Lupin entró a la sala común de Gryffindor. Sirius estaba ahí, al lado de la chimenea.
- Sirius, ¿estás bien?
- Un poco mejor que hace un rato.
- Entonces estarás considerando disculparte con James.
- ¿James? – Sirius lo miró intrigado, de repente, recordó - ¡Oh, eso! Sí, supongo que debería disculparme.
- ¿Supones? – Lupin se sentó a su lado.
- Digo, voy, si no viene con esa cara de felicidad estúpida que anda últimamente.
Lupin se rió por lo bajo, Sirius lo miró con desconfianza.
- ¿De que te ríes?
- De ti.
- ¿De mí?
- Estaba esperando que esto pasara, por eso me quedé. Sirius, estás celoso.
- ¿Celoso? ¿De quien?
- De James.
- ¿James? Creo que estás algo loco, Lunático, ¿no habrás bebido mucho, verdad?
- Sirius, es normal. Estás celoso de que James sea feliz con la mujer que ama mientras tu sufres en silencio porque tu no puedes estar con la mujer que amas y tu amigo no te acompaña en el sufrimiento.
- Eso no es cierto.
- Sí lo es. Te irrita su felicidad, tu mismo acabas de decirlo.
- Por supuesto que no me enoja que James sea feliz.
- No es que él sea feliz, es que tu no lo seas. Le estás cobrando a James tu propia frustración. Estás celoso de la felicidad que él disfruta y tu no.
- Sabes, a veces me hartas con tu psicología.
- Pero es cierto, ¿lo sabes, verdad? Sé que no lo haces a propósito, y sé que James debió tener más tacto en este asunto, pero...
- Está locamente enamorado – dijo Sirius con un suspiro – creo que tienes razón. Debo disculparme con él, y debo controlarme. Bueno, aunque ahora tengo que ver que va a hacer Dumbledore conmigo después de ese beso. Aunque la verdad no me importa, ese beso valió la pena.
- En ese caso podemos hablar de una vez, Sirius – dijo una voz detrás suyo. Sirius y Lupin se volvieron y se encontraron frente a Albus Dumbledore. - ¿Te molestaría volver al baile, Remus?
Remus salió de la sala común, mientras Sirius miraba a Dumbledore desafiante. Dumbledore tenía una expresión determinante, pero, al contrario de lo que Sirius esperaba, no era amenazante.
- Sirius, creo que debí hacer esto hace mucho tiempo, pero los mayores solemos cometer el error de creer entender los sentimientos de los jóvenes, evaluando por lo que vivimos en nuestra propia juventud. Quiero hablarte sobre ti y Sara.
Sirius no le dijo nada.
- No debí permitir que ustedes dos se acercaran tanto, pero no preví que llegaran a este punto. No puedo permitir que Sara salga contigo.
- Lo sé – dijo Sirius con voz ronca – usted es su tutor y no me considera adecuado para ella.
- No es eso.
- Pero mi hermano sí que es para Sara, ¿verdad? Como todo el mundo, lo considera mejor que yo, porque sabe poner cara de niño bueno y no parece capaz de matar una mosca y nunca se revela contra la autoridad. ¿verdad? Y Lucius Malfoy, tampoco tiene problema con él, ¿verdad? – Sirius se estaba empezando a dejar llevar por la cólera.
- No creo que tu hermano sea mejor que tu, no es un tipo de teoría que yo maneje – Dumbledore estaba serio – pero ellos no eran un peligro.
- ¿Un peligro? ¿En que soy yo un peligro para Sara? Yo la amo y yo haría cualquier cosa por protegerla. Ninguno de ellos dos la quiso como yo aun la quiero ¡un año después! ¿qué hay de peligroso en eso? – Sirius dijo esto con mucha pasión y enojo, y se contuvo por la mínima de no gritarle muchas más cosas. Dumbledore lo miró con tristeza.
- Mucho, eres muy joven aún Sirius, pero algún día descubrirás que no hay fuerza más peligrosa que el amor.
Sirius lo miró incrédulamente.
- ¿Crees que realmente la amas?
- Sí.
- ¿Crees que ese amor sobreviviría un año más?
- Sí.
- ¿Dos?
- Sí.
- ¿Cuatro?
- Sí – Sirius no entendía a donde quería llegar.
- Bien – dijo Dumbledore tomando una actitud solemne – en cuatro años, si ustedes dos quieren todavía estar juntos, porque las cosas cambian de perspectiva cuando creces, no habrá nada en su camino.
- ¡Cuatro años! ¡Es ridículo! – dijo Sirius levantándose.
- En menos de un año saldrás del colegio. Sara tiene este curso más dos más antes de salir. Para entonces tendrá 17 años. Se irá mínimo un año al extranjero a aprender costumbres de otras sociedades mágicas. Cuando la veas de nuevo los dos vais a haber cambiado mucho, pero es cosa de ustedes entonces.
Sirius lo miró calculadoramente.
- ¿Por qué? ¿Por qué no?
- Es peligroso.
- ¿Para quién? ¿Para mí?
- Sí.
- No me importa.
- No sólo para ti.
- ¿Para quién más?
- Para todos.
- ¿Todos? – Sirius lanzó una risa corta, irónica.
- Sí, incluyendo a Sara.
- ¿A Sara? – Sirius se puso serio y se sentó de nuevo - ¿Yo pongo en peligro a Sara?
- Tu no, su relación.
- ¿Y si espero cuatro años...?
- Ya no será mi asunto, pero aún será un riesgo.
Sirius se quedó pensativo. Cuatro años era mucho tiempo, pero en ese mismo momento no tenía nada más.
- ¿Por qué la pone en peligro?
- No es algo que pueda decirte, Sirius, si no te lo diría, y a ella también.
- Bueno, no creo que tenga opción – dijo Sirius sonriendo tristemente – ella no va a desobedecerle a usted.
- ¿Y tu?
- Creí que usted conocía a sus estudiantes.
