Disclaimer: los personajes son propiedad de JK Rowling y Warner Brothers. Excepto Sara Parker y Sara Black, que son de mi propia cosecha. No hago esto con fines de lucro, sino por pura diversión.
¡Hola!
Continué rápido...
Muy rápido, puesto que sólo me ha llegado un review, pero no importa, estoy cumpliendo mi promesa de publicar un capítulo cada vez que publico algo.
Gracias a las personas que están leyendo este fic, es mi favorita y del que estoy más orgullosa.
Eh.. no los molesto más, adelante con la historia.
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Después de ese día las cosas estuvieron bastantes normales (dentro de lo que se llama "normal" en Hogwarts). Sirius y Sara se saludaban al encontrarse en los pasillos y muy de vez en cuando Sirius la ayudaba con alguna cosa. Las clases de Sara estaban mejorando y Sirius y sus amigos estaban sepultados bajo la lluvia de deberes de preparación para los EXTASIS, a pesar de todo el tiempo que faltaba.
Sirius había vuelto a su comportamiento normal, y cualquiera que no lo conociera muy bien habría dicho que ya se había olvidado de sus sentimientos por Sara, pero sus amigos lo conocían muy bien para creérselo.
James Potter y Severus Snape se odiaban desde la primera vez que se vieron y en muchas cosas eran polos opuestos, por eso les habría extrañado saber que llevaban varias semanas diciéndole a sus respectivos amigos el mismo consejo.
-¡Tienes que dejar de pensar en él! – le decía por enésima vez Snape a Sara cuando estaban en la biblioteca y él descubrió las iniciales S.B. en una esquina de su cuaderno
-¿Pero porqué?
-No te concentras, no puedes dejar que tus notas bajen de nuevo, y me parece que ya ha dejado muy claro que no le interesas.
-Pero...
-Mira Sara, no quiero ser cruel contigo pero como tu amigo tengo que decírtelo. Desde que llegamos al colegio Sirius Black ha salido con una cantidad innumerable de chicas menores y mayores que él. Con ninguna a durado más de una semana y a todas les ha roto el corazón. No quiero que te haga eso a ti.
-Lastimosamente ni siquiera ha dado señas de querer eso.
-Exacto. Pasó casi un mes yendo a tu casa casi todos los días y ya han pasado dos semanas desde que se reconciliaron. No va a decirte nada, y si lo hace, ya sabes para qué será. No quiero que un imbécil como él te amargue la vida.
Sara no le dijo nada. No podía simplemente olvidarse de Sirius, pero creía que en realidad Snape tenía razón. Bien, tendría que hacer algo al respecto. En ese momento algo más se agregó a su lista de pensamientos.
-Sara, ¿puedo hablar contigo? – era la voz fina y arrastrada de Lucius Malfoy.
°°°
En otro lugar del castillo, James la daba el mismo consejo a su amigo.
-¡Olvídala de una vez! Está bien que es muy bonita, pero parece mentira que aún no la conozcas: es una arpía. No creo que valga la pena salir con ella para que te prenda fuego cuando le de cólera por cualquier razón.
-No es tan simple – le dijo Sirius mientras miraba con atención el Mapa del Merodeador. La conversación había surgido mientras planeaban la aventura para la Luna Llena del día siguiente y Sirius había notado que la casa de Sara no estaba en el mapa.
-¡Lo que pasa es que no la quieres olvidar!
-¿Y qué si no? – Sirius empezaba a ponerse de mal humor. No le gustaba discutir el tema.
-Mira – dijo Lupin interviniendo en la conversación - ¿porqué no hablas con ella y ya? Así sabrás si le interesas o no. La verdad Sara es la chica más bonita del colegio y si tu no te apuras a pedirle que salga contigo alguien más lo va a hacer. El próximo fin de semana es Halloween y tenemos visita a Hosgmade, pídele que vaya contigo.
-¡Remus! ¿Cómo puedes darle semejante consejo? – dijo James horrorizado. Para él no había peor chica en la Tierra que Sara y la idea de que su mejor amigo saliera con ella no le hacia la menor gracia.
-Dejémoslo, ¿quieren? – dijo Sirius – concentrémonos en lo importante. ¿qué vamos a hacer mañana?
