Notas1.- ¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!, en este 2005 les envío mis mejores deseos para que realicen las metas que se propongan. Y bueno, ya entrando a lo del fic, aquí les traigo un nuevo capítulo de Girahistoria; sé que otra vez ha pasado tiempo desde que publiqué, pero no tanto como la vez pasada (creo); a lo lectores que todavía se acuerdan de este fic, les agradezco que sigan pendiente de él, este nuevo capítulo es muy importante para el llegar al clímax del fic, de hecho, con este "episodio" comienza lo que es la cuenta regresiva. Van a pasar muchas cosas de aquí en adelante, así que esperen mucha acción, algo de drama, hasta un poquito de romance. Esta parte dos del cap 12, la dedico a mi amiga Hikari TY, por sus constantes ánimos, a Dadaiiro (por Remus Libre), a AIOV y, por supuesto, a todos los lectores que me han apoyado con este proyecto (desde ahorita les digo que no se van a librar de mí, uno de mis propósitos es terminar Girahistoria).

Resumen: En el capítulo anterior Hermione descubrió el pergamino verde –donde viajan Lily y Peter- y se puso a investigarlo; ella, Ron y los merodeadores estuvieron trabajando en la elaboración de un giratiempo capaz de cambiar la historia. Harry, por su parte, ensayó Quidditch con Prongs y Ron y tomó clases de Oclumancia con Snape, y fue ahí cuando él y Jim (o sea, James), se asomaron al pensadero de Snape y vieron el peor recuerdo de éste (que involucraba el recuerdo que sale en el libro 5)… justo en ese momento, Snape los descubrió. ¿Qué sucederá con ellos? ¿Qué hará Hermione con el Pergamino Verde?, ¿Harry descubrirá a los merodeadores?

Aclaración: Los libros de la saga de Harry Potter no me pertenecen, esta historia se escribe sin fines de lucro.

Bueno, sin más qué agregar, los dejo con la lectura.

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Fanfiction: Harry Potter

girahistoria

Por CieloCriss

El Pensadero, Remus libre y el Secreto del Pergamino Verde

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-«Más grande y más terri­ble que nunca.»(Fragmento de la predicción de la profesora Trelawney en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban).

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S e g u n d a P a r t e

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Los latidos del corazón, prácticamente, se habían convertido en un maremoto de migraña que no dejaba de fregar la mente de Harry, quien sentía que le faltaba aire por la fuerza con la que el profesor Severus Snape le apretaba la muñeca de su mano derecha. Verle la cara así de esquizofrénica, con los ojos chorreantes de hilos escarlatas, con la nariz sudorosa –y con el moco de fuera- era casi más atemorizante que mirar a un Voldemort renacido. El profesor de Pociones estaba poseído por una furia sin igual, que lo dejaba sin aliento… sin aliento.

Y la mente nublada, eso sí, de otro modo no tenía chiste. La percepción nublada sin saber qué contestar.

¿Se divierten, par de bazofia? — había sido el primer grito de terror que había vomitado Snape, cuando había descubierto a Jim McGonagall y a Harry Potter husmeando en su Pensadero. Ante tal panorama, las perspectivas de los muchachos no eran una situación complicada, sino funesta; no era mala suerte, era una fatalidad.

—¡Suéltame! —gritó Jim McGonagall, tratando de zafarse. A él lo tenían sujeto de la otra mano, con aún más fuerza, quizá era más odio.

Snape incrustó sus uñas descuidadas en los jóvenes. Harry estaba callado, sin saber cómo decir que lo sentía.

—¡Te aprovechas de que eres adulto, pero tienes la misma mente podrida de cuando eras un crío grasiento! — desafió Jim, con una locura insana, igual de hirviente que la cara del profesor.

Severus entonces soltó a Harry, con ambas manos sujetó a Jim McGonagall de la túnica.

—¡Ya estarás contento! ¡Lograste tu cometido! ¡Debes estar feliz, mostrándoselo a él, ¿no es así?, ¡Después de todo Harry Potter es como tú!

—¡Señor, nosotros no queríamos!... — soltó Harry, con voz temblorosa.

—Bonito retrato de tu padre, ¿no es así, Potter? —siseó Snape, sin soltar a Jim.

—¡No!... ¡escuche, nosotros…!

—¡Cállate Potter! ¡Cállense los dos!

—¡Suél-ta-me! — dijo Jim, forcejeando.

Snape lo empujó con fuerza hacia una estantería, en la cuál el trillizo se estampó con violencia hasta caer en el suelo.

—¡Largo de mi vista, basuras putrefactas! ¡Yo mismo me encargaré de que se pudran en el infierno!

—Pero, Seño…

—¡Fuera de aquí, Potter! ¡Búscate a otro que le des lástima con tu cicatriz ridícula para que te dé clases de Legerimancia!

Sin poder encontrar argumentos para defenderse, Snape zarandeó a Harry hasta sacarlo del despacho de Pociones. Harry estaba tan aturdido, que estando afuera de la oficina se quedó en silencio unos minutos, con el cuerpo en bloqueo y lleno de migraña. Los gritos que se daban Snape y Jim McGonagall los oía como si estuviera viajando en un Traslador.

Trató de recuperar la compostura, se ajustó los anteojos y se dispuso a irse, sin embargo en ese momento, James, conocido como Jim, salió disparado de la oficina de Snape por un hechizo de color azul que lo volvió a estampar, pero esta vez en uno de los pilares.

—¡Diablos! — gritó Prongs, sacudiéndose la túnica —, este imbécil…

Jim McGonagall hizo el gesto de querer acomodarse las gafas, luego descubrió que estando disfrazado con la metamorfosis no tenía miopía. Estaba jadeante. Al levantar la mirada se topó con el par de ojos de Harry, verdes y profundos, como los de Lily.

Fue ahí cuando el joven pionero del tiempo, se paralizó.

—¿Estás bien, Harry? — preguntó con una sonrisa enorme, irónica y fina, como de villano.

—¿Te estás riendo, Jim?

—Ah, sí, es que Snape estaba tan encabronado que me ha dicho que me deslinda del castigo con tal de no verme más; ¡además fue muy divertido! — dijo Jim, en parte mintiendo: ver a Snivellus histérico por la humillación a lo mejor había sido interesante, pero el recuerdo en sí no hablaba muy bien de James Potter.

—Da lo mismo… —mencionó Harry, con actitud cansada. Su mente se estaba despejando un poco, y sin quererlo, casi de manera inconsciente, había comenzado a ligar hechos.

—¿De qué te preocupas? ¿Es por las clases que te iba a dar ese papanatas grasiento?, mira, si le dices a Remus Lupin, seguro que te enseña mejor que Snape. — mencionó Jim.

Harry no contestó, metió las manos en los bolsillos, se dio la vuelta y comenzó a alejarse del despacho de Severus. Tenía la expresión meditabunda, decepcionada. Jim frunció las cejas, de él se desprendió un fluido que lo llenó de vértigo.

—¡Espérate! ¡¿Por qué me dejas con la palabra en la boca?!

Trotó hasta alcanzar a Harry, se puso frente a él, impidiéndole el paso.

La mirada de James era una mezcla de burla y miedo; la de Harry estaba tensa.

—¿Quieres dejarme en paz?

—¡No, por supuesto que no! Quiero saber qué te pasa, ¿por qué dejas que Snape te deje temblando?

—¡¿No lo entiendes, imbécil!?, a mí ningún Snape me deja temblando.

—¡Entonces dame una razón que explique porqué no me contestas!

—¿Tendría que responderte?, no lo comprendes, además no eres mi amigo. — Harry apretó los puños, ¿qué se creía el tal McGonagall?, ¿por qué quería acercarse a él?; Trató de calmar sus sentimientos de repugnancia, Jim no le caía mal. Harry aflojó el cuerpo, los ojos de Jim (o sea James) estuvieron haciéndole frente como si estuvieran en un campo de Quidditch.

—Se trata de mi padre… — admitió Harry, vencido por la mirada de Prongs.

—¿J…James… Potter?

—Todo este tiempo, cuando hablaban de que me parecía a él, me sentía orgulloso— Harry susurró levemente, con las mejillas encendidas. — pero la realidad es muy diferente, mi padre era un… ¡Argg!, un presumido que sólo quería hacerse notar, ¡mi madre lo odiaba!... no sé cómo se casaron, ¡ya no sé nada!

—¡Oh, Madre mía! ¡Es por culpa del Pensadero!, ¿no? — dijo Jim, desparpajándose el cabello como su auténtico yo — Deberías mandar al demonio ese estúpido recuerdo, tu padre y sus amigos debieron tener sus razones para tratar así a Snape, ¡Snivellus es una porquería grasienta que repugna con sólo verlo!, Tu… papá, sólo estaba vengándose, no le des importancia.

La expresión de Harry volvió a hacerse dura, se mordió los labios; le retumbó todo el cuerpo.

—Jim McGonagall, ¿quién eres tú?

Jim retrocedió un paso, extrañado, Harry lo siguió, de modo que quedaron a la misma distancia. Por un momento se callaron las voces, a lo lejos se oían las goteras que caían por el castillo debido a la lluvia que acababa de presentarse afuera de Hogwarts.

—¿Qué clase de pregunta es esa? — inquirió Jim, tratando de verse normal… de nuevo se movió el pelo.

—¡¿Por qué te despeinas, para hacerte notar?! ¡¿Por qué Snape te odia más que a mí?! ¡¿Por qué juegas con la snitch del mismo modo que él?!

—Mira, mejor después hablamos, cuando te… tranquilices; ¡Bah!, ¿Que juego del mismo modo con la snitch que él? ¿Qué quién?

—¡Que mi padre!

—¿Tu padre?, ¡Madre mía, eres un paranoico!, ¿qué demonios tengo qué ver yo con tu padre?

—Eso es lo que quiero saber.

—Harry Potter, ¿qué sabes tú de tu padre?, ¡no seas ridículo! — dijo James, temblando, con los ojos en medias lágrimas. — ¡Tú lo desprecias por lo que viste hoy!, y tal vez tengas razón, ¡tal vez sea un estúpido presumido y Lily lo odie!... ¡Pero que no se te olvide que tus padres están muertos… ¡¡Muertos por protegerte!!, y lo único que veo es que eres infeliz y te quedas estancado en tu infelicidad, ¿y crees que eso los hace felices a ellos?, ¡Carajo!, ¡nunca debí ver ese asqueroso Pensadero lleno de grasa!

James se alejó del pasillo a toda velocidad, con la voz quebrada, distorsionada por un dolor que le salió del alma. No sólo su hijo ignoraba su existencia, no sólo estaba muerto, no sólo estaba perdido en un futuro deprimente en donde no existía… ahora su hijo despreciaba una figura paterna de la que ambos (Harry y él) habían estado orgullosos. Sí, James sabía que le gustaba divertirse a costa de los Slytherin, que a veces jugaban sucio y se odiaban, ¡pero ahora todo era diferente!, por alguna razón, esas cosas ya no eran divertidas.

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Harry salió del castillo sin importarle la lluvia y la noche. Caminó por la floresta amarillenta de otoño hasta llegar al sitio que buscaba. Había un árbol grande, viejo, no muy magnífico pero tampoco mediocre; Harry sabía que el árbol era de esos que florecían mucho en primavera, ya que daban una sombra amplia y acogedora. Atrás estaba el lago del calamar gigante… en su mente, por el contrario, estaba el recuerdo del Pensadero de Snape flotándole como moscarrón.

Había sido en ése árbol. Ahí, justo en donde él estaba sentado, su padre se pavoneaba con la snitch, Remus leía, Sirius se quejaba y Peter hablaba en gimoteos de gloria… gloria para su padre. Quería hablar con su padrino, pero no aún no tenía idea de cómo contactarlo, de hecho, Harry sacudió la cabeza al recordar que el juicio de Sirius Black estaba a punto de acontecer "Si contacto con Hocicos, y soy descubierto, encarcelarían de nuevo a Sirius sin darle la oportunidad de defenderse".

Por otra parte, lo más perturbador del asunto para Harry, no era el peor recuerdo de Snape, ni las consecuencias y represalias del caso, lo que lo tenía acongojado en demasía, era su discusión con Jim McGonagall; las últimas palabras que el chico le había dicho, parecían venir directas de los espectros de sus padres, que habían salido de la varita de Voldemort durante el Torneo de los Tres Magos, cuando murió Cedric. Era como si a través de ese joven lo estuvieran regañando sus papá, pero claro ¡eso era una idiotez!, sus progenitores estaban refundidos en sus tumbas, y él ahí, como carnada de Voldemort, sin esperanza alguna; ¿cómo se atrevía Jim a hablarle de ese modo?

—¡No pedí nada de esto! — le gritó al Bosque Prohibido, como si fuera su interlocutor— ¿Por qué? ¿Por qué Jim estaba llorando?, ¡¿por qué juega de ese modo con la snitch?!... es como si viera su reflejo, ¡reverenda estupidez!, Jim tiene razón, ¿qué sé yo de mis padres?, ¡nada! ¡Están muertos!

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James entró a su habitación en la torre de Gryffindor, estaba tan desganado que ni cerró la puerta. Traía la cara colorada, los ojos caídos y las manos en el cabello.

—Cierra la puerta, Prongs — pidió Padfoot, mientras comía un chocolate que le había robado a Moony.

El joven obedeció, emparejó la puerta y se dejó caer en la cama. La habitación se llenó de silencio. James no había protestado por el desorden y la suciedad que había en el sitio –cosa que siempre le molestaba-; Rerius y Simus dejaron de comer, se quedaron con la boca abierta.

—¡Hey Prongs!, ¿qué tal el ensayo de Quidditch? — preguntó Remus-chico.

—¿Qué tal juega Harry? — agregó Simus (Sirius).

James no contestó, se quedó callado por largos minutos, hasta qué…

—¡A ver a ver!, no estés de payaso Prongs, ¡di de una vez qué es lo que te pasa! —mandó Sirius-joven, indignado.

