Disclaimer: los personajes y lugares son propiedad de JK Rowling y empresas asociadas y marcas registrada. Sólo me pertenecen Sara Black, Sara Parker y Madeline Wilson.
Contesto reviews y empezamos de una vez con la historia.
Strega-in-progress: ¡Hola! No sé porque te dirá eso, pero bueno, a mi me lo ha hecho. ¡Lo bueno es que es este si pudiste! Me ha hecho muy feliz recibir otro review! Sí, creo que me fue bien en los exámenes, pero este cierre de semestre se viene horrible, pero ya sacaré el tiempo para subirlo. Me alegra que te guste como manejo la trama, porque en realidad a veces me parece que es demasiado complicada, pero bueno, ahí va saliendo. No te volverías loca, cuesta un poco pero luego te acostumbras. Espero no haber durado mucho en subirlo. ¿Te cae bien Draco? Que bien, porque esa es la idea. ¿Se me olvidó decir que es un OOC? Bueno, lo es, como se habrán dado cuenta.
Andrea: ¡Hola! ¡¡¡Mil gracias por tu fidelidad a la historia!!! Sí, Lily Evans representaba la perfección extrema para Sara Parker, aunque aún no hemos llegado a eso y no es tan obvio, pero sí. Sara es una huérfana, pero muy distinta a Harry. A ella la crió alguien que la quería sabiendo que su madre la odiaba. Harry creció con gente que lo odiaba, pero sus padres lo habían querido. Tom Riddle... una pequeña aparición que a mi me gusta mucho, de hecho hay momentos en que creo que tiene razón en lo que dice, pero bueno, una pequeña toma de Tom, que volverá a salir en un tiempo, y claro que será muy importante. Espero que te haya gustado este chap. Bye!
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Sara volvió a Hogwarts para la entrada de vacaciones. La primer persona que vio fue a Snape, quien estaba algo resentido de que ella se hubiera ido así del castillo. Sara le contó todo lo que había pasado con detalle (porque aunque le había escrito sólo había sido general). Además le contó su encuentro con aquel extraño llamado Tom en el bus. Había pensado seriamente seguir su consejo, pero la detenía su orgullo, y su promesa de obediencia.
No vio a Sirius hasta dos días después de su vuelta. Había evitado ir al Gran Comedor o pasar por los pasillos en los recreos o acercarse a la Torre de Gryffindor, pero ese día en la noche lo vio.
Estaba con sus amigos de siempre, pero habían tres chicas con ellos, una pelirroja, una rubia y una castaña. Hablaban y reían animados. Sara los vio subiendo las escaleras y se dio cuenta de que unas chicas detrás suyo también los veían y hablaban de ellos. Sara hizo como si buscara algo en su mochila para escuchar.
- ¿Pero es verdad, Berta? – preguntaba una chica con voz desilusionada.
- Parece que sí, ya era hora ¿no? Madeline le ha escrito una carta de amor por semana desde que estamos en primero, algún día Sirius tenía que hacerle caso.
- Pero no creo que Black vaya en serio. Nunca se toma a ninguna en serio.
- Parece que durante las vacaciones ha estado muy extraño. Más serio, más callado incluso.
- Además ya llevan una semana juntos – dijo Berta – y eso es un récord para Sirius.
Las chicas se alejaron y Sara se quedó helada. No podía ser verdad. Sirius no podía estar con otra, solo habían pasado dos semanas, no la había olvidado tan rápido, ¿o sí?
La verdad era que no. Sirius había pasado realmente mal la semana que siguió al baile, y su cambio de humor del que hablaban las chicas era verdad. James estaba muy preocupado y trataba de animarlo de todas las formas posibles, sin resultado alguno. Sin embargo, a la semana de lo ocurrido tuvieron una conversación que se tornó muy interesante.
- Bueno Sirius, al menos ya sabes como me siento cada vez que Lily me grita que me odia.
- No es lo mismo.
- No, por lo menos tu ya la besaste.
- No me lo recuerdes ¿quieres?
- Ahora que me entiendes quizá quieras ayudarme.
- ¿Y que se supone que haga? ¿Qué hechice a Lily para que salga contigo o que?
