Disclaimer: los personajes son propiedad de JK Rowling y Warner Brothers. Excepto Sara Parker y Sara Black, que son de mi propia cosecha. No hago esto con fines de lucro, sino por pura diversión.
¡Seguí! Ya sé que había dicho que no iba a durar mucho...
Lo siento además por empezar mil historias sin terminar esta.
Por lo que hago una promesa: no voy a volver a subir capítulos de ningún otro fic sino subo uno de esta historia a la vez. Ya la tengo casi toda escrita, es sólo subirla.
Este capítulo se lo dedico a Andrea, quien me ha insistido para que lo suba. Gracias por tu apoyo amiga.
Espero que no esté muy corto, pero pronto subiré más.
Contesto los reviews al final, sin más los dejo con el siguiente capítulo.
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Lupin había curado la herida de Sirius con un sencillo hechizo mientras este murmuraba cosas como "esto no me puede estar pasando a mi" o "es imposible, no puedo estar enamorado" sin que Lupin le pusiera mayor atención. Finalmente habían subido a la torre de Gryffindor y Sirius había subido directo a su cuarto, sin mirar a James que los observó entrar por el retrato con interés.
-¿Qué sucedió? – le preguntó a Lupin cuando se acercó a él
-Que no me hiciste caso y lo seguiste ayer.
-Sí, pero él...
-No tenías derecho a espiarlo.
-Sí, pero...
-Yo que tú hablaba con él.
James se dio por vencido.
-Bueno, voy a hablar con él.
Subió y encontró a Sirius acostado en su cama, mirando el techo, con la mirada perdida entre sus pensamientos.
-Sirius.
No le respondió.
-¡Hey, Black!
De nuevo fue el silencio quien le respondió. Se acercó a la cama de su amigo.
-No tenía derecho a espiarte.
Sirius no le dijo nada, pero James sabía que sí lo estaba escuchando.
-Debí hacerte caso y haber esperado que estuvieras listo para decírmelo.
Sirius hizo grandes esfuerzos para no decir nada.
-Espero que olvides este asunto y volvamos a la normalidad.
Ahora lo que tenía eran ganas de reírse. Optó de nuevo por el silencio.
-¡Lo lamento, ¿ok?! – James sonaba enfadado - ¿no piensas decirme nada?
Sirius no pudo más y soltó la risa.
-¿Qué te pasa? – le preguntó James molesto.
-Es que te oyes muy cómico tratando de disculparte. Se nota que no estás acostumbrado. De hecho, lo estoy disfrutando, continúa.
-¡Ya dije lo que tenía que decir!
-¿Eso es todo? Bueno, entonces mejor nos vamos a dormir, vamos a tener un día muy largo mañana.
James se alistó para dormir y se acostó en su cama de mal humor.
-James
-¿Qué?
-Te perdono.
-Vale.
-James.
-¿Qué?
-No vuelvas a espiarme.
-De acuerdo.
-Jamsie
-¿Qué?
-Eres mi mejor amigo.
-Ya lo sé.
-James..
-¿Qué?
-Me gusta Sara.
-No me había dado cuenta.
-James..
-¡¿quieres dormirte de una vez?!
Sirius se rió y cerró el dosel de su cama, durmiéndose, cansado por el duelo, pero sobretodo por los sentimientos que en ese momento lo estaban confundiendo.
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Al día siguiente Sara habló con Snape sobre la poción inhibidora y él aceptó darle los ingredientes si Dumbledore lo aprobaba. Sara fue a buscarlo y estuvo bastante interesado en la receta esa poción de la que Sara Parker nunca le había hablado y de la que había oído por primera vez cuando Sara le explicó, al encontrarla meses atrás, cómo había impedido manifestaciones del fuego en el orfanato. Aceptó que la usara para la AD, pero en pequeña cantidad y se cuidó de hacerse una copia de la receta. Sara la hizo en la misma habitación del requisito, donde encontró los instrumentos que necesitaba y se las enseño a unos muy interesados Harry, Ron y Hermione. Las sesiones de AD iban relativamente bien, Sara había insistido en aprender primero hechizos de ataque y duelo, aunque el temario de los TIMOs incluía defensa de animales fantásticos. Hermione, que a pesar de todo había aceptado ayudarla, revisaba sus tareas, solía tener poco que corregir y le explicaba algo de Transfiguraciones y a veces Encantamientos. En Pociones no tenía ningún problema, tampoco en Herbología ya que le encantaban las plantas y su único impedimento en Historia de la Magia era lo aburrido de las lecciones. Sin embargo, Sara aún no había elegido las opcionales y sus amigos trataban de ayudarla a decidirse.