- Sirius, prométeme que en lo que te queda en el colegio no pasará nada entre ustedes dos. Dejarás que Sara siga adelante con su vida y tu seguirás adelante con la tuya.
- No puedo. Además, no sé para que quiere mi palabra.
- Creo en tu palabra. – Sirius tomó confianza al oír sinceridad en la voz del director.
- Bueno, no pasará nada. – dijo Sirius poniéndose de pie por segunda vez – pero en cuatro años no se atreva a meterse en nuestro camino.
Dumbledore miró a Sirius con respeto. No era un muchacho de 16 años con quien hablaba, no era un chico rebelde amenazándolo. No, era un hombre hecho y derecho, seguro de lo que dice, dispuesto a defender lo que quería. Por la manera en que Sirius dijo esto se ganó (sin saberlo) el respeto de Dumbledore, quien lo dejó diciéndole que él hablaría con Sara, y que el suceso de esa noche debía quedar en el olvido.
Dumbledore tenía la esperanza de que cuatro años fueran suficientes para acabar con aquella locura o bien, para que los rumores sobre los movimientos de Tom se desmintieran, pero si eran verdad, no podía permitirlo por nada del mundo.
Cuando bajaron ya sólo quedaban los regalos de Sara por dar y entregar. Primero entregó los suyos. A Tonks le regaló un espejo pequeño mágico que funcionaba como experto en moda y servía de asesor de imagen. A Bill le regaló una chaqueta de piel de dragón, a Charlie unas botas de cuero, a Ginny una túnica de gala de su propio diseño, a la señora Weasley la biografía de Gilderoy Lockhart edición especial con álbum de fotos incluida, al señor Weasley una agenda electrónica que prometió ayudarle a manejar, a Lupin le regaló una túnica nueva gris y un libro sobre fenómenos celestes del que habían hablado de una vez, a Dung un reloj mágico con detector de peligros, a Hermione la colección completa de libros de magia moderna de la editorial LungMoon especial para la preparación de los EXTASIS. Dejó para el final cuatro regalos.
Se acercó a Harry y a Ron con dos sobres en la mano. Ellos los abrieron con curiosidad y lanzaron una exclamación de alegría.
- ¡Entradas para la final del campeonato de invierno de Quidditch! ¡Los Chudley Cannons contra los Tornados! ¡Eres lo máximo! – Ron no cabía en sí de la emoción. Harry no sabía que decir.
- Sí – dijo Sara feliz del efecto causado – alguien me dijo que es la primera vez en 50 años que los Cannons llegan a la final y supuse que un par de fans como ustedes querrían verlo. Es una semana antes de la entrada a clases y son tiquetes dobles, pueden llevar a quien quieran.
Después de se dirigió a los gemelos y les dio a cada uno una llave pequeña.
- ¿Qué es esto? – preguntó Fred.
- Una llave – dijo Sara como si le hubiera preguntado lo más tonto de este mundo.
- ¿Y que abre? - preguntó George
- Su nuevo local en Hosgmeade.
- ¿¿¿QUÉ??? – la exclamación salió a la vez de las bocas de los gemelos.
- Sí, local de tres pisos, a la mitad de la calle principal. Antes fue una tienda de túnicas moderna que no pegó mucho.
Los gemelos casi ahogan a Sara con sus abrazos.
Finalmente se acercó a Draco, y le dio un paquete. Draco lo abrió y encontró dos cosas: un libro y una llave.
El libro se titulaba: 1000 cosas que debe saber un mago para entender a un muggle y tenía escrita una dedicatoria por parte de Sara: "A mi amigo, para que entienda las cosas que le digo".
La llave era pequeña y dorada.
- ¿Qué abre? – preguntó Draco extrañado
- La casa.
- ¿La casa?
- Sí, me dijiste que no era tu casa porque tenías que llamar para entrar, así que rompí el hechizo de la puerta y ahora como una casa normal tiene llavín y esa es tu llave.
- ¿Mi llave?
Sara lo abrazó, consiente de que él no la abrazaría frente a tanta gente.
- Gracias – le murmuró él al oído.
Sara se separó de él con una gran sonrisa. En ese momento Tonks dijo que mejor le daban a Sara los regalos, porque eran muchos. Así que se acercó a ella con el suyo. Sara lo abrió y sacó lo que parecía un prisma de cristal.
- ¿Qué es esto? – preguntó Sara viéndola con curiosidad.
- Es un falsoscopio de bolsillo o chivatoscopio, como prefieras- dijo Tonks – suena cuando hay alguien que no es de confianza.
- ¿Puedo verlo? – preguntó Harry alargando la mano, pero Draco lo tomó sin decir nada y le dio una vuelta en la mano.
- Parece que no funciona – dijo Ron por lo bajo
- Malfoy, creo que yo lo pedí primero – dijo Harry molesto.
Draco se lo dio –más bien se lo tiró- y para sorpresa de todos al cogerlo Harry empezó a sonar como loco. Harry alzó la vista asustado y Draco y Tonks soltaron la risa.
- ¡Muy buena primo! – dijo Tonks en medio de sus carcajadas. Tardaron un rato en calmarse.
- Debiste ver tu cara Potter – dijo Draco como un minuto después, cuando se le bajo la risa.
- Se me había olvidado que tu los conocías – dijo Tonks tomando el falsoscopio de manos de Harry. Dejó de sonar de inmediato.
- ¿Van a explicarnos que fue eso o qué? – dijo Sara que estaba apunto de reírse porque las risas eran muy contagiosas. Algunas personas como Shacklebolt sonreían, pues habían entendido la broma.
- Es un falsoscopio doble, también sirve para gastar bromas – dijo Tonks dándoselo a Harry de nuevo, esta vez no sonó – en la base tiene un botoncito si está suelto funciona de verdad, pero si se presiona, a la próxima persona que lo coja le va a sonar fuertísimo. Yo tenía uno de pequeña, y Draco parece recordarlo muy bien. Y hablando de Draco...