- Ella siempre está con sus amigas – dijo James esperanzado, hacia un tiempo se le había ocurrido un plan y si Sirius lo ayudaba podía funcionar – lo que necesito es hacerme amigo suyo primero.
- ¿Amigo suyo? ¿Y como se supone que vas a entrar en su grupo selecto de amigos?
- Yo no soy quien va a entrar, ¡serás tú!
- ¿Yo?
- ¡Madeline Wilson!
- No voy a empezar a salir con ella para que tu te acerques a Lily.
- No tienes que salir con ella, sólo hacerte su amigo. Tu pasas tiempo con ella, yo también, pero como ella te pone atención a ti sus amigas me quedan a mi y así Lily me va a conocer y va a ver lo maravilloso que soy.
Sirius empezó a reírse con fuerza.
- ¿Quién te ha dicho que eres maravilloso, Cornamenta?
James se había molestado un poco, pero sin embargo Sirius había terminado ayudándolo, aunque no exactamente por seguir el plan.
Al día siguiente, Sirius estaba solo en la Sala Común, porque James estaba en el campo de Quidditch haciendo unas pruebas de velocidad a la escoba que le habían regalado para Navidad sus padres. Sirius no había querido ir.
De repente había entrado una chica por la puerta del retrato. Era Madeline.
- ¡Sirius! Creí que estaban en el campo de Quidditch.
- James está allá. Yo no quería ir.
- ¿Estás bien? – le preguntó Madeline – hace días que te veo un poco extraño.
- Claro que estoy bien – Sirius estaba algo asombrado de que Madeline le estuviera hablando. Generalmente cuando lo veía se ponía roja y desaparecía. Pero Madeline era una chica con un gran corazón y corazones como el suyo no podían quedarse impasibles e inactivos al ver a alguien que sufría. Y Sirius por más que lo disimulara estaba sufriendo.
- No parece. Estás pálido y ya varios días te has quedado aquí encerrado.
- No, he estado pensando algunas cosas, es todo.
- ¿Problemas, ah? Creí que Sirius Black nunca se preocupaba por nada más que no fuera que su cabello estuviera bien peinado.
- ¿Me estás llamando presumido? – Sirius recordó como le decía Sara presumido.
- No, bueno, es que en gente como tu es natural, es parte de ti el verse bien ¿no?
- Se puede decir.
- Hay una batalla de bolas de nieve entre los Gryffindors y los Ravenclaws cerca del lago ¿quieres ir?
- Mejor me quedo aquí.
- No, así nunca vas a estar bien. Vamos. No quiero seguir viéndote así. Tu sonrisa es de lo más bonito que tienes y quiero que la recuperes del todo.
Madeline le tendió la mano. Sirius le sonrió y bajó con ella. Así se habían hecho amigos y el plan de James, sin necesidad de montarlo mucho se había cumplido. Lily y Rose, las amigas de Madeline, sabían lo que significaba para ella pasar tiempo con Sirius, quien de repente había dejado de ignorarla y parecía haberle tomado cierto aprecio. Así que ahora las tres chicas pasaban más tiempo con los merodeadores, y aunque Lily aún no le hablaba mucho a James se estaba llevando muy bien con Remus (quien estaba con ella en el club de transfiguraciones) y se divertía riéndose de las tonteras de James.
Sirius no dejó de pensar en Sara, y la verdad nunca dejó de quererla, pero el tiempo con Madeline y sus amigas era muy bueno y entre ellas y sus incondicionales amigos (sin nombrar los deberes preparatorios de los EXTASIS) lo tenían tan ocupado que poco a poco iba superando lo ocurrido, o al menos, eso creía él.
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Las semanas siguientes habían sido un infierno para Draco Malfoy. Él se había encargado de formarse su reputación durante los seis años de colegio, y ahora esta reputación no le servía de nada.
Sus compañeros de casa, la mayoría, empezando con Crabbe y Goyle, estaban relacionados con los seguidores de Voldemort y lo odiaban. Lo trataban como basura, lo insultaban y le lanzaban maldiciones cuando podían. Draco era muy orgulloso para dejarse, por lo que había perdido muchos puntos para la casa por pelearse con los que le mandaban hechizos.