-Creo que voy a tomar estudios muggles – les decía ese día leyendo el folleto que le había dado McGonogall para que las escogiera.
-¡Estudios muggles! – dijo Ron escandalizado - ¡Has vivido toda la vida como muggle!
-¡Exacto! Casi no tendría que estudiar y volvería a tener contacto con las cosas que extraño, a lo mejor hasta me dejan volver a ver tele... Además, estudios muggles no debería de ser opcional. Puede que nunca en tu vida te ataque un mago oscuro y muy probablemente nunca tengas que poner a bailar una piña claqué, pero es inevitable que tarde o temprano tengamos que tratar con muggles, que como la mayoría de los magos suelen olvidar, son muchos más que nosotros.
-Creo que tiene razón en eso – le dijo Hermione que estaba de muy buen humor ese día.
-Insisto en que tomes Cuidado de las Criaturas Mágicas – le dijo Harry cuando pasaban por el aula de Encantamientos, donde la chillona voz del profesor Flitwick llamó a Sara, que pidiéndoles que la esperaran un momento entró a ver que quería el profesor. Sus amigos la esperaban afuera cuando una voz odiada por los tres llamó su atención.
-¡Potter, Weasley y Granger! ¡El cabeza rajada, el rey comadreja y la Sangra Sucia!
-Cuida esa boca Malfoy! - dijo Harry volviéndose hacia él sacando su varita, al igual que Ron.
-Ya no está Umbridge este año para cubrirte las espaldas – dijo Hermione sosteniendo a Ron del brazo con el que sostenía la varita, para evitar que mandara alguna maldición a Malfoy.
-Ni tu padre va a poder sobornar a nadie en el ministerio – dijo Ron mientras forcejeaba para liberar su brazo de Hermione.
-No te metas con mi padre – dijo Malfoy sacando su varita a la vez, al igual que Crabbe y Goyle detrás suyo.
-¿Cómo es la vida de fugitivo? – dijo Harry con un tono de odio en la voz.
Lucius y los otros mortífagos que habían sido capturados en el Ministerio el día que Sirius había muerto habían escapado al final de las vacaciones.
Malfoy alzaba su varita contra Harry cuando Sara salió de la clase.
-¿Qué demonios pasa aquí?
Malfoy bajó la varita al verla.
-Nada – dijo con voz entrecortada, recordó muy bien las instrucciones de su padre sobre ella.
-Eso pensé – dijo acercándose a él - ¿nos conocemos?
-No, mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.
-¿Dragón de mala fe? Interesante – dijo Sara dándole la mano, y al ver la perplejidad en la cara de Draco agregó – eso significa tu nombre. Yo soy Sara Fénix Black.
-Black – repitió Draco con un tono difícil de identificar - Es un placer – dijo con una leve inclinación, y se dirigió a Harry y compañía – luego seguiremos esta conversación.
-Yo que tú me lo pensaría – le dijo Sara. Draco no dijo nada y se fue seguido de sus amigos, pero la voz de Sara lo detuvo.
-¿Eres hijo de Narcisa Black, verdad?
-Sí – dijo volviéndose hacia ella.
-En ese caso, es un placer conocerte. – Sara le sonrió y se volvió a sus amigos para decirles que tenía que quedarse hablando con el profesor Flitwick y que mejor siguieran sin ella. No tuvieron tiempo de comentar nada de Malfoy, pues el profesor salió a ver porque Sara tardaba.
-¿Qué demonios habrá querido decir con "es un placer conocerte"? – dijo Ron bastante enojado mientras bajaban a las mazmorras.
-Seguro por ser familia – dijo Hermione entrando a la clase de Snape.