Tonks le dio un regalo envuelto en papel verde satinado. Draco lo abrió con cuidado, como si temiera que fuera una broma. Era un espejo detector de enemigos.
- Parece que andabas en Catch-it – dijo Draco tratando de verse en el espejo sin éxito.
- Sí, tenían una feria especial – dijo Tonks que parecía realmente feliz de sus compras, al ver la cara de Sara y Harry les aclaró – es una tienda especializada en herramientas para detectar magos tenebrosos, la favorita de los aurores.
Sara siguió abriendo regalos. Los señores Weasley le regalaron el clásico suéter Weasley y una caja de las mejores galletas mágicas. Ginny le regaló un CD de música variada muggle diciendo que Hermione la había ayudado a escogerlo. Bill le regaló un colgante con un colmillo muy parecido al de su arete, Charlie unos guantes de piel de dragón neocelandés. Finalmente Harry, Ron y Hermione se le acercaron con una gran caja.
- Estuvimos investigando – dijo Harry tras intercambiar una mirada con ellos tres – y descubrimos que tu no eres la única bruja con gran interés en los aparatos muggles.
- Y descubrimos que hay un grupo de magos (a los que nadie les quiere hacer caso) que han estado desarrollando algunos de esos aparatos – dijo Ron en voz baja.
- Y que buscan magos o brujas dispuestos a ayudarlos en el proyecto – dijo Hermione – y pensamos que a ti te gustaría y que sería el regalo perfecto para ti.
Sara se agachó junto a la caja y rompió la envoltura. Gritó tan fuerte que la mayoría se sintió aturdido.
- ¡Un televisor! Pero ¿Cómo? ¿Funciona?
- Con cinco señales nada más – dijo Hermione- son las que han conseguido capturar.
- Señales piratas – dijo Sara entusiasmada y después empezó a brincar y a gritar.
Draco se acercó a Harry y ellos por detrás y les dijo:
- Espero que sean consientes de que es culpa suya que perdiera la razón. Ustedes no tienen que vivir con ella, pero ya se los cobraré.
Sara parecía haber alcanzado la gloria. Cualquier muggle que haya sido apartado del todo de la televisión por cuatro eternos meses la entendería.
Pero esa era la menor de las sorpresas que le esperaban. Dumbledore, que había permanecido desapercibido –de hecho Sara no había notado que estaba allí- se acercó a ella con una pequeña caja en la mano y se la dio, diciéndole:
- Hace muchos años ya tu padre le dio esto a tu madre, y ella me lo dio para que se lo devolviera después de que se habían separado por primera vez, pero Fawkes me lo arrebató y no me lo devolvió hasta hoy, para que te lo diera.
Sara abrió la cajita intrigada y se encontró con un anillo que tenía una B dorada sobre un escudo de armas. Miró a Dumbledore sin aliento.
- Es el sello de la familia Black, es la tradición que el hijo mayor de la familia lo lleve. Sirius lo tenía y se lo había dado a Sara pero ahora, la mayor de la familia eres tu. Con él puedes probar que eres una Black, y mientras lo lleves nadie te puede negar ni tu apellido ni tu fortuna.
Sara se puso el anillo altamente conmovida. Lupin se acercó y le tomó la mano para verlo.
- Sirius siempre lo usaba antes de dárselo a ella – dijo con tono melancólico – era para fastidiar a su hermano, pero en fin...
- Creo que ya es hora Remus – dijo Shacklebolt avanzando hacia ellos.
- Sí, Kinsgley – dijo Remus mirando a Sara – Sara, la Orden se puso de acuerdo para hacerte un regalo muy especial. Síguenos, por favor.
Sara lo siguió intrigada y el resto con bastante curiosidad de ver su reacción. Lupin abrió una puerta y Sara entró. En el centro de la habitación había una moto.
- ¿ES MÍA? – gritó Sara abalanzándose sobre ella - ¡UNA MOTO!
- No es sólo una moto – dijo Lupin – es la moto de tu padre, con unos cuantos bastantes arreglos.
Sara se llevó las manos a la boca profundamente emocionada.
- ¿Aun vuela?
- Mejor que nunca. Además tiene los últimos dispositivos de invisibilidad y ocultamiento.
- ¿Me dejarán usarla?
- Ya hablaremos de eso – dijo Dumbledore.
Sara se subió en ella apunto de llorar. La moto de su padre... no podía creerlo.
- Pero ¿cómo...?
- No preguntes – dijo Lupin – pero eso no es todo. Kingsley y yo les preparamos algo muy especial a Harry y a ti. Kingsley...
Lupin se acercó a Sara con un paquete en la mano y Shacklebolt a Harry. Sara abrió el paquete con manos temblorosas. Parecía un libro, tenía cubiertas doradas y escrito en relieve el nombre "Sirius Black". Sara lo abrió, no era un libro. Era un álbum de fotos. Por primera vez, en toda su vida, Sara vio a su padre. Antes de que se diera cuenta rompió a llorar.
Sirius espero a que llegara James. Finalmente lo vio entrar con Lily y darle un beso de despedida. Cuando subió al cuarto se encontró a Sirius esperándolo.
- Tengo que hablar contigo – le dijo Sirius serio.
- ¿Por qué? ¿Acaso ahora te interesa lo que tenga que decirte?
- Tal vez.
- ¿Qué pasa, Black?
- Lo siento, no debí portarme así, estaba pensando en otra cosa y estaba de mal humor – Sirius dijo todo eso como si fuera enumerando lo que decía, pero James sabía que era sincero: Sirius nunca pedía perdón de esa manera tan directa a nadie que no fuera James.
- Querrás decir "estaba pensando en Sara" – dijo James – no te preocupes, cuando la besaste frente a todo el colegio me di cuenta de que hoy no andabas bien de la cabeza.
- Tenía que hacerlo – dijo Sirius rememorando el beso – pero Remus tiene razón y he sido muy injusto contigo, porque tu estás siendo muy feliz ahora y yo no he compartido tu alegría, y quiero que sepas que realmente me alegro por lo de Lily.