Los chicos se sumergieron de nuevo en el plan. Pero las palabras de Lupin seguían rebotando dentro de la cabeza de Sirius. ¿Y si empezaba a salir con alguien más? Al día siguiente caminaba distraído, pensando en eso, cuando se topó con Sara, que pareció sobresaltada de verlo.
-¡Sirius! Eh.. Hola, ¿qué estás haciendo por aquí?
-Voy a la biblioteca a devolver un libro de Remus, está enfermo y me pidió que se lo devolviera.
-Oh! Este...
-Sara, ¿puedo preguntarte algo? – si iba a hacerlo, tenía que hacerlo ya.
-Claro.
-El próximo fin de semana tenemos visita a Hosgmade, me preguntaba si te gustaría ir conmigo.
Sara palideció visiblemente y miró a Sirius como si no pudiera creer que realmente le acababa de pedir que saliera con él. Entonces pasó por ahí un grupo de chicos de Gryffindor y Sara pudo oír perfectamente como uno le dijo al resto:
-¡Miren, parece que Black ya tiene un nuevo objetivo, se había tardado!
Sara enrojeció. Ella no quería ser una más en la lista de conquistas de Sirius Black, recordó lo que le había dicho Snape sobre el.
-Lo siento, Sirius, pero ya tengo otros planes.
Fue el turno de Sirius de palidecer. Necesitó de todo su aplomo para contestarle con tono normal, aunque Sara pudo ver la decepción en sus ojos.
-Bueno, no importa, era sólo una idea. Nos vemos.
Sara lo vio alejarse y se mordió el labio. No sabía si estaba haciendo lo correcto. Se dirigió al Gran Comedor, donde encontró a Malfoy con sus amigos Crabbe, Goyle y Rosier. Se acercó a ellos y le dijo al rubio que la miraba expectante.
-De acuerdo, Lucius. Iré contigo a Hosgmade.
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-Si quieres saber algo sobre mi, te agradecería que me lo preguntaras directamente a mí, y no a mis amigos.
Sara acababa de entrar a la oficina de Snape, que la miró sorprendido, no la había oído entrar.
-Así que Potter te dijo de nuestra pequeña conversación de ayer.
-Sí.
Snape no le dijo nada más.
-Entonces lo sabes – le dijo Sara avanzando hacia él.
-Es obvio, Sara.
-En ese caso, no metas a nadie más en esto. Es cosa mía.
-¿No pensabas decirle a Potter?
-No, no voy a arriesgar a nadie.
-No lo hagas Sara.
-No soy idiota. No voy a hacerlo todavía. Pero tengo que hacerlo. Tú lo sabes.
-No es una solución.
-No es eso lo que busco. Ahora, por favor, deja a mis amigos fuera de esto, especialmente a Harry.
-¿Esto es sólo porque él no lo aprueba?
-Sí, Harry es mucho mejor persona que yo. Tampoco le digas a Dumbledore. Ya te lo dije. Es cosa mía y es aparte del resto.
-Dumbledore lo sabrá sin que yo se lo diga.
-Nadie me lo va a impedir. Lo siento.
-Te comprendo.
Sara fue a salir de la oficina, Snape agregó sólo una frase más.
-Ten cuidado, o vas a acabar como ella.
Sara salió sin decir nada.
El resto de la semana pasó sin mayor inconveniente. El viernes, Sara llegó a la reunión de AD agitada. Tras la sesión normal, en la que solía hacer pareja con Neville, Harry le pidió que se quedara.
-¿Qué sucede?
-Como también tienes que ver como cuidarte de los ataques de animales fantásticos como los que nosotros vimos en tercero pensamos aprovechar un pequeño boggart que encontramos.
-¿Un boggart?
Harry le explicó lo que era y como hacerle frente. Sólo estaban Sara, Ron y Harry.
El resto ya se habían ido, incluyendo a Hermione, que debía terminar una traducción de runas antiguas. Sara los miró preocupada.
-¿Es peligroso?
-No –dijo Ron acercándose a la caja que tenía en una esquina y que se agitaba con violencia – sólo hay que hacerle frente.
Sara sin embargo no parecía muy convencida.