-No lo creo – dijo Harry pensativo - Sirius no le tenía mucho aprecio.
-Tal vez era amiga de su madre – dijo entonces Hermione. Pero no pudieron seguir hablando al respecto, pues Snape no andaba de buen humor y resultó lo mejor el quedarse callado. Al final de la clase, dejaron sus muestras de pociones en el escritorio antes de salir, pero la voz de Snape los detuvo.
-¡Potter! Quédese. Tengo que hablar con usted.
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Al día siguiente Lupin estaba encantado de ver que sus amigos habían vuelto a la normalidad. Además, Sirius le había contado a James que se había peleado con Sara y eso lo había puesto de muy buen humor. Iban bromeando y payaseando camino al Gran Comedor cuando de repente les cayó un montón de agua, como si hubieran volcado dos enormes baldes de agua helada sobre ellos. Sirius y James estaban empapados y Peter también estaba bastante mojado. Lupin estaba algo salpicado. Los cuatro miraron hacia arriba y se encontraron con dos personas que los miraban burlonamente. Uno era un Slytherin de pelo grasoso y nariz ganchuda. La otra una preciosa joven de ojos dorados que tenía la mano extendida frente a ella, en su dirección. Los saludaron con la mano y desaparecieron de su vista.
-¡Esa chica es una ... ! – James empezó con una retahíla de insultos mientras Lupin los secaba con el hechizo que ya les era tan conocido.
-Mejor vamos a comer- dijo Sirius mirando con resentimiento el lugar donde estaba Sara unos minutos atrás.
Cuando estaban desayunando, Sara entró en el salón a buscar a alguien, Sirius miró que James le iba a mandar un hechizo y le dijo en un susurro:
-¡No! Ella es muy difícil de hechizar. Tengo una mejor idea.
Sirius la calculó y cuando pasó cerca de ellos lanzó un hechizo que formó un hilo a la altura de sus tobillos con el que tropezó y cayó al piso con gran estrépito.
Los merodeadores soltaron la risa, junto al resto de chicos de Gryffindor y Ravenclaw que habían visto la caída de cerca. Sara lo miró con furia y salió del salón.
No la vieron más hasta la tarde, cuando estaban en clase de Pociones. Sara entró y dejó al profesor una muestra de una poción que le había dejado de tarea. Al salir de la clase se volvió a ver a Sirius y sus amigos. Sus calderos explotaron y Sara salió riéndose sonoramente.
Aquello era la guerra. Hechizos, maldiciones y bromas pasaron a cada uno de los bandos por más de una semana, aumentando cada vez en gravedad. Un día cuando los chicos abrieron sus mochilas encontraron sus libros y trabajos cubiertos de una sustancia café, pegajosa y maloliente que prefirieron no averiguar que era. Cuando Sara fue a recibir su lección de Herbología se halló con las manos llenas de pus de bubotubérculo después de meterlas en sus guantes de piel de dragón. Sirius, James y Peter se hallaron en la enfermería con el pelo lleno de grumges, algo muy parecido a lo que los muggles llamarían piojos, y que se diferenciaban de estos pues hacían bulla como si fueran chicharras. La nueva enfermera, llamada madame Pomfrey estaba bastante preocupada, pues hacía años no había grumges en ningún lugar, eran una plaga controlada. No sabía que podían conseguirse fácilmente en la tiendas de bromas, pero Sirius y sus amigos si lo sabían. La próxima vez que Sara fue a su casa se encontró con que todo el terreno alrededor de esta se había convertido en arena movediza.
Trabajos quemados, casos graves de acné agudo (Sirius ya sabía cuanto poder necesitaba para hechizarla, por lo que no había sido tan difícil), cubiertos agresores, bufandas con complejo de horcas, orejas de burro, accidentes inexplicables en clases, podadoras furiosas, etc.... Las bromas entre ellos se hicieron cada vez más obvias hasta que los profesores no pudieron seguirlas ignorando. La profesora McGonogall llamó a Sara, a Sirius y a James directamente a su oficina, después de descubrir a Sara a punto de mandarles quien sabe que maldición. Los tres llegaron serios e intercambiaron miradas de enojo. La profesora los hizo pasar y les dio un sermón bastante largo sobre que su comportamiento dejaba mucho que desear y que daban la apariencia de niños de siete años peleando por cualquier tontería.