—… Remus, Sirius. Está decidido, ya no haremos nada para cambiar este asqueroso presente.

—¿De qué hablas?

—¡Me vale verga que esto cambie o no! ¡No me importa!, no quiero estar vivo, no me interesa nada.

—¡Prongs, no seas irracional! — regañó Remus —, esto es lo que tú deseas; ¿no es así?, sé que quieres vivir.

—¡No me importa!

—Seguro que peleaste con Harry, sucede lo mismo que con Lily, ¿no Remus?!, ellos te voltean el mundo.

—Harry y Lily tienen razón, soy un presumido que se pavonea, ¡y ustedes nunca me dijeron nada!

—¿Qué te pavoneas?, bahh, sólo nos divertimos.

—Harry desprecia a su padre, porque sabe cómo era él… — James hubiera querido decir 'me desprecia por lo que vio de mí en ese recuerdo, y yo no me arrepiento de esa remembranza, así qué, ¿valdría la pena vivir para enemistarme con mi hijo?, ¿quién era en realidad él?'

—Harry no te desprecia, ¡todo lo contrario! — dijo Sirius-joven— todo esto del giratiempo nos tiene descontrolados, necesitamos divertirnos… vamos Prongs, arriba esos ánimos, ¡estamos a punto de lograrlo!, no te eches para atrás por un detallito. ¿Sabes qué es lo que necesitas, compadre?, ¡diversión!

—Pero Padfoot, quizá no sea conveniente que lo hagamos esta vez…

Moony, no seas aguafiestas, ¡merecemos un descansito!

—¿A qué te refieres, demente? — preguntó Prongs.

—Camarada, ¿te olvidas del calendario?, ¡mira qué genial resplandece el día de hoy nuestra amiga!

—¡Luna llena!

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—Definitivamente Hermione, eres brillante pero temible— mencionó Ron, con una sonrisa tierna.

—Ron, búscate otra frase ¿Quieres?

—¡Pero si es la verdad!

—Bueno, en realidad la idea me llegó de la cabeza desde hace mucho, pero con todo el trabajo que hemos tenido no la había llevado a cabo — admitió la chica Granger; ella y Ron regresaban del Gran Comedor después de una tranquila merienda. —¿Qué tal la práctica de Quidditch?

A Ronald se le pusieron las orejas rojas.

—... regular, supongo que me irá bien. Harry y James juegan muy bien juntos.

Oh, esto estaría estupendo, ¿no crees, Ron?; si Harry y Jim se hiciera amigos las cosas se nos facilitarían muchísimo… la verdad, no me gusta que Harry crea que lo hemos desplazado por los merodeadores, ahora hasta me es difícil charlar con él.

—Ahhhh, Harry es un testarudo— bostezó Ron, melancólico —. A lo mejor luego se le pasa ese mal humor.

—¿Sabes, Ron?, pienso que Harry…

—¿Mhh?

—Olvídalo.

—No no, dime Hermione.

—¡Es que todo es tan complicado! — admitió la chica, entrando a la Sala Común de Gryffindor —, todo pasa al mismo tiempo y no sé a qué darle más importancia.

—¿De qué hablas?

La prefecta sacó de su túnica un pergamino verde y se lo mostró a Ron.

—¿Qué es esto?

—Es un pergamino mágico Ron, se lo quité a Wormtail hace un mes.

—¿¡Qué dices?!

—¡SHHH!, nadie lo sabe, sólo tú… hoy pasé parte de la tarde estudiándolo, pero temo que ni en la sección prohibida hay material que hable de pergaminos embrujados.

—¿Sabes?, luce como el mapa del merodeador.

—Tiene una magia similar pero más poderosa, ¡la verdad es que no sé qué hacer!... primero pensé en dárselo al Profesor Dumbledore, pero algo me dice que no es lo correcto… otra opción sería mostrárselo a Harry…

—Pero Hermione, si se lo quitaste a Scabbers sería peligroso, de hecho, tú no debes tenerlo contigo.

—No es un pergamino con magia negra, ¿y sabes qué hay adentro?

—¿Qué?

—¡Hay espectros!, y los espectros son los padres de Harry.

Ron se acomodó la mano en la barbilla, confundido. Se habían sentado en uno de los sofás que estaban en la sala común, justo el de enfrente de la chimenea. En esos momentos, Ron quiso abrir la boca para ayudar a su amiga, pero no había mucho qué decir, sólo podía sacar conjeturas inciertas; a pesar de ello, mientras especulaba, Ron se mostró animado, porque se sentía parte de un secreto, parte de algo que lo haría ser él mismo y no uno de sus hermanos.

—Hermione, ¿no has pensado en que el pergamino tenga relación con el viaje que hicieron los merodeadores a nuestro presente?

—Sí, pensé que a lo mejor venía del pasado…

—¿Por qué no me lo muestras?

—¡¿Estás loco?!, no sería seguro, alguien podría verlo… te lo mostraré mañana, en el sitio que Dobby nos prestó para nuestro plan.

—Mhh, ya qué… supongo que puedo ser un chico paciente.

—De hecho Ron, creo que has madurado… claro, has madurado en casi todo, porque todavía te enojas cuando Víktor y yo nos escribimos.

—Sin comentarios.

Hermione se guardó el pergamino en la túnica, se puso de pie y comenzó a deambular por la calurosa sala común. Ron se sacudió el cuerpo al notar que su amiga estaba actuando igual que cuando había un examen cercano muy difícil: Hermione Granger siempre caminaba agitando las manos, movía la boca para rememorar todos los hechizos y las preguntas; simplemente así era ella. Ron entendió que para Hermione los problemas eran exámenes… para él, los problemas eran eso: problemas.

—Mira, Harry no tarda en llegar — dijo él, poniéndose de pie—Lo mejor será que vaya a cumplir con mi parte de tu nuevo plan para animar a Harry… de paso llego con Dobby y le pido que me lleve a ese cuarto que nos ofreció.

Oh, gracias Ron— dijo Hermione, parando en súbito mientras de su bolso sacaba una prenda de estambre algo grotesca y de mal gusto—, y ya que vas con Dobby, ¿podrías darle este obsequio de mi parte?

—¿Qué clase de calcetín es ese? ¿No se supone que se regalan por par?

—¡No seas ridículo!, es un GORRO, Ron, no un calcetín, ¡cómo eres de insensible!

—Ya, ya, calmada (¢??) no te lo tomes tan apecho— dijo Ron, recibiendo la prenda en sus manos "Definitivamente Hermione no está hecha para las manualidades, debería aprender de mi madre".

Ronald salió de la Sala Común con serenidad en el andar, Hermione sonrió agradecida, pues se notaba a leguas que a Ron le había caído súper bien la influencia de los merodeadores, especialmente la de Remus. Ron se sentía útil, desinhibido; después de todo el pelirrojo tenía su manera de ser, no tenía que ser la sombra de nadie.

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Privet Drive era un lugar tan muggleperfecto, pues hasta con las nubes a punto de estallar en tormenta, los vecinos muggles vislumbraban un falso sol caliente con un espíritu que los magos llamaban estupidez y exageración. El profesor Remus Lupin detectaba ese ambiente de apariencias mientras caminaba por un parque del barrio. Traía consigo un par de maletas parchadas y polvorientas, que los muggles que circulaban por ahí no aprobaban con la mirada; Remus suspiró con cansancio, sólo deseaba llegar a la casa de Arabella Figg sin que un policía lo detuviera por tener el aspecto de un vagabundo miserable.

Por breves instantes el licántropo se detuvo en el número 4; por la ventanilla miró una larga figura que se escondía tras las persianas; era Petunia Dursley, la hermana de Lily, la tía de Harry. Sin analizar mucho el extraño vértigo que sintió, probablemente del enojo, Remus siguió caminando hasta la casa de Madame Metamorfosis y se introdujo en ella después de dar la clave indicada.

—¿Y bien, Lupin? ¡¿Qué horas son éstas de llegar!?, se supone que tu misión acababa hace dos días — masculló Madame Metamorfosis, disfrazada de la patética viejecita que jugaba a ser la niñera aburrida del pobre niño-que-vivió.

—A mí también me alegra verte, Arabella, hace un buen día hoy— dijo Remus, dejándose caer en el sillón forrado de plástico que estaba en el lobby.

—Está bien, está bien… lo siento, Remus, pero estábamos preocupados. —dijo Arabella, sentándose al lado del Lupin-adulto — ¿Cómo va todo?

—Me temo que por ahora no hay gran peligro en el Ministerio, Arthur y Kingsley son un gran apoyo; ellos y sus subordinados están haciéndose cargo de la profecía. — Remus se quitó el sombrero remendado, se acomodó la barba y se cubrió el rostro con sus manos cansadas, callosas —… la casa de Sirius fue destruida, los mortífagos la encontraron ayer, cuando terminé los asuntos…

—¿Y cómo pudiste salir ileso? — preguntó Arabella —¡Dios, sabía que ese horrendo lugar no era seguro, menos mal que el cuartel de la Orden se trasladó a mi casa! ¡Menos mal que Sirius está a salvo!

—El elfo doméstico de Sirius, Kreacher, le informó a Narcisa Malfoy el domicilio…

—¡No es posible!

—Los elfos domésticos son fieles a sus amos, sí; pero tú sabes que esa criatura y Sirius se odian, es normal que el desdichado haya ido a casa de los Malfoy, después de todo Narcisa también, en cierta medida, es su ama por ser una Black.

—Maldito Kreacher…

—Las cosas van bien a pesar de ello.

—Remus, ¿qué ha pasado con Pettigrew?

—Lo tengo muy bien escondido, en Gringotts, Bill Weasley ha hablado con los duendes y ellos han accedido a encerrarlo mientras empieza el juicio. Hice que Pettigrew tomara de la poción de la verdad y escribiera con su puño y letra su declaración, la cuál mandé al Ministerio… también mandé un pergamino de parte de Sirius, para que todo quede listo para el juicio.

—Ay Remus, eres estupendo, ¡todo va bien gracias a ti!, te traeré un poco de té y el álbum de fotos de mis gatos para que descanses.

—Ahh, como digas… por cierto, Arabella, ¿qué tal va Sirius?

—Un poco mejor, ¡juraría que su aversión a los gatos está cambiando!

Arabella Figg corrió hacia la cocina, cinco minutos después regresó con una charola de té y una jaula tapada con una tela morada.

—Gracias por el té. — dijo Remus, observando con curiosidad el jaula —Eh, Arabella… ¿no me digas qué…?

Madame Metamorfosis sonrió de manera perversa y le quitó la tela a la jaula.

—¡No me lo puedo creer! — exclamó Remus, sorprendido — ¿Sirius?

Adentro de la pequeña prisión había un gato negro de aspecto elegante que parecía tener rostro de indignación. Los ojos del felino tenían la esencia de un can, y era intensos, grisáceos…

El felino alzó la cabeza peluda, vio a Lupin y corrió hacia las celdas, en donde empezó a arañar con frenesí.

—¡Uy, pero qué escandaloso animal! — gritó Figg, golpeando con su bastón al pobre gato y tapando la jaula. —¿Ves por qué lo tengo encerrado, Remus?, porque seguro que el inconsciente se escapa para matar a Wormtail él solo… ¡totalmente irracional! ¿No crees?

El profesor Lupin asintió con los ojos abiertos de la impresión, de repente el pobre había sentido que con la edad, Arabella Figg había aumentado su perversidad, siempre presente desde que era una cría.

—La mezcla de la metamorfosis es perfecta, nadie pensaría que este gato malhumorado es Sirius.

—Sí, me quedó muy bien ¿Verdad?, mezclar el ADN de un animago perro y un gato ordinario fue complicado, pero el resultado fue sublime, ¡deberías de ver qué bien se ve el señor Paws de perro… claro que ni a él ni a Padfoot les gustó el cambio, pero es por la seguridad de ese menso.

Errr, claro que sí, Arabella.

—¡Dime Madame Metamorfosis, Remus!

Lupin tragó saliva un poco exasperado. Arabella se retiró a la cocina para arrojar la jaula en su comedor, luego regresó adonde Remus con una expresión menos maniática.

—Mira Remus, tenemos visitas — dijo Figg, tras ella apareció Tonks, vestida como estudiante de Hogwarts. Traía el cabello negro y largo, los ojos grises y la boca menuda, de muñeca.

—¿Qué tal te ha ido, Lupin?

—Hola Tonks — dijo Remus, de repente había sentido un ligero bochorno, Tonks se veía bastante bien así, la había identificado por la voz.

—Vengo de mi turno de guardia en el colegio, Fritz se ha quedado a cargo, ¡me da gusto saber que has regresado con bien de tu misión!; de hecho, hoy estuve platicando con el pequeño Sirius, me preguntó por ti, quiere que lo lleves al juicio.

—Debe ser duro tener que vigilar a esos tres, ¡si lo sabré yo!

Uhhh, hacemos lo que podemos, ¿verdad Arabella?; realmente no hay mucho tiempo, se necesita de considerable magia para cuidar los portales de Hogwarts, al parecer, Dumbledore cada vez está peor.

—¿No sería mejor que Dumbledore fuera a San Mungo?

—El doctor Fletcher dice que sería riesgoso el que Dumbledore dejara el colegio… — susurró Tonks, recuperando su rostro adulto y fresco.

—Ese Beso del Dementor lo va a absorber poco a poco — lamentó madame Metamorfosis, sentándose — ¡Y el Director que no se deja ayudar!

—De cualquier manera, chicas, si tienen tiempo, por favor no descuiden a James, Sirius y mi yo-pequeño… sería peligroso dejarlos hacer sus cosas, a esa edad, éramos muy inconscientes.

—Les trataré de echar un ojo especial, lo prometo Remus — tranquilizó Tonks, sonrojándose —, además Mundugus Fletcher mañana mismo traerá el resultado de su investigación sobre el giratiempo que usaron James y los demás para viajar.