- Gracias – dijo James sonriéndole – me alegra oír eso. Eres la primera persona con la que quería compartir esto, tu sabes lo que significa para mi ella.
- Sí, lo sé, tal vez mejor de lo que crees – dijo Sirius
- Pues bien, ¡ha aceptado ser mi novia!
- ¡Excelente Cornamenta! – dijo Sirius con una explosión de alegría sincera dándole un abrazo – me alegra que uno de nosotros haya conseguido la chica que quería.
James lo miró atentamente y comprendió.
- Creo que yo también te debo una disculpa – dijo James serio – he pasado hablando sobre Lily todo este tiempo, sin considerar lo que podía significar para ti, con todo lo que a ocurrido con Sara.
- Bah.. no importa – dijo Sirius restándole importancia al asunto.
- Sí, importa, porque he sido un mal amigo todo este tiempo.
- Como quieras, entonces – dijo Sirius encogiéndose de hombros – pero lo de Sara y yo es historia.
- ¿Historia?
- Sí, hasta dentro de cuatro años.
Sirius le contó su conversación con Dumbledore y después James le contó todo lo que había pasado con Lily.
Al día siguiente los murmullos persiguieron a Sirius por los pasillos, pero no les hizo caso, nunca les hacía caso de hecho, aunque le encantaba saber que estaban hablando de él.
En la tarde, mientras Lupin estaba estudiando en la torre y James estaba con Lily, Sirius fue a devolver unos libros a la biblioteca. Ahí se topó con Sara que lo miró con algo de vergüenza (por los murmullos que pudo oír de los estudiantes detrás suyo) y con una tímida sonrisa.
- Hola – dijo acercándose a ella.
- Hola. ¡Feliz Navidad!
- Gracias, igual – dijo Sirius no muy seguro de que le iba a decir – este...
- Dumbledore me contó de su conversación de ayer.
- Oh.
- Y creo que tienes razón – dijo Sara con una sonrisa que demostraba seguridad y un tono de discurso preparado – eso de seguir adelante. En este último año no hemos hecho ningún progreso y si lo nuestro no va a ningún lado mejor dejarlo atrás. El beso de anoche fue maravilloso, pero estoy de acuerdo con hacer como si nunca hubiera ocurrido. Se necesita valor para hacerlo, pero me parece bien que se te haya ocurrido. Yo no habría tenido el valor de proponerlo.
- Eh… – Sirius se preguntó que rayos le había dicho Dumbledore.
- ¿Pero sabes que es lo que más me gusta de toda tu idea? – Sara lo miró pícaramente.
- Ni idea
- Que si tenemos que olvidar lo que pasó anoche, aún te debo un beso.
Sara se fue dejando a Sirius bastante confundido, ¿qué demonios le había dicho Dumbledore? Además estaba un poco dolido, Sara no parecía lamentar el hecho de dar por terminado lo de ellos y ella parecía darlo por terminado para siempre.
Sirius no sabía cuanto daño le estaba causando esa idea a Sara, porque su carácter, a veces tan endeble y a veces tan orgulloso, había optado por esto ultimo, pues si Sirius estaba dispuesto a dejar lo de ellos atrás sin problema, no era ella quien se iba a dejar llevar por sentimentalismos y si él podía actuar como si nada hubiera pasado ella también.
Sólo una persona se dio cuenta de que esa tranquilidad y seguridad eran ficticias. Ese fue Severus Snape. Sara, como siempre oyó atentamente sus comentarios y consejos y luego le dijo que no era cierto, que ya Sirius estaba en el pasado.
Sirius por su parte le contó a sus amigos lo sucedido y ninguno hizo mayor comentario que el "ya era hora, era lo correcto, amigo" de James, a quien nunca le agradaría Sara. Pero Lupin miró a Sirius con una expresión que a la que nadie prestó atención, pero en la que se leía una perfecta lástima e incredulidad, no, Sirius nunca iba a superar lo de Sara.
Sara podría haber pasado todo el día viendo las fotos de su padre. Era tan guapo, tan maravilloso, mil veces mejor de cómo se lo había imaginado.
Su madre al irse había dejado muchas cosas, entre ellas una caja de fotos. Gracias a estas Sara había reconocido sin problemas a Dumbledore cuando llegó a buscarla, a Snape cuando lo vio en los pasillos e incluso a Harry, por su parecido a su padre. Sin embargo, su madre –egoísta hasta el final- se había llevado consigo todas las fotos de Sirius.
Sin embargo no pasó todo el día viendo las fotos. Tenía que hablar con Dumbledore. En unos cinco minutos le contó lo ocurrido el día anterior. La reacción de Dumbledore fue igual a la de Lupin.
- ¿Por qué estabas ahí?
Sara lo miró suspicazmente.
- Si soy sincera con usted, ¿lo será usted conmigo?
- Yo no suelo mentir, prefiero callar.
- ¿Y piensa callar algunas cosas durante nuestra conversación?
- Si es necesario.
- Bien, me perdonará entonces que actúe de igual forma – Sara solía utilizar con Dumbledore una forma de hablar muy formal, como la de los libros de la época de la corte que estaba acostumbrada a leer.
- Bien, pero evitémoslo lo más posible.
- De acuerdo. Neville me escribió invitándome a ir.
- ¿Por qué te invitó?
- Porque yo se lo había pedido, se puede decir – Sara sostuvo la mirada a Dumbledore.
- ¿Por qué querías verlos? ¿Sabías de la amistad de tu madre con Alice?
- No – dijo Sara – sabía de su amistad con Alice Boulle, pero hasta ayer no supe que ese era el nombre de soltera de la madre de Neville. No las había relacionado.
- Ya te habías interesado antes por el tema, si mal no recuerdo me preguntaste que había sido de Neville Longbottom cuando te conocí.
- Sí – dijo Sara sonriendo - a mamá, si le preocupaba algo cuando dejó el mundo mágico, aparte de papá, era que pasaría con Neville.
