGonagall — refutó Harry, irónico —, al fin y al cabo ya es parte del equipo.
Ron siguió frunciendo las cejas; cuando el Niño-que-vivi observó el gesto, reclamó:
—¿Qué?
—Nada—dijo Ronald. "Harry… si tan sólo supieras…"
—Entonces vamos, se hace tarde.
—¿No tienes problema con tu castigo con Sapencia?
—Estoy absuelto, ¿no te fijaste que me porté bien hoy en clases? — mencionó Harry, Ron le asintió —… si faltaba hoy al entrenamiento, Angelina iba a degollarme.
Los dos amigos ya no dijeron nada más hasta que llegaron al campo de juego, en donde los miembros del equipo estaban haciendo un círculo y constantemente aplaudían.
'¡Fenomenal!' se oía que decían los gemelos Weasley, quienes eran los golpeadores del equipo.
'¿Dónde aprendiste a hacer eso?' preguntó Angelina Johnson mientras Alicia aplaudía.
—Oigan, ¿qué pasa ahí? — interrogó Ron, curioso.
El círculo que formaban los jugadores se deshizo, para dar cabida a Harry y a Ron.
—¡Mira esto, Harry! ¡Tienes que decirle a Jim que te enseñe a hacerlo! — cuando Harry y Ron se adentraron junto a sus compañeros de equipo, vieron que en el centro del círculo al estilo de salero estaba Jim McGonagall, el nuevo cazador del equipo.
Harry observó al muchacho, quien de repente abrió su puño y dejó escapar una snitch dorada.
La snitch voló con rapidez y desapareció, pero tres segundos después James, con un movimiento espectacular, volvió a sujetar la pelotita.
—Lleva haciéndolo por diez minutos, ¡es sorprendente! — dijo Alicia, sonrojada.
Jim se despeinó el cabello y sonrió triunfante. Volteó hacia Harry, quien estaba sin expresión en el rostro.
James Potter se decepcionó un poco, ya que pensaba que con eso impresionaría a Harry, pero…
—¡Madre mía! — dijo el mismo James, mirando su reloj de arena —¡Hay que empezar de una buena vez, capitana!
—Tranquilos, que aparté el campo por varias horas, será un entrenamiento largo.
—Pues me temo que no… a las 8 tengo que ir con el idiota de Snape a cumplir mi castigo anual…
—Es verdad, el chico tiene un castigo por un largo año… es triste, George…
—Lo sé, Fred…
—¡Alguien nos ha superado! — lamentaron con risas divertidas los clones.
—Yo también debo ir con Snape— dijo Harry.
—¡Pero Harry! ¡Te rogué que no te castigaran! —regañó Angelina.
Harry encogió los hombros, se subió a su escoba.
—¡Ni a hablar! ¡Hay que aprovechar el tiempo! — dijo la capitana, con actitud obsesiva—, ¡este año seguro también ganaremos!, tenemos el mejor equipo, así que ¡a entrenar!
—¡Wood siempre presente! —se rió George, chocando la mano con su gemelo.
La primer práctica de Quidditch de padre e hijo había comenzado… eso lo tenía muy claro James.
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—Vamos Tonks, sé que tú eres influyente… trata de convencer a McGonagall —rogó Sirius-joven, sujetando la túnica de su prima, quien lucía como una estudiante del colegio (ya que como era una aurora metamórfica, y estaba de incógnito en Hogwarts, podía disfrazarse de lo que fuera).
—Está bien, pequeño Sirius, pero no puedo asegurarte nada, ir a ese juicio está complicado, más si no tienen que ver con el caso…
—¡Claro que tenemos que ver en el juicio de mi YO FUTURO y Colagusano!
—Sí, ya lo sé, pero eso nadie lo sabe…
—¡Por favor Tonks, pídele a alguien que nos lleve!, sé que si nos dejas hablar con el tío Remus él nos ayudará.
—Oh, ojalá pudiera, pero Remus no está de guardia en el colegio, Dumbledore le dio otros encargos. Aquí nada más hacemos guardias Arabe… ¡Es decir, Madame Metamorfosis!, Kingsley, Fritz, los Weasley y yo.
—Te lo dejo de tarea, ¡después de todo soy tu primo mayor! — dijo Sirius con apariencia de Simus —y bueno, mejor me voy porque no quiero que nadie nos vea.
—Bahh, tú me enseñaste este pasadizo, el de la Bruja Tuerta… ¿Quién más podría saberlo?, además nadie sabe quien soy, estoy muy bien disfrazada.
—Bueno, hay un par de clones que saben todo sobre el colegio… parece que han seguido mis pasos, los muy dementes.
—¿Te refieres a Fred y George Weasley? — dijo Tonks con actitud soñadora — tan buenos muchachos que son esos dos… ¿no crees?
—Si tú dices... pero el problema es que no deben saber quien soy en realidad— dijo Sirius— aunque sería muy divertido, después de todo soy uno de los merodeadores.
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Hermione sonrió con discreción al notar que Neville Longbotton se había quedado dormido mientras intentaba adivinar el nombre de los satélites de saturno; estaba recostado en la mesa, con la boca abierta y los brazos estirados.