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Hermione llevaba esperando a Harry más de una hora. Estaba en la sala común, tejiendo como loca, mientras muy en el fondo pensaba en el secreto del pergamino verde. A pesar de que su búsqueda había resultado en cierta medida infructuosa, la chica había descubierto un par de datos que la tenían medianamente satisfecha: el primero era que estaba segura de que el pergamino verde estaba hecho con magia blanca y no tenía maldiciones, y el segundo dato era que había descubierto que el pergamino tenía el mismo tipo de hechizos que el mapa del merodeador, lo cual, pensaba ella, parecía abrir la posibilidad de que ese pergamino había sido elaborado por alguno de los merodeadores. Dejó salir el aire de sus pensamientos y se adormiló un poco; ese día no iría a trabajar con lo del giratiempo, ya que la pasada noche había laborado aprisa para avanzarle el doble y así poder descansar… descansar… esa palabra le rebotó por toda la cabeza, le rebotó muchas veces.

En ese lapso de tiempo la mayoría de los alumnos habían cruzado la Sala Común para ir a sus respectivas habitaciones, de modo que ya no había muchas personas ahí, sólo ella y un par de chicos de tercer año que hacían una tarea de adivinación y parecían concentrados en dormitar. No había nadie con quien platicar mientras esperaba, los chicos del pasado se habían ido al cuarto a temprana hora y no parecían tener intenciones de salir.

Movió la nariz en señal de respingo "Tarda mucho, ¿será que le digo a Harry mañana?".

El retrato de la Señora Gorda se abrió, a través de él entró Harry Potter, cabizbajo y húmedo; Hermione lo miró algo nostálgica y lo llamó:

—¡Hey, Harry!, necesito hablar contigo.

Harry giró la cabeza hasta su amiga. Sus preciosos ojos verdes parpadearon; sin pensar mucho se acercó a Hermione.

—¿Me estabas esperando? — preguntó Harry.

—Eh, sí, claro… necesito hablarte.

—Hermione, ¿es muy importante?

—Sí, es muy importante — dijo Hermione, asustada por el poco ánimo del ojiverde.

—De acuerdo— expresó Harry, dejándose caer en el sofá— ¿qué sucede?

—Harry… ¿acaso has tenido otra pesadilla?

—No, apenas que pudiera dormir despierto.

Hermione y Harry quedaron con las bocas cerradas. Con una pequeña inspección, Hermione detectó que las cosas con su amigo iban mal, el chico tenía los ojos vidriosos, la piel pálida, el cabello mojado y más despeinado que de costumbre. Harry Potter lucía una figura desgarbada, como de quien sólo quiere dejar de vivir.

—Harry, lamento mucho lo de hoy. —dijo Hermione, con voz lenta y sus ojos cafés sobre la figura del de cabello negro.

—Mira, no recuerdo nada, así está bien. — cortó el joven, con un ademán —. Lo mejor será que me vaya a dormir, ¿Ron me espera, cierto?

Harry se puso de pie, pero Hermione lo jaló con fuerza al cojín del sillón.

—Tú te sientes desplazado porque Ron y yo a veces no estamos contigo, ¡pero es que no te das cuenta, Harry, que tú también nos has desplazado por esas pesadillas y malos sentimientos que no te dejan de atormentar! — exclamó la prefecta Granger, sin soltar la mano de Harry —, ¿Es que te gusta hacerte el fuerte?

Harry se quiso soltar la mano, no pudo hacerlo.

—Escucha, ahora no; no tengo ganas de oír más sermones, he tenido suficiente.

—¿Es que ya no confías en nosotros? — susurró el cuestión Hermione, desviando su atención de Harry hacia el piso rústico y raposo del colegio.

—…

—¿Qué es entonces para ti un amigo?, ¿por qué no me contestas?, ¡¿por qué no nos cuentas nada de lo que sientes!?

Para sorpresa de Hermione, Harry negó con pesadumbre y se cubrió el rostro, se encerró en sí mismo. Ni él mismo comprendía lo que estaba pasando, estaba harto de tener la bilis alterada y el humor de murciélago, le costaba llevar una conversación sin sarcasmo, le repugnaban las personas, sentía que odiaba a Dumbledore… y esos chicos McGonagall de entrometidos, ¡y esas pesadillas que le robaban el aliento!; siempre en angustia, castigo tras castigo, lejos de Sirius, cerca de Voldemort; pelea tras pelea, las miradas de todos sobre él, ¡el maldito dolor de la cicatriz!; Peter Pettigrew, el recuerdo de Snape, su ira, ¡el egocentrismo de su padre!; el juicio de su padrino, la oclumancia, la legerimancia, ¡Sapencia!; sus amigos lejos, secreteándose, él sin entender… ¡y para el colmo la molesta mirada de Jim y sus regaños injustificados!; todo lo tenía absorto en una desesperación que el mismo Harry no comprendía, todo estaba confuso…. Y Hermione que no le soltaba la mano, y Hermione que lo tentaba a pedir ayuda, a sentir un abrazo… a llorar.

Comenzó a lagrimar en bajito, pero mientras más le llovía el llanto, más se le atragantaba la garganta, como si no tuviera oxígeno. Hermione apretó más la mano, Harry se despejó el rostro, alzó su figura juvenil, encorvada por el momento, y se aferró a su mejor amiga, se abrazó a ella, y la maraña de pelos castaños fue como una cobija; la mano de Hermione sosteniendo la suya, él rodeándola con desesperación. Fue ahí cuando lloró con más fuerza, debilitado por un momento sublime de explosión, que al muchacho le hacía falta.

—Hermi… Hermio…ne—susurró Harry entre gimoteos —no sé, ¡no sé… nada…!... no sé confiar… no sé… lo qu-e sie-n-n... siento.

Estuvieron así, buen rato. Hermione escuchó el llanto de Harry mientras se le hinchaba el pecho; Harry en cambio fue agolpando sus sensaciones hasta hacerlas salir en susurros. Le contó a Hermione del terror de las pesadillas, de que tenía aversión a Dumbledore y que el pecho se le arremolinaba cuando lo tenía cerca; le dijo sobre lo celoso que se sentía cuando Ron y ella estaban con los trillizos McGonagall; le habló sobre lo que vio en el Pensadero de Snape y le explicó la decepción enorme que sentía por su padre; no olvidó detalle alguno, dijo cosas que ni él mismo se había planteado, e inclusive habló sobre la muerte de Cedric y las palabras que horas antes le había gritado Jim. Hermione estaba paralizada; Harry tenía tantas cosas adentro y nunca decía lo que sentía. La chica sabía que una cosa era hablar de las situaciones, pero otra cosa era compenetrarse. Se sentía mal. Muy mal.

Sin soltar la mano del muchacho, Hermione lo empujó suavemente, de modo que Harry se separó de ella con el rostro colorado.

—Harry— habló con timidez, repentinamente nerviosa al notar la mirada de Harry evolucionada —Gracias… porque tú… verdaderamente… confías en mí, ¿no es así?... y yo, aquí estoy… ¿Lo sabes, cierto?

Harry Potter no respondió, sonrió un poco. Los ojos le brillaban, estaban carmesíes y hermosos. Se sentía mucho mejor, como si hubiera vomitado después de haber estado enfermo; se sentía en las nubes, entumido por el abrazo de Hermione, de su mejor amiga.

Sin darse cuenta de lo que hacía, Harry se acercó a ella inclinando un poco la cabeza, no hacia el hombro que lo había sostenido en su desahogo, sino hacia unos labios entreabiertos de preocupación y ansias.

La besó sin pensar en lo que hacía. Le tocó la boca y la apresó con la suya por breves instantes. Se le subió algo al cerebro: no se bajó de las nubes pero se separó como un rayo, comprendiendo la agradable y anhelante sensación, ¡comprendiendo y negando!

Sin poder evitar no dejó de verla. ¡Dios, qué había hecho!, ella era su mejor amiga, ella no era Cho, ¡había agarrado a Hermione de paño de lágrimas y encima de todo la había besado!

Hermione le lanzó una mirada de incomprensión, ella se mordió los labios recién tocados y se enrojeció de manera torpe.

—¡Ah, Harry!... tenía qué hablarte de algo muy importante— mencionó Hermione, moviendo las manos con ocio—, es incluso más primordial que la P.E.D.D.O., se trata de nuestro futuro estudiantil, porque vinimos a Hogwarts a estudiar ¿No?, y entonces no me parece justo que tengamos que conformarnos con el sistema mediocre que la Sapencia ha construido a costa del desarrollo de los estudiantes emprendedores como nosotros, es por eso que… bla bla bla bla bla bla bla

La falta de concentración de Harry no se debía solamente a sus pesadillas y problemas, ahora el problema era Hermione, quien era tan escurridiza como él y evitaba hablar del incidente, Harry pensó que era mejor así, ya que era incómodo; y bueno, sólo había sido un beso…

—Hermione, ¿qué quieres decir con todo esto?, ¿no me puedes hablar claro?

Oh, claro, por supuesto, pero antes júrame que aceptarás.

—Sí, pero ¿qué cosa? — preguntó Harry sin pensarlo mucho.

—Ron y yo hemos pensado que tú podrías darnos clases de Defensa Contra las Artes Oscuras a partir de mañana— mencionó la brujita con una sonrisa victoriosa.

En ese momento Harry supo que no podía zafarse de esa…

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La prisión de Azkaban nunca había estado tan llena de tinieblas y huesos; desde que Voldemort y sus mortífagos se habían apoderado de ella, los Dementores había quedado libres y se asemejaban a sabuesos que cazaban todo indicio de alma humana que les calmara el instinto (sólo eso, porque los Dementores no son capaces de sentir placer, tragan emociones y las defecan sin que un cambio se asome en ellos). Voldemort estaba resultando un buen amo, Azkaban se había convertido en la guarida perfecta, porque después de todo ¿había un mago lo suficientemente valiente como para detenerlo?, ya lo había intentado la Orden del Fénix, y habían fracasado.

En el salón principal, que posiblemente tiempo atrás fungió como recepción, podían verse sombras postradas ante un trono; en él, sentado como un gran emperador, Voldemort acariciaba a una de sus serpientes y giraba los ojos amarillentos de manera enfermiza.

—Cada vez puedo penetrar más en él… puede ver el pasillo del departamento de misterios, puede oler la muerte y no puede defenderse de mi penetración— explicó Tom Riddle, humedeciendo sus labios.

—Mi señor… ¿cuál es su orden? — dijo uno de los mortífagos. Todos estaban enmascarados.

—Malfoy, prepáralo todo.

—Mi señor, ¿qué pasará con Colagusano y el juicio de Black? — preguntó otra voz, más ronca y vulgar que la de Lucius.

—Eso no le preocupa al Señor Tenebroso— explicó Bellatrix Lestrange.

—Dumbledore ha caído, lo supe desde que Pettigrew pudo entrar al colegio sin ser detenido. — Voldemort rió de manera ruidosa—, vayan preparando todo, 'si no puedo ir tras la profecía, haré que la profecía venga a mí por medio de él'.

Los mortífagos reverenciaron y se pusieron de pie. De fondo, como por arte de magia, una música tétrica comenzó a oírse, Voldemort y sus mortífagos hicieron coro con sus escandalosas y frías risas.

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La mañana siguiente parecía ser un antónimo del día anterior. El cielo estaba despejado y hacía buen clima a pesar de lo crudo que estaba resultando el otoño. Hermione, Ron y Harry subían apresuradamente unas escaleras. Acaban de salir de clases y habían acordado realizar una actividad paraescolar (o extra clase) muy interesante.

Dobby dijo que la habitación estaba por aquí— dijo Hermione—, según él, ese lugar es mágico y se convierte en lo que uno desea.

—Creo que Dumbledore me había hablado de eso el año pasado…

—¿En verdad?, pues Fred y George también lo conocen, de hecho ellos se han encargado de llevar a todos hacia allá.

Harry suspiró, no le apetecía hacer lo que iba a hacer. ¿Dar clases de Defensa Contra las Artes Oscuras?, ¿en qué diablos estaba pensando Hermione cuando lo obligó a ello?

—Espero no hayan invitado a muchas personas.

—Entre más mejor, el trabajo en equipo es bueno mientras Umbridge no se entere— dijo Hermione un tanto ilusionada—, pero no te preocupes Harry, que lo harás muy bien, ¡nadie como tú para guiarnos en la defensa!, has tenido vivencias únicas.

—Hermione, ¿de verdad crees que salí vivo de esas experiencias por audacia o capacidad?, ¡pues no!, todo fue por obra de la suerte y la improvisación… yo no soy ningún héroe.

—Tal vez lo pienses así, Harry— dijo el pelirrojo Weasley, con las manos en la nunca—, pero yo creo que tuviste una buena capacidad para… ahh, pues eso, para improvisar… eso no es algo sencillo, ¿no crees?

Harry se puso colorado; Hermione sonrió.

—¡Aquí es! — dijo Hermione.

—¿Estás segura de que Dobby está de acuerdo?

—Claro, dijo que él haría todo por el señor Harry Potter, me dijo que serás el padrino de su boda con Winky.

—¿Ah, sí? — Harry abrió más los ojos, la vida le traía cada sorpresa.

—Entonces, según lo que me dijeron mis hermanos, hay que pensar en el aula perfecta y entrar— dijo Ron, cerrando los ojos.

—¡Que haya muchos libros!

—Y una explanada grande…

—Y cojines para descansar…

—¡¡Ron!!

—¿Qué?, ¿acaso no es una buena idea?

Harry y Hermione encogieron los hombros, segundos después cruzaron el umbral de la puerta y se hallaron en un sitio perfecto para las clases.

—¡Estupendo! — exclamó Ron—¡Sí que funciona!

Harry se sentó entre los cojines a esperar a los demás, Hermione y Ron comenzaron a inspeccionar el interesante lugar.