Sin embargo, esto no molestaba tanto a Draco como el hecho de que el resto del colegio le tenía lástima. Los miembros de las otras tres casas, que siempre lo habían odiado no le habían tomado aprecio de repente, ni lo recibían con los brazos abiertos, algunos incluso se alegraban de que lo estuviera pasando mal, así que lo que veía en todos era lástima. Y en quienes más la odiaba era en los Gryffindors. El ambiente era tan insoportable que Draco incluso renunció a su puesto en el equipo de Quidditch de la casa.
Sara era su único consuelo. Pasaba todo el tiempo libre en su casa, lejos de las miradas de lástima de los alumnos del colegio. Cuando Sara se enteró de que le mandaban maldiciones por los pasillos investigó hasta que aprendió a ponerle un hechizo protector, que hacía rebotar los hechizos menores hacia su atacante. Además, Dobby le hacia desayuno, almuerzo y cena, para que no tuviera que ir al Gran Comedor.
Harry, Ron y Hermione casi no veían a Sara, pues ella pasaba casi todo el tiempo estudiando y el tiempo libre con Draco. Además era muy incómodo estar en casa de Sara cuando Draco también estaba ahí.
Una noche, Draco le dio un gran susto a Sara. Llegó a la casa tarde, como a las nueve, diciendo que se sentía mal. Sara lo acostó en un sillón y momentos después empezó a vomitar. Sara no entendía lo que le pasaba, porque después empezó a convulsionar. Dobby fue quien apareció y le dijo lo que pasaba.
- ¡Lo han envenenado, señorita!
- ¡Envenenado! ¿Qué hago?
- ¡Vaya por Dumbledore, señorita! ¡Dobby lo cuida mientras tanto!¡Vaya, no tiene mucho tiempo!
Sara había desaparecido y se apareció en la oficina de Dumbledore, a quien llevó de inmediato a la casa. Lo habían salvado por poco. Dumbledore no quiso hacer mucho revuelo y le dijo a Sara que alguien de la Orden lo investigaría. Ese alguien iba a ser Ojo Loco, y el dictamen fue simple: alguien había echado veneno en el vaso de agua que tenía Draco a la orilla de su cama en la torre.
Como consecuencia de esto Draco había abandonado la Torre de Slytherin y para regocijo suyo y de Sara, Dumbledore había considerado prudente que se quedara con ella mientras tanto.
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En un lugar muy distinto a Hogwarts este acontecimiento se recibió con aún más alegría de lo que se podía pensar.
Este lugar era una casa vieja, que parecía haber estado abandonada mucho tiempo. Más que una casa era una mansión, de habitaciones oscuras y tapices mohosos: aquel lugar era el cuartel general de Lord Voldemort.
Un hombre rubio estaba acostado boca abajo en el centro del salón, frente a la imponente figura de Lord Voldemort. Una mujer estaba al lado de este último, de rodillas, con la cabeza agachada, y al otro lado estaba un hombre pequeño y de aspecto débil. Para terminar la escena había otro hombre en el salón, alto y grueso, a quien Voldemort estaba interrogando.
- Entonces Crabbe, ¿qué te dice tu hijo en la carta que te envió?
- Dice que el truco del veneno funcionó. Ya sacaron al chico del dormitorio, y que lo más probable es que duerma en casa de Sara ahora.
- ¡Qué falta de cortesía, Crabbe! La chica quiere que la llamen por el apellido de su padre, ¿verdad, Bella?
La mujer al lado suyo se inclinó, disimulando un temblor de rabia, esa mocosa usando el apellido de su familia, una hija de aquella estúpida Sara.
- Lo siento, mi señor – dijo Crabbe bajando la cabeza – mi hijo cree que Draco aprecia mucho a la chica Black.
- Eso no nos importa tanto como que ella lo aprecie a él.
- Sin duda lo hace – dijo Crabbe.
- ¿Te he pedido tu opinión?
- No, lo siento, señor, lo siento.