-Ahora sólo debes pensar en qué es lo que más miedo te da. – le dijo Harry.
-No es tan simple – le dijo Sara que parecía asustada – no sé cómo puede cobrar forma...
-Pues ya lo veremos. Recuerda, Riddikulus. Ron, abre la caja.
Ron abrió la caja y corrió al lado de Harry, dándole espacio a Sara, que sostenía su varita algo pálida, de enfrentarse al boggart.
Una mujer salió de la caja. Esa mujer era Sara.
Por un momento Harry y Ron pensaron que era la madre de Sara, pero no, era la mirada de Sara Black la que salía de los ojos del boggart. Una sonrisa malévola revoloteaba es sus labios.
La verdadera Sara se hizo para atrás. El boggart empezó a avanzar en su dirección. Sara empezó a negar con la cabeza.
-No, no – murmuraba, se había puesto mortalmente pálida.
-¡Hazle frente! – le gritó Harry
Sara levantó la varita, pero el boggart levantó el brazo izquierdo dejando al descubierto un horrible tatuaje: la Marca Tenebrosa.
-¡No! – gritó Sara que cayó al suelo con la cabeza entre las manos - ¡No!
-¡Harry! – le gritó Ron - ¡Haz algo!
-¡Ve tu ! ¡Lo último que ocupa ahora es un dementor!
Ron avanzó hacia el boggart que se transformó en una asquerosa araña gigante.
-¡Riddikulus!
La araña voló en mil pedazos. Ron y Harry se volvieron hacia Sara, pero ella ya no estaba ahí.
********************
Sirius no sabía en que momento había llegado a la torre. Cuando se dio cuenta estaba acostado en su cama, viendo distraídamente una telaraña en la esquina del cuarto.
-¿Sirius? ¿Qué te pasa? – Era la voz de James.
-Nada.
-Pasaste junto a Peter y lo ignoraste cuando te habló.
-No me di cuenta. Lo siento.
-¿Qué te pasa? Sólo hay dos cosas que te pongan así: Sara o tu familia.
-Bueno, por dicha no he tenido noticias de la segunda desde que empezó el curso.
-Así que es Sara. ¿Qué pasó?
-Le pedí que saliera conmigo.
-¡Perfecto! ¡Vas a pasar todo el día en Hosgmade con ella ¿no?! Me vas a dejar solo con Peter.
-Lamentablemente no. Sara "tiene otros planes", o al menos eso me dijo.
James miró a su amigo con piedad. Por un momento se olvidó de insultar a Sara, por el tono en la voz de su amigo supo que se sentía realmente mal y lo entendía.
La primera vez que le había pedido a Lily Evans que saliera con él lo había mandado a volar, y se había sentido fatal.
-Mala suerte, amigo – fue lo único que se le ocurrió decir- a lo mejor y cambia de opinión.
-No lo creo.
-Levanta esos ánimos – le dijo James pensando que lo mejor era no hacer una gran tragedia de todo aquello – hoy hay luna llena y nos la vamos a pasar muy bien.
Sirius intentó pasarla lo mejor posible, pero ese "tengo otros planes" rebotaba en su cabeza, ella lo había dicho con tanta indiferencia, como si no le importara lo más mínimo. Sara y Sirius se evitaron mutuamente el resto de la semana.
Sara le había contado a Snape lo sucedido, pero Snape no estaba tan contento como ella esperaba que lo estuviera al oírla.
-Sara, no puedes hacer eso.
-¿Qué?
-Salir con alguien para olvidar a Black. No funcionará, créeme.
-¿Sabes qué? No sé porque te crees un experto en el tema. Hasta el momento ni siquiera te he visto saludar a una chica.
Snape se enojó con ella y no le habló el resto de la semana.
Sara disfrutó la visita a Hosgmade. Lucius era muy divertido (en una manera muy fría, pero divertido en fin) y era la primera vez que ella iba a Hosgmade, por lo que Lucius hizo de guía turístico. Sin embargo, otros tres chicos no la pasaron nada bien.
Peter, que se enteraba de todo lo que pasaba con Sirius a medias, fue el primero que los vio, al entrar en las Tres Escobas. Cuando los vio se devolvió precipitadamente.