"Me siento mucho mejor hoy… ayer no tuve la pesadilla… pero no dejo de pensar en mi riña con Jim, ¿por qué no dejo de recordar su mirada?, ese chico siempre mostró interés en mí, hay algo turbio en su intención… se despeina como papá, juega con la snitch… es como si a través de él viera a mi padre… ¡diablos, cómo quisiera hablar con Sirius al respecto!" pensaba el joven "Sirius tiene qué salir libre… aunque yo siga con los Dursley él tiene que ser libre y así podría visitarlo en Grimmauld place".

—¡Hey, Harry! ¿Qué estás sordo, hombre? — intervino un joven de piel morena y expresión simpática mientras movía la mano delante del ojiverde.

—… ¡¿Lee?!

—El mismo, hombre, el mismo Lee Jordan listo para entrar en acción.

Harry se puso de pie y la boca se le abrió de la impresión. En la sala de entrenamiento de DCAO había más chicos de los que él había imaginado: estaban 4 Weasley (gemelos, Ron y Ginny), las integrantes de equipo de Quidditch, los McGonagall, Dean Thomas, los hermanos Creevey, Ernie Macmillan, Neville, Cho y ¡hasta Luna Lovegood!

—Este lugar es perfecto— dijo Ginny —¡Qué gran idea la tuya, Harry!

—¡Sí!, cuando tu amigo nos contó que querías mostrarnos unos trucos de Defensa creímos que sería interesante, ¡pero nunca tanto! — opinó Cho, entrecerrando el ojo de manera chispeante.

—En realidad— dijo Harry, apenado— Esto fue idea de Hermione…

Hermione negó brevemente, Cho hizo mala cara.

—Mira Potter, esto es interesante… digo, el que tú nos enseñes a defendernos suena atractivo en vista de que Sapencia es un asco; pero hay que comenzar de una buena vez, ya que si esto interviene con los ensayos de quidditch…

—Angelina, no seas obsesiva— dijo George Weasley— podemos estar en ambas cosas y ser felices.

—En todo caso, esto es como un club ¿Verdad? — dijo Neville.

—Sí, supongo que sí— respondió Harry.

Los McGonagall se habían mantenido en silencio; Prongs estaba serio y había ido por compromiso (la verdad era que quería ver que tan bueno era Harry); Remus tenía mala pinta porque sería luna llena y Sirius parecía observar detalladamente el salón oculto.

—Bonito lugar… me trae recuerdos— dijo al fin, meditando con burla —¡Pues si esto es un club manos a la obra!, supongo que como en todo club, hay que inscribirnos ¿No, preciosa prefecta?

Hermione se ruborizó y al instante sacó un pergamino.

—Que firmen aquí quienes deseen participar…

Uno a uno todos los Gryffindor, Ravenclaw y Huplepuff fueron poniendo sus nombres en el pergamino que Hermione enrolló con esmero y ocultó en su túnica.

Harry iba a hablar, pero Hermione levantó la meno.

—¿Qué sucede, Hermione?

—Pienso que no basta con que firmemos, hay que elegir un líder y un nombre para nuestro Club.

—Pues está claro que Harry es el líder— dijo Cho, de manera tosca.

—Me parece bien, ¡alcen la mano los que estén de acuerdo! — agregó Simus.

Los presentes levantaron sus brazos en señal de afirmación.

—En cuanto al nombre— sugirió Fred —¿Por qué no nos llamamos "Sapencia infeliz"?

—¡Excelente!, pero me gusta más "Sapencia's death" —mencionó Jim.

—Mejor algo más coloquial: Los 'Anti-Sapencia'— propuso George, a lo que Rerius asintió.

—Hey, suena bien—apoyó Ron.

—¡Cómo son los hombres! — Se quejó Luna — ¿Y si mejor nos llamamos 'Los Quisquillosos', como la sección editorial de la revista de papá?

—¡No, por el amor de Dios! —protestó Hermione. — estamos haciendo esto por algo más profundo que Sapencia!

—¡ya sé!, ¿qué tal "Defensa Escolar"? — dijo Cho.

Mmmh, no está mal— creyó Ginny—, pero si hacemos esto para saber defendernos de quien-ustedes-saben, me gustaría algo así: "Ejército de Dumbledore", porque ¿no es a Dumbledore a quien más le teme quien-ustedes-saben?

—Me gusta tu elección, Ginny— dijo Dean, sonriéndole a su novia (detalle que los gemelos y Ron no dejaron de notar con recelo).

—El "Ejército de Dumbledore"… me gusta, podemos abreviar con ED— sinceró Harry, a pesar de su apatía por el director, él estaba consciente de lo que el nombre representaba para todos sus compañeros.

—Bueno, ¿entonces ya podemos dar inicio? — preguntó Colin Creevey, quien traía una cámara fotográfica muggle colgando de su cuello.

Fue así como dio comienzo la primera sesión del club del Ejército de Dumbledore. Harry había comenzado por indicar que lo primero era practicar el Expelliarmus por más sencillo que pareciese, ya que ese sencillo hechizo era un arma poderosa que él mismo había usado contra Voldemort el año pasado; los dividió en parejas mientras caminaba entre ellos para hacer indicaciones. En general lo hacían bien; Fred y George se divertían desarmando a los Creevey, Ginny era feroz, mientras que Dean Thomas, su novio, algo lento. Los que mejor lo hacían eran los McGonagall, especialmente Simus, quien parecía tener unos reflejos sensibles y ágiles.

Umm, ¿Harry? — interrumpió Jim, cuando Harry pasó por su lado.

En todo ese rato habían evitado mirarse, pero aún así Harry respondió:

—Dime…

—Tienes mucha facilidad para estas cosas, y antes de que termine la clase quiero pedirte un favor.

—¿Un favor?

—Eh, Jim, ve al grano—regañó Simus— Lo que Jim quiere saber, es si es verdad que eres capaz de hacer un Patronus.

Err… sí.

—¿Podrías hacernos una demostración? — indagó Rerius.

Los demás, al oír la propuesta, habían formado un semicírculo.

—¡Ay sí, Harry, hazlo! —pidió Luna.

—¡Sería estupendo! — especuló Cho.

Harry se abochornó, pero inmediatamente pensó en los labios de Hermione; cerró los ojos un momento y se decidió.

—Está bien… supongo que no hay problema.

El joven se concentró, recordó las enseñanzas de Remus, y el hechizo fluyó de su boca al exterior con gran facilidad.

—¡Expectro Patronus! — gritó al tiempo en que de su varita salía un chorro de luz plateada que se convertía en un ciervo hermoso que empezó a cabalgar por la habitación.

—¡Madre mía! —susurró James, impresionado.

—¡Es un Prongs muy bien hecho! — dijo Simus.

—¿Te das cuenta de lo mucho que Harry debe extrañar a su padre, Jim? —secreteó Rerius—, por eso se molestó un poco ayer, su padre siempre ha sido su ideal a seguir…

James le asintió a su supuesto hermano. El hecho de ver un patronus con forma de ciervo, que había salido de la varita de su hijo del futuro, era reconfortante. Una vez había leído que la forma de los patronus estaba directamente relacionada con el interior de los magos y sus sentimientos; ahora James sabía que aquello era verdad.

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Rerius McGonagall entró al despacho del profesor Snape con el rostro contorsionado. Además de lo desagradable que era la oficina de Snivellus, el hecho de acudir ahí una vez por mes no le era reconfortante.

Vio a Snape recargado en el escritorio, reparando unas pociones que al parecer se habían roto, no quiso imaginar cómo, pero supuso que su amigo Prongs estaba involucrado, "después de lo que pasó ayer entre Harry, James y Snape es comprensible que este lugar dé más pena que de costumbre" pensó el licántropo.

—Acércate Lupin, que no tengo tu tiempo— expresó Snape, con un brillo en sus ojos bastante desagradable, casi le fulguraban más que la grasa de su piel.

Remus se acercó lo más normal posible, Severus le miró con náuseas y le entregó la poción.

—Lárgate cuanto antes, no hay espacio en este lugar para criaturas desagradables como tú.

Remus apretó el matraz en donde estaba la poción.

—Si sientes tanto desagrado por personas como yo, ¿por qué me ayudas y me das la poción mata-lobos?

—Tómatela y lárgate de aquí, Lupin… espero tú y tus asquerosos amigos desaparezcan cuanto antes de aquí; ojalá que esta luna llena se los trague un centauro o algo peor.

—Si sabes que mis amigos vendrán esta noche, ¿no piensas detenernos?

—Lárgate de aquí, Lupin.

Remus se tragó el desagradable líquido de la poción, sentía tanto asco que estuvo a punto de vomitar, pero se abstuvo, podía aguantar cosas peores. Con un sentimiento de incomprensión se dio la vuelta, salió del despacho y corrió hacia la enfermería del colegio… el crepúsculo estaba perdiendo la guerra del día.

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Mundugus Fletcher había llegado a Hogwarts a las 6:15 de la tarde, cuando el atardecer era una realidad en el día. Se había sentado en el despacho de la profesora McGonagall y había llamado a los sobrinos de ésta para charlar con ellos.

James y Sirius-joven entraron a la oficina algo encalmados y tomaron asientos, tras ellos venía Minerva McGonagall, con expresión reprobatoria.

Oh, vamos tía, ¡seguro que pueden llevarnos al juicio! — insistió Simus.

—Silencio ya, señor Black; usted no puede andar reclamando, en primer lugar no los encontraba ni a usted ni a Potter.

—Ehhh, estábamos inscribiéndonos en un club muy bonito—dijo James, refiriéndose a la ED.

—¿Se ha tomado Remus la poción, muchachos?

—Sí, supongo, ya debe ir con madame Pomfrey rumbo al Sauce Boxeador— informó James, aflojando el cuerpo—, ¿qué lo trae por aquí, doctor Fletcher?

—¿Visita de rutina a nuestra tía? ¿Cuándo se le declara?

—¡¡SIMUS!! — Minerva frunció el entrecejo, abochornada.

—Perdón, tía, no me mire así…

—En realidad— expresó Fletcher, imperturbable— quería charlar un poco sobre el giratiempo con el que ustedes viajaron a esta época.

—¡¿En verdad?! — preguntó Simus —¿Acaso ha terminado de examinarlo?

Mundugus asintió, sacó de su bolsillo el giratiempo.

—Este aparato está perfecto, jóvenes, así que no tengo idea de qué pudo fallar.

—Si no fue un desperfecto, eso quiere decir que no se descompuso, sino que fue alterado por algo o alguien, ¿no es así, doctor Fletcher?

—Me temo que sí, James— dijo Mundugus —, alguien los hizo viajar hasta aquí por medio de un hechizo muy poderoso… se trata de una magia tan fuerte, como en la que intervienen sangre y muerte.

—… ¡madre mía!

—¡Padre mío! — le siguió Simus, rascándose la cabeza —¿Quién rayos nos traería acá?, que yo sepa los enemigos nos los ganaremos de mayores… y no creo que la inteligencia de Baby-Snivellus llegue a tanto.

—Como podrán imaginarse, muchachos, mientras no sepamos qué fue lo que los trajo a esta época, lo conveniente será que permanezcan aquí, bajo el resguardo de la Orden del Fénix.

—¿No pensará que Voldemort nos trajo al futuro, verdad doctor Fletcher? — cuestionó James, cruzando los brazos mientras Mundugus y McGonagall hacían gesto reprobatorio por la forma en la que James había llamado al que no debe ser nombrado

—No, por supuesto que no—acotó Fletcher, mirando el reloj de arena que colgaba de su pecho—. Minerva, creo que debo irme al San Mungo, ¿cuidarás de estos chicos, verdad?, hay que impedir a toda costa que se metan en problemas.

—Por supuesto, Fletcher— dijo la jefa de Gryffindor, desviando la mirada.

—¿Y cuándo sabremos quién nos trajo para acá? ¿Podremos ir al juicio de mi yo adulto? — inquirió Sirius.

—Oh, por favor Simus…—se quejó la tía.

—Aún no sabemos cuándo, quizá después del juicio todo mejore para ustedes— explicó el curandero.

—¡¡ESPERE, SEÑOR FLETCHER!! — gritó de pronto una sombra muy veloz que había entrado al despacho de McGonagall.

—¡Joven Fritz, compórtese! —regañó Minerva, al ver que la sombra se desvanecía para dar cabida a un muchacho jadeante y simpático, de cabello castaño y mediana estatura: era Fritz Flitwitch, uno de los miembros más jóvenes de la Orden (quien junto con Tonks y Madame Metamorfosis, cuidaba del colegio).

—Las cosas no van bien, profesora— avisó el chico, moviendo las manos—, ¡se ha puesto muy mal!, ¡nuevamente delira y dice cosas raras!

—¿¡Quién?! — preguntaron James y Sirius, con los ojos abiertos de la impresión.

—¡Ustedes dos, salgan de mi oficina! — mandó McGonagall

—¡Fletcher, por favor, tiene que revisarlo! ¡Si Dumbledore sigue así…!

—¡Silencio Fritz!, ¡Siga haciendo su guardia y no diga una palabra más! — ordenó McGonagall, —, Mundugus, ¡por favor, acude de inmediato adonde ya sabes!... ¡y ustedes dos salgan de mi oficina y no causen más problemas!

Simus y Jim asintieron algo desconcertados, la tía de repente se había puesto histérica, con el rostro comprimido, a punto de llorar o como si hubiera chupado un limón.

Prácticamente los echó del despacho, ellos simplemente encogieron los hombros y caminaron hacia el Bosque Prohibido.

—¿Te das cuenta?, algo malo está pasando…— observó James—, si Dumbledore fue besado por un Dementor, seguro se halla enfermo, por eso no da sus discursos en público y deja que Sapencia haga su voluntad.

—Sí, por supuesto, la Orden del Fénix está aquí para vigilar su salud y cuidar del colegio, ¿interesante, no?

—Supongo— dijo James—, yo más bien diría que es preocupante.