- Bueno, Lucius – dijo Voldemort dirigiéndose el individuo en el piso – parece que tu incompetencia está rindiendo frutos. Parece que el plan va a funcionar, sólo debemos dejar que Dumbledore haga su trabajo, como hizo con Sara. Sin embargo, no dejo de lamentar no haber matado al chico.
- Yo puedo matarlo, señor – dijo la voz de Bellatrix – yo lo acabaría en un segundo y no desperdiciaría el tiempo con charlas como Malfoy.
- No, Bellatrix. Me gusta el nuevo plan. El chico ya está dentro, sólo hay que dejar la semilla germinar. Además, te tengo reservada para después, mi querida Bella, ¿o te molesta quedarte a mi lado?
- ¡Por supuesto que no, mi señor! – dijo Bellatrix con una nota de pánico – nunca me molestaría servirle de compañía si usted me honra con ese honor. Lo que sucede es que sufro al ver que deberían ayudarlo son tan incompetentes, mientras que si usted me lo permitiera yo evitaría que sus errores echaran a perder sus perfectos planes.
- Lo sé, Bella, por eso te tengo a mi lado, sé que tu eres la más fiel de mis mortífagos, la única con la que realmente cuento. ¿te molesta el error de Malfoy, entonces?
- Sus errores, mi señor, son tan grandes y graves que merece castigo, a pesar de que de sus errores haya surgido el plan de mi señor, que sabe crear maravillas sobre las ruinas.
- Yo decido quien merece castigo, Bella.
- Lo siento, mi señor.
- Y a Malfoy le vendría bien un poco de él. ¿quieres realizarlo tu misma?
- Sí mi señor así lo quiere.
- Bien, adelante. ¡Colagusano! – el hombre al otro lado suyo se irguió – lleva a Crabbe afuera y tráeme a Nagini, querrá disfrutar el espectáculo. Crabbe, estoy satisfecho con la actuación de su hijo en su primera misión, dígale que cuento con él para el futuro.
Crabbe sonrió satisfecho y salió siguiendo a Colagusano. Luego este volvió seguido de una enorme serpiente que respondía al nombre de Nagini que fue hacia Voldemort, quien se sentó en la silla que estaba como un trono en el centro del salón y se dispuso a disfrutar de la tortura de Malfoy a manos de Bellatrix, la mejor de sus mortífagos, ahora que Sara no estaba...
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Habían pasado más de un mes desde los últimos hechos narrados y la amistad de Sirius con Madeline había crecido lo suficiente para que los rumores de Berta no fueran tan erróneos después de todo, no después del catorce de febrero, cuando Sirius le pidió a Madeline que fuera con él a Hosgmade.
No era precisamente una cita, pero a Sirius le gustaba estar con Madeline. No sentía por ella nada parecido a lo que sentía por Sara, pero ella lo hacía sentirse en cierta forma apreciado, querido incluso, y eso era lo que más necesitaba desde que Sara le había dicho que no lo amaba. Madeline no sabía la historia de Sara, pero ella sabía que en el fondo Sirius nunca la querría, pero no le importaba: ella sí lo quería, y mucho.
Sara y Sirius no habían cruzado palabra después de una discusión que tuvieron a la semana de la vuelta de Sara al colegio. Habían chocado a la entrada de la biblioteca y cuando Sirius le pregunto como estaba Sara empezó a gritarle sobre la nada algo así:
- ¿Con que me amabas, ah? ¡Ya veo cuanto me querías si me voy dos semanas y cuando vuelvo ya tienes otra conquista ¿no?! ¿o debo decir otras conquistas?
- ¿De que demonios estás hablando?
- ¡Madeline Wilson!
- ¿Madeline? – para aquellos momento Sirius aún no se había planteado el hecho de salir con Madeline, de hecho, por primera vez en su vida, veía a una chica como sólo una amiga.
- ¡Ya veo cuanto me querías! – continuó Sara.
- Bueno, ¡tu fuiste la que me dijiste que te olvidara y que buscara una nueva víctima, ¿no?! –Sirius estaba furioso - ¡No me vengas con estas porquerías ahora! ¡Tu no me amas! ¡Bien, no me importa! ¡Sigue así y olvídate de mi! ¡No te metas en mi vida, no te metas en lo que no te importa!