La chica suspiró, indecisa, y después de dar un vistazo alrededor, sacó de su túnica el pergamino verde que esa mañana había analizado. Hermione Granger sabía que tenía qué hacer algo con respecto al pergamino, pero no sabía si mostrárselo a Harry o a James. "¿Y si es una trampa?" se preguntaba "Yo le quité este pergamino a Peter Pettigrew… y no debo olvidar que es un mortífago…". Sin embargo tenía el presentimiento de que el objeto era algo más que una trampa, ¿y si era una clave para algo? ¿Y si el pergamino había venido del pasado?
Tenía el cerebro saturado, y para acabarla de amolar, aún seguía teniendo problemas con Harry porque éste estaba celoso de los Merodeadores.
—Ptss, hey, Hermione—oyó la chica, y al instante guardó el pergamino. Lo mejor era que primero lo siguiera estudiando ella, después de todo los demás tenían mucho trabajo con el giratiempo.
—Ahh, hola Remus, ¡es decir!, Rerius…
—Por lo menos ya no me dices profesor Lupin— sonrió Remus-chico, quien estaba extrañamente descolorido. —Oye, Hermione, ¿quieres un poco de esto?
—¿Chocolate?
—Sí, ya sabes, muchas golosinas me hacen bien.
—¡Es verdad! ¡Se acerca la luna llena!
—Falta un día, pero ya estoy algo decaído —explicó el joven, con calma.
—Todos estamos agotados en realidad— admitió Hermione.
—El giratiempo nos está absorbiendo la vida… ¿cómo vas con tu parte?
—Simus, Jim y yo hemos encontrado muchos libros que nos ayudarán, estamos empezando con la elaboración, pero debemos hacerla con cuidado…
—Cierto, muy cierto— dijo Rerius, comiendo más chocolate. —¿De verdad no quieres chocolate?, ¡tantos desvelos nos dejarán sin energías!
—Oh, no gracias.
—Hey, ¿y qué le pasó a Longbotton?
—Está tomando una siesta, me parece —dijo Hermione, apuntando al chico rellenito de cabello castaño claro. — ¿Y qué tal van Ron y tú en la investigación?
—¡Ah, pues muy bien! —explicó Rerius — encontramos el objeto ideal para ser el giratiempo, de hecho está oculto en el Bosque Prohibido.
—Me da gusto…
—Bueno Hermi, me retiro, iré con Simus a averiguar cómo diablos iremos al juicio del tío Sirius. Nos veremos en dos horas en el lugar de siempre— se despidió Remus, abriendo un nuevo dulce.
—Claro, nos veremos… Oye, Rerius…
—¿Sí? — preguntó el joven al voltear.
—Cuando sea luna llena, no sería conveniente que… ustedes… hicieran lo de siempre…
Remus asintió, desganado, después de todo Hermione tenía razón al decir que no era conveniente que Prongs y Padfoot lo acompañaran esa noche.
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Dos sonrisas.
Dos sonrisas muy parecidas.
Dos sonrisas muy parecidas eran las que tenían Harry Potter y Jim McGonagall.
Estaban sudados, pero felices. Cargaban las escobas con entusiasmo y reían a cada momento.
—Estupendo, sencillamente estupendo —dijo Jim, limpiándose el sudor y bebiendo una extraña sustancia para alargar el efecto de la poción de la metamorfosis por cierto que le había dicho a Potter que era una bebida para deportistas mágicos — Eres muy buen buscador, hemos tenido el mejor duelo de todos, Harry, ¿no lo crees?
—Fue bastante entretenido— sinceró Harry, recordando la práctica de Quidditch.
El entrenamiento había estado intenso porque contaban con poco tiempo. Se habían divertido. Al principio habían calentado y practicado en sus posiciones, pero los últimos minutos Angelina los había dado libres para que cada quien practicara lo que considerara prudente.
Jim había retado a Harry a buscar la snitch y éste había aceptado inmediatamente por hacerle caso al honor y al orgullo que sentía hervir dentro de él.
Primero se la habían tomado en serio, pero después habían terminado jugando de buena gana, pues los dos eran veloces y ágiles, constantemente acorralaban a la pequeña pelotita dorada, como si fueran sus captores.
Habían hecho giros estupendos; más que competencia, Harry definía a Jim como el mejor jugador de Quiddicth con quien había hecho equipo.
—No puedo esperar al partido — admitió, olvidando todos sus problemas por un instante.
—Igual yo, aunque aún nos falta mejorar. Ron titubea mucho, me parece que se deja llevar por los nervios… y yo de cazador no soy tan bueno, me falta puntería.
—Mejoraremos. Como dice Angelina, somos el mejor equipo por ahora, echaremos de menos a Katie, pero tú la suples muy bien. —por primera vez Jim estaba viendo a Harry completo, libre y alegre.
—¿Te apasiona el Quidditch, no es así?
—Me fascina.
—A mí también me gusta. Es una lástima que tengamos que arruinar esta buena práctica con una visita a Snivellus, ¡qué horrible!
—En estos momentos ni Snape me pone de malas —aseguró Harry, doblando hacia la derecha. Iba a preguntar porqué Jim le decía Snivellus, pero se contuvo.
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El despacho de Snape, hablando de manera global, era un sitio desagradable. Había estantes repletos de pociones que hedían más que el salón de Herbología y la misma mazmorra de Pociones. Jim McGonagall suspiró antes de entrar:
—Aspira el último aire límpido del día, ya que después de que Snape cierre la puerta, tu nariz quedará impregnada de olores desagradables hasta el día siguiente.