- ¿Sabes porqué?
- Porque creía que iba a ser muy importante en su momento, creo. Mamá tenía mucha esperanza en él, aunque no sé de que.
- Bien, aún no me has contestado, ¿porqué querías verlos?
Sara lo miró dudosa. No iba a decirle así porque así.
- ¿Es eso importante?
- Sí, porque si tenías alguna intención de rebelar algo viéndolos se puede haber canalizado mejor el poder de Legimency.
- Pues fue eso, aunque no me llevó a lo que quería saber. ¿Soy entonces una Legimency natural, como ella?
- Deberías serlo, al menos, pero a tu madre se le despertó hasta los 17 años.
- Tengo habilidades más desarrolladas que ella – dijo Sara basándose principalmente en lo que le habían dicho los profesores hasta el momento – ella nunca controló tan bien como yo el aparecerse y desaparecerse y era un desastre total con la varita.
- Sí, se supone que es normal que cada fénix sea más poderosa que la anterior, pero en tu caso hubo una perdida importante de camino.
- Ya lo sé – dijo con furia Sara – Voldemort. Y él tomó gran parte del Legimency.
- Sí, pero tu madre aun así seguía siendo la mejor.
- Bueno, ¿y cómo lo controlo? – dijo Sara con indiferencia en lo relativo a lo buena que era su madre – no quiero andarme metiendo en la mente de la gente sin control.
- Es cuestión de práctica. Además debemos saber si eres igual de buena en Oclumency que ella.
- Bueno, eso es todo entonces – dijo Sara levantándose para volver a su cuarto, pero Dumbledore la detuvo.
- Entonces, ¿por qué le pediste a Neville ver a sus padres?
- Eso no fue lo que le pedí. Le pedí información sobre lo que les pasó.
- ¿Para que?
- Cultura general.
- Sara...
- Usted se supone que es muy listo ¿no? Debería entonces usted saberlo.
- Tengo una teoría, pero me complacería que tu misma me lo dijeras.
- No es mi primera preocupación complacerlo, señor, así que si me disculpa...
- Bellatrix Lestrange, esa es la razón, ¿no? – dijo Dumbledore deteniéndola de nuevo en su camino a la puerta.
- Sí – Sara lo miró retadora.
- ¿Qué es lo que pretendes, Sara? – dijo Dumbledore levantándose a su vez.
- Lo que cualquiera en mi lugar pretendería.
- No puedes hacerlo.
- Voy a hacerlo. Esto es cosa mía, Dumbledore, no se meta, por favor.
- La venganza nunca es una respuesta, tampoco una solución.
- Lo sé, la venganza es eso, venganza – Sara estaba muy hermosa en esos momentos, erguida con dignidad y coraje, en esos momentos nadie podía negar su porte de princesa – y ella mató a mi padre. Bellatrix Black ha hecho mucho daño, y es hora de que pague por sus acciones.
- ¿Y crees tan firmemente en eso que tuviste que buscarle justificación en la tragedia de Neville?
- Esto es algo entre Bellatrix, Neville y yo.
- ¿Y como piensas vengarte? – preguntó Dumbledore – si se puede saber.
- Como dije, eso es entre ella y yo, no es asunto suyo, no se meta en esto.
- La venganza no es justa, Sara. ¿Piensas prenderle fuego la primera vez que la veas?
- Claro que no – exclamó Sara – ya la vi una vez. No, cuando la enfrente será como lo hizo mi padre: con una sonrisa en la boca y una varita en la mano. No usaré mis poderes, ni mi fuego. Será un duelo igualado. Ella con sus artes oscuras, yo, con mi poder. Esa será la diferencia entre las dos.
- Sara, ¿realmente crees...?
- Dumbledore. Lo digo por tercera y última vez. Lo he dejado meterse en mi vida, llevarme lejos del mundo que conocía, le he contado cosas que no tenía que contarle y le he hecho caso en muchas cosas a pesar del desagrado que he experimentado hacia ellas. Bellatrix es cosa mía, no se meta en esto, porque no voy a permitírselo.
Sara se fue y Dumbledore la miró salir tristemente.
El resto del año pasó sin mucha novedad. James y Lily tenían una relación bastante sólida, aunque no descartaba que tuvieran fuertes peleas de cuando en cuando. Sirius, fiel a su palabra trataba de seguir como si nada hubiera pasado y la verdad el club de estudio lo tenía muy ocupado, a pesar suyo.
Sara estaba al borde de la histeria por los TIMOS y la verdad perecía poco probable que los aprobara con buenas notas. Dumbledore, exasperado por esto decidió buscarle un tutor entre los alumnos, que la pudiera entender mejor y la ayudara a estudiar. Sirius definitivamente habría sido el mejor, pues Sara siempre le había entendido y definitivamente no afectarían sus propios resultados, pero era tentar mucho a la suerte. Su siguiente candidato fue James Potter, pero Sara lo odiaba, y parecía ser mutuo. Así que la ganadora del puesto fue Lily Evans.
Lily estuvo apunto de negarse, pero tenía muy buen corazón para ello. Además, ella manejaba la materia de los EXTASIS desde hacia dos meses, y apenas faltaban tres semanas para las pruebas.
- ¡Nunca lo dominará! – decía exasperada Lily a James una tarde en la sala común al llegar de la casa de Sara y encontrarlo jugando gobstons con Sirius. Llevaban una semana de intentar sin éxito que Sara dominara los hechizos de desaparecer cosas.
- Está en su sangre que nunca lo hará – dijo James tranquilamente – no te preocupes por ella. Tu lo harás perfectamente, y eso es lo que importa.
- James, ¡cómo puedes decir eso! – Lily parecía realmente preocupada por su pupila.
- Ella puede hacerlos – dijo Sirius interviniendo – sólo dile que haga el hechizo reductor y no se contenga, como si lo estuviera haciendo mal.
