Lo mejor del sol el brillo de la luna

Capitulo 1: Cartas y reacciones.

Había pasado una semana en casa de sus odiosos tíos, y ya estaba desesperado. Todas las noches tenía la misma pesadilla con su padrino, veía como caía a través del velo, y lo oía decir que era su culpa, se despertaba llorando y deseando acabar con todo, además no comía apenas y siempre acababa vomitando por la desesperación y la culpabilidad.

Pero esa mañana fue muy diferente. En cuanto entró en la cocina apareció una lechuza entregándole una carta.

-¡Lechuzas en mi casa!- se oyeron los gritos de tío Vernon. Pero los ignoró y comenzó a leer.

Hola Harry:

¿Me echabas de menos?

¿Sabes que acabo de descubrir? pues que eres mi querido nieto por lo tanto tengo derecho a tu custodia. Ah, es verdad, no sabías que tu queridísima madre era adoptada.

Según las leyes mágicas tengo derecho a tu custodia por ser el familiar mago más cercano.

Prepárate Harry Potter pienso pedir tu custodia y esta vez nada ni nadie te separara de mi.

LORD VOLDEMORT.

A Harry casi le dio un espasmo cuando leyó la carta. No sabía que hacer, si escribir a los Weasley o a Reamus.

-Sirius, ¿por que me dejaste?- preguntó en un susurro

Decidió enviarle una carta a Remus informándole, ya que era el único amigo de sus padres que seguía vivo.

A unos cuantos kilómetros de Privet Driveun hombre joven de unos 37 años había sido sorprendido con una carta del ahijado de su amor. Solo de pensar en él, las lagrimas inundaban sus ojos. Sabía que debía mantenerse vivo por Harry y por la promesa que le hizo a Sirius.

La carta era inquietante. No sabía que hacer, no podía estar pasando debía ser una pesadilla pero era real y lo sabía. Lo único que se le ocurría era pedirle ayuda a Albus Dumbledore. Era verdad que el viejo era manipulador, pero estaba claro que amaba a Harry como si fuera su nieto, y precisamente por eso lo había ocultado tantas cosas. Y ante todo era el único que sabría como actuar.

En un momento se encontró en las barreras del colegio con la carta de Harry en la mano y encaminándose al despacho del director.

- Querido Remus, ¿qué te trae por aquí?

- Albus Harry me ha escrito...- le extendió la carta.

-Remus, arreglaremos esto, tranquilo. Se te ve cansado, ¿por qué no vas a descansar? Mientras yo arreglo esto.

Era verdad que el hombre lobo tenía mal aspecto. Sus ojeras que normalmente eran visibles ahora eran enormes, estaba mortalmente pálido cosa que las realzaba. Su ropa era escabrosa, y su estado anímico era depresivo. Su precioso pelo castaño ahora estaba mucho mas veteado de gris que nunca. Nunca sonreía, prácticamente se pasaba el día llorando a su amor perdido. Albus sabía perfectamente que la perdida de Sirius lo acabaría matando, al fin y al cabo era un licántropo y sin su pareja se moriría de pena. Por desgracia la situación actual no ayudaba mucho al joven hombre.

- Albus no puedo, y si ....

-Nada de eso, ve a descansar al cuarto que hay detrás de esa puerta – señalo la puerta que apareció detrás de él,- mientras tanto yo arreglo unos asuntos. Enfermo no podrás ayudarlo.

Mientras Remus se acostaba en la lujosa cama, Albus escribía una carta, a una joven Bruja, poniendo en marcha su plan.

Esa misma tarde en el despacho de Dumbledore:

- Pero, ¿cómo puede ser?- pregunto exasperada McGonagall en el despacho del director.

-Minerva yo estoy tan impresionado como tú, no me esperaba que pidiese la custodia del chico.

-Pero Albus, ¿me estas diciendo que sabías que era el abuelo de Harry?

-Así es, lo descubrí a finales del año pasado.

-Si lo sabias, ¿por qué no nos lo dijiste?

-Lo siento debí haberlo hecho pero con toda la situación que había, no encontré el momento. Volviendo al tema, como la ley mágica tan bien expresa, tiene todo el derecho del mundo de reclamar la custodia de su nieto incluso si su madre fue abandonada.

-Pero habrá algo que podamos hacer- dijo Remus, preocupado por el futuro del hijo de sus mejores amigos.