Harry tomó una bocanada del aire. Ambos jóvenes miraron cómo Snape los esperaba en el fondo de su despacho, sentado con desfachatez y actitud triunfadora.
—… parece estar viviendo un gran momento— susurró Harry, todavía alivianado tras la práctica de Quidditch.
—Sí, claro, tendrá el honor de torturarnos juntos… muy conmovedor, ¿cierto?
Harry asintió. Si Ron hubiera estado a su lado hubiera admitido que estaba algo temeroso de tomar clases de Oclumancia, pero a Jim no le tenía la suficiente confianza.
¿Y si Snape aún estaba del lado de Voldemort? ¿Y si en vez de ayudarlo le leía la mente y le decía todo a los mortífagos? ¿Qué tenía que ver la Oclumancia con sus pesadillas?... había estado a punto de faltar a la cita que le había dado Severus Snape, pero se había encontrado a Madame Metamorfosis en un pasillo y ésta le había aconsejado ir, ya que 'Dumbledore siempre sabía porqué hacía las cosas'.
Así que ahí estaba él, con el casi peor de todos los docentes del colegio, a punto de tomar clases de algo que no comprendía.
—Qué conmovedor, ambos llegan tarde por… — miró su reloj— un minuto… impuntuales como siempre, ¿por qué no me extraña?... Cierren la puerta después de entrar.
—Sí, Snape, como quieras— James cerró la puerta sin poner atención al tono irónico y todo lo demás. Estaba contento, ¡por primera vez había interactuado con Harry de manera amena!, por fin había descubierto la manera de acercarse al chico.
—Bueno, ustedes ya saben por qué están aquí— mencionó Snape —. Tú, McGonagall, ve a realizar tu castigo, y no quiero verte distraído en la clase que le daré a Potter.
—¿No sería mejor que me liberaras por hoy, para no estorbar? — preguntó esperanzado el trillizo McGonagall, ya que quería ayudar más en el giratiempo… prácticamente Hermione y Sirius estaban haciendo todo por culpa de sus castigos diarios.
—En tus sueños, McGonagall— rió Snape —. Es más, deberías sentirte privilegiado, te gustará sentirte involucrado en el caso de Potter, ¿no es así?
—… maldito Snivellus— se quejó Jim, mascullando.
—En fin, Potter— se burló Snape, ignorando a Jim mientras el "trillizo" sacaba de un baúl una extraña bola de cristal y la sujetaba con gran esfuerzo. —, pasemos a lo relevante del asunto, algo que ya sabes, por supuesto: el Director, en su facultad de mandar, me ha pedido que te enseñe Oclumancia… aunque dudo que demuestres ser capaz en este arte, espero que al menos seas mejor que en Pociones.
Harry no contestó.
—¿Qué no te educaron bien, Potter?, ¿no te enseñaron a contestarle a tus superiores?
Jim injurió palabras inentendibles, Harry se enfureció y olvidó el Quidditch. Sin duda alguna los dos Potter estaban viviendo una experiencia única: ambos estaban encerrados a merced de Severus Snape.
—¡No se meta usted con mis padres! — rugió Harry, apretando los puños. A Jim le vibró el corazón.
—Entonces contesta, Potter, o harás que tu papacito se sienta desilusionado desde 'el más all.
—S
—Soy tu profesor, Potter, así que muestra el respeto debido.
—Sí, señor.
—Bueno, comencemos… como te iba diciendo (…) bla bla bla bla bla bla bla bla bla (…).
A Harry la explicación de Snape lo estaba confundiendo. Se sentía cansado, con hambre; para acabarla de amolar estaba en ese detestable lugar en contra de su voluntad. Le hubiera gustado tener a Hermione a su lado para que le explicara todo de manera más sencilla, pero por ahora tenía que resignarse… qué enfado poner atención, ¿por qué le importaba a Dumbledore la situación de las pesadilla? ¿Quién demonios le había dicho al Director que tenía pesadillas?
De todo el rollo que soltó Snape con su lengua de víbora, Harry logró capturar en su mente lo esencial: 1.-La Oclumancia impedía que penetraran en tu mente; 2- la Legerimancia era lo contrario a la Oclumancia; 3.- Voldemort quería leerle la mente con legerimancia y él debía defenderse con la oclumancia y 4.- Snape iba a usar legerimancia en él para que aprendiera a defenderse…
—¡Pe-pero-o se-ñor! —objetó Harry —, aún no me ha dicho qué debo hacer.
—Saca tu varita, Potter, que vamos a iniciar.
—¡Deberías decirle al menos qué hacer! — gritó de repente Jim McGonagall, olvidando su castigo. En todo ese tiempo había estado escuchando atentamente la explicación de su peor enemigo —¡Es lo justo para Harry!
—Cállate, 10 puntos menos pare Gryffindor.
—¡Como si me importaran los puntos!
—Entonces cállate, o si no obligaré a Potter a hacer cosas peores y le diré a Dumbledore que aún sigues llamándome Snivellus. Concéntrate en tu castigo, McGonagall.
Jim se dio la vuelta muy confundido, de reojo seguía viendo. ¡Se sentía tan impotente estando ahí!
—Como iba diciendo, saca tu varita, Potter, voy a penetrar en tu mente.