Sara había pasado mucho tiempo durante el mes de Enero criticando a Madeline:
- ¡Esa rubia estúpida y desabrida! ¿Qué demonios le ve? Es una estúpida que anda babeándose todo el día detrás de él..
- Sara, Berta Horpkins es la mujer más chismosa sobre el planeta tierra, puede que ni siquiera sean amigos en realidad – le decía Snape por enésima vez – y si lo son no sé porque te molestas, tu lo mandaste a volar y si no vas a hacerle frente a Dumbledore entonces es mejor ustedes dos se separen definitivamente. Si él ya te supero, eso deberías hacer tu. No es buena señal que el idiota de Black se recupere primero que tu.
Sara no se había molestado en mirar a otros chicos durante ese tiempo, y evitaba pensar en Sirius. Luego llegó el 14 de Febrero, y todo cambió.
Había para esa fecha en el colegio una epidemia de una enfermedad extraña llamada Yuxdfigia, muy parecida a la gripe corriente, pero muy difícil de quitar. Snape estaba enfermo, así que se quedó en el castillo y Sara fue a Hosgmade a comprar algunas cosas. En Honeyduks decidió comprarle algunos dulces a Snape, así que entró y empezó a comprar paquetes de casi todo lo que encontraba. De repente recordó que a Snape le gustaban mucho las ranitas de chocolate. Estaban en un estante alto, y tenía tantas cosas en las manos que al tratar de coger un paquete de esos se le cayeron las cosas que traía y por poco se trae abajo el estante. Un muchacho alto, de pelo corto negro y ojos celestes, que vestía el uniforme de Hogwarts se acerco a ayudarla, le recogió las cosas y la ayudó a llevarlas a la caja.
- Parece que llevas provisiones para el resto del año- dijo el chico poniendo las cosas en la mesa para que las empaquetaran.
- Mi amigo Snape está enfermo, y le llevo algunas cosas de las que le gustan, pobre, encerrado en la enfermería.
- Snape me cae bien – dijo el chico mientras Sara pagaba por su compra – yo también soy de Slytherin.
- ¿De verdad?
- Sí, estoy en cuarto. De hecho mi mejor amigo también está enfermo y vine a hacerle unos mandados. Me parece que los dos andamos solos.
- Eso parece
- ¿Te ayudo con los paquetes?
- Sí, gracias.
El chico tomó los paquetes grandes y salieron de la tienda.
- ¿Quieres ir a tomar algo? – le preguntó el chico – aquí arriba hay un lugar muy lindo, hacen muy buen chocolate caliente y no me vas a negar que hace frío.
- Claro – dijo Sara a quien ese chico le estaba agradando mucho, pero tenía algo que le era vagamente familiar.
- ¿Puedo llamarte Sara?
- Claro que sí – dijo Sara riéndose - pero no me has dicho como te llamas.
- Oh! Mi nombre es Regulus, Regulus Black.
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Los meses que siguieron hasta Navidad fueron muy especiales... y muy extraños a la vez. Para saber cómo fueron en realidad imaginemos que estamos con Draco Malfoy y tras hacerle beber un poco de veritaserum (que aparte de hacerlo decir la verdad le quita un poco de arrogancia) se lo preguntamos.
"¿Mi vida estos últimos meses? Un infierno, casi sería mejor vivir en Azkaban que aquí. Sólo una cosa evita que así sea, y es Sara. Desde lo que paso con mi madre y mi padre me siento muy extraño, pero Sara parece entenderme a la perfección.
Lo peor de todo es la lástima con la que todos me ven. Lo detesto. Sobretodo cuando entro en algún lugar y todo mundo se calla, sé que hablan de mí, de lo que me ocurrió, y de Sara y que yo viva con ella. Es extraño, vivo con la chica más guapa del colegio y sé que me envidian por eso, pero ninguno sabe como es realmente.
No me quejo. Me gusta mucho vivir aquí, pero me gustaría dejar el colegio. Aunque la verdad no importa. Sara se ha encargado de hacerme sentir en casa, y Dobby que solía verme con desconfianza ya me ve con indiferencia. No es que me importe lo que piense un elfo doméstico...