- Eso es una tontería, Sirius – dijo Lily a quien Sirius le caía ahora mucho mejor que años anteriores.
- Yo sólo decía – dijo Sirius con una expresión de "allá tu".
Lily no creía que aquel consejo de Sirius funcionara pero al límite de la desesperación fue a ver a Sara y se lo dijo. Tras unos cuantos nuevos intentos lo logró. Lily no podía creer lo que veía.
- ¿Pero, cómo...?
Si en la práctica Lily no era tan buena explicando como Sirius, sí que era muy buena en lo teórico, y Sara pasó las semanas anteriores a los TIMOS estudiando de firme, bajo su dirección.
- Me desespera – confesó Sara a Snape – siempre tan correcta, tan paciente, tan perfecta... es enfermiza.
- Es una orgullosa sangre sucia – dijo Snape con desprecio – no la dejes que te frustre.
- La verdad me a ayudado mucho, ahora tengo más posibilidades de conseguir suficientes TIMOS. Es una buena chica, ese es el problema, demasiado buena.
Finalmente el día de los TIMOS y los EXTASIS llegaron. Sirius estaba seguro de que lo había hecho bien y tendría puros Sobresalientes, exceptuando en Defensa Contra las Artes Oscuras, y no porque no supiera hacer lo que le pidieron.
Ese fue el último EXTASIS práctico, y se llevó acabo al mismo tiempo que el TIMO de la materia. Cuando Sirius llegó a hacer el suyo, Sara estaba presentándose en el cubículo de al lado, bajo la mirada de Sydney, que estaba allí con un único motivo: poner nerviosa a Sara. Lo estaba consiguiendo. Sirius tuvo que agacharse junto con el mago aplicador que le había correspondido cuando el hechizo paralizador de Sara había -inexplicablemente- tomado una ruta alterna a la señalada por ella. Sirius comprendió la mirada de desesperación de Sara en dirección a Sydney y decidió hacer algo al respecto, por lo que el primer hechizo de ataque que le pidieron, en lugar de dirigirse al objetivo de la prueba se lo lanzó a la profesora.
Sara le envió una mirada de gratitud tal que Sirius sintió que realmente había valido la pena sacrificar un sobresaliente por un excede expectativas. Por su parte, Sara halló tanta confianza en la mirada de Sirius que incluso tenía probabilidades de no haber reprobado el examen por lo bien que hizo los últimos ejercicios.
Los resultados de los TIMOS los entregaban hasta vacaciones, pero los EXTASIS se entregaban una semana antes de fin de curso, para llevar acabo el último día la graduación.
Lily y James sacaron Sobresaliente en todas las materias. Sirius y Lupin sacaron sobresaliente en todo menos en una: el primero en defensa (como ya sabía) y el segundo en pociones, que nunca habían sido su fuerte. Snape aprobó con una gran colección de Excede Expectativas y Aceptables, más un Sobresaliente en Defensa y Pociones. Peter aprobó con una serie completa de Aceptables.
La graduación fue al día siguiente de la cena de fin de curso. Los de sétimo año nunca volvían en el tren con el resto, porque la graduación era al día siguiente. Sara tampoco volvió al Valle de Godric, porque Snape la había invitado a la graduación.
Explicar la ceremonia llevaría mucho rato. Las familias estaban presentes (sobra decir que los Black brillaron por su ausencia). Lily fue la encargada de hablar a la generación y Dumbledore dio un inspirador discurso sobre como iba a cambiar su vida de ahora en adelante y cómo debían luchar por salir adelante. Finalmente dio por terminado el curso lectivo.
Llegó el momento de las despedidas. La familia de Snape tampoco había llegado. Sara lo abrazó fuertemente.
- Muchas felicidades – le dijo con una voz que más que felicidad parecía de alguien apunto de llorar.
- No te pongas así – le dijo Snape.
- ¿Cómo quieres que me ponga? – dijo Sara sonriendo con los ojos brillantes por las lágrimas – te voy a extrañar muchísimo. Eres el único amigo que tengo y el otro año voy a estar sola aquí, mientras tu andas en ese lugar extraño.
- Albania es el mejor lugar para estudiar las artes ocultas – dijo Snape – y no te preocupes, te voy a escribir a lo más a menudo que pueda, en serio.
- Y yo te escribiré mis problemas existenciales aunque luego te devuelva tu consejo con un "no, no es eso".
- Para no perder la costumbre.
- No sabes lo que has significado para mi estos dos años – dijo Sara negando con la cabeza – sin ti no lo hubiera soportado.
- ¿Quieres un último consejo antes de terminar el colegio?
- Claro.
- Despídete de Black y cierra definitivamente esta historia.
- Ya esta cerrada desde...
- Sara, en serio. Es probable que no se vuelvan a ver. Te arrepentirás si no lo haces.
- Severus...
- Ve. Yo te espero aquí.
Sara miró a Sirius que estaba al otro lado del salón con sus amigos y sus familias y estaba siendo calurosamente abrazado por la señora Potter.
Después de las habituales felicitaciones James llevó a Sirius aparte y le preguntó:
- ¿Vas a despedirte de Sara?
Sirius la vio abrazando a Snape.
- No lo sé, se supone que ya no hay nada entre nosotros...
- Tu lo has dicho: se supone. Ve y acaba con esto de una vez. Si dentro de un tiempo hay una nueva oportunidad, vale, pero no te vayas dejando todo en el aire. Simplemente, termínalo.
- Creo que tienes razón...- dijo Sirius viendo que Sara parecía querer acercarse a él – mejor voy de una vez. ¿Me esperan?
- ¡Claro que sí! Tu te vienes a celebrar con los Potter. Desde hace un año eres de la familia.
Sirius le sonrió y a su vez trató de acercarse a Sara. Finalmente se encontraron en el centro del salón. Se miraron sin saber que decirse. A ninguno le gustaba las despedidas. Sirius la vio más hermosa que nunca, con esa expresión de tristeza, dolor y alegría entre mezclada.