-¡Bromas infantiles! ¡A su edad deberían saber que hay otras formas de solucionar los problemas! ¡Además esas bromas se han ido convirtiendo en acciones cada vez más crueles y peligrosas! ¡Pudieron hacerse verdadero daño! ¡Todo el personal está realmente disgustado! ¡50 puntos Gryffindor menos cada uno! ¡Sara, si dedicaras a tus estudios la mitad del tiempo que has dedicado a tus bromas tal vez ya abrías superado los Aceptables en lugar de bajarlos de nuevo! ¡Bien, ya está aquí!
La profesora McGonogall abrió la puerta dando paso a Albus Dumbledore, quien los miró con esa profunda mirada que tan bien les caracteriza. Los tres palidecieron. Sin embargo, sólo dijo las siguientes palabras.
-Creo que los puntos para ellos y un castigo para Sara será suficiente. Pero me parece que lo mejor es que arreglen sus diferencias. Señor Potter, quisiera hablar con usted. Ellos dos tienen mucho que aclarar. Dejémoslos solos.
La profesora McGonogall salió, seguida de James que miraba a Sirius interrogativamente. Dumbledore les sonrió y salió. Estaban solos otra vez. Solo ellos dos.
**********
Ron y Hermione habían salido preocupados. Harry miraba a Snape intrigado. ¿qué quería ahora?
-Sé que has hacho amistad con Sara – dijo con voz grave Snape acercándose a él – y que ella te aprecia mucho. Curioso pensando en cómo odiaba su madre a tu padre.
-Su madre era una... – iba a decir Harry pero la mirada de Snape lo detuvo.
-¡Nunca digas nada contra Sara Parker! No eres quien para hablar de ella. Y no es por eso que te he pedido que esperaras.
Harry guardó silencio, esperando.
-Tengo que hacerte unas preguntas. Será mejor que me digas la verdad, porque bien sabes que puedo usar otros... métodos para obtener lo que quiero.
Harry volvió a optar por callar. Además no tenía la menor idea de que quería Snape ahora.
-¿Sara te ha preguntado por la muerte de Black?
Harry se estremeció. No le gustaba pensar en ello, y el tono en que Snape había pronunciado el apellido de su padrino estaba lleno de odio. Además, ¿porqué iba a decirle nada?
-Estoy esperando. – Snape miró con interés una botellita que contenía un líquido que Harry podría jurar era suero de la verdad.
-Sí. – mejor saber que estaba diciendo que decirlo todo por influencia de la poción.
-¿Sí...? ¿Qué hemos hablado de cortesía, Potter?
-Sí, señor.
-¿Qué le has dicho?
-Todo... señor
-¿Todo?
-Sí, señor. ¿Le preocupa que le haya dicho con la indeferencia con que usted trató el asunto... señor?
-¿Ha estado interesada en Bellatrix Lestrange? – Snape parecía dispuesto a ignorar los comentarios fuera de lugar de Harry.
-¿Bellatrix ? No.
-¿No? ¿Sabe que ella mató a Black?
-Sí.
-Modales, Potter.
-Sí señor.
-¿Ha estado interesada en Neville Longbottom?
Harry levantó la vista sorprendido. Ese abrazo, ese "es un honor conocerte al fin" volvieron a su cabeza, pero después de ese día Sara no había vuelto a manifestar ninguna inclinación especial por Neville.
-Nn..o, señor.
-¡No me mienta Potter!
-No señor.
-Esto es muy importante Potter, si valora en algo a Sara o a ese idiota de Longbottom dígamelo.
-¡No tengo nada que decirle! ¿Por qué no le pregunta usted mismo?
-Retírese, Potter.
-Pero...
-¡Largo he dicho!
Harry salió bastante confundido. ¿Qué había sido todo aquello?
****************
Sirius se atrevió a mirar a Sara, que le devolvió la mirada con furia.