Me gustaría irme a un lugar donde nadie me conociera, pero no puedo irme. El mago más poderoso del mundo me quiere muerto. Sara me protege todo el tiempo. Siempre tiene una excusa para estar conmigo, pero la verdad lo disfruto, me gusta pasar tiempo con ella, aunque es extraño. Hace un momento les decía que nadie sabe como es vivir con ella. Voy a darles una idea de nuestra rutina diaria.
Dobby me despierta todos los días temprano y me sirve el desayuno. Cuando estoy terminando de comer aparece Sara, tan sonriente como siempre y me pregunta como se ve con el peinado nuevo que se hizo, o si le queda mejor una prensa que otra. Yo siempre le digo que se ve bien, y no le miento: Sara siempre se ve bien.
Me voy al colegio, antes de irme me dice que me cuide. A veces se porta como si fuera mi mamá o algo así. Cuando llegó del colegio llamo a la puerta y ella me abre, sonriente como siempre, y me pregunta como me fue. En general le digo que bien y luego me siento a comer.
Al inicio en la casa siempre estábamos solo nosotros y Dobby, pero con el tiempo Potter, Weasley y Granger retomaron su costumbre de ir a hacer trabajos a la casa y hablar con Sara. Cuando llego y están ahí me voy directo a mi cuarto. No soy yo quien va a ir a saludarlos, no me atrevería a ver la mirada de lástima en los ojos de esos tres, sería demasiado para mi orgullo. Ya es bastante saber que esa estúpida orden de Dumbledore me "protege" y trata de averiguar porqué quieren matarme. Aunque yo aún me lo pregunto.
Bueno, volviendo a lo que decía. Me encierro en el cuarto a hacer los deberes y los oigo hablar y reírse. A veces me gustaría estar ahí. No hablando y riendo con ellos tres, sino tener amigos de nuevo, recordar lo que era eso. Pero no pienso hacerme amigo de ellos, no, yo nunca haría eso. No, no necesito amigos así.
Cuando se van, Sara viene a mi cuarto y me pregunta si tengo mucho que hacer y me ayuda a buscar la información que necesito en los libros. Cuando termino se alegra y me pide que le ayude con los de ella. Suelen ser difíciles, no por lo que preguntan (que es materia de TIMOS) sino por la manera en que se lo piden.
Tres veces a la semana Sara cena en el castillo y acude a sesiones de AD. Otras dos veces va a cenar con Remus Lupin, aunque no me ha dicho adonde. A veces recibe a un vagabundo al que llama Dung para la cena, esos días yo no como, ese individuo fuma una pipa con un olor repulsivo y me quita el apetito. Creo que esta en la Orden, aunque nunca oí a mi padre mencionarlo. La gentuza con la que se rodea Dumbledore...
Además se cartea con muchas personas, creo que también son de la Orden, sé que una es mi prima Tonks, y otros creo que son los Weasley. Sí, los amigos de Sara no son precisamente de mi tipo. En fin, Gwinger tiene mucho trabajo.
Como veis no hay nada emocionante en mi vida actual, ni siquiera ha habido nuevos intentos de asesinarme. ¿Digo que no hay nada emocionante? Me equivoco, sí lo hay, y mucho. ¿Queréis saber que es? Es Sara. ¿Cómo es Sara? Bueno, si realmente quieren saber...
Sara es muy divertida, pero muy muggle. A veces me cuenta historias de su vida, no entiendo ni la mitad de lo que dice, creo que se necesita un EXTASIS en estudios muggles para entenderla.
Ella nunca se aburre, siempre encuentra que hacer. Logró hacer que la radio mágica capte una emisora muggle (no estoy muy seguro de cómo hizo, pero creo hechizó la señal de la emisora). Cuando la pone, coge su cepillo de pelo con la mano derecha, lo pone frente a su boca y empieza a cantar y actuar, como si estuviera sobre un escenario. Le he preguntado por el cepillo y dice que así simula el mitronofo, o algo así. También, cada quince días le pide permiso a Dumbledore y se va al supermercado muggle. La cocina de la casa, creo que se me olvidó decirlo, pasa llena de comida muggle. Sobretodo cereales y golosinas. Por ejemplo, compra unos chocolates en forma de rana y cuando le dije que porque compraba esos en lugar de las ranitas de chocolate nuestras me dijo que la gustaba que su comida se quedara quieta. He probado algunas de esas cosas y no saben tan mal, pero no sé como las prefiere.