-¿Qué pasa, Colagusano? – dijo James extrañado entrando, cuando los vio palideció a su vez y se devolvió.
-¿Qué les pasa a ustedes dos? – dijo Sirius empujando la puerta para entrar.
-No, Sirius, mejor vamos primero a ...- intentó decir Peter, pero Sirius ya había abierto la puerta y los había visto: Sara y Lucius hablaban animadamente en una mesa muy cercana a la puerta. Sara lo miró un momento y luego desvió la mirada para seguir viendo a Lucius.
-Mejor vamos a Zonko primero – dijo Sirius saliendo lentamente, sin hacer ningún comentario. Sus amigos tampoco supieron que decirle, pero evitaron encontrarlos durante el resto del día, lo cual no fue muy difícil, pues Sara había visto la mirada que Sirius le había dirigido al verla con Lucius, y no quería verla de nuevo.
*******************
Harry y Ron habían buscado a Sara por todo lado, pero no pudieron encontrarla. Por último fueron a buscar a Dumbledore, tal vez el sabría como encontrarla.
-¿La buscaron en las mazmorras, con el profesor Snape?
-Sí, no estaba ahí – dijo Ron recordando la desagradable mirada de Snape cuando habían entrado a su clase.
-¿Están seguros de que no está en su casa?
-Completamente- dijo Harry.
-Si no quiere que la encontremos, no la vamos a encontrar, ¿por qué huyó así?
-Estaba enfrentando un boggart – le dijo Ron rememorando la escena – pero no pudo con él. Cuando lo acabamos ella ya no estaba.
-¿Qué era su boggart? – preguntó Dumbledore. Ninguno se atrevió a contestar.
-Creo que era muy personal – dijo Harry al fin – no me atrevo a decírselo, señor.
Ron negó con la cabeza, indicando que él tampoco.
-Entiendo. Bien, no podemos hacer más que esperar. Voy a ver si está en Grimmuld, con Lupin, pero no lo creo.
-¿En Grimmuld? – preguntó Ron frunciendo el ceño - ¿Cómo puede haber llegado ahí?
-Ella puede aparecerse, pero yo le pedí que no lo hiciera mucho porque aún no tiene carné.
-Pero, ¿no es que en Hogwarts no se puede aparecer o desaparecer? – preguntó Harry recordando la cantidad de veces que Hermione les había dicho eso.
-Sí, pero Sara si puede. Vayan a la Torre de Gryffindor, es tarde. Estoy seguro que para mañana ya habrá aparecido.
Harry y Ron se fueron aún un poco preocupados. Hermione estuvo muy interesada en la historia. Se fueron a acostar muy tarde, como a las dos o tres, pensando en donde podía estar Sara.
Harry no podía dormir, recordando la expresión de Sara al ver su boggart, y la expresión malvada del boggart. Se levantó a tomar agua y se asomó por la ventana. Entre los bosques distinguió una luz. ¿Era esa la casa de Sara? Sí, creía que sí. O sea que estaba de vuelta. Pensó en despertar a Ron, pero se decidió a ir solo. Se puso la capa de invisibilidad y salió en dirección a la casa.
Cuando llamó a la puerta no oyó nada dentro de la casa. Ya pensaba en irse cuando la puerta se abrió.
-¡Harry! – exclamó una sorprendida Sara - ¿qué haces aquí? Es muy tarde. Entra, o vas a congelarte.
-Quería ver como estabas – dijo Harry entrando.
-Oh! Estoy bien, creo. ¿Los asusté mucho?
-Bastante. Te buscamos por todo lado, ¿dónde estabas?
-En un lugar muy especial. No creo que lo conozcas, es un pedazo de cielo en la Tierra, me sirve mucho ir allí a pensar.
-Dumbledore incluso te buscó donde Lupin.
-¿Dumbledore?
-Sí, como no te encontrábamos...
-Como niños buenos fueron donde Dumbledore.
-¿Estás molesta?
-No, yo fui la que me desaparecí sin explicaciones, ¿verdad? ¿Les preguntó por mi boggart?
-Sí, pero no le dijimos que era.
-Bien.
Sara lo miró como esperando que le preguntara algo. Como Harry no parecía dispuesto a decir nada, Sara sonrió.