Bah, no actúes como anciano, James, relájate— dijo Sirius— Lo mejor será salir de aquí antes de que la preciosa prefecta nos encuentre y descubra que vamos al Bosque Prohibido.

—¿No te preocupa la situación, Padfoot?

—Sí, en parte, lo peor de todo fue cuando vi mi muerte con esa adivinadora loca— mencionó el chico, sonriendo—, pero no hay que amargarse la vida, estamos trabajando para cambiar este ridículo presente, ¡estamos haciendo un giratiempo para ganar lo que perdimos!, nn pienso que con eso basta para ver la esperanza.

—A lo mejor tienes razón… esto de la paternidad me está haciendo paranoico…

—¡Olvídate de todo!, hoy es luna llena, ¡Moony nos espera!... ahora que le dan esa poción, Remus la pasará mejor, ¿no lo crees?, vamos a divertirnos como en nuestro pasado.

Al cruzar la cabaña de Hagrid –quien a dios gracias no estaba- los chicos se convirtieron en animagos, un precioso ciervo y un elegante perro se internaron en la espesura del verde oscuro, para vivir una más de sus aventuras de luna llena.

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—¡Junta de prefectos!, ¿cómo es posible que justo ahora haya habido una junta de prefectos! — renegó Hermione, avanzando a toda prisa hacia la Sala Común de Gryffindor.

—¿Y…?—dijo Ron— no fue tan malo… a excepción de Malfoy, claro.

—¿¡Es que no te das cuenta, Ron!?, ¡hoy es luna llena!

—Mhh, buen punto; pero Rerius me dijo que los demás no irían con él.

—¿¡Y tú todavía les crees!?, Ay Dios, son unos inconscientes.

—Hermione, tú no puedes impedir que lo hagan, ¿verdad?, mejor deja ese asunto por la paz y ve a descansar, mañana los buscaremos muy temprano.

—¡¿Pero y si les pasa algo por imprudentes!?

—¿No pensarás en delatarlos, cierto?, ¿irás tras ellos?

—¡Arrg, no, claro que no! ¡Ellos se buscaron todo eso!

—Estarán bien, eso creo.

—uu Tendré que ponerme a trabajar yo sola en el giratiempo.

—Hermione…

—¿Mh?

—Si fueras animago, ¿qué animal te gustaría ser?

—¡Ay Ron!

—Me gustaría ser un león,— rió Ron, distraído —ahh, por cierto, creo que iré a entrenar Quidditch con Harry, dijo que tenía que hablarme.

Ok

—mañana me mostrarás el pergamino ese, ¿no?

—Eso espero…

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James y Sirius habían llegado al Sauce Boxeador, ambos jadeaban por haber huido tan rápidamente. La frescura del viento por primera vez les caló la piel, ya que habían vuelto a ser humanos para buscar la manera de introducirse al pasadizo de la Casa de los Gritos. La luna llena resplandecía a lo lejos, era un pegoste de luz con forma de perla que irradiaba niebla blanca, hacía que los árboles parecieran masas de verdes difuminabas, le daba a todo un aire romántico, espeluznante y virginal muy inspirador.

—¡Accio leño! — dijo Sirius-joven, moviendo la varita. Un leño delgado y recto salió disparado directo a Simus, quien lo cogió con su mano libre —Listo James, ¿recuerdas la contraseña?

—Creo que era Ranas de Chocolate— recordó James.

Simus se remangó la túnica, alzó la vara…

Prongs, ¿trajiste dosis de la poción de la metamorfosis para alargar el hechizo unas dos horas?

—Sí, no soy un olvidadizo como otros; date prisa ¿Quieres?, tengo frío.

—¡Ranas de…! ¡WOOOOOW! — Sirius interrumpió el hechizo de la contraseña cuando vio salir del sauce boxeador a un hombre lobo enloquecido, con la lengua de fuera y los ojos perdidos en euforia.

—¡Moony! — gritaron James y Sirius, aterrorizados

—¡Nos va a matar! — exclamó Sirius.

—Se supone que la poción mata-lobos lo hace manso.

El licántropo movió la cola emocionado, el Sauce Boxeador lo atacó sin piedad, pero el canino humanizado saltó los obstáculos y se lanzó como antílope hacia Prongs y Padfoot.

—¡Conviértete, imbécil! — ordenó James, usando su poder de animago para volverse ciervo.

A Sirius se le cayó la varita de la impresión, cuando se dio cuenta hizo el intento de recogerla, pero los nervios lo derrotaron y de repente sintió que dos patas lo tumbaban al suelo.

Moony! – gritó Sirius —¡Moony, reacciona!

Prongs acercó su cornamenta de manera amenazante hacia Moony para proteger a su mejor amigo, sin embargo se detuvo al notar que Moony lamía de gozo el rostro de Sirius y chillaba de alegría.

—¿Qué rayos le pasa a Moony, Prongs? — preguntó Sirius —Ah, ya te convertiste… ¡Moony, hazte a un lado!

Moony aulló sobre el pecho de Sirius, después saltó de él y se alejó totalmente enloquecido, con los ojos de licántropo alterados, el pelo erizado, la nariz chorreante.

Sirius se sentó de golpe, le dolía el vientre por el golpe de las patas. El joven miró que Prongs le hacía una seña y corría tras el hombre lobo.

—Muy cierto, Prongs, la actitud de Moony no me trae muy buena espina— Sirius se convirtió en Padfoot.

Siguió a sus amigos a través del Bosque Prohibido.

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Tiesa. Asfixiante. Morada… un delirio.

La piel rosada perdía color a cada momento, las venas se volvían lilas y explotaban dentro de la piel, haciéndole moretes. La nariz estaba reseca, de ella Salía un ligero humo transparente que le chupaba algo interno. Los cabellos largos, blancos, estaban parados y duros, parecían escobas; todo él estaba paralizado, con los ojos abiertos y perdidos.

Albus Dumbledore estaba siendo absorbido por una pesadilla que había iniciado el verano pasado, cuando había ingresado a la prisión de Azkaban… ahí lo había besado un Dementor comandado por Voldemort y los mortífagos.

Le dolía mucho estar ahí, ser una estatua. La nariz expulsaba su alma. El alma que alimentaba al viento, al cielo, a los Dementores.

Fletcher se encaminó hasta él.

—Debimos haberlo acostado hace días…

—Ahora está muy duro para hacerlo— susurró McGonagall, con los ojos húmedos. Había tomado entre sus manos la de su Director, la del jefe de la Orden del Fénix.

—Albus, ¿puedes oírme?, me temo que tendré que aplicarte el remedio que ya sabes… ¿lo entiendes verdad?

El Director abrió la boca lentamente, pero no dijo nada, fue su movimiento de cabeza lo que le hizo comprender a Mundugus la respuesta.

—¡Oh no! — exclamó Minerva, horrorizada.

—No hay remedio… Minerva, llama a todos los miembros de la Orden del Fénix.

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Tras un ruido bofo y descuidado que le había dolido mucho, Harry descubrió que se había caído de la cama enrollado en la sábana. Estaba sudando. En sólo segundos recordó que había estado soñando con la pesadilla de siempre, pero con detalles nuevos: había un hombre gritando entre los pasillos del departamento de los misterios, ¿El departamento de misterios?, Harry no supo precisar desde cuando sabía que ese pasillo era ése lugar, eso se lo había dicho su propia mente, o al menos eso quiso creerse. Pensó un poco en la Oclumancia, ¿y si Voldemort le estaba metiendo cosas a la cabeza?, Harry negó con fuerza, como si con eso pudiera impedir algo.

Se levantó con pereza para sentarse en la cama, era sábado y por lo tanto no tenía porqué levantarse tan temprano. Estaba más a gusto consigo mismo: el día de ayer había participado en la ED, luego había entrenado quidditch con Ron y le había dicho todo lo que había platicado con Hermione; todo menos el beso, claro está.

Harry se sentó en el colchón, cuando iba a recargarse en él para pegar la pestaña, notó que Ron no estaba en su cama. Parpadeó un par de veces y paseó su mirada esmeralda.

—¿Ron? ¿A dónde vas? — preguntó al descubrir que el pelirrojo iba rumbo a la salida del cuarto.

—Ehh, hola Harry— saludó con algo de miedo —Voy a dar una vuelta por ahí, ya sabes, porque soy prefecto.

—Te acompaño— dijo Harry, saliendo de la cama—, acabo de tener una pesadilla y quiero platicártela.

—¿Y no prefieres dormir?, ¡si yo pudiera me quedaría dormido!

—¿No quieres que te acompañe?

—No no, ¿cómo crees?, vístete y te esperaremos en la sala común.

—¿Te esperaremos?

—Es que Hermione también viene.

Ron salió de la habitación con algo de prisa; Harry supuso que sus amigos nuevamente tramaban algo, "esta vez voy a descubrirlo, ¡tengo como propósito saber qué rayos traman Ron y Hermione con Jim McGonagall y sus hermanos!".

Se vistió a toda velocidad y alcanzó a sus amigos en la sala común. Ambos lucían serios, e incluso, cuando bajaba las escaleras, los oyó murmurar.

—… no creo que pase algo, sólo vamos a ver… después de todo ya amaneció…— decía Hermione.

—Sí, no pasa nada—agregó Ron—, no tiene porqué descubrirlo.

—Buenos días— interrumpió Harry, haciendo gesto de despistado.

—¡Ah, hola Harry!

—¿A dónde iremos?

—Pues a echar un vistazo fuera del colegio, ¡y a saludar a Hagrid, claro!

Los tres chicos salieron rumbo a la cabaña del guardabosques.

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La enramada del Bosque Prohibido se diluyó un poco por el sol claro y liviano de la mañana sabatina; de los setos y arbustos, la figura de un joven hizo asomar su cabeza entre las matas. Una sonrisa demente, hasta infantil, estaba enmarcada en su rostro generalmente repleto de serenidad; él parecía severamente afectado de felicidad, con sus ojos perspicaces buscando diversión en el ambiente. ()

—¡Atrápalo, Sirius! — gritó James, con unas ojeras opacas bajo sus ojos.

—Esto… es… una… ¡pesadilla, Prongs! — opinó Sirius, echando la carrera tras un joven de piel pálida.

—¡Tenemos que atraparlo antes de que vaya rumbo al castillo! ¡Hay que darle la extensión de la metamorfosis!

—¡Eso es lo de menos, hay qué vestirlo!

James corrió lo más que pudo, Sirius lo siguió. Cuando estaban cerca de Remus, saltaron hacia él y lo apresaron de las piernas.

—¡Moony, ya! ¡cálmate!

—¡Es que todo es tan divertido! — gritó Remus, con la boca abierta.

James aprovechó ese instante y vació la extensión pócima de la metamorfosis en Remus, quien en un dos por tres se convirtió en Rerius (el efecto duraría poco tiempo, pero ayudaría).

—¡Por fin!, al menos ya tiene su identidad falsa— suspiró Sirius, aferrado a la pierna de Rerius. — ¿Y la ropa dónde quedó?

—No tengo idea.

—¿Qué vamos a hacer con Remus, James?

—¡Vamos a jugar, chicos! — gritó el licántropo.

—Déjame pensar…— musitó James, enojado —, ¡todo esto es culpa de Snape!, si Remus está así es por culpa de esa serpiente de grasa.

—¿Quieres decir que Snivellus alteró la poción mata-lobos para enloquecer a Moony?

—Sí, ¡te lo aseguro!; quiso vengarse de mí con esta bromita de mal gusto.

—Y vaya que le atinó, fue la luna llena más infeliz de mi vida, ¡nos la pasamos persiguiendo a Moony para que no hiciera locuras! ¡Casi llegamos a Hogsmeade!

—Ya no quiero pensar en ello, fue una suerte que estuvimos ahí, para cuidarlo— dijo James.

—¡Ese Snivellus me las va a pagar!

—Hay que llevar a Remus a la enfermería, pero antes hay que conseguir ropa.

—Cierto, no podemos llevarlo si está desnudo.

—Cúbrelo con esos arbustos, Padfoot, yo iré a ver si no hay estudiantes por ahí.

James dejó de sujetar a Moony, cosa que resintió Sirius, pues el canelo se movía como licuadora y no podía sujetarlo con fuerza.

Prongs se despeinó la cabeza, quiso acomodarse los lentes pero de nuevo cayó en cuenta de que estaba influenciado por la metamorfosis, "diablos, extraño la miopía" admitió para sí mismo. Caminó hacia la cabaña de Hagrid, con los pies cansados y la mirada perdida "A lo mejor Hagrid puede ayudarnos".

—¡Diez puntos menos para Gryffindor! — escuchó James (Jim) que le decían.

Alzó la vista y se topó con la cara enfadada de Hermione junto con Ron y Harry.

—¡Madre mía!, ¿qué hacen ustedes aquí? — preguntó con el corazón desbordante de miedo, Remus y Sirius estaban muy cerca.

—Te invierto la pregunta, Jim, ¿qué haces saliendo del Bosque Prohibido a esta hora?— cuestionó la muchacha, algo tensa… ella sabía muy bien qué hacía James saliendo de allí, pero Harry tenía que ignorarlo.

—Ahhh, hermosa prefecta, ¿que si dónde estábamos?, ¡buena pregunta!, ¿Cierto Jimmy? — indagó entre risas maniáticas Simus, salido de la nada.

—¡Simus! — se impactó Jim, con los sentidos desorbitados; se acercó a su camarada del alma y le secreteó—: imbécil, ¿qué pasó con Rerius?

—Lo noqueé…— susurró Sirius.

Hermione frunció el ceño.

—Les dije que salir del colegio era una prohibición.

—Ah, claro, lo olvidamos— dijo Simus —, a veces tenemos mala memoria…

—Si no le dan una respuesta más convincente, creo que Hermione le quitará muchos puntos a Gryffindor… — advirtió Ron.