También va a comprar revistas al mundo muggle cada quince días, y cuando le dije que debería empezar a portarse como una bruja y leer "Corazón de Bruja" la compró, y ahora lee las muggles y las mágicas, y está al tanto de los chismes de los dos mundos. Es desesperante. Además pasa pendiente de las revistas de moda, que le gusta mezclar y a veces, usando sus poderes, hace aparecer túnicas mezcladas con vestidos muggles y ha logrado varios diseños muy interesantes.
Sara es muy extraña. A veces, como ya dije se comporta como si fuera mi mamá, como si yo fuera un niño pequeño bajo su cuidado, y puede llegar a ser sobre protectora (a veces me molesta, pero me gusta que se preocupe por mi). Otras veces es como una chiquilla chineada y parece que va a ponerse a llorar si no la ayudo en algo o no quiero jugar con ella unos juegos de mesa que aún no llego a entender. Muy pocas veces actúa como una verdadera descendiente de princesas, pero no hay duda de que lo es. Cuando habla con Dumbledore por ejemplo, se nota que tiene un porte noble y serio. Y cuando habla con Fudge también, los hace verse pequeños a su lado, es capaz de hundirlos y hacerlos tragarse sus palabras. Creo que no les tiene ningún cariño.
Pero no sólo se dedica a cosas muggles. Estudia con pasión cuatro cosas: Pociones, Astronomía, Runas Antiguas y Defensa Contra las Artes Oscuras. Tiene montones de libros extras de estas materias y le pidió a la casa una habitación que es una réplica del despacho de Snape. Pasa mucho tiempo ahí, haciendo diversos experimentos. Además está muy interesada en duelos, en tácticas de batalla. Ha comprado libros al respecto porque no le prestan los de la Sección Prohibida, también está interesada en las formas de ataque de los magos oscuros. Nunca lo ha hecho, pero sé que se muere de ganas de preguntarme que sé sobre los mortífagos.
Pocas cosas nublan su espíritu. La primera es su padre. Cuando habla de él se entristece, pero de una manera muy dulce. Es casi como si lo hubiera conocido. La verdad por lo que el hombre que una vez fue mi padre me había contado de Black siempre me había parecido un tipo bastante idiota, y puede que igual lo haya sido, pero en boca de Sara se convierte en un héroe trágico. Lo adora. Cuando le dije que una vez lo había visto en su forma de animago se puso muy feliz y me hizo contarle una y otra vez sobre ello, lo cual fue muy difícil, porque yo sólo recordaba un perro negro enorme haciendo el idiota alrededor de Potter y los Weasley.
El segundo tema es su madre. Se pone de un humor muy extraño, una mezcla de ira y desamparo, se podría decir. A ella la odia todo lo que adora a Black. Sólo hay otro momento en que se pone de ese humor tan peculiar y es cuando lee el libro negro que siempre tiene al lado de su cama, que tiene una S y una P doradas en la portada, así que asumo que es sobre ella también.
Por las noches tiene pesadillas, y habla en sueños. La he oído varias veces. Luego grita, se despierta llorando, va a la cocina, toma un vaso de agua y se va a acostar. No me lo ha dicho, pero sé que se sueña matando a alguien, probablemente a Potter, a Weasley, a Granger o a mí.
Pero no cometan el error de creer que Sara es una chica buena y dulce atormentada por el pasado. Se tiene un genio de los once mil diablos. A veces, cuando se enoja mucho le prende fuego a las cosas, y si hay algo que disfruto es oírla discutir con Dumbledore o con Fudge.