Snape entonces cogió su varita mágica de la mesa de su despacho; sobre ella Harry notó que había una vasija de piedra con runas y símbolos, de inmediato el muchacho se dio cuenta de que era un Pensadero. ¿Un Pensadero? ¿Para qué quería Snape un Pensadero?; el profesor de Pociones levantó la varita, se la puso en la frente y comenzó a sacar hilos plateados de su cerebro, los cuales depositó en el Pensadero: eran sus recuerdos más odiados, los escondía para que Harry no los viera.
—Prepárate Potter, a ver que "TAN" grandioso eres… contaré hasta…
Sin embargo en ese momento se abrió la puerta del cubículo de Snape y de éste entró la detestable profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, Dolores Umbridge.
—Profesor Snape, Oh — dijo con un tono cursi, como de admiración, al ver que había dos terribles estudiantes rebeldes junto al exigente profesor —… disculpe, ¿lo interrumpo?
—De hecho sí, profesora Umbridge— murmuró Snape, se notaba a leguas que a él tampoco le simpatizaba la Sapencia —, estaba… imponiéndoles castigo a estos estudiantes…
—Estupendo, señor Profesor, siempre he pensado que a esta escuela le falta disciplina.
—Si no es… mucha molestia, profesora, ¿qué desea usted?
—Ya se habrá enterado de que soy la nueva Suma Inquisitora de la institución.
—Sí.
—Qué bueno, me da gusto entonces. Lo que sucede es que necesito mostrarle el decreto del Ministerio y explicarle las nuevas normas.
—En cuanto termine el castigo de Potter y McGonagall iré a buscarla.
—Me temo que no será cuando usted desee, profesor Snape, mi agenda dice que estos minutos están destinados a una breve entrevista… y estoy segura de que usted no se negaría a las órdenes del Ministerio.
—…
—Mire, seguramente Potter y el sobrino de la profesora McGonagall pueden esperar un poco, ¿o me equivoco?
—De acuerdo— dijo Snape, inconforme, pero no desafiante —.Ustedes dos, salgan de mi despacho y vuelvan en una hora para continuar los castigos.
Dolores Umbridge sonrió con expresión babosa, a Snape le dio un escalofrío, y con tal de que la obesa saliera de su sitio, tomó la delantera sin importarle las normas de caballeros.
Jim y Harry vieron que Snape se marchaba con la boca abierta.
—¡Aleluya! — dijo Jim, soltando la bola de cristal.
Estaba sudoroso, cansado.
Harry por su parte guardó su varita y se dio la vuelta.
—Da lo mismo, volveremos dentro de una hora.
—Es que Snivellus es un imbécil, Harry, ¡nos ha dejado solos en sus despacho!, podríamos buscar la manera de hacerle daño.
—¿Cómo dices?
—¿Qué es esa cosa que está sobre la mesa, Harry?, ¿sabes qué son esos hilos de plata que Snape se sacó de la cabeza?
—Son sus pensamientos, Jim. Y lo que hay sobre el escritorio es un Pensadero.
—¡Un Pensadero!, recuerdo que mi padre me explicó sobre ellos. Según esto, los Pensaderos sirven para guardar recuerdos… eso quiere decir que Snape guardó ahí sus "terribles secretos", ¿no sería estupendo ver?
A Harry le dio un escalofrío, porque había recordado la vez que se había asomado al pensadero de Dumbledore y había aparecido en el juicio de Bellatrix Lestrange.
—No lo sé…— dijo Harry, indeciso—, por cierto, ¿qué clase de castigo te impone Snape en esa bola de cristal?
—Digamos que en ella encierra cosas horribles y me las muestra, ¿curioso, verdad?
—¿Curioso?
—Me afecta, por eso sudo, pero ya estoy desarrollando tolerancia y la paso menos mal que antes. ¿Qué dices, Harry?, ¿damos un vistazo a los recuerdos de Snape?, ¡siempre he querido ver a través de un Pensadero!
Harry se sintió atraído por las luces plateadas que desprendía el pensadero. Antes de que pudiera razonar lo que estaba pasando, él y Jim estaban asomándose a la vasija de piedra, gris… estaban echando una mirada a los recuerdos prohibidos de Severus Snape.
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El contenido del pensadero era como un espejo de plata que se arremolinaba cuando observaban su contenido, entonces, dando vueltas, los hilos grises de pensamientos se volvían transparentes y permitían entrar a un mundo ajeno: a los recuerdos de alguien más.
James y Harry miraron, curiosos, luego, sin pensarlo mucho, hundieron la cabeza en el pensadero, casi al mismo tiempo.
James debió pensar en que se arriesgaba a ser descubierto.
Harry debió considerar el riesgo.
Pero al final de cuentas ambos tenían el mismo espíritu rebelde en la sangre.
Explorando los pensamientos de Severus Snape, ambos jóvenes aparecieron en el Gran Comedor, que en esos momentos, tenía la función de salón de clases. Había muchos jóvenes sentados en butacas, todos estaban concentrados… concentrados en una hoja.
—No me lo puedo creer—admitió Jim McGonagall (jeje, James), al notar que estaba en uno de los recuerdos de la infancia de Snivellus.
Ahí estaba él, ¡se estaba viendo!, y Sirius y Remus y Lily y todos.