—¡¡Ron, tú también eres prefecto!! —renegó Hermione, mientras Harry veía tranquilamente el bello fondo que ofrecía el Bosque Prohibido—Se supone que debes ayudarme a reprenderlos, ¡Ellos ponen la escuela de cabeza!, y estoy segura de que no estaban haciendo nada bueno en el Bosque Prohibido, ¡Porque de ahí justamente salieron!

Harry suspiró ante la posible discusión que nacería entre sus dos mejores amigos; por un momento observó las túnicas rasgadas de Jim y Simus McGonagall, tenían pinta de haber estado haciendo algo peligroso por los alrededores.

—A todo esto…—dijo Harry—¿En dónde está Rerius?

—¡Rerius! —rió nerviosamente Padfoot, era imposible contarle a Harry que él y 'sus hermanos' habían estado gozando de la luna llena con Remus Lupin convertido en licántropo y ellos en animagos… además, esa noche sí que había sido extravagante.

—Rerius no se sentía muy bien hoy, ¿verdad Simus? —habló Jim, ante la mirada suspicaz de Harry Potter. Simus cabeceó nervioso, Jim prosiguió: —Debe haber ido a la enfermería con la señora Promfey.

—Hermione, no deberías quitarles puntos—dijo Ron—. Si te pones a pensar, nosotros hemos entrado al bosque…

Ron siguió hablando para suavizar la incómoda situación, pero el interés de Harry dejó de oírlo, sentía que algo le vibraba en el pecho; por una razón desconocida, el Bosque Prohibido se veía muy especial esa mañana.

La verde vista del vástago de los Potter cambió de ángulo, de entre los arbustos distinguió la cabeza castaña del llamado Rerius. A pesar de la distancia, Harry notó que Rerius lucía ligeramente diferente, sus ojos, a pesar de estar hundidos y desgastados, mostraban un brillo sobrenatural, mientras que sus manos delgadas y raspadas saludaban con euforia a Harry.

—¡HOLA HARRY, ¿QUIERES IR A JUGAR?!

—¿Ese no es Rerius? —apuntó Harry con su derecha.

Sirius y James voltearon al instante y vislumbraron con 'horror' la cara demente de Remus, quien al verlos saltó de los arbustos con mucho ánimo, como si estuviera ebrio.

—¡OH DIOS MÍO! —gritó Hermione, su cara se volvió escarlata—¡Está desnudo!

—¡HEY, HOLA CHICOS! —chilló emocionado Remus, mientras corría alrededor del bosque—¡SOY LIBRE! ¡Viva la libertad!

Sirius soltó la carcajada al ver el cuadro, mientras que Harry y Ron abrieron bien sus bocas, impresionados. Hermione volvió a mugir "Oh Dios mío" e instantáneamente Ron se tornó colorado y le tapó los ojos con enjundia.

—¡No, no lo veas así! —advirtió en actitud celosa, mientras la chica de cabello enmarañado se cubría la boca y las manos de Ron le tapaba la cara.

Para ese entonces Remus seguía corriendo en busca de la libertad, algo debía haberlo afectado, ¡algo terrible le debía haber ocurrido!, pero de cualquier manera eso no le quitaba a Sirius la risa, ya hasta estaba en el suelo, estrujando su vientre mientras el oxígeno se le iba por la carcajada. En ese instante Jim se dio cuenta que sólo él podía ayudar a Remus. Se quitó la capa con presteza.

—¡MOONY! — gritó angustiado, al notar que Remus se alejaba—¡Regresa Moony!, date cuenta ¡Estás desnudo! ¡Vuelve!

Jim corrió tras Remus; Remus gritaba "¡Soy Libre!"; Harry seguía con la boca bien abierta.

Pero la boca de Harry Potter no estaba abierta sólo por la impresión de ver a Rerius como Dios lo había traído al mundo; Harry había oído claramente cuando Jim McGonagall había llamado Moony a Rerius, ¿qué significaba eso?, a lo mejor había escuchado mal, posiblemente tenía tantas ganas de ver a su padrino y al profesor Lupin que estaba confundiendo las cosas.

Ron seguía tapando la visión de Hermione con algo de rudeza, y Sirius estaba revolcándose en el suelo de la risa que poco a poco se iba agotando por la falta de respiración; al fondo, los ecos de la risa maniática de Remus y la voz áspera y regañona de Jim le daban ambientación a la escena.

—¡Ya puedes soltarme, Ron! —pidió Hermione, pues el pelirrojo le estaba aplastando sus globos oculares—. Han corrido tanto que seguramente están lejos.

Ron pareció revisar si en realidad no andaban cerca de ahí y liberó a Hermione algo apenado.

—¡¿Pero qué le sucedió a Rerius?! —indagó todavía muy avergonzada por lo que había visto. Bien… Hermione estaba enterada de que Remus era Rerius, y de que cada mes se convertía en licántropo; lo que no se podía explicar era porqué el pobre chico andaba desnudo por las afueras del colegio y actuaba como demente.

—En verdad que se veía un poco perturbado…—opinó Ron, frunciendo el entrecejo; no sabía cómo podía ayudar a que Harry no se diera cuenta.

—¡Ron! ¡Estaba desnudo! —recordó Hermione.

—Y Jim le dijo Moony…—agregó Harry, tocándose la barbilla con la palma de su mano.

La risa que estaba ahogando a Sirius fue frenada bruscamente por lo que dijo Harry; Sirius se paralizó un momento y se puso de pie algo nervioso. Todavía podían oírse los lejanos coros de Jim y Rerius, que parecían haber vuelto a salir del bosque, pero por otro lado "Moony, ¡¿qué rayos te pasa?, vuelve acá!" exclamaba Jim entre preocupado y desesperado. Los chicos claramente oyeron que Rerius reía más ruidosamente "Jajajaja, James, es gracioso, estoy desnudo… ¡Vamos a nadar al Lago con el calamar gigante!" "No Moony, no seas irracional, hace frío"------SPLASH------. Después de ese extraño y escuálido 'Splash', el trío de Gryffindor y el joven Padfoot ya no escucharon nada más.

—¿Y si nos vamos a desayunar? — interrumpió Hermione, tensa y pálida.

—¡Sí!, ¡buena idea! — apoyó Ron, con las orejas rojas.

Harry, ausente de las propuestas de sus amigos, estaba muy lejos de comulgar con ellos.

—Le dijo…— mencionó Harry, pero inmediatamente negó con pesadumbre "Rerius le dijo James a Jim, justo, justo como se llamó mi… pero, en verdad, debo de dejar de imaginar que escucho cosas, ¡maldición, le dijo James! ¡Y Jim se sacude el cabello y juega con la snitch!" —… nada; es decir, lo olvidé.

Simus tenía los ojos un poco extraviados, Hermione y Ron habían quedado callados; Harry esperaba una explicación.

—Es que… verán… a veces, sucede que REMuu, ¡es decir! ¡Rerius!, JAJA, pues… — trató de hablar Simus.

—Podría jurar que oí que Jim le decía Moony a Rerius—argumentó Harry, cruzando los brazos. —Además, ¿qué sucedió con Rerius? ¿Qué le ha pasado?, él parece estar fuera de sus cabales.

—Es que… Rerius, el buen Rerius, ¡Es alcohólico! —improvisó Simus, pero ni él mismo se lo creyó —. Posiblemente su reacción se deba a… encantamientos alucinógenos o algo así.

A lo lejos se oyó un grito de felicidad, un gruñido; hubo un extraño silencio entre los personajes. Segundos después Jim se acercó a los chicos, estaba completamente mojado, sin su capa, la corbata amarilla y roja de Gryffindor tenía su nudo destruido y la tela goteaba frenéticamente. Los cabellos del chico estaban embarrados y sus cejas fruncidas de la desesperación. James jalaba su capa, que envolvía a Remus como si fuera una camisa de fuerza. En tanto Lupin, todavía trastornado, sonreía a los cuatro vientos y emitía absurdos comentarios. Tenía la piel azulosa y temblaba, convulsionando de la felicidad.

—Pagará caro quien le haya hecho esto—rugió Jim, mientras arrastraba a su supuesto hermano por los escarchados suelos del Hogwarts—¡Debió ser Snivellus!

Rerius reía tontamente mientras repetía

—Neumonía, jajajaja, ¿Ya viste Prongs?, ¡Desnudo! ¡Totalmente desnudo!, ¡Genial James!, la desnudez, la libertad, ¡Neumonía!

—Ya, calmado Moony—rogó James—¡No digas eso!

Al parecer Jim había olvidado totalmente a quienes se acercaban, su única preocupación era llevar a Remus a la enfermería y planear venganza. Por el contrario, Sirius emitió un chillido aterrorizado.

—¡Ustedes dos cierren su boca, HERMANOS! —amenazó, riendo estúpidamente mientras corría y sujetaba otro pedazo de la túnica con la que James cubría la desnudez de Lunático.

Jim volteó hacia Harry, sus miradas chocaron unos instantes, pero James bajó la vista y se puso pálido, como la cera líquida. Harry se sintió incómodo, la sangre de su ser estaba hirviendo, como si el secreto estuviera cociéndose a fuego lento y estuviera listo para servirse de cena.

—¿Cómo es que se han llamado? — preguntó Harry; ya no sabía si estaba escuchando mal, ¡todo estaba resultando más bizarro que su terrible pesadilla!

—Creo… creo que Rerrrrrius, no se siente muy bien hoy, ¿verdad hermanito?; necesitamos llevarlo a la enfermería. — argumentó Jim, con torpeza. Por culpa de su cansancio había metido la pata y se sentía falta por ello.

—Definitivamente alguien debe haberlo… alterado—dijo Simus mientras se mordía los labios para evitar soltar la risa de nueva cuenta (risa nerviosa, por supuesto).

—¡Padfoot! —gritó Remus, riéndose ampliamente, con su mirada perdida en alucinaciones—¡Libre, libre!

Jim sacó rápidamente su varita, apuntó al cráneo de Rerius. "Lamento esto, Remus"

—¡Petrificus totalus! — dijo quedamente mientras el cuerpo de Lupin se paralizaba dejando la sonrisa demente, impresa en la petrificación.

Simus enrolló rápidamente a Remus, estaba sonriendo, por la incertidumbre; Jim también sonreía sin saber qué hacer… Ron y Hermione estaban paralizados; Harry seguía impresionado por lo que acababa de oír.

—Y, entonces…—comenzó a decir Jim, dándose la vuelta lentamente.

—… ¡Adiós! —complemento Simus, y así, con Remus a cuestas, desaparecieron corriendo como un par de maleantes.

—¡Esperen un momento! — gritó Harry, reaccionando.

—Ha-Harry, déjalo-s iir, m-mejorr, va-vamos a de-sayun-ar — pidió Hermione, sujetando con timidez la túnica de su amigo.

Pero Harry no estaba para juegos, la verdad estaba tan cerca, la sentía dentro de su vientre, en la garganta, a punto de conocerla.

—¡De ninguna manera!, ¡Ustedes dos creen que no me he dado cuenta de lo que aquí sucede, ¿verdad?!, ¡pues no soy tan estúpido!, ¡no pueden hacer nada para evitar que me entere! —gritó Harry, anhelante —¡Los oí claramente, se decían los apodos de los merodeadores! ¡Hablaron de mi padre!

—Harry…

—¡Ron, ¿es esto lo que me has ocultado?!

—Harry, ¡es que…!

—Pues sabes qué, no necesito que ni tú ni Hermione me lo digan, ¡voy a encarar a esos tres y haré que me griten la verdad! ¡Quiero que se reviente ese maldito secreto!

--

La figura petrificada del joven Remus Lupin comenzó a blandecerse un poco, los ojos tiritaron las pupilas, y pestañeó. En breves minutos recuperaría el color coloquial de Remus, el cabello estaría moldeable y el joven recuperaría el conocimiento.

—Es una suerte que conozcamos un contrahechizo tan sencillo—murmuró Sirius, al ver que James, con su varita, estaba haciendo que Moony recuperara el conocimiento y los movimientos corporales.

—¿Por qué estará vacía la cabaña de Hagrid?, me parece muy temprano como para que haya salido.

—Hagrid ha estado muy misterioso, ¡hey! — dijo Sirius, asomándose por la ventana de la humilde pocilga del buen Hagrid —, Harry acaba de pasar por aquí, seguro nos está buscando.

—¿Qué diablos voy a decirle?, metimos la pata.

—No lo sé, Prongs

—¡Voy a decirle la verdad! — exclamó de pronto el joven animago—, no me importa si Dumbledore o Fletcher se enojan, ¡le diré la verdad a Harry y punto final a todo este desmadre!

—Bien dicho, Prongs, te apoyo— dijo Padfoot, con la atención puesta a las afueras de la cabaña.

—Pero antes tenemos qué planear la venganza contra Snape, ¡si cree que lo que le hizo a Remus queda sin saldar está muy equivocado!, ¡le voy a robar ese Pensandero y voy a exhibir su peor recuerdo por todo el colegio para que sea el hazmerreír de todos! — añadió el futuro padre de Harry con acopio.

—Cuenta conmigo para eso, va a ser muy divertido—opinó Sirius—, oye James, la hermosa prefecta y Ronnie vienen por aquí, ¿los llamo?

—Sí, quiero pedirles que traigan a Harry para acá, ¡le diré todo aquí mismo!

—¡Voy por ellos! — dijo Sirius, saliendo de la cabaña.

James terminó el contra hechizo de la petrificación, Remus fue cobrando sentido con lentitud: primero se movieron las manos, después el chico cerró la boca, frunció las cejas y volvió a parpadear los ojos.

—¿En dónde estoy? — preguntó al tiempo que se sentaba.

—En la cabaña de Hagrid, claro está— informó James—, Mira, vístete con mi túnica mientras regresamos a la torre, ¿sí?

Remus asintió, tenía una enorme molestia en la cabeza.

—Siento como si hubiera bebido unas cuarenta cervezas de mantequilla, ¿qué hacemos aquí, James?