Sé que Sara me considera realmente como un habitante más de la casa. Aunque no sé si hay algún merito en eso: para ella Dobby es un miembro más de la familia y se sienta a la mesa con nosotros, al menos con ella. Lo peor sobre Dobby es que no sólo es libre, sino que le paga ¡y le da días libres! Esos días son horribles, porque como soy parte de los habitantes de la casa tengo que ayudar. ¡Yo haciendo trabajos de elfo doméstico para que se vaya a vaguear! Es humillante.
Definió que esta también era mi casa para el partido de Quidditch de Gryffindor contra Slytherin. Aunque procuro olvidarlo, Sara es una Gryffindor, y como ella no dejó de recordarme hasta ese día, nunca antes había visto un partido de Quidditch. Esperaba el partido con emoción y estaba segura de que iban a ganar (lo cual era muy probable). Por un tiempo la vi pensativa y un día al fin me dijo que si James Potter era tan bueno como dicen seguramente siempre ganaban y Sirius probablemente se encargaba de ir a Hosgmade con sus amigos para hacer la celebración del triunfo. Desde ese día empezó a planear una fiesta con Hermione, digo, Granger. Ella le dijo que podían celebrarlo aquí, en la casa de Sara, si pedían un salón de fiesta. La idea era muy buena, pero Sara lo rechazó de plano, sin dudarlo. Aún recuerdo sus palabras exactas: "Hermione, esta no es sólo mi casa, también es de Draco. Tendrá que ser en la torre." Por un momento pensé en decirle que no se sacrificara por mi, pero la verdad, me gustó que lo hiciera. Gryffindor ganó, yo no fui al partido, no tenía ganas, obviamente. Potter atrapó la Snitch a la hora y el baboso de Higgings, el buscador de ahora no se dio cuenta hasta que Potter ya lo estaba celebrando. Además Weasley parece haber hecho un gran papel. Cuando Sara vino estaba muy enojada porque cuando le metieron el primer gol habían empezado a corear "Weasley es nuestro rey" mi versión, la original. Cuando le dije que yo la había hecho se enojó aún más. Se fue a la fiesta y no volvió hasta muy tarde. Pero nunca se enoja conmigo por mucho rato, aunque hemos tenido varias discusiones, la mayoría sobre cuestiones poco importantes, generalmente sobre las diferencias entre magos y muggles, pues para ellas los magos somos bastante ignorantes ya que no estudiamos ciencias ni matemáticas y es de los fenómenos que piensan en la utopía de un mundo donde magos y muggles conviven y se ayudan los unos a otros. Ella cree que los muggles tienen mucho que ofrecer. Extrañas ideas ¿no?
Sí, esa es Sara. Es difícil aburrirse con ella. Pero ya viene Navidad, y no sé que voy a regalarle. Lo he estado pensando, pero todo lo que realmente le gusta parece venir de los muggles, y ese no es mi campo. Quiero regalarle algo especial, la idea me ha estado volviendo loco, al punto que consideré preguntarle a Granger. Por suerte recuperé la cordura y le pregunté al profesor Snape, con quien se lleva muy bien y parece conocerla bastante. No me dijo nada que me sirviera de mucho, pero antes de irme de su despacho me dijo algo que no he podido olvidar.
- Draco, hazte un gran favor a ti mismo: no te enamores de ella.
Por todo lo que les he dicho, creo que pueden ver que su consejo llegó algo tarde."
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¡Hola! Aquí está el nuevo chap, no tardé mucho, pero no sé si podré subir algo esta semana, aunque prometo que lo intentaré.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué les pareció la parte de Draco? Eso me interesa mucho. De una vez les advierto, aunque creo que ya deben haberlo notado que se encontrarán con un Draco Malfoy muuuuuuy distinto al de los libros, muy poco Malfoy, de hecho. Espero que no les moleste.
Otra aclaración: no tengo nada contra las rubias, por si alguien se siente señalado por los comentarios de Sara sobre Madeline.
Creo que eso es todo por hoy. Les aviso que nos estamos acercando al final de la primera parte de la historia (son cinco partes). Esta parte que están leyendo, que olvidé especificar al inicio se llama: "Hogwarts, el comienzo".
Ahora sí, espero oír pronto de ustedes, ya saben la palabra mágica: GO. ¡Espero sus reviews!
Sara Fénix Black