Se llenó de pánico, de manera ansiosa se despeinó el cabello, el cual por suerte aún seguía como el del trillizo sobrino de la jefa de Gryffindor. El ambiente parecía ser flotante, marino, o al menos ajeno. Los colores lucían distorsionados, como en las fotos viejas de los muggles.
Harry había quedado estático, ansioso. Frente a él miró a un joven de nariz ganchuda y grasosa que reconoció de inmediato, se acercó un poco y se fijó que Snape estaba contestando un examen: un TIMO.
"Están poniéndonos los exámenes de los TIMOS… pero sin embargo aún… aún… aún yo no he tenido la oportunidad de vivir esto, porque el viaje del giratiempo fue en febrero, no en estas fechas. ¡Madre mía!, qué cosas tan bizarras me pasan a mí, va a ser un milagro que salga librado de esto" pensó Jim.
—… si… el profesor Snape está aquí… eso significa que…— tartamudeó Harry, conmovido.
—Sí, tus padres están aquí— aseguró Jim, con nostalgia. A Harry lo invadió una sonrisa de timidez, no por las palabras de McGonagall, sino porque finalmente había detectado a su padre, ¡A James Potter!
—Mi padre…— murmuró más para sí mismo que para Jim.
"¿Lo creerías?, técnicamente tienes a tu alcance a dos padres, el del recuerdo y yo" caviló en su mente Prongs, de nuevo desarreglándose el cabello.
Harry estuvo largos minutos viendo a su padre contestar el examen. El James del recuerdo de Snape lucía despreocupado, y en vez de responder las cuestiones del TIMO, se la pasaba pintando iniciales por todo el cuadernillo, estaba distraído. Más atrás, Harry descubrió a Sirius con cara de enfado, también vio al profesor Lupin, y por último, vislumbró a Peter Pettigrew.
—Harry— musitó Jim, viendo cómo su hijo del futuro estaba anonadado al ver a los merodeadores —Tenemos qué buscar la manera de salir de este recuerdo, ¡si Snivellus nos ve estaremos fritos!
El hijo de los Potter no contestó, sólo se fijó en que el aplicador del examen les había quitado la prueba a los jóvenes y los despedía: 'muy bien, pueden irse todos'.
Harry comenzó a caminar, Jim lo siguió con nervios, queriendo detener a su hijo. ¿Y si Harry oía algo prohibido? ¿Y si se daba cuenta?, ¡debía de salir de ahí!
—¡Madre mía! — rugi molesto —¡he dicho que debemos de buscar la manera de regresar!
—Tendremos que esperar a que el recuerdo acabe— mencionó Harry —, Ven, sigamos a Snape.
—¡Pero a ti Snape te vale un coño!
—¡Pero mis padres están por aquí!, ¿no lo entiendes?, si Snape y ellos se siguen cruzando, podré por fin conocer a mis padres.
Tras esas palabras, el chico trotó decidido hacia los merodeadores, los cuales a Dios gracias estaban dentro del campo de visión de su futuro y excéntrico profesor de pociones. Jim se cubrió el rostro y lo siguió, imaginando un trágico desenlace de todo eso.
Los veía y no se cansaba, no sólo eran su padre y sus amigos, eran los merodeadores… los cuatro parecían ser unidos en cierta manera. Harry carraspeó, exasperado, Jim no paraba de hablar, parecía que quería que el joven de ojos verdes no escuchara nada.
—¡Cállate, no me dejas oír! — pidió Harry.
—¡Si no están diciendo nada interesante! —aseguró James, temblando.
El-joven-que-vivió afinó el oído. Sólo había captado un par de frases acerca de las preguntas del examen que no había podido responder Wormtail por inepto.
—De veras que eres estúpido, Peter— decía el James del recuerdo con desfachatez —, ¿cómo puede ser posible que no lo hayas respondido?, ¡te paseas una vez al mes con un hombre lobo!
Sirius y James habían entonado una sonora carcajada seguida por el mismo Peter, quien no había captado bien; Remus en cambio pidió silencio.
—¡Tenemos qué regresar, Harry!
—¿A qué demonios le temes, Jim?
Los amigos se habían sentado en unos árboles. Harry volvió a agradecer el que de nueva cuenta Snape estuviera cerca, ya que eso le permitió seguir pegado a su padre y los demás; Jim seguía moviéndose el cabello, cada vez que podía interrumpía y se entrometía para que Harry no viera más.
—Estoy aburrido— había dicho James, presumiendo—… pero bueno, ya sé qué har
"Dios… que no sea lo que estoy pensando", pidió el James real.
El James de la visión entonces sacó una pequeña snitch dorada de su túnica y comenzó a presumir que era un experto manejándola. La soltaba, pero segundos después la atrapaba de manera fenomenal.
"¡Diablos, ¿por qué siempre tengo qué hacer eso?" lamentó el muchacho, el ritmo de su corazón estaba desolotado, alterado, aterrado.
Harry quedó paralizado. Su padre del recuerdo, frente a él, se pavoneaba con la snitch, justo como…
—¿Cómo es posible… —Harry no pudo terminar de indagar, porque los aplausos incansables de Peter lo distrajeron.
Peter parecía idolatrar a su padre. Le dio un escalofrío. ¿no era algo irónico?, el mismo que ensalzaba a su padre iba a entregarlo a la muerte segura con Lord Voldemort.
—Prongs, guarda eso, sigo aburrido y eso no entretiene; además Wormtail parece a punto de orinarse de la emoción.