-¿No vas a preguntarme?
-¿Qué cosa?
-Sobre mi boggart.
-No.
-Buen chico. Pero la verdad no veo porqué no explicártelo después del susto que te di. A lo que más le temo en el mundo es a mi misma.
-¿Pero, por qué?
-Me dan miedo las cosas que puedo llegar a hacer, en lo que me pueda convertir.
-¿La Marca Tenebrosa?
-Exactamente. No es sólo convertirme en mortífaga lo que temo, es a convertirme en mi madre. En llegar a ser tan cruel y despiadada como ella. En llegar a odiar a quienes hoy son mis amigos, en llegar a matar por placer. No sé de que soy capaz Harry, y eso me aterra. He visto fotos suyas, y es verdad que me parezco a ella montones. Desde que llegué aquí no hay una sola persona que la haya conocido que no se estremezca al verme. La odio tanto que si llegara a ser como ella tendría que odiarme a mi misma a la vez.
-Lo lamento – dijo Harry, de los temores que había conocido hasta el momento, este le parecía el más terrible, pues era imposible que se liberara de él, pues para ello tendría que liberarse de ella misma – no debí hacerte enfrentar al boggart.
-¡Oh, no! Más bien debo darte las gracias por hacerme enfrentarlo, porque hasta hoy me era muy difícil admitirlo. Cuando vi mis temores materializados, avanzando hacia mi, perdí el control, lo lamento, debí ser más valiente.
-No tienes que disculparte por ello, sólo aceptarlo.
-Gracias, Harry. Eres un gran amigo.
Harry le sonrió y tras asegurarse de que estaba bien, volvió al castillo, mientras Sara pensaba en lo que Snape le había dicho el otro día, al dejar su oficina.
***************
Sirius había evitado encontrarse con Sara lo más posible en el colegio. James no había vuelto a decir nada sobre ella, y Sirius trataba de actuar como si nada hubiera pasado.
Sin embargo, era imposible. Todo el Colegio era un hervidero de rumores sobre que Sara y Lucius estaban juntos y no mucho tiempo después de la visita a Hosgmade fue posible verlos de la mano por los pasillos. Cuando ocasionalmente Sirius se los había topado juntos, Sara había evitado mirarlo.
Sara le había pedido perdón a Snape por lo que le había dicho.
-Realmente valoro tus consejos, es sólo que me gustaría que me apoyaras en esto, Severus. Tu mismo me has dicho que tengo que olvidarme de Sirius, y esto parece estar funcionando, por favor ¿me perdonas?
La verdad, Snape no podía estar mucho tiempo enojado con ella. Sin embargo, cuando ella llevaba casi un mes saliendo con Lucius, tuvo otro pequeño enfrentamiento con ella.
-Sara, tenemos que hablar.
-¿Sobre qué?
-Sobre Malfoy.
-¿Lucius?
-Sí.
-¿Qué sucede?
-Creo que deberías tener cuidado con él.
-¿Cuidado?
-Sí – Snape no se atrevía a decirle que sospechaba que Lucius estaba pretendiendo a Narcisa Black, por como lo había visto hablar con ella varias veces.
-¿Por qué? – Sara sonaba enfadada.
-No creo que sea bueno para ti, créeme, él va a lastimarte.
-Mira Severus, aprecio que te preocupes por mi, pero no te metas en esto, ¿quieres?
¿Cómo tiene que ser un chico para que consideres que sea bueno para mi? Sirius Black no, Lucius Malfoy tampoco, y no imagino polos más opuestos.
Snape no le dijo nada, él sabía muy bien quien consideraba el chico ideal para Sara, pero no iba a decírselo.
Las vacaciones de Navidad estaban por llegar. Sara las iba a pasar en el Colegio, Severus también. Remus iba a pasarlas con su madre, al igual que Peter. Sirius no quería ir a casa por nada del mundo, menos cuando su hermano le comunicó que él si iba a ir. Pensaba ir a casa de los Potter, pero estos iban de vacaciones a visitar a su familia en Gales. James no quería dejar a su amigo sólo por varias razones, por lo que escribió a su familia diciéndoles que iba a pasar la Navidad en Hogwarts.