- Vamos a fuera – atinó a decirle. No quería hablar con ella en medio de toda esa gente.
Sara asintió y salieron juntos del salón. Se detuvieron en el vestíbulo que estaba vacío. Desviaron la mirada el uno del otro: el silencio era incómodo. Sara fue la primera en hablar:
- ¡Felicidades por los EXTASIS! Lamento lo del Excede Expectativas.
- Gracias, y por eso no te preocupes, valió la pena.
De nuevo se quedaron en silencio. Finalmente, Sara le dijo con un tono que denotaba que trataba de contener sus emociones:
- Te voy a extrañar.
- Casi no nos hemos visto este año, Sara, no creo que te haga falta – Sirius aún estaba un poco sentido porque ella hubiera aceptado así no más el fin de lo suyo.
- Una cosa es no verte y saber que estás aquí, otra muy distinta es que del todo no estés.
- Podemos estar en contacto... - sugirió Sirius con cierto dejo de esperanza.
- ¡No! – la exclamación de Sara fue tan vehemente que Sirius se hizo hacia atrás y frunció el ceño.
- Vale, vale, si no quieres saber de mi, tranquila.
- No es eso – Sara se acercó a él juntando las manos como si pidiera perdón - ¿no lo entiendes? Tu te vas a ver el mundo, a vivir tu vida y yo me quedo aquí estancada. Nunca voy a olvidarte de verdad si sigo sabiendo de ti a cada rato. Prefiero dejarme sólo tu recuerdo, que se volverá como una luz en el pasado, no una tortura en el presente.
Sirius le sonrió dulcemente, le tomó las manos. Sara lo sintió casi febril.
- Sí, lo entiendo. Yo también voy a extrañarte, nunca sabrás lo que fuiste para mi, Sara – Sirius se detuvo. ¿Por qué no se lo decía? ¿Por qué no le decía que la iba amar siempre? ¿Por qué no le decía que ella lo era todo para él? ¿Por qué no le decía que él la esperaría cuatro años o diez si era necesario? Antes de que se decidiera a decir algo ella habló de nuevo.
- Pero si nos viéramos de nuevo, que supongo que sería dentro de mucho tiempo –Sara parecía rogarle- prométeme que las cosas que pasamos aquí no nos afectarían, que podríamos ser amigos, que no me guardarás rencor por no haber peleado... por como acabó lo nuestro. Por favor.
Sirius la miró sintiéndose desfallecer: él nunca la podría ver como sólo una amiga, sin embargo:
- Te lo prometo.
Sara se sintió cobarde en ese momento. ¿Amigos? ¿por qué le decía que fueran amigos? ¡Ella quería mucho más de él! ¿Por qué no le decía que nunca iba a poder querer a alguien de la manera que lo quería a él? Antes de que Sara dijera nada más Sirius se alejó, no podía estar más rato con ella hablándole le amistad, no ahora.
Sara lo miro alejarse y de repente reaccionó, corrió hacia él, tocándole el hombro. Él se volvió y ella lo besó apasionadamente. Sirius le correspondió con más pasión todavía. Cuando se separaron Sirius vio lágrimas en los ojos de Sara.
- Adiós – le dijo Sara. Nunca ninguno de los dos pensó que esa palabra pudiese doler tanto.
- Adiós.
Sirius se acercó a los Potter sin dejar de ver hacia atrás y se fue con ellos en silencio, mientras Sara los observaba desde la entrada del castillo. Una lágrima rodó por su mejilla. Snape se acercó a ella por detrás y la abrazó mientras los veía irse.
Aquella fue la primera despedida dolorosa por largo tiempo que Sara y Sirius tuvieron que sufrir, pero no la última.
Dumbledore encontró a Sara en la sala con Bill, que le explicaba los dispositivos de seguridad que le habían instalado. Tenía un hechizo que evitaba a las personas resbalarse del asiento, lo que podía provocar desagradables accidentes si alguien por accidente se deslizara y se saliera de la moto al elevarse en el aire. Además, tenía un dispositivo de "desilusión", uno que lo volvía invisible a los ojos de los muggles y uno que la volvía totalmente invisible. Además tenía repelente de muggles, para que Sara la pudiera dejar estacionada en cualquier lugar sin peligro de que fuera robada o curioseada por un muggle y tenía alarma paralizadora, en caso de que cualquiera tratara de robarla.
Sirius había estado trabajando en ella el tiempo que estuvo encerrado y solo en la casa, ya que esperaba salir de nuevo algún día. Hagrid era el último en haberla usado y la había dejado bajo la custodia de Dumbledore, quien la había llevado a la Casa Black, tras la muerte de la señora Black.
Sara podía tener la moto, pero las condiciones que le puso Dumbledore y la forma en que se las dijo, le dieron a entender que él no había estado de acuerdo en que se la dieran.
Sus condiciones fueron bastante concisas:
1 Bill la enseñaría a conducirla.
2 No la usaría en el mundo muggle hasta que tuviera permiso de conducir, lo que no sería hasta que tuviera 15 años.
3 En el mundo mágico (o en el aire) podía usarla, pero con el dispositivo de invisibilidad total.
4 No podía usarla entre semana para salir del colegio, si la usaba los fines de semana debía informarle a Dumbledore que salía, adonde iba y a que hora volvía.
5 No podía prestársela a ningún alumno ni sacar a ninguno del colegio en ella.
Sara no rebatió las condiciones que acababa de decirle Dumbledore, y este no podía creer al verla tan tranquila, feliz y dulce cuando sólo unos minutos antes le hubiera dejado ver que planeaba matar a una persona, que tenía todo el propósito de hacerlo y que nada la detendría. ¿Se había equivocado respecto a ella?, o más bien, ¿habría tenido razón todo ese tiempo?
No quiso que Sara lo acompañara donde los Longbottom. Los Weasley se fueron con Harry y Hermione antes de medio día. Sara y Draco se quedaron a comer con Lupin y Tonks y se fueron antes del anochecer, aunque Sara tuvo que hacer varios viajes para llevar con ella todos los regalos, excepto la moto, que Bill le llevaría al día siguiente para darle su primer clase de vuelo.