—Si te aburres mejor pónganse a estudiar.
—Nah… Moony, ya me sé todo, ¿se te ocurre algo divertido para hacer, Prongs
—Claro Padfoot, por supuesto, mira nada más a quien tenemos ah
Harry y Jim miraron hacia el fondo del paisaje. Ahí, sentado en la hierba con papeles pegados en la nariz, Severus Snape estaba analizando su cuadernillo del examen; James y Sirius se pusieron de pie, Remus simplemente se concentró en su libro y Peter los siguió.
Fueron directo a Snape, pero no para molestarlo al estilo Malfoy, o para charlar (como Harry había pensado). En cuando los ojos negros de Severus miraron los castaños de James, ambos sacaron las varitas, levantándolas en actitud amenazante.
—¿Reprobado otra vez, Snivellus
"¿Snivellus?" pensó Harry, quien también había seguido la acción de los jóvenes del recuerdo "No lo puedo creer… Jim también le dice así, ¡Jim también juega con la Snitch y se descompone el cabello".
—Seguro que s había intervenido Sirius, sonriendo a sus anchas —tanta grasa en la cara le impide ver bien las respuestas.
James también rió.
—¡Expelliarmus! — grit James, desarmando de manera ágil a su oponente — ¡Impedimenta!
Los dos hechizos seguidos se apropiaron del debilucho y pálido cuerpo de Snape.
Harry sintió pena, ¿por qué hacía eso su padre?, ¿por qué atacaba a Snape así?, Jim notó horrorizado que el entrecejo de Harry se fruncía, ¡tenía que salir de ahí, se estaba complicando todo!
—¡Par de abusivos, déjenlo en paz! — había interrumpido la voz de una mujer.
A Harry, y también a Jim, se les rompió el corazón.
—¡Oh, rayos, es Lily! — gimió Jim, despeinándose más el cabello todavía, parecía un león enjaulado.
—¡Mi… mamá! — dijo Harry segundos después, ya que aunque su corazón le había avisado, había tenido que ver que se trataba de ella, de su madre.
Lily era bajita, con el cabello rojizo, ondulante; tenía los ojos de Harry, verdes, grandes, brillantes.
—Ah, Hola, Evans— saludó el James del recuerdo, con un tono de voz seductor — ¿Dando un paseo después del TIMO?
—¿Por qué lo molestas?, ¡no estaba haciendo nada esta vez! — reclamó la chica, quien seguramente tenía un fuerte sentido de justicia.
—Existe. Con que exista me estorba— mencionó solemnemente el James del recuerdo.
—Lo dices sin tener la mínima conciencia de tus actos, ¡déjalo en paz!, eres igual que él al hacer esto.
—Mira, hagamos esto: dejo a este imbécil en paz y accedes a salir conmigo.
—Ni que estuviera loca. — aseguró Lily.
"Ay mamá, eso me doli" se dijo Jim, tapándose la cara.
—Siempre… creí que ellos…—musitó Harry, callándose. Estaba muerto del coraje. Su padre le estaba pareciendo un perfecto imbécil (ahhh, pobre Jim, ¿ne?)
—¡Madre mía!, ¿tienes qué ser tan drástica?...Ya, como sea. Que conste que quería divertirme, pero por tu petición dejaré a Snivellus en paz. ¿Oíste, pedazo de babosa chorreante?, si estás a salvo es gracias a ella.
Snape jadeó, incorporándose. James aún no le había devuelto la varita, hacía malabares con ella.
—No… necesitaba q-que una s-sangre sucia-a como e-ella me… defendiera…
—¡Cómo te atreves! — había gritado el James del recuerdo, atacando a Snape sin pensársela.
La visión se había vuelto borrosa. En parte era porque Jim insistía en taparle la visión a Harry, pero posiblemente el recuerdo estaba finalizando. Las cosas habían subido de tono: James y Snape se habían lanzado de maldiciones, pero al final Lily había asegurado que odiaba a James y se había retirado furiosa. El recuerdo había terminado así: Sirius y James tenían a Snape flotando en calzoncillo, se burlaban de él… la gente alrededor reía, Wormtail aplaudía y Remus, a lo lejos, leía sin prestar atención de nada más.
El recuerdo no estaba acabando; eso lo supieron Jim y Harry, puesto que la razón por la que todo se volvía borroso no era otra más que Severus Snape, quien los acababa de sacar del pensadero con la cara trastornada.
—¿Se divierten, par de bazofia?
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F i n d e l a P r i m e r a P a r t e
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Notas 2.- ¡Fin de la primera parte!, jeje, tuve que cortarle aquí porque se estaba haciendo eterno el capítulo, aunque debo decir que lo más interesante está por pasar. En la siguiente parte del capítulo 12 sabrán qué pasará con el Pergamino Verde que tiene Hermione, por tanto, sabrán que será de Lily y Peter del pasado… además, sabrán porqué demonios este capítulo se titula en parte "Remus Libre"… y ¡Claro!, sabrán qué hace Snape con James y Harry después de sacarlos del pensadero. Se pondrá emocionante )
Espero que les haya gustado, la verdad es que siempre tuve muchas ganas de escribir la última escena (desde que leí el libro 5), me pareció muy simpático que tanto James como Harry entraran a los recuerdos de Snape… también quería que James fuera parte del equipo de Quidditch, pero no quería dejar fuera a Ron… así que ya ven, casi mato a una de las cazadoras. ¡No se pierdan la parte dos!, por ahora creo que me despido, voy a pasar a contestar los reviews del capítulo 11… sé que debo los del cap 10, pero lo haré en la siguiente parte porque ando algo corta de tiempo… (como siempre).