La principal razón por la que James no quería dejar a su amigo sólo en Hogwarts apareció una mañana en todas las pizarras del Colegio.
"El Colegio Hogwarts de Magia y Hechizería se complace en invitarlos el próximo 24 de Diciembre, a las ocho de la noche al baile de navidad, en honor a Sara Parker, que se realizará como compensación a lo ocurrido en el baile de bienvenida de este año. Presentarse con túnica de gala. "
No, James Potter no iba a dejar a su amigo solo en un baile del Colegio, viendo a la chica que le gustaba en brazos de otro.
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Nadie volvió a hacer mención al asunto del boggart, lo que Sara agradeció profundamente. Sólo había hablado con una persona más al respecto, y esa persona había sido Remus Lupin.
Sara se había acostumbrado a visitar a Lupin por lo menos una vez a la semana. Eran visitas muy agradables. Tomaban té juntos, Sara le contaba sobre el colegio, Harry, Ron, Hermione, las sesiones de AD, y a veces hablaban de Sirius, de la época del colegio y ocasionalmente de su madre, pero Sara prefería oír sobre las bromas y travesuras que habían realizado.
Lupin se sorprendió al ver que Sara sabía perfectamente de su condición de licántropo.
-¿Cómo sabes tantas cosas? – le preguntó por enésima vez.
-Si te lo digo, tienes que prometerme que no le vas a decir a nadie. Especialmente no a Dumbledore.
-Sara, ¿por qué?
-Prométemelo.
-Te lo prometo.
-Del diario de mi madre.
-¿diario?
-Sí, lo dejó atrás cuando se fue.
-¿Qué época comprende?
-Toda la época mortífaga, creo.
-¿Por qué no le has dicho a Dumbledore?
-De ninguna manera. Es mío, y es mi secreto. Recuerda que prometiste no decirle a nadie.
-Ese diario, ¿está completo?
-¿Por qué lo preguntas?
-Curiosidad.
-No, mi madre arrancó algunas hojas.
-¿Me dejas verlo?
-No lo sé – dijo Sara dudando – tal vez te lo enseñe un día. Nunca se lo he enseñado a nadie.
Aparte de las visitas a Lupin, apenas otras cosas se habían agregado a la rutina de Sara. En cuanto a sus nuevas clases sólo eligió Estudios Muggles y Runas antiguas.
La vida de Sara era bastante normal de hecho, y se había acostumbrado perfectamente a Hogwarts. Pero era demasiado pedir a una hija de Sirius Black y Sara Parker tener una vida normal. El 30 de Octubre la vida de Sara se complicó hasta un nivel que no llegaría a comprender mucho tiempo después.
Sara iba tarde a clase de Transfiguración cuando vio a un muchacho solo, en medio del pasillo, de espaldas a ella, leyendo una carta. Sara reconoció al chico. Se acercó a él y le puso la mano en el hombro, preguntándole:
-Draco ¿estás bien?
Con la rapidez de una flecha, Draco se volvió apuntándole con su varita. El chico estaba mortalmente pálido, su mirada expresaba terror y su mano temblaba ligeramente.
-¡Sara! – dijo bajando la varita, con expresión aliviada – disculpa, me asustaste.
-¿Qué te pasa? – le preguntó Sara asustada a su vez
-Nada, es sólo... no nada, estaba distraído.
-¿Malas noticias? – preguntó Sara señalando la carta que Draco dobló y guardo rápidamente, como si temiera que Sara la hubiera leído.
-Algo así.
-Oh, lo lamento.
-Debo ir a clases, nos vemos.
-Sí, claro.
Sin embargo, como Sara notó, Draco no fue en dirección a las clases sino a su sala común. Este percance estuvo en su mente todo el día, sobre todo cuando al hablar con Harry, Ron y Hermione en la cena estos comentaban el alivio de que Malfoy no hubiera estado ese día ni en Pociones ni en Cuidado de las Criaturas Mágicas.
Sara apenas puso atención a las palabras de sus amigos sobre que Hagrid (al parecer gran amigo suyo y profesor de esa última materia) quería conocerla personalmente. Buscó en la mesa de Slytherin, no, Draco no estaba ahí.