—Eh, si te soy sincero, creo que es mejor que no preguntes, Remus; no te resultaría muy agradable.

El joven Lupin se apachurró la cabeza con sus manos, se puso la túnica de James sobre su cuerpo y suspiró confundido por la situación. Se sentía tan extraño que estaba de acuerdo con Prongs, era mejor no hacer preguntas.

La casa de Hagrid goteaba, la madera húmeda olía a mañana de otoño; Fang, el perro, dormía junto a la chimenea.

—¿Dónde está Hagrid, James?

—No está en la cabaña, seguro está haciendo sus deberes matutinos.

El chirriante sonido de la puerta hizo que la desganada conversación se interrumpiera; Sirius y los dos mejores amigos de Harry entraron con cautela y se dirigieron hacia donde estaban el licántropo y James Potter.

—Ya estamos de vuelta, ¿no ha aparecido Hagrid?

—No— dijo James, de manera breve—, pero Remus ha despertado.

Remus notó que Hermione se enrojecía al verlo y que Ron hacía una mueca de mal gusto en su rostro pecoso.

—¿Pasa algo? — preguntó expectante.

—Claro que no pasa nada, ¿cierto, Ronald? — dijo James.

—Ehh, nada de nada— contestó Ron.

—James quiere decirle a Harry toda la verdad— explicó Sirius—, quiere citarlo aquí mismo.

—¿¡Están locos?! — gritó Hermione—, ¡no podemos hacer eso, nos lo prohibió el profesor Dumbledore!

—Dumbledore está tan enfermo que seguro que estas cosas ya no le importan.

—¿Enfermo?, ¿y cómo lo saben?

James y Sirius encogieron los hombros.

—Hermione, entendemos tu postura, pero después de todo es la decisión de James, y Harry es su hijo— dijo Sirius —, debemos apoyarlo.

—Harry no se creerá nada— dijo Hermione Granger, temblando—, ustedes lucen como los sobrinos de la profesora McGonagall…

—El efecto de la metamorfosis pasará dentro de poco; no hemos tomado la nueva dosis, lo único que hicimos fue beber una extensión de la poción, para emergencias.

—¡Si ustedes no hubieran desobedecido! ¡Si no se hubieran ido a pasar la luna llena con Remus, Harry no nos habría descubierto! —lamentó Hermione. Los tres merodeadores presentes bajaron la cabeza, desilusionados y fatigados.

—Le llamaré a Harry— dijo Ron.

Ron sintió que unas manos lo detenían, era Hermione.

—Espera un poco, Ron— rogó Hermione, dubitativa—, antes de que le llamen a Harry, quiero mostrarles… algo…

—¿Hablas del pergamino verde? — preguntó Ron.

Hermione Granger asintió, los otros tres presentes alzaron la ceja como si fueran trillizos.

—¿Qué pergamino? — preguntó Remus-joven.

—Hermione se lo arrebató a Scabbers el día en que éste entró al colegio— explicó Ron.

—¿Scabbers es Wormtail, cierto? — preguntó Jim.

—… sí.

—¡Es verdad!, Wormtail traía un pergamino cuando lo encontramos, ¡hasta ahora caigo en cuenta de eso! — recordó Sirius.

—¡Hermione, ¿por qué no nos habías dicho?! — protestó Remus, en tono educado.

—El pergamino tiene magia muy poderosa— explicó Hermione—, aún no sé qué pasará si lo vuelvo a abrir…

—¡Muéstralo, por favor! — pidió Jim, el corazón comenzaba a latirle de manera arrítmica.

—He estado estudiándolo, el pergamino tiene una magia similar a la del mapa del merodeador, pero mucho más avanzada… adentro de él, no hay sólo palabras, ni mapas, ¡sino personas!... ahora estoy segura de que es un pergamino que los está buscando a ustedes, ¡que está buscando a Harry!

Hermione sacó de su túnica un pergamino verde esmeralda, estaba algo maltratado pero resplandecía con fuerza, con luz de oro. La brujita lo comenzó a abrir, las manos le temblaban. Cuando por fin lo hubo desenrollado, ella se alejó del pergamino, que permaneció suspendido en el aire.

—¡Maravilloso! — dijo Sirius—, ¡nunca había visto algo igual!, si fue hecho a partir de una magia similar a la del mapa del merodeador, ¡posiblemente algún día podremos hacer uno!

Remus le asintió a Sirius, pero James, ajeno a cualquier conversación, sintió que el pecho se le envaraba. El padre del niño que vivió se acercó de manera zombi hacia el pergamino, los demás lo miraron curiosos y lo siguieron; James se instaló delante del arrugado papel y lo tocó.

Una esfera de luz explotó del pergamino, después, unas letras doradas comenzaron a formar la frase:

James Potter, ¿quieres ayudarnos a cambiar la historia?... Estamos contigo, tú nos estás buscando… queremos estar con Harry, ¿Vas a cambiar la historia?>>

James asintió de manera inconsciente.

—Este pergamino, me busca a mí…

James, ¿vas a cambiar la historia? >>

James Potter se talló los ojos.

—¡Sí, por supuesto que sí! — dijo con coraje, decisión. —¡Haré lo que sea con tal de cambiar esta historia!

El pergamino volvió a brillar con intensidad; la luz estalló desde el corazón del documento, cegando a todos por un instante. La cabaña de Hagrid se convirtió en un haz de luz que atravesó las paredes y voló hacia el cielo, fue justo en ese momento que los chicos comenzaron a oír el canto de un fénix.

—¿Escuchan?, ¡es el canto de un fénix!

—¿Es Fawkes?

—No… no está cantando— dijo James, con lágrimas en los ojos—… ahora lo entiendo todo, ¡no canta, está llorando!

La preciosa y llameante figura de Fawkes, el fénix de Dumbledore, entró por la ventana de la cabaña de Hagrid y voló directo al interior del pergamino verde.

--

La enfermería estaba vacía. No había rastro de madame Pomfrey, no había ningún chico herido o enfermo. A Harry no le gustó el olor de la enfermería vacía. Sin tener una pista de dónde buscar, Harry fue hacia la torre de Gryffindor. Eran las siete de la mañana y todo lucía extrañamente silencioso: sin fantasmas, sin prefectos y sin las sombras de la Orden del Fénix. Cualquier ruido se oía peligroso, desde el aire flácido hasta el sonido de las hojas. Harry no lo comprendía, el cielo se estaba poniendo negro.

Se recargó en una pared cercana al retrato de la señora Gorda, cerró los ojos.

"Sí… se trata de un mareo" se dijo el joven de la cicatriz, crispando los dedos "Todo está tan distorsionado porque algo no va bien conmigo".

Sin perder el conocimiento, pero aún con el suelo en movimiento y las tinieblas en las nubes, Harry comenzó a soñar despierto con el largo pasillo y las distintas habitaciones del departamento de los misterios; en una de ellas había muchas veladoras, en otra había una alberca con cerebros flotantes… y las puertas giraban, y por todos lados había gritos y máscaras… a lo lejos vio una esfera de cristal muy bonita… su mano se acercó a ella, ¡ya casi la tenía!, iba a tocarla cuando sintió una fuerte sacudida.

—¡Harry, Harry despierta!

—¿Eh?

—Menos mal, sólo estabas dormido; ¡se hace tarde, ven conmigo!

—¿George?

—¡Harry, no seas insensible!, ¡soy Fred! — Harry se talló los ojos varias veces, hasta que la figura de Fred Weasley quedó perfectamente delimitada. Para su suerte se había recuperado de su mareo.

—¿Sucede algo, Fred? — preguntó Harry, pues la cara que mostraba el mellizo estaba algo seria, bueno, ¡muy seria si se analizaba que era Fred Weasley!

—Ven conmigo, tenemos qué hablarte.

Fred agarró el brazo de Harry y lo arrastró por varios pasillos; el colegio seguía silencioso, sin muchos alumnos rondando por ahí.

—¿Qué es lo que pasa, Fred?

Fred Weasley no contestó hasta que llegaron al pasadizo de la bruja tuerta.

—¿Quieres ir a Hogsmeade?

—No podría, aunque quisiera, el pasadizo está cerrado. Sólo estamos buscando un lugar para platicar.

Harry y Fred cruzaron el pasadizo, el cuál mostraba un túnel de dos metros que estaba bloqueado por piedras.

—¿George? ¡Ginny? — saludó Harry, confundido. George tenía la misma cara de funeral que Fred, su mano sostenía la Ginny con fuerza, pero la chica tenía rostro de interrogación.

—¿Ya vas a decirme qué es lo que pasa, George? — preguntó Ginny, enojada.

—Sí, ahora sí— dijo George, soltando a su hermanita—, después de todo los demás están fuera del castillo.

—¿Qué es lo que les pasa a ustedes dos? — indagó Harry.

—Hey, tranquilo Harry, sólo estamos aquí para ayudar— dijo Fred— ¿No es así, George?

—Por supuesto que sí, estamos aquí para que lo sepas todo de una vez, antes de que sea demasiado tarde.

—¡¿Cómo que demasiado tarde?! — se exaltó Ginny.

—Las cosas no andan muy bien en el colegio— mencionó George—, hemos estado enterándonos… y estamos seguros de que hoy habrá un volcán en erupción…

—Es decir, muchos problemas— explicó Fred.

—Al final de cuentas las orejas extensibles nos fueron de mucha más utilidad que los sortilegios Weasley…

—Bueno, George, no seas tan dramático— corrigió Fred.

—¿De qué se han estado enterando?

—Harry, ¿te das cuenta de lo silencioso que está hoy el colegio?, ni siquiera se puede ver a los miembros de la Orden vigilándonos…

—Eso es porque ha ocurrido algo terrible…

—¿Qué cosa, hermanos?

—El Beso del Dementor, está matando a Dumbledore— dijo George—, se cree que Dumbledore morirá hoy, pero eso no es todo, ¡si Dumbledore muere el colegio estará desprotegido!, y de eso está enterado Quien-ustedes-saben.

—¡No lo puedo creer! — gritó Ginny.

—La Orden del Fénix nos defenderá, pero…

—Nada es seguro todavía.

—¿Quieres decir que habrá un ataque mortífago hoy? — preguntó Harry, desesperado. Tenía un nudo en la garganta, pero no sentía tristeza por la noticia de la posible muerte de Dumbledore. —¿De quién han oído eso?

—De la Orden, con las orejas extensibles. — dijo Fred —¡Era nuestro deber avistarles!, y nuestro deber será el de proteger la torre de Gryffindor…

—En todo caso, deberíamos evacuar el colegio cuanto antes.

—Sí, Ginny, pero no sabemos si los mortífagos están afuera, si nos ven huir podrían matarnos… aunque nos pese, tenemos qué esperar a que los miembros de la Orden del Fénix nos den instrucciones— lamentó George.

Harry sintió que estaba sudando.

—¡Debo decirles a Hermione y Ron!

—Espera Harry, aún no hemos terminado, George y yo queremos darte algo— mencionó Fred, mostrando de repente un pergamino.

—¡Es el mapa del merodeador! — gritó Harry — ¿Ustedes lo tenían?

—¿Qué te puedo decir, Harry?, podría decirse que no, pero aquí te lo entregamos, como hace un par de años— sinceró uno de los gemelos, sonriendo —, ese día te dijimos que este pequeñín era el secreto de nuestro éxito ¿Verdad?

—… sí.

—Y te dijimos que los señores Moony, Wormtail, Padfoot y Prongs eran hombres nobles que trabajaron sin descanso para nuestra generación, ¿cierto?

—¿Qué quieren decir con todo esto? — preguntó Harry.

—No me preguntes a mí — dijo Ginny.

—Y de verdad que son estupendos esos chicos, ¿cierto Fred?

—Verdaderamente, son geniales, George, casi logran engañarnos.

—Y eso que son nuestros héroes…

—Y por eso mismo hacemos esto.

Fred le entregó el mapa a Harry.

—Cuando abras el mapa, Harry, vas a entender muchas cosas— explicó —, George y yo estuvimos trabajando toda la noche para quitarle el hechizo que esos tres le habían puesto para que no te dieras cuenta.

—Así que con una leve mirada entenderás todo… digo yo, si vamos a enfrentarnos a un ejército de mortífagos, lo menos que podemos hacer es darte un poco de alegría.

—Ehh… gracias. — dijo Harry sin comprender bien lo que estaba ocurriendo.

—Nosotros nos retiramos, si ves a Ron, por favor dile que se resguarde en la torre de Gryffindor, ¡ahí estaremos nosotros tres!

Fred y George jalaron a Ginny y salieron del pasadizo de la bruja tuerta. Harry quedó a oscuras, con el pergamino en manos y las dudas en la cabeza.

—¡Lumos! — el pasadizo quedó iluminado, Harry abrió el mapa del merodeador y dijo:— juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

El mapa del merodeador comenzó a dibujarse. Los trazos fueron formando el castillo, sus torres, el gran comedor… en la oficina de Dumbledore había una masa de personas, es decir, había tantos puntos que no decían el nombre. Se fue trazando el exterior del colegio: el Bosque Prohibido, el lago del calamar gigante, la cabaña de Hagrid…

—¡La cabaña de Hagrid! — dijo Harry, entumido del espasmo.

Ahí estaba todo. El mapa no mentía. En la cabaña de Hagrid había varios puntos, que asemejaban a personas: uno decía Ron Weasley, otro Hermione Granger, otro Fawkes… también había uno con el nombre de Sirius Black, un segundo con el nombre de Remus Lupin y un tercero con…

¡Con el nombre de James Potter!

Harry soltó el mapa, que cayó directito al suelo; se volvió asomar, ¡de nuevo decía James Potter!... pero no podía ser, su padre estaba muerto, ¡su padre estaba muerto!

El recuerdo de Jim McGonagall vino a la memoria de Harry inmediatamente: rememoró cómo se despeinaba el cabello, cómo se hacía notar, cómo jugaba con la snitch dorada.

