Capítulo 6: Sorpresas
Harry estaba tan nervioso, que Severus tuvo que administrarle una poción, para que pudiera dormir. A la mañana siguiente se levantó como si no hubiera pasado nada, pues realmente no sentía pena por la muerte de aquellos por los que fue maltratado durante tantos años.
Severus le observó despertar temeroso, creyendo que las imágenes que presenció la pasada noche, le derrumbarían, pero sorprendió al verlo despertar con una sonrisa. Definitivamente la muerte de sus únicos familiares, no le afectó.
-¿Harry estás bien?
-Sí- respondió rápidamente-, ¿bajamos a desayunar? Por cierto profesor, siento la escena que monté anoche.
Severus estaba sorprendido, se esperaba una escena totalmente opuesta a la que su Gryffindor le estaba ofreciendo, pero no esa frialdad que demostraba ante la muerte de sus parientes, pues él sabía perfectamente que esos muggles habían sido asesinados.
Bajaron a desayunar. Mientras entraban los comensales dejaron de hablar entre ellos y se preguntaban que podían decirle al chico. Remus era el único que intuía que Harry no sentiría pena por su muerte, pero eso no significaba que no se fuera a sentir culpable.
-Harry, ¿qué tal estás?
-Bien- le contestó, mirándole a los ojos.
-Harry debes retomar las clases de oclumancia.- argumentó Dumbledore.
-Sí, señor- respondió secamente.
La semana pasó muy rápido y tanto Harry como Severus se iban acostumbrando a la presencia y calidez de otro. Esa mañana el primero en despertarse fue Severus, era 31 de Julio, cumpleaños número 16 del ojiverde. Le tenía preparada una fiesta sorpresa, pues sabia que nunca había celebrado ningún cumpleaños. Harry estaba acurrudo en los brazos de Severus, y éste pensaba que el joven que se encontraba descansando en sus brazos era un pequeño ángel, su pequeño ángel. Sabía que muchos de los sentimientos sentía por el muchacho, eran causados por la poción, pero no se arrepentía de haberse unido al chico, aunque dudaba que Harry sintiera lo mismo.
Harry se estiro como un gatito entre los brazos de su pareja
-Buenos días, profesor.
-Buenos días, Harry. ¿Qué tal has dormido?
-Bien, gracias. ¿Y usted?
-Bien- respondió besándolo, algo que se había convertido en habitual entre ellos. Se ducharon y bajaron a desayunar, pero antes de atravesar la puerta Severus lo paro y beso. Cosa que hizo que Harry lo mirara incrédulo puesto que aún no se acostumbraba a las muestras de cariño de su marido.
Al atravesar la puerta Harry se quedo sin habla, pues todo estaba a oscuras, y lo normal era que a esa hora los otros residentes de la casa estuvieran desayunando. Harry se pegó un buen susto cuando se escuchó un sonoro:
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Miro a su alrededor y se quedo sorprendido por toda la gente que había. Se encontraban todos los miembros de la orden, los Weasley y sus amigos: Luna, Neville y Hermione. Harry miro incrédulo a su profesor de pociones, preguntándose si había sido él quien organizó todo, pero no tuvo tiempo de interrogarlo puesto que cuando iba a preguntar, una emocionada Hermione lo arrastró hacia donde se encontraban los más jóvenes de la fiesta.
Harry se sentó entre la chica y Ron.
-Mamá nos contó lo de tu unión- comentó Fred,- siento mucho lo ocurrido, Harry.
-No es tan malo, ¿sabéis? Yo al principio también pensé que sería un infierno, pero Severus es atento y aunque no lo creáis también es cariñoso. – respondió con una sonrisita.
Hermione le lanzó una mirada que supo perfectamente que significaba "tenemos que hablar y no te librarás de una pequeña charla".
La conversación enseguida cambio de tema, cosa que sorprendió a Harry, pues creía que Ron pondría el grito en el cielo.
La mañana paso volando para Harry entre juegos, risas y para cuando se quiso dar cuenta ya habían almorzado y se encontraba en los jardines hablando con Hermione.
-Harry, en verdad siento lo que ha pasado.
-Tranquila, como os dije antes, no es tan malo.
-Harry, me parece que te estés enamorando.
-No sé si es amor, o es la atracción del encantamiento, pero siento que no podría vivir sin él.
-¿Y eso te asusta?
-¿El qué?
-Que sea la magia lo que te hace sentir eso.
Harry no le contestó, pues la chica había dado en el blanco.
-Ron se lo tomó mejor de lo que esperaba- observó.
-Ja. Apariencia, se puso histérico cuando se enteró, pero su madre lo amenazó con colgarlo de las orejas si te decía algo.
-Lo suponía.
-Pero Harry, no te equivoques, el te apoya y haría cualquier cosa por ti, ¿lo sabes verdad? Lo que pasa es que es un poco infantil...