-Solo hay una manera- dijo mirando al último miembro de esa reunión. – y es uniéndolo a alguien que sea capaz de cuidarlo, y protejerlo. Pero no solo tiene que ser una unión matrimonial sino de sangre.

-Pero eso es imposible Albus, sería unirlo con su tío. Y no creo que le guste mucho la idea.

-Minerva hay otra manera, y es con una poción. Ya he hablado de ella con Lur.

-¿Con Lur?- preguntó incrédulo Severus.

-Así es Severus. Te quería pedir que seas tú el que te unas a Harry.

-¡¿QUÉ?! ¡¿Te has vuelto loco?!

-No Severus, entiéndelo. ¿Quién mejor que tu para protegerlo?

-Bien, has hablado con Lur. No le gustará preparar la poción, ¿lo sabes?

-Lo sé, me ha puesto muchas pegas pero ha accedido con la condición de que sea ella la que haga la ceremonia y se haga en vuestra casa.

-¿Y si él no quiere?

-No creo Severus que este en posición de negarse. Ademes aún es menor de edad.

-¿Cuántos días tenemos?- preguntó el licántropo.

-Más o menos una semana.

-Bien Reamus, creo que deberías ir a buscar a Harry. Y tu Severus a tu hija.

Dicho esto los dos hombres salieron del despacho, Lupin hacia Privet Drive y Snape hacia alguna parte de Europa.

Remus acababa de llegar a una calle muggle, sería más o menos las diez de la noche y no se veía ni un alma en la calle

Llamo a la puerta del numero cuatro y le abrió un hombre de unos 42 años, gordo, trajeado, y cara de pocos amigos.

-¿Qué quiere? Aquí no compramos nada- dijo cerrándole la puerta, pero Remus fue más rápido y agarró la puerta.

-Vengo a por Harry.

-Espere. – Dijo entrando a la casa y encaminándose hacia la alacena.

Enseguida salió un chico, joven de 15 años, con una mirada mucho más madura que la de un chico de esa edad, además se podía percibir un dolor enorme, como si con solo 15 años hubiera vivido y visto demasiado.

-Hola Harry, ¿qué tal?

-Bien Remus, ¿qué haces aquí?

-Dumbledore me ha enviado a buscarte.

-Recibiste la carta.

-Si pero debes esperar a que te lo explique el director. Ahora ve a buscar tus cosas.

Harry miro a su tío, implorándole. Al parecer su tío le entendió porque se metió en la casa y seguido de Harry, Remus esperó que apareciera el chico tirando del baúl para despedirse del hombre.

-¿Dónde vamos?- preguntó Harry en cuanto salieron de la casa.

-A Howarts, iremos en trasladador.

Harry le imploró con la mirada. 'No, por favor' pensó

-Harry es la única manera, no puedes aparecerte, además así llegaremos directamente al despacho de Dumbeldore.

-¿Cuál es el objeto?- pregunto resignado.

Remus le alcanzó un bolígrafo. Contaron hasta tres y lo tocaron. Harry sintió el ya conocido tirón en el ombligo. Los dos aparecieron ante un hombre viejo, con una barba blanca tan larga que casi llegaba al suelo. Su pelo blanco prácticamente se confundía con la barba.

-Hola Harry, ¿qué tal te ha ido el verano?

-Regular profesor.

-Sabes por que estas aquí ¿verdad?

-Supongo que será por la carta que le envíe a Remus contándole lo que me envío Voldemort- respondió sarcástico.

-Si, Harry. Hemos encontrado una solución que no creo que te agrade mucho.- dijo haciendo una pausa para darle tiempo a reaccionar.- Harry la única forma para evitar que Voldemort se haga con tu custodia es que te unas a alguien que te pueda proteger y cuidar.

-¿Qué quiere decir profesor?

-Harry lo que quiere decir, es que debes unirte a alguien en cuerpo y alma, con una poción de sangre.- le explicó Lupin

-Harry después de haberlo meditado mucho, pensamos que el que mejor te protegerá es Severus.

-¡¡¡QUE!!! Está loco, él me oída. ¿Por qué no tu Remus?- preguntó desesperado.

-Harry como sabes soy licántropo y no puedo hacer ninguna poción de sangre sin contagiarte. Además yo me entregue a Sirius y...- ahogo un gemido- No puedo unirme a nadie más.- dijo entre lágrimas.

-Pero...

-Harry...

¿Continuara?

Dejad vuestra opinión o no seguiré.

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