Los días siguientes pasaron para Sara entre las siguientes actividades: lecciones con Bill, noches enteras viendo el álbum de fotos y también leyendo el diario de su madre en el que buscaba de pistas sobre Draco y Alice Longbottom. Tardes captando las débiles señales en su nuevo televisor y por supuesto hablando con Draco.
El resto de sus amigos estaba en la Madriguera y ella iba a visitarlos con frecuencia: nunca iba a olvidar el día en el que voló con Bill en la moto hasta ella. Fue un viaje largo y cansado, pero Bill la dejó conducir la mitad del camino. Era maravilloso, en realidad Sara no pudo encontrar palabras para describirle a Draco la sensación que producía, y ni siquiera se atrevió a decir en voz alta lo cerca de su padre que se había sentido.
Draco estaba un poco harto de oír a Sara hablar de Sirius: lo guapo que era, lo listo que se veía, etc... Sara se molestaba cuando las fotos se desaparecían, pero parecía apunto de llorar cada vez que la figura de su padre se detenía y saludaba, diciendo hola con la mano.
El álbum se dividía en varias secciones. La primera era de su padre de niño. Era un chiquillo encantador, con una pícara sonrisa y adorables ojos azules. Después venían fotos de un guapo adolescente de pelo negro largo y aspecto rebelde. Una de ellas en particular hacia que a Sara se le parara el corazón. Era la foto de un baile de Navidad, tomada por quien sabe quien (la mayoría de las fotografías provenían de los archivos de Kingsley Schaklebolt) en la que su padre se acercaba a una bellísima muchacha y le robaba un beso. Sara reconoció a aquella muchacha, se parecía mucho a ella para dudarlo: era su madre. Sin embargo, esa no era la única foto de ellos juntos, había otra sección de fotos de ellos dos, aunque Sara no se detenía mucho en esa parte, prefería las fotos de su padre y sus amigos y las de su padre solo, o con la moto. Las últimas fotos eran de su prendimiento, los archivos de prisión y finalmente los artículos publicados con motivo de su escape de Azkaban, donde se notaba el cambio tan profundo y marcado que se había realizado en su apariencia.
Las vacaciones estaban apunto de llegar a su fin y Sara empezó a repasar para las cada vez más próximas clases. Dumbledore además la sometió a distintas pruebas de Legimency y Oclumency, que dieron como resultado grandes dolores de cabeza para Sara y ninguna conclusión concreta. Sin embargo, eso cambiaría en los días siguientes, porque un siniestro plan, hecho a mucha distancia de donde se encontraban, tomó un nuevo giro.
- ¡No está funcionando! – decía una voz chillona al lado de Lord Voldemort, en aquel salón que ya conocemos.
- Paciencia, Colagusano – dijo la fría voz de su amo – la joven Sara parece ser un poco más como su padre que como su madre. Lo que le hace falta es persuasión. Si el joven Draco no resulta como queríamos en un inicio, apresuraremos el proceso. Bella, ¿estarías dispuesta a darle a la chica Black unos cuantos motivos para odiar a la Orden?
- Si así lo desea mi señor, será un placer – respondió la mujer a su lado.
- Bien. Lo que necesitamos es que pierda la confianza que tiene en la Orden, que debe ser mayor que la que tiene en Dumbledore, de la que nos encargaremos en su momento. La chica Black se crió entre muggles, lo mejor abría sido matar a la mujer que ejerció el papel de madre, pero la naturaleza débil de su especie se nos adelantó. Sin embargo, la providencia trabaja para Lord Voldemort, y quiso que en lugar de una víctima nos ofreciera cien – a continuación se inclinó hacia Bellatrix que temblaba de emoción, pues su señor le iba a encomendar una misión de confianza- Atacarás el orfanato donde estuvo esa chica y torturarás a los niños. Mata algunos, pero asegúrate de dejar testigos que le digan a la chica lo sucedido.
- ¿Qué planea conseguir con eso mi señor? – preguntó la voz Colagusano.
- ¿Dudas de mi plan? – la voz de Voldemort sonó atemorizante y Colagusano se estremeció – espero que no, pues serás parte en él. Infiltrarás la noticia de lo que va a suceder en esos bares de mala muerte, donde todos están demasiado borrachos para reconocerte, pero Dumbledore tiene espías. La noticia llegará a oídos de la Orden... pero un poco deformada: darás la fecha del día siguiente al verdadero. Cuando Sara sepa que la Orden sabía del ataque y aún así sucedió...
Voldemort se rió cruelmente.
- Sí, no puede ser tan distinta a Sara, cinco años son suficientes para que se impregnara de ella. Buscará culpables, serán ellos. Nosotros somos los malos por naturaleza, pero ellos es en los que confía... Bella, el último día antes de que vuelvan las clases lo harás. Forma tu equipo ese mismo día. Ninguno de los dos dirá nada a nadie, ni lo comentarán entre ustedes.
Bellatrix se estremeció con ira esta vez: ella nunca le hablaba a ese traidor que sólo estaba con su señor para no ser asesinado por sus antiguos amigos.
Voldemort confiaba en ellos dos, pues sabía que eran sus vasallos más fieles: una por amor-adoración, el otro, por miedo. Una moriría antes de traicionarlo, el otro moriría si lo dejaba, pues él o sus antiguos amigos lo matarían.
No cabía más que esperar...
Pues bien!!!!!!!!!!!!!!!!
Es un placer informarles que este fue el final de la primera parte: "Hogwarts el comienzo"
El próximo capítulo dará inicio a la segunda parte de la historia, llamada "Cosas del corazón".
Espero que les haya gustado, me muero por saber que opinan de la despedida de Sirius y Sara... ya saben lo que toca ahora.... ¡REVIEWS PLEASE!
Sara Fénix Black