En la noche, Sara no podía dormir, y pensativamente miraba por la ventana de su casa, le gustaba mucho ver el cielo en las noches de luna llena como aquella, y recordaba las historias que Lupin le había contado sobre su padre.
Eran algo así como las doce de la noche, cuando vio una figura dirigirse al bosque sigilosamente, llevando un baúl frente a él, empujado por magia.
-¿Draco? – se preguntó Sara, que buscando un abrigo salió y lo siguió con cuidado de no hacer ningún ruido.
Draco se internaba cada vez más en el bosque, que tenía una austera claridad producida por la luna llena. Sara lo seguía lo más cerca posible. De repente Sara lo vio detenerse, levantar la varita y murmurar:
-¡Lumus!
Una luz se prendió en la punta de la varita y Draco llamó:
-¿Mamá?
-¡Draco, huye! – se oyó un grito resonar en el bosque.
Draco miró en dirección a donde había salido el grito. Su madre estaba atada a un árbol. De repente, un grupo de hombres encapuchados surgió de la nada rodeando a Draco. Uno de ellos se bajó la capucha.
-¿Papá? ¿Qué ocurre? – preguntó Draco con terror en la voz, viendo a su madre que lloraba desconsoladamente.
-¡Cállate, inmunda traidora! – dijo una voz de mujer al lado izquierdo de Lucius Malfoy - ¡Crucio!
-¡No! – gritó Draco.
-Detente, Bella – dijo Lucius imperativamente. Sara se irguió viendo con odio a aquella mujer encapuchada, en aquel mismo momento podría hacerlo...
-Entonces hazlo ya, si tienes el valor – dijo Bellatrix – estoy ansiosa por decirle a mi señor que no te has atrevido.
-¿Papá, qué ocurre? – preguntó de nuevo Draco que había notado que estaba rodeado y todos los encapuchados apuntaban su varita hacia él.
-Me temo, Draco, que acabas de vender la vida de tu madre – dijo Lucius avanzando hacia él.
-¿Qué?
-Como si se pudiera engañar al Señor Oscuro – exclamó Bellatrix riendo – no creí que fueras tan ingenua, hermanita.
-El Señor Oscuro te ha dado el honor de formar parte de uno de sus más brillantes planes – continuó Lucius – y tu madre ha tratado de evitarte ese honor.
-¿Qué honor?
-El de morir por el lado oscuro.
-¡No! – gritó Narcisa logrando soltarse del árbol y precipitándose sobre Lucius.
-¡Quítate mujer estúpida! – dijo Lucius empujándola y tirándola al piso – verás, Draco, el Señor Oscuro no perdona a quienes se interponen en su camino, ni les da el honor a los traidores de matarlos él mismo.
-Estoy esperando – dijo la voz de Bellatrix ansiosa. Lucius se volvió hacia su esposa, petrificada de miedo en el piso, viéndolo. Antes de que Sara pudiera reaccionar la apuntó con la varita y gritó:
-¡Avada Kedavra!
-¡NO! – gritó Draco precipitándose hacia su madre, que yacía muerta, con una expresión de horror en el rostro.
-Conmovedor – dijo Bellatrix riéndose – pero es tu turno, querido sobrino. Adelante, Lucius, el Señor Oscuro te ha concedido el honor.
-¡NO! – la voz de Sara resonó en el bosque y todos los árboles que rodeaban el claro donde se encontraban se prendieron fuego y ramas incandescentes empezaron a caer sobre los mortífagos que se dispersaron espantados. Sara se apareció entre Draco y Lucius y tomando la mano del primero, desaparecieron.
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Espero que les haya gustado!!!
A mi en lo personal me gusta mucho la última parte, como siempre, espero sus comentarios, y hablando de reviews...
Andrea: ¡SÍ, SEGUÍ Y ESTOY DE VUELTA! Me alegra mucho que te guste esta historia, gracias porque sé que estás pendiente de ella, y no me molesta que me des la lata, así me apresuro a subirla. Lo de la profecía es más enredado que eso... más adelante, mucho más adelante se explica, así que tranquilidad.
Bueno, eso es todo, espero que nos veamos pronto.
Con cariño,
Sara Fénix Black