-¿Aceptables? – fue lo único que dijo Sirius. Sara bajó la cabeza avergonzada.
-Aceptables, es lo más alto que he obtenido en general,
-Me dijiste que promediabas "Excede Expectativas" desde que te estaba ayudado. Asumo que eso quiere decir que me mentiste.
-Sí.
-¿Por qué?
-Tu ibas todos los días, salías todo golpeado y lastimado y sacrificabas todas tus noches por mí. No iba a llegar a decirte que a pesar de todo eso apenas estaba pasando.
-Ya – la voz de Sirius sonaba resentida.
-Lo siento – le dijo sinceramente Sara acercándose
-No lo entiendo. Las cosas te salían muy bien.
-En casa. Una vez frente a los profesores es diferente.
-Debiste decírmelo.
-Lo sé. El día que nos peleamos, Dumbledore me había llamado para decirme que quería que me esforzara más, que puedo sacar mejores resultados.
-Es verdad. Yo lo he visto.
Sara no agregó nada. Sirius guardó silencio. Se volvieron a ver con una mirada que revelaba sentimiento de culpa.
-Lo siento – dijo al fin Sara – había tenido un mal día y en el duelo, no sé. Estaba de mal humor.
-Yo también – dijo Sirius – me había peleado con James porque me había seguido a tu casa y me fue a reclamar. Lamento haberte echado en cara mi ayuda.
-Mejor olvidémonos de ese día – dijo Sara – los dos estábamos de mal humor y nos lo cobramos el uno al otro.
-Nos lo cobramos muy caro – dijo Sirius – esta semana, las bromas...
-Estuvo divertido – dijo Sara sonriendo – algunas cosas, por supuesto.
-Sí, la verdad fue una buena semana.
-Parece que los profesores no les gustó tanto.
-Creo que no, ni a James ni a Peter tampoco. – dijo Sirius pensando en todo lo que James había dicho sobre Sara esos días.
-Severus la disfrutó mucho.
-Creo que debemos sellar un alto al fuego.
-Lo mismo digo.
-Entonces...
-No nos vamos a seguir atacando los unos a los otros.
-¡Espera! – dijo Sirius - ¿quiénes somos "los unos" y quienes "los otros"?
-Bueno, ustedes son James, Peter, Lupin y tu, y nosotros, Severus y yo.
-¡No, no, no! No me gusta esto. Yo no te ataco a ti, tu no me atacas a mi y punto. No voy a prometer nada parecido a no molestar a Snape.
-Cierto, yo no voy a prometer nada parecido a no molestar a James, tienes razón.
-Dumbledore dijo que lo arregláramos entre nosotros –dijo Sirius solemnemente - así que el cese al fuego es entre nosotros dos.
-Por esta pelea en específico.
-Exacto.
-¿Hecho?
-¡Hecho! – Sara le sonrió y Sirius reconoció en la boca del estómago la conocida sensación que sólo le producía esa sonrisa.
-¿Puedo preguntarte algo? – le dijo Sirius.
-Claro.
-En todas las bromas, James y yo llevamos la gran parte de las consecuencias y Peter una parte, pero a Lupin no le pasaba casi nada. ¿Por qué?
-¿Por qué iba a hacerle algo a Lupin? – dijo Sara con sorpresa.
-Ok, estabas peleada conmigo y detestas a James, pero ¿porqué Peter sí y Lupin no?
-Porque Peter no me cae bien. No me da buena espina, se ve tan quejicas y no sé. Además, no sufría las bromas completas.
-¿Y Lupin te cae bien?
-Pues sí. Mira, cuando uno ve a Lupin, ve esos ojos dorados y ese pelo castaño casi rubio que le cae tan delicadamente y esa mirada tan tierna, te da cierta sensación de... fragilidad, creo que se podría decir. No voy a hacerle nada malo a alguien así.
-¿Fragilidad?
-Sí, ya sabes, se ve débil, no sé, como enfermo a veces. Es tierno.
Sirius sintió una punzada de algo que reconoció -no sin cierto horror- como celos.
-Así que te gustan rubios.
-¿Perdón?
-Malfoy, Lupin...