Lamento mucho la espera de todos, de verdad que si tuviera más tiempo publicaría más aprisa, aún así muchas gracias por leer.
Contestación de Reviews
AIOV.- aloha Champ-kun… pues ya ves que no tardé mucho y este estuvo muy largo y pasaron varias cosas, claro que lo bueno va en la siguiente parte, jeje, quería que todo quedara junto, aunque decidí separarlo por estética, las cosas muy extensas se me salen de control. Espero que todo por allá esté bien, me saludas a la familia, porfa, y de nueva cuenta espero que hayas tenido un muy feliz cumple.
jarlaxe-Bregan.- Esta vez no estuvo tan cortito y no tardé tanto. Espero haber mejorado este cap, ya ves, esta vez no me tardé seis meses, sólo uno y fracción, nn estoy mejorando, creo. Muchas gracias por leer, la siguiente parte no tardará mucho porque tengo gran parte escriba. Hasta pronto, espero que sigas leyendo mi fic.
Tere Potter.- Gracias por leer mi fic!!, Cielos!, y te leíste los 11 de un jalón, ). De verdad espero que te haya gustado este capítulo, voy a tratar de ir mejorando conforme la trama avance. Vas a ver que los Merodeadores harán lo posible para cambiar la historia!, hasta pronto entonces, gracias otra vez por leer.
layla kyoyama.- Hola Layla, qué gusto recibir tu comentario… pues ya ves que sigo viva, aunque ya menos tardona. Qué bueno que te gustó el capítulo de transición, espero que este nuevo cap también te haya gustado, aquí ya pasaron más cosas y lo mejor está por acontecer… sobre la ED, pues me has dado una idea sobre ello, espero que pueda incluirla . Muchas gracias por seguir mi fic, espero que te siga gustando. ¡Nos veremos, así que cuídate!
Gala Potter.- Hola!, aquí de nuevo con otro capítulo, ¡claro que no abandonaré esta historia!, te lo prometo, muchas, pero muchas gracias por esperar mi cap y leerlo, me animas mucho. Sinceramente me apena tardar en actualizar, siempre se me viene el tiempo encima por culpa de los estudios, pero siempre trato de ir escarbando tiempo para seguirle con mis escritos, especialmente girahistoria, que es de mis consentidas. Y sobre si Sirius muere, pues más adelante verás que pasa, trataré de no ser trágica, adoro a Sirius… aunque ya ves que soy medio fatalista P, a la que sí le irá mal es a la rata, voy a hacerla añicos aunque sea lo último que haga, wjuajuajuajuaaaa ¬¬ (jeje, no me prestes atención, me puse loca). Gracias por leer, espero este cap te haya gustado.
Lynn Kadyarse.- Lynn, prometo solemnemente seguir con este fic y no actualizarlo ), muchas gracias por leerlo, lamento la tardanza en mis publicaciones, pero siempre carezco de tiempo. Gracias por tus comentarios, me animan mucho. Saludos!!!
Rosemary Black.- Hola Rosemary, aquí de nuevo CieloCriss con otra publicación… esta vez tardé menos, como puedes ver, pero aún así sé que debo de ser más constante. Antes que nada muchas gracias por seguir a Girahistoria, a esta historia todavía le quedan muchos giros por dar, lo prometo. Pues ya ves, yo también pensé en lo que sentiría Sirius si se enterara de que muriera, por eso lo hice tener esa desagradable misión (soy algo perversa a veces), de cualquier manera tengo un plan para el lindo Padfoot, aunque trataré de que lo pase bien ). Te prometo que en adelante la historia se pondrá mejor.
Andy Yogima.-¡Andy!, qué gusto recibir tu comentario, espero que en todo este tiempo que estuve desaparecida hayas estado muy bien. Por fin pude publicar, sé que me he tardado mucho, pero te aseguro que no es por gusto propio, terminaré este fic aunque sea lo último que haga!... es como mi promesa de año nuevo: terminar el fic, aunque sabe cuando la cumpla P, de cualquier manera espero que te haya gustado mucho este cap, pero ya me lo dirás luego, ¿verdad?, cuídate mucho amiga, y suerte.
elena potter.- Muchas, pero muchas gracias por tus comentarios Elena, me animaste mucho… sólo espero no decepcionarte con el desarrollo de mi historia, je, espero que no se me salga de control (debo admitir que me encanta escribir este fic, pero soy algo descuidada). No tardé mucho en este capítulo, porque generalmente tardo más, aún así prometo ser más constante. Gracias por leer mi fic y por tus comentarios!, Wowww, 4 horas en el PC?, thanks!... espero este capítulo también te haya gustado… muchos saludos.
bella-blackvad.- Hola , jeje, aquí de nuevo ando reportándome. Espero que este capítulo haya estado menos confuso, aunque este fic está algo complejo y por eso a veces se presta a confusiones… de cualquier manera espero que te haya gustado esta parte, prometo que todas las dudas que tengas se irán resolviendo conforme el fic avance… y sobre el pergamino verde, pues es el pergamino que apareció en el pasado de Lily y Peter, ese pergamino es mágico y es la clave para el desarrollo de mis historia, más adelante voy a explicar de dónde salió y para qué sirve o cuál es su rol en todo este enredoso asunto ... y sí, Sirius la pasó mal viendo su muerte, claro que si la viste puedes hacer algo para evitarla, ¿no?; espero que te haya gustado, ¡hasta pronto!