¡Decía James Potter! ¡James Potter!

« —Harry Potter, ¿qué sabes tú de tu padre?, ¡no seas ridículo!... ¡Tú lo desprecias por lo que viste hoy!, y tal vez tengas razón, ¡tal vez sea un estúpido presumido y Lily lo odie!... ¡Pero que no se te olvide que tus padres están muertos… ¡Muertos por protegerte!!, y lo único que veo es que eres infeliz y te quedas estancado en tu infelicidad, ¿y crees que eso los hace felices a ellos?...

Harry Potter guardó el mapa del merodeador en su bolsillo sin decir 'travesura realizada'. Se secó una lágrima y sonrió brevemente.

Todo estaba suficientemente claro.

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F i n d e l a S e g u n d a P a r t e

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Esta historia continuará en el capítulo titulado: El triángulo Potter y la Letanía del Beso del Dementor.

Notas2.- ¡Vaya!, ya se me estaba haciendo largo el asunto… tuve qué pararle aquí, a pesar de que la siguiente escena es una de las que más me gustan, . Espero que este cap haya cubierto sus necesidades; en realidad pasaron muchas cosas: fue Luna Llena, y Snape se vengó por lo del recuerdo del pensadero, se formó la ED, salió Lupin-adulto en casa de Arabella Figg y habló del famoso juicio, a Sirius-adulto lo convirtieron en gato con la metamorfosis para que no lo descubrieran, la enfermedad de Dumbledore empeoró, Mundugus Fletcher les avisó a los merodeadores que el giratiempo no tenía nada, Voldie planea un ataque en Hogwarts, Harry tiene una escena especial con Hermione, Hermione y Ron le muestran el pergamino verde a James, aparece Fakwes… pero sobretodo, gracias a los gemelos Weasley y a las imprudencias de Moony-drogado (pobrecillo!), ¡Harry se dio cuenta!, leyó el nombre de James Potter y todo le quedó más claro que antes… habrá que ver qué pasa ahora, ¿no?

Jeje, ojalá les haya agradado, por favor, déjenme sus comentarios, me encantaría saber qué opinan de mis locuras.

() La idea de "Remus libre" –así se llama parte del capítulo- consistía en que a Remus lo iba a drogar Snape para vengarse de los merodeadores, en el fic esa parte quedó algo apresurada, y posiblemente tanto eso, como lo de la ED, estén "de más"; pero esas dos cosas las había pensado muchoooo, desde que el fic nació, así que de alguna u otra manera las puse, espero no hayan quedado tan mal. De cualquier manera en el próximo capítulo habrá situaciones mucho más interesantes.

Contestación de Reviews:

c-erika.- ¡Hola Erika!, gracuas por leer mi historia, tus comentarios me animan mucho. Espero este nuevo capi te haya gustado, creo que las dudas todavía no se resuelve pero eso irá fluyendo poco a poco. Muy pronto saldrá Lily y justo como crees, ella ayudará a cambiar el destino, en definitiva, la historia debe cambiar!. Yo también creo que Lily y Hermio se parecen, a lo mejor por eso ambas me caen tan bien. ¡Hasta la próxima y feliz año 2005!

ChIk-SoAd.- ¡Feliz año!, muchas gracias por seguir Girahistoria… ¿Sabes?, a mí Snape también me da algo de pena, pero así es la vida (jeje), y bueno, ya se vengó. Mh, pues no creo que mi fic esté en algún personaje en particular, no lo subí así, porque son muchos los personajes importantes en mi trama… de cualquier manera a ver si elijo un personaje, supongo que serían James y Harry. Y en cuanto al romance, pues ya puse algo entre Hermione y Harry, no es suficiente, lo sé, pero es que para que compenetre más en el asunto, tiene que seguir el fic su desarrollo. Suerte en todo y hasta la próxima.

Mary Ann Snape.- ¡Hola!, muchas gracias por seguir mi fic, espero este capítulo haya sido de tu agrado, poco a poco la historia se irá poniendo interesante. ¡Suerte y Feliz Año!

AIOV.-Champs-kun, he aquí el nuevo capi, no me quedó tan kawayezco como yo quería, pero seguro el próximo cap lo haré mejor. ¿Cómo va todo en tu vida?, pues gracias por seguir a Girahistoria, eres el único de mi familia que lo hace y eso lo aprecio mucho. Cuídate mucho y nos vemos en Xamuchiltown… ¿qué onda?, siempre siempre no vienes a GDL?, cuídate mucho y suerte en este 2005. Espero que el fic te siga gustando.

Andy Yogima.- ¡Andy!, qué gusto toparme con tu review, primero que nada: ¡Feliz Año!; muchas gracias por seguir mi fic, amiga, jeje, a pesar de que siempre tardo siglos en subir un cap nuevo tus comentarios me animan mucho. Espero también que todo vaya bien en tu vida, ¡suerte!... mmmh, espero el capi te haya gustado, hubieron muchos conflictos y embrollos, pero al final Harry descubrió el nombre de James en el mapa del merodeador… habrá que ver qué pasa. Y en cuanto a Lily, pues iba a aparecer en este capi pero tuve que cortar la historia o me iba a quedar eterno. Sin duda alguna cuando Lily vea a Harry será más dulce que el encuentro con James, ¿no?; porque ese par tiene una furia potter (como dices tú) tan intensa que terminan riñendo. También voy a explicar sobre el pergamino, su historia y toda la cosa!; bueno, por ahora me despido, te mando un fuerte abrazo y cuídate mucho.

Alais Aladriel.- Alais, ¡Feliz Año!; muchas, pero muchas gracias por tu review, me animaste mucho, me alegra que mi fic te esté gustando, espero que este nuevo capítulo no haya estado tan malo. Como pudiste ver, sigo con las millones de dudas en la trama, no puedo evitarlo, los fics son como círculos viciosos, sin embargo para el próximo capítulo voy a hablar claramente sobre el pergamino verde, la verdad es que tus ideas y teorías están bastante cercanas a las mía, quizá todavía el presente de Harry no se ha decidido )… aunque si te soy sincera soy algo voluble y cambio de planes en último momento. Los espectros o fantasmas de los papás de Harry son, por decirlo así, la clave de todo, y espero poder explicar mis ideas tan bien como lo haces tú en el comentario. Qué te pareció este capi?, al menos Harry ya sabe sobre James, aunque el pobre está que no entiende nada (yo estuviera peor que él, la verdad). Muchas gracias por tu apoyo, espero seguir en contacto… ¡cuídate!

NoodleTK.- ¡Hola!, ¡Feliz año nuevo!, me da mucho gusto tener de nueva cuenta tu comentario, me das muchos ánimos para que yo continúe mis locuras. También espero que esta parte te haya agradado, no quedé muy conforme con el resultado, pero sé que luego el asunto mejorará por los planes que tengo… en cuanto a Remus libre, pues ya viste… Remus libre es algo así como la venganza de Snape por lo del pensadero… técnicamente debió vengarse de James, pero Snape sabe que James quiere mucho a moony (y no lo culpo, Moony es adorable). Como viste Harry ya se enteró, ahora habrá qué ver qué rumbo toma el fic, ) ¡Gracias y cuídate!

Nariko.- Espero que mi fic te siga gustado, ), Harry ya estuvo usando más su cerebro y ha ligado los hechos mucho mejor que en cap pasado, ¿tú que opinas?... y sobre el juicio, pues aún no sé qué pasará!, pero créeme que me encanta Sirius y hasta ahorita no tengo pensado hacerlo sufrir mucho P. Jeje, ahora tengo que irme, pero antes quiero desearte un atrasado pero sincero ¡Feliz 2005!, cuídate y hasta la próxima!

mune-potter.- Hola!, muchas gracias por seguir leyéndome, me alegra que te haya gustado lo del pensadero, jeje, aunque las cosas no le salieron bien a James esa vez. Ojalá este capítulo te haya gustado, pero ya me lo comentarás…, ah,por cierto, lamento la tardanza, espero poder publicar más a menudo… ¡Feliz año! (saludo atrasado, pero sincero! ). Cuídate y hasta pronto.

bella-blackvad.- ¡Feliz año, Bella!, que tengas mucha suerte en este 2005… y ya hablando del fic, lamento la tardanza, sí estuve algo lenta pero no tanto, y también me quedó algo largo el capi, pero espero que te haya gustado ) todavía no revelo lo del pergamino pero eso ya es lo siguiente, trataré de explicar todo lo que mi cerebro maquiavélico planeó. Y sobre Sirius, yo también espero que que grande salga libre y el chico lo ayude a no morir, sería muy lindo que Sirius se salvara a sí mismo. Pues las cosas se complicarán más, porque Harry ya sabe que su padre anda por ahí, a ver que pasa… voy a tratar de actualizar pronto. Muchas gracias por seguir el fic; cuídate!

layla kyoyama.- ¡Layla!, muchas gracias por tu comentario; aprovechando este medio quiero desearte Feliz Año (bueno, estamos a 10 de ene, pero la intención es lo que cuenta). Espero que este capi te haya gustado!, como viste, Harry se medio enteró, habrá que ver qué sucede, ¿no?... y claro, me acordé de ti y apareció algo de la ED, fue un flashazo porque tenía muchas cosas qué poner, pero al menos Los McGonagall no se quedaron con las ganas de ver a Harry de maestro haciendo un patronus de ciervo que fue el orgullo de James. Cuídate mucho, y espero que sigamos en contactos, thanks!

alex black bird.- ¡Hola!, ¿cómo te trata este año nuevo?, espero que todo vaya bien con tu vida. Muchas gracias por tus comentarios, me animas mucho; estuve fuera de la mi ciudad pero he regresado, y te prometo leer tu historia de Ave Negra (sorry la tardanza, pero es que he estado ausente). Espero que este capítulo te haya gustado ), y bueno, hasta la próxima!

Hikari Takaishi Y.- Cielos amiga!, muchas gracias por tu comentario, cualquier review tuyo vale oro para mí, son de esos que te alegran el día y te roban sonrisas, así que muchas gracias por estar pendiente de girahistoria!!!!, ahh, por cierto, espero que este capi te haya gustado, sé que no quedó muy bueno, pero pues… ya me conoces, los bloqueos me asfixian. Jeje, yo también adoro a James, es algo presumido, pero así son muchos chicos a los 15, siempre queriendo impresionar… y sí, el pobre se desploma por Lily, eso se notó a leguas desde el libro 5. En cuanto a Harry, pues bien se dice que de tal palo tal astilla, aunque no del todo, Harry ha tenido muchas limitaciones y ha sufrido mucho, es normal que esté algo irritable y no concuerde en todo con James, ellos no son iguales, pero seguro que tienen un temperamento y carácter parecido; Harry me cae bien porque es Harry, pienso que es un personaje difícil, pero algo voluble porque a Harry le pasan muchas cosas que le cambian el pensar y el sentir, en este capítulo puse algo de eso, Harry explotó en los brazos de Hermi porque ya no podía más, y entre todo ese pesar, él descubrió algo nuevo, un nuevo sentimiento, tal vez, quien sabe )… y bueno, al final de cuentas tenías razón, esto ya es un h-hr, me convenciste, creo que esta pareja me conquistó (aunque no siento aversión por las otras, claro está, es sólo que ésta ganó). Harry ya está enterado de que su padre, salido de la tumba o no, está en la cabaña de Hagrid, después de todo el mapa del merodeador nunca miente!, a ver que pasa con ello, espero que las ideas no se me vuelen como siempre sucede, el punto está en que Harry tiene qué entender lo que pasa!! Y tiene, por supuesto, qué conocer a sus papás. Y otra cosa que le atinaste es de la visita de… ¡De mordelón! (Voldie) al castillo, ahí que las cosas no se pondrán sencillas, ni yo sé qué pasará pero pues… a ver qué sale. Todavía voy a usar fragmentos del libro 5, y también del libro 4, ya que en ellos me baso para mi tesis. Tengo que sacar este fic hacia delante, y quiero que sepas que tú me das un apoyo muy importante )… ahhh, y lo de Remus Libre fue medio fraude, pero quería poner a Remus desnudo corriendo como demente, antes de que escribiera girahistoria ya tenía esa escena y tuve qué hacerla… y bueno, fue coma la venganza de Snape contra Jaime.

Respondiendo a tus preguntas finales: Sí, Lily sí aparecerá, en el próximo capítulo; ¿merecido a Voldemort?, mmmh, tal vez sí, tal vez no… Sirius quizá caiga en el velo , y no, no me molesta tanta pregunta, y sí, algún día haré un fic de la boda de Harry y Hermi . Te agradezco del alma tus comentarios, ¡gracias por todoo!, y te deseo, Glen, un precioso año 2005… ¡Cuídate mucho y hasta luego! (Sí!, habrá más romance!).

Rosemary Black: ¡Hola!, jeje, lamento la tardanza, primero que nada, feliz 2005, ), espero que este año te vaya muy bien. Ya hablando del fic, pues como leíste, ¡Harry ya se dio cuenta!, pero aún no sabemos cómo reaccionará cuando tenga a James Potter frente a él… yo espero que bien! Muchas gracias por seguir el fic!

Elena potter.- Me llevó otra eternidad actualizar, ¡ya hasta estamos estrenando año!, pero aún así espero que te haya gustado el cap; de aquí en adelante la historia se va a poner interesante, creo yo. Muchas gracias por seguir mi fic y nos vemos a la próxima, Suerte en todo!

Elanor.- Gracias por tu opinión de mi fic… y de verdad lamento la tardanza, siempre soy lenta en actualizar por la falta de tiempo, así que te agradezco que sigas pendiente de mi escrito. Como ya pudiste ver, Harry describió a James, y el próximo capítulo se pondrá interesante. ¡Feliz año y hasta la próxima!

Saludos a todos los lectores y hasta la próxima!

Atte. CieloCriss

PD.- lamento si hay errores de dedo u ortográficos, llevo algo de prisa y no pude revisar esto mejor.