-¿Quién ha dicho que me gusta Lupin o Malfoy? No sabes nada sobre mis gustos.
-Lo que digas.
-¡En serio!
-Mejor dejemos el tema – dijo Sirius acercándose a la puerta - ¿estamos encerrados?
-Creo que sí.
-¿Cómo sabía Dumbledore que el problema era entre tu y yo?
-Seguro nos estuvo vigilando.
-¿Vigilando?
-Sí, estoy bajo su cuidado ¿recuerdas?
-Debe ser horrible que te vigilen así – dijo Sirius.
-Lo es. Creo que ya viene, sí, oigo sus pasos. – Sara se había apoyado a la puerta. Sirius estaba justo detrás de ella.
-¿Y ahora? – le preguntó no sin cierto miedo por la respuesta.
-¿Ahora? Somos amigos como siempre ¿no? – Sara se volvió rápidamente, como asustada que Sirius pensara distinto al respecto.
-Claro que sí – dijo Sirius aliviado de oír eso. Le sonrió. En eso Dumbledore abrió la puerta y tras comprobar que se habían arreglado mandó a cada uno directo a su casa, en direcciones opuestas.. Los miró irse pensativo.
"Esto no está bien –pensó viendo como ambos volteaban para sonreírse y decirse adiós con la mano- no un Black, no puede ser un Black."
*************
Sara bajaba rápidamente de la torre de Astronomía en dirección al Gran Comedor, buscaba a alguien en la multitud, ahí estaba.
-¡Neville! ¡eh, Neville!
El chico se volvió hacia ella.
-¡Hola Sara! – la saludó con una gran sonrisa. Sara siempre era muy buena con él.
-Neville, tengo que hablar contigo.
-¿Qué pasa?
-De hecho, tengo que darte algo – Sara sacó una carta de su bolso y se la dio – no la leas hasta que no estés listo, tomate tiempo para pensarlo, no me contestes hasta que estés listo. Es muy importante para mi.
-¿Qué es?¿Sobre que es? – Neville miró el sobre y se puso totalmente pálido
-¿Me lo prometes?
Neville se había quedado sin habla, solamente asintió. Sara sonrió. En eso vio a Harry acercarse.
-¿No han visto a Ron y Hermione? – Harry miraba a Sara y Neville. Snape le había preguntado...
-No, acabo de bajar.
-Tengo que hablar contigo. Discúlpanos, Neville.
Harry llevo a Sara aparte y le contó lo su conversación con Snape.
-Harry, ¿has sacado alguna conclusión de eso?
-No, ¿porqué?
-Prométeme que no le vas a decir nada a nadie. Especialmente a Ron, Hermione o Lupin.
-¿Por qué?
-Por favor.
-Lo prometo.
-Bien. Si se te ocurre algo al respecto, quiero que lo comentes conmigo primero. Ya me ocuparé de Snape después. ¡Ahí están ellos!
-¡Harry! ¿Qué quería Snape? – le preguntó Ron cuando se acercaron.
-Mandarme trabajo extra – dijo evasivamente. Los chicos se despidieron para ir a comer, pero Sara llamó a Hermione aparte.
-¿Qué paso? – le preguntó Hermione extrañada.
-Quería decirte algo. Sé que eres una chica muy lista, y que averiguaste a pura deducción mi apellido. Quiero pedirte que por favor, cualquier cosa que averigües sobre mi quiero que lo comentes conmigo primero, antes de decírselo a nadie.
-¿Escondes más cosas entonces?
-No tienes idea, pero, prométemelo.
-Bueno, te lo prometo.
Sara se despidió de ella y se dirigió a su casa. Como a los ocho, Sara estaba asomada por la ventana de su casa. Varias noches había visto a un chico entrar al bosque como a esa hora. Era un chico rubio, y esa mañana ella lo había conocido. Si no se equivocaba... ¡Sí! Un chico con el uniforme de Hogwarts estaba entrando al bosque. Llevaba un paquete en las manos.