-Eh Harry, ¿te apuntas a un partido de Quidditch? Nos falta un jugador.
-Por supuesto.
Los dos días siguientes pasaron sin ningún contratiempo. Harry empezaba a llevarse mejor con Lur, la chica le había enseñado la casa y explicado cada retrato o diseño de ella. Remus empezaba a aceptar la unión entre Severus y Harry.
Esa mañana algo alteró la rutina del último mes. Harry fue corriendo al baño, pues unos repentinos vómitos le hicieron correr rápidamente hacia el baño. Severus se despertó sobresaltado al escuchar los sonidos provenientes del baño, y se asusto al no sentir el cálido cuerpo de Harry a su lado. Se dirigió al baño preocupado.
-Harry, ¿estás bien?- preguntó, pero el joven no contestó,- ábreme.
-No hace falta...tranquilo- respondió entrecortadamente.
El profesor no hizo caso y entró, encontrándose a un pálido joven arrodillado en el váter, con los ojos llorosos por el esfuerzo. Levantó al joven y lo llevo hasta la cama.
-Tranquilo, échate en la cama mientras yo voy a por alguna poción que te alivie.
Harry obedeció y se acostó en la cama, intentando no pensar en las nauseas que tenía, pero no le sirvió de nada, pues cuando Severus volvió el chico estaba de nuevo en el baño.
Harry llevaba tres días con los mismos síntomas al levantarse por la mañana y Severus estaba muy preocupado por él. Por eso, esa mañana había pedido a la enfermera del colegio su ayuda.
-Señor Potter, me han dicho que no se encuentra bien.
-Así es, pero no hacía falta que viniera, debe ser algo que me sentó mal o alguna gripe.
-Eso, déjemelo decidir a mí
Madam Promfrey empezó a explorar por diferentes partes del abdomen del muchacho, hasta que encontró lo que estaba mal con él
-¡Oh cielos!- exclamó
-¿QUÉ?- preguntaron al unísono los dos hombres.
-Esperen, tengo que asegurarlo- dijo sacando la varita y lanzándole a Harry hechizo que hizo que una luz roja envolviera el estómago del joven. La cara de la enfermera mostró diferentes emociones, pasando de incredulidad, a nerviosismo hasta convertirse en seriedad.
-Señor Potter, lo que está padeciendo no es grave, aunque si bastante inusual, muy pocos magos lo han conseguido. Está embarazado.
-¿Qué? ¡¡¡Eso es imposible!!! So...soy un hombre.
-Sí, pero también un mago muy especial, al que le acaban de realizar un hechizo de unión.
Harry agachó la cabeza y empezó a pensar, sintiendo que se desbordaba, salió corriendo de la habitación y por segunda vez, sintió que no era capaz de aceptar su realidad e intentó huir de ella.
-¡Harry!!- gritó la señora Pronfey, cuando lo vio salir como si el mismo Voldemort lo persiguiese.
Severus vio salir a Harry tan asustado por lo ocurrido, que se sintió fatal. Sabía que el chico ya no lo odiaba y que lo empezaba a apreciar.
Harry chocó contra Lur y Remus en su acalorada carrera y ni siquiera miro hacia atrás, cosa que extrañó a los dos adultos, que se dirigieron hacia donde estaba Severus.
-Severus, ¿qué le pasa a Harry? Esteba corriendo frenéticamente.
-Ésta embarazado- aclaró
-¿Qué? ¿Pero cómo?
-Eso mismo me pregunto yo.- dijo mirando a su hija como esperando una explicación.
-No importa el cómo en este momento. Hay que encontrar a Harry, ¿no creen?.
Déjenlo necesitará aclarar su mente -argumentó Severus.-Si al mediodía no aparece, lo buscaremos- aclaró al ver la cara de incredulidad de los otros dos.
Hasta bien entrada la noche, Severus no empezó a buscar al chico a diferencia de Lupin que se paso el día buscándolo sin éxito. Se dirigió a la torre norte del caserón pues sabía por Lur que al joven le encantaba observar las estrellas y no había mejor lugar que ese.
Harry se encontraba mirando a través del techo de cristal las estrellas. Llevaba todo el día deambulando por el castillo y pensando lo dicho por la enfermera. Pensó en Sirius, sus padres e incluso en Voldemort, pero sobre todo pensó en su futuro. De repente sintió dos conocidos brazos abrazándolo por detrás.
-Así que estabas aquí pequeño, sabes que Remus te ha estado buscando todo el día.
-Estoy asustado.
-Lo sé pequeño, es normal-dijo volteándole,- pero piensa que en tu interior esta creciendo tu hijo, nuestro hijo.
-Sólo tengo 16 años, y no se si estoy preparado. No me malinterpretes, deseo formar una familia, pero...
-Tranquilo, yo estaré a tu lado.