Dadaiiro.-Aloha mi amiga!, gracias por seguir la lectura, jeje, mínimo me regañas porque no puse a Remus libre aquí!, pero es que mejor quise partir en dos esta cosa porque se estaba alargando mucho… y bueno, no quiero apresurarme con Remus Libre ni con nada de lo demás, así que prefiero darle un espacio especial en la siguiente parte. Y sí, yo también espero que Peter no escape en el juicio, y sobretodo quiero que Remus sea el príncipe del Ministerios (no sería genial?), claro que miro muy algo, pero seguro que le reconocen haber cazado a la rata. Y no te preocupes, Ron hará buen uso de su rol en mi fic, a mí tampoco me gusta que lo hagan menos, tan buen chico que es. Sobre el pergamino verde y todo lo que se le parezca, lo sabrás en la siguiente parte, también veremos qué rollo con Remus y Sirius Adultos, no creas que me he olvidado de ellos. Amiga, gracias por tu apoyo, gracias a ti este fic se creó y ha seguido. Cuídate y nos vemos (todos los días, ne?).
Nariko.- Hola!, muchas gracias por haberte leído TOOOOODO mi fic, debió ser un maratón porque está largo. Así como me dijiste que te gustó el capi 11, espero que el 12 también te haya gustado. Yo también pienso que los merodeadores merecen un mejor mundo, a excepción de Peter, aunque si Peter se corrige desde el fondo puede que los "semi-perdone". Te prometo que la historia irá mejorando poco a poco, gracias por leer y esperaré ansiosa tu comentario.
Alais Aladriel.- ¡hola Alais!, muchas gracias por tus comentarios, me subieron el ánimo a como no tienes idea… digamos que fueron como una inyección de inspiración para mi pobre mente saturada. Tienes razón al decir que el pasado capítulo fue el preludio para todo lo que se desencadenará a partir de este capítulo, el cual espero haya estado intenso… prometo que la intensidad será todavía mayor ). Espero que este capítulo no te haya decepcionado, como viste aún sigo metiendo escenas del libro 5 para reforzar la trama… creo que esta vez se ve algo forzado, pero era necesario que lo hiciera para que así se me acortaran tantas cosas que tengo planeadas. Harry sigue en las sombras pero poco a poco va aflorando a la realidad, pienso que le he dado suficientes pistas para que descubra algunas cosillas. Y sobre Lily y Peter, pues ellos muy pronto harán su aparición, te lo prometo, y también seguirán realizando su rol especial. Gracias por tus ánimos, espero te haya gustado… y para seguirle con la tradición, esperaré ansiosa tu comentario.
Lain Dark Black.- Gracias por seguir mi fic… en cuanto a si Sirius muere, pues no te preocupes, algo pasará con Sirius y trataré de que no sea algo muy malo, después de todo adoro a Padfoot y no me gusta verlo sufrir. En cuanto a la pareja, pues ya he dado pistas sobre ella y espero las hayas notado, aún así esta historia puede dar muchos giros D qué bueno que te gustó el cap 11, espero que este también sea de tu agrado, ¡espero tu comentario!, Thanks!
mune-potter.- Gracias por leerte TOOOODO mi fic de un jalón, te agradezco el esfuerzo y me ha dado mucho gusto que te entretuviera y agradara, es todo un honor. Ojalá y te haya gustado lo que pasó en esta parte, pero ya me lo dirás en un comentario, ¿verdad?, bueno, por ahora me despido, ¡hasta pronto y otra vez gracias!
Melissa-yueirishu.- Aloha Melissa, gracias por leer el capi, me dado mucho gusto que te haya gustado. ¿Y qué te pareció este?, ojalá y también haya sido de tu agrado. Prometo que de ahora en adelante las cosas se pondrán más emocionantes y tardaré menos en actualizar. ¡Gracias y espero tu comentario!
ePSS.- Hola, pues finalmente publiqué. Muchas gracias por tus comentarios… eso sí, créeme que si tardo en actualizar no es por gusto propio, siempre se me atraviesan cosas… de cualquier manera aquí va un nuevo cap, espero que te haya gustado, pero ya me lo dirás en un comentarios. ¡hasta pronto!
Noodle-TK.- ¡Holaaa!, gracias por seguir pendiente de mi fic, me animas mucho… jeje, sí, el pasado capi fue un intermedio pero aquí ya inició la función!, así que espero que te haya gustado. Como ves Ron ya sabe todo, y decidió ayudar a los merodeadores porque es un chico muy lindo, y sobre si Sirius atraviesa el velo, pues temo que para saber tendrás que esperar. ¡muchas gracias por tu apoyo!, trataré de no tardar tanto.
Y A todos los que leyeron pero no dejaron comentario, gracias!!!! (Hikari Takaishi Y., gracias por tu comentario vía chat, amiga), también gracias a los que me mandaron e-mails.
Hasta luego!
Se despide, CieloCriss