"Draco Malfoy- pensó Sara - ¿qué demonios estás haciendo?" Sara se quedó afuera. Esperó casi una hora, cuando oyó una voz que gritaba, se precipitó hacia el bosque cuando vio a Draco que corría hacia ella, seguido por un animal enorme que Sara no reconoció pero la asustó mucho. Draco pasó a su lado y Sara levantó la mano en dirección al animal, soltando una ráfaga de fuego. El animal aulló herido y huyó, internándose entre los árboles. Cuando Sara se volvió vio a Draco tendido en el piso, con una horrible herida en la pierna.
-¿Qué era eso? – le preguntó el rubio. La voz le temblaba, pues estaba muy agitado.
-Ni idea. ¿Cómo te hiciste eso?
-Me caí huyendo de esa bestia asquerosa.
-¿Puedes caminar?
-Claro que sí.
-Vamos – dijo Sara tendiéndole la mano. Draco se levantó y avanzó renqueando.
-Creo que debería llevarte a la enfermería.
-¡No! – por un momento Sara percibió miedo en su voz
-¿No quieres que se sepa que estuviste en el bosque?
-No, yo...
-Ok, yo te curo entonces.
Sara lo llevó a su casa, donde lo curó lo mejor que pudo.
-Mi medicina es bastante muggle, pero creo que esta poción que hice ayer puede servir.
-No es algo que diga muy a menudo, pero gracias – le dijo Draco.
-De nada. Pero creo que no puedes volver hoy al castillo y se darán cuenta de tu ausencia.
-No lo creo. ¿Me vas a acusar?
-No. Te lo prometo. ¡Necesito otra habitación! – dijo en voz alta Sara. Se abrió una puerta a su lado – espero que esta habitación te sea cómoda.
Draco pasó la noche en la casa de Sara, al día siguiente volvió temprano al colegio, y la curación de Sara resultó ser muy efectiva, pues nadie se dio cuenta. Sara cumplió su promesa. Draco mandó una lechuza al día siguiente, de muy buen humor. Su padre estaría orgulloso de él. ¡Quien sabe! A lo mejor conseguía su primer misión.
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Espero que les haya gustado!!!
Ahora sí, mi parte favorita, ¡contesto reviews!
Andrea: ¡Hola! Bueno, al fin seguí publicando, no voy a volver a durar tanto. Lo prometo. Creo que este capítulo sólo te va a dejar más intrigada, y lo de Hermione, bueno, no esperes mucho de ese lado. Ya en este chap entró el personaje que lo va a cambiar todo (empezando porque yo cambio al personaje), bueno, pronto verás de que estoy hablando.
Nicky-Potter: ¡Hola amiga! Me alegra que estés en ese foro, de otra forma no me habría enterado. ¿Y viste que también dijo que el sexto libro lo está escribiendo a una velocidad sorprendente? Lo leí en un periódico de por aquí. Bueno, ya que no te importa el largo sino la historia espero que te haya gustado este chap. Ahí nos estamos hablando.
Leo Black Le-fail: ¡Hola wapa! Al fin seguí con la historia, al menos te di tiempo de ponerte al día con ella. Me alegra que te parezca que está quedando bien. Espero que te guste este chap también.
Pantrosa Black: vale, me cuido las manos como si fueran de oro. Espero que te guste la nueva ciudad donde vives. Mi excusa para durar tanto... la U, pero bueno, una sobreexitación de la imaginación por la que he escrito como ocho minifics más. Me alegra montones tenerte de vuelta, y espero que esta chap también te guste.
Daina: ¡Hola! Me alegra mucho que hayas leído el fic y todavía más que te haya gustado. Espero que disfrutes esta chap,
Azuka Tsukino de Black: ¡Hola! ¿Cómo no voy a echarle porras a Sirius con lo divino que es? Me alegra haber encontrado a otra super fan de Sirius. Sí, me gustan también los fics de Tanina, y oye, una recompensa como la del capítulo siete vale la pena... supongo que lo disfrutaste montones. Espero con ansias tus reviews, ya sean críticas o felicitaciones. Pronto nos veremos en alguna historia. Sayonara!
Bueno, ahora sí los dejo. En el próximo chap, Sara Black enfrenta su peor temor, y Lucius Malfoy vuelve al ataque.
Besos desde Costa Rica!
Sara.
